Opinión
Gerardo Saucedo, el potosino especialista en cohetes | J.R. Martínez/Dr. Flash
El cronopio
Hace sesenta y tres años iniciaba en el país la investigación espacial al lanzarse en San Luis Potosí el primer cohete en Latinoamérica por estudiantes y profesores del Instituto de Física de la UASLP, iniciaba también ese famoso programa científico que fuera conocido como Cabo Tuna, el cual tendría una abrupta interrupción en 1972, para volver a reiniciar en el año 2009.
El programa Cabo Tuna tuvo como protagonistas a los alumnos de la entonces Escuela de Física y fue dirigido en sus diferentes etapas por Gustavo del Castillo y Gama, Candelario Pérez Rosales y Juan Fernando Cárdenas Rivero; en el último periodo de su primera etapa apareció un personaje que recogería la batuta de Juan Fernando Cárdenas: Gerardo Saucedo Zárate, quien inició la construcción de cohetes de una y dos etapas de las series Vesta y Filoctetes. El proyecto Vesta iniciaría a fines de los sesenta del siglo XX, y entre los cohetes construidos por Gerardo Saucedo y sus colaboradores se encuentra el Tiburón, que aún se conserva como vestigio de aquella intensa época que estaba por concluir en su primera etapa para entrar en un largo letargo que parecía enterrar aquellas proezas que se vivieron en el altiplano potosino. En 1972 se lanzaba el Filoctetes Dos, un cohete de dos etapas con lo que se cerraba la intensa actividad coheteril, después de quince años.
Sin embargo, Cabo Tuna no estaría enterrado, Gerardo Saucedo seguiría trabajando en el tema, mientras laboraba profesionalmente como físico en Petróleos Mexicanos. En sus “ratos libres” se allegaba información y plasmaba sus posibles diseños en espera de tiempos propicios para continuar esa aventura que le llevó a estudiar física en la universidad potosina. Saucedo se encontraba entre aquellos estudiantes que inspirados en el auge coheteril se aventuraban a estudiar física, tal como fue uno de los objetivos de Gustavo del Castillo y Candelario Pérez, despertar vocaciones a través de proyectos espectaculares como lo fue el programa de lanzamiento de cohetes suborbitales.
En el año 2006 al jubilarse en Pemex, Gerardo Saucedo funda el Instituto Mexicano del Espacio Ultraterrestre (INMEU), con el fin de continuar con el diseño y construcción de vehículos suborbitales, continuando en el punto tecnológico que se había cerrado en México en la década de los setenta del siglo XX. El diseño de cohetes tiene otra vertiente, que es esos productos tecnológicos que se derivan de sus desarrollos, que son conocidos como derivajes espaciales, los cuales contienen productos que usamos diariamente en nuestra vida moderna. De esta manera el INMEU se enfocaría a desarrollar tecnología asociada con el diseño de cohetes suborbitales y en aprovechar todas esas derivaciones de la tecnología aeroespacial que conformaban la base de datos tecnológicos con que cuenta el INMEU.
El esfuerzo de Gerardo Saucedo no encontraba eco en los grupos científicos en el país, sus propuestas eran desaprovechadas, pero no cejaba en su objetivo principal, continuar con la construcción de nuevas máquinas voladoras, cohetes de nueva generación que colocaran a México en la lista de países que desarrollan dicha tecnología.
Mientras, a principios de la década del 2010, lograba construir con recursos económicos propios, un par de cohetes de combustible líquido y a mediados de dicha década lograba por fin, interesar a una dependencia universitaria, justo la institución cuna del programa de construcción de cohetes en México, el Instituto de Física de la UASLP. Gracias a esa alianza se establecieron las bases técnicas necesarias para materializar dos cohetes de combustible sólido, en una serie que llevaría el nombre de proyecto Fénix, en el cual fue posible el regreso de la experimentación espacial en el país, al realizarse la primera prueba estática de un cohete y el lanzamiento del cohete Fénix I-2 “Alejandro Pedroza Meléndez”, en el mes de marzo del presente año.
El tesón de Gerardo Saucedo coloca a México entre los países que construyen vehículos suborbitales con diferentes fines científicos, y en los próximos meses tendrá construidos nuevos cohetes de combustible híbrido y se estarán realizando diversas pruebas en el desierto potosino, previas a sus futuros lanzamientos.
Gerardo Saucedo Zárate es prácticamente el único especialista en el país en construcción de cohetes, esas máquinas voladoras que dieron brillo, y seguirán dándolo, a la ciencia e ingeniería mexicana.
Lee también: Beatriz Velázquez, una de las primeras médicas potosinas | J.R. Martínez/Dr. Flash
Deportes
La Franja que nos Une | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
El Puebla FC, ese emblemático club que lleva en su escudo el orgullo de una ciudad, es una institución que ha tejido una rica historia a lo largo de sus 79 años de vida. Desde su fundación en 1944, “La Franja” ha vivido momentos de gloria, de reveses y de pura emoción.
