diciembre 10, 2023

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#Si Sostenido

#ConfíaleUnHijoAlSacerdoteChallenge | Columna de Daniel Tristán

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sacerdote

LaguNotas mentales

 

“Fe significa no querer saber la verdad”
Friedrich Nietzche.

Antes de comenzar me gustaría advertir que pretendo hacer uso de esta columna para expresar las ideas sin tapujos ni pelos en la lengua. Estoy seguro de que voy a tocar algunas fibras sensibles por lo cual lo invito a hacer uso de su libertad y dejar de leer si estas líneas lo ofenden. Es momento de que digamos las cosas como son y nos dejemos de los cuentos de la abejita y la flor. No hay nada que confunda más que no llamar a las cosas por su nombre. Me gustaría también dejar en claro que no pretendo poner en tela de juicio la fe de nadie, ni sus creencias ni ideales religiosos. Aclarado esto podemos continuar si es usted gustoso de seguir leyendo.

Resulta que, para bien o para mal, estamos viviendo tiempos en los que el individuo busca a toda costa el sentido de pertenencia y la aceptación. Si nos tomamos el tiempo de observar un poco nuestro entorno podemos darnos cuenta de que a pesar de que somos seres con un cierto intelecto, a final de cuentas estamos profundamente dominados por nuestro instinto animal. He llegado a la conclusión de que la totalidad de los comportamientos y conductas del ser humano desembocan en un fin único: la reproducción. Si usted observa a su alrededor caerá en cuenta de que cada acción, decisión y movimiento del ser humano es encaminado de manera inconsciente hacia ese fin.

Buscamos tener un buen empleo para tener un buen sueldo, mismo que nos dará un cierto status y la oportunidad de tener una casa linda y varios ceros en nuestra cuenta de banco para lograr ser lo que la gente llama “un buen partido”. Los buenos partidos sobresalen de entre todos los malos partidos, es en los buenos partidos en los que los demás se fijan y es con los buenos partidos con los que la gente busca tener una cita. Ya en una cita ambas personas buscarán usar ropa atractiva, oler bien y dar su mejor ángulo durante la charla. Todas estas acciones los acercan poco a poco a romper el hielo y dar paso a la recompensa deseada. Tal vez primero un beso, después seguramente el coito.

Insisto, todo esto lo hacemos muchas veces de manera inconsciente. Pero si nos tomamos el tiempo de analizarnos nos daremos cuenta de que es así como funcionamos las 24 horas del día. Queremos el mejor celular, muchos seguidores en nuestras redes sociales, dinero, reconocimiento, estética en nuestra persona. Todo para resaltar del resto de la gente y convertirnos en objeto de deseo. Está en nuestra naturaleza, todas estas conductas lo único que buscan es la preservación de la especie. Si no atraemos a la pareja deseada jamás habrá acercamiento, si no hay acercamiento no hay coito y si no hay coito simple y sencillamente sería inevitable la extinción de la raza humana.

Dejando en claro que este comportamiento es natural en el ser humano podemos dar por entendido que el comportamiento reproductivo es, de igual manera, algo normal en nuestra especie (y en todas las demás). Ahora bien, muchas personas se preguntan por qué es que el macho humano tiende a tener líbido más elevado que las hembras humanas, por qué el macho está pensando todo el tiempo en sexo y por qué les resulta casi imposible contener el deseo sexual. Pues bien, permítame explicarle. Resulta que el macho produce semen, mismo que se acumula y, al igual que una jarra que se llena de agua, tarde o temprano se tiene que derramar. Se trata de una necesidad fisiológica, una necesidad de sentido común. El recipiente se llena y debe vaciarse, punto

. Ojo, no justifico con esta idea la promiscuidad o la infidelidad del macho, no justifico tampoco esa conducta de darle a lo que se mueva. Simple y sencillamente digo que por cuestión de lógica el cuerpo no puede almacenar semen eternamente. Los métodos y los modos de expulsarlo pueden variar, sin necesariamente convertirse en un cerdo promiscuo y violador.

Ahora bien, en este punto estamos todos de acuerdo en esta idea. El problema viene cuando a alguien se le ocurre ir contra natura y pretende vendernos el cuento de que en nuestra sociedad existen unos seres que tienen prohibido el coito con cualquier otro ser humano, que para poder servir a sus fines e intereses deben reprimir su líbido, enterrar su deseo sexual y, en pocas palabras, mantener la llave abierta eternamente pero no permitir que el agua se derrame de la bañera, ni una sola gota. Vaya, sin rodeos, esos seres deben mantener el semen en sus testículos, punto. Así es, me refiero a los sacerdotes.

