mayo 6, 2024

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#4 Tiempos

La mirada como problema | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

Dijo una vez Juan Goytisolo (1931-2017) que el mejor lugar para hacer filosofía era la estación de trenes. Yo también lo creo así, a condición de que el tren nos lleve lo suficientemente lejos como para producir en nosotros esa tristeza un tanto metafísica que conocemos con el nombre de nostalgia, ya que es comúnmente en los confines donde solemos los hombres hacernos las preguntas verdaderas: «¿Se acordarán siempre de mí los que dicen quererme, o me olvidarán pronto?, ¿qué es la memoria, qué es el olvido, qué es la muerte?».

Según François Mauriac (1885-1970), el famoso novelista francés, «un viaje en ferrocarril es un retiro forzado que nos obliga a meditar sobre nuestro destino» (Fuego oculto).

Antes de nuestra partida no nos hacíamos estas preguntas porque creíamos -¡oh insensatos!- conocer las respuestas. ¡Todo era antes tan natural, tan obvio! Pero ahora es diferente: ahora es el momento de la ausencia.

En efecto, hay un tiempo para cada cosa: un tiempo para abrazar, y un tiempo para soltar; un tiempo para estar juntos, y un tiempo para separarse; un tiempo para danzar, y un tiempo para sentarse…

Y bien, sí, hay que sellar el pasaporte, pues se hace tarde. Una señorita vestida de azul, amable porque se queda donde está, nos conmina a entregarle nuestras valijas. «¿Nos volveremos a ver?». Nadie lo sabe, pero ésta es una pregunta que debe hacerse uno de todos modos. En todo viajero hay un filósofo escondido, es decir, un hombre que se ha convertido en un serio problema para sí mismo.

A mí, por ejemplo, cuando tuve que vivir tres años lejos y solo en un país europeo, la pregunta que más inquietó mi espíritu fue el de la mirada. Por decir así, la mirada de los otros fue para mí durante todo ese tiempo un problema filosófico verdaderamente serio.

Lo diré de otra manera: lo que me preocupó no fue tanto la mirada, cuanto la casi total ausencia de ella.

Por un momento llegué a pensar que en Roma, ciudad en la que viví, no se veía a los extranjeros, y que Italia, en general, estaba habitada por personas más o menos xenófobas, como hoy se las llama. Pero ahora me doy cuenta que al pensar eso fui demasiado injusto con Italia y los italianos. En realidad, no es que en Roma no se vea a los extranjeros; es que en cualquier ciudad del mundo, ya sea italiana, inglesa, portuguesa o mexicana, las personas casi no se ven las unas a las otras. Todos caminan de prisa, mirando hacia otra parte e ignorando a los demás.

Recientemente se han escrito centenares de libros para denunciar la extrema vigilancia que es ejercida por el poder económico sobre los ciudadanos del mundo entero; todo lo que éstos realizan deja un rastro que tanto el poder político como el poder económico hacen todo por seguir.

Los sitios web que visitamos, los productos que compramos con nuestras tarjetas de crédito, los movimientos que ejecutamos en los bancos y en los grandes establecimientos: todo es registrado, almacenado y utilizado por espías cibernéticos con una precisión casi diabólica. Todo un mundo de comerciantes nos vigila para vendernos algo y hacerse luego con nuestro dinero.

¿Por qué recibió usted ayer, por ejemplo, esa llamada telefónica de la empresa X, si usted nunca ha tenido nada que ver con ella? Ah, porque otra empresa –con la que usted sí tuvo algo que ver hace dos años- le compró la información a aquélla… Sí, estamos más vigilados de lo que creemos; somos menos anónimos de lo que parecemos…

Sin embargo, pocos, muy pocos gritos se escuchan para denunciar la situación de que cada vez nos miremos menos los unos a los otros y que el mundo se esté convirtiendo en un desierto en el que la mirada está a punto de desaparecer.