Todo comenzó en la Segunda División mexicana, donde el Puebla FC dio sus primeros pasos, pero no tardó en demostrar su calidad y ascendió a la Primera División en 1949. Desde entonces se mantuvo hasta 1999, sin descender, pero ese año las cosas cambiaron, un equipo triste que cayó en el infierno a pesar de sus contrataciones anteriores. La misma suerte correría el equipo en 2005, un nuevo descenso y pisotear su historia.
La vitrina del Puebla FC está adornada con cuatro Copas México (1969-70, 1971-72, 1987-88, 1989-90) y una Copa Campeones de la CONCACAF (1991). También ha sido subcampeón de la Primera División en dos ocasiones (1972, 1992).
Figuras como Jorge Aravena, Carlos Muñoz, Ignacio Trelles, Carlos Poblete y Roberto Ruíz Esparza han dejado su huella en la historia del club. Sus actuaciones en el campo han inspirado a generaciones de jugadores y aficionados.
El “Campeonísimo” de 1989-90, cuando el Puebla FC se coronó campeón de la Copa México y la Copa Campeones de la CONCACAF, es uno de los momentos más recordados. También está el histórico partido contra el Cruz Azul en la final de la Copa México 1987-88.
Pero la actualidad del Puebla FC es muy diferente, hoy en su regreso a las canchas, Chepo de la Torre sigue trabajando para intentar volver a los primeros planos del fútbol mexicano, “La Franja” busca con muy poco, alcanzar un lugar en el Play-in de la Liga MX.
Mañana, el Puebla FC se enfrenta a San Luis en el Lastras, un local con aspiraciones muy opuestas a las de los poblanos, San Luis busca entrar directo a la liguilla, algo que está a tiro de piedra pero necesitan ganar de local, si o si.
Sumado a esto, este encuentro puede ser histórico para San Luis, ya que puede romper su récord de puntos en una temporada, desde su regreso a Primera.
Las cosas parecen buenas para los de Torrent, terminar la temporada invicto de local no es un objetivo, es una consecuencia de lo bien dirigidos que están, ojalá el partido de mañana sea el mejor fin de temporada y la fiesta que los locales desean, y no, el festejo del día de los muertos, un saludo cariñoso a la franja.
También lee: La maldición fuera del Lastras | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
Cuando México si hace cine de terror bonito | Columna de Guille Carregha
CRITICACIONES
¿Si han visto que, cada vez que me ponen películas de terror mexicanas en frente, casi siempre acabo diciendo algo como “esto podría estar bueno, PERO…” o “me habría encantado SI no hubieran hecho aquello”? Bueno, pues mientras estaba viendo No Voltees (disponible gratis en Tubi) estaba esperando decir las mismas tonterías de siempre. Pero… no. Sí me gustó. De verdad, siento que esta película es genuinamente buena. Y no me refiero a “buena para ser película mexicana”, que de esa categoría conozco varias, ni buena como sinónimo de “pasable” o “entretenidilla”. Simplemente es buena y ya.
Es la clásica historia de dos hermanos que regresan a la casa de su infancia para visitar a su madre quien vive completamente sola y podría o no estar sufriendo de un episodio de demencia senil que les preocupa profundamente. Y, como suele suceder en este género de películas la demencia senil podría o no ser una situación paranormal que está afectando a la señora. Sustos ensue.
A ver. Dije que era buena. No que era original. Hay diferencias.
Por supuesto, a lo largo de la historia, vemos cuáles son los traumas infantiles de los protagonistas, y cómo están ligados al fantasma de la memoria de su padre falleció, quien trataba a sus vástagos de la manera en la que PETA cree que los personajes de Pokémon tratan a las creaturas de ese videojuego.
Siendo esto más un character piece que un “MIRA MIS EFECTOS TODOS TERRORÍFICOS”, me alegra decir que los actores hacen un trabajo muy sólido. Las actuaciones se sienten naturales, y puedes notar que los personajes están cargados de emociones complejas y matices. No es solo la típica película de terror donde los personajes gritan y corren. O sea, si gritan y corren, viene con el territorio, pero no nada más hacen eso. También tienen conversaciones serias acerca de cómo les afectó la existencia de su papá y cómo eso repercute en sus vidas cotidianas. En ningún momento se siente que estén sobreactuando, y eso ayuda a que el espectador se sienta realmente inmerso en la historia.
