#4 Tiempos
Aquí vales lo que cobras, o te vas a tu casa | Columna de Héctor Morán
Tercer tiempo
Ahora sí, cuenten los días y las horas que faltan para llegar a Atlanta para el próximo Súper Bowl.
De aquí en adelante empieza lo bueno, los mejores, enfrentando a los mejores, y nada mejor como abrir la ronda de los duelos divisionales con los Potros de Indianapolis en contra de los Jefes de Kansas City; Andrew Luck vs Pat Mahomes.
Según Las Vegas salen por 7 puntos de ventaja los de Kansas sobre los de indiana, pero señores, esto son los playoffs y aún más con el resultado de las jóvenes promesas en la ronda de comodines que terminaron de tres – tres fuera (Trubitsky, Jackson y Watson), en donde se vio perfectamente que el dicho que dice: “la liga la dominan los QB`s jóvenes” es totalmente falsa.
Los tres tuvieron la importante ventaja de jugar como local. A fin de cuentas dos de ellos, Watson y Jackson, enfrentaban a equipos a los que ya habían vencido en el transcurso del calendario regular y un tercero, Trubitsky quien ganó sus últimos ocho inicios de temporada, pero nada de eso importó.
Más importante aún, los tres contaban con el respaldo de tener a tres de las cuatro mejores defensivas de la liga, sin embargo los playoffs han sido considerados históricamente, una época en la que las defensas importan más de lo habitual y siendo sinceros, las tres hicieron el trabajo… relativamente.
La NFL es una “liga de quarterbacks” y en ese sentido, los tres debutantes quedaron a deber. Texans, Ravens y Bears se combinaron para 39 puntos. Watson, Jackson y Trubisky completaron, en total 69 de 121 intentos (57%) para 732 yardas (244 yardas en promedio) con cuatro touchdowns, dos intercepciones y fueron capturados en 12 ocasiones.
Mal augurio se deja ver para Pat Mahomes y compañía, aunque en el papel se enfrentan al rival más débil de la ronda, será un juego de ganar para empezar a generar una nueva época de HC-QB como Brady- Belichick, pero ahora Mahomes-Reid, o morir en el intento.
Los Vaqueros aunque muchos piensan que llegan como víctima, no los veo tan distantes ante unos Carneros que llegan muy a la baja luego que de los últimos 6 juegos tienen un récord de 3-3, con Jared Goff que se ve muy mal sin Todd Gurley que desde la semana 15 se encuentra lesionado y a eso hay que agregar que descansaron la semana pasada, Gurley, Goff y compañía llegarán a la baja y con ritmo cortado, mientras los Vaqueros que con la contratación de Amari Cooper y la sobriedad de Dak Prescott a la hora buena, ósea en el 4rto cuarto, a hecho una ofensiva muy balanceada, junto a una defensiva siempre aguerrida como de costumbre para los de Dallas, llegan muy bien para por fin dar el salto de calidad, y yo creo que no sería ninguna sorpresa que en Los Ángeles, terminen victoriosos los de Dallas.
Hazte a un lado Rocky. Filadelfia ahora le pertenece a Nick Foles.
Llegó la hora de hablar del QB más infravalorado de la historia, salir de la banca en playoffs, llegar y ganar un SB no es nada fácil y menos si tenias a Tom Brady en frente, ahora lo vuelve hacer, aparece en un equipo en declive como lo era Filadelfia con Wentz y los termina metiendo a la ronda de comodines para terminar derrotando a una de las mejores defensas en la liga como lo son los Osos de Chicago. Ese es el material con que se construyen las estrellas. Filadelfia es la única franquicia en la historia en hacerle el feo a un MVP de un Súper Bowl, y eso que el hermano menor de los Manning sigue viviendo, de haberle ganado dos SB a Brady. Foles quedará libre a final de temporada y parece que lo que haga de aquí en adelante es para sumarle más ceros a su próximo contrato multimillonario en otro equipo, con todo y ese desprecio en la espalda del número 9, no será ninguna sorpresa si terminan llegando de nueva cuenta al súper domingo.
