mayo 6, 2024

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#4 Tiempos

Gainsbourg vino a decir que se iba | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Más vale tener talento si es que no eres agraciado físicamente. Lo sabía Serge Gainsbourg, héroe de la chanson francesa, que desde sus primeros años se dedicó por entero al arte no solo como medio de expresión, sino también para quitarse el estigma de fealdad que tuvo que cargar en la espalda. Un rechazo social del que fue víctima hasta que la celebridad logró poner en perspectiva el gran valor de su interior. Una personalidad arrolladora, llena de ideas, gracias a la cual pudo conquistar (y perturbar) al público y a una serie de mujeres provenientes de un sueño profundo.

La travesía de Gainsbourg fue complicada. Si llegó a la cumbre fue debido a un espíritu indómito con el que se sobrepuso a la adversidad. Ya en la adolescencia supo lo que era el miedo y la persecución cuando tuvo que huir de París junto a su familia (inmigrantes judíos) durante la Segunda Guerra Mundial. Malos augurios con los que, lejos de derrumbarse, se fortaleció.

El contexto en el que creció lo predispuso a estar a la defensiva ya en la madurez, cuestión que le sirvió para no rendirse en el terreno musical. Fue alguien que batalló en lo profesional hasta cumplir los 30 años, momento en el que su nombre empezó a tener cierta notoriedad en la escena de París sin que esto supusiera una consolidación definitiva.

La crítica se le solía echar encima a la menor oportunidad (no era un bendecido, tuvo que cargar con la cruz hasta el último día) y por ello en un principio optó por componer para otros intérpretes: prefería que fueran ellos los que se expusieran a las balas y a los reflectores. Serge Gainsbourg era reservado por naturaleza (“la seguridad es la soledad”, diría en una de sus últimas entrevistas).

La hostilidad ajena lo hizo refugiarse dentro de sí mismo y en su pasión de juventud: la pintura. En aquellos días, antes de dar el paso al oficio de la canción, firmó una cantidad considerable de cuadros, dignos de alguien que seguía la estela de Bonnard y Cézanne, tarea a la que renunció al no encontrar los resultados deseados. Su gran sentido autocrítico lo llevó a destruir casi todas sus pinturas (se salvaron un puñado de trabajos, incluyendo uno que había obsequiado a Juliette Gréco). Para él no había medias tintas, o se era sublime o había que renunciar.

Ya luego se desataría en su faceta de compositor. Serge Gainsbourg se inició en el piano desde los cinco años por la influencia de su padre, dado a la música clásica y al arte en conjunto. En el hogar de la familia desfilaban los ecos de Ravel, Debussy y Fauré que poco a poco configuraron el estilo del pequeño hijo. Después viene el jazz. Cole Porter lo marcaría para la eternidad.

De ahí en adelante no se detiene, absorbe de donde se pueda, atraído de manera especial por los figuras resquebrajadas, los ambientes nocturnos, lo estético del pesar. La gran intuición melódica y lírica lo convirtieron en una especie de Apollinaire de la música pop. No temía experimentar, soltar onomatopeyas y expresiones intraducibles a otros idiomas. Juegos verbales, burlas. Escatología rampante para ponerse al nivel de la humanidad.

1968 – Jane Birkin y Serge Gainsbourg.

En algún punto de los cincuenta Serge Gainsbourg conoce a Boris Vian, que le sirve como faro en más de un sentido. En la parte creativa, social, íntima e intelectual. Lo que necesitaba era ganar confianza. Que alguien respetable le confirmara las sospechas con una palmada en la nuca. Los esfuerzos que tiraba tenían algún valor. No era un tipo cualquiera.



Era en realidad una figura de época. Un maldito que pisó a fondo el pedal de los excesos. El Gainsbarre con barba de tres días levantando la falda de alguna mesera. El que transfería chistes vulgares a modo de respiración. Estrellarse de lleno contra el muro era el único destino en figuras de su linaje, tan incompatible con el algodón y las luces. Un ser embebido por el alcohol y el tabaco, vicios a los que no abandonó ni siquiera después de su primer infarto. Las facturas a pagar le importaban poco. Con su habitual descaro manifestaba la idea de que debía seguir fumando y bebiendo para no sufrir más problemas en el corazón. Una receta que, como cabía esperar, fallaría con estrépito en los meses subsecuentes.

