agosto 17, 2025

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#4 Tiempos

Gainsbourg vino a decir que se iba | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Más vale tener talento si es que no eres agraciado físicamente. Lo sabía Serge Gainsbourg, héroe de la chanson francesa, que desde sus primeros años se dedicó por entero al arte no solo como medio de expresión, sino también para quitarse el estigma de fealdad que tuvo que cargar en la espalda. Un rechazo social del que fue víctima hasta que la celebridad logró poner en perspectiva el gran valor de su interior. Una personalidad arrolladora, llena de ideas, gracias a la cual pudo conquistar (y perturbar) al público y a una serie de mujeres provenientes de un sueño profundo.

La travesía de Gainsbourg fue complicada. Si llegó a la cumbre fue debido a un espíritu indómito con el que se sobrepuso a la adversidad. Ya en la adolescencia supo lo que era el miedo y la persecución cuando tuvo que huir de París junto a su familia (inmigrantes judíos) durante la Segunda Guerra Mundial. Malos augurios con los que, lejos de derrumbarse, se fortaleció.

El contexto en el que creció lo predispuso a estar a la defensiva ya en la madurez, cuestión que le sirvió para no rendirse en el terreno musical. Fue alguien que batalló en lo profesional hasta cumplir los 30 años, momento en el que su nombre empezó a tener cierta notoriedad en la escena de París sin que esto supusiera una consolidación definitiva.

La crítica se le solía echar encima a la menor oportunidad (no era un bendecido, tuvo que cargar con la cruz hasta el último día) y por ello en un principio optó por componer para otros intérpretes: prefería que fueran ellos los que se expusieran a las balas y a los reflectores. Serge Gainsbourg era reservado por naturaleza (“la seguridad es la soledad”, diría en una de sus últimas entrevistas).

La hostilidad ajena lo hizo refugiarse dentro de sí mismo y en su pasión de juventud: la pintura. En aquellos días, antes de dar el paso al oficio de la canción, firmó una cantidad considerable de cuadros, dignos de alguien que seguía la estela de Bonnard y Cézanne, tarea a la que renunció al no encontrar los resultados deseados. Su gran sentido autocrítico lo llevó a destruir casi todas sus pinturas (se salvaron un puñado de trabajos, incluyendo uno que había obsequiado a Juliette Gréco). Para él no había medias tintas, o se era sublime o había que renunciar.

Ya luego se desataría en su faceta de compositor. Serge Gainsbourg se inició en el piano desde los cinco años por la influencia de su padre, dado a la música clásica y al arte en conjunto. En el hogar de la familia desfilaban los ecos de Ravel, Debussy y Fauré que poco a poco configuraron el estilo del pequeño hijo. Después viene el jazz. Cole Porter lo marcaría para la eternidad.

De ahí en adelante no se detiene, absorbe de donde se pueda, atraído de manera especial por los figuras resquebrajadas, los ambientes nocturnos, lo estético del pesar. La gran intuición melódica y lírica lo convirtieron en una especie de Apollinaire de la música pop. No temía experimentar, soltar onomatopeyas y expresiones intraducibles a otros idiomas. Juegos verbales, burlas. Escatología rampante para ponerse al nivel de la humanidad.

1968 – Jane Birkin y Serge Gainsbourg.

En algún punto de los cincuenta Serge Gainsbourg conoce a Boris Vian, que le sirve como faro en más de un sentido. En la parte creativa, social, íntima e intelectual. Lo que necesitaba era ganar confianza. Que alguien respetable le confirmara las sospechas con una palmada en la nuca. Los esfuerzos que tiraba tenían algún valor. No era un tipo cualquiera.



Era en realidad una figura de época. Un maldito que pisó a fondo el pedal de los excesos. El Gainsbarre con barba de tres días levantando la falda de alguna mesera. El que transfería chistes vulgares a modo de respiración. Estrellarse de lleno contra el muro era el único destino en figuras de su linaje, tan incompatible con el algodón y las luces. Un ser embebido por el alcohol y el tabaco, vicios a los que no abandonó ni siquiera después de su primer infarto. Las facturas a pagar le importaban poco. Con su habitual descaro manifestaba la idea de que debía seguir fumando y bebiendo para no sufrir más problemas en el corazón. Una receta que, como cabía esperar, fallaría con estrépito en los meses subsecuentes.