Ya por último Brady vs Rivers, con la gran incógnita que siempre representa Philip Rivers, un gran QB con números que lo podrían catapultar al salón de la fama, pero con un récord de 1-5 en estas instancias de la temporada, para que me entiendan, es el Cruz Azul del americano. 15 años en la liga y cero anillos, ahora parece que es hoy o nunca para Rivers y los cargadores luego de que estaban armando el mejor año de su historia, hasta que se toparon con Jefes, Carneros y los Santos de Drew Brees, quienes representan 3 de sus 4 derrotas en esta campaña, algo muy malo ya que en su camino al Súper Bowl se tendrán que enfrentar con alguno de estos monstruos, claro sin olvidar a Brady y compañía, aunque para ganarle a Brady es ahora o nunca, ya que al parecer, estos son los peores Patriotas desde hace mucho tiempo, mínimo de los últimos 10 años, en la cual sustentan la racha de al menos haber llegado a esta ronda divisional, recordando que la última que perdieron fue en el 2010 contra los Jets del Mark Sánchez… cuando doy este dato ya no se siente tan indestructible la dupla Brady- Belichick.
Para muchos es ahora o nunca (Rivers y Brees) y para otros es hora de demostrar que están para cosas grandes como Dak y Mahomes, pero lo que realmente se verá es el gran espectáculo que es la NFL aún y con todos los problemas extra cancha.
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#4 Tiempos
Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?
APUNTES
Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?
La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?
Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.
Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.
¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.
Deme una salida, presidente…
— Ok.
Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú
… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.
—Ganamos.
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña
También lee: Gobierno y UASLP: sus enemigos se saborean los bigotes | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Pena de muerte | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Imagine que un día, mientras se baña, descubre en alguna parte de su cuerpo –por ejemplo, en la planta del pie izquierdo, aunque bien podría ser en cualquier otro lugar- unos números tatuados que nunca antes había visto. ¿Cómo es que aparecieron allí? Hace usted memoria: ¿quién pudo haberle jugado una broma tan pesada? Y, sobre todo, ¿cuándo y a qué hora, que usted no se dio cuenta?
Como quiera que sea, trata de averiguar el significado de aquella cifra misteriosa. Lee una vez y luego otra vez: 290614. Doscientos noventa mil seiscientos catorce. ¿Y qué quiere decir? Piensa usted en las cantidades de dinero que debe e, incluso, en el saldo de su cuenta bancaria. ¡No, imposible! Por más que ha tratado de ahorrar, nunca le ha sido posible reunir una suma semejante. ¡Ojalá tuviera esa cantidad! Pero no: sospecha que, por lo menos aquí, no se trata de dinero. ¿Y si hubiera que leer la cifra de otro modo, es decir, no de corrido sino por partes? 29-06-14. Así la cosa está más clara. Parece una fecha. ¿Veintinueve de junio del año dos mil catorce? Ahora imagine que, de pronto, lo invaden ciertas sospechas. ¿Y si esa fecha fuera la de su futura muerte?
