#4 Tiempos
Los desvelos | Columna de Adrián Ibelles
Postales de viaje
Son las dos cuarenta y cinco de la madrugada. El perro de la vecina -un majestuoso pastor alemán- ladra descontrolado por unos segundos, se detiene y escucho angustiado como alguien se revuelve en la cama de al lado (donde Sandra y Siddhartha duermen). Silencio y oscuridad. La computadora hace un pequeño ruido y entonces el colchón rechina bajo los pies del bebé, que se levanta con un quejido. Sandra intenta abrazarle para darle pecho, pero él no quiere. ¡Papá!, grita.
Me levanto y lo cargo. Su cabello -con un corte mohicano- huele todavía al shampoo del baño de unas horas atrás, y su mameluco de dinosaurios tiene un ligero aroma a leche y sudor de bebé; una mezcla agradable. Con su brazo señala la puerta, y yo salgo, obediente, esquivando a la gata que se ha despertado y que ahora nos acompaña por las escaleras.
En el piso de abajo hace frío. El gato duerme sobre la mochila de Edu, la gata parece que nunca duerme, y ya está en lo de sus croquetas. Siddhartha recarga su cabeza en mi hombro. Sé qué debo hacer. La dinámica llevará unas dos semanas, casi sin falta. Al principio sólo bajaba unos segundos, pero al quererlo acostar junto a su mamá, se despertaba con llanto. Intentamos entretenerlo con canciones en la computadora, pero fue peor. Perdió el sueño y pasamos otra noche infernal. La pasé mal los primeros días, y hasta le reclamé a ella por quedarse en cama y dejarlo llorar en vez de bajar como yo. Aunque él seguía diciendo sólo “papá”. Karma.
Pero ahora ya sé qué hacer. Camino con él, recargado en mi hombro, le sobo la espalda o le arrullo y si me canso, me recargo en la mesa del comedor. También me llevo mi celular para jugar un rato. Dejo que pasen algunos minutos, tal vez quince, tal vez diez. Entonces ya subo. Son las tres y diez.
Los primeros días iba directo con Sandra, y yo sentía ya había hecho mi parte. Ingenuo. Por miedo a despertarlo le llevo conmigo ahora. Me recuesto con cuidado en el centro de la cama, para que no se me caiga. Respira fuerte. No importa cuanto me mueva, es totalmente incómodo. Y no sé si sea su peso sobre mi pecho, o que me parece que en cualquier momento rodará hasta el suelo mientras yo ronco. Cómo sea, no puedo dormir. Lo acurruco sobre mi brazo, y ya de costado, trato de regresar a mi sueño, donde entrevistaba a Yalitza Aparicio. A mi lado, el bebé se remueve en sueños de aventura, tira patadas, lanza suspiros, gimotea y se ríe. Ya son las cuatro.
Renuncio al sueño y vuelvo al celular. Me aburro de refrescar el muerto Twitter, de ver los mismos posts en Facebook, y me quedo escuchando su respiración, ahora muy queda. En la cama de al lado, Sandra duerme sola por primera vez en años. Por primera vez en mucho tiempo, descansa.
A las seis Siddhartha se despierta, y ahora sí, busca mamá. Me levanto como resorte a hacer la entrega y retorno a las cobijas para disfrutar los últimos 30 minutos que me quedan antes de la alarma. Duermo, sueño -ya no con Yalitza- y despierto un poco más consciente.
Hay una dualidad en todo esto. Dos sentimientos se contraponen: por un lado, el cansancio, el agobio de entregar tu tiempo y tu descanso -tan sagrados ahora-, vivir incómodo, ofrecer el hombro, la teta, los brazos dormidos. En contrapeso, está una alegría peculiar, que no recuerdo de antes. La compañía de ese leve murmullo de sueño, las manos pequeñas sujetas de un dedo, la calidez de su confianza, que me haya buscado a mí, y solo a mí para sentirse seguro.
No siempre fue así, y tal vez un día de estos pase que ya no me llamará y aunque ya podré dormir, me romperá el corazón. Hasta ese día, trataré de encontrar en qué entretenerme en los desvelos. Valdrá la pena.
@Adrian_Ibelles
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#4 Tiempos
La constructora de escenarios científicos para la juventud del Altiplano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Hija de una de las mujeres graduadas en la Escuela de Enfermería y Obstetricia, María Teresa Rodríguez González, que desde el terreno de su profesión apoyó y organizó a las comadronas de Matehuala a efecto de que realizaran de manera más higiénica y profesional su trabajo, inspirada en el desempeño que tuviera en las zonas ixtleras como enfermera partera en los servicios médicos rurales.
