#4 Tiempos
¿Cuáles son los cuerpos que se poseen por la masculinidad? | Columna de Paul Ibarra
Desde mi clóset
A lo largo de la historia, en la ciencia ha existido una frenética necesidad por comprobar la hipótesis sobre la diferencia sexual. Tras la premisa darwiniana que sentencia a las especies a reproducirse de manera irrestricta para trascender, la masculinidad incluyó esta característica en su estructura orgánica. La reproductividad humana es una suerte de subdispositivo de la sexualidad para construir sentido y relaciones de poder. El hombre se reproduce a través de la cópula, qué, como acto performativo (Butler, 1990) implica la intervención de un cuerpo. Así pues, la penetración es un acto de dominación que produce la masculinidad. Introducir el pene dentro de una cavidad carnal se vuelve entonces una posibilidad para producir una propiedad. De esta manera el hombre tiene un ámbito de trascendencia. Cada cavidad humana penetrada es un logro, una condecoración que ratifica la pertenencia a la masculinidad.
En la antigua Grecia, los jóvenes efebos eran sodomizados por sus maestros a razón de transmitir los saberes, los cuales sólo podrían trascender de esta manera. La escritura que reclamaba la propiedad del cuerpo, dotaba al efebo de un poder no merecido para las mujeres, quienes eran incapaces de retener a la episteme. Las mujeres podían aspirar solo a producir doxa inmanente. Por lo que la reproducción del conocimiento requería la irrupción de un cuerpo par, otro hombre.
La requisa de la masculinidad por los cuerpos femeninos y aquellos feminizados ha sido un fenómeno histórico. Requisar mujeres o cuerpos feminizados ha llevado a la hoy conocida cultura de la violación. Un hombre sabe que tomar un cuerpo, irrumpirlo, intervenirlo con el falo, es una necesidad de interés público. Es necesario para el patriarcado hacer decomisos legítimos. En su epístola, Melchor Ocampo dijo que las principales dotes sexuales del hombre son la fuerza y el valor, por lo que debe dar dirección a la mujer, y este es un mandato confiado por la sociedad para si. Por lo que la praxis sexual requerida para la reproducción traspasa las barreras biológicas que la fecundación trae consigo.
Al respecto, el hecho de violar corresponde a un actividad trascendente de lo masculino. La violación, además implica una revelación doble, por una parte desvela la fragilidad de un cuerpo y por el otro es un acto profano de un territorio respetable pero impropio. Un hombre sabe que a las prostitutas no se les viola, ya que son un territorio propio, por lo menos en instantes, se arrienda. El esposo no viola a “su mujer” ya que es un espacio adquirido. Un sacerdote considera poseer cuerpos de infantes ya que son un lugar inmanente, que por la gracia de dios puede ser ocupado, conquistado y hasta convertido.
La lucha de los feminismos por visibilizar las agresiones sexuales contra las mujeres ha permitido nombrar esta violencia. Entonces, se podría definir a la violación como el acto de infringir la norma sociopatriarcal que regula la posesión de los cuerpos. ¿A quien pertenecen los cuerpos de las mujeres? Ya sea el esposo, el padre o el estado, la escrituración de los cuerpos femeninos está dada per se. Por lo que el significado de la violación es más amplio que la provista en la mayor parte de las regulaciones estatales en materia penal. Violar, además del abuso sexual en una práctica no consensuada de contacto genital o en una cavidad provista para ser penetrada, implica una revelación y un acto profano que reafirma el carácter endeble del cuerpo poseído.
Entonces, ¿deberían ser las agresiones sexuales hacia otros hombres consideradas una violación? ¿Los hombres pueden ser violados por el hecho de ser hombres? ¿Qué implicaciones tiene para un varón, que se asume como tal, una agresión sexual que implica la revelación de la vulnerabilidad de un cuerpo masculino? La masculinidad por sí misma es invulnerable. Es fuerte y trasciende en la medida en que se realiza. El éxito de la masculinidad depende de la capacidad del cuerpo encarnado para producirla. La violación es un acto que invierte la masculinidad. ¿La agresión de un cuerpo masculino, por otro similar, es un acto profano? Afirmar que un hombre ha sido violado resulta en una enunciación falaz en esencia. Desde mi particular punto de vista, a un hombre no se le viola por el hecho de ser hombre, sino en la medida que el cuasi sujeto masculino percibe la posibilidad de ocupar un cuerpo que considera inferior, débil, es decir, femenino. Argüir que la violación niega la masculinidad en si misma tiene implicaciones pragmáticas que no forman parte de la propia constitución masculina.
