junio 3, 2025

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#4 Tiempos

¿Cuáles son los cuerpos que se poseen por la masculinidad? | Columna de Paul Ibarra

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masculinidad

Desde mi clóset

 

A lo largo de la historia, en la ciencia ha existido una frenética necesidad por comprobar la hipótesis sobre la diferencia sexual. Tras la premisa darwiniana que sentencia a las especies a reproducirse de manera irrestricta para trascender, la masculinidad incluyó esta característica en su estructura orgánica. La reproductividad humana es una suerte de subdispositivo de la sexualidad para construir sentido y relaciones de poder. El hombre se reproduce a través de la cópula, qué, como acto performativo (Butler, 1990) implica la intervención de un cuerpo. Así pues, la penetración es un acto de dominación que produce la masculinidad. Introducir el pene dentro de una cavidad carnal se vuelve entonces una posibilidad para producir una propiedad. De esta manera el hombre tiene un ámbito de trascendencia. Cada cavidad humana penetrada es un logro, una condecoración que ratifica la pertenencia a la masculinidad.

En la antigua Grecia, los jóvenes efebos eran sodomizados por sus maestros a razón de transmitir los saberes, los cuales sólo podrían trascender de esta manera. La escritura que reclamaba la propiedad del cuerpo, dotaba al efebo de un poder no merecido para las mujeres, quienes eran incapaces de retener a la episteme. Las mujeres podían aspirar solo a producir doxa inmanente. Por lo que la reproducción del conocimiento requería la irrupción de un cuerpo par, otro hombre.

La requisa de la masculinidad por los cuerpos femeninos y aquellos feminizados ha sido un fenómeno histórico. Requisar mujeres o cuerpos feminizados ha llevado a la hoy conocida cultura de la violación. Un hombre sabe que tomar un cuerpo, irrumpirlo, intervenirlo con el falo, es una necesidad de interés público. Es necesario para el patriarcado hacer decomisos legítimos. En su epístola, Melchor Ocampo dijo que las principales dotes sexuales del hombre son la fuerza y el valor, por lo que debe dar dirección a la mujer, y este es un mandato confiado por la sociedad para si. Por lo que la praxis sexual requerida para la reproducción traspasa las barreras biológicas que la fecundación trae consigo.

Al respecto, el hecho de violar corresponde a un actividad trascendente de lo masculino. La violación, además implica una revelación doble, por una parte desvela la fragilidad de un cuerpo y por el otro es un acto profano de un territorio respetable pero impropio. Un hombre sabe que a las prostitutas no se les viola, ya que son un territorio propio, por lo menos en instantes, se arrienda. El esposo no viola a “su mujer” ya que es un espacio adquirido. Un sacerdote considera poseer cuerpos de infantes ya que son un lugar inmanente, que por la gracia de dios puede ser ocupado, conquistado y hasta convertido.

La lucha de los feminismos por visibilizar las agresiones sexuales contra las mujeres ha permitido nombrar esta violencia. Entonces, se podría definir a la violación como el acto de infringir la norma sociopatriarcal que regula la posesión de los cuerpos. ¿A quien pertenecen los cuerpos de las mujeres? Ya sea el esposo, el padre o el estado, la escrituración de los cuerpos femeninos está dada per se. Por lo que el significado de la violación es más amplio que la provista en la mayor parte de las regulaciones estatales en materia penal. Violar, además del abuso sexual en una práctica no consensuada de contacto genital o en una cavidad provista para ser penetrada, implica una revelación y un acto profano que reafirma el carácter endeble del cuerpo poseído.

Entonces, ¿deberían ser las agresiones sexuales hacia otros hombres consideradas una violación? ¿Los hombres pueden ser violados por el hecho de ser hombres? ¿Qué implicaciones tiene para un varón, que se asume como tal, una agresión sexual que implica la revelación de la vulnerabilidad de un cuerpo masculino? La masculinidad por sí misma es invulnerable. Es fuerte y trasciende en la medida en que se realiza. El éxito de la masculinidad depende de la capacidad del cuerpo encarnado para producirla. La violación es un acto que invierte la masculinidad. ¿La agresión de un cuerpo masculino, por otro similar, es un acto profano? Afirmar que un hombre ha sido violado resulta en una enunciación falaz en esencia. Desde mi particular punto de vista, a un hombre no se le viola por el hecho de ser hombre, sino en la medida que el cuasi sujeto masculino percibe la posibilidad de ocupar un cuerpo que considera inferior, débil, es decir, femenino. Argüir que la violación niega la masculinidad en si misma tiene implicaciones pragmáticas que no forman parte de la propia constitución masculina.