Le daba igual. Estaba condenado. No tenía remedio. Hizo de su propia existencia un lienzo negruzco donde la sangre tejía un halo de muerte.

La caída, desde luego, había que darla con estilo: entre humo, vino y mujeres. El placer era una de las bases de su filosofía. Disfrutar a tope mientras era posible y bajo cualquier circunstancia. Ejemplos hay varios, casi todos conocidos por la mayoría. Lo cuenta la leyenda: en medio de uno de sus infartos, ante el cual tuvo que arribar una ambulancia de emergencia, pidió a los paramédicos que le cubrieran el cuerpo con una sábana Hermès que guardaba en su habitación, ya que las que tenían en el hospital no eran de la calidad ni el confort suficiente. La crisis cardíaca podía esperar.

Al prestigio artístico que le acompañaba desde finales de los años cincuenta se le sumó la fama internacional cuando en 1965 compuso “Poupée de cire, poupée de son”, hit instantáneo con el que France Gall consiguió el primer lugar en el Festival de Eurovisión. A partir de ahí todos quieren trabajar con él. Brigitte Bardot y Jane Birkin caen en sus brazos. Radicaliza su propuesta y a lo largo de su carrera escandaliza al Vaticano, a la (supuesta) progresista sociedad francesa e incluso hace enfurecer a Bob Marley. En su etapa tardía abandona el jazz y el pop con el objetivo de explorar el reggae, la electrónica y  la música ambiental. Al final el cuerpo no le aguanta el ritmo y muere en 1991 a los 62 años, dejando tras de sí un cúmulo de perlas para el recuerdo.

Era el ocaso, a donde se dirigía cada uno de sus movimientos. Lo anticipaba en algunas canciones:



Habrá velas que se consumirán como una esperanza ardiente.
Y por ti sin esfuerzo mis ojos estarán abiertos.

Poco a poco me desmorono víctima de tu crueldad.
Entonces volverás pero yo me habré ido*.

*Versión al español de Guillermo López Gallego.

 

@Bigmaud

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#4 Tiempos

El peor torneo de la historia | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Los torneos cortos en el futbol mexicano han traído cambios interesantes en la estadística, desde un sin fin de campeones, tres bicampeonatos (Pumas, León y Atlas) así como muchos títulos de goleo.

Pero la cosa no termina ahí, vale la pena voltear al fondo de la tabla para revisar los peores equipos en los torneos cortos.

El peor equipo de cada torneo, lo tendremos que buscar en la parte baja de la tabla, y aún así, nos tenemos que ir con equipos que sumaron cuando mucho 10 puntos al finalizar el certamen. Por ejemplo Tijuana que en el Clausura 2020, terminó con 9 puntos, pero recordemos que en ese torneo, no se completaron las fechas por la pandemia.

El primer equipo en tener esa marca fue Veracruz, que en el Invierno 96 termina el campeonato con solo 9 puntos. Posteriormente, en el Invierno 98, dos equipos compartieron el último lugar, Toros Neza y Puebla, cerraron la competencia con tan solo 8 unidades.

Del lado de los de casa, San Luis firmó su peor torneo corto en el Apertura 2022, cuando solo pudo hacer 9 puntos después de cumplirse las fechas.

Querétaro ha finalizado dos veces como el peor equipo del torneo, el Apertura 2003 y el Apertura 2012, logró solo 7 puntos.

El ya mencionado Puebla ostenta dos récords en este rubro, el primero es el de haber terminado también dos torneos como último, el Invierno 98 con 8 puntos y el presente Clausura 2024 con solo 5, mismos que le dan el galardón del peor equipo de la historia de los torneos cortos.