Paul Virilio, el filósofo francés, habla de «la muerte de la mirada» para referirse a este desinterés por el otro que consiste llanamente en no reparar en él.

En uno de sus libros más profundos (Mundo y persona, 1939) Romano Guardini dejó escrita esta frase digna de reposada meditación: «Cuando Dios me ve no es como cuando un hombre mira a otro hombre, es decir, como un ser concluso ve a otro ser concluso, sino que el ver de Dios me crea a mí».

La mirada de Dios, dice Guardini, es profundamente creadora: existimos sólo porque Dios nos mira: vivimos de su mirada; si Dios dejara de vernos aunque sólo fuera un segundo, caeríamos irremediablemente a la nada de la que salimos.

«¿Qué hay en el mirar humano que disipa la angustia? –se preguntaba asombrado Eugenio d’Ors (1881-1954)-. Cualquier cambio de mirada entre los hombres es ya un principio de pacto. El lento paseo de unos ojos sobre un objeto, define ya el objeto y, en cierto sentido, lo enraíza».

En un cierto sentido también, el otro –el prójimo-, al igual que Dios, cuando me ve, me crea, me ancla en el ser. Existir es ocupar un lugar en el espacio de una pupila. Y, así, cuando alguien pasa a nuestro lado sin vernos es como si no existiéramos para él. Desde este punto de vista, ignorar es matar; es realizar lo contrario de Dios: una labor de satanismo.

«Tú, además –hace decir François Mauriac a uno de los personajes de Nudo de víboras, esa novela imprescindible-, tenías la insolencia de no mirar a los otros, que es una forma elegante de suprimirlos».

¡Qué diferencia, en cambio, cuando el otro –cuyo destino se unió al mío aunque sólo fuera por unos momentos- nos mira con atención y simpatía!

Entonces nos sentimos vivos y experimentamos la solidez existencial, pues es como si hubiéramos sido rescatados de una lejanía infinita, de un olvido.

Mirar al otro, detener en él nuestra mirada es hacer como Dios; es, en cierto modo, parecerse a Él y realizar una acción de dimensiones casi divinas.

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#4 Tiempos

El peor torneo de la historia | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Los torneos cortos en el futbol mexicano han traído cambios interesantes en la estadística, desde un sin fin de campeones, tres bicampeonatos (Pumas, León y Atlas) así como muchos títulos de goleo.

Pero la cosa no termina ahí, vale la pena voltear al fondo de la tabla para revisar los peores equipos en los torneos cortos.

El peor equipo de cada torneo, lo tendremos que buscar en la parte baja de la tabla, y aún así, nos tenemos que ir con equipos que sumaron cuando mucho 10 puntos al finalizar el certamen. Por ejemplo Tijuana que en el Clausura 2020, terminó con 9 puntos, pero recordemos que en ese torneo, no se completaron las fechas por la pandemia.

El primer equipo en tener esa marca fue Veracruz, que en el Invierno 96 termina el campeonato con solo 9 puntos. Posteriormente, en el Invierno 98, dos equipos compartieron el último lugar, Toros Neza y Puebla, cerraron la competencia con tan solo 8 unidades.

Del lado de los de casa, San Luis firmó su peor torneo corto en el Apertura 2022, cuando solo pudo hacer 9 puntos después de cumplirse las fechas.

Querétaro ha finalizado dos veces como el peor equipo del torneo, el Apertura 2003 y el Apertura 2012, logró solo 7 puntos.

El ya mencionado Puebla ostenta dos récords en este rubro, el primero es el de haber terminado también dos torneos como último, el Invierno 98 con 8 puntos y el presente Clausura 2024 con solo 5, mismos que le dan el galardón del peor equipo de la historia de los torneos cortos.

Por su parte, el Veracruz, es el equipo que más veces ha quedado en último lugar, con tres ocasiones, en el Invierno 96 cerró con 10 unidades, el Apertura 2019 sumó solo 8 puntos y el Clausura 2019 el equipo del puerto había logrado 6 puntos en la cancha, pero le fueron retirados en la mesa sancionados por FIFA, con lo que a pesar de tener 6 unidades, cerraron el torneo con 0 y desafiliación.

