julio 14, 2025

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#4 Tiempos

¿Quién manda en la televisión? | Columna de Jorge Ramírez Pardo

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televisión en México

Enred@rte

 

Los profesionales de la calumnia y el soborno vendedor de silencios –particularmente televisivos- ya estaban enojados porque el chayote o cuota privilegiada por distorsionar la información se desplomó en el sector gobierno y en otras iniciativas de marchas automovilísticas descoloridas es inconsistente y con tendencia a la baja.

Los profesionales de la calumnia, no se mandaban solos, y hoy su luto es doble porque sus empleadores cómplices, los dueños de los medios televisivos de mayor cobertura vendieron sus espacios diurnos al actual mejor postor, la escuela pública mexicana. A partir del lunes 24 de agosto trasmitirán clases a sana distancia.

Por más anti AMLO que sean, negocios son negocios, y el gobierno vuelve a ser su mejor cliente sin mensajes torcidos.

Acerbo adicional es la televisión educativa, Canal 11 de Instituto Politécnico Nacional, TV UNAM y Canal 22. Sitios que durante la pandemia han adquirido un sitio relevante con entretenimiento inteligente y hasta divertido.

Las marchas de la xenofobia y la discriminación, los cochuperos de oficio están en luto redoblado.

¿Quién manda en México?

Contexto retrospectivo

En 1947 Miguel Alemán cumplía un año en la presidencia de México y la televisión ya había iniciado en Inglaterra, Estados Unidos y otros países europeos. Dirigía el Instituto Nacional de Bellas Artes el músico Carlos Chávez, y le acompañaba como director del área de Literatura el escritor Salvador Novo.

Un año antes cuando la televisión aún era ensayo de laboratorio, el ingeniero mexicano Jorge González Camarena invento un sistema para televisión a color; lo patentó en México en 1939 y en Estados Unidos en 1942. Invento, por cierto, muy adelantado, porque en México las primeras emisiones televisivas a color se dieron en 1968, año de la olimpiada en el país, y por ese motivo.

Miguel Alemán dio instrucciones a Carlos Chávez para que en Bellas Artes, se conformara una Comisión de Televisión bajo la responsabilidad de Salvador Novo y, enviaron a este y a Camarena a conocer cuál era el esquema de funcionamiento de la televisión en distintos países.

Con este objeto viajaron a Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

En su informe, cada uno de los emisarios propuso un modelo diferente.

Las recomendaciones de Salvador Novo se inclinan claramente hacia el sistema de la televisión inglesa y que justifica su existencia por el interés cultural, educativo y especializado de sus contenidos. La crítica se dirige a la TV norteamericana principalmente con por el carácter comercial de su sistema.

Novo consideró que, al someterse a la comercialización de los productos, los contenidos de la TV serían meros envoltorios de las mercancías que se deseaban promocionar. Por lo tanto, estos mensajes halagadores tendrían el solo fin de vender. Expresó el temor de que la televisión surgiera como “como una hija monstruosa del oculto coito entre el radio y el cine”, es decir una tecnología que heredaba la profesión de divertir a su público “dándole mucho y exigiéndole poco”.

La visión de González Camarena fue distinta. Sus observaciones eran sobre la calidad técnica de los distintos sistemas. Por ello, recomendó la TV norteamericana porque considera que la imagen es de mejor calidad y por lo tanto asegura, podrá ofrecer mejor entretenimiento.

Miguel Alemán eligió el modelo norteamericano, pero no por la eventual calidad técnica sino por la conveniencia comercial y, desde sus inicios liderados por Emilio Azcárraga Vidaurreta (abuelo del actual presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Jean) él mismo fue accionista del naciente consorcio denominado con el paso de los años Telesistema Mexicano.

Si Novo viviera

Hoy la circunstancia de la pandemia y la notable crisis financiera de las televisoras, convienen el empleo prioritario de la televisión como medio educativo (modelo sugerido por Salvador Novo).

El medio más poderoso y el de mayores ataques al gobierno que tronío la tácita y ancestral relación perversa prensa/gobierno para justificar excesos y corrupción, se pondrá, de manera prioritaria, al servicio de la educación y la escolaridad pública.