Creciendo en un hogar de personalidades ligadas a la salud, pues su padre era un médico reconocido que atendía en Matehuala, no es de extrañar que siendo ingeniera electrónica de formación, Raquel Ávila Rodríguez se dedique a temas relacionadas con la salud. En la actualidad a través de su doctorado en ingeniería eléctrica, ha incursionado en aplicación de instrumentación y en técnicas de estudios de problemas de salud a través de su interés de estudio en ciencias químico – biológicas y tecnologías. Raquel Ávila se desarrolla académicamente en la unidad que la Universidad Autónoma de San Luis Potosí tiene en Matehuala.
Raquel Ávila Rodríguez, ha implementado técnicas espectroscópicas para el análisis de sistemas orgánicos, por ejemplo, diagnóstico clínico de infecciones, que por lo regular es realizado por métodos serológicos, los cuales detectan anticuerpos específicos asociados a patógenos como bacterias, virus o exotoxinas. A través de microscopía Raman logró estudiar suero humano para detectar anticuerpos, los cuales son proteínas presentes en los fluidos tisulares que ayudan a la eliminación y naturalización de patógenes o antiagentes, lo que aporta a la obtención de nuevos métodos más fáciles y precisos para detectar estos anticuerpos, en comparación con los métodos serológicos que procesos especiales para la preparación de muestras, reactivos químicos especiales y requieren largos tiempos para detectar anticuerpos.
Además de este tipo de contribuciones, Raquel Ávila se ha involucrado en la atención de jóvenes y niños que se interesan en realizar proyectos científicos en escenarios extraescolares, apoyando eventos nacionales como Expociencias, entre otros, los cuales propician ambientes de trabajo en grupo a estudiantes de todos los niveles educativos en lo que se denomina actividades para el recreo científico a nivel mundial en el llamado Movimiento Internacional para el Recreo Científico y Técnico (MILSET), que coordina las ferias de ciencias más importantes a nivel mundial.
De esta manera Raquel Ávila ha coordinado este evento en Matehuala, además de asesorar a alumnos de licenciatura en proyectos orientados a la salud que han representado a México en varios de estos eventos internacional.
Con sus actividades académicas que combinan la generación de nuevo conocimiento, el desarrollo de novedosos sistemas de mediciones con aplicaciones a la salud y la divulgación científica, es una catedrática representativa de la nueva generación de científicos mexicanos que combina su trabajo de investigación con la divulgación del mismo.
En Matehuala ha contribuido a propiciar escenarios de participación a niños y jóvenes a través de actividades extraescolares, lo que permite no sólo despertar vocaciones, sino coadyubar a una educación integral para las nuevas generaciones, con un alto grado de sentido social en cuanto al uso de conocimiento para propiciar la solución al gran número de problemas que demanda nuestra sociedad y que se incrementarán significativamente en los años por venir.
También lee: Lupe Vélez, La leyenda de Hollywood | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Chivas vs San Luis, duelo decisivo y cerrado | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Mañana, Chivas se enfrentará a San Luis en un partido crucial para la clasificación a la Liguilla del Apertura 2024. Este encuentro promete ser un choque emocionante entre dos equipos que buscan asegurar de forma directa su lugar en la fase final del torneo. Con una rivalidad creciente y la presión de los puntos en juego, este duelo se perfila como uno de los más esperados de la jornada.
En sus últimos cinco encuentros, Chivas ha ganado 2 veces, San Luis 1 y han empatado en 2 ocasiones. En el más reciente, Chivas logró una victoria contundente de 0-2 en San Luis, destacando la actuación de Víctor Guzmán, quien anotó dos goles desde el punto penal. Este resultado no solo fue importante para la confianza del equipo, sino que también les permitió tomar impulso en un momento crítico de la temporada.
Ambos equipos llegan a este encuentro con la necesidad de sumar puntos. Chivas ocupa actualmente la novena posición con 25 puntos, mientras que San Luis está séptimo con 27. La lucha por los puestos de Liguilla es feroz, y cada partido cuenta. Este enfrentamiento es especialmente importante para Chivas, ya que buscan no solo ganar, sino también clasificar directamente a la Liguilla. Para lograrlo, necesitan una victoria combinada con resultados favorables de otros equipos.
