octubre 25, 2024

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#4 Tiempos

Los malos ejemplos | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

 

La mujer ganaba limpiamente, como se dice, la fabulosa cantidad de doscientos mil pesos mensuales. Sin embargo, la expresión limpiamente, aquí, no quiere decir “libres de polvo y paja”, sino, más exactamente, “sin mancharse un dedo”, pues la mujer no hacía para ganárselos absolutamente nada. A veces, es verdad, se la veía en la oficina emprendiendo ágiles caminatas por entre los escritorios de sus subordinados, aunque lo más común es que no se la viera en la oficina de ninguna manera.

Una vez fui a buscar a esta mujer porque necesitaba entregarle unos documentos, y he aquí lo que sucedió:

-Perdone, estoy buscando a la señora M –dije amablemente a una joven que debía ser, con toda seguridad, su secretaria.

-Ahora mismo se encuentra en una reunión.

-¡Otra reunión! Perdóneme el espanto, pero es que ayer me dijo usted lo mismo.

Sí, es posible que ayer le haya dicho lo mismo. Pero es que la licenciada es una mujer muy importante. Casi todos los días tiene reuniones.

-Si me dijera usted en qué punto de la ciudad está teniendo lugar esta junta o lo que sea, yo podría ir hasta allá a buscarla. Lo que pasa es que me urge verla.

-No puedo decírselo.

Ya me imaginaba yo a qué clase de reunión se refería esta secretaria fea y fiel: a una reunión con su esposo y sus hijos viendo cómodamente en casa alguna serie en Netflix. De cualquier manera, no me habían engañado: la señora M se hallaba, efectivamente, en una reunión.

-Bueno, volveré mañana –dije en un tono que más parecía amenaza que promesa. Y ella:

-Que tenga suerte.
¿Que tenga suerte? ¿Qué significaban estas palabras misteriosas? ¿Suerte de qué, o por qué? Tras devanarme los sesos llegué a la siguiente conclusión: “Lo que esta señorita ha querido decirme es que encontrar a los funcionarios públicos allí donde deben estar es, por lo menos en México, un suceso fortuito, una especie de afortunada casualidad”.

No sé por qué razón, pero mientras salía de aquella oficina recordé lo que le había pasado a un viejo conocido mío cuando, dos o tres meses atrás, había venido a esta oficina a hacer lo mismo que yo; sólo que él cometió la torpeza de venir a las cuatro de la tarde, hora en la que ya no había nadie ni en el vestíbulo ni en los pasillos. Tenía más de diez minutos tocando el timbre cuando se le apareció un guardia uniformado:

-¿Qué se le ofrece? –le preguntó éste.

-Vengo a entregar unos papeles que…

-¿Es que no ve que ya cerraron?

-¡Cómo! ¿Ya cerraron? ¿Quiere usted decir que por las tardes no trabajan?

-No, señor –respondió el vigilante-, no se confunda usted: cuando no trabajan es por la mañana. Por la tarde ya no vienen.

¡Dichosa simplicidad la de este humilde policía! Todo lo que puede decirse en torno a nuestras burocracias ha sido dicho ya por él con seriedad y rigor.

Como ya estaba yo muy entrado en estos pensamientos, me vino a la memoria la vez en que la señora M, pronunciando un discurso que no tenía ni pies ni cabeza, afirmó categóricamente que Simone de Beauvoir –a quien citó no una, sino mil veces a lo largo de su perorata- era “el filósofo más conspicuo de nuestro siglo”.

Prescindiendo de lo que pudiera entender ella por conspicuo –tal vez picudo-, el hecho es que Simone de Beauvoir no fue filósofo, sino filósofa; no él, sino ella; no hombre, sino mujer. Y me pregunté, mientras pateaba una lata de coca cola tirada en la avenida: “¿Cómo llegan a semejantes alturas estos ignorantes?”. Pero como caí en la cuenta enseguida de que era ésta una pregunta sin respuesta, me dediqué, para no amargarme la vida, a seguir con ojos atentos la trayectoria de la lata.