Estas fueron las intervenciones –recuperadas por Potosí Noticias- de los directivos de las principales televisoras en la conferencia de prensa “mañanera” de hoy, frente al presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario de Educación pública Esteban Moctezuma Barragán:

Emilio Azcárraga Jean, Televisa

“Es un ejemplo que trabajando industria privada y pública. Reconozco el trabajo de miles de colaboradores. La Televisión se declaró como una actividad esencial. Todos han continuado con sus labores para brindar información y entretenimiento. Miles de niños van a extrañar la educación presencial; no son las condiciones, pero se debe continuar, la vida sigue.

“Deberemos agradecer el nuevo esfuerzo para sentar las bases y tener un mejor país. El 24 de agosto, a las 7 de la mañana no se puede fallar a la cita”.

Benjamín Salinas Sada, TV Azteca

“Apostamos por la educación para que las nuevas generaciones se forjen su destino. En Grupo Salinas buscamos que se fomenten los valores. TV Azteca, pese a que vive uno de sus años más difíciles, decidimos sumarnos a este proyecto. Con esta señal, refrendamos nuestro compromiso por México.

Olegario Vázquez Aldir, Imagen

“El de mejor alcance para lograr este propósito. Cuenten con Imagen para que siga llegando el conocimiento, para que logren alcanzar sus sueños e impulsen el desarrollo de México”.

Francisco González, Multimedios

“Las televisoras apoyan en un acuerdo sin precedentes. Los contenidos diseñados por la SEP para la educación a distancia serán transmitidos por la televisión abierta. Vale la pena destacar que no existen proyectos similares en el mundo. Pronto saldremos de la contingencia, mientras tanto, llevaremos la señal a todos los rincones del país, para que todas y todos tengan la posibilidad de continuar sus estudios. Necesitamos colaborar y estar unidos”.

Sólo menos, no el fin de la basura mediática

Tampoco se crea que el nuevo negocio será una hermanita de la caridad. Habrá que ver cuáles espacios rentan para espacios escolares y cuántos y cuáles se reservan para la rémora mediática existente y predominante, incluidos cochuperos de oficio. Por aquello de la doble moral y árboles que dan moras.

Epílogo premonitorio

Hace un par de meses en la Jornada semanal, el ex líder estudiantil de la UNAM, Jorge Moch se preguntaba…

¿Cuál es la función de la televisión en México?, ¿entretener al más vasto público posible aunque ese entretenimiento –como sucede– suponga lesionar el bagaje cultural colectivo para embotar la rebeldía intransigente?, ¿informar de sucesos que marcan vidas y del quehacer casi siempre deshonesto de quienes ungimos como representantes de esa colectividad?, ¿ser ariete propagandístico del régimen, tal que ha fungido desde su aparición en el país? Lejos de una vocación purista de medio masivo (purista como fue en su momento por ejemplo la BBC en Inglaterra y allende sus fronteras, la Deutsche Welle en Alemania o la cadena NHK de Japón), la televisión en México, por la conducción fatal de Televisa y TV Azteca principalmente, se ha constituido en el medio neurótico por excelencia, el que maneja discurso, retórica, narrativa y hasta piezas documentales pavorosas, a menudo ridículamente situados en el estrato falso de esa neurosis.

La televisión mexicana de los consorcios privados apuesta a la neurastenia para confeccionar lastimeras desmemorias de que se alimenta una maquinaria de poder político, económico (y también lo mismo religioso que policíaco) que por usos y costumbres ligados a lo más cutre que puede ofrecer el ejercicio corrupto de la administración pública parece haber recuperado perpetuidad funesta para seguir entronizada como gobierno.

(…) Hace ya varios años que el semanario alemán Der Spiegel acusó a las televisoras mexicanas de ser las mayores emisoras de basura televisiva del mundo. (…) Las televisoras ofrecen sendos repertorios de interminables anuncios que logran mantener al respetable público en sus asientos, rumiando cuanta bazofia le arroja la pantalla al regazo. Es como si la televisión, al encenderse, cancelara el discernimiento. Pero parecen felices los empresarios de los consorcios y sus alecuijes del desgobierno. Pero sobre todo, pobre México, parece feliz el vasto público de esa zafia televisión tan nuestra.

