#4 Tiempos
El verano que pensé que sería divertido ver todos los estrenos del anime de la temporada – Parte 4 | Columna de Guille Carregha
CRITICACIONES
EL VERANO QUE PENSÉ QUE SERÍA DIVERTIDO VER TODOS LOS ESTRENOS DE ANIME DE LA TEMPORADA PERO QUE, PRONTO, ME DI CUENTA DE MI TREMENDO ERROR CUANDO VI LA CANTIDAD DE SERIES QUE SE ESTRENABAN ESTE MES Y LO COMPARÉ CON LA EXTREMADAMENTE LIMITADA CANTIDAD DE HORAS LIBRES QUE EL CAPITALISMO DEL SIGLO XXI ME PERMITE TENER TODOS LOS DÍAS – PARTE 4
- The Elusive Samurai (CINCO EPISODIOS)
No les voy a mentir, objetivamente esta es la mejor serie que se ha estrenado esta temporada. Es posible que haya seres humanos que se decanten por cualquier otro estreno de anime que salió en estas fechas, pero lamento informarles que están mal. Y estar mal no es necesariamente algo que vaya a terminar con tu vida social o algo así (al menos no tanto como aceptar que ves cantidades industriales de anime en público), pero debe sentirse mal estar tan equivocado. En lo personal no sabría empatizar con ustedes porque nunca me he equivocado en cuestión de gustos audiovisuales (y esconderé momentáneamente mi cuenta de Letterboxd con todos mis hot takes horribles para que no se me pueda comprobar lo contrario), pero me parece tierno que haya gente que quiera demostrar su individualidad enfatizando que amó tal o cual serie que no se llama The Elusive Samurai.
El primer capítulo es magia pura. Le aplica al espectador un rug pull al nivel de cualquier otro cripto-fraude de la quincena en Twitter, pero en vez de perder los ahorros de toda tu familia al creer que algo llamado SQUID Token te iba redituar de alguna manera, te entrega la promesa de una historia en donde nada ni nadie está seguro. Ahora, parte de lo que hace que funcione tan bien la premisa de justo ESE giro que hacen poquito antes de cortar a comerciales es el no saber absolutamente nada de lo que va a pasar, así que, pues… nada. No voy a resumir la historia.
Lo único que puedo compartir es que se trata de la apuesta shounen de la temporada, por lo que OBVIAMENTE, el personaje principal es un niño de 12-13 años que debe juntarse con varios otros niños de su edad para, OBVIAMENTE, vencer al mal a través del poder de la amistad. Todo aquel que sepa qué quiere decir el genero shounen ya se la sabe, la gente que ha leído mangas o visto anime en algún punto entre 1968 y hoy se la sabe, quienes se han tenido que fumar incontables memes y referencias no pedidas de One Piece, Naruto o Dragon Ball se la sabe, los novios y novias que fueron obligados a ir a ver algo de Demon Slayer en el cine se la saben. Hemos visto esta fórmula funcionar por literalmente por casi un siglo, y a menos que los multimillonarios se acaben al mundo en 20 años o menos, vamos a seguirla viendo funcionar por otro siglo o dos. Es lo de siempre.
También puedo decir que sucede en el Japón de los 1300. No sé si eso en particular sea un punto de marketing especial para alguien, pero pues, ahí está.
Lo que hace tan especial a este anime es que, a pesar de no jugar con la formula de los shounen tanto, lo que hace es modificar los estereotipos de los personajes. Por ejemplo, el personaje principal no desea ser el rey de los samuráis, o ser el más fuerte del mundo. Es más, a duras penas quiere vengarse. Pero se ve metido en [PROBLEMAS HISTÓRICOS DE GUERRA Y FEUDOS] y, pues, ya ni modo. Además, no le gusta pelear de frente. Su habilidad es la de escapar, y parte de la historia se enfoca en explicar cómo diantres “escapar” puede vender a [ENEMIGO EN TURNO]. Además, aunque a veces vaya a 4 FPS, y tenga CGI tan horrible como el de The Strongest Magician In The Demon Lord’s Army…, la animación y diseño de personajes son preciosos. Que sí, muy al estilo clásico de los 2020s en donde algunos rostros se pierden en el mar de “todos aprendimos diseño de personaje del mismo maestro”, pero hay variedad entre ellos. Es decir, no todos los personajes son la misma cara con pelo de distinto color para diferenciarlos.
