marzo 20, 2023

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Lágrimas de Conejo | Columna de El Mojado

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Rudeza necesaria 

 

Este texto, publicado originalmente el 2 de agosto de 2019, resultó ganador del primer lugar en el Premio Estatal de Periodismo 2020, en la categoría Crónica deportiva. La Orquesta fue, por segundo año consecutivo, el medio más laureado en el estado, con seis premios. ¡Felicidades a Roberto Rocha y todos nuestros compañeros ganadores!

 

¿Cuántas personas habrán llorado, al mismo tiempo que el Conejo Pérez, el sábado pasado? El número no lo sé, pero puedo decir que yo sí.

Ver al Conejo enfundado otra vez con el uniforme de Cruz Azul, once años después y que tuviera nuevamente el gafete de capitán, fue una escena que anhelé tantas veces, tanto que fue increíble ver que se realizara. Lo que no estaba en mi plan es que cuando ocurriera, no se pudiera repetir jamás.

El Conejo es uno de mis ídolos desde muy pequeño, a los ocho años de edad, cuando fui por primera vez a un estadio de futbol. Era momento de primeras veces para el portero también, pues aunque su carrera en primera división había comenzado algunos años antes, el torneo Invierno 1997 era su primer campeonato como titular.

No era poca cosa que el Conejo tuviera la titularidad en ese Cruz Azul, porque en la banca de La Máquina había otros dos enormes guardametas: el experimentado Nicolás Navarro y “el inmortal” Jorge Campos.

La fecha de mi primer partido en un estadio fue muy importante en la historia de Cruz Azul: el 7 de diciembre de 1997. Ese día, en León, me tocó estar en la misma cabecera en la que el Conejo hizo los calentamientos previos al partido, lo que provocó que su agilidad llamara mi atención todo el tiempo. 

Óscar Pérez tenía apenas 24 años, lo que provocó que, en un arranque de ira durante el calentamiento levantara el dedo medio a la afición leonesa que le gritaba de todo. Ahora suena increíble que no haya pruebas de eso, pero entonces, hace 22 años, no había cámaras en todos lados como actualmente.

Ese 7 de diciembre de 1997 el Conejo fue clave, como todo el torneo, para que Cruz Azul terminara levantando el título de campeón que desde entonces no se ha vuelto a presentar.

Mi idolatría fue creciendo, aunque no volví a verlo en un estadio hasta febrero de 2003, pero en ese lapso Óscar Pérez ya había viajado a una Copa del Mundo como arquero suplente y a otra como titular, además de que había formado parte del histórico Cruz Azul de la Copa Libertadores de 2001.

El Conejo creció con buenas actuaciones y se mantuvo en Cruz Azul  tanto en buenos y malos momentos. Soportó incluso una ocasión en la que fue despedido, injustamente, por la directiva que echó a todo el equipo por los malos resultados y luego volvió a negociar sus contratos.

Pero en 2008, Óscar El Conejo Pérez dejó Cruz Azul para no volver jamás. Algunas fallas en el arco hicieron que dejara la titularidad ante Yosgart Gutiérrez y después fuera prestado a otros clubes por muchísimos años más: Tigres, Chiapas, Necaxa, San Luis y Pachuca.

Ya no era más el arquero de Cruz Azul, pero era ya un guardameta experimentado y respetado en todas las canchas del futbol mexicano. En 2008, a su salida de La Máquina, con 35 años de edad, muchos creerían que su carrera estaba por terminar y nadie adivinaría que duraría once años más.

En Sudáfrica 2010 fue convocado a la Copa del Mundo por Javier Aguirre, en un gesto que muchos consideraron como un homenaje a su brillante trayectoria, pero que terminó dándole al Conejo su segundo mundial en la cancha.

Ser titular le ganó a Óscar Pérez algunos odios momentáneos, pues no era el mejor portero mexicano del momento. Ese mundial, Guillermo Ochoa, tuvo que ver desde la banca los cuatro partidos en esa Copa del Mundo.

