#4 Tiempos
Magia en el campo bravo potosino | Columna de La Varsoviana

Con mirada de gitana
Hay retortijones que dan por empacho, otros por irritación, pero los más intensos son los que dan por el vicio a la tauromaquia. Lo bueno es que la cura está a la vuelta de la esquina…
Y en esta ocasión el remedio lo encontré acá tras lomita, en la ganadería de Monte Caldera donde el propietario es el ganadero y buen amigo Don Paco Aldrete quien me hizo el honor de invitarme y recibirme en su casa.
Un lugar con una magia muy peculiar en donde se respira el aire puro y fresco y eso limpia los pulmones, la mente y el alma. Sí, ahí donde no hay señal de celular y la tranquilidad es inevitable. Tan solo es el primer paso de esta increíble experiencia.
Yo estaba muy achacosa y no me quedó más que recurrir a la cuadrilla médica encabezada por mi entrañable y brillante amigo, el afamado médico Héctor Guerra, quien me diagnosticó y me dio como remedio ir a conocer aquella preciosa ganadería ya que no había fármaco que ayudara a tan fuertes dolencias… ¡jajajajajajaja!
Ya estando en Monte Caldera la anécdota empieza echándonos un volado para abrir las puertas, que aunque lo duden no es una tarea fácil y menos con ganado bravo a sus alrededores, para llegar al tentadero son 7 puertas (que dividen los potreros). Es impresionante lo cerca que uno pasa del ganado, se siente en cante y escuchar de cerca la respiración de esos impresionantes animales fue alucinante.
Llegamos al tentadero y ahí la concurrencia tenía un ambiente meramente varonil (lo cual me advirtieron desde un principio), pero siempre he tenido de todos respeto y caballerosidad, eso es un distintivo de los hombres del toro.
Comenzó la tienta por instrucción del ganadero y ahí estaba yo en el palco junto a él, atenta a todas y cada una de sus palabras, aprendiendo de toda esa experiencia y hasta me parecía predecir todos los movimientos de los animales. No se puede olvidar ese diario forrado en cuero en donde se encuentra el tesoro de la ganadería, ese que tuve en mis manos.
En aquella ocasión Don Paco invitó a tentar al matador Ernesto Javier “El Calita” y al novillero Carlos Rodríguez, quienes dieron las tres fueron los novilleros: Ricardo de Santiago, “Serna”, “Camonin” y Gerardo Cruz y como picador, Lalo Rivera.
Fue la primera vez que me invitaron a una tienta formal y aquel ritual tiene su encanto. Es un encuentro sumamente íntimo, éramos como 20 asistentes así que todo fue mucho más cercano. El único murmullo que había era el del ganadero explicándome todos y cada uno de los conceptos que él califica del ganado y estoy más que agradecida por ello ya que al fin logré entender todo. Él me habló de acometividad, fijeza, embestida al caballo, fiereza, nobleza, fuerza transmisión, distancia de embestida y muchas cosas más. Es importante que el ganadero sea estricto en una tienta ya que eso define a su ganado en las grandes plazas.
Se tentaron 2 machos 4 vacas y 1 novillo que el ganadero le regaló a Carlos para la preparación de su toma de alternativa.
Ver la calidad y formalidad de todo fue impresionante, presencié cómo el respeto es el fundamento de todo. Primero el matador pide permiso al ganadero para hacer lo propio y el ganadero le desea suerte y que el animal le sea útil, además, el hecho de que no sea un evento público no le resta importancia. Vi a todos los que estaban en el ruedo persignarse y orar antes de que les tocara su turno (para los taurinos la fe es sumamente importante, hay vidas de por medio así que siempre nos encomendamos) , todos los presentes dimos las gracias al ganadero por invitarnos y por hacernos parte de su trabajo de campo, también le agradecieron los matadores, por la confianza depositada en ellos para probar a sus animales.
Ese día hice anotaciones de todo y aprendí infinidad de cosas que ni siquiera imaginaba como la alimentación de los animales, el clima, muchísimos términos de campo y de lidia, en fin, no terminaría de escribir, pero les contaré sobre una vaca extraordinaria que hizo de aquella una tarde inolvidable.