En 1996, Adolfo Castañón escribió para la revista Vuelta un artículo titulado Algunas ideas para apoyar al libro, y en él decía lo siguiente: “En México, la gente suele leer sólo para estudiar. Tal vez una manera de promover la lectura sería que al menos una parte de la población tuviese que leer durante buena parte de su vida. Me refiero, por ejemplo, a los servidores públicos que acceden a sus puestos, en no pocas ocasiones, por veleidad digital (léase dedazo) o predestinación tribal (léase nepotismo) y no a través de un concurso explícito de oposición… La instauración de dicho concurso traería como consecuencia un aumento del consumo de libros, siempre y cuando dicho servicio se instrumente no sólo con una orientación técnica, sino, más aún, humanista e incluso nacionalista (el grado de ignorancia de la historia y la cultura nacionales entre los llamados servidores públicos puede alimentar no pocas reflexiones). Desde luego, habría que revisar las condiciones requeridas para los cargos de elección popular (diputados, senadores, gobernadores) e instrumentar un examen que comprobara en el candidato un mínimo de conocimientos escolares y de cultura general: por ejemplo, de ortografía, de historia y cultura nacionales. En un país como México es claro que si los servidores públicos se someten a un examen de conciencia escrita ganarían la vida civil y la educación”.

¡Yo me uno a la propuesta! ¡Yo me sumo a la protesta! ¡Yo levanto la mano si me preguntan si la acepto! Y mientras me alejo cada vez más de aquella oficina a la que no pienso volver ni mañana ni nunca, me digo que la culpa de tanta indolencia y de tanta apatía y mediocridad como hay entre nuestros jóvenes escolares habría que buscarla en personas como la señora M. Pues si no sabiendo nada y no haciendo nada puede ganar doscientos mil pesos mensuales, ¿para qué perder el tiempo, para qué perder la vida quemándose las pestañas? ¡Respóndame usted!

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#4 Tiempos

La maldición fuera del Lastras | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

San Luis está pasando por un momento complicado. La verdad es que sus juegos de visitante se han convertido en una pesadilla, y cada derrota parece pesar más que la anterior. Con cada partido que se juega fuera de casa, el equipo se aleja más de sus objetivos, y eso no solo afecta la tabla, sino también la moral del plantel y la confianza de los aficionados.

Desde que arrancó la temporada 2023-2024, San Luis ha tenido dificultades para sacar buenos resultados en los partidos como visitante. Hasta ahora en el actual torneo, el equipo ha disputado seis partidos fuera de casa y solo ha logrado una empate, lo que se traduce en una preocupante tasa de efectividad del 16.7% en esos encuentros. Las estadísticas son bastante preocupantes: han dejado escapar puntos importantes en campos que deberían ser accesibles, como el Estadio de León donde se esperaba al menos el empate o en Mazatlán de donde los locales alcanzaron a quedarse con un punto.

La falta de puntería en el ataque ha sido un factor clave en esta mala racha. En esos seis partidos, San Luis ha anotado apenas 3 goles lo que resalta una media de 0.5 goles por partido. En contraste, han recibido 1.8 goles por partido, lo que refleja una defensa vulnerable que necesita ajustes urgentes. En un torneo tan competitivo como el fútbol mexicano, cada punto cuenta, y perder oportunidades puede costar caro en la lucha por un lugar en la liguilla.

Lo más alarmante es cómo esta situación afecta la mentalidad del equipo. Jugar de visitante puede ser una presión extra, especialmente cuando las cosas no salen bien. Los jugadores pueden empezar a sentir el peso de las expectativas y eso puede llevar a un círculo vicioso de ansiedad y bajo rendimiento. Es fundamental que el cuerpo técnico no solo trabaje en las tácticas, sino que también ayude a fortalecer la confianza del grupo. La mentalidad ganadora es clave para salir de este bache.

El próximo partido será crucial. Cada encuentro es una nueva oportunidad para demostrar que pueden cambiar su suerte. La clave estará en encontrar un equilibrio entre defensa y ataque. Tal vez sea momento de ajustar la alineación o implementar nuevas tácticas que les permitan adaptarse mejor a las circunstancias del juego visitante. Por ejemplo, podrían considerar utilizar un esquema más defensivo al inicio del partido para ganar confianza y luego buscar el gol cuando se sientan más seguros.