En 2011, el Conejo llegó a San Luis. Con 38 años de edad, parecía que podría ser el último club de su carrera. Nunca aproveché la oportunidad de irlo a buscar y en mayo de 2013, cuando la franquicia potosina fue vendida a Tuxtla Gutiérrez, el Conejo también se fue, pero a Pachuca.

Entonces publiqué en mis redes un lamento por mi desidia que evitó siquiera que tuviera una fotografía con Óscar Pérez, mi ídolo. Unos días después, por obra de la casualidad, en medio de un evento laboral me encontré al Conejo afuera del bar de un hotel. Se preparaba para ver la final de ida de la final del Clausura 2013 entre América y Cruz Azul, aquella fatídica en la que perdimos el noveno campeonato en los últimos minutos.

Otra vez, el cambio a Pachuca parecería que le entregaría sólo un retiro tranquilo al Conejo, pero aún así, con más de 40 años de edad, Óscar Pérez siguió siendo factor en la cancha hasta los últimos momentos de su carrera.

En 2016, ya con 43 años, el Conejo tuvo una actuación soberbia en la final del torneo que le dio a él el segundo campeonato de su carrera, contra Rayados. Las atajadas que tuvo durante todo el partido fueron clave para el título de los Tuzos.

Un año después, en febrero de 2017, vi por última vez al Conejo en un estadio de futbol. En aquella ocasión, Atlético de San Luis venció con gol de último minuto a los Tuzos, con una falla en el arco del Conejo. Como fue tradición cuando jugó para San Luis y enfrentaba a Cruz Azul, la parcialidad de sus rivales se le rendía en aplausos.

Par de meses después, anotó un gol doloroso para la parcialidad cruzazulina, pues dejó fuera a La Máquina de la liguilla, con una anotación de cabeza, la tercera de su carrera, pese a ser un portero. Antes había anotado con selecciones menores contra Corea del Sur y contra Tecos, jugando con Cruz Azul.

Parecía que el Conejo solo necesitaba volver a Cruz Azul, para su retiro y lo logró el sábado pasado. Por desgracia, no lo hizo como jugador, sino solo como un homenaje otorgado por el equipo de sus amores.

Por eso, ver al Conejo enfundado otra vez con el uniforme de Cruz Azul, once años después y que tuviera nuevamente el gafete de capitán, fue una escena que anhelé tantas veces, que fue increíble ver que se realizara. Lo que no estaba en mi plan es que cuando ocurriera, no se pudiera repetir jamás.

¿Cuántas personas habrán llorado, al mismo tiempo que el Conejo Pérez, el sábado pasado? El número no lo sé, pero puedo decir que yo sí.

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Fabián Parrilla, el entrenador potosino de los y las mejores raquetbolistas del mundo

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El coach de la Selección Mexicana de este deporte trabajó en su momento con figuras como Paola Longoria, Jessica Parrilla, Daniel de la Rosa y Andree Parrilla

Por: Ana G Silva

San Luis Potosí ha visto nacer a varios y varias de las mejores raquetbolistas del mundo, pues actualmente el estado cuenta con 5 potosinos que ocupan los primeros lugares en el ranking mundial de este deporte como: Paola Longoria, Jessica Parrilla, Daniel de la Rosa, Andree Parrilla y Eduardo Portillo. Detrás de buena parte de los y las atletas potosinas, está el esfuerzo de Fabián Parrilla, entrenador de la Selección Mexicana de Raquetbol.

Fabián es uno de los entrenadores cuyos jugadores tienen más medallas en competencias nacionales e internacionales: “no es que me quiera creer, pero la verdad son muchos años, son demasiados y demasiadas jugadoras talentosas que han ganado todo”.