Desde que el matador “Calita” le abrió la puerta dijo: güera guapa (por cierto, amo la forma en que todos les hablan con amor y cariño a los animales), cuando salió una chulada de vaca y el encargado de tentarla le dio unos cuantos capotazos y la acomodó a la distancia que el ganadero indicó para la vara, entonces se arrancó con mucho motor y aguante cuando el ganadero dijo: ¡vista!
El semblante de Don Paco era de una increíble satisfacción de ver el producto de mucho trabajo, por fin con excelentes frutos. Esa chulada nos dejó a todos boquiabiertos. Carlos acarició con la muleta a la vaca que tenía buena profundidad y se fue de menos a más. Me di cuenta lo importante que es hablarle para encelarla y que sintiera que dejaba algo atrás, se comía la muleta con esa preciosa embestida fue una vaca calificada como “superior” a la cual le dieron un poco más de 200 muletazos y nunca dejó de ir a la muleta.
Al terminar el trabajo de tienta el ganadero nos invitó a comer a todos los asistentes. Algo que llamó mi atención es que nadie empezó a comer hasta que llegó el ganadero, por respeto de habernos abrirnos las puertas de su casa y al empezar a comer todo era exquisito, tanto que el empacho terminó con aquel fascinante asado de boda del cual tuve el atrevimiento de servirme más de 3 veces.
Las personas que trabajan en el rancho nos apapacharon a sobremanera y es así en donde reafirmó mi amor por mi familia taurina.
De Monte Caldera me llevó una experiencia extraordinaria, conocer una ganadería que ha estado en la Plaza México y que ha toreado “El Juli” me llena de satisfacción, además es potosina. Más me enorgullece contar con una amistad como la de Don Paco Aldrete quien motiva a la afición a aprender y a enamorarse de la fiesta brava. Mi más grande agradecimiento por permitirme vivir este fascinante acontecimiento.
Ven como la mejor reparación del cuerpo y el espíritu es el toro, encantadora compañía, el vino y buena comida… regresé como nueva, por si estaban con el pendiente.
Vive como si fueras a morir mañana y aprende como si fueras a vivir para siempre.
#TradicionesUnidasPorMéxico #TaurinosSanLuis #MiCorazónEsTaurino
#LaVarsoviana
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#4 Tiempos
Tradición potosina en Altas Energías, reconocimiento a Jürgen Engelfried | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Por: Redacción
Hace más de treinta años ingresó como profesor investigador del Instituto de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, el Dr. Jürgen Engelfried Jatzkowski, tiempo a lo largo del cual ha participado como profesor de la Licenciatura en Física y del posgrado en física, maestría y doctorado, colaborando así en la formación de nuevos físicos mexicanos. En cuanto a su labor de investigación colabora con el Cuerpo Académico de Altas Energías y es fundador del Laboratorio de Altas Energías del Instituto de Física.
El Cuerpo Académico de Altas Energías del Instituto de Física trabaja en temas de investigación, tales como, Física de Partículas Elementales, Partículas con Quark Strange y Charm, Instrumentación para Detección de Partículas, Teoría de Campo, Extensiones Supersimétricas del Modelo Estándar, y se ha convertido en uno de los principales grupos de investigación del país en esa especialidad.
En particular el Dr. Jürgen en el Laboratorio de Altas Energías realiza investigación en partículas elementales y física de altas energías. Sus intereses indagatorios se centran en el área experimental, como la física experimental de partículas elementales, instrumentación en detectores de radiación y altas energías, partículas con quark strange y charm, decaimiento raro de kaones y espectroscopia de resonancias bariónicas.
Participa en las más importantes colaboraciones a nivel mundial en el área de altas energías y partículas elementales, en experimentos de frontera en estos campos, colaboraciones como el Hyperon Beam Experiment de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), que se encuentra en Ginebra, Suiza, donde se encuentra el Gran Colisionador de Hadrones; colabora también en el Fermilab en el experimento CKM Rare Kaon Decays y en el NA62 del propio CERN; en la Red de Física de Altas Energías y en el SELEX Charmed Baryons en el Fermilab.
