septiembre 18, 2025

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Deportes

Los magos rojiblancos | Columna de El Mojado

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Atlético de San Luis

Rudeza necesaria

 

En el verano de 2013, Radamel Falcao se despidió del Atlético de Madrid, después de ganar una Copa del Rey y una Europa League. “El Tigre” colombiano se había convertido ya en un ídolo de la afición colchonera y él mismo se había encariñado con el club rojiblanco, pero tuvo que dejar el equipo, entre lágrimas, porque había sido fichado contra su voluntad por el Mónaco francés.

Según la Ley Bosman, promulgada 18 años antes de la salida de Falcao del Atlético de Madrid, los futbolistas eran libres de fichar por cualquier club que quisieran al término de su contrato. ¿Por qué “El Tigre”, entonces, tenía que ir a fuerza al Mónaco? Porque su ficha deportiva no pertenecía totalmente al Atlético de Madrid, pese a que jugaba para ellos. 

En realidad, el 51 por ciento de su pase era propiedad de la empresa Doyen Group, una compañía dedicada a comprar futbolistas sudamericanos jóvenes, para posteriormente vender menos de la mitad de las fichas de los futbolistas con unas utilidades muy superiores a las pagadas inicialmente. Falcao solo podía jugar con quienes estuvieran dispuestos a pagar las tasas fijadas por Doyen Group, sin necesidad de que el futbolista estuviera de acuerdo, en un movimiento que el entonces columnista de Milenio, José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo llamó “La Jaula del Tigre”.

Al final, la contratación de Radamel Falcao por el Mónaco fue definitiva en su carrera… para mal. En la liga francesa, Falcao, quien era entonces uno de los centrodelanteros más letales del planeta, sufrió la lesión que lo dejó fuera de la que se esperaba que fuera su Copa del Mundo, la de Brasil 2014.

Pero esta no es la historia de cómo un futbolista y su club amado tuvieron que separarse por un contrato abusivo. Al contrario, es la historia de cómo el Atlético de Madrid se ha beneficiado desde hace años por el trato con promotores, accediendo a futbolistas que, probablemente, no podría sostener en su club con sus propios recursos.

En España, las dos personas más importantes de Doyen Group son los representantes de futbolistas Juanma López y Mariano Aguilar, ambos exjugadores del Atlético de Madrid. 

Hasta julio de este año, según un texto del diario El Mundo, de España, el club colchonero habría recibido como préstamo 2.5 millones de euros de Doyen Group, propietarios también de Álvaro Morata

, el centro delantero español de los rojiblancos.

Doyen Group, una empresa cuyo centro de operaciones estaba supuestamente en Malta, está siendo investigada por las autoridades españolas por evasión fiscal.

Pero de esto se sabe poco, en parte gracias al éxito deportivo a nivel español y europeo que ha obtenido recientemente el Atlético de Madrid. También, gracias a la figura mítica del entrenador Diego Pablo “El Cholo” Simeone, un técnico carismático, con perfil motivador, cuya imagen ha renovado el poder internacional del club colchonero.

El Atlético de Madrid trabaja entonces como mago: con una mano, la del éxito deportivo, distrae de las acciones que hace la mano contraria, la del uso de promotores para fortalecerse institucionalmente.

A eso mismo llegó el proyecto rojiblanco a San Luis Potosí: uno de los principales objetivos del Atlético de San Luis es formar o comprar futbolistas a bajos costos para después poder revenderlos con enormes ganancias. Probablemente, el primer gran ejemplo será el de Nicolás Ibáñez.

Las sospechas de que el Atlético de Madrid está molesto por la corrupción a la que se ligó a Gustavo Matosas, el ahora extécnico de la franquicia potosina, son por completo falsas. La matriz española conoce bien de ese tipo de negocios entre promotores, directivos y, tal vez, hasta entrenadores.

Las transas en San Luis no es lo que duele al Atlético de Madrid, sino los escándalos: la salida extraña de Alfonso Sosa, la contratación y posterior cese por moches del aburrido Matosas, la violencia en el estadio Alfonso Lastras.

Lo que hoy debe estarse reclamando en las oficinas colchoneras a la filial potosina no es que se metan en problemas. La queja es que el Atlético de San Luis no ha encontrado ninguna mano con la cual esconder lo que hace la otra. 

