noviembre 27, 2025

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#4 Tiempos

Respuestas rápidas sobre el Interapas | Columna de Jorge Saldaña

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INTERAPAS

Tercera Llamada

 

Culto Público, hoy le traigo esta pequeña guía de respuestas rápidas a preguntas frecuentes respecto a la crisis financiera y política que enfrenta el Organismo Metropolitano de agua potable, al que todos conocemos como Interapas.

El tema es de primer orden. En la capital nos podrán reventar las llantas y la paciencia con los baches, darnos de dolores de cabeza con la inseguridad, revolvernos el estómago con la deficiencia en los servicios, pero cuando falte el agua (más de lo que ya hace falta en muchas colonias) y cuando la escasez sea generalizada, el estallido social no se deja esperar.

Creo que incluso es a esa desestabilización, o al riesgo inminente de la misma, a la que le apuestan las autoridades para conseguir lo que quieren. En pocas palabras es un chantaje social sin precedentes. Usar una necesidad vital y derecho inalienable al agua con fines mezquinos simplemente no tiene nombre.

Mire usted, desde el año 2010, el Interapas está comprometido financieramente con el banco Banorte derivado de un decreto (563) en el que se autorizó al organismo a garantizar los pagos de un crédito con la recaudación bimestral de las cuotas comerciales, industriales y domésticas de los casi 400 mil potosinos a los que nos llega recibo.

Es decir que gran parte de ese dinero que usted y yo vamos y pagamos a las cajas de Interapas en San Luis, Soledad y Cerro de San Pedro, va a parar a una sola cuenta que está ligada al banco. De ahí el banco se cobra mes con mes la misma cantidad de la que se haya dispuesto para pagar las obras de El Realito, el acueducto y los metros cúbicos de agua que manda la presa (no las que se reciben o se consumen, que cabe mencionar es por debajo del 40 por ciento de lo que en teoría podría llegar) y que en promedio son entre 12 y 20 millones de pesos al mes.

Así, desde el 2010 y hasta marzo del 2019, el Interapas depositó en esa cuenta el dinero de los potosinos para que el banco se cobrase, pero resulta Culto Público que un día, el pasado 5 de marzo, no se depositó ni un peso en esa cuenta, y como era de esperarse, el banco empezó a cobrar.

 

Aquí empiezan las preguntas frecuentes y respuestas rápidas para comprender mejor.

¿Por qué de un mes para otro no pudo cobrar el banco?

-La única explicación posible es que, por instrucciones de la autoridad, el dinero de la recaudación haya cambiado de destino, es decir, dejaron de depositar en la cuenta ligada al crédito y el dinero –se supone- debe estar en otra institución financiera.

 

¿Quién o quiénes podrían autorizar cambiar el dinero de cuenta para que el banco ya no pudiera hacer los cobros?

-Los únicos con esa capacidad son el alcalde de la capital y presidente de la junta de gobierno del organismo, Xavier Nava Palacios, o el director del mismo, Ricardo Purata.

 

Pero, ¿Se tiene o no se tiene el dinero para pagar?

-El alcalde asegura que el Interapas cayó en situación de impago porque ya no tiene dinero para seguir pagando las mensualidades al banco, sin embargo suena imposible de creer que de pronto los 372 mil contribuyentes hubieran dejado de pagar de un solo golpe. El dinero se recibió, pero no se depositó en la cuenta de la que se cobra el banco.

 

El alcalde asegura que durante más de tres años, la administración anterior “dejó de pagar” y por eso se “quebró” al Interapas ¿Es cierto?

-Es cierto solamente en parte. El ayuntamiento capitalino, durante varias administraciones, dejó de pagar el agua que consume al Interapas, y lo mismo hace el gobierno de Xavier Nava, que no presupuestó los pagos al organismo simplemente porque no están contemplados en la ley de egresos. A la fecha, ni San Luis, ni Soledad ni Cerro de San Pedro se han puesto al corriente con sus adeudos al Interapas.

 

¿Por eso se “quebró” financieramente al organismo y se dejó de pagar?

