#4 Tiempos
Salir de Egipto | Columna de Juan Jesús Priego
LETRAS minúsculas
«Empieza a salir quien empieza a amar», dijo San Agustín (354-430) al comentar un día, en la Catedral de Hipona, el salmo 64. El éxodo leído en clave de amor, la salida de Egipto como figura de esa otra gran salida de uno mismo que es amar.
El que ama, sale, dejando atrás padres, casa y hermanos, el jardín en el que jugó, los cuadernos en los que aprendió a hacer garabatos y los libros en cuyos márgenes dibujó sus primeros corazones. Como Abraham, como Moisés, el que ama emprende un largo camino en el que se le irá la vida.
Éste, a partir de entonces, ya no se preocupará obsesivamente por sí mismo, ni pensará sólo en sus intereses, pues su yo ya no tiene sentido más que en relación con el tú al que ama. Se pregunta: «¿Cómo es que pude vivir tanto tiempo sin él, sin ella?». La vida sin esta persona le parece inconcebible, y porque en el pasado vivió lejos de su mirada, el pasado ya no le interesa: lo puede dejar atrás. «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse a su mujer?» (Mateo 19,4-5).
Amar significa abandonar la casa paterna, es decir, exiliarse, desterrarse. ¿Y qué otra palabra hay en el diccionario más terrible que ésta, que significa perder la tierra en la que hasta ahora y casi sin advertirlo se había sido más que feliz? Pero se trataba de una felicidad inconsciente, de una felicidad que se ignoraba a sí misma, y por eso el que anda en amores la desprecia: él, ahora, quiere ser feliz de otra manera.
El amor de su padre, de su madre, de sus hermanos y hermanas apenas lo conmueven: estos amores los tiene ya, pues son gratuitos; lo que él quiere en esta nueva etapa de su vida es un amor de otra especie: un amor que no se dé por descontado y que le cueste: un amor no regalado, sino conquistado. Y, así, un día se trepa al caballo de sus deseos, llena sus alforjas con ilusiones y dice como el Cid antes de abandonar las tierras de Castilla: «Agora nos partimos, Dios sabe el ajuntar».
Empieza el Éxodo, y, con él, las ceremonias de la despedida. Las últimas cenas en la casa de su padre las hará de prisa, de pie y atragantándose, como los judíos en la noche de Pascua. Tiene prisa por salir. Lo espera otra tierra, una tierra que mana leche y miel. De su casa no se llevará casi nada; parte, como decía Machado, ligero de equipaje. De hecho, un turista llega siempre con más maletas a Madrid que un recién casado a su nuevo hogar: no quiere que nada ni nadie le entorpezca el paso.
Pero no es fácil salir. ¿Quién dijo que lo era? Basta leer el libro del Éxodo para darse cuenta de que los judíos, una vez cansados de tanto caminar, empezaron a extrañar las ollas de Egipto, esos platillos suculentos que les preparaba mamá sin quitarles el sueldo. ¿Por qué salieron de Egipto si allí, después de todo, no lo pasaban tan mal? Y se agitaban entre las dunas, diciendo: «¿Acaso no había sepulturas en Egipto para que nos hayas traído a morir en medio del desierto? ¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto?» (Éxodo 14,11). Gruñen contra Dios (tal es el verbo del original hebreo: gruñir) por haberlos engañado con espejismos. «Por el odio que nos tiene nos ha sacado Yahvé de Egipto, para entregarnos a manos de los amorreos y destruirnos» (Deuteronomio 1,27).
«¡Así que esto era el amor!», exclama el recién salido cuando sus pies pisan por primera vez las piedras ardientes del desierto. «¿Solamente esto? ¡Y yo que creí que!… ¿Dónde está entonces esa famosa tierra que mana leche y miel?». Mira hacia el infinito y no ve más que arena, soledades que no se acaban. Se desespera.
