#4 Tiempos
Un utópico potosino | Columna de Óscar Esquivel
Desafinando
Todos cargamos con un sueño
Cuando se trata de construir una sociedad diferente, un entorno en una clase de utopía, existen las fronteras de la codicia. Un mundo utópico sería lo deseable, donde el hombre esté en perfecta comunión con sus semejantes y la naturaleza. Si bien somos responsables del destino del mundo, también de forjar formas sólidas de entendimiento.
La utopía es un sueño de muchos, y el desdén de muchos más, los que construyen para destruir, los que su vida la transforman en banalidades materiales, el autoproclamarse utópico es aceptar que se tiene cierta locura, es ofensivo para algunos, es estar “discapacitado de ideas”, el utópico rompe la barrera de lo establecido, aun cuando sea perjudicial para todos, el bárbaro conoce su propia utopía, puede ser a través de la violencia o la imposición de sus ideas, el artista utópico es aquel como el que pinta solo por pintar sin preocuparse si tendrá que comer al día siguiente, como Van Gogh, o Henri Rousseau, iniciador del arte Naif, quien gracias a la ayuda de Picasso sobrevivía, el científico que deja todo, días festivos, familia por algún experimento quien seguramente será llamado “científico loco”.
El político Utópico, como lo menciona Tomás Moro, en su libro La Utopía, introduce al lector en un mundo de principios fundamentales llevados hasta nuestros días, por su radicalidad, ya que para los años que escribió la obra, realizaba una serie de críticas a la propiedad privada, y las formas tiránicas de los gobiernos imperiales, pero agregando una visión de vanguardia para su época, de un mundo para todos, que garantizará un bienestar común.
Aun cuando se desarrolla en una isla apartada de todos y de otros pueblos, la utopía era el establecimiento del orden perfecto. Tomás Moro el canciller, el Lord de Enrique VIII fue decapitado, por oponerse a la construcción de la Iglesia Anglicana y prestarle juramento.
Ya en nuestros días, en el Nuevo Mundo, inspiración de Moro, las cosas caminan cada quien con sus sueños ideales, todos poseemos una verdad que la hace utópica, fantasiosa para los demás y hacia los demás, donde conlleva un riesgo, porque seguramente te llamarán mesiánico.
Hace unos días se derrumbó una torre de soporte del distribuidor vial Benito Juárez, causando dos heridos, tráfico intenso, y la pérdida según la Junta Estatal de Caminos potosina, de 680 mil pesos, la justificación fue que los polines estaban “cansados”, desgastados, si es justificable, lo que no es justificable es donde una obra de millones de pesos se puedan ahorrar en polines, 30 millones de pesos que les “regaló” injustificadamente el Gobierno del Estado con el argumento de que la capacidad de las constructora ganadora, era superior a todas las demás que participaron en el concurso de licitación, con esto demostraron lo contrario, 8 o 10 trabajadores que se observaban y sin supervisión, ¡ah sí¡ Perdón, la del contralor del estado, que no es ingeniero.
La obra y la armadura para colado lo dejaron a cargo de maestros albañiles quienes salvaron a este, de un desastre, de uno mayor. Una pregunta que nos tendrá que contestar la Junta Estatal de Caminos cuando se concluya la obra, ¿será totalmente segura? No es por “echar la sal”: en Torreón, Coahuila se presentó el mismo caso, en un distribuidor construido en tiempos del innombrable Moreira, después de la pomposa inauguración, se tuvieron varios accidentes graves por los peraltes mal trazados y el desmoronamiento de las columnas ¡Dios mío!, protégenos de todo mal.
Carreras, el gobernador potosino, tiene algo que no lo deja crecer, serán su terquedad, los favores que no acaba de pagar, sus más allegados. ¿Quién o quienes le traen la mala suerte? Tiende el gobernador a generar mala suerte, si es que se cree en ella, permite que su ego político le genere una utopía personal de sueños de miedo, que no sabe de donde proviene pero lo siente.