En fin, mucho podemos hablar de la calidad del torneo mexicano, podríamos llamarlo competitividad o torneo mediocre, pero lo que no nos debe quedar duda es que en este Clausura 2024, Puebla firmó el peor torneo corto de la historia del futbol mexicano.

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#4 Tiempos

Calzone, hamburguesas y taquito… ¡Ufff! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

Este fin de semana pasaron muchas cosas… 

Lo primerito fue que luego de muchas dudas sobre el continuar los estudios de preparatoria o dirigirse completamente a la educación basada en el arte de la danza, logramos un acuerdo mi Ratita bailaora y yo. Continuar la prepa y continuar con la danza pero ahora en una oportunidad de participar en la revista musical de su escuela y eso, aunque parece sencillo es algo que me alegra mucho el corazón porque las generaciones que nos siguen deben tomar sus decisiones y nosotros como padres apoyarlos en todo lo que nos sea posible, a sabiendas de que el propósito más grande de cualquier papá o mamá es formar a los hij@s para que alcancen su libertad cuando sean mayores de edad, dándoles las herramientas necesarias para lograr sus objetivos sin hacer a un lado el fin más importante que es encontrar la felicidad.

Lo logramos Ratita, ¡felicidades!

Todo este tema lo platicamos en una agradable terraza que tiene la Bella Italia en la segunda planta de este delicioso lugar donde compartimos un carpaccio de res para cerrar la noche con un calzone al horno de leña que disfrutamos de momento a momento sin perder el hilo de la conversación.

El viernes, aprovechando que no hubo clases por ser el último del mes de abril, mi soldadito de oro y yo nos organizamos para ver una saga muy interesante y entretenida que es “Maze Runner” y logramos completar la trilogía además de disfrutar entre una y otra de unas hamburguesas de Carl´s Junior que sin duda son de las mejores en el mundo de las hamburguesas de franquicia de comida rápida.

¡Gracias Chompir!

El sábado ya tenía agendada una reunión con amig@s por el cumpleaños de uno de los más destacados creadores de contenidos de redes digitales del grupo y nos juntamos para cantar, comer (el guacamole quedó espectacular) y disfrutar de un sábado con un clima excepcionalmente agradable al grado que nos dimos la oportunidad de darnos un chapuzón a la luz de la luna que especialmente ese día estaba hermosísima.

¡Gracias TB Group!

¿Dos arriba, dos abajo o de plano, una arriba y una abajo?

Los domingos son fabulosamente atractivos para mi porque el hecho de cocinar paella siempre me provoca felicidad, no solo por el hecho de poder llevar a la boca de alguien algo preparado por mis manos, sino porque conforme pasa el tiempo son más y más personas que están conociendo mi receta y sus comentarios de satisfacción son una de las mejores recompensas que un cocinero puede recibir, además del gusto de entregar pedidos a amigos de toda la vida que en auto propio, por su propio pie o hasta en uber llegan a recoger sus órdenes para disfrutar en casa con familia.

¡Gracias a Tod@s porque tod@s lo hacemos posible #SoyPaella!

Un domingo se hace más agradable cuando en lugar de “debate” dedicas tu tiempo a disfrutar de la caída del sol… ese momento en que las horas bajan y se oculta el sol para dar paso a la luna en estas noches cálidas. Entonces te ataca el hambre y que mejor lugar para echar taquito que La Fragua en donde no importa de qué pidas tus tacos; pastor, costilla o bistec español, siempre que lo acompañes de una michelada tendrás oportunidad de platicar sobre tantos temas y disfrutar de la compañía que hace de un domingo normal un día extraordinario.

Al llegar a casa no podía quedarme con la curiosidad y empecé a ver el dichoso segundo debate de l@s candidat@s presidenciales y no hubo mejor arrullo para conciliar el sueño que un programa tan aburrido y sin propuesta que eso.