Sí, eso es: usted ha desentrañado un misterio: esos números que nadie pudo haber tatuado -por la sencilla razón de que, si alguien lo hubiese hecho, usted se habría dado cuenta- son una revelación, algo así como un mensaje. Usted se morirá, pues, el veintinueve de junio del año dos mil catorce. Y cuando ha caído en la cuenta del significado de los números misteriosos, éstos desaparecen y no vuelven a dejarse ver nunca más. Fueron como un relámpago en la noche, sí, y, sin embargo, usted ya sabe…
¿Cómo sería la vida de los hombres si Dios, valiéndose de estos avisos o de otros, nos hiciera conocer el día de nuestra muerte? ¡Que sencillamente no podríamos vivir! Cada mañana nos despertaríamos con la boca pastosa pensando que la fecha fatídica está hoy más cerca que nunca. ¿Cómo vivir en semejantes condiciones?, ¿cómo no pegarnos entonces un tiro en la cabeza? Pero no. Dios, aunque conoce el día y la hora de cada uno, se la calla. Al crearnos, no nos puso en ningún ángulo del cuerpo nuestra fecha de caducidad. ¿Para qué conocerla? ¿Para vivir aterrorizados? Sin embargo, lo que ni Dios se ha atrevido a hacer, los humanos sí que lo hacemos, y hasta con una naturalidad que habría que llamar mejor ensañamiento. Nosotros sí, para castigar a los culpables, los condenamos a muerte y hasta les decimos, armados con el código penal, el día en que deberán ser ejecutados. ¿No es esto salvaje e inhumano? Imaginemos, en efecto, la vida de un hombre que deberá morir el 29 de junio del año 2014… ¿Cómo transcurrirían las horas de este hombre?
Bien, Víctor Hugo (1802-1885), el gran escritor francés, trató de imaginarlo escribiendo una novela publicada en 1829 que llevaba por título El último día de un condenado a muerte. En ella aparece un hombre acusado de asesinato al que la ley está a punto de dar el último golpe. ¿En qué piensa este hombre al saber que sus días están contados? ¿Qué ideas concibe mientras la fecha se aproxima y los minutos vuelan? Para enterarnos es preciso leer la novela. Yo, por mi parte, sólo quiero detenerme allí donde el prisionero, en su celda, se pone a observar las paredes con curiosidad. ¡Va a morir, él va a morir! ¡Y cuantos ocuparon esta misma celda antes que él están ya muertos, y bien muertos, desde hace tiempo! Sin embargo, antes de irse de este mundo escribieron algo en las paredes que era como su último adiós. Se puso a leer…
«¿Qué hacer con la noche cuando aún no despunta el día? Se me ocurrió una idea. Me levanté y paseé mi lámpara por las cuatro paredes de la celda. Están llenas de frases, de dibujos, de extrañas figuras, de nombres que se mezclan y se tapan unos a otros. Parece como si, aquí al menos, cada condenado hubiera querido dejar su huella. Con lápiz, con tizón, con carbón, letras negras, blancas, grises, con frecuencia profundas hendiduras en la piedra, por doquier caracteres oxidados, como si estuvieran escritos con sangre… A la altura de mi cabeza hay dos corazones inflamados, atravesados por una flecha y, por encima, la leyenda: Amor para toda la vida. El desgraciado no se comprometió por mucho tiempo. Al lado, una especie de tricornio con una figurita groseramente dibujada por debajo y estas palabras: ¡Viva el emperador!. Y luego otros dos corazones inflamados con esta inscripción: Amo y adoro a Mathieu Danvin. Jacques. En la pared de enfrente se lee este nombre: Papavoine. La p mayúscula está bordada con arabescos y adornada con esmero»…
La celda que describe Víctor Hugo es la celda de los condenados, sí, y, sin embargo, antes de tomar el camino del cadalso unos hombres dibujaron corazones y escribieron unas cuantas palabras de amor. Amo y adoro a Mathieu Danvin. ¿Quién era este Jacques que, a escasas horas de morir, resumía así las andanzas y quehaceres de toda una vida? Antes de irse de este mundo, Jacques había escrito las palabras decisivas; palabras que nunca leería Mathieu Danvin, pero que él se sentía en el deber de dejar grabadas para siempre. ¡A punto de ser llevado a la guillotina, Jacques declaraba su amor en la distancia a Mathieu Danvin! Por ahora no quiero leer más. Y cierro la novela de Hugo pensando en esto: que acaso lo único que hemos venido a hacer a este mundo es decir unas cuantas palabras de amor, unas pocas, para luego irnos un poco así como los barcos se pierden en la lejanía del mar durante la noche. ¿Que no somos correspondidos? Eso no importa. ¿Que no dio nunca nadie importancia a nuestro afecto? Eso importa menos aún. Nosotros hemos amado, lo hemos dicho y con eso nos basta.