Utopía de desarrollo desordenado, hemos insistido que la Secretaría de Desarrollo Económico, desapareciera como tal y se convirtiera en una promotora industrial, una coordinación, o un dirección general. Hace unos días el secretario, anunció un viaje a Portugal para atraer inversiones en el área metal mecánica de moldes, troqueles y herramientas, aparentemente sería una gran noticia, pero que no se conoce que la vocación potosina es precisamente el área metal mecánica, es la industria más pujante y exitosa, por ello habría que recordarle al secretario, que el desarrollo económico en su junto se consolida apoyando a la industria local PYMES o Mipymes, por su vocación y su experiencia.
Creemos es mejor invertir e incentivar a la pequeña empresa potosina para consolidar la proveeduría local, que venda sus productos a la extranjera y nacional grande. Este modelo de promoción industrial que continúa presentando el gobierno de Carreras, es fácil, simplón y sin visión de futuro. El futuro está en el consumo interno y en la proveeduría. Apoyen a las empresas a adquirir tecnología e incentivarla para ampliar la base productiva de la industria mexicana, “apoye y consuma productos hecho en México y por mexicanos” algo le será parecido al secretario.
Desperdiciar el tiempo es como atreverse a retar al destino, no hacer caso a lo evidente, es como voltear hacia a un lado solo para no ver, el destino es y será, incierto, mientras la ciudad colapsa en su vialidad, se prefirió soñar con una utopía metropolitana, que ha fallado a la hora de proyectarse y llevar a cabo, los planes que se habían trazado se esfumaron, miles de vehículos en el asfalto, parece un gran estacionamiento toda la ciudad, la culpa es de todos, puede ser ¿seremos inocentes de nuestra propia movilidad? Pero también con un transporte tan deficiente como el que dejó don Ramiro Robledo, ex secretario de comunicaciones y transportes nadie estaría dispuesto a usarlo en lo cotidiano, el señor dejó un desastre reflejo de la mala suerte o de la ineficiencia permitida y premiada, como si fuera un maestro en las artes de la administración pública, en fin esperemos que el secretario de SCT recién nombrado haga lo conducente para mejorar el transporte urbano, complejo pero no imposible, Carreras lo vivió en tiempos de Gonzalo Martínez Corbalá.
Nos saludamos pronto.
También lea: “Pinche”, teoría y practica | Columna de Óscar Esquivel
#4 Tiempos
La seriedad y la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Un amigo mío, ejecutivo de cierta importancia, tan pronto como llega a su oficina arquea las cejas, se compone la corbata y adopta una pose tan autoritaria que a uno le dan ganas de obedecerle en todo. ¡Dios mío, qué transmutación de un minuto a otro y de una puerta a la siguiente! ¡Pero si apenas hace cinco minutos venía en su auto contando chistes rojos! Cuando se apeó del automóvil aún sonreía, pero apenas entró en el edificio adoptó un tono tan cadavérico y malhumorado que ya sólo verlo daba miedo. ¿Estoy ante uno de esos que los psicólogos llaman ciclotímicos?, me preguntaba yo lleno de asombro, pues no me explicaba cómo se podía pasar de un estado de ánimo a su contrario de manera tan radical y, sobre todo, en tan corto tiempo.
-Señorita –dijo mi amigo apretando un botón y levantando una bocina-, ayer por la tarde le pedí que revisara el expediente X. ¿Lo hizo usted?
La señorita tartamudeaba en la lejanía, presa de un pánico feroz.
-Sí, sí, lo he hecho. ¿Quiere usted revisarlo, licenciado?
Yo miraba a mi amigo como preguntándole: «¿Eres tú? ¿De veras eres tú?». Pero él hizo como que no entendió mi pregunta, y en eso la secretaria anunció la llegada del famoso y temido expediente X.
Entonces recordé lo que, según dicen, aconsejó una vez Anaximandro el filósofo a Pericles el político: «Acuérdate de lo que te digo: para seguir en el poder hay que ser serios». Y sonreí con cierta malicia, como entendiendo por fin de qué iba la cosa. Pero, ¿había leído mi amigo a los filósofos griegos?
