#4 Tiempos
Cosas que odio: homenaje a Mimmo Repetto | Columna de Carlos López Medrano
MEJOR DORMIR
No soporto al victimismo institucionalizado, forma velada de extorsión. Opresiones inventadas con el fin de obtener rédito y clamar supuestos privilegios ajenos para socavar el prójimo. A los que se inscriben en una causa, no por genuino interés, sino para vivir del cuento e instrumentalizar a su favor las necesidades de terceros, encima sin aportar soluciones efectivas a su situación. No soporto al sentido estratégico en el ámbito de las relaciones personales, a los que se juntan con alguien con el propósito último de sacar una tajada, a los que hacen amistades porque ello les supone trepar en el camino en vez de primar los sentimientos, la conexión humana. No soporto las llamadas telefónicas de más de un minuto, salvo que sea con una mujer o un familiar (querido), y eso a ratos: es preferible juntarse a beber un café. No respeto a quien basa sus opiniones en lo que lee en El País (o cualquier otro diario, pero ese, en su aparente equilibrio, es peor; mejor leer la dignidad de un pasquín). No soporto la sumisión frente a un político y sus simbolismos baratos, a concederle más tiempo del que se le da a escuchar música o ver películas. No soporto el maquillaje en exceso, a la dependencia del bloqueador en las playas. No soporto a religiones con menos de 1800 años de antigüedad. A los que reniegan de Dios para luego hablarte de horóscopos o decir que son brujas o tirarte un ritual de abundancia. No soporto a los materialistas, a los sinófilos que para sí mismos deparan la american way of life. A lo críticos mordaces… de puertas afuera a su club. No soporto a quienes ven en la conversación un suplicio consistente en aguantar lo que dice el otro esperando con ansias el turno para hablar (creyendo que uno no se da cuenta): escuchar ―de verdad ― es una forma de cariño. No soporto la suciedad y la erosión del sentido de belleza, creer que todo vale y que todo merece un reconocimiento. No soporto el olor a marihuana ni la estética de quienes la llevan como un tótem o bandera. A los lentes y prendas demasiado llamativas en general. A los que se esmeran mucho en arreglarse sin alcanzar nunca el secreto del buen vestir: lucir sin esfuerzo. No soporto a los que dicen ultraderecha o extrema derecha a la ligera, a los que te piden sacrificio pero que chillan si los toca el pétalo de una rosa. No soporto a quienes desde la academia higienizan la atrocidad. A quienes eligen lecturas con criterios interseccionales. A las novelas de más de trescientas páginas salvo por un grupo de autores que se pueden contar con los dedos del cuerpo. No soporto ver un «las y los» en un texto y al lenguaje de supuesto incluyente que es, más bien, una manifestación de encono. No soporto a los que aplican el doble dipeo. A los que no se arrepienten de nada. No soporto la tara progresista, creer que lo nuevo es mejor y emplear frases como «no puede ser que en pleno XXI ocurra esto», mientras aluden a la Santa Inquisición o la Edad Media cuya comprensión se fundamenta en lo que vieron en una película de Kevin Costner. No soporto el griterío. A figuras públicas que deben su celebridad a decir lo más vulgar que viene a su mente cada que surge un espacio. A los que ponen nombres raros a sus hijos. No soporto la deslealtad, el insultar la inteligencia de los demás. No soporto a los que en emiten en público opiniones diametralmente opuestas a las que dicen en privado. No soporto la desconsideración, la falta de empatía, a las tiendas que nunca tienen cambio. No soporto a la alusión al pueblo como un ente monolítico ni la manía de los izquierdistas de hablar en nombre de todos. No soporto a los intelectuales, a los ingenieros sociales, a quienes ven con desprecio a aquellos a los que se deben. No soporto a los que no contestan a un buenos días ni corresponden con un de nada al gracias. A los no comprenden el estatus especial de los perros en el reino animal. A los que dan a los animales trato de objetos. No soporto las comidas exóticas. No soporto a los que abotonan las camisas casuales hasta el cuello. No soporto el ska, la trova, las letras de los corridos tumbados. A la cultura de hacerte el malote. No soporto los artistas mexicanos que pretenden sonar como estadounidenses, colombianos, argentinos, puertorriqueños, todo excepto a mexicanos. No soporto la falta de pudor. A quienes intiman con cualquiera. La gente que hace bailes random para subir el video a redes. La pedantería. No soporto la deshonestidad intelectual. A los que salen a convivir sin antes darse un baño. No soporto las imágenes genéricas usadas por las empresas de RH para representar al ejecutivo medio y al éxito en oficina: un tipo de 32 años con el cabello engominado en un despacho con paredes de cristal. No soporto a los que asienten