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#4 Tiempos

Fantasmas y oportunidad | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Este domingo San Luis abre el Alfonso Lastras frente a Tijuana, y no es un choque cualquiera, para los potosinos es una prueba de carácter, de identidad, de si realmente están vivos en este torneo o sólo repitiendo errores bajo otro sol. Para Tijuana, la visita es de las incómodas, estos partidos lejos de casa suelen desnudar sus fisuras, y enfrente estará un equipo que ya aprendió a morder cuando tiene que hacerlo.

San Luis llega golpeado por la irregularidad. Ha ganado partidos fuera de casa, pero también ha perdido otros en los que se dejó intimidar por rivales que no parecían tener mucho; juegos en los que el pulso se va, la concentración se diluye y los goles encajados parecen inevitables. Esa vulnerabilidad ha sido la constante, una defensa que tiembla, un mediocampo que se pierde cuando faltan ideas y delanteros que dependen demasiado de la inspiración aislada o del error ajeno.

Tijuana, por su parte, no es un paseo. Ha mostrado destellos de buen fútbol, ha sumado resultados decentes, pero también ha dejado ver que le cuesta imponerse fuera de casa cuando el rival presiona alto o lo obliga a construir desde atrás. Su equilibrio se tambalea si el marcador no le favorece pronto, y su carácter depende mucho de momentos puntuales de inspiración.

El historial entre ambos juega en favor de los fronterizos: más victorias, más empates, pocas derrotas. San Luis ha ganado escasas veces contra Tijuana, tanto de local como visitante, y eso pesa no sólo en la estadística, sino en la mente. Saber que enfrente hay un rival que te ha dominado más veces de las que quisieras recordar añade presión extra, obliga a estar mejor preparado, más concentrado y sin margen para regalar minutos.

La noticia que sacude el ambiente es el regreso de Vitinho al Alfonso Lastras. El brasileño, que dejó huella en San Luis por su desparpajo y verticalidad, vuelve ahora vestido de visitante. Su sola presencia añade una dosis de morbo, la afición potosina lo recuerda como una chispa capaz de encender partidos en segundos, y este domingo podría ser precisamente la amenaza que complique al equipo que alguna vez lo arropó. Su regreso no es un detalle menor, es un recordatorio de lo que San Luis tuvo y dejó ir.

Y la urgencia se siente en la grada, los aficionados ya no apuestan por promesas, quieren resultados. Si San Luis no se aferra a la localía, no sale con intensidad y no demuestra identidad desde el primer minuto, este partido puede volverse otro de esos en los que la ilusión apareció en la previa, pero el gol nunca llegó, o llegó demasiado tarde.

Este domingo no sólo se juega un partido, también se reencuentran viejos fantasmas. Si San Luis logra que la vuelta de Vitinho sea anécdota y no sentencia, tendrá mucho ganado. Pero si se deja arrastrar por la nostalgia y la fragilidad que lo persigue, Tijuana podría salir de nuevo airoso del Lastras. La diferencia entre fiesta y tormenta se definirá en noventa minutos.

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Ciudad

La Carrera Panamericana, SLP y su 75 aniversario

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La competencia automovilística llega a la capital potosina por cuarta edición consecutiva, en la que la ciudad ha dejado huella a la memoria de esta carrera

Por: Redacción

A lo largo de la historia de la Carrera Panamericana, una de las competencias automovilísticas más emblemáticas de México y del mundo, San Luis Potosí ha tenido un papel significativo

tanto en su ruta como en la representación deportiva, convirtiéndose en un punto clave del automovilismo clásico y de resistencia en el país.

Desde su instauración en 1950, su cancelación en 1955 y su renacer en 1988, la entidad potosina ha sido escenario de esta competencia en diferentes etapas, tanto intermedias como final, particularmente en los últimos cuatro años.

Pero… ¿qué es la Carrera Panamericana?

Es una competencia automovilística tipo ​​rally de velocidad en carretera, que recorre diferentes puntos de la república mexicana, a través de carreteras federales, especialmente la famosa Carretera Panamericana (Carretera Federal 45 en México).

Comenzó en 1950 como una carrera de velocidad y una forma de celebrar la finalización del tramo mexicano de la Carretera Panamericana, y se realizó hasta 1954 de manera continua, hasta que fue suspendida en 1955 por cuestiones de seguridad.

Sin embargo en 1988 volvió a realizarse, aunque no como una carrera profesional de resistencia, sino como un rally histórico con autos clásicos.