Lo dudo. Ya el Memín Pinguín hubiera sido demasiado para él. Y esto lo digo no en plan de mofa, sino ateniéndome a lo que él mismo me dijo un día, a saber: que el único libro que había leído en su vida, y de eso hacía ya muchos años, era el instructivo de una cámara Nikon que acababa de comprar en aquel entonces; pero, de ahí en fuera, nada más…
–Es apasionante leer los instructivos y a la vez muy divertido –me dijo aquella vez-. Pero, ¿quién lee ya estas obras maestras de la concisión? ¡Es la literatura más olvidada de todas! No miento si te digo que mi modesta biblioteca personal, si puedo llamarla así, está formada sólo por esos instructivos o manuales de uso que la gente desecha con desconsiderada facilidad. ¡Tengo más de cien! Algún día leeré los noventa y nueve que me faltan.
¿Bromeaba mi amigo diciéndome estas cosas? Pero no, no bromeaba: recordemos que estaba en su oficina y que él, allí, no se habría permitido ni la sonrisa más discreta.
Pero ahora hablemos de una mujer a la que conozco. En su juventud fue algo hermosa, según pude verlo en viejas fotografías conservadas con devoción por ella misma en un álbum que, de tan pesado, nadie aceptaría cargar durante cinco minutos seguidos. Sí, digamos que fue bella. Pero cometió en su juventud el error de hacer caso a una amiga suya del colegio que le dijo un día:
-No permitas que tu hermosura se estropee. Evita, sobre todo, las patas de gallo.
-¿Y cómo las he de evitar? –preguntó ella, pues realmente le quitaban el sueño todas estas cosas.
-No rías. Y, si puedes, evita también las sonrisas. ¡Estropean el rostro como no tienes una idea! Lo arrugan, lo ajan, lo deforman.
¡Lo mismo pensaba aquel monje amargado de El nombre de la rosa!: «La risa sacude el cuerpo, deforma los rasgos de la cara y hace que el hombre parezca un mono».
Desde entonces aquella mujer ya nunca rió, conformándose, para manifestar su alegría, con estirar la boca y hacer una mueca, cual si estuviera ante un espejo comprobando que no se le ha quedado nada entre los dientes después de haber comido. ¿Sonreír de veras? No, gracias. Debo cuidarme de las patas de gallo.
Y así podría contra infinidad de historias más; baste por el momento con decir que, si bien la sonrisa tiene enemigos, yo preferiría mil veces que nadie me obedeciera y todo se me arrugara, a andar por la vida mostrando una horripilante cara de tabla.
Escribió el padre Auguste Valensin en su diario (anotación del 10 de mayo de 1937): «No sentir miedo de Jesús, no sentir miedo de mi Padre. Me imagino a Jesús con sus apóstoles. Llega a la orilla del lago donde los niños juegan. Y, al verlo, huyen los niños. Una madre le trae a su niñito de seis años y el pequeñín, aterrorizado, se agarra a las faldas de su madre, grita, quiere escaparse de allí. ¡Lo contrario de lo que sabemos que ocurría! Y me pregunto: ¿qué sentimientos hubiera experimentado Jesús? ¡Es tan doloroso darse cuenta de que se infunde miedo! Y todavía el miedo de un niño no puede realmente entristecernos porque es irrazonado, pero Jesús, que vino por amar a los hombres y fue todo amor para ellos, si hubiera visto a los que se acercaban a Él y a quienes ofrecía su afecto retirarse muertos de miedo; si hubiera visto a sus apóstoles tratarle como un maestro severo, mientras que Él se mostraba para con ellos indulgente y suave; si hubiera visto que los pecadores evitaban incluso por respeto su presencia, ¡qué pena hubiera experimentado!».
Jesús debió sonreír, y muy a menudo; debió ser incluso un maestro en el arte de la sonrisa, pues de no haber sido así, ¿por qué iban los niños a correr a abrazarlo espontáneamente, como sabemos que lo hacían? Somos más bien nosotros, sus discípulos, quienes hemos caído a veces en la tentación de la seriedad. ¡Como si por parecer serios nuestros enemigos fueran a respetarnos más! Quizá sea demasiado injusto al decir esto, pero un cristiano que infunde miedo –sea cual fuere su trabajo en la viña del Señor-, aún no ha podido ser cristiano más que a medias.