El contrato masculino es irrenunciable, inalienable e intransferible. Además de tener un carácter indivisible, no tiene cláusulas que posibiliten la cesión. La única posibilidad para la cesión de la potestad masculina es la destrucción, la muerte. La masculinidad no es inmanencia, por lo que deja de trascender cuando se esfuma. La primera carta a los Corintios 11:4-5 a la letra dice: “El hombre deshonra a su cabeza si se cubre la cabeza mientras ora o profetiza. En cambio, la mujer deshonra a su cabeza si ora o profetiza sin cubrirse la cabeza.” El hombre no está subordinado sino a la masculinidad, es decir, responde solo a la divinidad que le dijo en el Génesis que era el centro de todo en la Tierra. Un hombre es deshonrado en la medida en que deja de serlo, o renuncia a serlo. En cambio, la mujer, bajo el yugo, sin la capacidad de poseer, es territorio en disputa.

Lo anterior no implica solo hacer un análisis metafísico que anquilose el devenir genérico-sexual. Por el contrario, busca facilitar la comprehensión del proceso de socialización del concepto violación. Es por ello que considero necesario la asunción de un nuevo verbo para describir los fenómenos que implican las agresiones sexuales de los cuerpos con roles sociales de sexo masculinos que se identifican como hombres y con anatomía del macho de la especie. Lo anterior si y solo si se intenta escindir la experiencia corpórea propia de la violación entendida como el acto profano de revelar la vulnerabilidad de un territorio impropio.

La experiencia de una agresión sexual derivará en un proceso diverso sí se rompe con la ontología de la violación. Que, enmarcada dentro del sistema performativo del género, refiere a la deshonra, profanación y revelación de un territorio ocupado. Territorio que venera al propietario, y que existe por la benevolencia generosa masculina, que, de manera abnegada da de sí todo a quien le defiende. Tierra anhelada que de forma irresponsable puede ser invadida sin previo aviso debido a su sacralidad. Dicho esto, vale la pena hacer un análisis sesudo que evite imbricaciones que diluyan las experiencias subjetivas de los cuerpos agredidos, acosados u hostigados sexualmente. La diferencia sexual que posibilita la reproductividad va más allá del hecho biológico de la fecundación, derivado de un proceso pragmático que comienza con la penetración. Al ser el sexo un producto del género, tiene un carácter discursivo polisémico que le permite ductilidad ampliada. 

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#4 Tiempos

Consideraciones sobre la amabilidad | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Tenía Víctor Hugo, el gran escritor francés, veintisiete años de edad cuando publicó, en 1829, El último día de un condenado, novela o largo relato en el que se pone a describir los pensamientos íntimos, las agitaciones interiores y los estados de ánimo que se apoderan de un hombre que pronto -muy pronto- va a tener que morir. La justicia ha señalado ya el día y la hora en que deberá tener lugar la ejecución; todo, pues, está listo…

Pero, no: ¡no todo está listo! Puede que lo esté el cadalso, puede que lo esté el verdugo, pero este hombre todavía no está listo. ¡Aún no sabe por qué debe morir! «Soy joven, estoy sano y fuerte –gime en el calabozo-. La sangre circula libremente por mis venas; todos mis miembros obedecen a todos mis caprichos; estoy robusto de cuerpo y de mente, preparado para una larga vida. Sí, todo esto es verdad; y, sin embargo, padezco una enfermedad, una enfermedad mortal, provocada por la mano del hombre».

Afuera, en la calle, todos ríen y se gozan: el calor del sol es bueno, la vida es bella. ¡Ah, tienen razón al mostrarse tan alegres! Para ellos hay futuro. ¿Cómo no sonreír cuando a la noche sigue el día, cuando se espera vivir muchas noches y muchos días? En cambio él… ¡Quizá no haya para él ni otra noche ni otro día!

Llama la atención, sin embargo, cómo es que este hombre se da cuenta de que no le queda mucho tiempo: ¡por la amabilidad del personal penitenciario! ¿De cuándo acá se mostraban tan amables estos monstruos de indiferencia? ¿De cuando acá? «El camarero de guardia acaba de entrar en mi calabozo, se quita el gorro, me saluda, pide perdón por molestarme y me pregunta, suavizando en lo posible su voz ruda, lo que deseo para el desayuno. Me entran escalofríos. ¿Será hoy?».