Secretamente, aprovechando las fugaces ausencias de aquella que lo expulsó de Egipto, le viene la tentación de construirse un becerro de oro, un ídolo que lo consuele y lo saque del apuro en el que se ha metido.
Las comidas en el desierto le parecen insípidas. ¡Siempre saben a lo mismo! «¿Para qué nos sacaste de Egipto, para matarnos en el desierto? No tenemos ni pan ni agua y ya estamos hartos de esta miserable comida» (Números 21,5). ¡Qué distinto era comer en Egipto, en casa de su madre! ¡Ella sí que sabía hacer las cosas! En Egipto, además, podía darse el lujo de abrir una cuenta de banco y comprarse un auto modesto, aunque del año; en cambio ahora todo lo tiene que dar para no recibir a cambio más que esa comida que ya le sabe a plástico o a algo aún peor. Incluso llega a preguntarse: «¿Y por qué tengo que mantener a esta panza aventurera?»; se lo pregunta cuando ve encima de su cama dos o tres bolsas de El corte inglés llenas de vestidos y pantalones todavía con la etiqueta puesta…
El amor humano y el matrimonio cristiano leídos desde la aventura de la salida de Egipto. ¡Jamás se me había ocurrido! Sería, sin duda, una lectura provechosa. Los esposos deberían leer juntos el libro del Éxodo, pues las pruebas de aquellos peregrinos en el desierto son sin duda sus propias pruebas en este otro desierto en el que a veces se convierte el amor. El desierto del amor: así tituló, ni más ni menos, François Mauriac (1885-1970) una de sus novelas más bellas.
Leer juntos el libro del Éxodo. Claro, siempre y cuando reconozcan, al final de la lectura, que también para ellos fueron dichas estas palabras: «No temáis, estad firmes y veréis la salvación de Dios, pues los egipcios que ahora veis, no los volveréis a ver jamás. Yahvé peleará por vosotros; vosotros no os preocupéis» (Éxodo 14, 13-14). Después de tanta lucha, sol y arena siempre estará la tierra prometida.
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#4 Tiempos
La constructora de escenarios científicos para la juventud del Altiplano | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Hija de una de las mujeres graduadas en la Escuela de Enfermería y Obstetricia, María Teresa Rodríguez González, que desde el terreno de su profesión apoyó y organizó a las comadronas de Matehuala a efecto de que realizaran de manera más higiénica y profesional su trabajo, inspirada en el desempeño que tuviera en las zonas ixtleras como enfermera partera en los servicios médicos rurales.
Creciendo en un hogar de personalidades ligadas a la salud, pues su padre era un médico reconocido que atendía en Matehuala, no es de extrañar que siendo ingeniera electrónica de formación, Raquel Ávila Rodríguez se dedique a temas relacionadas con la salud. En la actualidad a través de su doctorado en ingeniería eléctrica, ha incursionado en aplicación de instrumentación y en técnicas de estudios de problemas de salud a través de su interés de estudio en ciencias químico – biológicas y tecnologías. Raquel Ávila se desarrolla académicamente en la unidad que la Universidad Autónoma de San Luis Potosí tiene en Matehuala.
Raquel Ávila Rodríguez, ha implementado técnicas espectroscópicas para el análisis de sistemas orgánicos, por ejemplo, diagnóstico clínico de infecciones, que por lo regular es realizado por métodos serológicos, los cuales detectan anticuerpos específicos asociados a patógenos como bacterias, virus o exotoxinas. A través de microscopía Raman logró estudiar suero humano para detectar anticuerpos, los cuales son proteínas presentes en los fluidos tisulares que ayudan a la eliminación y naturalización de patógenes o antiagentes, lo que aporta a la obtención de nuevos métodos más fáciles y precisos para detectar estos anticuerpos, en comparación con los métodos serológicos que procesos especiales para la preparación de muestras, reactivos químicos especiales y requieren largos tiempos para detectar anticuerpos.