La construcción de la película es muy precisa en lo que intenta hacer y está muy bien enfocada. Parte de lo que le ayuda a funcionar tan bien, es que la acción se desarrolla casi únicamente en una sola locación, además de que se nos presentan a muy pocos personajes, por lo que se siente concisa y sin pretensiones exageradas de ser algo que no le alcanza el presupuesto para ser. Lo más importante, intenta contar una historia que está muy bien ligada a sus temas principales de drama familiar y abuso infantil. Trigger warning, supongo.
No tienes que estrujar las neuronas innecesariamente ni armar ningún rompecabezas imaginaro para entender lo que pasa o hacia dónde va la historia. No hay necesidad de generar ideas que comiencen con un “¿qué tal si…?” o “a ver, suponiendo que…” para que los mismos malabares mentales de la audiencia arreglen la falta de coherencia narrativa que no pudieron hacer desde el guión. Todo está ahí, puesto en pantalla para que se pueda disfrutar de la experiencia sin problema. Los simbolismos y metáforas están clarísimos, pero, además, están trabajados con delicadeza. Nada se siente forzado, ni misteriosamente la película termina siendo temáticamente una condenación a lo que supuestamente estaba celebrando la historia originalmente (inserte aquí referencia a Huesera)
La mayoría de los sustos, por ejemplo, vienen de los personajes mismos, de sus acciones, de lo que se ha estado preparando con ellos desde el principio. Es decir, no nos llenan la pantalla de efectos especiales exagerados o de secuencias visuales que solo buscan que el espectador diga “¡asupinshimare, ¿QUÉ FUE ESO?!” Aquí, la esencia del terror se enfoca en lo humano y en lo psicológico. Esto, para mí, es de lo mejor que una película de terror puede ofrecer. Es algo que los buenos exponentes del género ya saben: los monstruos son más aterradores cuando se sienten cerca, cuando son reflejos de algo dentro de nosotros. En ese sentido, la película logra crear una atmósfera densa y atrapante sin tener que recurrir a (tantos) trucos baratos, y en ese sentido, hay muy pocas quejas de mi parte.
O sea, no les voy a mentir, si hay más de dos escenas de efectos especiales y maquillaje aterrador que, pues… mira, lo intentaron, ¿no? Hicieron lo que pudieron con el dinero que tenían y se aprecia el esfuerzo. Pero tampoco es como el enfoque principal de la experiencia, por lo que se puede dejar pasar. Además, las soluciones visuales que se avientan en los últimos diez-quince minutos, sobre todo las pensadas para dar miedo, están rechulas y súper sencillas de llevar a cabo. Pero sí, la falta de ceros en el cheque que les dio la producción si se nota un poquito.
Con esto no estoy diciendo que la película sea aburrida o le falte creatividad. Hay varios encuadres de cámara súper efectivos que construyen tensión y añaden un toque artístico sutil pero preciso. La(mayoría de la)s imágenes están cuidadas hasta el detalle, y, especialmente hacia el final, te encuentras con varias secuencias visualmente impactantes que demuestran que el equipo detrás sabía exactamente cómo usar el lenguaje visual. No están sobrecargadas ni fuera de lugar, sino que parecen tener un propósito claro en la narrativa.
Sobre eso mismo, lo que me fascinó es cómo esta película no intenta ser algo que no es. Muchas veces vemos películas que intentan ser “la próxima gran cosa,” saturando cada escena con imágenes sobrecargadas, efectos especiales de dudosa calidad, o simbolismos tan rebuscados que terminas preguntándote qué acabas de ver. Aquí no. La película sabe muy bien sus límites, y trabaja dentro de ellos de una manera impecable. La gente detrás de la película claramente tenía muy en claro cual era el presupuesto y se trabajó sabiendo que no se podía gastar de más.
Una cosa que si tengo que mencionar que me chocó un poco, sería el escenario. La película se desarrolla en una mansión gigantesca en medio del bosque, algo que no es imposible en México, pero sí bastante raro. No sé ustedes, pero personalmente, nunca he visto algo ni remotamente parecido en la vida real. Da la sensación de que eligieron este lugar para tener una película un poco más “universal” (o sea, más gringa, pues) para poder vender la película al mercado internacional. Y bueno, supongo que les funcionó, porque lograron un acuerdo con Tubi Originals, y qué bueno por ellos. Pero… se siente un tanto fabricado, ¿saben? Como que algo no cuadra.
Ahora, este pequeño detalle no le quita mérito a la historia. La mansión no es solo una locación más: juega un rol en la narrativa, y su diseño contribuye a la sensación de claustrofobia y tensión que se va acumulando a lo largo de la película. Las paredes parecen cerrarse sobre los personajes, y los corredores largos y las habitaciones oscuras ayudan a construir ese miedo visceral que el director busca evocar. Así que, aunque la elección de locación puede ser un tanto “no-muy-mexicana,” realmente termina funcionando bien para los objetivos de la historia.
