mayo 4, 2024

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#4 Tiempos

La nostalgia y el amor | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

Un amigo mío me enseñaba hace poco una estadística según la cual, en Estados Unidos, la mitad de los matrimonios que se celebran cada año terminan en divorcio.

-Pues no vayamos tan lejos –le respondí sin espantarme-. Aquí mismo, en San Luis Potosí, los números no difieren gran cosa. Ahora bien, ¿quieres saber por qué es esto así?

Mi amigo se me quedó mirando como en espera de que continuara.

-Mi teoría es muy sencilla –proseguí-, tan sencilla que podría desilusionarte, y se basa en la presunción de que los novios se ven demasiado hoy en día.

-¿Y eso qué tiene de malo? –mi amigo, por supuesto, me tiraba a loco, o por lo menos estaba a punto de hacerlo-. ¿Es que no es bueno que los novios se vean? ¡Yo, cuando era joven, no tuve la oportunidad de ver mucho a mi novia!

En esto las nuevas generaciones han sido mucho más afortunadas que la nuestra…

-Sí, es bueno que se vean, pero no tanto. Observa con detenimiento a una parejita de preparatoria. ¿Qué es lo que hacen ella y él? Estar juntos todo el día.

Apenas salen de la escuela, y ya van por la calle del brazo diciéndose cuánto se quieren; por lo demás, esto ya se lo habían dicho unas diez veces en el día durante las clases a través de sus teléfonos celulares, ora llamándose el uno al otro, ora enviándose breves y calurosos mensajes.

Muy bien –continué-, ya están fuera de esa prisión que, dicen, es su escuela. Ahora caminan durante una hora, más o menos, hasta que llegan -¡por fin!- a la casa de ella. La distancia, a paso regular, bien pudiera recorrerse en la mitad de tiempo, y hasta en menos, pero como se detuvieron cada veinte pasos para darse un beso, ya sabrás. Una vez llegados a su destino, él la invita a sentarse unos minutos en la banqueta, y allí se quedan hasta la hora en que empieza a dar sus primeras rondas el velador de la cuadra, hora en que finalmente -¡vaya, ya era tiempo!- se separan (suponiendo, claro está, que se separen). Pero no ahí no acaba aún la jornada, no, señor. Porque llegando a su casa él tomará nuevamente su teléfono y se pondrá a chatear con ella hasta que el sueño los venza y se vayan a dormir para recomenzar al día siguiente el ritual completo.

¿Qué se dicen estos jóvenes durante todo ese tiempo que están juntos?

¡Misterio! Nadie lo sabe, salvo ellos, pero no lo dicen. ¡No se dan vacaciones ni siquiera los domingos! Y, así, cuando llegan al matrimonio, están más que aburridos el uno del otro. ¡Se han visto tanto, se han tocado tanto que ninguna de sus caricias o de sus palabras les resultan ya novedosas! Nada nuevo hay que descubrir ni nada original que declarar. ¿Y cómo quieres tú que las uniones sean durables en semejantes circunstancias?

En amor no hay que decirse todo de una vez; aquí es necesario dosificarse.

Sören Kierkegaard (1813-1855) comparó a los que se aman con esos predicadores que deben administrar su sermón a la hora del servicio religioso; he aquí lo que dijo el filósofo danés en ese bellísimo libro que es su Estética del matrimonio: «No disponemos sino de un cierto número de textos: si nos empeñamos en predicarlos todos el primer domingo, no sólo no queda nada para el resto del año, sino ni siquiera para el primer domingo del mes siguiente. Se debe, mientras sea posible, guardar el uno para el otro un cierto misterio; y en la medida en que ambos se revelan poco a poco, han de utilizar cuanto sea posible las circunstancias fortuitas, de modo que la revelación sea relativa, susceptible de varias interpretaciones. Hemos de guardarnos de toda saciedad y de todo empalago».