Estará de acuerdo conmigo, mi estimado lector, que no hay peor infortunio para un macho de la especie que usted quiera y mande que renunciar a liberar el semen de su cuerpo. No coito, no masturbación, no nada de nada. Seguramente está pensando lo mismo que yo, es simple y sencillamente imposible. No es de extrañar entonces que por décadas, y me atrevería a decir que incluso desde el inicio de la iglesia como institución, el abuso sexual por parte de sacerdotes hacia monaguillos, monjas, y cuanto ser vivo se les atraviese sea una práctica de lo más común. Está de más decir que repudio absolutamente este tipo de conducta, pero hasta cierto punto se me hace lógico. Ya lo dice el viejo refrán: A mayor prohibición mayor perversión.

Es así de sencillo, no puedo más que sentir lástima al ver la represión a la que los sacerdotes son sometidos para ser validados como elementos dignos de pertenecer a la iglesia. Se trata entonces de un asunto de sentido común, dejar a un niño al cuidado de un sacerdote es dejar al pequeño ratón encerrado en la jaula del gato gordo y hambriento, es darle la llave de su casa al más infame de los ladrones, es dejar a solas a un alcohólico en una cantina. Es una tristeza ver cómo estos hombres, en su afán de acercarse a Dios son víctimas de una imposición antinatural que hace que se les enreden los pies con una soga y más que acercarlos a la espiritualidad termina alejándolos de ella. Resulta igual de triste que aquél pobre hombre que sufre de obesidad, y al intentar desesperadamente perder peso es víctima de las dietas milagrosas que, en lugar de ayudarle lo dejan doblemente obeso a causa del rebote.

Ahora que sin pelos en la lengua entendemos que estos pobres hombres de fe están condenados a la tortura de las “blue balls” eternas, ahora que entendemos que el deseo sexual de estos infortunados es una bomba de tiempo, una auténtica olla express. Ahora que nos encontramos en tiempos de búsqueda de pertenencia en los que los retos en Internet determinan muchos de los comportamientos de la sociedad hambrienta de encajar en determinados grupos, ahora, justo ahora me atrevo a preguntarle: ¿Le entraría usted al #ConfíaleUnHijoAlSacerdoteChallenge?

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#4 Tiempos

Xantolo 2023, viejos dilemas a nuevas tradiciones | Columna de León García Lam

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Hace un año me llamaron para una entrevista por MG Radio. Jesús Aguilar me preguntó acerca de la importancia cultural del Xantolo, sin embargo sus preguntas poco me permitieron responder lo que con sinceridad pienso. Por ello, un año más tarde, escribo esta columna, para preguntarme y responderme lo que considero que debe ser preguntado y respondido acerca del famoso Xantolo.

 

Pregunta número 1: ¿Qué es el Xantolo y por qué se le considera tradición de San Luis Potosí?

No existe una tradición de día de muertos que se llame Xantolo, al parecer el término proviene del latín sanctorum (Sancta Sanctorum) y el término refiere a los objetos más sagrados de los templos judíos, vaya a usted a saber qué enredos ocurrieron para que se confundiera al sanctorum con xantolo. Lo que sí, es que en las cabeceras municipales (que no son indígenas) se impuso este nombre para llamarle al festival que organiza el municipio cada año: concurso de altar de muertos, concurso de comparsas, etcétera. Puedo asegurar, estimada y culta lectora de La Orquesta, que la fiesta de las cabeceras municipales, poco tiene de semejanza con lo que ocurre en las comunidades indígenas.

 

Pregunta número 2 ¿Entonces el Xantolo es una falsa tradición? ¿Cómo podemos conocer la verdadera tradición del día de muertos?

Tampoco existen las tradiciones falsas, sino más bien existen las tradiciones inventadas. Es muy común que todo aquello que se presenta como “tradicional” sirve como discurso para legitimar al poder en turno. Los gobiernos parten de crear mitos fundacionales tales como “respetar las raíces” o “preservar las tradiciones” y de ahí a la creación de rituales públicos, como desfiles, procesiones, actos solemnes, etcétera. Todos esas festividades son rituales sin religión, generalmente huecas y vacías, pero efectivas. ¿No le parece raro que esos mismos jóvenes que rechazan todo legado cultural estén encantados en celebrar -según ellos- la tradición del xantolo?

 

Pregunta número 3: ¿Cómo se vive el día de muertos en las comunidades indígenas?

Primero, se vive en comunidad. Segundo, la idea principal es compartir con los difuntos tamales, dulces, chocolate o atole.

Las comparsas representan a los ancestros que vienen del otro mundo y llegan a la comunidad.

 

Ahora, le comparto la carta de una ciudadana que me escribió lo siguiente:

Estimado antrop. León García Lam

Quiero contarle lo que ocurre en mi colonia y saber qué opina usted: Mi vecina de junto pone un altar a la Santa Muerte y el día 2 de noviembre saca al esqueleto para organizarle mitote y jolgorio; lo mismo hace con San Juditas, baile con caguamas, mujeres borrachas y pleito. Yo pienso que todo esto está muy mal, porque esta señora confunde la devoción católica con algo parecido a la brujería o el satanismo. 