Por su parte, el Veracruz, es el equipo que más veces ha quedado en último lugar, con tres ocasiones, en el Invierno 96 cerró con 10 unidades, el Apertura 2019 sumó solo 8 puntos y el Clausura 2019 el equipo del puerto había logrado 6 puntos en la cancha, pero le fueron retirados en la mesa sancionados por FIFA, con lo que a pesar de tener 6 unidades, cerraron el torneo con 0 y desafiliación.

En fin, mucho podemos hablar de la calidad del torneo mexicano, podríamos llamarlo competitividad o torneo mediocre, pero lo que no nos debe quedar duda es que en este Clausura 2024, Puebla firmó el peor torneo corto de la historia del futbol mexicano.

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#4 Tiempos

Calzone, hamburguesas y taquito… ¡Ufff! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

Este fin de semana pasaron muchas cosas… 

Lo primerito fue que luego de muchas dudas sobre el continuar los estudios de preparatoria o dirigirse completamente a la educación basada en el arte de la danza, logramos un acuerdo mi Ratita bailaora y yo. Continuar la prepa y continuar con la danza pero ahora en una oportunidad de participar en la revista musical de su escuela y eso, aunque parece sencillo es algo que me alegra mucho el corazón porque las generaciones que nos siguen deben tomar sus decisiones y nosotros como padres apoyarlos en todo lo que nos sea posible, a sabiendas de que el propósito más grande de cualquier papá o mamá es formar a los hij@s para que alcancen su libertad cuando sean mayores de edad, dándoles las herramientas necesarias para lograr sus objetivos sin hacer a un lado el fin más importante que es encontrar la felicidad.

Lo logramos Ratita, ¡felicidades!

Todo este tema lo platicamos en una agradable terraza que tiene la Bella Italia en la segunda planta de este delicioso lugar donde compartimos un carpaccio de res para cerrar la noche con un calzone al horno de leña que disfrutamos de momento a momento sin perder el hilo de la conversación.

El viernes, aprovechando que no hubo clases por ser el último del mes de abril, mi soldadito de oro y yo nos organizamos para ver una saga muy interesante y entretenida que es “Maze Runner” y logramos completar la trilogía además de disfrutar entre una y otra de unas hamburguesas de Carl´s Junior que sin duda son de las mejores en el mundo de las hamburguesas de franquicia de comida rápida.

¡Gracias Chompir!

El sábado ya tenía agendada una reunión con amig@s por el cumpleaños de uno de los más destacados creadores de contenidos de redes digitales del grupo y nos juntamos para cantar, comer (el guacamole quedó espectacular) y disfrutar de un sábado con un clima excepcionalmente agradable al grado que nos dimos la oportunidad de darnos un chapuzón a la luz de la luna que especialmente ese día estaba hermosísima.

¡Gracias TB Group!

¿Dos arriba, dos abajo o de plano, una arriba y una abajo?

Los domingos son fabulosamente atractivos para mi porque el hecho de cocinar paella siempre me provoca felicidad, no solo por el hecho de poder llevar a la boca de alguien algo preparado por mis manos, sino porque conforme pasa el tiempo son más y más personas que están conociendo mi receta y sus comentarios de satisfacción son una de las mejores recompensas que un cocinero puede recibir, además del gusto de entregar pedidos a amigos de toda la vida que en auto propio, por su propio pie o hasta en uber llegan a recoger sus órdenes para disfrutar en casa con familia.

¡Gracias a Tod@s porque tod@s lo hacemos posible #SoyPaella!

Un domingo se hace más agradable cuando en lugar de “debate” dedicas tu tiempo a disfrutar de la caída del sol… ese momento en que las horas bajan y se oculta el sol para dar paso a la luna en estas noches cálidas. Entonces te ataca el hambre y que mejor lugar para echar taquito que La Fragua en donde no importa de qué pidas tus tacos; pastor, costilla o bistec español, siempre que lo acompañes de una michelada tendrás oportunidad de platicar sobre tantos temas y disfrutar de la compañía que hace de un domingo normal un día extraordinario.