El contrato masculino es irrenunciable, inalienable e intransferible. Además de tener un carácter indivisible, no tiene cláusulas que posibiliten la cesión. La única posibilidad para la cesión de la potestad masculina es la destrucción, la muerte. La masculinidad no es inmanencia, por lo que deja de trascender cuando se esfuma. La primera carta a los Corintios 11:4-5 a la letra dice: “El hombre deshonra a su cabeza si se cubre la cabeza mientras ora o profetiza. En cambio, la mujer deshonra a su cabeza si ora o profetiza sin cubrirse la cabeza.” El hombre no está subordinado sino a la masculinidad, es decir, responde solo a la divinidad que le dijo en el Génesis que era el centro de todo en la Tierra. Un hombre es deshonrado en la medida en que deja de serlo, o renuncia a serlo. En cambio, la mujer, bajo el yugo, sin la capacidad de poseer, es territorio en disputa.
Lo anterior no implica solo hacer un análisis metafísico que anquilose el devenir genérico-sexual. Por el contrario, busca facilitar la comprehensión del proceso de socialización del concepto violación. Es por ello que considero necesario la asunción de un nuevo verbo para describir los fenómenos que implican las agresiones sexuales de los cuerpos con roles sociales de sexo masculinos que se identifican como hombres y con anatomía del macho de la especie. Lo anterior si y solo si se intenta escindir la experiencia corpórea propia de la violación entendida como el acto profano de revelar la vulnerabilidad de un territorio impropio.
La experiencia de una agresión sexual derivará en un proceso diverso sí se rompe con la ontología de la violación. Que, enmarcada dentro del sistema performativo del género, refiere a la deshonra, profanación y revelación de un territorio ocupado. Territorio que venera al propietario, y que existe por la benevolencia generosa masculina, que, de manera abnegada da de sí todo a quien le defiende. Tierra anhelada que de forma irresponsable puede ser invadida sin previo aviso debido a su sacralidad. Dicho esto, vale la pena hacer un análisis sesudo que evite imbricaciones que diluyan las experiencias subjetivas de los cuerpos agredidos, acosados u hostigados sexualmente. La diferencia sexual que posibilita la reproductividad va más allá del hecho biológico de la fecundación, derivado de un proceso pragmático que comienza con la penetración. Al ser el sexo un producto del género, tiene un carácter discursivo polisémico que le permite ductilidad ampliada.
También recomendamos: Los cuerpos en la era digital | Columna de Paul Ibarra Collazo
#4 Tiempos
Agua, territorio y sociedad, el tema del mes de La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Continúa el ciclo número cuarenta de La Ciencia en el Bar, que está por cumplir cuarenta años de actividades siendo el programa de este tipo, pionero en nuestro país y que fue establecido para festejar los cincuenta años de la Física en San Luis que ahora llegará a los setenta.
En este ciclo conmemorativo toca el turno a la Dra. Azalea Judith Ortiz Rodríguez que abordará el tema, Agua, Territorio y Sociedad: construyendo puentes entre la ciencia y la gente a través de la conectividad; tema por demás interesante e importante pues aborda el problema del agua, sustancia vital para la vida y el desarrollo de nuestras sociedades.
En anteriores sesiones de La Ciencia en el Bar, se ha tratado este tema y ahora la Dra. Ortiz nos presentará nuevos aportes a esta problemática donde la participación ciudadana es de vital importancia en esa liga con los especialistas a fin de resolver los grandes problemas sociales asociados a el agua, incluyendo los aspectos territoriales. La sesión de hace diez años que consistió en una mesa redonda con el tema de agua, leyes y derechos, puede consultarse en mi canal de youtube:
La charla se llevará a cabo este miércoles 29 de octubre en punto de las ocho de la noche en la Cervecería San Luis, ubicada en Calzada de Guadalupe número 326, la entrada es gratuita y no hay obligación de consumo; es un escenario informal de convivencia entre el gran público y la comunidad científica potosina que aporta y pone a discusión sus resultados científicos en aras de formar mejores sociedades.
