Columna de Alma Barajas
Rómpeme un pie, deporte, pero hazme feliz | Columna de Alma Barajas
Capitana #13
En ocasiones me sorprende un poco la capacidad humana para dar el todo sin buscar retribución. Ejemplo de lo que hablo es el deporte. Porque ¿quién les paga por ir a jugar una cascarita en la calle? Por ir a romperse un pie, la nariz, un brazo. Nadie. Pero ustedes mismos se recompensan, ¿con qué? Fácil de responder, con felicidad.
El pasado 15 de septiembre me tocó acompañar fuera de la ciudad -por trabajo- al que se le consideraría el equipo más sólido y bien formado de San Luis Potosí. Porque siendo objetivos, después de 5 años trabajando sin descanso, la experiencia se incrementa y el nivel se nota. Porque hoy por hoy cuentan con dos categorías internas. Lo que se consideraría Juvenil e Intermedia. Porque respetan, presumen y comparten sus colores con el más grande orgullo que podría describir por aquí.
Desconozco aún muchos procesos, muchos momentos, las formas de desenvolverse en un mundo reducido y cerrado como este, pero el pasado fin de semana patrio, aprendí más de lo que esperaba, aprendí más de esto, y un viaje que por trabajo se realizó, se convirtió en un viaje de descubrimiento pleno entorno al Football Flag.
Antes ya había visto jugar a este equipo potosino dentro de ligas locales, y bien dicen que los mexicanos, ante grandes rivales, nos volvemos más fuertes, y en algunas ocasiones ante pequeños rivales nos minimizamos. Pregúntele a la selección mexicana, bola de conformistas, grandes antes los gigantes del futbol y pequeños contra los que no creen dignos (lo peor que puede hacer un deportista).
El equipo que vi competir en esta liga foránea, en este viaje de trabajo, en estos encuentros contra equipos de un nivel impresionante, fue un equipo que mis ojos no habían visto hasta ahora en el tocho que me rodea: eran más de lo que yo conocía en mi ranchito potosino. Eran mucho más, sí eran Guerreras, pero parecía que sus armas eran diferentes, mucho más temibles, de metal brillante, filosas, casi mágicas.
Me emocionaron al grado de querer morirme de desesperación, de frustrarme, de enojarme sin remedio, de gritar de felicidad ante sus logros, ante sus triunfos, al grado de querer llorar cuando escuché esas palabras de su Head Coach Marvel, de Andy, de Dalid, me emocionaron al grado de sentir envidia porque tienen una Glo que las ama y sin un peso a cambio se avienta estrés y pleitos por sus guerreras, una señora Maribel que las cuidaba de un campo a otro sin importar qué, una Mary Carmen Anizar que las presume ante todo con orgullo y muchísimo respeto, porque pues son sus Guerreras. Una compañera como “Lizzy”, que entrega más de lo que conocen ellas mismas.
Y es que pues ¿quién nos paga por esto? Por jugar, por excedernos hasta el desmayo, por no dormir bien y al día siguiente correr a recibir una lesión en la rodilla a cambio de una anotación, por viajar en la madrugada y llegar con sueño, frío, sin luz eléctrica que alumbre el campo de juego, pero eso sí, con el corazón en la garganta y el esfuerzo a tope buscando iniciar una competencia esperada durante un año.
Nadie paga por dejar los pulmones en la cancha una y otra y otra vez, por arriesgar tu físico, porque ni que fuéramos esos futbolistas llorones millonarios ¿verdad? No hay dinero que retribuya el deporte amateur, y por el contrario hay gastos, y aún así ahí van todos, los papás que fungen como Coaches también, los novios que desvelados y sin comer gritan eufóricos o graban en vivo todos los partidos, las mamás que arropan y prestan sus piernas para que sus atletas puedan descansar 5 minutitos más antes de su partido próximo, en una liga donde los encuentros son uno tras otro, sin descanso.
Se vale aplaudir el esfuerzo de los demás, no veo nada de malo en reconocer un trabajo tan bueno como el que ha hecho un equipo potosino llamado Guerreras Águila. Porque lo bello del deporte para mí, es eso, respetar el talento, reconocer el esfuerzo y aplaudir la experiencia de un igual. Por todos esos deportistas que arriesgan todo sin buscar nada a cambio, que dejan dinero, sudor, y vida en el campo, y por la gente que siempre está alentando el deporte con un “bien hecho” o un “adelante que puedes hacerlo”. Porque por ustedes el deporte es sinónimo de felicidad.