Parrilla comenzó a entrenar tenis a los 14 años, dos años después conoció el raquetbol gracias a amigos que lo invitaron a jugar. Al entrar a un primer torneo de categoría intermedia lo ganó, ahí inició su participación en ese deporte en donde jugó en diferentes torneos, hasta que a los 24 años fue parte de la selección al conseguir un importante triunfo en el Torneo Nacional de Rosarito, Baja California, gracias a eso asistió a los Juegos Panamericanos de Mar de Plata de 1995 y posteriormente participó en el Mundial de Raquetbol que se desarrolló en San Luis Potosí ese mismo año.

Su etapa como entrenador llegó a los 25 años, un año después de poder conseguir su objetivo de ser seleccionado, cuando el Club Deportivo La Loma lo invitó a tomar el puesto, mientras que a la par continuó como jugador profesional por 10 años más:

“Como entrenador fue una etapa muy diferente, porque es otro tipo de motivación, se trata más de ayudar a desarrollar el talento de otras personas; tuve la fortuna de que desde el inicio me tocó un grupo de de jóvenes que tenían talento y con ellos logramos resultados reflejados en Centroamericanos, Mundiales Juveniles, etc”.

El entrenador explicó que al inicio su método de entrenamiento se desarrolló de forma empírica: “Todo lo que les ponía como parte del entrenamiento tenía que ver con lo que vivía como entrenador, ser jugador a la par que entrenador era mi forma de investigación, porque nunca tuve un entrenador de planta como ahora. Ahora los jugadores con los que trabajo están rodeados de un grupo de nutriólogos, psicólogos, preparadores físicos, entrenador técnico, táctico… en su momento yo tuve que ver todo eso por mi cuenta y eso ayudó y me ha ayudado muchísimo con los muchachos”.

Fabián dijo que es mucha la responsabilidad que se tiene al estar al frente de los mejores raquetbolistas del mundo, aunque admitió que no se siente presionado con los resultado, sino con el sentir de los jugadores, con la frustración que pueden llegar a tener, pues sabe de los sacrificios que estos realizan para poder sobresalir en el deporte.

El entrenador es padre de Jessica y Andree Parrilla, ambos están en el quinto lugar mundial de sus respectiva categoría; al respecto, Fabián apuntó que siempre busca que su trabajo les ayude para que les vaya bien, por lo que él y toda la familia les brindan apoyo en la cancha y en casa.

Parrilla describió a sus hijos como grandes jugadores: Andree como un deportista que siempre está buscando la perfección y a Jessica como una luchadora que no se rinde.

Fabián Parrilla ha sido el entrenador de Paola Longoria y Daniel de la Rosa, los número uno del mundo, con ambos durante sus primeras etapas en el deporte:

Yo creo que los cuatro (Daniel, Paola, Jessica y Andree) tienen habilidades diferentes, pero muy competitivas, gracias a dios porque me tocó trabajar con cuatro raquetas que son de las mejores a nivel internacional”.

Al cuestionarlo sobre el porqué considera que hay tan buenos raquetbolistas en San Luis Potosí, Parrilla respondió que esa pregunta ya se la han hecho en reiteradas ocasiones, pues normalmente suelen obtener medallas en la Olimpiada Nacional, Juegos Conade, en Juniors en el Mundial, etcétera, y dijo que además del apoyo que reciben por parte de sus familias y entrenadores, está el contagio:

“Por ejemplo en el tenis, un día de repente me pregunto Andree ‘papá, ¿por qué hay tantos argentinos tan buenos?’, porque uno de esos argentino fue del Potro, luego otros fueron los que llegaron; los demás se dan cuenta que también pueden. Aquí también empezó a pasar eso, vieron que los cuatro potosinos (Daniel, Paola, Andree y Jessica) tienen logros importantes, son los mejores del mundo y de repente jugaban con ellos, entrenaban con ellos y eso se contagió y los entrenamientos son muy completos, físicos, tácticos, técnicos, psicológicos”.

Parrilla dijo que San Luis Potosí se encuentra en una seria crisis a nivel cultural y deportivo para las nuevas generaciones, que ha originado la fuga de talentos, que acaban por representar a otros estados o países, como Daniel de la Rosa quien decidió participar con Estados Unidos.

