#4 Tiempos
Que cada quién cargue sus cubetas | Columna de Jorge Saldaña

TERCERA LLAMADA
Para retratar la forma en que las autoridades de San Luis están abordando el tema de la crisis hídrica, una buena sugerencia sería una foto en la que aparezcan juntos el gobernador Gallardo, el alcalde Galindo y el rector de la Universidad Autónoma, Zermeño, disparándose como niños chisguetes con pistolas de agua. Todos contra todos.
Lo malo es que no son niños, son adultos con las más altas responsabilidades, y en su juego de mojarse para ver quién deja más salpicado al otro, se les van a evaporar los chisguetes, la ciudad, la gobernabilidad y la credibilidad centenaria. Los calores están fuertes.
Olvidan los juguetones que la escasez de un recurso tan básico no tiene culpables, al menos vivos, que tengan nombre y apellido y es absurdo disparar en ese sentido.
Se les escurre a los juguetones que buscar en el de enfrente y señalarlo como responsable de la crisis, no es una medida que genere espontáneamente el líquido.
O que el intercambio de “Boletinazos” entre los palacios, no arregla una válvula, ni prende un pozo.
Poner a cuestionables empresarios convertidos en presidentes de cámaras y a diputados federales en una esgrima declarativa contra senadoras, síndicos y líderes de partidos, no da agua para lavar los trastes.
En el torbellino del día a día, pierden de vista que el plan emergente, los estudios y hasta las voces e ideas contrarias al respecto, deberán ser avaladas genuina y exclusivamente por los ciudadanos cuando vean resuelto el problema junto a sus grifos dando agua y no antes.
Querer ganar la percepción desde ahora, es como querer anunciar el marcador final antes de los penalties.
En el mismo sentido va eso de tomar la postura de la UASLP, queriendo adornarse diciendo que tienen la solución en las manos a través de la evolución, reedición y elaboración de estudios especializados que han realizado tanto por décadas que recientemente.
Qué bueno que la tengan, pero sacar su última versión a la luz cuatro meses después de que se planteó y se socializó al máximo el problema “E-mer-gen-te” de 2023 pues…
Eso parece además de pomposo y trasnochado, francamente irrelevante para resolver la urgencia, la del diario, la de unas 100 mil casas.
Cierto y comprobable que la universidad lleva 55 años haciendo contribuciones de altísimo valor para la sociedad en el tema del agua.
Y ni se duda ni se regatea un solo renglón de lo presentado públicamente el lunes por el multidisciplinario y experto Grupo Universitario del Agua.
Tampoco se pone en tela de juicio que la sectorización propuesta como solución a mediano plazo reduciría en un 15 por ciento el desperdicio de tan valioso recurso.
Mucho menos se duda que el agua que extraerán de pozos que hoy se encuentran en proceso de excavación, puedan presentar niveles de contaminación, pero… ¿Por qué no lo dijeron antes como para encontrar mejores zonas de mantos acuíferos?
También es justo decir que es fehaciente, real y contundente lo que expuso la Máxima Casa de Estudios al respecto, y es que históricamente los gobiernos municipales (únicos responsables y ejecutores) habían sido de plano socarrones, necios, corruptos, ignorantes, omisos o todas las anteriores con las contribuciones universitarias, sin embargo, aunque en el pasado hayan sido relegadas sus investigaciones, la responsabilidad social le obliga a la UASLP seguir elaborándolas y entregándolas, así como lo hicieron, a toda la sociedad con generosidad genuina. La soberbia institucional y la actitud de púlpito inatacable ¿en qué es útil?
Las medallas, los abucheos o los aplausos son lo de menos, y en todo caso, la sociedad siempre ha reconocido y reconocerá la contribución académica al mismo tiempo que condena severamente a los gobiernos que han sido omisos.
Por cierto un breve paréntesis: consta que fue caprichoso y enteramente casual que empatara el día de la presentación universitaria con la llegada del “día cero”, y la mejor prueba está en que ni unos ni otros tenían cómo saber la fecha de la llegada del oficio de la Conagua anunciando el día en que acabaría el bombeo.
En resumen y en economía: agua no hay, la que hay está contaminada, el Realito tomará meses para que vuelva a bombear el recurso y eso ni siquiera es el principal o único problema.
