mayo 10, 2024

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#4 Tiempos

Una ciencia muy triste | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

El hombre llevaba allí, esperando el milagro, la bagatela de 38 años. Se dice rápido, pero en aquel entonces 38 años eran toda una vida.

Según la creencia de los judíos de la época, cada determinado tiempo –aunque nadie sabía con exactitud cuándo- un ángel bajaba a agitar con sus alas el agua de la piscina, y quienes se zambullían en ella justo en el momento en que el mensajero de Dios hacía su aparición, quedaban curados de sus males, cualesquiera que éstos fueran. Pero el hombre era paralítico y cuando con mucha dificultad alcanzaba finalmente la piscina, el ángel ya se había ido. Siempre era así, año tras año, vez tras vez.

Un día; sin embargo, alguien se acercó a este hombre y le preguntó:
«¿Quieres curarte?». Respondió el enfermo con marcada amargura: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando el agua ha sido agitada, porque mientras voy, otro entra antes que yo».

Le dijo entonces el extraño visitante: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». El hombre se levantó, conforme le había sido ordenado, tomó su camilla y ya se marchaba cuando escuchó esta severa advertencia: «Mira que ya estás sano; no peques mas, si no quieres que te suceda algo peor» (Cf. Juan 5, 1- 16).

El lector moderno se queda perplejo ante estas últimas palabras del Señor. En efecto, ¿qué tiene que ver el perdón con la salud, o, visto desde otro ángulo, el pecado con la enfermedad?

En tiempos de Jesús el hombre aún no había sido partido en alma y cuerpo (estas divisiones son de origen griego, no judío) y era evidente que lo que le sucedía en el alma repercutía más tarde también en su cuerpo, y viceversa. ¿Lo que sufría el paralítico del evangelio era, pues, una enfermedad anímica que no hizo más que exteriorizarse en la forma que ya sabemos?, ¿un mal anímico que luego se somatizó? Todo parece indicar que sí; de otra manera, Jesús se habría limitado a curarlo, omitiendo toda alusión al pecado y al arrepentimiento. De hecho, en otro lugar del evangelio, cuando los discípulos, al ver a lo lejos a un ciego de nacimiento, le preguntaron si éste había nacido así a causa de sus propios pecados o más bien de los de sus padres, Jesús les respondió de esta manera: «Ni él pecó, ni pecaron sus padres» (Cf. Juan 9,1).

¿Qué habría sufrido aquel paralítico en su niñez o en su juventud para acabar en el estado en que ahora se encontraba? Hoy esta evidencia de que «lo que afecta al alma afecta igualmente al cuerpo» se ha perdido casi por completo en los círculos más serios y científicos de la sociedad, y, así, vemos a psicólogos y terapeutas ocupados en curar los síntomas, pero olvidándose lindamente de las causas que los han originado.

Recuerdo la historia de una mujer separada de su marido desde hacía diez años. Su psicólogo le había recomendado un potente fármaco para combatir sus constantes ataques de angustia, pero ella seguía igual; había incluso repasado toda la farmacopea pertinente al caso, pero no por eso se sentía mejor. Ahora bien, no era necesario ser psicólogo para darse cuenta de que lo que esta mujer sufría era una enorme pena por haber abandonado a su esposo precisamente cuando éste más lo necesitaba y, sobre todo, por haber provocado que sus tres hijos crecieran


sin la presencia protectora del padre.

En casos como éste, ¿para qué sirve un antidepresivo? ¿Puede un ansiolítico curar la falta de amor, o la nostalgia, o la pena, o la culpabilidad, o el remordimiento? Pero a su psicólogo le parecía que no era de su competencia hacer juicios morales –aconsejándole volver a su casa-, de modo que se limitaba a extenderle una receta cada mes y a cobrar sus honorarios.

Otro caso. Un hombre, casi empujado por un terapeuta, abandonó a su esposa y a sus hijos para irse tras lo que él llamaba «el amor de su vida». El consejero le advirtió que debía hacerlo, pues uno tiene que ir siempre a donde el corazón nos lleve. Muy bonito, es verdad, y muy romántico. Pero me pregunto si los ataques de pánico que este hombre empezó a sufrir poco después no se debían, más que a otra cosa, al hecho de haber renunciado a sus deberes de esposo.

Muchas de estas curas psicológicas, como se las llama, ¿no se parecen al acto de barrer el cuarto para echar después la basura debajo de la cama?