Yo pongo altar de muertos, tradicional, como se ponía en el rancho de mi abuelita. En una mesa pongo los retratos de los que ya se fueron, con velas, agua y ofrendas para que los difuntos coman y beban, pues tienen sed. Esa es mi creencia católica y pienso que es la que está bien porque es la más tradicional.

El problema es que frente a los domicilios de nosotras, vive una señora, muy seria y recatada que es hermana protestante y dice de nosotras dos, que adoramos al diablo y a la muerte. Yo por más que le explico que lo que yo hago es muy diferente de lo que mi vecina de al lado hace, ella dice que somos igualmente adoradoras de satanás.

¿Usted qué opina Antrop. Lam? ¿Cuál es la verdadera tradición?

 

Mi respuesta es que, de ahora en adelante, hay que llamarle a todo esto “Xantolo”.

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#4 Tiempos

El paisaje | Columna de León García Lam

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VOLUTA

 

¿Qué es un paisaje? La definición que me gusta afirma que es la “impronta visual de cualquier lugar”. Usted se sube a la azotea de su casa y aquello que perciba como un flashazo (la impronta) es el paisaje de su barrio o colonia.

Hace unos días que regresé al terruño (osease la heroica ciudad de San Luis Potosí), debí esperar 40 minutos en una colonia popular y como vi un restaurante con terraza propuse a mi acompañante irnos ahí.  Pedimos cervezas para medir la velocidad del tiempo. Ya sabe: el calorcito, la terraza, la compañía y el paisaje.

  • ¿Cuál paisaje? —preguntó mi interlocutora.
  • Ése, todo lo que ves. —Respondí, señalando con el dedo un montón de fachadas y azoteas grises con tinacos negros y cables enredados.
  • ¿A eso le llamas paisaje?
  • Efectivamente, es un paisaje urbano popular. Quizá tú pienses que un paisaje debe ser agradable o bonito, pero he aquí uno que no necesariamente lo es. Aunque, a pesar de todo, a mí me gusta, pues siento cierta atracción por la belleza oculta en la decadencia. Todas esas casas fueron pintadas de amarillo, pero afortunadamente ya se deslavaron y ahora son grises otra vez y esperan ser pintadas de verde o del color favorito del poder en turno.

Luego, horas más tarde, veíamos el paisaje de la sierra de San Miguelito desde la azotea de mi domicilio. Muy parecido al anterior, solo que en esta ocasión el paisaje estaba saturado de viviendas blancas que no son precisamente populares. Temo que el paisaje de aquellos tiempos en que gozamos de la ciudad rodeada de cerros de cantera rosa, que enverdecía en estos días de lluvias se perdió irremediablemente.

—Me da tristeza ver este paisaje. —Dije para mis adentros

  • ¿Por qué? —Me pregunté
  • Porque ha cambiado mi paisaje, lo que vi prácticamente todos los días de mi vida, cuando fui niño, luego joven y ahora adulto, ya no existe. Quizá eso sintieron los ancestros, cuando se fundó una ciudad en medio de la nopalera y por ello la famosa bruja se rebeló. Quizá es lo que sienten los ejidatarios o comuneros cuando un fraccionamiento recién autorizado llega a cambiar la fisonomía de su entorno.
  • Pero ¿por qué dices que es tu paisaje? —Me dije enfatizando el “tu”
  • Primero, porque es lo que siento desde un yo muy interior que no puedo controlar, sino solo aceptar y acaso manifestar, aunque esté equivocado, pero también porque hay un yo plural. Estoy seguro de que miles de personas sienten algo parecido: los ejidatarios de la Garita, los comuneros de San Juan de Guadalupe y hasta los colonos de todo el sur de la ciudad debemos sentir que nos destruyeron el paisaje.

Todo eso me dije. Cuando un oleaje de contradicciones me invadió.

Efectivamente, todos esos proyectos inmobiliarios deben basarse en el derecho para afectar el entorno, el paisaje y hasta los recursos esenciales como el agua. No hay intención humana que no lo haga. Así se construyeron las grandes ciudades, el progreso y la civilización humana. Piense usted en cómo la Esfinge y las Pirámides de Egipto modificaron el entorno, no sólo por sus monumentos sino por el control de las anchas aguas del Nilo; de la misma manera, las pirámides de Bonampak, el Partenón, el Empire State y la Muralla China, todo ello ¿no ha modificado el paisaje de manera irreversible? Pues sí. Entonces, los empresarios inmobiliarios de San Luis Potosí tienen el mismo derecho de intervención que los egipcios.