El recurso vital (odiosos lugares comunes) sufre de una pésima e histórica distribución, la red desperdicia, el agua tampoco tiene las mejores condiciones químicas para su consumo, la extracción, venta, tratamiento y desigualdad de acceso para unos y otros ciudadanos es patética y en el colmo, tomarla sin filtrar hasta esta bajando la capacidad intelectual de los niños, asunto gravísimo.
Mientras tanto, las estrategias del Ejecutivo, el gobierno municipal y la UASLP parecen jalar cada una por su lado (todas válidas, pero inconexas unas con otras).
¿Qué hacer? Pues que agarre cada quién sus cubetas, pero las acarreen para el mismo sitio.
Las soluciones académicas presentadas no están presupuestadas financieramente y aunque viables y deseables, no responden a la urgencia de poner agua en las casas de los potosinos ya, mañana.
Sus soluciones implican meses y meses, quizás más de los ocho meses que durará la reparación de la fallida presa y más de lo que tome al municipio sortear el álgido momento hasta recuperar los más de 460 litros por segundos ausentes (Y ya llevan poco más de la mitad recuperados en compensación).
Tampoco parece buen momento, en términos de solución social, que se fomente y genere un clima de enfrentamiento entre las autoridades.
Eso de nada y a nadie sirve.
Borrar a un probable rival político aprovechando un escenario de escasez líquida puede ser estratégico y rentable políticamente, pero saldrá carísimo el pleito porque en si mismo no abona a la tranquilidad y paz social que esta administración estatal ha logrado.
Tomemos en cuenta que la falta de absoluta de agua sí saca a la gente a las calles y paraliza la ciudad. Nadie desea ese escenario, ni resuelve el qué ponerle a la lavadora para asear la ropa, abre la regadera o llena el tanque de la taza del baño.
Es momento de dar golpes de timón y, por lo menos mientras dura la contingencia hídrica, cancelar todo pago de la CEA a Aquos El Realito.
Ni modo, hasta que la Conagua termine la reparación y hasta que Aqualia repare o de plano haga otro acueducto, no se contemple regresar al abusivo contrato. Cortar con la empresa solamente está en manos de gobierno a través de la CEA y del gobierno federal depende en exclusiva la reparación a la presa.
Tampoco debería Interapas en los próximos meses pagar un solo centavo a Aqualia sencillamente porque no se recibirá ni un litro.
Mientras tanto la clase empresarial (que parece estar poco más que extraviada) sus los líderes patronales, industriales y comerciales, podrían aportar mucho más que opiniones empapadas de babas.
Podrían por ejemplo empezar por pagar el agua que deben, esa que usan para sus procesos productivos, la que usan y no está tratada porque les sale más cara, esa que extraen de sus pozos que no comparten o de plano la que disfrutan simplemente porque los gobiernos anteriores les han condonado graciosamente los recibos.
Los ciudadanos y vecinos todos, tanto los que vivimos en las 59 colonias en las que se repartirán pipas cada cuatro días en diferentes horarios, como los que estamos conectados a la red, tenemos que ser conscientes del uso medido y restringido mientras dure la emergencia.
Los clubes sociales como el Deportivo, La Loma, Club de Golf, Campestre de Golf, Club dos mil y otros que tienen pozo, deben voluntariamente durante la crisis, compartir el beneficio de sus concesiones con todos los potosinos e inyectar de su recurso prestado a la red de toda la ciudad, misma de la que han obtenido tantos y tantos beneficios, de lo contrario, enfrentarse a la requisa que no es otra cosa que se les obligue a hacerlo advertidos que de negarse, podrían perder por completo la concesión, su permiso, su privilegio.
Si alguien tiene hoy las puertas abiertas con el presidente y su gabinete federal así como con las cámaras de diputados, y con casi todas las dependencias involucradas, es Ricardo Gallardo.
Si alguien tiene relaciones y comunicación directa con los poderes en la capital del país y el extranjero construidas durante su trayectoria profesional, es Enrique Galindo.
Sí alguien es reconocido, querido y muy altamente respetado en la comunidad académica nacional se llama Alejandro Zermeño.
¿Por qué en lugar de dispararse chisguetes de agua con pistolas de juguete no unen esas capacidades de gestión? No en beneficio de sus trayectorias, ni de sus futuros, sino en beneficio de la ciudad y el de las próximas generaciones. (Ya quieran poquito a la ciudad no?)
Algo que los une es que los tres reconocen el agua como derecho humano, pero igualmente deberían reconocer un poco su responsabilidad y comportarse como estadistas en la oportunidad que tienen para hacerlo y jueguen aunque sea por una vez, en equipo.