-Eso es falso, una cosa es la deuda de los municipios con Interapas, y otra es el compromiso del Interapas con el Banco. Si el alcalde dice que la administración anterior no pagó el crédito es cierto, pero es porque no tenía por qué pagarlo, ni el anterior alcalde, ni él, tienen ese compromiso directo de pago.

 

¿Qué pasa si Interapas deja de pagar el crédito?

-Ya se dejó de pagar. El Interapas ya no está pagando las mensualidades al banco desde el pasado 5 de marzo. Lo que sigue es que el banco cobre tanto al organismo como a sus “avales” del crédito, que en este caso son los ayuntamientos de San Luis, Soledad y Cerro de San Pedro.

 

¿Y si tampoco pagan?

-No es un proceso simple, el banco hará sus cobros tanto a la parte deudora como a los avales, pero de no recibir respuesta puede acudir a las “garantías” que en este caso son las participaciones (recursos) federales de los tres municipios.

 

¿En cuánto tiempo afectaría el banco a las participaciones federales?

-El procedimiento jurídico para que eso ocurra puede tardar meses. Mientras tanto, el dinero recaudado se va sumando en una cuenta que nadie sabe cuál es y quién la maneja.

 

Mientras tanto, ¿dónde está el dinero que pagan los contribuyentes por su recibo?

-Nadie sabe. Ni el director del Interapas ni el alcalde han podido explicar el asunto.

 

¿Eso es legal?

-No. Si bien tienen autoridad sobre la administración del Organismo, no pueden cambiar el destino de los recursos cuando estos están comprometidos, podría catalogarse ésta decisión como un desvío, pues nadie sabe qué uso se le está dando a los 20 millones de pesos mensuales.

 

¿Por qué haría algo así el alcalde, que es tan bueno?

-No es tan bueno, ni tan honesto. De todo el proceso está enterado así como de sus consecuencias. El objetivo no es otro que “asustar” tanto a los ciudadanos como a las autoridades estatales y federales con la quiebra del organismo o la pérdida de recursos públicos.

 

¿Para qué?

-La Zona Metropolitana no se puede quedar sin agua. El estallido social sería inminente y ningún nivel de gobierno permitirá que un caso extremo de escasez se presente. La autoridad buscaría, otra vez, pero ahora con la amenaza del desabasto de su lado, que los diputados aumenten en un 40 por ciento las tarifas o el gobierno federal o estatal “rescaten” financieramente al municipio ya sea inyectando recursos provenientes de una deuda o asignando presupuesto fresco que le permita al Interpas cumplir con el servicio y al mismo tiempo con sus compromisos financieros.

 

¿Es entonces un chantaje?

-Podría ser. Parece chantaje, camina como chantaje y grazna como chantaje… aunque podría ser pato…

 

Pero el alcalde dice que sí va a pagar, pero que paguen primero los otros municipios…

-Eso dice el alcalde pero no tiene sentido lo que dice. No importa quién “pague” primero, una cosa es la deuda de cada ayuntamiento, y otra muy distinta el compromiso financiero de Interapas con el banco.

Seguramente ayudaría mucho contar con los recursos de los tres municipios sin importar quién paga primero o quién paga después. El orden de los factores no altera el producto.

 

¿Tengo que seguir pagando el recibo aunque el Interapas no esté pagando al banco?

Sí, Culto Público, tiene que pagar su recibo aunque no tenga agua o aunque se esté gestando un montaje social para que se haga la voluntad del presidente municipal de San Luis Potosí.

Hasta aquí por ahora, Culto Público. No se me olvida la lista de los inmuebles que el presidente municipal quiere subastar. Cada vez estoy más cerca de compartirla con usted.

 

@jfsh007

 

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#4 Tiempos

“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer

Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.

Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.

Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.

Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.

A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.

No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.

Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.

Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.

Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.

En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.

En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.

La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.

Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.

Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).

Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.

El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.

Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.

Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.

México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.

Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”

Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.

Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.

