octubre 7, 2025

Conecta con nosotros

#4 Tiempos

Desdén por los artistas potosinos | Columna de Óscar Esquivel

Publicado hace

el

Desafinando

 

El malinchismo gubernamental… lo artificial es lo suyo

La humanidad espera siempre mostrar algo que lo haga inmortal, así los hombres esperan del arte el sentir que existe liberación justo cuando se sueltan los lazos fuera de la realidad. Con el arte encuentra felicidad, regocijo interno, de esta forma suelta su imaginación y enriquece sus fantasías que plasma en una pintura o una escultura, no digamos así, la música, el teatro y toda manifestación artística que haga de un hombre o una mujer sentir satisfecha con sus logros en el arte.

Los artistas dejan todo. En ocasiones distraen sus negocios, sus vidas ordinarias, se transportan a situaciones extraordinarias que los hacen ver como gente extraña. El artista pretende crear un orden mundial a través de su manifestación más profunda, encuentra la moral absoluta aun cuando en el mundo real se manifieste lo contrario.

Molière tenía una definición del arte y del artista muy singular, “no me neguéis que se experimenta un placer inefable actuando para personas capaces de sentir emoción del arte; que saben acoger con agrado las bellezas de una obra, que con su lisonjera aprobación, nos recompensan nuestro trabajo”.

Cuando Jean-Baptiste Poquelin, mejor conocido como Molière, dramaturgo, actor, poeta, francés, criticaba la manera que la sociedad veía y escuchaba el arte. Aun cuando era de familia acomodada, fue duramente criticado por casarse con una doncella 20 años menor que él, para entonces escribió la comedia “La escuela de mujeres”, crítica mordaz del comportamiento de la sociedad del siglo XVII, en donde expuso su pensar con ironía y, la farsa social a la que hoy llamamos “humor negro”. La obra, estrenada en 1662, se volvió toda una polémica donde le exigieron al Rey Luis XIV que la prohibiera, cosa que se negó. Gracias a ello, Molière obtuvo un gran éxito y escribió con gran tino:

“No puede haber mayor suplicio para un artista que producir arte para un público de ignorantes y padecer el juicio estúpido de un imbécil”.

En un mundo de artificialidad, del plástico, de la falsa creencia de la adoración por el “oro”, hoy al hombre pareciera que la naturaleza no existe. Se le tiene que presentar forzosamente algo artificial para que se interese. Prefiere el acuario que al mar, lo natural los desnuda, los avergüenza y se sienten desprotegidos. Hombres y mujeres que desdeñan el arte y la cultura por igual cubren sus cuerpos con ropas que en ocasiones ni les va, se peinan sin saber que pronto llegarán las canas y la caída del cabello. Para ello recurrirán a las pelucas artificiales o se tatuarán, digo, se maquillarán, para no absorber la crítica de otros por su naturalidad como una persona.
Para la gente artificial, material y carente de juicio por el arte, se observa mejor a la mujer si en ella brillan sus joyas. Miran ausentes los paisajes, no ven los colores, ni las colinas con su pastizales, mucho menos se sientan a observar un amanecer o atardecer de rojos profundos; Se prefiere la suntuosidad de los templos, mansiones residenciales de última generación, observar al poderoso cómo se enriquece y dilapida el dinero que no es suyo.

Prefiramos el arte desde la perspectiva de quien lo crea, aplaudamos al artista y démosle su lugar.

LA CIUDAD DE LOS MIL AÑOS.

Pueden ustedes imaginar en la mente de Adolfo Hitler construir la ciudad perfecta, la ciudad de los mil años del Tercer Reich. Una ciudad majestuosa con todo orden y urbanidad sería el gran legado del dictador. Pues bien, no se sabe por qué nuestros gobernantes potosinos desean emular a este personaje, a su manera, claro. Hitler pretendía con su conquista que las grandes obras universales fueran parte del acervo de los museos de Berlín, gratis, por supuesto.

Desde hace cuatro sexenios ha ocurrido en San Luis Potosí, iniciando con Silva Nieto, Marcelo De Los Santos, y ahora con Juan Manuel Carreras

, pretenden pasar a la historia importando artistas de otras latitudes. Si bien con merecido reconocimiento internacional, no son potosinos.