¿O me equivoco, estimado lector?
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#4 Tiempos
De CU a mantener el vuelo | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
El miércoles pasado, San Luis se metió al Olímpico Universitario con una misión que parecía cuesta arriba. No solo enfrentaba a un Pumas que venía sólido en casa, sino también a sus propios fantasmas: los de la irregularidad, los de las derrotas que llegan cuando mejor se juega, los de las oportunidades que se escapan entre los dedos. Pero esta vez fue distinto. San Luis ganó con autoridad, con orden, con un fútbol maduro que pocas veces le habíamos visto.
El 0-1 en Ciudad Universitaria no fue casualidad. Fue el reflejo de un equipo que, por fin, entendió cómo competir en escenarios grandes. San Luis supo cuándo presionar, cuándo replegarse, cuándo hacer daño. No se desesperó, no se partió, y sobre todo, no perdió la concentración cuando Pumas quiso despertar. Ese temple, tan ausente en otras jornadas, fue la verdadera victoria de la noche.
Esa actuación le devolvió el alma a un grupo que venía entre dudas. Y también reavivó la ilusión de una afición que, aunque exigente, sigue esperando ese golpe de autoridad que confirme que este proyecto puede trascender. Porque lo del miércoles no fue solo un triunfo más en el calendario: fue una declaración de intenciones.
Ahora viene lo más difícil, mantener el vuelo. Este domingo, en el Alfonso Lastras, el Atlético de San Luis recibe a Necaxa, y la exigencia será enorme. No hay mejor momento para demostrar madurez que justo después de una victoria grande. Ganar en CU fue una proeza; ganar en casa, jugando bien y con convicción, sería confirmar que este equipo va en serio.
Necaxa no es un rival cómodo. Es uno de esos equipos que no necesita brillar para complicarte la noche. Sabe esperar, sabe morder en la presión alta y tiene la capacidad de castigar errores puntuales. San Luis deberá ser paciente, no caer en la trampa de la desesperación y, sobre todo, mantener la intensidad de principio a fin. Si el equipo logra imponer su ritmo desde el arranque, tendrá mucho camino recorrido.
El cuerpo técnico también enfrenta un reto importante. Después del esfuerzo en CU, habrá que administrar energías, rotar inteligentemente y evitar el exceso de confianza. Porque si algo ha caracterizado a San Luis este torneo, es que cuando baja un poco la guardia, el golpe llega rápido. La victoria del miércoles solo tendrá valor real si se respalda con un buen resultado el domingo.
En el plano anímico, el grupo parece haber recuperado algo vital, el orgullo.
Durante semanas se vio a un San Luis que jugaba bien, pero sin convicción. En CU hubo otra cara, una que pelea cada balón, que se ordena en bloque y que no teme al rival, sea cual sea su nombre. Esa versión es la que debe presentarse ante Necaxa.El Lastras jugará su papel. Después de un triunfo así, la gente volverá con ganas, con ilusión, pero también con exigencia. El público potosino ya no se conforma con “haber competido bien”. Quiere resultados, quiere consistencia. Y tiene razón, este plantel ha demostrado que puede hacerlo.
Además, los números comienzan a sonreír. Con el triunfo del miércoles, San Luis se metió de nuevo a la conversación por el play-in, y depende de sí mismo para mantenerse ahí. Una victoria más lo consolidaría en zona de clasificación y le permitiría encarar el cierre del torneo con un aire distinto. El margen de error sigue siendo corto, pero las sensaciones por primera vez son positivas.
El Atlético de San Luis ha dado un paso importante, pero todavía no puede detenerse a celebrar. Lo que viene es el examen de la madurez futbolística: sostener la intensidad, mantener la concentración y convertir las buenas actuaciones en una costumbre.
Este domingo, el equipo tiene la oportunidad de confirmar que no fue casualidad, que lo de CU fue el inicio de una nueva etapa. Ganarle a Necaxa sería más que un triunfo, sería la señal de que San Luis, por fin, ha aprendido a ganar seguido.