Además, el ritmo es desenfrenado, no hay momentos aburridos de exposition dump para que todos entendamos cómo funcionan los niveles de poder (que no hay), o darle toda la información posible a la audiencia de lo QUE ESTÁ PASANDO FRENTE A SUS OJOS. Y tiene una sarta de chistes visuales exquisitos, además de nunca dejar de darle todas las vueltas de tuerca necesarias a los punchlines que se toman uno o dos minutos en preparar como momentos serios o de drama.
Uno de mis ejemplos favoritos es la aparición de un sujeto con ojos tan poderosos que es capaz de cuchichear planes secretos A TRAVÉS DE MOVER SUS OJOS.
- Shoshimin: How To Be Ordinary (CUATRO EPISODIOS)
No tengo la más mínima idea de qué trata esta serie y, aún así, es bellísima.
La premisa va de dos adolescentes de prepa (¿en un anime? ¿cuándo se había visto algo así?) que buscan resaltar lo menos posible, aparentando ser lo más cercano a “normales” que puedan. ¿Por qué? Quién sabe. ¿Para qué? No lo han explicado. ¿Pasa algo si no son ordinaries? Lo más seguro es que no.
Como sea que se vayan a responder estas preguntas al final, lo importante es que no explican ni un carajo. Y, tampoco es como si esté pasando algo extraordinario en este mundo. Es una preparatoria normal, con gente normal, viviendo una vida normal. Lo único fuera de lo ordinario es la cinematografía escogida para representar esta serie, porque todo, la paleta de colores, la selección de ángulo de cámaras, la edición, los filtros, TODO ESO, es precioso. Pero en realidad pasa poco o nada frente a nuestros ojos.
Inexplicablemente, la manera en la que la serie decide demostrar cuán ordinarios son nuestros protagonistas es mostrarnos cómo resuelven misterios escolares. Ahora, por “misterios escolares” no hablamos de asesinatos, secuestros o algo así. Literal, el primer episodio se toma 15 minutos en la búsqueda de una lapicera perdida. El segundo trata casi enteramente de tres personas averiguando cómo su amigo preparó sus tazas de chocolate caliente.
No hay manera alguna de que esta serie debiera de funcionar tan bien como lo hace y, aún así, es hermosa. Culpo a la dirección artística y al nivel de pulido visual que se carga el equipo detrás de esta producción, porque nunca hay ni siquiera fotogramas aburridos en algún punto de la serie.
La cantidad de dudas que esta serie me genera resulta hipnotizante.
- A Journey Through Another World: Raising Kids While Adventuring (SEIS EPISODIOS)
Este es totalmente un anime de domingo. No hay nada más de domingo que las vibras que transmite esta serie que, hasta ahora, no se trata realmente de nada. O sea, sí hay una premisa, pero no hay una historia realmente. Este es un isekai donde el protagonista termina adoptando a dos gemelos misteriosos cuyo único trabajo en la serie es verse tan adorables como sea posible y, al mismo tiempo, acabar con cualquier enemigo de un solo golpe.
Y ya. Eso es todo.
Es una serie para ver a dos niños bonitos tener aventuras en un mundo de fantasía de toda la vida, sin que haya peligros reales, ni villanos, ni enemigos, ni traiciones ni nada.
Es tan “solo queremos ver monitos bonitos” que el fan service de esta serie es “verlos usar outfits tiernos de vez en cuando”. Literal, ese es el nivel de serie al que nos estamos enfrentando aquí. Y me encanta <3
#4 Tiempos
El sabor uruguayo del futbol potosino | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
El futbol potosino ha tenido muchos rostros, muchas etapas y muchas nacionalidades que han dejado su huella. Pero si hay una que ha sabido ganarse el respeto en la cancha y el cariño en la tribuna, es la uruguaya. No hablo solo de entrega, hablo de carácter, de identidad, de jugadores que supieron ponerse el equipo al hombro cuando San Luis más lo necesitaba.