Por otro lado, el equipo de arte se autofeló durísimo con lo bien que trabajaron. Desde el principio se nota su esfuerzo por crear un universo real y funcional dentro de la lógica de la película. Se crearon programas de televisión (con la misma calidad cutre de las comedias de Televisa de los 80), y no hay ningún producto a la vista al cual no le hayan inventado una marca original para evitar hacer menciones comerciales innecesarias. O sea, nivel, incluso cuando salen a cuadro las conversaciones de WhatsApp entre personajes HAY MENSAJES ANTERIORES A LO RELEVANTE A LA HISTORIA. Es como si fueran personas reales que interactúan entre ellas antes de que las pongan frente a cámara.
Sé que es un detalle super ínfimo, pero la cantidad de películas en donde las conversaciones por chat entre personas están vacías hasta que empieza la escena de los mensajes de texto que he visto es enorme.
Creo que lo que más me entusiasma de todo esto es la promesa de que este dúo de escritor y director, si vuelven a trabajar juntos, puedan crear otras joyas como esta. Realmente quiero ver más de su trabajo. Han demostrado tener una comprensión profunda de lo que hace que el terror funcione, y con más experiencia y tal vez un poco más de presupuesto, creo que podrían llegar a hacer algo verdaderamente memorable. Con esta película, han sentado una base firme; han demostrado que en México se pueden hacer películas de terror de calidad.
También lee: Mi primer acercamiento al cine de terror | Columna de Guille Carregha
#4 Tiempos
Los desastres NO son naturales, tema de La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
La Dra. Patricia Julio Miranda de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UASLP será la encargada de dictar la siguiente charla del ciclo La Ciencia en el Bar, la cual se llevará a cabo el miércoles 30 de octubre en punto de las ocho de la noche en Cervecería San Luis, ubicada en Calzada de Guadalupe 326 en punto de las ocho de la noche, quien hablará sobre: los desastres NO son naturales.
Esta es la segunda ocasión que la Dra. Patricia Julio participa en el programa de La Ciencia en el Bar; en 2009 cuando disertó sobre Interacción hielo-fuego, trató sobre la perdida de hielos perenes como el caso de los volcanes mexicanos el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, por ejemplo, situaciones derivadas por el cambio climático, tema que es uno de sus intereses de investigación.
El tema de desastres naturales es otro de sus tópicos de trabajo el tema de “Resiliencia a nivel comunitario”, y que tiene que ver el cómo las comunidades viven los riesgos bajo los cuales se encuentran, así como las decisiones que toman a partir de la percepción del riesgo para poder afrontarlos.
En San Luis Potosí, lugar donde se ha practicado la minería y se utiliza el agua subterránea y la proliferación de pozos, es una zona que puede presentar problemas de hundimiento, el cual se conoce como subsidencia, el hundimiento progresivo de un terreno, para lo cual el Instituto de Geología de la UASLP ha realizado estudios que le permiten contar con un mapa de lugares con subsidencia, puntos que ha evaluado la Dra. Patricia Julio en cuanto a aspectos estructurales y sociales.
La Dra. Patricia Julio Miranda ingresó como investigadora a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en el año 2006, estudió la licenciatura en geografía en la UNAM, una ma estría en geomorfología y el doctorado en vulcanología en la propia UNAM. En la UASLP es profesora en la licenciatura de Arqueología la que ha dirigido y participa en el posgrado en Ciencias Ambientales.
Por qué se presentan los desastres y cómo pueden prevenirse, es el tema que ha inquietado a la Dra. Patricia Julio y del cual nos estará platicando en su sesión de La Ciencia en el Bar, donde podremos enterarnos de la situación que guarda San Luis Potosí en el problema de subsidencia y cuáles son los factores humanos que propician estos problemas y cómo podemos prevenirlos o evitar que progresen esos hundimientos.
En la charla nos hablará sobre:
Aún hay una amplia percepción en la sociedad de que los fenómenos naturales, como sismos, tornados, sequías, etc, son los causantes de la pérdida de vidas humanas y materiales, pero este paradigma ya ha sido superado. Desde las ciencias sociales se ha ido comprendiendo la complejidad de los desastres y la influencia de los factores sociales, incluyendo la crisis ambiental que estamos experimentando, en la ocurrencia de estos. Es por ello que en la charla se ofrecerán argumentos para comprender por qué los desastres NO son naturales.
Los invitamos a escuchar la charla y enterarse de este tema de la voz de la experta en este tipo de problemas así mismo los invitamos a que estén pendientes de la programación de sesiones de La Ciencia en el Bar, los últimos miércoles de cada mes, las cuales se están realizando en la Cervecería San Luis ubicada en Calzada de Guadalupe 326 en punto de las ocho de la noche.
También lee: Las científicas a cargo de La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
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