agosto 1, 2025

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#4 Tiempos

Aportaciones potosinas a la predicción de temblores de tierra | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

La presencia de movimientos telúricos en San Luis Potosí ha sido lugar común a lo largo de su historia, de tal suerte que la zona es considerada como zona sísmica A y B, que significa movimientos leves menores a los seis grados, lo cual contrasta con la percepción pública que San Luis no es zona sísmica. Son frecuentes, y por lo regular pasan desapercibidos. La mayoría de ellos se deben a movimientos de placas tectónicas sobre las que se asienta el territorio nacional y en pasados muy remotos a la formación de volcanes cuyos registros quedan marcados por los cerros planos que pueden observarse en los alrededores de San Luis capital.

Durante la segunda parte del siglo XIX resultaron frecuentes y propiciaron avances científicos, reportados por el importante científico potosino Francisco Javier Estrada, de importancia mundial que han quedado de lado, y que siguen siendo asunto pendiente, los cuales podrían ser rescatados y puestos al servicio de la ciudadanía para que esta pueda estar informada y puedan tomarse medidas adecuadas, tanto en el momento de un temblor, como en las construcciones adecuadas para resistir estos movimientos por más leves que parezcan.

Entre las importantes aportaciones de este científico potosino decimonónico, se encuentran los trabajos sobre telefonía, que entre otras contribuciones, lograra construir aparatos de detección telefónica más sensibles que los de uso comercial, amén de haber logrado la comunicación vía telefónica a más grande distancia lograda en ese momento a nivel mundial.

Al estar trabajando en mejoras a los sistemas telegráficos y telefónicos, Estrada logró medir pequeñas corrientes eléctricas, que sus teléfonos eran capaz de detectar; su brillante ingenió lo llevó a poder asociarlos a temblores de tierra que se presentaban en momentos y en días posteriores a la detección de dichas corrientes. Este tema se convirtió en uno de los muchos trabajos de investigación en los que se involucró Estrada.

En aquella época, Estrada había logrado realizar mejoras notables a los teléfonos de Bell, había reformado instrumentos para grandes distancias, construido aparatos de transmisión simultánea, aparatos para medir la velocidad de las corrientes eléctricas, tan preciso que medía milésimas de segundo y lo que es mucho más importante la telegrafía sin hilos, mucho antes de que la descubriera Marconi.

Entre finales de 1882 y principios de 1883, Estrada anunciaba la predicción de temblores de tierra y erupciones volcánicas con el auxilio del teléfono.

Consecuencia de estos trabajos fue su balanza geológica electromagnética o nuevo instrumento para estudiar fenómenos geológicos electromagnéticos del interior de la tierra y que servía también como medio para vaticinar los temblores y las erupciones volcánicas.

Consecuencia de una serie de movimientos telúricos a fines de 1894, que provocaron la inquietud y temor de los habitantes de la ciudad de México. Estrada publicó el sábado primero de junio de 1895 en El Nacional, un artículo donde retomaba el tema de la predicción de temblores, con el título: predicción de temblores, procedimientos diversos para realizarla. En el artículo, Estrada menciona que hasta esa fecha “ni en Europa, Estados Unidos ni en ningún otro país de importancia se han hecho descubrimientos sobre este particular que permita servir de base a un estudio tan difícil y en materia tan desconocida como lo es la meteorología subterránea”.

En el artículo Estrada describe los experimentos realizados por él y dos posibilidades de medición de corrientes eléctricas provenientes del subsuelo, que pudieran vincularse con la futura presencia de temblores, el primero de ellos hace uso de los teléfonos reformados por Estrada a través de un proceso descrito en 1883 en El Correo de San Luis, comprobado a cabalidad experimental y que a fin de llevarse a cabo requeriría de la instalación de grandes líneas que solo el gobierno o las grandes compañías podrían costear, argumentando que dicho procedimiento sería el mejor, puesto “que tiene ya sanción de la experiencia”.

La segunda posibilidad se basaba en un privilegio concedido por esas fechas a Estrada, por el Ministerio de Fomento, consistente en la balanza geológica, o sea, el conjunto de seis brújulas reformadas y con disposiciones que eran enteramente nuevas que procurándosele su extraordinaria sensibilidad, les permitían un juego muy variado de movimientos debido a la producción de corrientes eléctricas originadas por grandes cambios…“así pues, aunque indirectamente, estos movimientos sensan el principio de los temblores que han de verificarse algunas horas o días después”.

Estrada proponía un tercer sistema, mucho más sencillo de habilitar, basado igualmente en sus experiencias electromagnéticas previas, que realizara en San Luis Potosí, siendo aún catedrático de física en el Instituto Científico de su ciudad natal.