Para terminar, y en la feroz ignorancia de quien esto escribe así como mi conocida ausencia de sentido común, solo diré que así como un deseo, me hubiera gustado ver que el gobierno estatal, municipal, la universidad, los tres poderes, todos los alcaldes de la Zona Metropolitana, las cámaras empresariales, los industriales y la sociedad civil contemplaran hacer un pacto:
Un convenio de todos, en el que se resuelva a través del plan emergente municipal la urgencia de todos los días, pero al mismo tiempo se buscase con entidades nacionales e internacionales, civiles y públicas, los recursos, los 3 mil o 5 mil millones que hacen falta para resolver el problema de fondo, en el corto, en el mediano y en el largo plazo.
Un pacto temporal en el que los mejores técnicos universitarios honorariamente se aboquen a trabajar como funcionarios del organismo intermunicipal para asesorar en el campo y todos los días tanto el plan inmediato como en la planeación y ejecución de su plan multidisciplinario.
Un plan en el que, por voluntad (y si no por decreto) los que tienen agua concesionada la sumen a los que no tienen y se recuperen mucho más pronto los litros perdidos.
Un acuerdo amplio en el que se plantee la reestructura del Interapas, se integre al resto de los municipios o de plano se desintegre el organismo, pero mientras tanto, se le apoye para contener y enfrentar el acarreo de agua por colonia y por horarios, se acelere la perforación, se ubiquen nuevos y mejores lugares de extracción y se consiga el recurso suficiente para pagar a los ejidatarios los espacios de las presas jamás concluidas de El Palmarito y Las Escobas que tanta falta hacen.
Que funcione El Morro, que sea autosuficiente financieramente Tanque Tenorio, que se rehabiliten las plantas tratadoras, que se exija a los desarrolladores usar y tratar el agua en cada proyecto y por ley la industria solamente use agua tratada.
¿Será muy difícil aún unir todos esos esfuerzos?
Las autoridades, todas, llaman a la solidaridad de los ciudadanos. ¿Por qué no empiezan a ser solidarios entre ustedes?
A nadie vendría mal dar ejemplo nacional de tres buenos estadistas emprendiendo una acción conjunta, responsable y de enorme valor e impacto social del más grande nivel.
Agarren…agarrémos pues, cada quién nuestra cubeta.
Quiero terminar esta entrega, Culto Público, con un cuento, uno muy corto y de trágico e inesperado final:
Uno que relata la historia de tres niños que se encontraron un perro deshidratado. El primero quiere darle agua de la llave y de inmediato, el segundo lo criticó porque el agua no está limpia y presume de tener la solución, pero en su casa que está lejos, y que además quitará la sed del perro en unos meses (porque así debe ser según él). El tercer personaje les hace ver a ambos lo equivocado que están, les propone ayuda, unas jarras de agua grandes y hasta medidas contra la deshidratación de los perros permanentes, siempre y cuando solo lo haga él y los demás se hacen un lado, lo que también llevaría tiempo.
¿Cómo acabó la historia?
No lo sé, porque mientras se pusieron de acuerdo los niños, el perro se les murió de sed.
Hasta la próxima.
Atentamente:
Jorge Saldaña
También lee: Adán está enojado y muy lejos de Tabasco | Crónica de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
El experimento de Carrillo que abrió la puerta a un nuevo universo musical | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El pasado 13 de julio se cumplieron ciento treinta años del trascendental experimento donde Julián Carrillo dividió el tono en dieciséis partes obteniendo lo que llamó el Sonido 13 que se agregaba a los doce sonidos conocidos hasta ese entonces, 1895 y al mismo tiempo expandía en noventa seis los sonidos en la octava musical. Carrillo abrió la puerta a un nuevo universo musical, y gracias a la genialidad de su autor logró convertirse en todo un sistema que a últimas fechas ha recobrado especial interés a nivel mundial.
A partir de ese experimento Carrillo desarrolló su teoría del Sonido 13 que revolucionaria el mundo de la música. Controvertidas teorías que causaron en el país, principalmente, a diferencia de otras partes del mundo, un rechazo a la figura y obra de Julián Carrillo que perdura de cierta manera a la fecha, desvirtuando la importancia de ese simple experimento que realizó con la ayuda del violín abocándose a dividir la cuarta cuerda del violín sucesivamente hasta los límites prácticos de ese proceso.