Firmas internacionales como Ferrari, Porsche, Mercedes Benz y otras han tenido presencia en esta competencia, con diferentes categorías como Turismo de Producción, Turismo Mayor, Sport Mayor y Menor, Original Panam, Histórica A, B, C y Exhibición.

En San Luis Potosí destaca la participación ininterrumpida por cuarta ocasión en esta contienda, al ser el último punto intermedio, y previo a su conclusión en el estado de Zacatecas. Mientras que en la edición 2024 fue el punto de meta, en la que el potosino Ricardo Cordero se coronó campeón de esta edición

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Actualmente, el piloto potosino es hexacampeón de la Panamericana, tras ganar en las ediciones 2017, 2019, 2020, 2021, 2022 y 2024. En todas ellas ha competido con “El Malditillo”, un Studebaker Champion 1953 de la categoría Turismo Mayor, con el que espera ganar la Panamericana en ocho ocasiones y romper el récord de Pierre de Thoisy, piloto francés que ganó esta carrera en siete ocasiones, también sobre un Studebaker de las mismas características.

La edición 38 de la Carrera Panamericana arrancará el próximo 9 de octubre y tendrá ocho etapas, arrancando en Chiapas y pasando por Oaxaca, Puebla, Ciudad de México, Querétaro, Morelia y Guanajuato, para llegar a San Luis Potosí el 15 de octubre y concluir en Zacatecas al día siguiente. Una edición que además de fomentar el turismo deportivo se convierte en una experiencia de adrenalina, pasión y tradición para sus competidores y aficionados.

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#4 Tiempos

El eterno | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

Guillermo Ochoa es un portero que se convirtió en bandera. Desde que debutó con el América en 2004, sus guantes parecían hechos para noches grandes: títulos de liga, protagonismo inmediato y el aura del “nuevo guardián” del arco mexicano. Tardó en dar el salto a Europa, y aún así, demostró sus ganas de crecer a pesar de los sacrificios, con una carrera que, aunque irregular en lo colectivo, lo mantuvo vigente en la élite del futbol internacional durante más de una década.

En Francia defendió al Ajaccio, donde se convirtió en ídolo de un club pequeño que sobrevivía gracias a sus atajadas imposibles. Después vinieron pasos por Málaga y Granada en España, donde la lucha contra el descenso lo expuso constantemente, pero también lo catapultó con actuaciones memorables frente a equipos como el Barcelona o el Real Madrid. Más tarde, Bélgica, con el Standard de Lieja, donde recuperó la estabilidad, disputó competencias europeas y volvió a tener el brillo de arquero confiable.

De ahí regresó a México, otra vez al América, como referente y capitán. Sin embargo, su ambición lo llevó a un último desafío en Italia con la Salernitana, donde las críticas fueron severas y el equipo terminó hundido en la tabla. Ese episodio marcó un antes y un después: Ochoa ya no era visto como el mismo arquero que tapaba lo imposible en los mundiales, sino como un veterano que comenzaba a pagar factura ante la exigencia de un futbol mayor.

Con la Selección Mexicana, su legado es indiscutible

. Fue cinco veces mundialista y protagonista en Brasil 2014 y Rusia 2018, con actuaciones que dieron la vuelta al mundo. Se le aplaudió como salvador, pero también se le cuestionó su influencia en el vestidor y el hecho de que, durante años, cerrara el camino a nuevas generaciones de arqueros.

Hoy el futuro de Ochoa es una incógnita. Con 39 años cumplidos, se habla de un posible regreso a la Liga MX, donde tendría el respaldo de la afición y un lugar asegurado en el escaparate. También existe la posibilidad de un destino exótico, en ligas de menor exigencia pero con cheques generosos. El problema es que cada paso que dé será juzgado no como una nueva aventura, sino como el epílogo de una carrera que marcó época.

El verdadero reto de Guillermo Ochoa ya no está bajo los tres palos, sino frente al espejo. Su historia se escribió entre América, Ajaccio, Málaga, Granada, Standard de Lieja y Salernitana; su leyenda se forjó con la Selección. Pero ahora, cuando el tiempo le recuerda que no hay reflejo eterno, deberá decidir si se despide como un gigante que supo irse en lo alto o como un ídolo que se aferró demasiado al recuerdo de sus mejores atajadas.

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Opinión

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