La visita de San Luis siempre ha sido complicada para Chivas. El equipo local cuenta con el apoyo incondicional de su afición y un estadio que se convierte en un fortín difícil de superar. La atmósfera del Akron puede intimidar a cualquier visitante, y este factor añade presión adicional para los jugadores del Rebaño Sagrado.
Ambos entrenadores deberán ser astutos en su planteamiento táctico. Chivas, bajo la dirección de su cuerpo técnico, buscará aprovechar su capacidad ofensiva y la habilidad de jugadores clave para desestabilizar la defensa rival. Por otro lado, San Luis intentará hacer valer su localía con un juego sólido en defensa y rápidos contraataques que puedan sorprender a la zaga tapatía.
La clave del partido podría estar en el control del medio campo. Quien logre dominar esta zona tendrá más posibilidades de crear oportunidades de gol y dictar el ritmo del juego. Además, las jugadas a balón parado pueden ser determinantes; ambos equipos han mostrado debilidades en este aspecto en partidos anteriores.
Con el ambiente cargado de expectativas y la necesidad de demostrar su valía, este enfrentamiento promete. Este partido no solo es una batalla por puntos; es una oportunidad para que ambos equipos demuestren su calidad y ambición en el cierre del torneo, y a pesar de todo, ambos equipos pueden volverse a encontrar en la fase de Play in, algo que hoy, parece muy probable.
También lee: La Franja que nos Une | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
El remake de Elm Street es peor de lo que imaginaba | Columna de Guille Carregha
Criticaciones
Este año, por alguna razón, decidí que estaría divertido ver toda la saga de A Nightmare On Elm Street. Principalmente para poder decir que ya la vi, pero también porque la idea de una especie de demonio asesino serial que solo te puede atacar en los sueños es algo que tiene un montón de potencial. Sin embargo, incluso antes de empezar a ver la primera película de la serie, la original de 1984, siempre supe que el viaje terminaría con el remake de la misma de 2010.
De entrada, no me emocionaba en absoluto debido a la cantidad inhumana de críticas que leí sobre ella desde su estreno. Pero, por otra parte, tenía la esperanza de que, quizá, solo quizá, estuviera así, nada más como OK, siendo un esfuerzo cutre de personas que no estaban muy seguras de que hacían, pero que a fin de cuentas nos regalaban algo entretenido.
Sí… no.
Esta película hace todo mal, sin esfuerzo alguno, como si hubieran decidido hacer la versión más de huevísima y sin alma de Freddy Krueger con la única intención de hacernos perder el tiempo (y ganar dinero en taquilla simplemente gracias al reconocimiento de marca). Porque una cosa es hacer una versión actualizada y al menos intentar algo nuevo, y otra cosa es este intento tan desganado que parece diseñado para desencantar hasta al fan menos leas de la franquicia. Así que, si alguna vez se han preguntado cómo es ver destrozada la esencia de un personaje icónico, pónganse cómodos. Vamos a analizar esta “joyita” de remake.
Aclaremos algo antes: yo no tengo absolutamente nada en contra de los remakes. De hecho, soy el primero en aplaudir cuando un equipo creativo se atreve a tomar una historia clásica y la adapta a los tiempos modernos, o le da un giro interesante. Les doy un ejemplo: la versión de Halloween de Rob Zombie me gusta porque intentó algo diferente. En lugar de enfocarse en Laurie, como la original, se centró en Michael, explorando su historia de una manera diferente. No se limitaron nada más a grabar los mismos beats en el mismo orden con cámaras HD de la época para que todo se viera bonito y contemporáneo para que la gente dijera “¡Oh, Dios, eso fue TAN genial!” solo porque ya no se ve setentera la imagen. Había esfuerzo, y aunque la original sigue siendo superior, la intención y el trabajo real se notaban.
Pero este remake de Elm Street está en el otro extremo. Horrible, horrible basura. No hay manera de decirlo sin parecer exagerado, porque, sinceramente, es tan malo que le hace a uno pensar que, tal vez, el cine hecho por IAs existe desde hace 14 años.
Para empezar, no tengo idea de qué querían lograr. Este remake no moderniza nada, no aporta una trama alternativa, ni siquiera intenta hacer algo interesante, como lo hizo Evil Dead en 2013, que logró reinventarse y, al mismo tiempo, entregarnos una secuela secreta dentro del remake. En este bodrio no hay absolutamente nada de eso. Solo es la misma historia, contada de la manera más aburrida posible y ya. Como si simplemente hubieran seguido la receta, pero con ingredientes que ya llevaban unos años caducados.