La visita a Juárez parece accesible, sin embargo es compleja la realidad, el equipo de la frontera busca cerrar dignamente el torneo y ve en San Luis, un rival al que históricamente lo derrotan en su casa.

Es hora de que el equipo se levante y muestre su verdadero potencial. La afición espera ansiosa ese momento; un triunfo fuera de casa podría ser justo lo que necesitan para encender una nueva racha positiva.

En resumen, la mala racha de juegos de visitante no define a San Luis, pero sí representa un desafío grande que deben enfrentar con mentalidad y estrategia. Cada partido es una nueva oportunidad para cambiar la narrativa y demostrar que este equipo tiene lo necesario para competir no solo de local, San Luis tiene una gran oportunidad de cerrar bien el torneo, tres visitas y un juego de local, parece un plato interesante en búsqueda de la clasificación, el secreto parece ser en rescatar por lo menos un triunfo de visita, tomando en cuenta que de local el rival parece a modo, con esto San Luis puede volver a ser un contendiente temido tanto en casa como fuera de ella.

¡Vamos, San Luis!

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#4 Tiempos

El Toro de Los Ángeles | Columna de Daniel Rocha

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Ayer, de manera sorpresiva y dolorosa, Fernando “El Toro” Valenzuela murió en un hospital de Los Ángeles, a causa de un colapso multiorgánico.

Valenzuela nació en Etchohuaquila, un pequeño pueblo de Sonora, en una familia campesina. Su nombre está grabado en la historia de las Grandes Ligas de Beisbol, pero también por convertirse en un ícono cultural de la comunidad mexicana y que volcó a todo un país a la “Fernandomanía”, durante la década de los ochentas.

Después de unos pocos años de jugar en las diferentes ligas de beisbol en México, en 1979 y con tan solo 19 años fue contratado por los Los Angeles Dodgers, lo que marcó el inicio de una carrera que superó todas las expectativas y aunque Valenzuela no era muy conocido cuando debutó en las Ligas Mayores en 1980, todo cambió en 1981.

Ese año, como un joven novato, Valenzuela protagonizó una de las temporadas más asombrosas en la historia del beisbol, liderando a los Dodgers a ganar la Serie Mundial y desatando la Fernandomanía. Esa misma temporada se convirtió en el primer pelotero de la historia en conseguir el premio Cy Young y el de Novato del Año.

Para la comunidad mexicana en los Estados Unidos, Fernando Valenzuela se convirtió en una figura de orgullo y repres entación, demostrando que la comunidad latina podría destacar en la cultura norteamericana, a pesar de los retos y el racismo que se vivía en la época (me gustaría decir que esto se acabó, aunque no es así) .

La “Fernandomanía” consiguió que el beisbol en México llegara a los lugares más exclusivos y privados, aunque también a las zonas más recónditas y alejadas del país.

Gracias a él, los Dodgers ganaron una base de aficionados mexicanos que perdura hasta hoy. Se retiró en 1997 y en 2019, los Dodgers retiraron el número 34 en su honor.

Es curioso que la muerte del “Toro” sucediera solo a unos pocos días de que los Dodgers esten en busca de su octava Serie Mundial, en contra de los Yankees de Nueva York, ese mismo equipo al que Valenzuela le ganó su primer clásico de otoño.

El destino decidió que este 2024 todo México se volcara en apoyar a los Dodgers, así como en 1981.

Es difícil explicar la Fernandomanía para quienes no lo vivimos, porque en la actualidad, no hay un referente deportivo de esas magnitudes. Fernando Valenzuela está a la altura del legado del Santo y Místico en la lucha libre, Julio César Chávez en el boxeo y Hugo Sánchez en el futbol.

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#4 Tiempos

Las científicas a cargo de La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Uno de los más importantes programas de divulgación científica en el país es La Ciencia en el Bar, que iniciara en San Luis Potosí en 2006. Un programa donde coinciden científicos y artistas de primer orden con el gran público, estableciendo un escenario de debate ciudadano. Este programa pionero en México ha sido la punta de lanza para el nacimiento de varios programas en otros estados del país.