Uno de los puntos que suele criticársele a Julián Carrillo, es el del descubrimiento, por decirlo así, del microtonalismo, suele asegurarse que una gran cantidad de personajes trabajaban en ese aspecto y que habían logrado hacerlo, o bien que sistemas como el hindú y algunos otros tenían música microtonal. Por otro lado, suele cuestionarse también, que fuera justo el 13 de julio de 1895, sin que nadie lo viera y sin que en ese momento se registrara el acontecimiento, salvo, el dicho del propio Carrillo que menciona el descubrimiento y que recurre a uno de sus condiscípulos como testigo de dicho experimento.
Se tacha de chocante la crónica difundida por el propio Carrillo. Esta situación, suele desvirtuar el propio acontecimiento, pues el experimento como tal, fue más allá de su simple realización, abrió la posibilidad de la discusión teórica y experimental acerca del sistema musical en práctica; mientras otros personajes trataban de lograr los cuartos de tono, Carrillo logró los diesiceisavos de tono y desarrolló las respectivas teorías que le permitieron enriquecer, simplificar y purificar la música, construyó nuevos instrumentos únicos en el mundo, ideó un nuevo sistema de escritura musical, escribió música en sistema microtonal demostrando su posibilidad interpretativa y auditiva, e incorporó las importantes y poco estudiadas leyes de metamorfosis musical. Todo ello forma parte del llamado Sonido 13. Existen todas las evidencias contextuales para asegurar, no solo la posibilidad de realización de dicho experimento, sino, los factores necesarios para que una personalidad como la del entonces joven Carrillo, pudiera llegar a la conclusión de la división del tono en dieciséis partes iguales, dieciseisavos de tono.
En San Luis Potosí Carrillo fincaba esa inquietud con la acústica musical y preparaba el terreno para experimentar con el sonido y la dependencia de la frecuencia con sistema de ondas estacionarias como suceden al vibrar una cuerda cualquiera.
Un niño entusiasmado por la música, que comenzaba a manifestar un especial talento por la misma, en una clase donde de cierta forma se le permitía jugar con elementos a su alcance, soñando y desplegando su espíritu inquisidor, le abría la posibilidad de experimentar mediante el juego, moldeando su ingenio. De esta forma, al decir de su maestro de primeras letras Germán Faz en la Escuela número nueve de San Sebastián, Carrillo solía jugar con una de las cintas de su zapato, que entonces tenían un núcleo de resorte, haciéndola vibrar sosteniendo con la boca uno de sus extremos y con la mano el otro de ellos, produciendo sonidos que podía percibir, se moldeaba, como decíamos, el futuro investigador. Por cierto, su profesor comentaba muchos años después, ya cuando se propagaba intensamente las teorías del Sonido 13, que éste, de cierta forma, pudo haberse fraguado en esos regulares juegos con las cintas de su zapato que realizaba el niño Julián, mientras trascurrían las lecciones diarias de aritmética. En ese juego Carrillo podría observar que el sonido producido por la cuerda de su zapato dependía de la forma en que la tensionaba y de la longitud que controlaba con su mano, tal como lo haría con el violín, poco tiempo después, armando notas que deleitaban al oído.
El propio Julián Carrillo en sus escritos en el libro pláticas musicales que editó en 1923 en su volumen dos refiere detalles contextuales del experimento y el nombre del discípulo que ayudó en ese experimento:
“en el último lustro del siglo pasado y queriendo ver si era posible dividir el semitono, intenté con mi discípulo y amigo Eucario Rodríguez, de Guanajuato, un trabajo de experimentación y de una manera primitiva -supuesto que carecíamos de medios apropiados para ello- logramos, subdividiendo la cuerda de un violín con el filo de una navaja, oír entre las notas Sol y La de la cuarta cuerda dieciséis sonidos distintos perfectamente claros”.
El Sonido 13 es mas que este experimento, tiene una estructura compleja que Carrillo desarrollo y cuya epistemología se basa en tres axiomas derivados básicos que se centran en el compromiso o, los principios, de Simplificación, de Purificación y de Enriquecimiento, que Carrillo llamó postulados.