Hoy que el nombre de Juan Manuel Sanabria suena con fuerza por razones fuera del césped, vale la pena recordar a los uruguayos que eligieron a San Luis, que se partieron el alma con esta camiseta, y que con su futbol dejaron una marca imborrable.
Sanabria, quien hasta hace poco fue capitán, referente, y para muchos el nuevo símbolo del Atlético de San Luis, rechazó irse al América. ¿Por qué? Eso solo lo sabe él. Pero mientras unos dudan, otros lo hubieran dado todo por una oportunidad así. Y sin embargo, eligió a San Luis. Eso dice mucho.
Marcelo Guerrero, aquel mediocampista ofensivo que llegó en los años dorados del primer San Luis en Primera. El “Colo” no era un crack mediático, pero tenía talento en los pies y visión en la cabeza. Fue clave en el subcampeonato del Clausura 2006. Ese torneo, donde estuvimos a nada de ser campeones, tuvo mucho del futbol uruguayo. Mucho de Marcelo.
Sebastián Abreu, el “Loco”, pasó brevemente por San Luis pero dejó su sello. Llegó con la fama de goleador nato y aunque no tuvo su mejor etapa, su presencia bastó para sacudir vestidores. Un delantero con personalidad, de esos que no se esconden. Un verdadero referente del futbol uruguayo que, aunque por corto tiempo, defendió los colores potosinos.
Más recientemente, Facundo Waller, otro charrúa que entendió lo que significa este equipo. Su paso por San Luis no solo fue destacable, fue vital. Contundente, técnico, siempre con una actitud ejemplar. Fue de los pocos que en temporadas grises mantuvo el nivel. Un volante moderno, de ida y vuelta, que mostró garra y calidad.
Pero no todos los nombres quedaron grabados en los reflectores. Algunos fueron más discretos, pero no menos importantes. José Enrique García, volante de contención, fue uno de esos gladiadores silenciosos a inicios de los 2000. Siempre cumplidor, sin lujos pero con un orden táctico que todo técnico valora.
Andrés Silva, central uruguayo que también pasó por San Luis en esa época, destacaba por su fortaleza física y su agresividad defensiva. No era un defensa sutil, pero sí un tipo al que no le temblaban las piernas en los partidos complicados. Le tocó vivir años de transición en el club, pero siempre rindió.
Uno que sí fue diferente fue Lorenzo Unanue, que llegó en los años 80, cuando San Luis todavía tenía una identidad más modesta pero una gran ambición. Unanue era fino, creativo, y marcó diferencia en una liga que no siempre apreciaba el talento extranjero. Fue de los grandes uruguayos que se puso esta camiseta, y su huella permanece en quienes lo vieron jugar.
A lo largo de las décadas, han sido los jugadores charrúas quienes más han entendido el código del fútbol en esta tierra: sacrificio, dignidad, talento sin soberbia. Y entre todos ellos, hay un nombre que no se discute: Nery Castillo, el más grande jugador uruguayo que ha pisado una cancha en San Luis.
Nery jugó en el Atlético Potosino durante los años más vibrantes del fútbol en la capital. Era extremo, rápido, elegante. Pero más que sus cualidades técnicas, lo que hacía diferente a Castillo era su entrega. El estadio Plan de San Luis rugía cuando tomaba la pelota. Marcaba diferencias, no solo con goles, sino con personalidad. Fue ídolo, fue referente y fue parte fundamental de una etapa que marcó a toda una generación. Su legado va más allá de la cancha: sembró en San Luis una identidad, una conexión con Uruguay que permanece hasta hoy.
El fútbol potosino no tiene la vitrina de otros equipos, pero sí tiene historia. Y en esa historia, los uruguayos han sido piezas importantes. Jugaron, ganaron, perdieron, sudaron esta camiseta como si fuera suya de nacimiento. Por eso, cuando uno ve a un jugador uruguayo en San Luis, ya sabe que algo bueno puede pasar. Porque si algo saben hacer los charrúas, es dejarlo todo en la cancha. Y a veces, eso es más importante que cualquier fichaje.