Proyectos en los que el Dr. Jürgen es el líder mexicano en esas colaboraciones en los laboratorios más connotados a nivel mundial. Por ejemplo, el CERN, el laboratorio de física más grande del mundo, fundado en 1954 en Ginebra, Suiza, es el corazón de la investigación en física de partículas. Con el apoyo de 22 estados miembros europeos, reúne a miles de expertos de más de 70 países que cada año contribuyen a la investigación científica. Su éxito radica en su capacidad para producir resultados de gran interés
, como la confirmación de la existencia del Bosón de Higgs el 4 de julio de 2012.La labor del Dr. Jürgen Engelfried ha sido recientemente reconocida por la División de Partículas y Campos de la Sociedad Mexicana de Física, otorgándole la Medalla 2024 de esa División, por su papel pionero en el establecimiento de la física experimental de altas energías en México, liderando la participación nacional en los experimentos SELEX (Fermilab E781), CKM (Fermilab) y NA62 (CERN). Su impulso a la formación de recursos humanos, el desarrollo de instrumentación de frontera y la creación del grupo de física experimental de partículas en San Luis Potosí han sido determinantes para consolidar esta área en nuestro país.
Con este reconocimiento se enfatiza, tal como lo señala la División de Partículas y Campos, su compromiso y liderazgo han dejado una huella profunda en la comunidad de física de partículas.
El Dr. Jürgen Engelfried estudió la Licenciatura en Física en la Universität Stuttgart, Alemania, titulándose en 1984; la Maestría en Física en la Universität Heidelberg, Alemania, graduándose en 1987 y obtuvo su Doctorado en Física en 1992 en la propia Universität Heidelberg. Poco tiempo después llega a San Luis Potosí a incorporarse al Instituto de Física, donde ha realizado su carrera profesional, contribuyendo a escudriñar los misterios del universo con sus investigaciones en Altas Energías y Partículas Elementales, temas fundacionales de la física en San Luis.
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#4 Tiempos
Monólogo del profesor | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Seamos sinceros, estimada señora: a nuestros jóvenes cada vez les importa menos lo que en la escuela podamos decirles. Un día la invitaré para que venga y vea. Entonces se sorprenderá al ver la cara que ponen cuando un servidor de usted les esté explicando, por ejemplo, la segunda ley de la termodinámica. ¿Puedo adelantarle algo de lo que verá? Un muchacho de cabellera abundante y estropajosa, con las piernas cruzadas, estará observando el estado general de las suelas de sus zapatos como en una especie de contemplación o arrobo místico; otro, sentado a dos bancos de aquél, hojeará distraídamente la revista que metió de contrabando en el salón y que ha ocultado –ni siquiera discretamente- bajo su libro de texto; aquel, pensando que nadie lo mira (o no pensando nada, pues lo mismo le da), estará ocupado enviando mensajes desde su teléfono celular y contestando los que a su vez le lleguen; en fin, todo esto los encontrará usted haciendo cuando vea y vea, estimada señora.
Mientras tanto, yo seguiré hablando en voz alta, haciendo como que creo que me escuchan. «Tú juegas a quererme, yo juego a que te creas que te creo». ¿Recuerda usted quién cantaba esta canción hace veinte años o incluso veinticinco? ¿Luz Casal? En todo caso, se trata del mismo pasatiempo: mis alumnos juegan a que me ponen atención, y yo juego a hacerles creer que me trago su mentira. De este modo ellos están en paz y yo también.
¡Oh, no me crea usted un resignado! La verdad es que en otro tiempo abrigué ciertas ambiciones pedagógicas y hasta llegué a creer que bastaba con que yo abriera la boca para que mis alumnos se apasionaran por la materia que me disponía a explicarles. Hoy ya no soy tan ingenuo, estimada señora, y hasta me he dado esos baños de realidad que si bien al principio no son nada agradables (el agua de la realidad es fría, bastante fría), al final lo sacan a uno de ese ensueño metafísico del que hablaba en uno de sus libros un famoso filósofo francés.
