#4 Tiempos
Poder de tribuna | Columna de Víctor Meade C.
SIGAMOS DERECHO.
En aquellos ejercicios de pulcra transparencia y rendición de cuentas sin precedentes que tienen lugar en Palacio Nacional durante la mañana, nos toca escuchar a nuestro presidente desenmascarar a los más malos de todos los malos y a los más corruptos de todos los corruptos. Así lo hizo, por ejemplo, con los fideicomisos. Otra cosa es que prometió los informes de sus malos manejos en un plazo no mayor a 10 (diez) días, y que desde entonces los benditos informes vienen con un ligero retraso (desde octubre) y aún no se han presentado para su revisión.
También se cargó en contra del Juez Gómez Fierro, a quien acusó de actuar en favor de intereses privados por haber concedido suspensiones contra los efectos de la Ley de la Industria Eléctrica y ahora contra el padrón de datos biométricos. Ya acusó a todas y todos los ministros de la Suprema Corte de ser incapaces de acabar con la corrupción en el Poder Judicial, por lo que esa tarea le corresponde únicamente a Arturo Zaldívar.
La semana antepasada le tocó el turno al candidato del PRI-PRD a la gubernatura de Nuevo León, Adrián de la Garza. En la conferencia del 07 de mayo, el presidente acusó a De la Garza de cometer fraude electoral por repartir unas tarjetas rosas, dice, “con la intención de comprar el voto”. No perdió la oportunidad para repetir que él, al haber sido víctima de hartos fraudes electorales, tiene la obligación como ciudadano de señalar todos estos actos antidemocráticos. Claro, tampoco perdió la oportunidad de acusar a los medios de comunicación (“sus adversarios”) de hacer campaña en favor de los políticos de la oposición.
Y aunque la lista es interminable y todas sus injurias son igual de graves, me detendré en la del pasado miércoles 12 de mayo. Al presidente le hicieron una pregunta sobre la entrega de tarjetas de Carlos Lomelí en Guadalajara, de Clara Luz Flores en Nuevo León y de Ricardo Gallardo en nuestro estado, pero, como se imaginarán, no hubo respuesta alguna a ese cuestionamiento, sino que terminaron proyectando en pantalla una imagen del consejo consultivo de Mexicanos Contra la Corrupción. Acusó personalmente a algunos cuantos y en general lanzó varios calificativos y falsedades, ante lo que a mi parecer es un cuadro de honor de personalidades de la sociedad civil que no merecen más que un profundo respeto.
Hablando al menos de quienes ejercen la profesión jurídica en ese consejo consultivo, tengamos siempre presente que la trayectoria intachable y el trabajo serio de José Ramón Cossío, Sergio López Ayllón, Pedro Salazar Ugarte, María Marván Laborde y de María Amparo Casar ha sido invaluable en la construcción de las instituciones democráticas y del Estado de Derecho en este país.
Siempre alegando que sus desafortunados vituperios en las mañaneras son fruto de su pleno ejercicio de libertad de expresión, de su derecho de réplica o simplemente alegando que “como ciudadano no se puede quedar callado”, es de gran importancia realizar unas cuantas precisiones. ¿Puede nuestro presidente decir y hacer todo lo anterior?
Ciertamente, la mera intuición y el sentido común nos dicen que algo anda mal cuando un Jefe de Estado dedica dos horas de todas las mañanas a lanzar retos bravucones e insultos desde una tribuna oficial a medios de comunicación, sociedad civil, órganos autónomos, gobernadores, candidatos de oposición o cual sea el adversario en turno. Pero más allá de la sola intuición, existe una sutil pero muy significativa distinción jurídica que el presidente está pasando por alto, seguramente con pleno conocimiento de ello y con toda intención. Esa distinción radica en aquellas acciones que realiza en su carácter de autoridad y en aquellas que puede realizar como ciudadano.
Podemos describir la relación entre autoridad pública y ciudadanía en términos muy sencillos con aquella máxima jurídica que se conoce como Principio de Legalidad: «Para civiles, todo lo que no está prohibido está permitido. Para autoridades, todo lo que no está permitido está prohibido ».
