El cronopio

Siendo niña, Beatriz llegó a vivir a la casa de su abuelo en el pueblo rielero de Cárdenas, San Luis Potosí. Ese acontecimiento de cierta forma sellaría su futuro. Su espíritu inquieto y el gusto de su abuelo por la lectura le abrieron un rico mundo que podría alcanzar a través del conocimiento. Su educación fincada en la premisa de santo y sabio, guiaría su formación.

La biblioteca de la casa de su abuelo era abundante y con su guía recorrería las páginas de un buen número de libros. En ese momento, mucho antes de que los viajes espaciales fueran una realidad, y mientras comenzaba a perfilarse el comienzo de la formación de los futuros viajeros espaciales, Beatriz decidió que de grande sería astronauta. Con seguridad recorrió las páginas de la novela de Julio Verne, viaje a la Luna, y en sus lecturas vio la posibilidad de que el hombre pudiera viajar a ese satélite y muy bien podría ser ella.

Su paso por las aulas escolares, no menguaron sus deseos y al llegar a San Luis a cursar la preparatoria nocturna en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, se fortalecía ese deseo que iniciara en las charlas con su abuelo en la rica biblioteca. Su panorama ahora se extendía, el gusto por la ciencia se afianzaba, y ahora tenía otras posibilidades de estudio, la arqueología le llamó la atención, pues se abría la carrera en la naciente escuela de humanidades, que cerraría pocos años después, y que había abierto en el escenario académico de San Luis el Dr. Manuel Nava que en la década de los cincuenta era rector de la universidad.

La física y las matemáticas, también le atraían a Beatriz Velázquez, pero en ese momento no existían como oferta académica en la UASLP, pudieran ser una buena vía para su ambición de ser astronauta. De haber existido la carrera de física de seguro se hubiera inscrito en ella, y con seguridad podría haber sido la primera mujer titulada en física en el país. Pero aún faltaban algunos años para que fuera abierta como oferta educativa en la UASLP. Por lo pronto seguía estudiando y trabajando en torno al mundo de los libros, siendo responsable del servicio al público de la biblioteca central de la universidad.

Su decisión, fue ingresar a la carrera de medicina

, siguiendo el camino que un buen número de mujeres habían tomado desde comienzos del siglo XX, al atreverse a estudiar medicina en un ambiente adverso para ellas. A la postre se convertiría en médica y su formación la llevaría a los Estados Unidos para continuar su formación en fisiología, y familiarizarse así con la investigación médica. El camino no fue fácil. Su condición de mujer le puso muchos obstáculos que logró superar y con ello allanar el camino para todas esas mujeres que como ella elegirían formarse en medicina.

La Dra. Beatriz Velázquez Castillo se convertiría en una importante doctora que contribuiría a la formación de muchas otras generaciones de médicos, combinando su actividad de enseñanza con la investigación en fisiología, así como en la gestión de su disciplina, ostentando puestos académicos de dirección y participando en la vida política universitaria.

Su visión, sobre la importancia de la investigación médica, enriqueció la formación de los médicos potosinos, que combinaban actividades clínicas y de investigación, contribuyendo así al prestigio que fue fincando la escuela de medicina potosina. Fue directora de la la Facultad de Medicina, la primera mujer en serlo, y formó parte de la Junta Suprema de Gobierno de la UASLP, pero ante todo fue una mujer con una cultura importante que forjó a lo largo de su vida, desde aquellas horas que disfrutó en la biblioteca de su abuelo y en las bibliotecas por las que transitó en la UASLP, la biblioteca central y la biblioteca biomédica que le tocó formar. Finalmente, su sueño de ser astronauta influyó en su formación y en la vida ejemplar que llevó.

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