La formación de la Dra. Azalea Judith Ortiz Rodríguez ha sido muy variada, realizó una licenciatura en Geografía titulándose en 2010, posteriormente la maestría en ciencias en Geología Aplicada (2012) y, finalmente su doctorado en el programa institucional de la UASLP en ingeniería y ciencias de materiales graduándose en 2017.
Tuvo una estancia posdoctoral en el Instituto de Investigación en Zonas Desérticas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí de 2020 a 2024, donde se enfocó en cuestiones de la conectividad hidrológica en varios contextos ambientales, publicando sus resultados en revistas especializadas en cuestiones hídricas. El tema del que nos hablará es justamente lo que trabajó en el Instituto de Zonas Desérticas bajo la dirección del Dr. Carlos Alfonso Muñoz Robles.Ha colaborado en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México y en el campus Juriquilla en Querétaro de la misma universidad. Es una joven científica formada en los programas universitarios de la UASLP y formada como investigadora en el programa de Ingeniería y Ciencias de Materiales que es uno de los más importantes programas de formación científica de la UASLP que reúne a un buen número de dependencias universitarias dedicadas a la investigación científica y donde participan grupos de investigación en diversas áreas del conocimiento. En este programa que está cumpliendo veinte años, han egresado más de doscientos investigadores con el grado de doctor, entre los que se encuentra la Dra. Azalea Judith Ortiz Rodríguez.
Los invitamos este miércoles 29 de octubre en la Cervecería San Luis a escuchar la charla sobre agua en el tema de conectividad hídrica, que nos presentará la Dra. Judith Ortiz.
También lee: Tradición potosina en Altas Energías, reconocimiento a Jürgen Engelfried | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
La seriedad y la risa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
Un amigo mío, ejecutivo de cierta importancia, tan pronto como llega a su oficina arquea las cejas, se compone la corbata y adopta una pose tan autoritaria que a uno le dan ganas de obedecerle en todo. ¡Dios mío, qué transmutación de un minuto a otro y de una puerta a la siguiente! ¡Pero si apenas hace cinco minutos venía en su auto contando chistes rojos! Cuando se apeó del automóvil aún sonreía, pero apenas entró en el edificio adoptó un tono tan cadavérico y malhumorado que ya sólo verlo daba miedo. ¿Estoy ante uno de esos que los psicólogos llaman ciclotímicos?, me preguntaba yo lleno de asombro, pues no me explicaba cómo se podía pasar de un estado de ánimo a su contrario de manera tan radical y, sobre todo, en tan corto tiempo.
-Señorita –dijo mi amigo apretando un botón y levantando una bocina-, ayer por la tarde le pedí que revisara el expediente X. ¿Lo hizo usted?
La señorita tartamudeaba en la lejanía, presa de un pánico feroz.
-Sí, sí, lo he hecho. ¿Quiere usted revisarlo, licenciado?
Yo miraba a mi amigo como preguntándole: «¿Eres tú? ¿De veras eres tú?». Pero él hizo como que no entendió mi pregunta, y en eso la secretaria anunció la llegada del famoso y temido expediente X.
Entonces recordé lo que, según dicen, aconsejó una vez Anaximandro el filósofo a Pericles el político: «Acuérdate de lo que te digo: para seguir en el poder hay que ser serios». Y sonreí con cierta malicia, como entendiendo por fin de qué iba la cosa. Pero, ¿había leído mi amigo a los filósofos griegos?
Lo dudo. Ya el Memín Pinguín hubiera sido demasiado para él. Y esto lo digo no en plan de mofa, sino ateniéndome a lo que él mismo me dijo un día, a saber: que el único libro que había leído en su vida, y de eso hacía ya muchos años, era el instructivo de una cámara Nikon que acababa de comprar en aquel entonces; pero, de ahí en fuera, nada más…
–Es apasionante leer los instructivos y a la vez muy divertido –me dijo aquella vez-. Pero, ¿quién lee ya estas obras maestras de la concisión? ¡Es la literatura más olvidada de todas! No miento si te digo que mi modesta biblioteca personal, si puedo llamarla así, está formada sólo por esos instructivos o manuales de uso que la gente desecha con desconsiderada facilidad. ¡Tengo más de cien! Algún día leeré los noventa y nueve que me faltan.