Sin embargo, los 6 mil años (más o menos) que la humanidad lleva modificando el entorno ha llegado a su fin. Los recursos se agotaron y hoy somos cada vez más conscientes de que el desarrollo y el progreso no nos llevan a buen puerto. El reto del mundo actual es lograr poblaciones que no solo sean sostenibles y amigables con el medio ambiente, sino que sean regenerativas del paisaje.

¿Qué significa regenerar el paisaje? Significa volver a colocar las condiciones que mantenían un lugar como era, por lo menos antes de las ínfulas del progreso. Dicho de otra manera, es exactamente lo opuesto a lo que los intereses inmobiliarios y nuestros gobiernos estatal y municipales actuales están ejecutando por todas partes.

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#4 Tiempos

La Huasteca Autónoma | Columna de León García Lam

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En mi juventud (ya perdida) fui testigo en varios momentos críticos de la historia político-partidista reciente (no tan reciente) de que la “gubernatura de San Luis Potosí se gana con la Huasteca”. Es decir, que es sabido que, por mucha preferencia electoral que tenga un candidato en la capital, no gana una elección sin haber consensuado su victoria con la Huasteca, pero ¿en qué consiste específicamente este consenso y qué es la Huasteca?

En realidad, nadie sabe exactamente qué es la Huasteca. Aparentemente, es una región ubicada en la cercanía del Golfo de México y la Sierra Madre Oriental que va desde Tamaulipas hasta Veracruz e Hidalgo, pero puede llegar hasta Querétaro y quizá alguna vez alcanzó hasta Guanajuato. Una buena parte de San Luis Potosí es Huasteca. Pero como desde hace muchos siglos ha sido una región ocupada, no se sabe si huasteco es el ocupado o el colonizador. Probablemente los tének colonizaron esta región hace dos mil años, luego los nahuas los alcanzaron, siguieron los españoles, luego los rancheros y, por último, los turistas. Los tének dicen que huastecos son los nahuas; los nahuas dicen que huasteco es el “mestizo” que vive en las cabeceras municipales (o sea, los rancheros) y estos a lo mejor sí se aceptan como tales. No nos podríamos poner de acuerdo en esto, porque los turistas le dicen huasteco a todo lo que tenga cascadas.

Durante décadas -es decir, todo el siglo XX- se conformó una estructura clientelar en la Huasteca, dominada por una minoría: los no indígenas (o sea los rancheros terratenientes huastecos) ocuparon los puestos de decisión (presidencias de partidos, ayuntamientos y cabildos). La población indígena acató los lineamientos de organización política y electoral del estado, por medio de una estructura basada en partidos políticos. Los indígenas eligen al partido político de su preferencia para colocar a un ranchero como su presidente municipal. Los indígenas del PAN se pelean apasionadamente contra los indígenas afiliados al PRI para colocar a su ranchero-candidato. Poco se repara en que el candidato del PAN es un ranchero primo del candidato del PRI (en esos lugares todos son parientes) y que, aunque gane uno u otro, seguirán siendo rancheros que tienen la sartén por el mango para decidir el futuro económico de ese municipio. No tengo nada contra los rancheros en lo particular: al contrario, soy fan de sus quesos y de la cecina huasteca.

Cuando los turistas visitan la Huasteca y ven su riqueza y majestuosidad siempre se preguntan:

¿Por qué los indígenas son pobres si tienen tantos recursos?

Se responden a sí mismos una sarta de respuestas equivocadas que no voy a comentar aquí porque al decirle huasteco a todo, piensan que tan huasteco es un ranchero terrateniente como la señora con petop que les vendió el zacahuil que se zamparon.

Durante todo el siglo XX, los rancheros terratenientes gobernaron la Huasteca y es con ellos con quienes el candidato a gobernador tiene que acordar su victoria y aquí entra la famosa frase “No se gana sin el apoyo de la Huasteca”.

Bueno, pues esta situación está por terminar.

Las comunidades indígenas de los municipios de Tanlajás, San Antonio y Tancanhuitz llevan años solicitando al Congreso del Estado y al Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC) ser escuchados pues no quieren seguir participando de un sistema que los pone en desventaja electoral, política, social y económica frente a una minoría.

Quieren elegir a sus autoridades bajo sus propios usos y costumbres.

Quieren desarrollar sus propios proyectos productivos porque como todos los mexicanos tienen derecho a decidir por su propia prosperidad.

Están hartos de ser pasivos en el desarrollo de su propia tierra y que los de afuera les digan qué es lo bueno para ellos.

Así que más de 120 comunidades tének y nahuas y cientos de localidades con una sentencia del Tribunal Federal Electoral en su mano exigen al CEEPAC y al Congreso del Estado que se respeten sus derechos político electorales, para abrir paso a la elección por usos y costumbres indígenas, en congruencia con lo que establece la Constitución: “…la Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas…”.

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Opinión