Cuando hemos pronunciado las palabras esenciales, cuando hemos escrito nuestra declaración de amor en una de las paredes de la vasta prisión que es este mundo, ya nada nos falta. ¡Hemos dicho ya lo único que importa decir! Que venga entonces el carcelero: nosotros tendemos las manos hacia él y lo acompañamos a donde quiera llevarnos…
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#4 Tiempos
El secuestro de 7 vidas al barranco | Crónica de Jorge Saldaña
CRÓNICA
Por: Jorge Saldaña
Todos perdieron. En San Luis, a veces la justicia no llega por la puerta grande de los tribunales, sino por la rendija torcida del rencor. Cuatro adolescentes, todavía con el olor a niñez pegado en la piel, decidieron convertirse en verdugos de otro recién salido de la adolescencia. Lo subieron a un Mazda gris como si se tratara de un ritual iniciático: una venganza disfrazada de justicia.
El nombre del capturado era Fidel. Lo golpeaban dentro del auto, le gritaban lo que creían que era verdad: que había embarazado a una amiga, que la golpeaba, que la humillaba y que dejó junto a su hijo a la deriva. Ellos, convencidos de ser vengadores, eran apenas muchachos con un arma de balines que parecía real. Creían portar justicia, pero cargaban sólo una farsa de poder.
En la huida desesperada, Fidel se arrojó del vehículo. No era valentía ni cobardía: era instinto de supervivencia. Saltó, y el destino lo arrojó todavía más abajo, al barranco. El golpe contra las rocas fue la sentencia que ninguno de los adolescentes imaginó, pero todos firmaron con ese acto.
El saldo es un inventario de pérdidas: Fidel perdió la vida en la caída. Los cuatro jóvenes perdieron la libertad, y con ella, cualquier atisbo de futuro. La muchacha, centro invisible de la tragedia, perdió al padre de su hijo y a los amigos que quiso como vengadores. Se quedó sola, con un bebé en brazos y la sombra de un muerto sobre la cuna.
El niño crecerá huérfano de padre, y su madre, huérfana de red. No hay vencedores: sólo cenizas.
La historia parece sacada de una novela de Arriaga: adolescentes que creen en la épica de la violencia, que juegan a dioses con armas falsas, que hacen justicia con las uñas sucias del odio
. El final es tan brutal como inevitable: cuando la violencia se hereda, los hijos juegan con ella.El barrio El Aguaje se quedó con una postal difícil de olvidar: sirenas iluminando la noche, un cuerpo roto en el fondo del barranco, y cuatro chamacos esposados, con la mirada aturdida de quien no alcanza a comprender que la adolescencia terminó en un segundo.
Nadie hablará de ellos en la sobremesa. Nadie los pondrá en canciones. Pero ahí está la historia, un espejo áspero que refleja a al del país entero: un lugar donde la justicia se busca a golpes, donde la violencia se hereda como apellido, y donde hasta los niños cargan con la fatalidad de ser verdugos o víctimas.
En esta tragedia, no hubo malos ni buenos: sólo cinco adolescentes devorados por un mismo monstruo, el de la violencia que crece como plaga en los rincones donde el Estado no llega, pero sí llega Netflix y todas las plataformas con series donde se exalta la violencia como único camino, y la justicia por propia mano como un acto de valentía en una selva que no tiene otra ley que el ojo por ojo y diente por diente.
La pregunta queda flotando como un eco incómodo: ¿A quién le importa?
Simplemente es una corriente y cruda historia más, en la que nadie gana.
Un reflejo del barranco en el que todos estamos al borde.
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