Hasta la fecha se han realizado treinta y siete ciclos y en estos meses estarán realizándose las sesiones correspondientes al ciclo treinta y ocho. Los recientes ciclos han estado siendo coordinados por un par de mujeres, tanto en el aspecto técnico y organizativo, diseñando y seleccionando los temas que se tratan. En estas entregas dedicadas a las mujeres es necesario hacer la mención a este par de científicas que han tomado en sus manos La Ciencia en el Bar: la Dra. Viridiana García Meza y la Dra. Araceli Hernández. Que han extendido su colaboración académica al tema de la divulgación científica a través del programa La Ciencia en el Bar. El cual en su primera sesión del nuevo ciclo tuvo la participación del Dr. Alfonso de Alba de la Facultad de Ciencias que trató el tema: ciencia y cómputo en las artes. Las sesiones se llevan a cabo el último miércoles de cada mes a las ocho de la noche.

Araceli Hernández acaba de obtener su doctorado en ciencias en el programa doctoral de ciencias interdisciplinarias de la Facultad de Ciencias, bajo la dirección de Viridiana García que dirige el Laboratorio de Geomicrobiología del Instituto de Metalurgia de Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

La Dra. García Meza es egresada de la licenciatura en biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también obtuvo la maestría en biología vegetal (microalgas) y el doctorado en química ambiental, lo que la ha llevado a realizar investigación en temas como: geomicrobiología ambiental, microalgas y bacterias, bioelectroquímica y biooxidación y genómica bacteriana. Dentro de sus recientes proyectos de investigación y, dentro de los cuales trabajó su doctorado Araceli Hernández, se encuentran: análisis de dos pilinas de acidithiobacillus thiooxidants: su función en la transferencia extracelular de electrones y su posible uso como nanobiocable. También coordina el proyecto con la industria denominado biooxidación de concentrado de pirita para liberar oro.

Viridiana García se ha interesado en el estudio de la ecología microbiana por tener aplicaciones en la vida diaria e industrial; a través del estudio de los microorganismos se puede entender la evolución y la vida. Con los microorganismos pueden desarrollarse biotecnologías que pueden tener aplicaciones, tales como, obtención de energías alternativas, remediación de suelos, aguas y de la atmósfera.

Araceli Hernández, que realizó su trabajo de doctorado con Viridiana García, realizó sus estudios de licenciatura en la Facultad de Ciencias de la UASLP en la carrera de biofísica, donde también se graduó como maestra en ciencias. Se doctoró en el programa de doctorado en ciencias interdisciplinarias de la Facultad de Ciencias con la defensa de su trabajo de investigación que realizó en el laboratorio de geomicrobiología. 

El propósito del trabajo doctoral fue describir las características intrínsecas de las proteínas que forman parte del apéndice extracelular conocido como pilum de la bacteria acidófila Acidithiobacillus thiooxidans, para lo cual se realizaron análisis experimentales en los cuales las proteínas se exponen a diversas condiciones que permiten inferir las características que las hacen resilientes a las condiciones extremas donde este organismo se encuentra, así como comprender los mecanismos que facilitan la transmisión de diferentes estímulos desde el exterior hacia el interior de la célula. La importancia de este trabajo radica en la descripción del pilus de la bacteria acidófila desde un enfoque proteómico, lo que permitió proponer un modelo de resistencia al pH, extrapolable a otros géneros de bacterias acidófilas utilizadas en los procesos mineros.

Los invitamos a que estén pendientes de la programación de sesiones de La Ciencia en el Bar, los últimos miércoles de cada mes, las cuales se están realizando en la Cervecería San Luis ubicada en Calzada de Guadalupe 326 en punto de las ocho de la noche.

La próxima sesión de La Ciencia en el Bar se realizará el 30 de octubre en punto de las ocho de la noche en Cervecería San Luis y estará a cargo de la Dra. Patricia Julio Miranda quien hablará sobre: los desastres no son naturales.

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Opinión

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