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#4 Tiempos
Jorge Echevarría y su taller de Sonido 13 | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
De la mano de Oscar Vargas y David Espejo, los alumnos del maestro Julián Carrillo, y principalmente bajo el cobijo de la hija del maestro, Dolores Carrillo, Jorge Echevarría Chávez aprendió el sistema musical del Sonido 13 y tomó el destino de tocar música en el sistema de Sonido 13 de Julián Carrillo, convirtiéndose en uno de los principales difusores de la obra microtonal de Julián Carrillo. Desde 1979 ha sido promotor de la obra del compositor potosino dando conferencias y conciertos en diversos foros y universidades. También ha ejercido la docencia y ha sido catedrático en diversas escuelas, centros culturales y universidades del país. Ha sido director de varias agrupaciones musicales juveniles.
Como parte de su formación en el nuevo sistema musical de Carrillo se involucró en la construcción de instrumentos en cuartos, octavos y dieciseisavos de tono, participando en la construcción de arpas micro interválicas que desarrollaron los alumnos de Carrillo Oscar Vargas, David Espejo y Ramón Guerrero Aspero y construiría posteriormente su flauta para cuartos de tono con la cual basa sus interpretaciones de Sonido 13 con el grupo de formara con el nombre ITZA CAYUM que es un grupo que ha sido trazado por la música, recordando el conocimiento de notas y frases. La inspiración surge de instrumentos ancestrales para crear nuevas formas de expresión musical… expandiendo el espectro sonoro, empoderando en cada nota y pieza. Esta profunda fuente de tradición e innovación encuentra una voz moderna en Jorge Echavarría, miembro clave del reconocido grupo Paraphernalia. (PoF)
Jorge Echevarría Chávez realizó sus estudios musicales en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México como instrumentista en flauta transversal; también en la escuela de música José F. Vázquez; el Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México, y estudió armonía contemporánea en el Sindicato de Música de la Ciudad de México.
En los últimos años han sido frecuentes sus visitas a San Luis Potosí para impartir cursos y conferencias, así como hacer composiciones con sus talleristas de música original en el sistema de Sonido 13. En particular participó en nuestro programa de conmemoración del 140 aniversario del nacimiento de Carrillo en 2015, registrando su participación en la serie documental 13 Conceptos del Sonido 13 que puede consultarse en youtube, así como su participación el programa de conferencias públicas La Ciencia en el Bar en particular con el tema la revolución musical del Sonido 13,
Sobre este tema estará en el mes de septiembre en San Luis Potosí impartiendo el taller, La revolución Musical del Sonido 13, el cual tiene el objetivo de desarrollar los conocimientos necesarios para componer e interpretar música en microintervalos, a través del uso del sistema general de escritura musical de Julián Carrillo. Este taller está dirigido a músicos de cualquier diversidad instrumental, con conocimientos básicos de solfeo y teoría musical general.
Este taller es una buena oportunidad para acercarse al sistema de Sonido 13 y experimentar ese universo musical fantástico que desarrolló el maestro potosino Julián Carrillo creando un nuevo universo sonoro que permite crear nuevas sensaciones estéticas.
Este año se conmemora el 150 aniversario del nacimiento de Julián Carrillo y el 130 aniversario del experimento fundacional del Sonido 13. Que mejor manera de festejarlos participando en el taller de Jorge Echevarría sobre la revolución musical del Sonido 13.
También lee: La cuna de la comunicación inalámbrica es San Luis Potosí | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Variaciones sobre el mismo tema | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
Cuenta Simone de Beauvoir (1908-1986) al comienzo de su ensayo Pirrus et Cineas que una vez Pirro, el general, hacía en voz alta proyectos de conquista:
“-Primero someteremos Grecia –decía.
“-¿Y luego? –le preguntó Cineas, el filósofo, que estaba por allí cerca y lo escuchaba con atención.
“-Luego conquistaremos África.
“-¿Y después de África?
“-Después de África pasaremos a Asia, conquistaremos Asia Menor, Arabia.
“-¿Y después? –volvió a preguntar el filósofo.
“-Después iremos a la India.
“-¿Y después de la India?
“-¡Ah! –exclamó Pirro-. Descansaré.
“-¿Y por qué no descansas de una vez?