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#4 Tiempos

La decadencia de la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS mínúsculas

Ya a finales del siglo XIX, Eça de Querioz (1845-1900), el famoso novelista portugués, se quejaba de lo poco que nos reímos los modernos, lamentándose de que lo que él llamó «la risa antigua» estuviera en vías de franca desaparición. «Nosotros –escribió en un ensayo muy poco conocido-, hijos de este siglo serio, perdimos el don divino de la risa. ¡Ya nadie ríe! Casi ya nadie sonríe siquiera, porque lo que queda de la antigua sonrisa, fina y viva, tan celebrada por los poetas del siglo XVIII, o de la sonrisa lánguida y húmeda que encantó al romanticismo, apenas es un entreabrir lento y helado de los labios que, por el esfuerzo con que se contraen, parecen muertos o de hierro».

Sí, cada vez reímos menos, y, como dije en otra ocasión, si en algo aventajamos a los hombres y mujeres de otras épocas es en nuestra seriedad, que no es meditativa ni religiosa, sino triste, culpable y mortecina: una seriedad, para decirlo ya, muy parecida a la de los cadáveres.

Sigue diciendo el novelista: «Nunca más he vuelto a oír esa carcajada magnífica de mi infancia. Lo que hoy se escucha es a veces una sonrisa cascada, seca, dura, áspera, corta, que sale a través de una resistencia, como arrancada por unas cosquillas, y que bruscamente muere, dejando los rostros mudos y fríos. ¡He aquí la risotada de nuestro siglo!».

La alegría, hoy, ha acabado convirtiéndose en un lujo; y, si no me cree usted, si mi afirmación le parece exagerada, pregunte a sus vecinos si son felices para que obtenga un centenar de respuestas como ésta: «¿Feliz yo? ¡Cómo se le ocurre, estimado señor!». Y se pondrán a hablarle del trabajo –tan mal pagado-, del cambio climático, de la delincuencia organizada o del estrés. ¡Y conste que hoy tenemos casi todo aquello de los que nuestros antepasados carecieron! Las cajas de música de mi infancia tocaban sólo una canción, y, para colmo, había que darles cuerda; las cajas de música de los muchachos de hoy tocan –o al menos pueden hacerlo- hasta 20 o 30 000 canciones, pero no por eso el corazón de estos muchachos se ha vuelto más alegre, más musical. ¡Qué rostro más avejentado pasean por las autopistas de la vida! ¿Sonreír? No, gracias. La verdad es que ni siquiera se les ocurre.

«Nadie ríe –continúa Eça de Queiroz-, y nadie quiere reír. Tenemos todos el indefinible sentimiento de que la risa estridente y clara desentona con la atmósfera moral de nuestro tiempo». Y se pregunta: «¿De dónde proviene esta desoladora decadencia de la risa? Habría que componer un estudio sobre la Psicología de la taciturnidad contemporánea».

Algún día, si no cambio de parecer, escribiré esa psicología de la tristeza que invita a hacer a sus lectores el autor de La ciudad y las sirenas. Dicho tratado deberá responder a las siguientes preguntas: 1. «¿Por qué estamos hoy tan endiabladamente tristes?»; 2. «¿Quién nos ha robado el mes de abril?»; 3. «¿Por qué razón nos hemos vuelto tan huraños y tan antipáticos?», etcétera.

Que esto es así –es decir, que hoy estamos los hombres más tristes que nunca- lo dicen incuso autores bastante enterados de los problemas de nuestra época. He aquí, por ejemplo, lo que escribió el doctor Luis Rojas Marcos en un libro que apareció en las librerías casi cien años después de que lo hiciera ese ensayo de Eça de Quieroz que hemos venido citando; el libro en cuestión se titula La pareja rota y dice así en una de sus páginas:

«Desde finales de los años sesenta ha brillado la generación del yo, el culto al individuo, a sus libertades y a su cuerpo, y la devoción al éxito personal. La dolencia cultural que padecemos desde entonces es el narcisismo, aunque según dan a entender estudios recientes, la comunidad de Occidente está siendo invadida ahora por un nuevo mal colectivo: la depresión. La prevalencia del síndrome depresivo está aumentando en los países industrializados, y las nuevas generaciones son las más vulnerables a esta aflicción. Así, la probabilidad de que una persona nacida después de 1955 sufra en algún momento de su vida de profundos sentimientos de tristeza, apatía, desesperanza, impotencia o autodesprecio, es el doble que la de sus padres y el triple que la de sus abuelos. En Estados Unidos y en ciertos países europeos, concretamente, sólo un 1 por 100 de las personas nacidas antes de 1905 sufrían de depresión grave antes de los setenta y cinco años de edad, mientras que entre los nacidos después de 1955 hay un 6 por 100 que padece de esta afección».