Silva Nieto, con su museo de escultura con el nombre y obra de Federico Silva, Marcelo con el Centro de la Cultura y las Artes y el museo del laberinto, Carreras con el museo Leonora Carrington. Los tres con la esperanza de pasar a la eternidad o por lo menos mil años, como grandes conocedores de arte, una cosa que sean coleccionistas y otra que establezcan un vínculo con la cultura y el arte de su estado (de Toranzo ni hablamos).

El museo Federico Silva, obra de millones de pesos se decía que era para el “deleite de los potosinos” y acercarlos a la escultura ¿dónde quedó eso? La obras de remodelación de la antigua penitenciaría del estado convertida en una gran escuela de diferentes disciplinas, es hoy un referente nacional al igual que las escuelas de arte del Instituto Potosino de Bellas Artes.

El Museo Leonora Carrington, con obras verdaderamente majestuosas, aportación que hizo el hijo de la artista, pero ¿quién era Leonora para San Luis? Amiga de Sir Edward James, constructor y mecenas e impulsor de Carrington, propietario de las surrealistas pozas de Xilitla donde Leonora varias de sus obras y lienzos en yeso.

De artistas reconocidos y grandes exposiciones se dan en los museos mencionados, pero ¿qué se ha hecho para los artistas locales? Nada. Nada es nada: promociones minúsculas porque nunca alcanza el dinero, apoyos mínimos, el desdén de los gobernantes por los artistas potosinos es evidente, del actual ni se diga, como parece Europeo.
Se ha propuesto en reiteradas ocasiones y por años la creación de la Pinacoteca de pintores potosinos, pero al ser como curiosidades a los artistas, gente rara, los pintores, escultores, grabadores, reconocidos nacional e internacionalmente, solo les queda mirar como pájaros en el nido sin comer.

El menosprecio por los artistas potosinos del gobierno actual, como ya es costumbre, en poquísimos eventos se les ve. Aun con boletos regalados y de primera fila en algún concierto de músicos potosinos. A menos que sea la banda de guerra del batallón de infantería del ejército asisten o si es que vienen artistas de otros lados, extranjeros de preferencia. A una exposición de escultura de potosinos, ni soñando va el doctor. Él se da tiempo para inaugurar la “Copa Gobernadores” de futbol, o eventos muy sociales. Solo para el arte lo piensa dos veces. Primero pide la asesoría de su doctor de cabecera y el secretario particular, porque de lo contrario manda al último de los niveles de gobierno, para que posteriormente le cuenten lo sucedido.

Toda una escuela de artistas están esperando un lugar donde sus obras sean exhibidas, almacenadas y resguardadas debidamente para patrimonio de todos. No puede la ignorancia, ni la falta de visión futura por escasa o nula cultura de los gobernantes en turno, ser motivo de desdén oficial hacia los artistas locales. Ellos a fin de cuentas son formadores de paz y armonía, un pueblo sin cultura es un pueblo violento y sin esperanza, hueco del alma sin incentivos por la vida.

Nos saludamos pronto

También lee: El poder en manos de cualquiera | Columna de Óscar Esquivel

#4 Tiempos

Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta

Publicado hace

el

Apuntes

Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.

Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.

Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.

Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.

En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.

Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir

. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.

No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.

Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.

Punto.

Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.

Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.

Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.

Yo soy Jorge Saldaña.

También lee: Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Publicado hace

el

EL CRONOPIO

 

En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.

Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.

Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.

El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.

Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.

Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México.

Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.

Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.

Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.

Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.

También lee: Manuel Nava, médico, humanista impulsor de la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

Publicado hace

el

APUNTES

 

Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?

La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?

Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.

Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.

¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.

Deme una salida, presidente…

— Ok.

Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú

… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.

—Ganamos.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

También lee: Gobierno y UASLP: sus enemigos se saborean los bigotes | Apuntes de Jorge Saldaña

Continuar leyendo

Opinión

Pautas y Redes de México S.A. de C.V.
Miguel de Cervantes Saavedra 140
Col. Polanco CP 78220
San Luis Potosí, S.L.P.
Teléfono 444 2440971

EL EQUIPO:

Director General
Jorge Francisco Saldaña Hernández

Director Administrativo
Luis Antonio Martínez Rivera

Directora Editorial
Ana G. Silva

Periodistas
Bernardo Vera

Sergio Aurelio Diaz Reyna

Diseño
Karlo Sayd Sauceda Ahumada

Productor
Fermin Saldaña Ocampo

 

 

 

Copyright ©, La Orquesta de Comunicaciones S.A. de C.V. Todos los Derechos Reservados