Los trabajos de Estrada y su propuesta para habilitar sus sistemas no tuvieron eco ante instancias gubernamentales. En aquellos años Estrada radicaba en la ciudad de México y se encontraba gravemente enfermo con una enfermedad que lo aquejó desde los treinta años y que a pesar de ello realizó trabajo experimental de primer nivel.

Diez años después, de esa infructuosa propuesta, moriría en la ciudad de México, en el abandono total, junto a sus aportaciones.

Ciento treinta y un años después, sus ideas se ven reflejadas, de cierta forma, en los trabajos realizados por el grupo de investigadores de la Universidad Estatal de San José en Estados Unidos quienes dan explicación a la presencia de pulsos magnéticos que han sido observados, previo a la ocurrencia de un temblor, la explicación se centra en asociar dichos pulsos con corrientes eléctricas generadas en la rocas situadas por debajo de la superficie terrestre. ¿Qué hubiera sucedido, si hubiera sido apoyado por las grandes empresas o el gobierno en turno, como pregonaba Estrada?, ¿el asunto de la predicción de temblores estaría resuelto, para orgullo de México?

Las propuestas de Estrada podrían retomarse y analizarse, a pesar de que por desgracia no se cuenta con suficiente información, aparte de la que compartiera con el gran público a través de sus publicaciones en los periódicos de la época como El Correo de San Luis y El Nacional, donde abordó el tema de predicción de temblores a través de los sistemas eléctricos diseñados por Estrada.

Recientemente se han reportado resultados acerca de procesos físicos bajo tierra que puedan asociarse a la ocurrencia de temblores de tierra, tema por demás de importancia en cuanto permitiría predecir terremotos protegiéndose de sus efectos y, principalmente, salvar vidas. Uno de ellos está asociado a la emisión de tierras raras a la atmósfera, como el argón; variaciones de su presencia pudieran ser detectadas en la alta atmósfera midiendo perfiles de concentración y de esta manera poder anticipar la ocurrencia de un terremoto. Una forma de lograrlo podría ser con el uso de cohetes de sondeo, como el que se encuentra en construcción en el proyecto potosino CABO TUNA y cuya aplicación forma parte de la serie de servicios que prestaría el mismo.

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#4 Tiempos

Medio siglo del FIS-MAT, en honor a Mat. Silvia Sermeño | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

En 1975 se realizó el primer Concurso Estatal de Física y Matemáticas para Escuelas Secundarias del Estado de San Luis Potosí, que ahora se conoce como Fis-Mat, el Concurso Regional Pauling de Física y Matemáticas que llega a estar conformado hasta por veintitrés concursos en las áreas de física, matemáticas, biología, química, astronomía, nanotecnología, ciencias naturales, ciencias del espacio, filosofía, donde participan estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria. El Fis-Mat es el segundo concurso más antiguo del país y ha sido de cierta forma el conformador de los diversos concursos en México en las áreas en las que se enfoca, tales como las olimpiadas de física, matemáticas, química, etc.

El Fis-Mat es el único concurso de este tipo en el país y ha fincado toda una tradición. Con lo cual la edición 2025 del concurso marca cincuenta años de historia de uno de los concursos más importantes del país. Cada año el Fis-Mat es dedicado a un personaje relacionado con las áreas del conocimiento que abarca que haya destacado y contribuido al desarrollo de las mismas. Este año el concurso ha sido dedicado como un homenaje a la matemática Silvia Sermeño Lima por su papel desarrollado a lo largo de treinta años al desarrollo y enseñanza de las matemáticas en la Facultad de Ciencias de la UASLP, por lo que el Fis-Mat se ha denominado XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas “Silvia Elvira Sermeño Lima”.

El Fis-Mat nació como una iniciativa para alentar el estudio de disciplinas científicas en los jóvenes mexicanos con énfasis en los potosinos, apoyando su formación con actividades extraescolares y despertando vocaciones. Fue una iniciativa de los estudiantes de la antigua Escuela de Física y del dos veces galardonado con el Premio Nobel, el Dr. Linus Pauling, por lo que ahora asume su apellido y se dedicada a un personaje en especial como en esta ocasión es la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima.

Silvia Sermeño Lima estudió matemáticas en El Salvador su país natal y vino a México a continuar sus estudios y desarrollarse profesionalmente. En 1981 ingresó como profesora a la entonces Escuela de Física de la UASLP a colaborar en el desarrollo de la carrera de profesor de Matemáticas que acababa de iniciar actividades, así como encargarse de los cursos básicos formativos de las carreras de física y electrónica que existían en aquella época. Posteriormente se abrirían más opciones profesionales en el área de matemáticas y estaría participando en la formación de esas nuevas carreras de matemáticas.