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Los gritos de tu coach | Columna de Alma Barajas
Capitana #13
Gritaba, parecía desquiciado. Decían algunos tras la banca, criticando, hablando por hablar, los que formábamos parte del equipo alcanzamos a escuchar pero nos reservamos los comentarios. Cuando llegó Mariana al equipo le dijimos que no lo conocía enojado, y ella no quiso creernos hasta aquel día en León donde lo vio aventar la tabla de apuntes víctima de la desesperación ante la derrota que estaba sufriendo el equipo que él dirigía.
Quienes ya tenían tiempo desarrollándose deportivamente en conjunto se dieron cuenta que esto es algo habitual en eso precisamente: el deporte en equipo. No es nuevo escuchar los gritos, los regaños, estresarte debido al acto, pero al final aceptar que las cosas son así es vital para convertirte en un deportista consciente y comprometido.
Si estás dentro, respetas al entrenador, no lo contradices. Podrá estar mal muchas veces, podrá sacarte de quicio, pero al final estás dentro, y te toca respetar. Cuidado aquí, no se trata de “aguantar” se trata de “respetar”, y no solo de la forma educada, principalmente aceptando la forma jerárquica establecida.
¿Creen que en el deporte profesional al atleta lo tratan con florecitas y palabras susurradas al oído con tranquilidad y comprensión cuando meten la pata? Jamás. Aquel que no tolere y se sienta con derecho a replicar al líder, no está haciendo bien las cosas, y si no respeta un grito o un regaño dentro del campo amateur, con la pena pero, ¿cómo podría aguantar los gritos en el campo profesional?
Hay que saber marcar diferencia entre faltas de respeto y regaños enérgicos, no se vale confundir. Una vez le dije a un compañero “si no puedes aceptar un regaño, no sé qué haces aquí” y él respondió “pero es que lo hice bien, él fue quien se equivocó” entonces mencioné; lo sé, todo el equipo lo sabe, pero créeme que no ganas nada levantando la voz frente a todos tus compañeros buscando exhibir a tu entrenador.
He aprendido de mucha gente, Shere, yo lo sé Sherecita, cómo se nos equivoca a veces el coach, y ahí estás tú, escuchando solamente, respetando y poniendo el ejemplo. Vero, con su siempre “sí Coach”, exhibiendo esa madurez a su equipo y a su líder. Mariana, sí, Mariana, tú, que de remilgosa no te vas a morir pero a veces le dudo, y aun así, sabes reconsiderar, callar y ejecutar como la gran deportista que está acostumbrada a ser guiada por alguien más sabio, y eso se aplaude.
En un equipo donde el coach grita como si en eso se le fuera la vida, con la única intención de apoyar a sus pupilas, porque él cree en ellas, están actualmente las que saben escucharlo, respetarlo y aprender de él, por eso gracias, compañeras. Se nos podrán salir las replicas (lo digo por mí) pero sabremos al final aceptar y aplicar (lo digo por todas y cada una de mis compañeras), porque eso es el principio de un gran equipo, escuchar y ejecutar.
“Hay talento, mucho talento, solo vayan a entrenar”, “vean lo que hicieron solo porque se dignaron ir a entrenar dos pinches días, vean lo que lograron”, “esto no solo es de talento, es de compromiso, chavas” , “llegamos juntas, nos vamos juntas”, “hoy somos unas perras, y nada nos detiene. Con la cabeza en alto”, “chavas, créansela, somos las mejores”, “y cuando estén adentro, denlo todo, háganlo por lo que ustedes quieran, dedíquenlo a quien deseen, lo que yo haría, es ver a mi compañera de al lado y entregar todo mi esfuerzo por ella, porque ella está confiando en mi, háganlo por quien tienen a lado, volteen a verla, y dénlo todo”, “GRACIAS POR TODO, VAQUERAS, HOY SOMOS CAMPEONAS” Palabras de nuestro Coach Pato, el que me hizo sentir por primera vez en mi vida lo que era ganar un campeonato no solo con talento, también con corazón.
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El odiado futbol soccer y los demás deportes | Columna de Alma Barajas
Capitana #13
Últimamente me he preguntado por qué el soccer presenta tantos reproches por parte de gran diversidad de deportistas, y es que incursionando en el Football Flag me doy cuenta que el rango de odio y repudio hacía el deporte del balón redondo es más grande de lo que creí. Para ser sincera, nunca pasó por mi mente el hecho de que algún deporte sintiera “aversión” por mi amado futbol soccer.
Y entonces sucedió, conocí el tochito y por consecuencia entendí por fin el famoso deporte de las películas emotivas gringas, entendí el futbol americano, bueno eso de “entendí” es un eufemismo, realmente me falta mucho más para estar completamente atenta del mundo del futbol americano, lo confieso. Descubrí ya entrada en esos terrenos de las yardas y los goles de campo, que el soccer era la peste para los fortachones del americano potosino, y para los no fortachones también, ¿por qué? Esa misma duda entró desde hace mucho tiempo atrás a mi torrente sanguíneo para instalarse en mi cerebro, y a pesar de no preguntar o intentar disiparla, justo hoy salió el tema entre charlas con una amiga.