En el amor hay también rituales, progresiones y pasos; como dice el zorro al Principito, «hace falta ser muy pacientes. Te sentarás primero un poco lejos de mí, de esta manera, en la hierba. Yo te miraré por el rabillo del ojo y tú no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca». Sí, es necesario no apresurarse demasiado, o, como sigue diciendo Kierkegaard, «no considerar a la amada como definitivamente conquistada, sino como quien debe ser conquistada sin cesar».

Digámoslo de otra manera: el amor necesita silencio y ausencia, pues es en este espacio vacío, por llamarlo así, cuando de verdad se anhela al otro. La nostalgia, mi querido amigo, es cosa esencial para el amor.

He aquí una regla que yo considero fundamental: ni tan ausentes que abandonemos, ni tan presentes que atosiguemos. Y, por si no lo sabes, hay también una estadística que dice que, cuando el marido se jubila, una gran cantidad de parejas empiezan a tambalear. ¿La razón? Es muy sencilla: la esposa se cansa de ver a su marido todo el día allí, sentado en su sillón, leyendo el periódico y entrometiéndose en todo. «¿Qué haces, querida?», le pregunta, y ésta, que ya se había acostumbrado a disponer de una o dos horas para estar consigo misma, se siente al borde del colapso. Si quisieran salvar la situación, tales maridos harían bien en irse a vender pepitas a la Alameda para que su mujer no los vea todo el tiempo con las piernas estiradas. ¡Que se ausenten, que se ausenten, aunque sea poco, aunque sea unos mil metros durante unas cuantas horas!

Ausencia y presencia: he aquí dos cosas sumamente necesarias para el amor. Quizá hoy sobre presencia y falte ausencia; sobren caricias y falte nostalgia; sobren palabras y falte silencio. Nunca como hoy los novios se habían besado tanto y nunca, tampoco, se habían sentido tan inseguros respecto al futuro de su relación…

Mi amigo se me quedó mirando. Y entonces sonó un teléfono celular –no recuerdo si el suyo y el mío- y nos prometimos seguir platicando sobre este mismo asunto tan pronto como la vida nos volviera a juntar.

Lee también: El mundo de los milagros | Columna de Juan Jesús Priego

#4 Tiempos

El peor torneo de la historia | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Los torneos cortos en el futbol mexicano han traído cambios interesantes en la estadística, desde un sin fin de campeones, tres bicampeonatos (Pumas, León y Atlas) así como muchos títulos de goleo.

Pero la cosa no termina ahí, vale la pena voltear al fondo de la tabla para revisar los peores equipos en los torneos cortos.

El peor equipo de cada torneo, lo tendremos que buscar en la parte baja de la tabla, y aún así, nos tenemos que ir con equipos que sumaron cuando mucho 10 puntos al finalizar el certamen. Por ejemplo Tijuana que en el Clausura 2020, terminó con 9 puntos, pero recordemos que en ese torneo, no se completaron las fechas por la pandemia.

El primer equipo en tener esa marca fue Veracruz, que en el Invierno 96 termina el campeonato con solo 9 puntos. Posteriormente, en el Invierno 98, dos equipos compartieron el último lugar, Toros Neza y Puebla, cerraron la competencia con tan solo 8 unidades.

Del lado de los de casa, San Luis firmó su peor torneo corto en el Apertura 2022, cuando solo pudo hacer 9 puntos después de cumplirse las fechas.

Querétaro ha finalizado dos veces como el peor equipo del torneo, el Apertura 2003 y el Apertura 2012, logró solo 7 puntos.

El ya mencionado Puebla ostenta dos récords en este rubro, el primero es el de haber terminado también dos torneos como último, el Invierno 98 con 8 puntos y el presente Clausura 2024 con solo 5, mismos que le dan el galardón del peor equipo de la historia de los torneos cortos.