“Cineas –comenta la novelista filósofa- parece sabio. ¿Por qué partir si es para volver? ¿A qué comenzar si hay que detenerse? Y, sin embargo, si no decido en primer término detenerme, me parecerá aún más vano partir. ‘No diré A’, dice el escolar con empecinamiento. ‘¿Por qué?’. ‘Porque después de eso habrá que decir B’. Sabe que, si comienza, no terminará: después de B será el alfabeto entero, las sílabas, las palabras, los libros, los exámenes y la carrera; a cada minuto, una nueva tarea que lo arrojará hacia una nueva tarea, sin descanso. Si no se termina nunca, ¿para qué comenzar?… Pero en tanto que permanezca vivo –dice Pirro- es en vano que Cineas me hostigue, diciéndome: ‘¿Y después? ¿Para qué?’. A pesar de todo, el corazón late, la mano se tiende, nuevos proyectos nacen y me impulsan hacia adelante”.
Quién tiene la razón: ¿Pirro o Cineas? Quizá los dos: Cineas advirtiéndole que el punto de partida no está nunca lejos del punto de llegada y que no es preciso conquistar el mundo para tomarse un descanso. Pero, ¿cómo descansar sin haber antes conquistado el mundo, es decir, sin haberse cansado? Pirro, pues, tampoco se equivocaba: no es lo mismo descansar antes que descansar después. Antes, el descanso es pereza; después, es recompensa.
“¿Conoces la historia del napolitano? –pregunta ahora Christiane Rochefort (1917-1998) por boca de uno de los personajes de Les Stances à Sophie-. El milanés lo ve tirado al sol y le dice:
“-¿Por qué no trabajas? Así tendrías dinero.
“-¿Y luego? –pregunta el napolitano.
“-Te comprarías una casa.
“-¿Y luego?
“-Llevarías e ella a una mujer, ascenderías en la escala social, te enriquecerías.
“-¿Y luego?
“-Y luego –dice el milanés- podrías pasar las vacaciones al sol.
“Y el napolitano responde:
“-¡Pero si ya estoy al sol!”.
En este caso nos parece mucho más sabio el napolitano que el milanés, pues éste sólo piensa en el dinero, en una casa con alberca y amplios jardines: en una comodidad, en fin, que aquél ya goza sin tener que molestarse. ¿Tanto trabajo, tanto desvelo para luego tirarse sol? Bien, él ya está al sol, y no desea sino una sola cosa: que lo dejen en paz.
Si trabajamos únicamente para “ganar”, el napolitano tiene razón. Pero los hombres no sólo trabajamos para “ganar”, sino, ante todo, para ganarnos a nosotros mismos: para que el mundo gane algo y sea un poco más rico con los frutos de nuestra acción. Eso fue lo que se le olvidó decir al milanés: y, por lo tanto, perdió justamente la partida.
Para terminar, he aquí otra historia del mismo tenor. La cuenta Giovanni Papini (1881-1956) en un capítulo de su libro Palabras y sangre. Iba un hombre caminado por la orilla de un río –imagino que sería el mismo Papini- cuando vio a un joven que se disponía a echar las redes:
“-¿Por qué haces eso? –preguntó el paseante.
“-Para coger peces –respondió el pescador.
“-¿Y para qué quieres coger peces?
“-Para venderlos.
“-¿Y qué haces con el dinero que obtienes?
“-Compro pan, vino, aceite, vestidos, zapatos y todo lo demás.
“-¿Y para qué compras todas esas cosas?
“-Para vivir.
“-¿Y para qué quieres vivir?”.
He aquí una pregunta realmente filosófica: “¿Para qué quieres vivir?”. Una vez que hemos respondido a esta pregunta y sabemos la respuesta, nuestro obrar tendrá sentido, pero únicamente hasta entonces y nunca antes.
El pescador se quedó callado. Y como no supo qué responder, se limitó a decir: “Para pescar”. Ignoraba para qué hacía, en el fondo, lo que hacía. Su vida era un círculo vicioso, un malentendido.
“¿Para qué quieres vivir?”. Es preciso responder. Y sólo hasta que lo hagamos también nuestro descanso formará parte del plan, y tendremos paz. Nuestro corazón no nos acusará de haber gozado de una tarde libre, ni nos reprochará por habernos tomando unas breves vacaciones. Seremos, entonces, los hombres más sabios. Y también los más tranquilos.
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