Aunque en una primera lectura el principio de legalidad pareciera una frase muy sencilla y lógica, es importante reconocer que sobre esta fórmula están construidos el ejercicio de los derechos fundamentales de las y los ciudadanos; y también las responsabilidades de quienes ostentan el poder. Por una parte, podemos desprender del principio de legalidad que el marco de acción de la ciudadanía es virtualmente ilimitado: uno puede hacer tantas cosas como se le ocurran, siempre y cuando no sean ilícitas . En otras palabras, los civiles tienen libertad en términos positivos y funcionan como un contrapeso a la autoridad. Por otra parte, dichas autoridades sólo pueden hacer aquello que la ley les permite expresamente; no más, no menos. Dicho de otro modo, las acciones de la autoridad están acotadas en términos negativos. En síntesis: la ciudadanía tiene derechos y las autoridades tienen facultades.
Lo anterior no quiere decir que el ciudadano Andrés Manuel y que el presidente Andrés Manuel sean personas distintas, ni que al momento de tomar protesta se extingue por seis años el ciudadano. Lo que quiere decir es que hay momentos en los que Andrés Manuel actúa en su carácter de autoridad —nada menos que como Jefe del Estado mexicano— y momentos en los que actúa en su carácter de ciudadano. En ese sentido, los domingos en su casa y fuera de su horario laboral puede realizar las actividades que le plazcan y señalar a los más malos de todos los malos y a los más corruptos de todos los corruptos. Pero hacerlo desde Palacio Nacional y ejerciendo sus funciones de presidente, cada palabra que pronuncie desde esa tribuna se configura como una declaración oficial que tiene efectos que son relevantes para todo el país.
El presidente tiene la facultad e incluso la obligación de informar de sus políticas y acciones gubernamentales y también de defenderlas. Pero esa defensa sólo podrá ser realizada a través de los mecanismos que la ley prevé para ello. Si sus políticas están siendo detenidas en tribunales por un pobre diseño legislativo, sus argumentos sólo podrán ser esgrimidos en los mismos tribunales y no hostigando a los jueces o pidiendo a la UIF que les investiguen hasta a sus familiares. También está completamente fuera de lugar acusar a actores de la sociedad civil —que, valga decir, lo han sido antes de él y lo seguirán siendo después— de ser sus “adversarios” o de “intentar derrocarlo” con financiamiento ilegítimo.
El presidente, con poder de tribuna, busca ganar amedrentando y hostigando desde lo más alto del poder todo lo que no está ganando en tribunales ni en elecciones. Desde hace tiempo, su discurso ha deteriorado las condiciones para la discusión democrática y eso no es normal ni tenemos por qué justificar su uso faccioso de espacios e instituciones oficiales. Claro que se puede defender, pero no puede seguir defendiéndose como lo hacía en campaña. Nos acercamos a la mitad del sexenio y aún actúa como candidato.
Hace falta que nuestra arquitectura institucional evolucione y se fortalezca para garantizar el cumplimiento de estas facultades y el respeto a los derechos de la ciudadanía. Las medidas cautelares que pueda emitir el INE con relación a los comentarios emitidos por el presidente sobre las elecciones realmente son insuficientes. ¿Acaso le van a dictar un arresto administrativo de 36 horas? Ciertamente no.
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#4 Tiempos
La Primera Geóloga Mexicana | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
La apertura de la Geología en San Luis Potosí, se daría gracias a la participación de Guillermo Labarthe Hernández, Pionero de la Geología en San Luis y baluarte en el desarrollo de esta disciplina en la UASLP. El Ingeniero Labarthe falleció hace unos días y esta columna está dedicada a su memoria.
La participación de la mujer en carreras universitarias tradicionalmente dirigidas a los hombres tuvo un impulso importante en la década de los cuarenta en la Universidad Nacional Autónoma de México, de esta forma sorteando los obstáculos que se les presentaba, comenzaron a cristalizar sus sueños graduándose en carreras tales como matemáticas e ingeniería, asuntos y perfiles que hemos tratado en anteriores entregas.
Una de estas mujeres que abrieron el camino de la profesionalización del género en carreras típicamente masculinas, se encuentra Josefa Cuevas Aguilar que ingresara a estudiar geología y terminara su carrera convirtiéndose así en la primera geóloga mexicana interesada en el estudio de la paleontología.