Le daba igual. Estaba condenado. No tenía remedio. Hizo de su propia existencia un lienzo negruzco donde la sangre tejía un halo de muerte.

La caída, desde luego, había que darla con estilo: entre humo, vino y mujeres. El placer era una de las bases de su filosofía. Disfrutar a tope mientras era posible y bajo cualquier circunstancia. Ejemplos hay varios, casi todos conocidos por la mayoría. Lo cuenta la leyenda: en medio de uno de sus infartos, ante el cual tuvo que arribar una ambulancia de emergencia, pidió a los paramédicos que le cubrieran el cuerpo con una sábana Hermès que guardaba en su habitación, ya que las que tenían en el hospital no eran de la calidad ni el confort suficiente. La crisis cardíaca podía esperar.

Al prestigio artístico que le acompañaba desde finales de los años cincuenta se le sumó la fama internacional cuando en 1965 compuso “Poupée de cire, poupée de son”, hit instantáneo con el que France Gall consiguió el primer lugar en el Festival de Eurovisión. A partir de ahí todos quieren trabajar con él. Brigitte Bardot y Jane Birkin caen en sus brazos. Radicaliza su propuesta y a lo largo de su carrera escandaliza al Vaticano, a la (supuesta) progresista sociedad francesa e incluso hace enfurecer a Bob Marley. En su etapa tardía abandona el jazz y el pop con el objetivo de explorar el reggae, la electrónica y  la música ambiental. Al final el cuerpo no le aguanta el ritmo y muere en 1991 a los 62 años, dejando tras de sí un cúmulo de perlas para el recuerdo.

Era el ocaso, a donde se dirigía cada uno de sus movimientos. Lo anticipaba en algunas canciones:



Habrá velas que se consumirán como una esperanza ardiente.
Y por ti sin esfuerzo mis ojos estarán abiertos.

Poco a poco me desmorono víctima de tu crueldad.
Entonces volverás pero yo me habré ido*.

*Versión al español de Guillermo López Gallego.

 

@Bigmaud

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#4 Tiempos

San Luis frente a Puebla: partido para valientes, no para excusas | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Si San Luis no puede ganarle a este Puebla, que viene tambaleando como boxeador en el último asalto, mejor que empiece a buscar excusas desde hoy. No es crueldad, es sentido común: el rival llega golpeado, con la moral baja y con una defensa que con cualquier ráfaga se desmorona. El que no sepa aprovechar eso, que se dedique a otra cosa.

El antecedente del cuadro camotero es el bochornoso 7-0 contra Tigres, un resultado que no sólo evidenció las carencias defensivas, sino que dejó claro que, cuando se desconectan, el desastre es inmediato. Y aun así, Puebla sigue vivo en la Leagues Cup; un respiro que, aunque breve, les da algo de motivación extra para no hundirse del todo en la Liga MX. Ojo, un equipo que todavía compite en dos frentes no se tira al piso tan fácil, y esa doble agenda puede darle un giro inesperado a un partido que, en el papel, muchos ya ven como trámite para San Luis.

Los potosinos, sin embargo, no llegan con la mesa servida. Apenas el fin de semana pasado, contra Cruz Azul, volvieron a mostrar que las buenas intenciones no alcanzan si el fútbol no es constante. Un partido en el que por momentos parecían competir de igual a igual, pero se diluyeron cuando había que apretar. Si quieren que el discurso post-Leagues Cup no quede como humo, este viernes es el momento para respaldarlo.

En la previa, una noticia que, al menos, les quita una piedra del zapato: la anulación de la expulsión a João Pedro. El delantero podrá estar disponible tras la revisión que borró la roja injusta del juego pasado. Su presencia es vital no sólo por lo que aporta al ataque, sino por la sensación de que, con él en el campo, San Luis tiene una referencia que obliga a los rivales a estar atentos.