Finalmente, Fabián consideró que México debe tratar de impulsar que el raquetbol se convierta en deporte olímpico e hizo un llamado a las autoridades estatales para que den un mayor apoyo a esta disciplina en el estado:

“Yo siempre he dicho que las canchas públicas que están aquí están en perfectas condiciones. Es muy triste que hubieran estado todo el gobierno pasado cerradas y ahora siguen igual, siendo que el San Luis Potosí es un deporte que puede y tiene la capacidad para crear jugadores a buen nivel y esas canchas, donde quien no puede que no puede pagar un club para sus hijos pudieran jugar y pudieran ocuparlas, están cerradas”.

Parrilla aún participa en torneos amateur, aunque su trabajo como entrenador es su prioridad, además de la organización de eventos para ayudar a sus jugadores a foguearse, entre los más destacados está el Torneo Fenapo, que se comenzó a realizar en el 2001 y que no se ha retomado desde la pandemia.

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Sabrina Solís: la potosina figura del bádminton que ya apunta a los Juegos Olímpicos de París

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Máxima figura mexicana de este deporte, la atleta contó la historia de cómo el cáncer de su padre la llevó a esta disciplina

Por: Bernardo Vera

El bádminton es un deporte de raqueta que se diferencía del otras disciplinas debido a que se juega con un volante –comúnmente conocido como “gallito”– y se practica bajo techo. Su complejidad radica en la rapidez con que se juega. En esta disciplina la potosina Sabrina Solís Martínez es la máxima figura mexicana de este deporte.

Sabrina fue seleccionada en los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2014 y en ese mismo año consiguió el oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en dobles femeninos. En 2018 volvió a los Centroamericanos, donde obtuvo oro en mixtos, plata en dobles femeninos y bronce en individuales femeninos. Actualmente es la número 119 del ranking de la Federación Mundial de Badminton (BWF por sus siglas en inglés) donde también consiguió el oro en 2018 y 2020 en individuales femeninos, así como el oro en 2020 en dobles mixtos. Además, en mayo iniciará el ciclo para competir en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Solís Martínez descubrió el bádminton luego de que su padre animó a probar varios deportes, como la gimnasia, natación y voleibol, todos bajo techo: “Cuando tenía alrededor de ocho años, nos empezó a entrenar porque no podíamos estar expuestos al sol. Él tenía cáncer de piel y debíamos cuidarnos mucho. En todas las otras disciplinas no me aguantaban, era medio ‘intensilla’, al año de entrenar bádminton empezamos a salir a competencias nacionales”.

Sabrina ve en el bádminton un deporte acorde a su intensidad como atleta, puesto que forja en potencia, agilidad y explosividad. Pero también en lo mental, ya que en cada partido aprende de las emociones de su rival, independientemente del resultado.

“Mi papá me pegó esa conexión y esa diversión por el deporte, hasta que después de un año y siete meses, me escogieron para la selección juvenil y fui a un Panamericano Junior en Brasil. Desde ese entonces fue que me di cuenta que estaba hecha para este deporte, y de ahí en adelante siguieron los resultados”. mencionó

El padre de Sabrina falleció dos años después de esa competencia. No obstante, con el acompañamiento de su familia continuó su carrera y su preparación. Desde ese momento su trayectoria despuntó, tras formar parte de la selección juvenil, y debutar en 2018 con la selección mayor de este deporte: el inicio de su etapa profesional, pero también uno de los pasos emocionales más difíciles de su carrera, según contó Sabrina.

“Terminó mi etapa juvenil con los Juegos Olímpicos de la Juventud y no tuve ni tres meses de que estaba seleccionada para los Juegos Centroamericanos en Barranquilla 2018.