Además de este tipo de contribuciones, Raquel Ávila se ha involucrado en la atención de jóvenes y niños que se interesan en realizar proyectos científicos en escenarios extraescolares, apoyando eventos nacionales como Expociencias, entre otros, los cuales propician ambientes de trabajo en grupo a estudiantes de todos los niveles educativos en lo que se denomina actividades para el recreo científico a nivel mundial en el llamado Movimiento Internacional para el Recreo Científico y Técnico (MILSET), que coordina las ferias de ciencias más importantes a nivel mundial.
De esta manera Raquel Ávila ha coordinado este evento en Matehuala, además de asesorar a alumnos de licenciatura en proyectos orientados a la salud que han representado a México en varios de estos eventos internacional.
Con sus actividades académicas que combinan la generación de nuevo conocimiento, el desarrollo de novedosos sistemas de mediciones con aplicaciones a la salud y la divulgación científica, es una catedrática representativa de la nueva generación de científicos mexicanos que combina su trabajo de investigación con la divulgación del mismo.
En Matehuala ha contribuido a propiciar escenarios de participación a niños y jóvenes a través de actividades extraescolares, lo que permite no sólo despertar vocaciones, sino coadyubar a una educación integral para las nuevas generaciones, con un alto grado de sentido social en cuanto al uso de conocimiento para propiciar la solución al gran número de problemas que demanda nuestra sociedad y que se incrementarán significativamente en los años por venir.
También lee: Lupe Vélez, La leyenda de Hollywood | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
Chivas vs San Luis, duelo decisivo y cerrado | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Mañana, Chivas se enfrentará a San Luis en un partido crucial para la clasificación a la Liguilla del Apertura 2024. Este encuentro promete ser un choque emocionante entre dos equipos que buscan asegurar de forma directa su lugar en la fase final del torneo. Con una rivalidad creciente y la presión de los puntos en juego, este duelo se perfila como uno de los más esperados de la jornada.
En sus últimos cinco encuentros, Chivas ha ganado 2 veces, San Luis 1 y han empatado en 2 ocasiones. En el más reciente, Chivas logró una victoria contundente de 0-2 en San Luis, destacando la actuación de Víctor Guzmán, quien anotó dos goles desde el punto penal. Este resultado no solo fue importante para la confianza del equipo, sino que también les permitió tomar impulso en un momento crítico de la temporada.
Ambos equipos llegan a este encuentro con la necesidad de sumar puntos. Chivas ocupa actualmente la novena posición con 25 puntos, mientras que San Luis está séptimo con 27. La lucha por los puestos de Liguilla es feroz, y cada partido cuenta. Este enfrentamiento es especialmente importante para Chivas, ya que buscan no solo ganar, sino también clasificar directamente a la Liguilla. Para lograrlo, necesitan una victoria combinada con resultados favorables de otros equipos.
La visita de San Luis siempre ha sido complicada para Chivas. El equipo local cuenta con el apoyo incondicional de su afición y un estadio que se convierte en un fortín difícil de superar. La atmósfera del Akron puede intimidar a cualquier visitante, y este factor añade presión adicional para los jugadores del Rebaño Sagrado.
Ambos entrenadores deberán ser astutos en su planteamiento táctico. Chivas, bajo la dirección de su cuerpo técnico, buscará aprovechar su capacidad ofensiva y la habilidad de jugadores clave para desestabilizar la defensa rival. Por otro lado, San Luis intentará hacer valer su localía con un juego sólido en defensa y rápidos contraataques que puedan sorprender a la zaga tapatía.
La clave del partido podría estar en el control del medio campo. Quien logre dominar esta zona tendrá más posibilidades de crear oportunidades de gol y dictar el ritmo del juego. Además, las jugadas a balón parado pueden ser determinantes; ambos equipos han mostrado debilidades en este aspecto en partidos anteriores.