Pero la realidad es que este encuentro en el Cuauhtémoc se juega en varios niveles: para Puebla, la oportunidad de lavarse un poco la cara después de ser humillado y de responder ante su gente. Para San Luis, el examen perfecto para demostrar que sabe ganar cuando las condiciones están a su favor. Porque si no pueden sacar tres puntos ante un equipo que viene arrastrando la cobija, entonces el resto del torneo pinta para seguir en esa tierra de nadie que ya conocen demasiado bien, no lo suficientemente malos para dar pena, pero tampoco lo suficientemente buenos para ilusionar a nadie.

Ganar este partido no sería una hazaña; sería apenas cumplir con lo que se espera de un club que dice aspirar a más. Y si no lo logran, entonces el discurso optimista de las últimas semanas quedará reducido a lo que tantas veces hemos escuchado en San Luis: palabras bonitas para adornar otra temporada gris.

En el fútbol, hay partidos que definen un campeonato, y otros que definen una actitud. Este viernes, en Puebla, San Luis no está jugando por la cima, pero sí por algo igual de importante: la credibilidad. Y si la pierden aquí, ya no habrá árbitro, VAR ni anulación de roja que los salve.

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#4 Tiempos

Los torcidos caminos por andar (segunda parte) | Apuntes de Jorge Saldaña

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Culto Público, hijos de Sabines y su amor-odio por el poder:

Desde el martes nos quedamos pendientes con el análisis de los caminos torcidos, de todos aquellos eventos y circunstancias que aún faltan por caminar y sortearse. Rumbos de los que dependen los escenarios a formarse.

Apenas estábamos con el escenario uno y repasamos rápido:

De acuerdo al cálculo que se puede mirar desde lejos, el Verde construye todos los días una ruta para llegar a las negociaciones, más que con Morena, con la presidenta Sheinbaum (en el escritorio de madera fina que imaginamos la entrega anterior) con una candidata muy sólida, con ventajas comprobables en las encuestas, con las miras de generar una elección de tercios y en pocas palabras, una carta de negociación que le dice “podemos ganar contigo o sin tí”.

Ponerse así, de tú a tú con la presidenta, y en esos términos de aparente ventaja, no es tan simple, es un paso temerario y audaz que podría dar solo alguien que tenga (spoiler de lugar común) “todos los pelos de la burra en la mano”, o toda la baraja bajo la manga.

Antes de avanzar le comparto el enlace de mi columna anterior por si se lo perdió y para que estemos todos en la misma sintonía.

Bueno ahora sí, continuemos.

Aún si todo se le alinea (como Mercurio, Venus, Marte, Jupiter y Saturno en este momento) al gobernador Ricardo Gallardo, de aquí al 2027 como lo tiene planeado y en primera fase de ejecución, el sabe perfecto que tiene que considerar que la del otro lado de la mesa, la presidenta, no va a llegar con las manos vacías a la charla San Luis.

El argumento de que San Luis “poco importa a la federación” tiene sus goteras, porque todo suma, y lo más importante: La presidenta tiene tatuado a su corazón a Morena y eso no hay que perderlo de vista.

Pero, ¿tiene la presidenta algo en contra de Gallardo?

Fuera de que el Verde junto a Adán Augusto y Monreal le jugaron las contras a Claudia y pospusieron su propuesta anti-nepotismo y anti-reelección para el 2030, de manera particular no es una cuenta que necesariamente la presidenta se la apunte en lo personal a Ricardo Gallardo. 

Más allá de lo señalado arriba, no se sabe de algún agravio o animadversión personal o pendiente por cobrar a Ricardo desde la presidencia, sin embargo, aunque no tenga nada en su contra, es difícil creer que Sheinbaum conceda, sin condiciones, que el estado potosino siga gobernado solo por el Verde. 

En ese contexto (repito, al que le faltan muchas puntadas por tejer) se abren muchas rutas.