Su labor en la ya Facultad de Ciencias fue intensa y estuvo a cargo de materias de matemáticas y formando a los jóvenes interesados en esta disciplina, en especial a quienes deseaban dedicarse a la enseñanza de las matemáticas en los diversos niveles educativos.

Su profesionalismo y dedicación en la educación y formación de matemáticos en San Luis Potosí fue determinante para consolidar este proceso que en la actualidad sigue siendo formador de matemáticos por la Facultad de Ciencias de la UASLP a nivel licenciatura y de posgrado en las áreas de educación matemática y matemáticas aplicadas.

Como un reconocimiento a su labor en la Facultad de Ciencias desde 1981 hasta el año 2009, cuando se jubiló como profesora de matemáticas se le han dedicado los trabajos del XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas, asignándole su nombre en este marco conmemorativo de medio siglo de existencia de tan importante concurso, donde se han dado cita estudiantes del nivel básico de diversos estados del país y que ha sembrado toda una tradición en nuestro estado.

Felicidades a la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima, y al Fís-Mat.

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El poder y los tigres que llevamos dentro | Columna de León García Lam

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LA VOLUTA

Trump está en el aparador internacional acusado -otra vez- de un escándalo sexual. Quiero aprovechar ese caso -y otros- para comentar que, cuando alguien ostenta una dosis de poder, algo en su interior se desata. ¿Por qué ese descontrol adquiere casi siempre un tinte sexual? ¿Por qué políticos, sacerdotes y artistas son recurrentemente acusados de sexualidad desbordada? Y, sobre todo: ¿por qué deberíamos vigilar especialmente el comportamiento sexual de quienes ostentan cargos públicos?

Vayamos a las civilizaciones clásicas, aquellas que asociamos con bacanales y hieródulas. ¿No prueban esas civilizaciones que el desenfreno sexual es una constante de la naturaleza humana? En efecto, pero hay una diferencia clave: aquel desenfreno era ritualizado y regulado. Si nos parece escandaloso solo es porque lo juzgamos con nuestra moral. El verdadero exceso ocurre cuando se transgreden las normas de la propia época: piense usted culta lectora de La Orquesta, en Calígula o Nerón, cuyas prácticas nefandas —que conocemos por Suetonio—escandalizaron incluso a sus contemporáneos.

Ante el riesgo del desenfreno, las primeras comunidades cristianas optaron por una solución radical: si el poder corrompe, mejor amputar la sexualidad de quienes lo ejercen. Así nació el celibato sacerdotal. Hoy sabemos que la estrategia clerical fracasó en incontables casos—como los “sobrinos” que eran hijos y las “amas de llaves” que eran concubinas—, pero reconozcamos que la intuición católica fue certera: lo reprimido se desata con el poder.

Freud nos ha gritado la respuesta que buscamos en su famoso libro El malestar de la cultura. La civilización exige reprimir nuestros deseos: trabajamos cuando queremos dormir, callamos cuando ansiamos gritar. Esas renuncias se acumulan en el inconsciente como energía latente. No hay ser humano—hombre o mujer— que escape a este control de la voluntad. Todos llevamos tigres agazapados en la psique

, esperando su momento de saltar, sacar las garras y desenfrenarse.

He aquí el problema: cuando alguien accede al poder —político, económico o social—, sus tigres hambrientos quedan en libertad. El brillo en los ojos del recién investido es la alegría de la fiera que siente la cercanía de sus presas. Trump es el ejemplo obvio, pero basta mirar alrededor para encontrar casos nacionales y locales —políticos, empresarios, artistas— que usaron su influencia para liberar demonios personales. Redes de niños y niñas, secretarias, alumnas, asistentes, clientas, chicos y chicas buscando fama y un largo etcétera.

¿Está mal ser un libertino? Me parece que no. Siempre y cuando los actos empleados no sean por medio del poder público o en contra de las leyes civiles.

Si exigimos declaraciones patrimoniales a los funcionarios, para garantizar que no se hinchen de dinero con el erario, quizá deberíamos pedir también “declaraciones mentales”. Porque todo poder libera a las bestias interiores.

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La visita | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Sucede en una novela de Chaim Potok (1929-2002), el novelista judío, titulada La promesa. Un adolescente, hijo de un famoso rabino norteamericano, es ingresado en un hospital psiquiátrico. Nadie sabe en realidad qué es lo que sucede con él, pero a veces se muestra demasiado violento y a menudo demasiado abstraído. Está todo el tiempo como encerrado en sí mismo, y arrancarle una palabra puede llegar a convertirse en la mayor de las hazañas. El mundo exterior le interesa poco y sus respuestas son casi siempre groseras y agrias. El muchacho se llama Michael. Michael Gordon.