Escribió hace poco la doctora Hellen Goodman, famosa psicóloga norteamericana: «La palabra mal no me viene fácilmente a la boca. Sin embargo, hay veces en las que uno se pregunta si el haber reemplazado el lenguaje de matriz religiosa por una terminología laica de mayor aceptación no haya producido, al mismo tiempo, una suerte de lobotomía moral. Pudiera ser que nuestro rechazo a expresar juicios morales nos haya hecho incapaces de expresar todo tipo de juicios».

Que la psicología haya acabado convirtiéndose en una ciencia como cualquier otra fue sin duda algo muy positivo; pero por haber renunciado a emitir juicios de valor acabó convirtiéndose, sin quererlo, en una ciencia muy triste (Theodor W. Adorno).

Así escribí hace muchos años en Tiempo y silencio [Madrid, Fundación Emmanuel Mounier, 2006], y lo que dije entonces lo digo ahora, pues las cosas no han cambiado nada desde entonces: «La psicología ha renunciado a abordar los problemas éticos que subyacen a muchos problemas psicológicos para ocuparse únicamente de la motivación de sus pacientes… Lo que en la actualidad busca la psicología es que las personas se mantengan en pie y trabajando, aunque sus problemas más hondos –que casi siempre son de carácter ético o religioso- permanezcan sin resolver. Cómo mantener el equilibrio en medio del caos: he aquí no sólo el subtítulo de un libro de Arthur Jeon acerca de la difícil vida en la ciudad (Dharma urbano), sino el programa general de la psicología en tiempos posdemocráticos y posmodernos».

Lee también: La atención | Columna de Juan Jesús Priego

#4 Tiempos

Campañas calurosas | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

De acuerdo al juego de la lotería, ¿qué tan pobres debemos ser los mexicanos para que nos den semejante y despiadada cobija?

Hijos de “cuando calienta el sol aquí en la plaza”: Es viernes de festejar a las que nos dieron su vida su amor y su espacio, como diría la clásica melodía diezdemayera, pero también es viernes de apuntes que se entregan ahora, justo cuando ya bajó el sol.

Esta entrega, si me lo permite usted, esta integrada por seminotas o “semitonos”por Bemoles, pues. Para poder abordar temas variados, como canasta de taquitos en sudor: hay de todo.

Viene Claudia Sheinbaum

En exclusiva le adelantamos que la aspirante a la presidencia por Morena vendrá la capital potosina entre el 15 y 25 de mayo como parte de su gira de cierres de campaña.

Muy probablemente el escenario para su masivo sea el estadio 20 de Noviembre (al que habrá que valorar minuciosamente por la seguridad tanto de la aspirante como de los 15 mil asistentes que se esperan). Esta será muy seguramente la última vez que pise SLP en su calidad de candidata, y será ocasión para que sus aliados candidatos, tanto verdes como guindas, se comporten a la altura porque tendrán que compartir evento tanto los que van juntos, como los que no van revueltos.

Encuestas

Respecto a las preferencias electorales al Senado de la República, estos días circularon dos encuestas, la del periódico Reforma, que fue la que tuvo mayor penetración, y la de Arias y asociados.

La primera coloca al Partido Verde, con una ventaja de casi 20 puntos respecto de la formula de la alianza PRIAN, misma que está empatada según el estudio, con la fórmula de Morena. Lejos el PT.

Otra encuesta que circuló fue la de Arias y asociados, en la que también ponen un primer lugar al Verde, en segundo al PRIAN y en tercero, pero con una marcada diferencia, a la fórmula de Morena.

Hay que destacar en el análisis de estos ejercicios demoscópicos que la fórmula verde de Ruth y Gilberto comenzó esta carrera en tercer sitio, y que por cada punto que perdió la fórmula de Morena, de Rita y Nacho, como la de Verónica y Jaime, fueron los mismos que ganaron los del verde, que remontaron y aplicaron aquel viejo adagio “Caballo que alcanza gana”.

Para este caso, ya el caballo los alcanzó y los rebasó por casi 20 puntos. Al menos en este momento.

Pero… no solo de encuestas vive el hombre.

Y es que hay que recordar que la movilización que los políticos llaman del “día D” también cuenta (cuánta soberbia como para comparar una elección al desembarco del 44, pero bueno)

Lo mismo que la suerte que han corrido algunos candidatos a alcaldes y diputados locales, que han dado la sorpresa y que están moviendo las preferencias.