Es decir, ¿será hoy cuando tenga que ser ejecutado? Tanto refinamiento, tanta delicadeza le parecen francamente sospechosos. Hasta hace poco todos le hablaban a gritos, brutalmente, pero hoy se descubren la cabeza para saludarlo y hasta ejecutan ante él respetuosas reverencias. Sí, es posible que sea hoy. El condenado, entonces, se pone a temblar. Es que no era normal, no era normal en absoluto que…

Pero las cosas se complican todavía más cuando, de pronto, la reja del calabozo se abre y aparece en el marco de la puerta una figura pequeña, de largos bigotes negros, y amable hasta la falsedad. «Sí, es hoy –piensa el condenado al ver a este individuo ejecutando todas las ceremonias de la cortesía-. El mismo director de la prisión ha venido a visitarme. Me pregunta lo que me gustaría o podría serme de utilidad; incluso hasta expresó el deseo de que no tuviera quejas de él o de sus subordinados; se interesó por mi salud y por cómo había pasado la noche. ¡Al salir me llamó señor! ¡Sí, es hoy!».

Y admírese usted: los pensamientos del condenado resultaron ser ciertos; su intuición no lo engañó. Era hoy, precisamente cuando debía morir. No se equivocaba.

¿Por qué los humanos dejamos la amabilidad y la cortesía para el último momento? Al parecer, sólo los muertos –o los que están a punto de serlo- logran conmovernos. «¡Cómo admiramos a los maestros que ya no hablan y que tienen la boca llena de tierra! –exclama el personaje único de La caída

, el famoso monólogo de Albert Camus (1913-1960)-. El homenaje se les ofrece entonces con toda naturalidad, ese homenaje que, tal vez, ellos habían estado esperando que les rindiésemos durante toda su vida… Observe usted a mis vecinos, si por casualidad sobreviene un deceso en el edificio en el que usted vive. Los inquilinos dormían su vida insignificante y, de pronto, por ejemplo, muere el portero. Inmediatamente se despiertan, se agitan, se informan, se apiadan».

¡Los hombres sólo somos corteses con los muertos! He aquí lo que el Nóbel francés quiso decir. Pero no sólo lo dice él. He aquí, por ejemplo, lo que Máximo Gorki (1868-1936), el escritor ruso, escribió en su autobiografía: «¡Las misas de difuntos son las más bellas de toda la liturgia! ¡Hay en ellas ternura y piedad para los hombres! ¡Nuestros semejantes no compadecen sino a los muertos!».

Está bien, está bien, así es. Y, sin embargo –me digo-, he aquí un método para cultivar la cortesía: ver en el otro, ese que ahora está junto a mí, un condenado a muerte -¡que lo es, sólo que él no lo sabe, o lo ignora, o no quiere pensar en ello!- y tratarlo como si mañana ya no fuera a estar aquí; tratarlo, en una palabra, con las mismas atenciones que el carcelero dispensó al condenado a muerte en el relato de Víctor Hugo. ¡Ah, si nos viéramos como somos, es decir, como mortales, qué dulces seríamos en nuestras relaciones, y qué corteses!

Dice Aliosha a Lisa en Los hermanos Karamazov, la novela de Fiodor Dostoyevski (1821-1881): «Hay que tratar muy a menudo a las personas como si fueran niños, y a veces como si fueran enfermos». No está mal, no está del todo mal. ¿Con qué delicadeza no trataríamos a una persona si supiéramos que quizá hoy mismo va a morirse? ¿Y cómo estar seguros que no será hoy el día en que morirá? Por eso, más vale ser amables con él.

Otra cita más; ahora la he tomado de Sobre héroes y tumbas, la novela de Ernesto Sábato (1911-2011), el escritor argentino: «¿Sería uno tan duro con los seres humanos si se supiese la verdad que algún día se han de morir y que nada de lo que se les dijo se podrá ya rectificar?».

Todos los hombres son mortales, Juan es hombre, luego Juan es mortal. El silogismo nos sale bien; en el fondo, los hombres no somos tan ilógicos como parecemos a primera vista. Sólo que no siempre sacamos de nuestros razonamientos todas las consecuencias pertinentes al caso.

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#4 Tiempos

Se acabó el Clausura 2025 | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Llegó a su fin el torneo de la Liga MX con un nuevo campeón, el Toluca destronó al América y se sienta en la cima. Ahora es momento de hacer cuentas, de esas que sirven para alimentar la estadística.

En total, en el Clausura 2025, se jugaron 170 partidos: 153 de temporada regular y 17 de liguilla.

En la jornada 9 se dio el resultado más abultado del campeonato, un 5-0 que le propinó Toluca a Querétaro en la bombonera. En contraparte, 12 partidos terminaron con un empate a 0, incluyendo el partido de ida de la final entre América y Toluca.

El equipo más goleador fue Toluca, con 51 tantos entre torneo regular y liguilla, a diferencia de Querétaro que fue el que menos anotó con tan solo 10 en toda la fase regular.

Algunos de los récords que se rompieron en este Clausura 2025 destacan al Toluca anotando 5 goles en dos partidos, primero ante Querétaro en la jornada 9 y después frente a Necaxa en la jornada 11.