El “vamos solos y no te necesitamos” puede activar detonadores en el orgullo presidencial y se actúe en consecuencia, produciendo una coyuntura del estilo:

¿Ah, vas solo? Ok, pues “a ver de qué cuero salen más correas…”

También está la otra cara de la moneda, a la que le apuesta el proyecto Gallardista, (otra alineación astral) y es que, la presidenta asuma que San Luis siga siendo Verde a cambio de continuar su alianza en las cámaras e intercambiando el apoyo del partido del Tucán en alguna de las otras 16 gubernaturas en juego (que, seamos francos, en otros estados el Verde no pesa) o concedan el cambio de género en alguno de los estados que estarán en contienda.

Será muy fácil reconocer cual será el resultado de las negociaciones y cual de los dos escenarios expuestos arriba (de muchos otros posibles) es el que se convierta en realidad.

Si la presidenta se siente retada por el Verde y se engancha en ganar San Luis para Morena, entonces elegirán a un candidato, o candidata, muy incómodo para Gallardo, alguien que represente todo lo contrario al proyecto Verde y al que le pondrían a disposición no la estructura de Morena estatal, sino toda la maquinaria del estado.

¿Nombres? Enrique Galindo o Rosa Icela Rodríguez.

En sentido opuesto, en el que la presidenta ceda a la continuidad del proyecto Verde, a cambio de diputaciones federales, la reafirmación de la alianza en cámaras y el apoyo de color limón en otros estados, entonces se mandaría por parte a competir por Morena a algún candidato de sacrificio, un candidato flojito y fácil de vencer para el Verde.

¿Nombres? Gerardo Sánchez o Xavier Nava Palacios.

Se preguntará, y con razón, mi Culto Público, por qué en la entrega anterior escribí que ninguno de ellos podría ser candidato. 

Le explico y lo sostengo: El “Batman de Tanquián” Gerardo Sánchez, se enriqueció de súbito, pasó de cero a mansión en tres adjudicaciones directas, se convirtió en rico express, como sopa Maruchan pero con yate, gracias a los contratos que le consiguió Adán Augusto López, enemigo hoy, y rival antes, de la presidenta.

Las puertas a esas pistas, se las abrió Andy (ya no le digan Andy, no le gusta) López Beltrán, hoy enfrentado con Luisa María Alcalde, presidenta de Morena y pieza del tablero de Sheinbaum.

¿Qué mejor manera de exhibir las tranzas de tus enemigos que haciendo candidato a uno de sus cómplices? En la campaña todo sale a flote. La venganza es dulce y en dos por uno: lo mandas a perder y derrumbas a tus antagonistas sin meter las manos.

Sobre Xavier Nava hay poco qué explicar, está en la lona en la percepción pública, no trae nada y en perder por Morena ya tiene experiencia.

Lo sostengo, no pueden ser candidatos, pero me faltó decir… con posibilidades, lo podrán ser para el sacrificio.

Claro, en el camino serán utilizados para ser incómodos y para que no llegue Gallardo al 27 con una carta de negociación irrebatible ni la presidenta con las manos vacías. Es política.

En resumen, diría Jaime Sabines con esa intensidad y complejidad que exploraba el amor y el conflicto con el poder:

 “No me digan ustedes en dónde están mis ojos, pregunten hacia dónde va mi corazón.” (Dedicado a Claudia y a Ricardo)

¿Factor Galindo y Factor Rosa Icela? En la siguiente entrega.

Yo soy Jorge Saldaña

Hasta mañana.

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#4 Tiempos

Gallardo y sus mensajeros de algodón | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Culto público, hijos del dato que mata relato: ¿Quién es un amigo más leal? ¿El que habla con la verdad y advierte del peligro aunque incomode? ¿O el que, por evitar el conflicto, deja que su amigo se caiga al barranco? Las preguntas son retóricas.

Las entrevistas al gobernador, de esas diarias “banqueteras” o del “chacaleo” como se conocen en la jerga reporteril, tienen poco margen de control. El caos siempre se hace presente y casi todo depende de cómo el mandatario capoté los cuestionamientos.

El ejercicio se repite casi a diario, pero ayer específicamente, transitando en uno de esos episodios, el gobernador no solo sostuvo información que es errónea, sino incluso se abalanzó contra quienes la hicieron pública.