¡Dios mío, lo doble de tristes que nuestros padres y lo tripe de ansiosos que nuestros abuelos! ¡Pero si tenemos todo lo que ellos no tuvieron!…

¿Cuáles son las causas de tanta tristeza? Eça de Queiroz aventura la siguiente respuesta: «Yo pienso que la risa acabó porque la humanidad se entristeció. Y se entristeció a causa de su inmensa civilización…, pues cuanto más culta es una sociedad, más triste es su faz. Hemos perdido la simplicidad y, con ella, la risa». Y termina diciendo al lector: «¿Quieres un humilde consejo? Abandona tu laberinto, entra de nuevo en la naturaleza, no te compliques con tantas máquinas, no te sutilices con tantos análisis; vive una buena vida de padre próvido que trabaja la tierra, y reconquistarás, con la salud y con la libertad, el don augusto de reír».

Así termina el famoso novelista. Pero no, no nos convence el consejo, ni creo que se consiga mucho abandonando el laberinto (y, por lo demás, ¿quién podría hacerlo?). Según yo, lo que nos ha quitado «el don augusto de reír» no es el exceso de civilización, sino nuestra falta de religión. ¡Ah, si de veras creyéramos en un Dios que nos protege y nos cuida, cómo nos reiríamos de nuestros pequeños problemas! Es decir, reiríamos. Veríamos entonces las cosas desde esa lejanía sin la cual la risa es imposible. ¿No se ha dicho muchas veces que la risa nace del distanciamiento, de ver las cosas desde cierta altura? Pues bien, si esto es así, sólo Dios y los que creen en Él pueden reír de veras con esa explosión de regocijo que conoció Eça de Quieroz cuando era niño, es decir, cuando los hombres aún tenían fe…

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#4 Tiempos

El tormentoso futuro y sus pronósticos | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Se llega al inicio del torneo y como siempre, la ilusión, el deseo y un poco de esperanza regresan a los campamentos del fútbol mexicano.
Ya con algunas semanas de partidos amistosos, preparación de pretemporada y contrataciones interesantes, arrancamos con la idea de pronosticar el futuro de San Luis en la liga.

La mecánica es simple, ir jornada tras jornada sumando (cuando lo amerite) los puntos que puede obtener el equipo, para al final hacer una suma e intentar predecir si es suficiente como para pelear por un lugar en la liguilla o no, así que comencemos.

Jornada 1: León (Derrota) 0 puntos
Jornada 2: Monterrey (Derrota) 0 puntos
Jornada 3: Chivas (Derrota) 0 puntos
Jornada 4: Cruz Azul (Derrota) 0 puntos
Jornada 5: Puebla (Empate) 1 punto
Jornada 6: Querétaro (Victoria) 4 puntos
Jornada 7: Toluca (Empate) 5 puntos
Jornada 8: Tijuana (Victoria) 8 puntos
Jornada 9: Santos (Victoria) 11 puntos
Jornada 10: América (Empate) 12 puntos
Jornada 11: Pachuca (Empate) 13 puntos
Jornada 12: Mazatlán (Victoria) 15 puntos
Jornada 13: Atlas (Victoria) 18 puntos
Jornada 14: Pumas (Derrota) 18 puntos
Jornada 15: Necaxa (Victoria) 21 puntos
Jornada 16: Juárez (Victoria) 24 puntos
Jornada 17: Tigres (Derrota) 24 puntos

24 puntos representan una real posibilidad de jugar play in y con ello pensar en llegar a la liguilla. Sin embargo, el pronóstico habla de un arranque muy complicado llegando a sumar alguna unidad hasta la jornada 5, lo cual preocupa para la estabilidad del equipo y su nuevo cuerpo técnico. Un torneo que luce complicado y de adaptación para el director técnico y una base muy consolidada de jugadores que conocen muy bien la liga.