Mientras que en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí se abría la opción de geología hasta principios de la década de los sesenta, diez años antes se graduaría esta mujer haciendo historia en la ingeniería mexicana. Josefa Cuevas Aguilar nació en Mérida, Yucatán en 1920, donde estudiaría su educación básica hasta la preparatoria, diciendo continuar sus estudios de Geología en la ciudad de México en la Facultad de Ingeniería de la Escuela de Ingenieros de la Universidad Nacional, para entonces había contraído nupcias con el ingeniero Enrique Sansores Manzanilla, factor que facilitaría su formación al recibir el apoyo de su esposo, pues la participación de una mujer a ingeniería era verdaderamente excepcional, al ser uno de los ambientes más masculinos. El año de 1944 que marcaba su ingresó, entrarían otras tres mujeres que no pudieron culminar sus estudios, así que Josefa Cuevas sería la única mujer que pudiera vencer los obstáculos impuestos a las mujeres de una carrera como la Geología.
Fue una excelente estudiante y su actividad comenzó a ser reconocida obteniendo la primera Medalla al Mérito Universitario, por Distinción Escolar, Primer Premio en 1947. Por sus méritos académicos obtuvo una plaza de laboratorista en Mineralogía y Petrografía para las clases de geología. Ayudaba en el cuidado y arreglo de las colecciones de rocas y minerales que entonces tenía la Escuela de Ingenieros. Su examen profesional fue el 7 de octubre de 1950, con la aprobación unánime y mención honorífica. Su título tiene fecha del 9 de enero de 1951.
Josefa Cuevas se convertía en la primera geóloga mexicana. Desde 1946 trabajaba en el Departamento de Paleontología de la Gerencia de Exploración de Petróleos Mexicanos. Empezó como Ayudante de Paleontólogo y fue ascendiendo en categoría a medida que, como ella dice, “fueron mejorando mis conocimientos” hasta llegar la posición de Paleontólogo Auxiliar A. En el año 1949.
Fue trasladada a la Zona Sur, que comprendía todo el sureste de México, para hacerse cargo del Laboratorio de Paleontología. Por las formaciones geológicas que le tocó estudiar, se volvió una experta de la fauna de foraminíferos bentónicos y planctónicos, especialmente del terciario. Estudiaba muestras de geología superficial y también del subsuelo, y sus resultados fueron muy apreciados. Tuvo varios ascensos hasta que alcanzó la Jefatura de Paleontología de la Zona, que desempeñó de 1953 a 1966.
Con el cargo de jefe de paleontólogos realizó exploraciones y estudios en el estado de San Luis Potosí, ampliando los conocimientos de la microfauna del estado potosino, principalmente del Terciario y el Cretácico.
En diciembre de 1969 fue trasladada a la Ciudad de México, comisionada en el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), como jefe del Departamento de Micropaleontología del Terciario, coincidiendo con físico potosino Candelario Pérez Rosales. En el IMP analizó todas las muestras sedimentarias del país, lo que completó aún más su conocimiento de la microfauna y la estratigrafía de México. Estuvo en el IMP hasta 1978, año en que se jubiló.
Continúo trabajando hasta 1998 trabajó junto con su esposo como geólogo independiente para Petróleos Mexicanos, en la capacitación del personal técnico de su Gerencia de Exploración. Josefa Cuevas dedicó su vida a su profesión sin ser conocida fuera de su ámbito, resaltamos su relación con San Luis Potosí con sus estudios paleontológicos desarrollados en el Estado. En 1990 la Sociedad Geológica Mexicana, A.C. le otorgó a Josefa Cuevas de Sansores un diploma en reconocimiento a su labor en beneficio de las Ciencias de la Tierra.
Josefa Cuevas Aguilar murió a los 90 años de edad en el 2010, en el estado de Morelos, donde vivía con su marido desde su jubilación de PEMEX. Josefa Cuevas Aguilar pasa a la historia de la ingeniería mexicana como la primera mujer titulada en esta disciplina.
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#4 Tiempos
La seriedad y la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Un amigo mío, ejecutivo de cierta importancia, tan pronto como llega a su oficina arquea las cejas, se compone la corbata y adopta una pose tan autoritaria que a uno le dan ganas de obedecerle en todo. ¡Dios mío, qué transmutación de un minuto a otro y de una puerta a la siguiente! ¡Pero si apenas hace cinco minutos venía en su auto contando chistes rojos! Cuando se apeó del automóvil aún sonreía, pero apenas entró en el edificio adoptó un tono tan cadavérico y malhumorado que ya sólo verlo daba miedo. ¿Estoy ante uno de esos que los psicólogos llaman ciclotímicos?, me preguntaba yo lleno de asombro, pues no me explicaba cómo se podía pasar de un estado de ánimo a su contrario de manera tan radical y, sobre todo, en tan corto tiempo.