¿Bromeaba mi amigo diciéndome estas cosas? Pero no, no bromeaba: recordemos que estaba en su oficina y que él, allí, no se habría permitido ni la sonrisa más discreta.
Pero ahora hablemos de una mujer a la que conozco. En su juventud fue algo hermosa, según pude verlo en viejas fotografías conservadas con devoción por ella misma en un álbum que, de tan pesado, nadie aceptaría cargar durante cinco minutos seguidos. Sí, digamos que fue bella. Pero cometió en su juventud el error de hacer caso a una amiga suya del colegio que le dijo un día:
-No permitas que tu hermosura se estropee. Evita, sobre todo, las patas de gallo.
-¿Y cómo las he de evitar? –preguntó ella, pues realmente le quitaban el sueño todas estas cosas.
-No rías. Y, si puedes, evita también las sonrisas. ¡Estropean el rostro como no tienes una idea! Lo arrugan, lo ajan, lo deforman.
¡Lo mismo pensaba aquel monje amargado de El nombre de la rosa!: «La risa sacude el cuerpo, deforma los rasgos de la cara y hace que el hombre parezca un mono».
Desde entonces aquella mujer ya nunca rió, conformándose, para manifestar su alegría, con estirar la boca y hacer una mueca, cual si estuviera ante un espejo comprobando que no se le ha quedado nada entre los dientes después de haber comido. ¿Sonreír de veras? No, gracias. Debo cuidarme de las patas de gallo.
Y así podría contra infinidad de historias más; baste por el momento con decir que, si bien la sonrisa tiene enemigos, yo preferiría mil veces que nadie me obedeciera y todo se me arrugara, a andar por la vida mostrando una horripilante cara de tabla.
Escribió el padre Auguste Valensin en su diario (anotación del 10 de mayo de 1937): «No sentir miedo de Jesús, no sentir miedo de mi Padre. Me imagino a Jesús con sus apóstoles. Llega a la orilla del lago donde los niños juegan. Y, al verlo, huyen los niños. Una madre le trae a su niñito de seis años y el pequeñín, aterrorizado, se agarra a las faldas de su madre, grita, quiere escaparse de allí. ¡Lo contrario de lo que sabemos que ocurría! Y me pregunto: ¿qué sentimientos hubiera experimentado Jesús? ¡Es tan doloroso darse cuenta de que se infunde miedo! Y todavía el miedo de un niño no puede realmente entristecernos porque es irrazonado, pero Jesús, que vino por amar a los hombres y fue todo amor para ellos, si hubiera visto a los que se acercaban a Él y a quienes ofrecía su afecto retirarse muertos de miedo; si hubiera visto a sus apóstoles tratarle como un maestro severo, mientras que Él se mostraba para con ellos indulgente y suave; si hubiera visto que los pecadores evitaban incluso por respeto su presencia, ¡qué pena hubiera experimentado!».
Jesús debió sonreír, y muy a menudo; debió ser incluso un maestro en el arte de la sonrisa, pues de no haber sido así, ¿por qué iban los niños a correr a abrazarlo espontáneamente, como sabemos que lo hacían? Somos más bien nosotros, sus discípulos, quienes hemos caído a veces en la tentación de la seriedad. ¡Como si por parecer serios nuestros enemigos fueran a respetarnos más! Quizá sea demasiado injusto al decir esto, pero un cristiano que infunde miedo –sea cual fuere su trabajo en la viña del Señor-, aún no ha podido ser cristiano más que a medias.
¿O me equivoco, estimado lector?
También lee: Monólogo del profesor | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
#4 Tiempos
De CU a mantener el vuelo | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
El miércoles pasado, San Luis se metió al Olímpico Universitario con una misión que parecía cuesta arriba. No solo enfrentaba a un Pumas que venía sólido en casa, sino también a sus propios fantasmas: los de la irregularidad, los de las derrotas que llegan cuando mejor se juega, los de las oportunidades que se escapan entre los dedos. Pero esta vez fue distinto. San Luis ganó con autoridad, con orden, con un fútbol maduro que pocas veces le habíamos visto.
El 0-1 en Ciudad Universitaria no fue casualidad. Fue el reflejo de un equipo que, por fin, entendió cómo competir en escenarios grandes. San Luis supo cuándo presionar, cuándo replegarse, cuándo hacer daño. No se desesperó, no se partió, y sobre todo, no perdió la concentración cuando Pumas quiso despertar. Ese temple, tan ausente en otras jornadas, fue la verdadera victoria de la noche.