Hasta la próxima. Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Diego José Abad ilustre formador de potosinos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

El majestuoso edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que fuera construido en el siglo XVII y alojara a la Compañía de Jesús se convertiría en un edificio característico de la educación en San Luis Potosí. En ese edificio funcionaría el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús orientado principalmente a la educación de primeras letras; posteriormente se establecería en dicho edificio el Colegio Guadalupano Josefino instaurado por Gorriño y Arduengo siendo el primer establecimiento de educación secundaria o superior en San Luis, dando paso posteriormente, al reinstaurarse la República al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que se convertiría en el primer establecimiento en obtener la autonomía universitaria dando paso así, en el mismo edificio, a la actual Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

De los profesores ilustres que tendría el Colegio de San Ignacio de San Luis Potosí, se encuentra Diego José Abad, uno de los impulsores del pensamiento moderno en México y que tuviera influencia del jesuita Rafael Campoy, también profesor en San Luis Potosí y de quien tratamos en anterior entrega de El Cronopio en La Orquesta.

La física, o filosofía natural, formaba parte del cuerpo de temas de la filosofía en los cursos que de ella se realizaban en Nueva España y se dedicaba una parte a la lectura de temas de física, principalmente la aristotélica. De esta forma existirían manuscritos sobre la física como parte de cursos de filosofía, situación que se haría común, al ser redactados apuntes para los diversos cursos que se ofrecerían en Nueva España. La mayoría de esos textos se encuentran perdidos, pero existen las referencias que aseguran su presencia, los cuales fueron escritos, en su mayoría, por sacerdotes y frailes que pertenecían a diferentes órdenes religiosas.

Diego José Abad, puede considerarse el más profundo de los jesuitas innovadores; su Curso fue muy influyente, es bastante completo y se ven por todas partes las influencias modernas. Este curso, que ya no lleva el nombre de Cursus Philosophicus

, sino simplemente el de Philosophia, aparece en un manuscrito del Colegio de San Pedro y San Pablo de México, cuyo contenido se enseñó desde 1754 hasta 1756.

Comprende la lógica, la física y la metafísica. Es el primer intento de asimilar (y no simplemente de atacar, como hasta entonces se hacía las más de las veces) las ideas modernas

. En particular, se refiere a Gassendi y los atomistas, y trata de conciliar el atomismo con el hilemorfismo aristotélico. Intenta hacer lo mismo con Descartes, opuesto al gassendismo.

Habla de la necesidad de construir la física con ayuda de la experimentación y la matemática. Acepta el atomismo en el campo físico, mas no en el metafísico. Dice que muchas ideas aristotélicas sobre el cielo han sido abandonadas por los escolásticos después del descubrimiento del telescopio, mediante el cual se han podido ver las manchas del Sol. Lo mismo en cuanto a la noción del vacío, después de los experimentos de Torricelli, Otón de Gericke y Roberto Boyle. Cita a Maignan, y mucho a Descartes en cuestiones de filosofía del hombre. Aunque las más de las veces defiende la tradición, ya se muestra abierto a integrar ideas de la filosofía moderna.

Fue profesor del Colegio de jesuitas de San Luis Potosí donde enseñó gramática a los potosinos y donde fincó su formación filosófica sin rechazar las ideas del pensamiento moderno, pero con una posición crítica.

Diego José Abad nació en Jiquilpan en 1727 y tras la expulsión de los jesuitas moriría en Bolonia en 1779.

Si se interesan en ubicar su obra en el ambiente cultural y científico de la Nueva España pueden consultar nuestro artículo: Manuscritos y libros Novohispanos y Mexicanos de Física y Filosofía Natural, en la dirección:

https://www.researchgate.net/publication/391327380_Manuscritos_y_libros_Novohispanos_y_Mexicanos_de_Fisica_y_Filosofia_Natural

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#4 Tiempos

Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

“Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: ‘Crucemos a la otra orilla’. 
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. 
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. 
Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. 
Después les dijo: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?’.
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ‘¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?’” (Marcos 4, 35-41).