Al llegar a casa no podía quedarme con la curiosidad y empecé a ver el dichoso segundo debate de l@s candidat@s presidenciales y no hubo mejor arrullo para conciliar el sueño que un programa tan aburrido y sin propuesta que eso.

Así que a descansar rico y prepararse para esta semana que se verá interrumpida por la celebración del 1ro. de mayo como cada año.

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

Primera matehualense en obtener título universitario | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En enero de 1923 el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí se convertía en Universidad Autónoma de San Luis Potosí tratando de iniciar una nueva vida académica organizando sus actividades de manera autónoma y decidiendo su destino sin intervención del estado. Si bien, esos primeros pasos de vida autónoma no fueron fáciles y además fueran obstaculizados y postergados hasta la década de los cincuenta cuando puede decirse que la universidad adquiere su absoluta autonomía. Esa fecha queda registrada como el inicio de la hoy Universidad Autónoma de San Luis Potosí que continuaba el trabajo académico del Instituto Científico. Para entonces se empezaba a hacer común observar mujeres en sus aulas de estudios profesionales, su número no era tan abundante; aunque para entonces ya se habían titulado unas cuantas mujeres en la carrera de medicina y en leyes, como hemos tratado en anteriores entregas en esta columna.

Ante esta situación, la presencia de mujeres provenientes del interior del estado era más extraña aún

, por el esfuerzo que requería el trasladarse a la capital del estado para ingresar a realizar estudios, sobre todo de corte profesional. Con todo, las mujeres potosinas de los diversos municipios del estado comenzaron a tener presencia en las aulas universitarias.

De las primeras mujeres en ingresar a la recién “creada” Universidad Autónoma de San Luis Potosí sería la matehualense Sara Cárdenas Orozco que en 1923 ingresaba a la preparatoria de la Universidad potosina a cursar el bachillerato en ciencias biológicas con la intención de poder ingresar en su oportunidad a estudiar medicina en la misma universidad. De esta manera Sara Cárdenas se convertiría en la primera matehualense en ingresar a la universidad.

Sara Cárdenas, se convertía además en la primera matehualense en cursar cursos superiores de física, matemáticas y biología y la primera en cursar materias experimentales de ciencias. De esta forma trabajaría en el histórico Gabinete de Física que tengo bajo mi resguardo y que forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de San Luis Potosí.

Sus estudios preparatorios los realizaría de 1923 a 1926. Por entonces se cursaban en la preparatoria materias de aritmética y algebra, geometría plana, trigonometría rectilínea, física teórica, física experimental, cosmografía, nociones de mecánica, química general, química orgánica, nociones de mineralogía, geografía general, nociones de geología, botánica, histología, zoología, nociones de anatomía, fisiología humana, lógica, psicología moral, histología general, raíces griegas y latinas, dibujo, inglés , francés, literatura general y lengua castellana.

Los cuales aprobaría a satisfacción Sara Cárdenas. En 1926 ingresaba a estudiar medicina y cursaría hasta el quinto año de la carrera en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, para trasladarse a la ciudad de México y proseguir en la Escuela Nacional de Medicina la carrera de medicina en 1930. Realizó sus prácticas hospitalarias en el Hospital Civil “Dr. Miguel Otero” de San Luis Potosí y el internado en el Hospital General de la Ciudad de México, siendo ya estudiante de la Escuela Nacional de Medicina.

Sara Cárdenas Orozco nació en Matehuala, San Luis Potosí el 24 de octubre de 1903, sus padres eran comerciantes en Matehuala, y al parecer cambiarían su estancia a San Luis Potosí, con el fin de que sus hijos pudieran continuar estudios y posteriormente a la Ciudad de México.

Como muchas de sus compañeras médicas, perteneció a la Asociación de Médicas Mexicanas, asociación que fue impulsada por médicas potosinas.

Sara Cárdenas Orozco cursó y aprobó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y en la Escuela Nacional de Medicina las materias que cubrían íntegramente la carrera de médico cirujano, convirtiéndose, con toda seguridad, en la primera médica matehualense.

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Opinión