Porque el fútbol no premia al que brilla un día, sino al que resiste toda una temporada. Y si este grupo logra mantener ese temple y esa convicción, el play-in podría dejar de ser un sueño para convertirse en la consecuencia lógica de un equipo que, tarde pero seguro, está aprendiendo a jugar como los grandes.
También lee: Esta noche, la última carta en el Lastras | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
Tradición potosina en Altas Energías, reconocimiento a Jürgen Engelfried | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Por: Redacción
Hace más de treinta años ingresó como profesor investigador del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el Dr. Jürgen Engelfried Jatzkowski, tiempo a lo largo del cual ha participado como profesor de la Licenciatura en Física y del posgrado en física, maestría y doctorado, colaborando así en la formación de nuevos físicos mexicanos. En cuanto a su labor de investigación colabora con el Cuerpo Académico de Altas Energías y es fundador del Laboratorio de Altas Energías del Instituto de Física.
El Cuerpo Académico de Altas Energías del Instituto de Física trabaja en temas de investigación, tales como, Física de Partículas Elementales, Partículas con Quark Strange y Charm, Instrumentación para Detección de Partículas, Teoría de Campo, Extensiones Supersimétricas del Modelo Estándar, y se ha convertido en uno de los principales grupos de investigación del país en esa especialidad.
En particular el Dr. Jürgen en el Laboratorio de Altas Energías realiza investigación en partículas elementales y física de altas energías. Sus intereses indagatorios se centran en el área experimental, como la física experimental de partículas elementales, instrumentación en detectores de radiación y altas energías, partículas con quark strange y charm, decaimiento raro de kaones y espectroscopia de resonancias bariónicas.
Participa en las más importantes colaboraciones a nivel mundial en el área de altas energías y partículas elementales, en experimentos de frontera en estos campos, colaboraciones como el Hyperon Beam Experiment de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), que se encuentra en Ginebra, Suiza, donde se encuentra el Gran Colisionador de Hadrones; colabora también en el Fermilab en el experimento CKM Rare Kaon Decays y en el NA62 del propio CERN; en la Red de Física de Altas Energías y en el SELEX Charmed Baryons en el Fermilab.
Proyectos en los que el Dr. Jürgen es el líder mexicano en esas colaboraciones en los laboratorios más connotados a nivel mundial. Por ejemplo, el CERN, el laboratorio de física más grande del mundo, fundado en 1954 en Ginebra, Suiza, es el corazón de la investigación en física de partículas. Con el apoyo de 22 estados miembros europeos, reúne a miles de expertos de más de 70 países que cada año contribuyen a la investigación científica. Su éxito radica en su capacidad para producir resultados de gran interés
, como la confirmación de la existencia del Bosón de Higgs el 4 de julio de 2012.La labor del Dr. Jürgen Engelfried ha sido recientemente reconocida por la División de Partículas y Campos de la Sociedad Mexicana de Física, otorgándole la Medalla 2024 de esa División, por su papel pionero en el establecimiento de la física experimental de altas energías en México, liderando la participación nacional en los experimentos SELEX (Fermilab E781), CKM (Fermilab) y NA62 (CERN). Su impulso a la formación de recursos humanos, el desarrollo de instrumentación de frontera y la creación del grupo de física experimental de partículas en San Luis Potosí han sido determinantes para consolidar esta área en nuestro país.
Con este reconocimiento se enfatiza, tal como lo señala la División de Partículas y Campos, su compromiso y liderazgo han dejado una huella profunda en la comunidad de física de partículas.
El Dr. Jürgen Engelfried estudió la Licenciatura en Física en la Universität Stuttgart, Alemania, titulándose en 1984; la Maestría en Física en la Universität Heidelberg, Alemania, graduándose en 1987 y obtuvo su Doctorado en Física en 1992 en la propia Universität Heidelberg. Poco tiempo después llega a San Luis Potosí a incorporarse al Instituto de Física, donde ha realizado su carrera profesional, contribuyendo a escudriñar los misterios del universo con sus investigaciones en Altas Energías y Partículas Elementales, temas fundacionales de la física en San Luis.
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