-Señorita –dijo mi amigo apretando un botón y levantando una bocina-, ayer por la tarde le pedí que revisara el expediente X. ¿Lo hizo usted?
La señorita tartamudeaba en la lejanía, presa de un pánico feroz.
-Sí, sí, lo he hecho. ¿Quiere usted revisarlo, licenciado?
Yo miraba a mi amigo como preguntándole: «¿Eres tú? ¿De veras eres tú?». Pero él hizo como que no entendió mi pregunta, y en eso la secretaria anunció la llegada del famoso y temido expediente X.
Entonces recordé lo que, según dicen, aconsejó una vez Anaximandro el filósofo a Pericles el político: «Acuérdate de lo que te digo: para seguir en el poder hay que ser serios». Y sonreí con cierta malicia, como entendiendo por fin de qué iba la cosa. Pero, ¿había leído mi amigo a los filósofos griegos?
Lo dudo. Ya el Memín Pinguín hubiera sido demasiado para él. Y esto lo digo no en plan de mofa, sino ateniéndome a lo que él mismo me dijo un día, a saber: que el único libro que había leído en su vida, y de eso hacía ya muchos años, era el instructivo de una cámara Nikon que acababa de comprar en aquel entonces; pero, de ahí en fuera, nada más…
–Es apasionante leer los instructivos y a la vez muy divertido –me dijo aquella vez-. Pero, ¿quién lee ya estas obras maestras de la concisión? ¡Es la literatura más olvidada de todas! No miento si te digo que mi modesta biblioteca personal, si puedo llamarla así, está formada sólo por esos instructivos o manuales de uso que la gente desecha con desconsiderada facilidad. ¡Tengo más de cien! Algún día leeré los noventa y nueve que me faltan.
¿Bromeaba mi amigo diciéndome estas cosas? Pero no, no bromeaba: recordemos que estaba en su oficina y que él, allí, no se habría permitido ni la sonrisa más discreta.
Pero ahora hablemos de una mujer a la que conozco. En su juventud fue algo hermosa, según pude verlo en viejas fotografías conservadas con devoción por ella misma en un álbum que, de tan pesado, nadie aceptaría cargar durante cinco minutos seguidos. Sí, digamos que fue bella. Pero cometió en su juventud el error de hacer caso a una amiga suya del colegio que le dijo un día:
-No permitas que tu hermosura se estropee. Evita, sobre todo, las patas de gallo.
-¿Y cómo las he de evitar? –preguntó ella, pues realmente le quitaban el sueño todas estas cosas.
-No rías. Y, si puedes, evita también las sonrisas. ¡Estropean el rostro como no tienes una idea! Lo arrugan, lo ajan, lo deforman.
¡Lo mismo pensaba aquel monje amargado de El nombre de la rosa!: «La risa sacude el cuerpo, deforma los rasgos de la cara y hace que el hombre parezca un mono».
Desde entonces aquella mujer ya nunca rió, conformándose, para manifestar su alegría, con estirar la boca y hacer una mueca, cual si estuviera ante un espejo comprobando que no se le ha quedado nada entre los dientes después de haber comido. ¿Sonreír de veras? No, gracias. Debo cuidarme de las patas de gallo.
Y así podría contra infinidad de historias más; baste por el momento con decir que, si bien la sonrisa tiene enemigos, yo preferiría mil veces que nadie me obedeciera y todo se me arrugara, a andar por la vida mostrando una horripilante cara de tabla.
Escribió el padre Auguste Valensin en su diario (anotación del 10 de mayo de 1937): «No sentir miedo de Jesús, no sentir miedo de mi Padre. Me imagino a Jesús con sus apóstoles. Llega a la orilla del lago donde los niños juegan. Y, al verlo, huyen los niños. Una madre le trae a su niñito de seis años y el pequeñín, aterrorizado, se agarra a las faldas de su madre, grita, quiere escaparse de allí. ¡Lo contrario de lo que sabemos que ocurría! Y me pregunto: ¿qué sentimientos hubiera experimentado Jesús? ¡Es tan doloroso darse cuenta de que se infunde miedo! Y todavía el miedo de un niño no puede realmente entristecernos porque es irrazonado, pero Jesús, que vino por amar a los hombres y fue todo amor para ellos, si hubiera visto a los que se acercaban a Él y a quienes ofrecía su afecto retirarse muertos de miedo; si hubiera visto a sus apóstoles tratarle como un maestro severo, mientras que Él se mostraba para con ellos indulgente y suave; si hubiera visto que los pecadores evitaban incluso por respeto su presencia, ¡qué pena hubiera experimentado!».
