octubre 9, 2025

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#4 Tiempos

Igual y esto nunca se trató de ciclovías | Columna de Bernardo Vera “Berni”

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De veras

Respetable Culto Público de La Orquesta. A partir de este momento quisiera compartir algunas reflexiones que vayan más allá de la realidad que este reportero alcanza a detectar en el ejercicio cotidiano de su labor. Aquellas que por respeto al canon periodístico no me permito contar para no subjetivar un hecho puramente noticioso… pero que están ahí. De veras. Aquellas pequeñas rutinas que hemos llegado a normalizar, pero demandan un análisis profundo para que no queden en el abandono público. Luego estará que coincidamos o discutamos en lo mismo, pero con el único propósito de poner el ojo ahí, y no los volvamos a ignorar.

Y para comenzar, quiero permitirme hablar de movilidad sustentable sin hablar solamente de ciclovías o de bicicletas. Y no porque yo tenga algo en contra de ellas. De hecho, si me lo permite, quiero hacerlo como ex ciclista urbano que soy –y es que lo de “ex” viene por una bicicleta que me robaron en plena Plaza de Armas, y por la que no ha habido respuesta por parte de la Fiscalía del Estado, pero esa es harina de otro costal–.

Por ello, me disculpo de antemano si usted cree que este es otro texto sobre el retiro o permanencia de las ciclovías. No obstante, tampoco vengo a desestimar los esfuerzos que colectividades, sociedad civil y otras organizaciones han logrado en esta materia.

Entonces… ¿a dónde pretendo llegar con esto? A que la movilidad sustentable no merece limitarse a ese concepto.

La armonización de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial por parte del Congreso del Estado de San Luis Potosí debería ser una garantía de espacios para libre tránsito de quienes se desplazan por métodos alternativos al automotor. Eso, suponiendo que las y los 9 diputados que pidieron licencia, hayan dejado bien encargado el tema a sus respectivas suplencias.

El proyecto de movilidad para la capital potosina debería asegurar la permanencia de los espacios ya existentes y preparar a la ciudad para la dispersión homogénea del parque vehicular. Eso, suponiendo que el Implan no vaya a “reciclar” los proyectos de las anteriores administraciones, como se señaló en días pasados.

El gobierno del estado ya dijo que sí quiere entrarle al tema de movilidad y de las ciclovías, siempre que se haga con responsabilidad, y no como las “porquerías” que dejaron los otros. Eso, suponiendo que sí se vayan a considerar a los sectores comercial, urbano, colectividades, sociedad civil, peatones, choferes de transporte público, usuarios de bicicleta, personas con discapacidad… y un largo etcétera.

Pero el problema no está en los casos antes mencionados. Aquí me conviene cuestionar si se trata realmente de políticas públicas en materia de movilidad –o nos conviene a usted y a mi, si es que coincidimos en esta parte–

. Hablo de ese taxista, de ese valet parking, de ese refresquero, o de esa señora que va a comprar sus burritos, quienes por ofrecer o adquirir servicios, se valen de la zona de ciclovías como área para estacionarse. La creación de nuevas leyes, normas y reglamentos, todavía dista muchísimo de su ejecución y cumplimiento.

Sí, estoy hablando de la ciclovía de Venustiano Carranza, pero la misma situación se replica frente al panteón del Saucito o en la avenida Himno Nacional. ¿Uno merece exponerse a que se lo lleve el ruta 9, nomas por su “ahorita me quito”? ¿O que un ciclista deba sortear a los transeúntes sobre la banqueta, porque le invadieron el espacio confinado exclusivamente para su uso?

Por eso digo que igual y esto nunca se trató de ciclovías, pero que nadie se confunda, no toda la culpa es de la ciudadanía.

Una solución a esto es, como casi siempre ocurre, dejarle el problema a los que siguen. Aprovechar la odisea electoral, donde los más avispados lo tomarán como estandarte de una campaña que eventualmente se convertirá en una promesa incumplida, pues una vez en el cargo, harán todo lo que esté al alcance para darle largas al asunto, como foros de debate, reunión de comisiones, sesiones extraordinarias, así como otros mecanismos de simulación –como aquella letanía del “lo vamos a revisar”–… y un largo etcétera.

Desde luego que en materia de políticas públicas, la autoridad todavía tiene una labor pendiente muy grande. Como los cruces, puentes y corredores peatonales; rutas de transporte suficientes, seguras y eficientes para la conectividad de toda la ciudad; libre tránsito de scooters eléctricos, patines, sillas de ruedas y otros dispositivos usados para la movilidad; la garantía de no exponernos a un accidente por circular en motocicleta; o que ya no habrá más bicicletas blancas en los postes de la ciudad.

¿Cómo? En el cumplir y hacerle cumplir a la ciudadanía esas leyes, normas y reglamentos.

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#4 Tiempos

Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta

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Apuntes

Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.

Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.

Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.

Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.

En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.

Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir

. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.

No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.

Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.

Punto.

Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.

Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.

Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.

Yo soy Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.

Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.

Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.

El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.

Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.

Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México.

Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.

Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.

Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.

Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.

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#4 Tiempos

Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

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APUNTES

 

Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?

La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?

Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.

Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.

¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.

Deme una salida, presidente…

— Ok.

Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú

… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.

—Ganamos.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

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Opinión

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