En todo caso, y desde la humilde opinión de este espacio, la elección del senado se convertirá en una de tercios, y es justo ahí donde se encuentra la apuesta más grande y que explico en el siguiente Bemol:

“No es lo mismo me río en el baño, que me baño en el río”.

Hay que revisar el lugar donde se esconde el diablo, es decir, los detalles: no es lo mismo que llegue al senado en primer lugar la fórmula del Verde a que llegue en primer lugar Morena, aunque ambos sean aliados de Sheinbaum.

Tampoco es lo mismo que la mayor cantidad de votos que se aporten para la candidata presidencial sean del Verde, a que sean de Morena.

Este par de “pequeños detalles” alteran tableros tiros largos de frente al próximo sexenio federal y por supuesto, rumbo a la elección del 2027 en San Luis Potosí.

Aunque el Plan C sea un éxito, serán ese par de consideraciones, las que definan en la realidad “quién ganó” en San Luis.

¿Y Verónica Rodríguez?

Aunque lo niegue tres veces antes de que cante el gallo de la pasión, o digan una y mil veces una verdad a medias, la realidad es que la candidata, mi amiga, y su supuesto (subrayado y con negritas) “enemigo” Xavier Azuara, saben perfectamente que la asamblea permanente del PAN del 22 de enero, fue un tremendo desastre,

y que ella ni siquiera fue votada por sus compañeros panistas.

Pero sobre todo, saben que tarde o temprano el CEN nacional o local, tendrá que entregar por una u otra vía el acta en la que consta que David Azuara fue vencido por Santiago Zamanillo y que en el caso del Senado, se burlaron los derechos de una empresaria, Imelda Martínez, a la que invitaron para simular una cuota ciudadana.

Al final de cuentas, seguramente repondrán el proceso y seguirán siendo candidatos tanto Vero como David (si es que no antes el tribunal de la sala de MTY los tumba) pero ¿a qué precio? ¿Será que se prefiere ganar a pesar de lo que sea, a perder con dignidad?

Con claridad hay que decir que el asunto no está cerrado y que la fórmula sigue en la jugada.

Superar el empate técnico con Morena es su misión en estos últimos 20 días de campaña, y convertirse en primera minoría (que es como ganar perdiendo) es el único escenario en el que Verónica Rodríguez podría asegurar su escaño en el senado. Ya veremos si Morena se deja. Hay que recordar aquel refrán: “lo que mal empieza, mal acaba”

Morales

Paseando por el muy seco parque de Morales se me ocurrió que una estrategia retorcida para polarizar, apretar los números, influir en la percepción, abrir la caja de Pandora de las especulaciones y sacar taco de raja política electoral, sería la de ocasionar un escenario de enfrentamiento abierto entre el gobierno estatal y el gobierno municipal (el de Galindo con licencia, no con el de Daniela que es de “te lo encargo tantito”)

Lo que no se me ocurrió, ni me pude contestar es ¿a quién beneficiaria dicho enfrentamiento y como para qué?

Yo creo que ni Ricardo el gobernador, ni Galindo el alcalde con licencia, tienen ni tiempo ni ganas de distraerse en afrentas o infiernillos de caja de cerillos.

Más paseo

En el mismo paseo, pero ya rumbo a la colonia Polanco (como por Nereo Rodríguez Barragán) también se me ocurrió en contraparte, que la elección podría cambiar de matiz y de rumbo, si se deja ver la posibilidad, real o ficticia, de un rompimiento entre el grupo de Sonia con el grupo del partido que la propone.

Lo bueno que ninguno de los escenarios fueron reales. Prometo ya no pasear tanto y ponerme a trabajar.

Para terminar, una duda:

¿Por qué razón se cambió al suplente del candidato al V distrito federal, Daniel Guillén?

Desde hace unos pocos días, su nuevo suplente es Eloy Franklin Sarabia, actual dirigente del partido que, por cierto, tiene un gusto exquisito en el uso de sus calcetines.

Si alguien sabe la respuesta, que me la diga.

Hasta la próxima mi muy querido y Culto Público.

Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Tres tipos en el estadio | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Siempre es bueno recordar que se dijo que hay tres tipos de asistentes a un estadio cuando ahí se practica el futbol.

Primero hay que señalar al más importante, el aficionado, ese que va al estadio pagando un boleto, ese que va a disfrutar (o a enojarse, depende sea el caso) mientras muy probablemente toma alguna bebida y come algún banquete de tribuna, el aficionado grita, se emociona, se enoja, celebra pero sobre todo convive, se vuelve uno con la masa y puede intentar ser crítico aunque muchas veces solo alcanza el estatus de criticón. El aficionado es el más importante porque es el motor del espectáculo, sin el aficionado que paga un boleto, no podría esto existir.