Por su parte, el Veracruz, es el equipo que más veces ha quedado en último lugar, con tres ocasiones, en el Invierno 96 cerró con 10 unidades, el Apertura 2019 sumó solo 8 puntos y el Clausura 2019 el equipo del puerto había logrado 6 puntos en la cancha, pero le fueron retirados en la mesa sancionados por FIFA, con lo que a pesar de tener 6 unidades, cerraron el torneo con 0 y desafiliación.

En fin, mucho podemos hablar de la calidad del torneo mexicano, podríamos llamarlo competitividad o torneo mediocre, pero lo que no nos debe quedar duda es que en este Clausura 2024, Puebla firmó el peor torneo corto de la historia del futbol mexicano.

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#4 Tiempos

Calzone, hamburguesas y taquito… ¡Ufff! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

Este fin de semana pasaron muchas cosas… 

Lo primerito fue que luego de muchas dudas sobre el continuar los estudios de preparatoria o dirigirse completamente a la educación basada en el arte de la danza, logramos un acuerdo mi Ratita bailaora y yo. Continuar la prepa y continuar con la danza pero ahora en una oportunidad de participar en la revista musical de su escuela y eso, aunque parece sencillo es algo que me alegra mucho el corazón porque las generaciones que nos siguen deben tomar sus decisiones y nosotros como padres apoyarlos en todo lo que nos sea posible, a sabiendas de que el propósito más grande de cualquier papá o mamá es formar a los hij@s para que alcancen su libertad cuando sean mayores de edad, dándoles las herramientas necesarias para lograr sus objetivos sin hacer a un lado el fin más importante que es encontrar la felicidad.

Lo logramos Ratita, ¡felicidades!

Todo este tema lo platicamos en una agradable terraza que tiene la Bella Italia en la segunda planta de este delicioso lugar donde compartimos un carpaccio de res para cerrar la noche con un calzone al horno de leña que disfrutamos de momento a momento sin perder el hilo de la conversación.

El viernes, aprovechando que no hubo clases por ser el último del mes de abril, mi soldadito de oro y yo nos organizamos para ver una saga muy interesante y entretenida que es “Maze Runner” y logramos completar la trilogía además de disfrutar entre una y otra de unas hamburguesas de Carl´s Junior que sin duda son de las mejores en el mundo de las hamburguesas de franquicia de comida rápida.

¡Gracias Chompir!

El sábado ya tenía agendada una reunión con amig@s por el cumpleaños de uno de los más destacados creadores de contenidos de redes digitales del grupo y nos juntamos para cantar, comer (el guacamole quedó espectacular) y disfrutar de un sábado con un clima excepcionalmente agradable al grado que nos dimos la oportunidad de darnos un chapuzón a la luz de la luna que especialmente ese día estaba hermosísima.

¡Gracias TB Group!

¿Dos arriba, dos abajo o de plano, una arriba y una abajo?

Los domingos son fabulosamente atractivos para mi porque el hecho de cocinar paella siempre me provoca felicidad, no solo por el hecho de poder llevar a la boca de alguien algo preparado por mis manos, sino porque conforme pasa el tiempo son más y más personas que están conociendo mi receta y sus comentarios de satisfacción son una de las mejores recompensas que un cocinero puede recibir, además del gusto de entregar pedidos a amigos de toda la vida que en auto propio, por su propio pie o hasta en uber llegan a recoger sus órdenes para disfrutar en casa con familia.

¡Gracias a Tod@s porque tod@s lo hacemos posible #SoyPaella!

Un domingo se hace más agradable cuando en lugar de “debate” dedicas tu tiempo a disfrutar de la caída del sol… ese momento en que las horas bajan y se oculta el sol para dar paso a la luna en estas noches cálidas. Entonces te ataca el hambre y que mejor lugar para echar taquito que La Fragua en donde no importa de qué pidas tus tacos; pastor, costilla o bistec español, siempre que lo acompañes de una michelada tendrás oportunidad de platicar sobre tantos temas y disfrutar de la compañía que hace de un domingo normal un día extraordinario.