También lee: Un encuentro con la tabla periódica: la participación potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
La decadencia de la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS mínúsculas
Ya a finales del siglo XIX, Eça de Querioz (1845-1900), el famoso novelista portugués, se quejaba de lo poco que nos reímos los modernos, lamentándose de que lo que él llamó «la risa antigua» estuviera en vías de franca desaparición. «Nosotros –escribió en un ensayo muy poco conocido-, hijos de este siglo serio, perdimos el don divino de la risa. ¡Ya nadie ríe! Casi ya nadie sonríe siquiera, porque lo que queda de la antigua sonrisa, fina y viva, tan celebrada por los poetas del siglo XVIII, o de la sonrisa lánguida y húmeda que encantó al romanticismo, apenas es un entreabrir lento y helado de los labios que, por el esfuerzo con que se contraen, parecen muertos o de hierro».
Sí, cada vez reímos menos, y, como dije en otra ocasión, si en algo aventajamos a los hombres y mujeres de otras épocas es en nuestra seriedad, que no es meditativa ni religiosa, sino triste, culpable y mortecina: una seriedad, para decirlo ya, muy parecida a la de los cadáveres.
Sigue diciendo el novelista: «Nunca más he vuelto a oír esa carcajada magnífica de mi infancia. Lo que hoy se escucha es a veces una sonrisa cascada, seca, dura, áspera, corta, que sale a través de una resistencia, como arrancada por unas cosquillas, y que bruscamente muere, dejando los rostros mudos y fríos. ¡He aquí la risotada de nuestro siglo!».
La alegría, hoy, ha acabado convirtiéndose en un lujo; y, si no me cree usted, si mi afirmación le parece exagerada, pregunte a sus vecinos si son felices para que obtenga un centenar de respuestas como ésta: «¿Feliz yo? ¡Cómo se le ocurre, estimado señor!». Y se pondrán a hablarle del trabajo –tan mal pagado-, del cambio climático, de la delincuencia organizada o del estrés. ¡Y conste que hoy tenemos casi todo aquello de los que nuestros antepasados carecieron! Las cajas de música de mi infancia tocaban sólo una canción, y, para colmo, había que darles cuerda; las cajas de música de los muchachos de hoy tocan –o al menos pueden hacerlo- hasta 20 o 30 000 canciones, pero no por eso el corazón de estos muchachos se ha vuelto más alegre, más musical. ¡Qué rostro más avejentado pasean por las autopistas de la vida! ¿Sonreír? No, gracias. La verdad es que ni siquiera se les ocurre.
«Nadie ríe –continúa Eça de Queiroz-, y nadie quiere reír. Tenemos todos el indefinible sentimiento de que la risa estridente y clara desentona con la atmósfera moral de nuestro tiempo». Y se pregunta: «¿De dónde proviene esta desoladora decadencia de la risa? Habría que componer un estudio sobre la Psicología de la taciturnidad contemporánea».
Algún día, si no cambio de parecer, escribiré esa psicología de la tristeza que invita a hacer a sus lectores el autor de La ciudad y las sirenas. Dicho tratado deberá responder a las siguientes preguntas: 1. «¿Por qué estamos hoy tan endiabladamente tristes?»; 2. «¿Quién nos ha robado el mes de abril?»; 3. «¿Por qué razón nos hemos vuelto tan huraños y tan antipáticos?», etcétera.
Que esto es así –es decir, que hoy estamos los hombres más tristes que nunca- lo dicen incuso autores bastante enterados de los problemas de nuestra época. He aquí, por ejemplo, lo que escribió el doctor Luis Rojas Marcos en un libro que apareció en las librerías casi cien años después de que lo hiciera ese ensayo de Eça de Quieroz que hemos venido citando; el libro en cuestión se titula La pareja rota y dice así en una de sus páginas:
«Desde finales de los años sesenta ha brillado la generación del yo, el culto al individuo, a sus libertades y a su cuerpo, y la devoción al éxito personal. La dolencia cultural que padecemos desde entonces es el narcisismo, aunque según dan a entender estudios recientes, la comunidad de Occidente está siendo invadida ahora por un nuevo mal colectivo: la depresión. La prevalencia del síndrome depresivo está aumentando en los países industrializados, y las nuevas generaciones son las más vulnerables a esta aflicción. Así, la probabilidad de que una persona nacida después de 1955 sufra en algún momento de su vida de profundos sentimientos de tristeza, apatía, desesperanza, impotencia o autodesprecio, es el doble que la de sus padres y el triple que la de sus abuelos. En Estados Unidos y en ciertos países europeos, concretamente, sólo un 1 por 100 de las personas nacidas antes de 1905 sufrían de depresión grave antes de los setenta y cinco años de edad, mientras que entre los nacidos después de 1955 hay un 6 por 100 que padece de esta afección».