Después viene el hincha, ese que va al estadio sintiéndose el jugador número 12, tienen sus rituales e incluso se sienten tan protagonistas que piensan que los triunfos llegan gracias a su “awante”, el hincha no escatima en aliento, canta, brinca, ondea banderas y exige a otros que hagan lo mismo, como si dejando de brincar fuera lo necesario para perder un partido. El hincha no entiende razones, solo quiere ganar, no le importa como, solo quiere celebrar los goles que muchas veces ni ve, está tan preocupado por alentar que se pierde la mayoría de las jugadas.

Por último está el conocedor, ese que prefiere estar en las cabeceras del estadio para intentar entender el parado de los dos equipos, ese que es metódico y estudioso, ese que se pone a adivinar el siguiente cambio o el porque el equipo rival juega con doble nueve y nosotros con linea de 5. Contrario al aficionado, el conocedor descifra las cabriolas en le ballet, mientras el aficionado solo aplaude, este las califica. El conocedor está más allá del bien y el mal, no se enoja, analiza, no grita, conversa del campo y cuando cae un gol, se limita al aplauso o a tan solo negar con su cabeza.

Ojo con estos, los tres son entes separados, no se pueden mezclar, sin embargo, una misma persona puede experimentar dos o hasta las tres personalidades en diferentes tiempos de un partido, al final, el corazón no se gobierna, y estalla a la menor provocación.

Esto que usted acaba de leer, es uno de los tantos pensamientos que alguna vez compartió Cesar Luis Menotti, el flaco campeón del mundo en 1978 que volvió a ser artífice del campeonato de 2022.

Se fue un grande, tal vez el más grande de la historia moderna del futbol argentino, Menotti deja un legado lleno de anécdotas, frases, enseñanzas y sobre todo, amor y pasión por el futbol, aplausos de pie, para el flaco, ovación completa para Don Cesar Luis Menotti.

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#4 Tiempos

Mentiras, engaños y sonrisas digitales: la farsa de “What Jennifer Did” | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

Netflix, aquel bastión de buen gusto e interés por mantener la calidad y lo artístico de las producciones audiovisuales, aquella compañía que sigue empeñándose en darle trabajo a Zack Snyder y Luis Estrada porque son excelentes cineastas, acaba de lanzar OTRO documental de crimen real hace poco. Novedosa, la jugada, lo sé. Especialmente para Netflix. La diferencia, además de la falta de calidad en la investigación (a la cual ya nos tienen acostumbrados a este punto), es la inclusión obscena y forzada de fotografías de la criminal en cuestión generadas vilmente por una Inteligencia Artificial. Y ni siquiera se trata de imágenes de eventos que nadie estuvo ahí para capturar, sino de tres fotografías de Jennifer Pan sonriendo. Y ya. No “sonriendo en un lugar específico que es importante para conocer el contexto de…”. No. Solo “sonriendo.”

Así que, tras haberme tragado los 90 minutos de algo que podía haber sido un video de YouTube de 29 minutos, procederé a despotricar en contra de este documental utilizando palabras que DEFINITIVAMENTE si escribí usando mis dedos para presionar cada una de las siguientes teclas.

Este 2024, Netflix nos presenta otra joya del género del crimen real con What Jennifer Did. Y, por supuesto, nada dice “verdad” como una sonrisa generada por inteligencia artificial, ¿verdad? Sí, porque si hay algo en lo que confiamos en esta vida, es en la autenticidad de las imágenes creadas por computadora. ¡Por supuesto, Netflix, gracias por recordarnos que la realidad es solo una ilusión!

¡Ah, la vida de Jennifer Pan, un melodrama hecho realidad! Se nos presenta como una joven que simplemente quiere encajar en el molde de la normalidad, pero oh, cómo le duele que la manipulen. Es como una tragedia griega, solo que con un toque de modernidad y un montón de mentiras.

Jennifer anhelaba la normalidad, pero la vida le tenía reservada una montaña rusa de emociones y manipulaciones. ¡Pobrecita! ¿Quién no querría vivir una vida normal, sin la constante presión de ser algo que no eres? Pero, por supuesto, sus padres eran unos tiranos emocionales que la controlaban y la manipulaban, especialmente cuando descubrieron su romance con un narcotraficante. ¡Cómo se atrevieron a interponerse en el amor verdadero de Jennifer!