Fue un salto muy rápido, la responsabilidad es diferente. Tienes que pensar como adulto y yo era la más chica del del equipo, y concentrarme seis meses con gente que ya está acostumbrada, eso fue fue lo difícil. Al principio te pega que la madurez de ellos es diferente. Yo creo que eso fue lo más fuerte que me ha pasado. Sin embargo, pude manejarlo y en Barranquilla me fue excelente. Tuvimos oro, plata y bronce, entonces yo creo que el resultado fue el esperado”.

Luego de haber pasado por juegos juveniles, centro y panamericanos, además de la selección mayor, la ambición deportiva más cercana para Sabrina Solís es llegar a los juegos olímpicos, razón por la que ya se prepara para el ciclo que iniciará en los próximos meses de cara a París 2024: “Empieza en mayo y termina en mayo del siguiente año, dura exactamente un año. Estamos preparados para entrarle a todo el ciclo, todo el año y clasificar a esos juegos tan deseados.”

Sabrina Solís dijo que busca inspirar a todas las mujeres que luchan por sus propias metas y obtener el éxito en cualquier ámbito de su vida, al aportar a través de lo que ha cosechado en su trayectoria como badmintonista. Pero sobre todo, Sabrina busca influir en la vida de las niñas, a quienes envió un mensaje de superación.

Con todo lo que he logrado soy un ejemplo y seguiré siendo un ejemplo para todas las niñas que vienen en la siguiente generación. Que sepan que sí se puede lograr, hoy en día se apoya mucho a la mujer y se puede compaginar el deporte con la salud mental, la salud integral, e incluso con los estudios. Sí se puede, soy un ejemplo de eso, y siempre estaré apoyando a todas las niñas de San Luis y de México que me están siguiendo en toda mi carrera. Tienen el respaldo de que cualquier obstáculo que tengan, aquí estoy para cualquier consejo que necesiten”, finalizó.

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#4 Tiempos

Se gana o se gana | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

No hay vuelta atrás, hoy San Luis tiene la obligación de salir a conseguir el triunfo, varias son las razones por las cuales me atrevo a decir esto.

En esencia San Luis es un equipo que a pesar de los resultados, está donde su presupuesto le alcanza, ya que después de sortear la parte complicada de su calendario terminó llegando hasta aquí con tan solo 1 punto de 15 posibles, es muy necesario que vuelva a sumar de tres.

Hoy recibe a uno de los peores equipos del torneo, con tan solo una victoria se encuentra en la parte baja de la tabla, solo por encima de Mazatlán y empatado en puntos con Necaxa; el visitante es un equipo que ha sabido jugarle de manera interesante a ciertos rivales, pero que no concreta.

Para fortuna del equipo de casa, la visita solo es incómoda por su escudo y no por su juego, el rival en turno a pesar de intentar mantener orden en sus partidos, lo pierde fácil si le mueves el balón, algo que estoy seguro San Luis tiene muy bien detectado.

Sigo en lo mismo, San Luis está donde el presupuesto lo indica, sus derrotas no han sido sorpresivas, se ha perdido contra equipos que en el papel y en la tabla estaban en mejor posición (excepto Tijuana)

y, aunque nos desespera no ver al equipo con más victorias, esto es producto de un calendario y un equipo con poca suerte y errores puntuales.

Para mí, San Luis no juega mal y lo hace mejor que la visita. Los potosinos tienen un par de variantes al frente que lo hacen impredecible al momento de atacar, el gran problema es la definición y desatenciones en zona defensiva, bajo estos argumentos, creo a título muy personal, la continuidad del cuerpo técnico, no debería estar en duda. Sin embargo, los entrenadores son esclavos de los resultados, especular o dejar ir momentos del partido de esta noche, podría poner los últimos clavos al ataúd de la dirección técnica.

San Luis es mucho más equipo que su rival en este partido, San Luis tiene los argumentos necesarios para ganar el partido más trascendente cada torneo, San Luis es simplemente más en todo, que esos, a los que ni siquiera quise nombrar en toda esta columna.

Venga San Luis y toda su gente.

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