A los presidentes de CMIC, y de pasada al de Coparmex, les dijo, de muchas maneras lo que en pocas palabras se puede traducir como tontos y mal intencionados en su contra.

En el mismo tono, y con toda la seguridad de quien sabe que está en lo cierto, aseguró hasta con cierta soberbia, que la CEA no se prestaba al “negocio” de las pipas y que por eso ellos no rentaban los vehículos sino que los adquirieron. Dato que también es erróneo.

El gobernador fue desmentido y ni modo, -hay que decirlo- exhibido.

El INEGI confirmó que hay una contracción en la obra pública, y con información de la plataforma de transparencia se encontraron contratos por más de 10 mdp de parte de la CEA que efectivamente, rentó pipas, este y el año pasado. (También compró otras, que quede claro).

Tan fácil que hubiera sido, con una lectura rápida de la agenda periodística, advertir al mandatario que muy seguramente le preguntarían del tema y ofrecerle salidas.

Se me ocurren a la rápida al menos cinco respuestas inocuas con las que Gallardo pudo haber salido al paso.

Aunque según su percepción la obra pública se está impulsando como nunca, y tenga razón en que existen obras multimillonarias como la autopista que se construye a Matehuala por más de 22 mil millones de pesos, no necesariamente quiere decir que esas obras se reflejen en los indicadores que maneja el Instituto Nacional de Geografía e Informática.

“Vamos a analizar los datos del INEGI, pero quiero comentarles que en San Luis se está invirtiendo como nunca en ….”

Hubiera sido una respuesta más ejecutiva, que la de lanzar ofensas a las cámaras empresariales.

(Aunque insisto y esta opinión es personalísima de quien esto escribe, que las cámaras se comportan igual que los antorchistas, y otros grupos que con chantajes quieren beneficiarse del gobierno

, con la diferencia de que los líderes empresariales usan American Express en el extranjero y se bañan más seguidos que los seguidores de Aquiles Córdova).

Respecto a la CEA y las pipas… ¿Por qué el gobernador está seguro de que las compraron pero no está enterado de que en algún momento las rentaron?

¿Por qué le escondieron esa información?

Un tercer ejemplo de las contradicciones del aparato gubernamental es el de las declaraciones de la secretaria de Finanzas, Ariana García Vidal, que estos días así y a la muy ligera, declaró que van al corriente con los pagos, en líquido y en especie con la UASLP, que se lleva de maravilla con el rector y que, según ella, seguro los reporteros agarran en mal momento al titular de la Universidad cuando declara sobre los adeudos.

En contraste, solo hace falta ir a la página de la SEP para conocer, con datos duros que los adeudos tienen monto, número de folio, fecha, nombre y apellido, y que las aportaciones en especie nada más no avanzan y eso es visible.

En resumen, ¿qué está pasando? ¿Quién le esconde información al gobernador? (que es lo mismo que mentirle) y… ¿Por qué? ¿Le tienen miedo a su jefe para hablarle con la verdad?

Lo único que se consigue con esas actitudes de “contención” para no llevarse un regaño maquillándole la realidad al mandatario, es que se desgaste la credibilidad del gobernador, se aumente el número de personas que se sienten agraviadas y engañadas por su gobierno, y que en adelante se ponga en tela de juicio todo lo que declare.

El episodio de ayer deja ver eso, y algo más: que cuando no se coincide con la “verdad” gubernamental, se acude a la fabricación de culpables y justificaciones perversas:

“Quieren demeritar el trabajo”, “Es una operación de los de enfrente”, “Nos quieren desgastar” o, lo peor: “son traidores”.

Ricardo: quien esto escribe te puede decir que no son ganas de “chingar”, ni de demeritar nada ni a nadie, pero que te escondan los datos o no te digan la verdad, no te ayuda.

Nadie te quiere traicionar al hacerte ver las cosas, y si hay ganas de algo… es de que no te vayas por el camino del barranco.

Jorge Saldaña.

(Mañana le seguimos con el análisis de los escenarios políticos)

Hasta mañana.

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