El dolor de Jennifer era palpable mientras luchaba por liberarse del yugo de la opresión parental. ¿Cómo podía ser feliz si no podía seguir su corazón y estar con el amor de su vida, un traficante de drogas? ¡Es inhumano! Su corazón anhelaba la libertad, pero sus padres la mantenían encerrada en una jaula de expectativas y juicios.

Así que, obviamente, lo único que se podía hacer era mandar matar a los papás. ¡Claro, cómo no! Cuando la vida te da limones en forma de padres estrictos y narcotraficantes prohibidos, ¿qué más se puede hacer? ¿Dialogar? ¿Buscar ayuda profesional? ¡Por favor! La única solución lógica era conspirar para acabar con la vida de quienes se interponían en su camino hacia la felicidad. Es el clásico “matar o ser matado”, ¿verdad? ¡Qué dulce ironía!

Y mientras la trama se desarrolla y los detectives desenmarañan el ovillo de mentiras de Jennifer, nos encontramos preguntándonos si realmente podemos confiar en cualquier cosa que veamos en este documental. Si Netflix se atrevió a fabricar esas imágenes tan simplonas, ¿qué más no pudo haber falseado? ¿Los detectives entrevistados son actores pagados, o son los detectives reales del caso? ¿Son estas imágenes reales o simplemente un sueño digital? ¿Estamos viviendo en “The Matrix” y nadie nos dijo?

Pero antes de que nos quedemos demasiado envueltos en esta comedia de errores, llega el momento de la sentencia.

Jennifer, la estrella de la función, finalmente enfrenta las consecuencias de sus actos.
Y aunque la justicia puede ser ciega, parece que tiene una vista bastante clara cuando se trata de tratar con una mujer que trama el asesinato de sus propios padres. ¡Ah, la dulce ironía!

Ahora que hemos explorado la superficie de este oscuro drama, es hora de sumergirnos en las aguas turbias de la desconfianza. ¿Qué podemos realmente creer en este mundo de imágenes falsificadas y testimonios contradictorios? ¿Es What Jennifer Did una ventana a la verdad o simplemente una ilusión diseñada para mantenernos pegados a nuestras pantallas?

Las preguntas abundan mientras examinamos cada detalle de la vida de Jennifer Pan. ¿Cómo pudo llevar a cabo sus engaños con tanta facilidad? ¿Y quiénes son los verdaderos culpables detrás de esta farsa? ¿Son los sicarios meros peones en el juego retorcido de Jennifer o hay más en juego de lo que parece? Cada respuesta parece conducirnos a más incertidumbre, más confusión y más desconfianza en todo lo que creíamos saber.

A medida que nos adentramos más en las profundidades de What Jennifer Did, nos encontramos confrontados con una pregunta fundamental: ¿qué es real y qué es ficción? Las imágenes generadas por IA nos recuerdan constantemente que la línea entre la realidad y la fantasía es cada vez más borrosa. ¿Podemos confiar en lo que vemos? ¿O estamos siendo manipulados por una narrativa cuidadosamente construida?

La duda se apodera de nosotros mientras navegamos por las aguas turbulentas de este drama criminal. ¿Son las palabras de Jennifer confiables o son solo más mentiras diseñadas para engañarnos aún más? ¿Y qué pasa con los testimonios de los testigos? ¿Son verdaderamente imparciales o están teñidos por prejuicios y agendas ocultas?

En resumen, What Jennifer Did es un recordatorio vívido de que la realidad puede ser más extraña que la ficción. Desde las mentiras más simples hasta los planes más elaborados, este documental nos muestra hasta dónde puede llegar la depravación humana cuando se siente acorralada. Pero antes de que te sumerjas en este océano de engaños y desesperación, permíteme ofrecerte un consejo: ¡no lo hagas! ¿Por qué perder tu tiempo con imágenes generadas por IA y una historia que podría ser tan real como un unicornio volador? Ahorra tu energía para algo más digno, como ver crecer el césped o contar las baldosas del baño. Tu cordura te lo agradecerá.

Vaya, qué cansado es ser una persona creativa que decidió activamente dedicarse a algo como, no sé, escribir, y tener que pensar cada una de las palabras de las oraciones que escribes. Sin duda, una cosa más cansada, no hay. Pero, por suerte, siempre se siente la inyección de adrenalina que te da el saber que tú hiciste todo sin ayuda de ninguna máquina. Gracias, Netflix, por enseñarnos este tipo de valiosas enseñanzas.

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