¡Dios mío, lo doble de tristes que nuestros padres y lo tripe de ansiosos que nuestros abuelos! ¡Pero si tenemos todo lo que ellos no tuvieron!…
¿Cuáles son las causas de tanta tristeza? Eça de Queiroz aventura la siguiente respuesta: «Yo pienso que la risa acabó porque la humanidad se entristeció. Y se entristeció a causa de su inmensa civilización…, pues cuanto más culta es una sociedad, más triste es su faz. Hemos perdido la simplicidad y, con ella, la risa». Y termina diciendo al lector: «¿Quieres un humilde consejo? Abandona tu laberinto, entra de nuevo en la naturaleza, no te compliques con tantas máquinas, no te sutilices con tantos análisis; vive una buena vida de padre próvido que trabaja la tierra, y reconquistarás, con la salud y con la libertad, el don augusto de reír».
Así termina el famoso novelista. Pero no, no nos convence el consejo, ni creo que se consiga mucho abandonando el laberinto (y, por lo demás, ¿quién podría hacerlo?). Según yo, lo que nos ha quitado «el don augusto de reír» no es el exceso de civilización, sino nuestra falta de religión. ¡Ah, si de veras creyéramos en un Dios que nos protege y nos cuida, cómo nos reiríamos de nuestros pequeños problemas! Es decir, reiríamos. Veríamos entonces las cosas desde esa lejanía sin la cual la risa es imposible. ¿No se ha dicho muchas veces que la risa nace del distanciamiento, de ver las cosas desde cierta altura? Pues bien, si esto es así, sólo Dios y los que creen en Él pueden reír de veras con esa explosión de regocijo que conoció Eça de Quieroz cuando era niño, es decir, cuando los hombres aún tenían fe…
También lee: Apología del silencio | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
#4 Tiempos
El tormentoso futuro y sus pronósticos | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Se llega al inicio del torneo y como siempre, la ilusión, el deseo y un poco de esperanza regresan a los campamentos del fútbol mexicano.
Ya con algunas semanas de partidos amistosos, preparación de pretemporada y contrataciones interesantes, arrancamos con la idea de pronosticar el futuro de San Luis en la liga.
La mecánica es simple, ir jornada tras jornada sumando (cuando lo amerite) los puntos que puede obtener el equipo, para al final hacer una suma e intentar predecir si es suficiente como para pelear por un lugar en la liguilla o no, así que comencemos.
Jornada 1: León (Derrota) 0 puntos
Jornada 2: Monterrey (Derrota) 0 puntos
Jornada 3: Chivas (Derrota) 0 puntos
Jornada 4: Cruz Azul (Derrota) 0 puntos
Jornada 5: Puebla (Empate) 1 punto
Jornada 6: Querétaro (Victoria) 4 puntos
Jornada 7: Toluca (Empate) 5 puntos
Jornada 8: Tijuana (Victoria) 8 puntos
Jornada 9: Santos (Victoria) 11 puntos
Jornada 10: América (Empate) 12 puntos
Jornada 11: Pachuca (Empate) 13 puntos
Jornada 12: Mazatlán (Victoria) 15 puntos
Jornada 13: Atlas (Victoria) 18 puntos
Jornada 14: Pumas (Derrota) 18 puntos
Jornada 15: Necaxa (Victoria) 21 puntos
Jornada 16: Juárez (Victoria) 24 puntos
Jornada 17: Tigres (Derrota) 24 puntos
24 puntos representan una real posibilidad de jugar play in y con ello pensar en llegar a la liguilla. Sin embargo, el pronóstico habla de un arranque muy complicado llegando a sumar alguna unidad hasta la jornada 5, lo cual preocupa para la estabilidad del equipo y su nuevo cuerpo técnico. Un torneo que luce complicado y de adaptación para el director técnico y una base muy consolidada de jugadores que conocen muy bien la liga.
Por el bien del fútbol en San Luis, esperemos que la bola ruede a su favor, que renazca el buen toque de balón y se demuestre que con poco se puede competir, no queda más que esperar y en unos meses hacemos el recuento de lo logrado contra este complicado pronóstico, que comience la fiesta del fútbol mexicano, una vez más.
También lee: El sabor uruguayo del futbol potosino | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
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