Al principio, debo confesárselo, casi lloraba al ver que mis alumnos me hacían menos caso que al perro del vecino; pero luego la fuente de las lágrimas se secó, y aquí me tiene usted, haciendo como que enseño y cobrando puntualmente mi sueldo, pues es bien sabido que de aire los hombres no pueden vivir.
A los muchachos ya no les digo nada, y ni siquiera los riño. ¿Qué les puedo decir, por ejemplo, cuando no hacen sus tareas? Podría, sí, hacer como que me indigno, pero esto sería llevar el juego demasiado lejos. Supongamos, por ejemplo, que me quejo con sus padres diciéndoles que sus hijos son unos holgazanes. ¿Qué voy a recibir como respuesta? ¡Ya se lo imaginará usted! Una vez, al principio de mi carrera –es decir, cuando me sentía con derecho a ser exigente- mandé llamar a uno de esos caballeros que se llaman a sí mismos padres de familia para suplicarle que pusiera más atención en los asuntos del que creo era su primogénito. Pero no me dejó ni siquiera terminar. «¿Y usted quién es para meterse en nuestra vida?», me preguntó lleno de rabia, ajustándose con brusquedad el nudo de su corbata. «A usted le pagamos para que dé su clase, pero lo demás ya no le toca».
De acuerdo, de acuerdo, me dije entonces. Quiero decir con esto que aprendí la lección. Desde entonces ya no encargo a mis alumnos ninguna tarea. ¿Para qué? Hoy mi lema es, humildemente, éste: laissez faire, laissez passer: ¡Que cada uno haga lo que le venga en gana!
La vida de mis alumnos, estimada señora, está en otra parte. ¿En qué parte? Vaya usted a saberlo, aunque todo parece indicar que ésta comienza para ellos justo en el instante en que, llegando a su casa, dejan la mochila en el suelo y encienden la computadora. ¡Entonces sí que se sienten vivir! «Ah –se preguntan-, ¿quién habrá inventado la escuela, ese mal que ni siquiera parece necesario?».
En la luna: allí veo a mis alumnos cuando les hablo de cosas que a mí me habría gustado comprender cuando tenía su edad. En la luna, sí, y parecen muy poco dispuestos a bajar a esta tierra que desde hace mucho ha dejado de interesarles.
¿De dónde acá esta indiferencia por todo lo que sea escolar o huela a ello? He encontrado aquí y allá diversas teorías, aunque la que hasta ahora me convence más es ésta del pedagogo francés Guy Avanzini. Escuche usted: «A pesar de todo, los padres, sin quererlo y sin saberlo, al menos en parte, son los responsables de este fracaso». Está hablando el pedagogo del fracaso escolar, que incluye no sólo las malas notas obtenidas en los exámenes, sino sobre todo el disgusto con que los jóvenes se presentan en la escuela. ¡Pero cómo! ¿Son culpables los padres de esta situación? Sí –responde Avanzini-, y ellos los primeros. Ante todo, porque desvalorizan el trabajo escolar, diciendo y pensando que ir a la escuela equivale a perder el tiempo, y luego exaltando el ejemplo de los que triunfan en la vida «sin haber trabajado en la escuela; haciendo la apología del mal estudiante que, sin haber llegado a la edad adulta, alcanza la notoriedad a pesar de la escasez de su cultura y de la regularidad de sus malas notas». Esto, en síntesis, es lo que dice Avanzini. Y el panorama parece tanto más desolador cuanto que nuestros muchachos oyen a cada instante noticias de verdaderos ignorantes que ganan lo que quieren sólo por saber patear un balón, aporrear una guitarra o cantar una canción. Además, ¿no escuchábamos hace poco la noticia de que muy pocos de nuestros legisladores acabaron realmente de estudiar? ¡Y mire usted lo que gana en estos contornos del mundo un legislador! Los hombres que viven mejor son los que han estudiado menos: he aquí el mensaje que les llega a los jóvenes desde todos los flancos. ¿Cómo queremos entonces, estimada señora, que la escuela les interese aunque se un poco? ¡Respóndame usted! ¡respóndame, por el amor de Dios!