mientras su cabeza está en otra parte, a los que usan lentes obscuros en interiores sin tener un problema ocular, a los que timbran más de dos veces sin dar tiempo a que el otro salga. A los que no saben retirarse. No soporto el humor negro del que la mayoría se ríe por compromiso, para mostrar que son irreverentes, que lo entendieron, que tienen criterio y que no se espantan. No soporto a los que usan piezas de pollo en el proceso de cocción del elote, el afán de freírlo todo, a los posmos. A los que ostentan el símbolo de la hoz y el martillo sin en su vida haber agarrado a la pala y sin tener a un solo campesino u obrero en su círculo de amigos. A los que no reconocen su ignorancia en un tema y encima pretenden dar cátedra, a los que escriben más de lo que leen. No soporto a quienes hacen de cualquier suceso una batalla de sexos, de raza, de clase, cuando, quizá, se trate tan solo de eso, de dos seres con ideas contrapuestas. No soporto a los llaveros demasiado abultados, peor si son de peluche. A los hombres que se tiñen el cabello de rubio, a los bigotes irónicos, a las barbas abultadas y largas salvo que seas un viejo sabio. No soporto la costumbre extendida de comer pan dulce en el desayuno antes de pasar al plato fuerte… ¡es como iniciar con el postre y privar al paladar de esa gran sensación de quitar el hambre con lo salado! No soporto a la teoría psicoanalítica, a los filósofos que obscurecen con cada frase y encima se regodean en ello. No soporto a los filósofos en general. A los justicieros sociales que nadie pidió y que no ponen el pecho a las balas, sino simplemente a las flores que les manifiesten lo buenos que son. A los economistas y politólogos al servicio de la dominación, aquellos que le dan un justificante teórico a la barbarie o que emulsionan atropellos con gráficas y artículos indexados. No soporto la zalamería, a los vendehumo, a los oportunistas y convenencieros.
Que cumpla más años dondequiera que esté, maestro Mimmo Repetto. Con cariño y matiz.
Contacto:
Twitter: @Bigmaud
Correo: [email protected]
También lee: Lúculo come a solas | Columna de Carlos López Medrano
#4 Tiempos
Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta
Apuntes
Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.
Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.
Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.
Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.
En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.
Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir
. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.
Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.
Punto.
Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.
Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.
Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.
Yo soy Jorge Saldaña.
También lee: Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?
#4 Tiempos
Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.
Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.
Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.
El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.
Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.
Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México. Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.
Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.
Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.
Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.
También lee: Manuel Nava, médico, humanista impulsor de la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?
APUNTES
Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?
La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?
Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.
Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.
¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.
Deme una salida, presidente…
— Ok.
Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú
… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.
—Ganamos.
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña
También lee: Gobierno y UASLP: sus enemigos se saborean los bigotes | Apuntes de Jorge Saldaña
-
Destacadas1 año
Con 4 meses trabajando, jefa de control de abasto del IMSS se va de vacaciones a Jerusalén, echando mentiras
-
Ciudad3 años
¿Cuándo abrirá The Park en SLP y qué tiendas tendrá?
-
Ciudad3 años
Tornillo Vázquez, la joven estrella del rap potosino
-
Destacadas4 años
“SLP pasaría a semáforo rojo este viernes”: Andreu Comas
-
Estado2 años
A partir de enero de 2024 ya no se cobrarán estacionamientos de centros comerciales
-
Ciudad3 años
Crudo, el club secreto oculto en el Centro Histórico de SLP
-
#4 Tiempos3 años
La disputa por el triángulo dorado de SLP | Columna de Luis Moreno
-
Destacadas3 años
SLP podría volver en enero a clases online