Así que a descansar rico y prepararse para esta semana que se verá interrumpida por la celebración del 1ro. de mayo como cada año.

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

Primera matehualense en obtener título universitario | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En enero de 1923 el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí se convertía en Universidad Autónoma de San Luis Potosí tratando de iniciar una nueva vida académica organizando sus actividades de manera autónoma y decidiendo su destino sin intervención del estado. Si bien, esos primeros pasos de vida autónoma no fueron fáciles y además fueran obstaculizados y postergados hasta la década de los cincuenta cuando puede decirse que la universidad adquiere su absoluta autonomía. Esa fecha queda registrada como el inicio de la hoy Universidad Autónoma de San Luis Potosí que continuaba el trabajo académico del Instituto Científico. Para entonces se empezaba a hacer común observar mujeres en sus aulas de estudios profesionales, su número no era tan abundante; aunque para entonces ya se habían titulado unas cuantas mujeres en la carrera de medicina y en leyes, como hemos tratado en anteriores entregas en esta columna.

Ante esta situación, la presencia de mujeres provenientes del interior del estado era más extraña aún

, por el esfuerzo que requería el trasladarse a la capital del estado para ingresar a realizar estudios, sobre todo de corte profesional. Con todo, las mujeres potosinas de los diversos municipios del estado comenzaron a tener presencia en las aulas universitarias.

De las primeras mujeres en ingresar a la recién “creada” Universidad Autónoma de San Luis Potosí sería la matehualense Sara Cárdenas Orozco que en 1923 ingresaba a la preparatoria de la Universidad potosina a cursar el bachillerato en ciencias biológicas con la intención de poder ingresar en su oportunidad a estudiar medicina en la misma universidad. De esta manera Sara Cárdenas se convertiría en la primera matehualense en ingresar a la universidad.

Sara Cárdenas, se convertía además en la primera matehualense en cursar cursos superiores de física, matemáticas y biología y la primera en cursar materias experimentales de ciencias. De esta forma trabajaría en el histórico Gabinete de Física que tengo bajo mi resguardo y que forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de San Luis Potosí.

Sus estudios preparatorios los realizaría de 1923 a 1926. Por entonces se cursaban en la preparatoria materias de aritmética y algebra, geometría plana, trigonometría rectilínea, física teórica, física experimental, cosmografía, nociones de mecánica, química general, química orgánica, nociones de mineralogía, geografía general, nociones de geología, botánica, histología, zoología, nociones de anatomía, fisiología humana, lógica, psicología moral, histología general, raíces griegas y latinas, dibujo, inglés , francés, literatura general y lengua castellana.

Los cuales aprobaría a satisfacción Sara Cárdenas. En 1926 ingresaba a estudiar medicina y cursaría hasta el quinto año de la carrera en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, para trasladarse a la ciudad de México y proseguir en la Escuela Nacional de Medicina la carrera de medicina en 1930. Realizó sus prácticas hospitalarias en el Hospital Civil “Dr. Miguel Otero” de San Luis Potosí y el internado en el Hospital General de la Ciudad de México, siendo ya estudiante de la Escuela Nacional de Medicina.

Sara Cárdenas Orozco nació en Matehuala, San Luis Potosí el 24 de octubre de 1903, sus padres eran comerciantes en Matehuala, y al parecer cambiarían su estancia a San Luis Potosí, con el fin de que sus hijos pudieran continuar estudios y posteriormente a la Ciudad de México.

Como muchas de sus compañeras médicas, perteneció a la Asociación de Médicas Mexicanas, asociación que fue impulsada por médicas potosinas.

Sara Cárdenas Orozco cursó y aprobó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y en la Escuela Nacional de Medicina las materias que cubrían íntegramente la carrera de médico cirujano, convirtiéndose, con toda seguridad, en la primera médica matehualense.

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Opinión