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#4 Tiempos
Tamtoc, cuna del calendario mesoamericano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En el año 2005 se llevó a acabo el proyecto arqueológico Tamtoc en la huasteca potosina, donde se localizó una gran lápida esculpida en bajo y alto relieve en el fondo de un estanque que se conecta a un canal que desemboca en la llamada Laguna de los Patos. Junto a la lápida se encontró cerámica a manera de ofrenda cuyos análisis indicaron que correspondían a tradiciones alfareras asociadas a la costa del Golfo de México del periodo 900 años antes de Cristo a 650 años antes de Cristo.
Análisis posteriores indicaron que esa lápida conocida como Monumento 32, así como la escultura femenina asociada corresponde al periodo Preclásico tardío con inicio en 350 antes de Cristo. El monolito en cuestión está labrado con un mensaje simbólico que no se asemeja a ninguna otra muestra de arte mesoamericano.
Una vez colocado en su posición original y con estudios sobre su orientación con la ayuda de herramientas de la arqueoastronomía se encontró que la orientación implica una peculiar división del año, la cual define la temporada de iluminación del monolito por los rayos solares. La conclusión actual, por parte de los investigadores, es que Tamtoc es una de las ciudades donde tempranamente se utilizó el calendario mesoamericano.
En Tamtoc se desarrollaron importantes rituales vinculados a la vida y la fertilidad, que concurren en la noción de la cosmogonía mesoamericana y por extensión en la cosmovisión. Resultados que tras largos años de análisis son dado a conocer por uno de los involucrados en los estudios astronómicos de la ciudad de Tamtoc, Jesús Galindo Trejo, en una reciente publicación de los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Las primicias de este descubrimiento nos las compartió Jesús Galindo en el 2007 en lo que fue la primera charla del ciclo Noches de Museo que organizamos en el entonces Museo de Historia de la Ciencia de San Luis Potosí. Dieciocho años después, publica sus resultados aportando a la historia de uno de los más antiguos pueblos originarios del país situada en la huasteca potosina y que marca esa cosmovisión huasteca reflejada en el Monumento 32, que es uno de los monumentos importantes de ese sitio arqueológico.
Parte de los cálculos astronómicos que realizó Jesús Galindo nos los reservamos, como nos lo pidiera entonces, hasta que sean publicados.
Jesús Galindo Trejo es Licenciado en Física y Matemáticas por la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN. Realizó estudios de Posgrado en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Obtuvo el doctorado en Astrofísica Teórica en la Ruhr Universitaet Bochum en la República Federal de Alemania. Fue Investigador Titular en el Instituto de Astronomía de la UNAM durante más de 20 años en las áreas de Plasmas Astrofísicos y Física Solar. Actualmente es Investigador Titular en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Su actividad de investigación se centra principalmente en la Arqueoastronomía de Mesoamérica. Es miembro del SNI. Pertenece a la Unión Astronómica Internacional. Ha realizado investigación Arqueoastronómica en Malinalco, en el Templo Mayor de Tenochtitlan, en Teotihuacan, en Oaxaca, en la Huaxteca, en Baja California y en algunos sitios de la Región Maya.
Sus inicios en la arqueoastronomía se remontan a fines de la década de los ochenta, cuando participó en nuestro programa de divulgación científica Domingos en la Ciencia de San Luis Potosí, charlas en las que nos hablaba todavía de sus investigaciones sobre física solar y nos adelantaba sus inquietudes en iniciar estudios de arqueoastronomía en el sitio de Malinalco cuando conoció al cronista de Malinalco, quien le señaló que en la historia de ese pueblo había aspectos que podrían estar conectados con la disciplina astronómica. Asimismo, su participación en el proyecto coordinado por la doctora Beatriz de la Fuente, del Instituto de Investigaciones Estéticas, sobre pintura mural prehispánica, lo interesó en la cosmogonía de los antiguos mexicanos.
En una entrevista para la revista ¿cómo ves?, Galindo aseguró que el acercamiento al estudio de las antiguas civilizaciones del país lo ha llevado a acercarse a las 60 lenguas de México, porque de esta manera “se puede penetrar en la mentalidad de aquellos que hace más de 500 años construyeron sociedades y levantaron templos, legados actualmente ignorados por muchos mexicanos”.
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