Todavía hoy, cuando pareciera que hemos alcanzado el dominio total de la naturaleza, viajar por mar –no digo sobrevolándolo en un avión, sino cruzándolo en un barco- es una experiencia sobrecogedora. ¡Qué indefensa viaja nuestra embarcación por los caminos del océanoi¡! Y si durante la noche se desata una tormenta, tanto peor: aun el barco más grande no parece sino una cáscara de nuez. En 1912, los tripulantes del trasatlántico más lujoso y sofisticado del planeta creyeron que el mar, gracias al ingenio humano, estaba ya domesticado; sin embargo, no fue así, y debieron pronto de rendirse a la evidencia: el Titanic se hundía, y ellos con él y en él…

El mar era y sigue siendo el símbolo de lo indomesticable, de lo ingobernable, de lo terrible. Para los antiguos, el mar estaba poblado de monstruos horribles cuyo solo nombre helaba la sangre. Nosotros sabemos, más o menos, lo que son las olas, pero para los antiguos éstas eran el efecto del movimiento de las criaturas marinas. Ahora bien, si tal era el pensamiento de los antiguos, ¿qué de raro tiene que, ante el huracán, los discípulos se pusiesen a gritar, poseídos del pánico más espontáneo y sincero?

El mar es siempre terrible, sí, pero Dios es más grande que el mar. Únicamente Él puede calmarlo porque es el Señor de los elementos del mundo: “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando le puse un límite con puertas y cerrojos y le dije: ‘Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas’ ”? (Job 38, 8-11).

Al crearlo, Dios puso al hombre un límite: “Podrás comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, pues, si lo haces, perecerás sin remedio” (Génesis 2, 16-17); y, al crear el mar, también le impuso un límite: “¡Hasta aquí llegarás! ¡De aquí no podrás pasar!”. Por eso, cuando Jesús calme la tormenta y las aguas se aquieten al puro mando de su voz, los discípulos se preguntarán unos a otros, maravillados: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”.

Ahora bien, si sólo Dios puede apaciguar el mar, entonces… Entonces los discípulos, por así decirlo, empezaron a sacar conclusiones…

Un día, al atardecer… Así comienza el relato. Conviene tener presente, pues, que es ya de tarde, y que la oscuridad añadirá un punto de dramatismo a la escena que seguirá, ya dramática de por sí. Según éste, no es sólo que la barca fuese zarandeada por la tempestad: es que el agua se estaba metiendo ya por todas partes.

¿Y Jesús qué hace, mientras tanto? No hace nada. Él, a lo que parece, no se daba cuenta de lo que pasaba, pues “estaba dormido sobre un almohadón”. Los discípulos lo despertaron, y hay en su ruego una pizca de ironía, como si le dijeran: “Oye, Señor, esto va a pique. ¿Podrías hacernos el grandísimo favor de despertarte?”.

“Jesús se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Oligópistoi: así lo llama; con esta palabra griega los reconviene. Hombres asustadizos, apocados, temblorosos: gelatinas vivientes. Oligópistoi: hombres sin fe.

Los Padres de la Iglesia, hombres muy sagaces en la interpretación de la Escritura, vieron en esta tormenta una imagen de las agitaciones del corazón humano y compusieron bellísimos sermones en torno a este asunto. En una de sus Meditaciones (n. 37) dice así, por ejemplo, San Agustín (354-430):

¡Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: haz que encuentre en ti la paz y el descaso. Tú has increpado al viento y al mar para que se calmaran, y a tu voz se han apaciguado; ven a poner paz en las agitaciones de mi corazón, a fin de que todo en mí sea sosiego y tranquilidad, para que pueda poseerte a ti, mi único bien… Oh Dios mío, que mi alma, libre de pensamientos tumultuosos, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre junto a ti un lugar de refrigerio y de paz, y toda transportada de gozo pueda cantar: ‘Ahora puedo dormir y descansar en paz’… Mi alma no puede gozar de paz y seguridad, Dos mío, si no es bajo la protección de tus alas. Que ella permanezca, pues, en ti y sea abrasada con tu fuego”.

Ya se trate, pues, de agitaciones interiores, ya de percances exteriores, lo importante es esto: que Jesús y nosotros viajamos en la misma barca, y que aunque nos esté permitido algunas veces gritar, no nos lo está, por ningún motivo, desesperar. Aunque parezca que duerme, Dios vela por los suyos; en consecuencia –como ha dicho alguien-, cuando uno está “embarcado” con Jesús no hay nada que temer.

Jesús permanece cerca de los suyos y éstos pueden contar con su ayuda cercana a pesar de todas las apariencias en contra… Así pues, el peligro para los creyentes está en olvidarse de que están en camino y que Jesús les acompaña en el trayecto” (Joseph Imbach).

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