La saga Elm Street es grandiosa porque permite que los creadores jueguen con la lógica de los sueños. No hay límites para lo que podrías mostrar en estas películas (presupuesto aparte, claro), y puedes hacer cosas súper locas en pantalla, jugando con lo oscuro, lo imaginativo y lo retorcido. La magia de Elm Street radica precisamente en eso: te adentras en un universo donde cualquier cosa puede pasar, y donde ni siquiera tiene que tener sentido real, siempre y cuando encuentres alguna forma de hilar todo para un clímax satisfactorio. Y, es verdad que no todas las secuelas de Elm Street lo logran pero se nota la intención de querer intentarlo en la mayoría. O sea, sí parece que estaban intentando algo.
Entonces, ¿qué hicieron con el remake? Tomaron esa magia y la metieron en una lata genérica, de esas de terror desechable de los años 2010, donde podrían haber puesto literalmente cualquier otro villano de otra franquicia y habría dado lo mismo. No hay nada que haga sentir que esta historia solo podría haber pasado en 2009. Lo único “moderno” que lograron fue que los personajes buscan cosas en Google. Una vez. ¿Eso es todo lo que encontraron como diferencia entre 1984 y 2009? ¿En serio?
Y ni hablemos de los personajes. Todos, especialmente Freddy, son exasperantemente aburridos y genéricos. Hasta el tipo que sale en Jennifer’s Body –y que, básicamente, está haciendo el mismo papel aquí, solo que “más cool”– es un fastidio de ver. ¡Pero Freddy! Ese es el golpe bajo. Freddy Krueger, el villano de los sueños, el monstruo que puede adoptar cualquier forma y manipular la realidad, es un aburrimiento total. No es amenazante, no es aterrador, no es creativo… y ni siquiera es divertido. Freddy es el corazón de Elm Street, el personaje que define la franquicia. Y en este remake, no tiene nada de lo que lo hace memorable. Es una versión genérica y sin chispa. Tan de hueva está la existencia de Freddy aquí que, al querer hacerlo más “realista” y ponerle una cara que sí pareciera de víctima quemada hasta morir… LE QUITARON SU CAPACIDAD DE MOSTRAR EMOCIONES.
Entonces, tenemos una película, donde el malo es un muñeco de plástico casi inamovible, como los de los luchadores que se compran en los tianguis, riéndose como villano genérico de anime de los 90’s y diciendo frases todas cutres como si fueran terroríficas. O sea, el miedo del cast no es encontrarse con Freddy, es enterarse que están en este remake todo desabrido.
Y miren, de verdad intenté darle una oportunidad. Quise verla sin comparar cada escena con la original, quise decir “bueno, veámosla como su propia cosa”. Pero es imposible, especialmente cuando intentan recrear (y de forma terrible, debo añadir) todas las escenas geniales e icónicas de la original. Cada “referencia” a la película de 1984 es un recordatorio de lo superior que es la original. Pero hay una en particular que me hirvió la sangre: la escena de Freddy atravesando la pared de la habitación. En la original es un efecto práctico tan memorable que lo usaron en todos los tráileres y algunos pósters. Está chévere. Aquí quisieron rehacerlo con CGI. Y, miren, la verdad es que ese CGI no es que haya envejecido mal… ya era horrible en su momento. Esa escena se vería culera en 2024 y se vería culera en 2010.
Y ahí está el problema de este remake: parece hecho sin ningún respeto o comprensión por lo que hizo de Elm Street una franquicia icónica. No hay ninguna intención de explorar nuevos temas, de expandir el universo de Freddy o de ofrecer algo innovador para las nuevas generaciones. Simplemente tomaron la fórmula y la hicieron menos interesante. Este remake es lo lo más predecible y aburrido que podrían haber hecho con una franquicia tan rica en posibilidades.
Si lo que querían era atraer a las nuevas generaciones, lo único que lograron fue hacer que se pregunten por qué Freddy Krueger fue tan importante alguna vez. Y eso es lo peor que un remake puede hacer: hacer que el público sienta que la historia original nunca tuvo valor.
Pero, bueno, si algo de positivo tiene esta película es que, por lo menos, no es tan espantosa como A Nightmare On Elm Street 5: The Dream Child.
Aunque, también, está bien cabrón ser peor que Dream Child.
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