Al llegar a casa no podía quedarme con la curiosidad y empecé a ver el dichoso segundo debate de l@s candidat@s presidenciales y no hubo mejor arrullo para conciliar el sueño que un programa tan aburrido y sin propuesta que eso.

Así que a descansar rico y prepararse para esta semana que se verá interrumpida por la celebración del 1ro. de mayo como cada año.

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

Primera matehualense en obtener título universitario | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En enero de 1923 el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí se convertía en Universidad Autónoma de San Luis Potosí tratando de iniciar una nueva vida académica organizando sus actividades de manera autónoma y decidiendo su destino sin intervención del estado. Si bien, esos primeros pasos de vida autónoma no fueron fáciles y además fueran obstaculizados y postergados hasta la década de los cincuenta cuando puede decirse que la universidad adquiere su absoluta autonomía. Esa fecha queda registrada como el inicio de la hoy Universidad Autónoma de San Luis Potosí que continuaba el trabajo académico del Instituto Científico. Para entonces se empezaba a hacer común observar mujeres en sus aulas de estudios profesionales, su número no era tan abundante; aunque para entonces ya se habían titulado unas cuantas mujeres en la carrera de medicina y en leyes, como hemos tratado en anteriores entregas en esta columna.

Ante esta situación, la presencia de mujeres provenientes del interior del estado era más extraña aún

, por el esfuerzo que requería el trasladarse a la capital del estado para ingresar a realizar estudios, sobre todo de corte profesional. Con todo, las mujeres potosinas de los diversos municipios del estado comenzaron a tener presencia en las aulas universitarias.

De las primeras mujeres en ingresar a la recién “creada” Universidad Autónoma de San Luis Potosí sería la matehualense Sara Cárdenas Orozco que en 1923 ingresaba a la preparatoria de la Universidad potosina a cursar el bachillerato en ciencias biológicas con la intención de poder ingresar en su oportunidad a estudiar medicina en la misma universidad. De esta manera Sara Cárdenas se convertiría en la primera matehualense en ingresar a la universidad.

Sara Cárdenas, se convertía además en la primera matehualense en cursar cursos superiores de física, matemáticas y biología y la primera en cursar materias experimentales de ciencias. De esta forma trabajaría en el histórico Gabinete de Física que tengo bajo mi resguardo y que forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de San Luis Potosí.

Sus estudios preparatorios los realizaría de 1923 a 1926. Por entonces se cursaban en la preparatoria materias de aritmética y algebra, geometría plana, trigonometría rectilínea, física teórica, física experimental, cosmografía, nociones de mecánica, química general, química orgánica, nociones de mineralogía, geografía general, nociones de geología, botánica, histología, zoología, nociones de anatomía, fisiología humana, lógica, psicología moral, histología general, raíces griegas y latinas, dibujo, inglés , francés, literatura general y lengua castellana.

Los cuales aprobaría a satisfacción Sara Cárdenas. En 1926 ingresaba a estudiar medicina y cursaría hasta el quinto año de la carrera en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, para trasladarse a la ciudad de México y proseguir en la Escuela Nacional de Medicina la carrera de medicina en 1930. Realizó sus prácticas hospitalarias en el Hospital Civil “Dr. Miguel Otero” de San Luis Potosí y el internado en el Hospital General de la Ciudad de México, siendo ya estudiante de la Escuela Nacional de Medicina.

Sara Cárdenas Orozco nació en Matehuala, San Luis Potosí el 24 de octubre de 1903, sus padres eran comerciantes en Matehuala, y al parecer cambiarían su estancia a San Luis Potosí, con el fin de que sus hijos pudieran continuar estudios y posteriormente a la Ciudad de México.

Como muchas de sus compañeras médicas, perteneció a la Asociación de Médicas Mexicanas, asociación que fue impulsada por médicas potosinas.

Sara Cárdenas Orozco cursó y aprobó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y en la Escuela Nacional de Medicina las materias que cubrían íntegramente la carrera de médico cirujano, convirtiéndose, con toda seguridad, en la primera médica matehualense.

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