Esa actuación le devolvió el alma a un grupo que venía entre dudas. Y también reavivó la ilusión de una afición que, aunque exigente, sigue esperando ese golpe de autoridad que confirme que este proyecto puede trascender. Porque lo del miércoles no fue solo un triunfo más en el calendario: fue una declaración de intenciones.
Ahora viene lo más difícil, mantener el vuelo. Este domingo, en el Alfonso Lastras, el Atlético de San Luis recibe a Necaxa, y la exigencia será enorme. No hay mejor momento para demostrar madurez que justo después de una victoria grande. Ganar en CU fue una proeza; ganar en casa, jugando bien y con convicción, sería confirmar que este equipo va en serio.
Necaxa no es un rival cómodo. Es uno de esos equipos que no necesita brillar para complicarte la noche. Sabe esperar, sabe morder en la presión alta y tiene la capacidad de castigar errores puntuales. San Luis deberá ser paciente, no caer en la trampa de la desesperación y, sobre todo, mantener la intensidad de principio a fin. Si el equipo logra imponer su ritmo desde el arranque, tendrá mucho camino recorrido.
El cuerpo técnico también enfrenta un reto importante. Después del esfuerzo en CU, habrá que administrar energías, rotar inteligentemente y evitar el exceso de confianza. Porque si algo ha caracterizado a San Luis este torneo, es que cuando baja un poco la guardia, el golpe llega rápido. La victoria del miércoles solo tendrá valor real si se respalda con un buen resultado el domingo.
En el plano anímico, el grupo parece haber recuperado algo vital, el orgullo.
Durante semanas se vio a un San Luis que jugaba bien, pero sin convicción. En CU hubo otra cara, una que pelea cada balón, que se ordena en bloque y que no teme al rival, sea cual sea su nombre. Esa versión es la que debe presentarse ante Necaxa.El Lastras jugará su papel. Después de un triunfo así, la gente volverá con ganas, con ilusión, pero también con exigencia. El público potosino ya no se conforma con “haber competido bien”. Quiere resultados, quiere consistencia. Y tiene razón, este plantel ha demostrado que puede hacerlo.
Además, los números comienzan a sonreír. Con el triunfo del miércoles, San Luis se metió de nuevo a la conversación por el play-in, y depende de sí mismo para mantenerse ahí. Una victoria más lo consolidaría en zona de clasificación y le permitiría encarar el cierre del torneo con un aire distinto. El margen de error sigue siendo corto, pero las sensaciones por primera vez son positivas.
El Atlético de San Luis ha dado un paso importante, pero todavía no puede detenerse a celebrar. Lo que viene es el examen de la madurez futbolística: sostener la intensidad, mantener la concentración y convertir las buenas actuaciones en una costumbre.
Este domingo, el equipo tiene la oportunidad de confirmar que no fue casualidad, que lo de CU fue el inicio de una nueva etapa. Ganarle a Necaxa sería más que un triunfo, sería la señal de que San Luis, por fin, ha aprendido a ganar seguido.
Porque el fútbol no premia al que brilla un día, sino al que resiste toda una temporada. Y si este grupo logra mantener ese temple y esa convicción, el play-in podría dejar de ser un sueño para convertirse en la consecuencia lógica de un equipo que, tarde pero seguro, está aprendiendo a jugar como los grandes.
También lee: Esta noche, la última carta en el Lastras | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
-
Destacadas1 año
Con 4 meses trabajando, jefa de control de abasto del IMSS se va de vacaciones a Jerusalén, echando mentiras
-
Ciudad3 años
¿Cuándo abrirá The Park en SLP y qué tiendas tendrá?
-
Ciudad4 años
Tornillo Vázquez, la joven estrella del rap potosino
-
Destacadas4 años
“SLP pasaría a semáforo rojo este viernes”: Andreu Comas
-
Estado2 años
A partir de enero de 2024 ya no se cobrarán estacionamientos de centros comerciales
-
Ciudad3 años
Crudo, el club secreto oculto en el Centro Histórico de SLP
-
#4 Tiempos3 años
La disputa por el triángulo dorado de SLP | Columna de Luis Moreno
-
Destacadas3 años
SLP podría volver en enero a clases online