Ella, la fanática del tocho usando la frase: “¿qué está pasando, doctor García?” Me causó curiosidad, y al abordarla con la duda del por qué usaba tal expresión, me dijo; “es del cochino futbol” y entonces pregunté el por qué tanta gente odiaba al futbol en ese pequeño mundo del tochito y futbol americano, a lo que ella respondió;
“Pues es que no es odio ni resentimiento, y créeme que entiendo el porqué es tan famoso y amado por tanta gente, porque pues, el soccer te hace feliz incluso si lo juegas con una botella en la calle con tus amigos de la cuadra, pero lo han comercializado tanto que siento que ha perdido énfasis en su meta principal , meta que sí tenemos otros deportes aún, y es la de unir y formar deportistas”.
Unir y formar deportistas, es verdad, para mí es la esencia del deporte en general, el soccer perdió su encanto cuando comenzaron a comprar por millones al mejor jugador y que estos a su vez, se vendieran al mejor postor. El soccer es un negocio, nadie puede negar eso, y sí, el basquetbol también, el americano no se diga, el tenis, el golf, pero, la diferencia es que esos últimos mencionados, nunca tendrían el apoyo universal que el soccer presenta con sus marcas, o las instituciones de gobierno.
Llevo mucho tiempo quejándome de que falta apoyo para el deporte, pero creo que antes de quejarme en torno al tema, debo darme cuenta que a lo mejor sí hay apoyo, pero puede ser que esté mal distribuido. Habría que investigar más, cifras, datos, números. Conocer estadísticas sobre el apoyo al deporte, y qué deporte se lleva más billete donado, tal vez pudiese adivinar desde ahora que el futbol soccer lleva las de ganar. Así que después de haber leído la opinión de aquella chica de 20 años, pensé; cuánta razón tiene. Y bueno en realidad mi parte favorita de todo esto fue, “el futbol te hace feliz incluso si lo juegas con una botella en la calle”, eso es totalmente verdad.
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El Coach de mi Coach | Columna de Alma Barajas
Capitana #13
Nos queda poco cabello, pocas piernas, poca saliva, dicen muchos, y por el contrario digo yo que no, que aún hay un largo camino por recorrer, que habrá huesos rotos, sudor en la frente y gritos ahogados, pero el camino no tiene fin.
Para que un equipo se consolide se necesita un líder, un Coach. Fuimos unas novatas, principiantes, y después de un año, llegamos a una final, dirigidas por uno de los más grandes deportistas de San Luis Potosí. Las Cowgirls nos enfrentamos al equipo de mayor trayectoria en el estado, el más ganador de la liga femenil, con una quarterback letal y una plantilla de mucha experiencia y calidad, las Guerreras Águila, quienes a su vez reconocieron que en nuestro equipo se nota calidad y vamos por un buen camino.
Entre altibajos, el equipo de las Vaqueras demostró que tenemos mucho para dar, talento individual sobra y como equipo seguimos aprendiendo. Una primera final de muchas. Y todo esto me remite a algo básico pero fundamental para alcanzar los triunfos deportivos: el líder.
Se vale destacar a quien merece ser conocido, Sergio Ernesto Medina Hernández, “Coach Chory”, gracias por todo. Le agradezco porque usted formó en parte a quien es mi líder al día de hoy, porque usted guió, motivó y alentó al hombre que hoy dirige a mi equipo que con orgullo porta la camiseta (jersey, pa los fresas).
El año del 83 lo vio nacer en el football americano, y el 2019 le agradece su camino hasta ahora recorrido. Merecido ese reconocimiento otorgado, merecido ese lugar en el Salón de la Fama. Yo sé nada prácticamente de este mundo, pero, me doy cuenta que si hay un hombre que es respetado y aplaudido por todos los jugadores experimentados del americano en el estado, ese, es usted.
Que sepan en San Luis que personajes como usted no se ven todos los días, porque darle la mano a la experiencia, a la historia y al conocimiento, es darle la mano al Coach Sergio Medina. Felicidades Coach, qué orgullo. Gracias por su entrega, pero sobre todo, y viéndolo desde mi campo, gracias por haber sido el Coach de mi Coach, porque sin usted, nuestro Pato Ferretiz no sería lo que es ahora, un líder de esos que en un primer año de formación, te llevan a una final. Un líder de esos que con solo mirarte a los ojos te dice “puedes hacerlo, creo en ti”. Eso, seguro lo aprendió del mejor.
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