Jhon Kennedy de Pachuca logró anotar en cuatro partidos consecutivos en casa, alcanzando a Edwin Cardona en 2019.

Atlas logró una remontada 4-3 después de ir perdiendo 0-3 ante Tijuana, algo que igualó a América en 2016 ante Cruz Azul, por cierto, este partido entre Atlas y Tijuana fue uno de los dos con más anotaciones del torneo.

Para cerrar con los números, el promedio de asistencia a los partidos fue de 23,783, mientras que la mejor asistencia fue el partido entre Monterrey y San Luis, en la jornada 8, con 50,023 aficionados, esto gracias a la expectativa del debut de Sergio Ramos. Del otro lado, el partido con menos asistentes fue el Pumas vs Mazatlán con tan solo 8,845 espectadores, esto provocado por jugar al mismo tiempo que se llevaba a cabo el Super Bowl 59.

Por último, en temas financieros, se presume que el campeón del futbol mexicano recibe aproximadamente 78 millones de pesos más la clasificación a la Copa de campeones de Concacaf y un considerable aumento en los bonos de patrocinadores tanto propios como de la liga.

Se fue un torneo, y aunque todavía quedan por lo menos dos partidos más que interesan a los aficionados locales (Cruz Azul vs Vancouver y América vs LAFC), la liga llegó a su fin y por ahora vivimos la emoción del futbol de estufa, hagan sus apuestas y esperemos que el próximo torneo vuelva a emocionar.

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#4 Tiempos

Micrometría y la paz del espíritu en la Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Braulio Gutiérrez Medina es un investigador del Instituto Potosino de Ciencia y Tecnología, IPICyT, que realiza trabajo de investigación en biofísica, biomateriales bionanotecnología, siendo especialista en técnicas de Microscopia óptica, que incluyen herramientas de pinzas ópticas y fluorescencia.

Sobre estos temas estará participando con una plática en La Ciencia en el Bar que ha titulado, La Micrometría y la Paz del Espíritu; sugerente título que nos remite a asuntos de medición en sistemas biológicos los cuales tienen tamaños micrométricos y nanométricos y en los que se requiere para su estudio de mediciones de microscopía con luz para muy pequeños tamaños.

La charla se llevará a cabo el jueves 29 de mayo a las ocho de la tarde noche en La Cervecería San Luis, ubicada en la Calzada de Guadalupe número 326, con entrada libre. La charla forma parte del ciclo treinta y nueve de esta serie que corresponde a diecinueve años de actividades. La Ciencia en el Bar es un programa pionero en el país y ha sido replicado en varias partes del país, generando escenarios de interacción entre la comunidad científica nacional y el gran público.

Este jueves, es una buena oportunidad para escuchar al Dr. Braulio Gutiérrez y conocer parte de su trabajo de investigación que realiza en el IPICyT. El Dr. Braulio Gutiérrez es un físico egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1997 y realizó sus estudios de doctorado en Física en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos en 2004 y un Posdoctorado en Biofísica en la Universidad de Stanford en 2009. Ha recibido los premios Jorge Lomnitz Adler 2018 del Instituto de Física-UNAM y Academia Mexicana de Ciencias en el 2018, y el premio George E. Brown, Jr. UC MEXUS en 2010. Cuenta con un par de patentes, entre ellas método para obtener imágenes tridimensionales usando un microscopio de campo brillante otorgado en 2021.

Con la técnica de pinzas ópticas que ha desarrollado el Dr. Braulio Gutiérrez, ha logrado entender un poco más el funcionamiento de pequeñas proteínas de las células, llamadas motores moleculares, que funcionan como mensajeros al interior de la célula.

En una entrevista que concedió el Dr. Gutiérrez detalló el desarrollo de sus pinzas ópticas: “Construimos un instrumento de pinzas ópticas, que se basa en un microscopio óptico con el cual podemos observar muestras biológicas y micropartículas. Un microscopio óptico utiliza lentes para formar una imagen amplificada de la muestra de interés. La lente más importante del microscopio es el objetivo que se encuentra inmediato a la muestra. Al microscopio le acoplamos un haz láser que hacemos pasar a través del lente objetivo, con lo cual logramos tener el láser enfocado sobre la muestra. Este láser es el que captura y manipula nano-objetos como las proteínas llamadas cinesinas”.

Por lo regular las charlas de La Ciencia en el Bar se realizan en día miércoles, en esta ocasión se realizará el jueves que es día 29 de mayo. Los esperamos este jueves a las ocho de la noche en La Cervecería San Luis y disfrutar la charla del Dr. Braulio Gutiérrez sobre Micrometría y la Paz del Espíritu.

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Opinión

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