Jesús debió sonreír, y muy a menudo; debió ser incluso un maestro en el arte de la sonrisa, pues de no haber sido así, ¿por qué iban los niños a correr a abrazarlo espontáneamente, como sabemos que lo hacían? Somos más bien nosotros, sus discípulos, quienes hemos caído a veces en la tentación de la seriedad. ¡Como si por parecer serios nuestros enemigos fueran a respetarnos más! Quizá sea demasiado injusto al decir esto, pero un cristiano que infunde miedo –sea cual fuere su trabajo en la viña del Señor-, aún no ha podido ser cristiano más que a medias.
¿O me equivoco, estimado lector?
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#4 Tiempos
¿Ascenso otra vez? | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Hace unas horas se ha publicado información por parte de Ignacio Suárez, “El Fantasma”, una supuesta resolución por parte del TAS, para regresar el ascenso en el fútbol mexicano, para la temporada 25/26, de no cumplirse esto, la liga, federación y empresas que la conforman se verán sujetas a sanciones internacionales.
Con esto, parece ser que se da fin a una de las épocas más obscuras del fútbol mexicano, ¿o no?
Tratemos de entender cómo funciona esto. En el año 2020, los equipos de la Liga MX suspendieron el ascenso y descenso de la primera división, argumentando la falta de garantías económicas y deportivas de parte de la mayoría de los equipos de la segunda división, sustentando esto en los problemas económicos derivados de la pandemia de covid-19, dicha propuesta prometía que esta medida era solo provicional y no definitiva, dando un plazo máximo de seis años para regularizar la decisión de forma definitiva. Esto se votó al interior de la liga y fue aceptada por la mayoría de sus miembros, a pesar de las protestas de los dueños de los equipos de la segunda división.
El plazo se ha cumplido, seis años se cumplen al término de la siguiente temporada, y ante la insistencia y reclamos de los equipos de la segunda división (hoy llamada Liga de Expansión), el debate se ha vuelto a abrir.
Equipos, jugadores y aficiones de los equipos de Expansión sueñan con la posibilidad de abrir una oportunidad para buscar el ascenso el próximo año. De la misma forma, equipos en la tercera, cuarta y hasta quinta división (llamadas Serie A, Serie B y Liga TDP) donde inexplicablemente, también se han negado dichos ascensos.
Pero vayamos por partes, la situación de los equipos de las divisiones inferiores en México no ha cambiado mucho, equipos sin finanzas sanas, con muchas dudas sobre la transparencia de sus recursos, con poca infraestructura tanto en canchas de entrenamiento como en estadios, poco interés en formar jugadores y nulo o casi nulo intento por generar equipos femeniles, ponen en entredicho la posibilidad no solo de ascender, sino de una sana permanencia en primera división. Para ser más exactos, hoy solo cinco equipos de la Liga de Expansión tienen su carpeta de cargos completa para poder pensar en un ascenso (U de G, Yucatán, Correcaminos, Atlante y Morelia). Dicho esto, cualquier otro equipo que quisiera pelear por su lugar en la MX tendría primero que remediar su situación.
Ahora bien, se habla del ascenso, pero no de un posible descenso. Mucho se ha manejado la intención de aumentar la liga a 20 equipos, incluso hay propuestas para llegar a 24 o más equipos, emulando un poco la situación de la MLS, y hoy parece que la idea puede llegar a cobrar fuerza.
Y es que pensémoslo bien, la idea de aumentar la liga de 18 a 20 parece no solo posible, sino también interesante, los equipos recién ascendidos tendrían la posibilidad de establecerse económicamente en la Liga MX, sin el riesgo de un eventual descenso en tan solo una temporada, podrían pensar en estabilizarse deportivamente y buscar ingresos importantes en por lo menos dos años.
En fin, según “El Fantasma” la decisión está tomada, la Liga MX tendrá nuevos invitados, aunque me resisto a aceptarlo, creo que los dueños del balón encontrarán la forma de saltarse la regla en beneficio de su bolsillo y (nuevamente) en detrimento del deporte y su desarrollo, en fin.
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