Por el bien del fútbol en San Luis, esperemos que la bola ruede a su favor, que renazca el buen toque de balón y se demuestre que con poco se puede competir, no queda más que esperar y en unos meses hacemos el recuento de lo logrado contra este complicado pronóstico, que comience la fiesta del fútbol mexicano, una vez más.

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#4 Tiempos

Personas como espejos | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Los pasos dados en una mañana cualquiera conducen a uno de esos espejos piadosos en los que uno aparece más guapo de lo habitual, más limpio, más esbelto, casi heroico. La imagen llega como ráfaga: ese instante fugaz en que parecemos la mejor versión de nosotros mismos. Al siguiente paso, otro espejo devuelve ya el reflejo habitual: el rostro cansado, la camisa con esa arruga que antes no estaba, el pelo que ya no da. Así son los espejos: unos nos bendicen con la gracia de un tenista que acaba de salvar un set y lanza un guiño a la muchacha de la tercera fila; otros nos exhiben hasta el patetismo, y no hay ángulo que salve esas ojeras de un sueño perdido o la mancha que jurábamos no llevar puesta.

Entre uno y otro reflejo, se instala la duda: saber si somos el mal reflejo o la estampa bella de aquel aparador, si somos lo que vimos primero o lo que vemos ahora. Si somos el destello o la derrota.

En las relaciones humanas ocurre un duelo parecido. Hay personas que funcionan como espejos benévolos y nos devuelven lo mejor de nosotros mismos, iluminando lo que tenemos de amable, de inteligente, de vivo. Con ellas todo fluye: la conversación, el silencio, el juego de miradas. Traen de vuelta nuestro humor. Su sola presencia aligera la carga del día y perdonamos así el paso de las moscas.

En el ámbito de las relaciones es preciso rodearse de personas que son como los espejos en los que uno se ve bien y que nada complican. Gente que con su paciencia y simpatía ponen en bandeja las sonrisas y alumbran los más elevados sentimientos.

Pero también hay espejos rotos con forma de persona. Espejos manchados que te reducen y desaniman, cual les marca su hebra cochambrosa y su afán por ensuciar lo que les rodea. Sujetos cuya sola cercanía oscurece, reduce. Imanes del infortunio, empeñados en arrastrar a los demás a su fango personal. Su forma inmunda de consuelo.

Famosa es la frase en la que John Keats contaba que la poesía ha de acontecer con la misma naturaleza y espontaneidad con la que una hoja cae del árbol,

y no forzada ni sostenida por andamios y tornillos. Las relaciones humanas de mayor calado fluyen sin tener que desgañitarse. No se gritan, no se empujan: florecen. Como esas novelas que uno lee sin darse cuenta, y al mirar la página ya vamos por la mitad. Tenemos libros que se arrastran (uno nomás no ve la luz al final del túnel) y otros que vuelan.

Vuelvo a mi maestro Jardiel Poncela: aquellas mujeres que no se acomodan a nosotros valen menos que un lavafrutas, aunque sea la resurrección de Friné envuelta en perfume de Le Galion. 

Hay personas que te jalan consigo a su piscina de indecencia; y están otras, las que valen su peso en azafrán, que elevan y de la mano te guían a lo que has anhelado para ti en ratos de dulce vanidad. Son los rayos de sol que se cuelan entre las hojas en la última hora de la tarde.

Los buenos modales siguen siendo la pauta a la hora de definir a la gente de la que me quiero rodear. Aquellos que te alientan, saben escuchar y con los que aún puedes platicar de viejos álbumes.

Recordar, por ejemplo, aquella canción de The Velvet Underground cantada por Nico:

 

Seré tu espejo
Reflejaré lo que eres, por si acaso no lo sabes.
Déjame estar de pie para mostrarte que estás ciego.
Por favor, baja las manos,
Porque yo te veo.
Me cuesta creer que no sepas
La belleza que eres.
Pero si no lo sabes, déjame ser tus ojos,
Una mano en tu oscuridad para que no tengas miedo…

 

 

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