Con el ambiente cargado de expectativas y la necesidad de demostrar su valía, este enfrentamiento promete. Este partido no solo es una batalla por puntos; es una oportunidad para que ambos equipos demuestren su calidad y ambición en el cierre del torneo, y a pesar de todo, ambos equipos pueden volverse a encontrar en la fase de Play in, algo que hoy, parece muy probable.
También lee: La Franja que nos Une | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
El remake de Elm Street es peor de lo que imaginaba | Columna de Guille Carregha
Criticaciones
Este año, por alguna razón, decidí que estaría divertido ver toda la saga de A Nightmare On Elm Street. Principalmente para poder decir que ya la vi, pero también porque la idea de una especie de demonio asesino serial que solo te puede atacar en los sueños es algo que tiene un montón de potencial. Sin embargo, incluso antes de empezar a ver la primera película de la serie, la original de 1984, siempre supe que el viaje terminaría con el remake de la misma de 2010.
De entrada, no me emocionaba en absoluto debido a la cantidad inhumana de críticas que leí sobre ella desde su estreno. Pero, por otra parte, tenía la esperanza de que, quizá, solo quizá, estuviera así, nada más como OK, siendo un esfuerzo cutre de personas que no estaban muy seguras de que hacían, pero que a fin de cuentas nos regalaban algo entretenido.
Sí… no.
Esta película hace todo mal, sin esfuerzo alguno, como si hubieran decidido hacer la versión más de huevísima y sin alma de Freddy Krueger con la única intención de hacernos perder el tiempo (y ganar dinero en taquilla simplemente gracias al reconocimiento de marca). Porque una cosa es hacer una versión actualizada y al menos intentar algo nuevo, y otra cosa es este intento tan desganado que parece diseñado para desencantar hasta al fan menos leas de la franquicia. Así que, si alguna vez se han preguntado cómo es ver destrozada la esencia de un personaje icónico, pónganse cómodos. Vamos a analizar esta “joyita” de remake.
Aclaremos algo antes: yo no tengo absolutamente nada en contra de los remakes. De hecho, soy el primero en aplaudir cuando un equipo creativo se atreve a tomar una historia clásica y la adapta a los tiempos modernos, o le da un giro interesante. Les doy un ejemplo: la versión de Halloween de Rob Zombie me gusta porque intentó algo diferente. En lugar de enfocarse en Laurie, como la original, se centró en Michael, explorando su historia de una manera diferente. No se limitaron nada más a grabar los mismos beats en el mismo orden con cámaras HD de la época para que todo se viera bonito y contemporáneo para que la gente dijera “¡Oh, Dios, eso fue TAN genial!” solo porque ya no se ve setentera la imagen. Había esfuerzo, y aunque la original sigue siendo superior, la intención y el trabajo real se notaban.
Pero este remake de Elm Street está en el otro extremo. Horrible, horrible basura. No hay manera de decirlo sin parecer exagerado, porque, sinceramente, es tan malo que le hace a uno pensar que, tal vez, el cine hecho por IAs existe desde hace 14 años.
Para empezar, no tengo idea de qué querían lograr. Este remake no moderniza nada, no aporta una trama alternativa, ni siquiera intenta hacer algo interesante, como lo hizo Evil Dead en 2013, que logró reinventarse y, al mismo tiempo, entregarnos una secuela secreta dentro del remake. En este bodrio no hay absolutamente nada de eso. Solo es la misma historia, contada de la manera más aburrida posible y ya. Como si simplemente hubieran seguido la receta, pero con ingredientes que ya llevaban unos años caducados.
La saga Elm Street es grandiosa porque permite que los creadores jueguen con la lógica de los sueños. No hay límites para lo que podrías mostrar en estas películas (presupuesto aparte, claro), y puedes hacer cosas súper locas en pantalla, jugando con lo oscuro, lo imaginativo y lo retorcido. La magia de Elm Street radica precisamente en eso: te adentras en un universo donde cualquier cosa puede pasar, y donde ni siquiera tiene que tener sentido real, siempre y cuando encuentres alguna forma de hilar todo para un clímax satisfactorio. Y, es verdad que no todas las secuelas de Elm Street lo logran pero se nota la intención de querer intentarlo en la mayoría. O sea, sí parece que estaban intentando algo.
Entonces, ¿qué hicieron con el remake? Tomaron esa magia y la metieron en una lata genérica, de esas de terror desechable de los años 2010, donde podrían haber puesto literalmente cualquier otro villano de otra franquicia y habría dado lo mismo. No hay nada que haga sentir que esta historia solo podría haber pasado en 2009. Lo único “moderno” que lograron fue que los personajes buscan cosas en Google. Una vez. ¿Eso es todo lo que encontraron como diferencia entre 1984 y 2009? ¿En serio?
Y ni hablemos de los personajes. Todos, especialmente Freddy, son exasperantemente aburridos y genéricos. Hasta el tipo que sale en Jennifer’s Body –y que, básicamente, está haciendo el mismo papel aquí, solo que “más cool”– es un fastidio de ver. ¡Pero Freddy! Ese es el golpe bajo. Freddy Krueger, el villano de los sueños, el monstruo que puede adoptar cualquier forma y manipular la realidad, es un aburrimiento total. No es amenazante, no es aterrador, no es creativo… y ni siquiera es divertido. Freddy es el corazón de Elm Street, el personaje que define la franquicia. Y en este remake, no tiene nada de lo que lo hace memorable. Es una versión genérica y sin chispa. Tan de hueva está la existencia de Freddy aquí que, al querer hacerlo más “realista” y ponerle una cara que sí pareciera de víctima quemada hasta morir… LE QUITARON SU CAPACIDAD DE MOSTRAR EMOCIONES.
Entonces, tenemos una película, donde el malo es un muñeco de plástico casi inamovible, como los de los luchadores que se compran en los tianguis, riéndose como villano genérico de anime de los 90’s y diciendo frases todas cutres como si fueran terroríficas. O sea, el miedo del cast no es encontrarse con Freddy, es enterarse que están en este remake todo desabrido.
Y miren, de verdad intenté darle una oportunidad. Quise verla sin comparar cada escena con la original, quise decir “bueno, veámosla como su propia cosa”. Pero es imposible, especialmente cuando intentan recrear (y de forma terrible, debo añadir) todas las escenas geniales e icónicas de la original. Cada “referencia” a la película de 1984 es un recordatorio de lo superior que es la original. Pero hay una en particular que me hirvió la sangre: la escena de Freddy atravesando la pared de la habitación. En la original es un efecto práctico tan memorable que lo usaron en todos los tráileres y algunos pósters. Está chévere. Aquí quisieron rehacerlo con CGI. Y, miren, la verdad es que ese CGI no es que haya envejecido mal… ya era horrible en su momento. Esa escena se vería culera en 2024 y se vería culera en 2010.
Y ahí está el problema de este remake: parece hecho sin ningún respeto o comprensión por lo que hizo de Elm Street una franquicia icónica. No hay ninguna intención de explorar nuevos temas, de expandir el universo de Freddy o de ofrecer algo innovador para las nuevas generaciones. Simplemente tomaron la fórmula y la hicieron menos interesante. Este remake es lo lo más predecible y aburrido que podrían haber hecho con una franquicia tan rica en posibilidades.
Si lo que querían era atraer a las nuevas generaciones, lo único que lograron fue hacer que se pregunten por qué Freddy Krueger fue tan importante alguna vez. Y eso es lo peor que un remake puede hacer: hacer que el público sienta que la historia original nunca tuvo valor.
Pero, bueno, si algo de positivo tiene esta película es que, por lo menos, no es tan espantosa como A Nightmare On Elm Street 5: The Dream Child.
Aunque, también, está bien cabrón ser peor que Dream Child.
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