¿Por qué se porta así? Eso es lo que sus padres quisieran saber. Sin embargo, poco antes de ser ingresado en el centro, Michael había hecho amistad con Reuven, el novio de una prima suya, de modo que es con él, y sólo con él, con quien puede abrirse libremente… De hecho, una vez habían ido juntos a la feria de un pueblo cercano a Nueva York, y poco después hasta salieron a navegar en un lago a la hora del crepúsculo y la brisa. Sí, eran amigos, de eso no cabía duda; por lo tanto, él era el único ser al que Michael podía confiarse en esta hora de crisis y tinieblas.

Mientras Michael está internado nadie debe verlo, salvo su familia: las visitas le están terminantemente prohibidas, y él se siente solo, profundamente solo. Pero, ¿y su amigo, su único amigo, donde está? ¿Qué hace mientras él se vuelve loco de pesar? Y, así, una noche suena el teléfono en la casa de Reuven; por supuesto, es Michael quien se halla al otro lado del hilo.

«-¿Reuven? Hola, Reuven -¿cómo había hecho Michael para acceder a un teléfono y llamarle? Se produce entonces un largo silencio-. Reuven, ¿me escuchas?».

Sí, Reuven lo escuchaba. ¿Qué había sucedido con este muchacho? ¿Qué nueva desgracia le había caído encima? De momento, una cosa era segura: que Michael no debía estar al teléfono, pues los reglamentos del centro psiquiátrico eran bastante claros a este respecto. ¿Estaba hablando, pues, a escondidas?

«-Reuven, ¿estás bien? –la voz de Michael era como la de un huérfano; las ondulaciones de su voz delataban una infinita tristeza.

»-Sí, estoy muy bien.

»-¿Por qué no vienes a visitarme? Ni una sola vez lo has hecho.

»Apreté con fuerza el teléfono y no dije nada –confesará más tarde Reuven, lleno de vergüenza.

»-Reuven –dijo Michael.

»-Aquí estoy, Michael.

»-¿No quieres venir a visitarme, Reuven?».

Éste no sabe qué decir, qué responder. Sí, una vez preguntó a alguien de la familia si podía visitar a Michael, pero como le aconsejaron que no lo hiciera, él ya no insistió más. Le dijo, y no mentía:

«-Pregunté si podía visitarte. Dicen que sólo tu familia tiene permiso para hacerlo».

Otro largo silencio.

«No supe qué hacer –confesará igualmente Reuven después-. No sabía si el hecho de seguir conversando con él y responder a sus preguntas podría resultarle perjudicial, o si era mejor aconsejarle que colgara, puesto que no tenía permiso para llamarme. No sabía qué decirle, ni si debía mantener algún tipo de reserva».

«-Oye, Reuven, ¿quieres visitarme?

»-Sí”.

“-Pensé que no querías. Ahora les diré que quiero verte. Te dejarán venir. ¿Vendrás, Reuven?

“-Seguro.

»-Me alegrará verte. Odio este lugar. ¿Recuerdas las veces que salimos a navegar, Reuven? Me acuerdo mucho de eso… De verdad, quiero verte, Reuven. Voy a gritar hasta arrancarme la cabeza. Te dejarán venir. Por favor, visítame, Reuven. Adiós».

Tan pronto como terminé de leer este diálogo, reproducido aquí a retazos por falta de espacio, cerré el libro y me puse a escribir este artículo. Si Reuven acudió a la cita de su amigo o no, eso todavía no lo sé. Por lo pronto, me basta con la ternura que oculta esa llamada. Y pienso en las personas que esperan nuestra visita y que nunca la tendrán; si ellos pudieran –quiero decir, si se atrevieran-, también tomarían el teléfono reclamando nuestra presencia. Pero no lo hacen por pudor, por vergüenza, por dignidad.

«¿Recuerdas cuando salíamos a navegar? Yo me acuerdo mucho de eso». Pero no: Reuven ya no se acordaba. ¡Qué pena! Pero no se trata ahora de Reuven, sino de nosotros: también nosotros quizá ya hayamos olvidado las hermosas horas que pasamos con algunas personas, pero éstas todavía las recuerdan y suplican a Dios que la experiencia pueda repetirse algún día, alguna vez. ¡Están tan solos! Y odian este lugar en el que nadie piensa en ellos.
Michael no se olvidaba de Reuven: él lo quería… Y me pregunto: ¿por qué las relaciones –todas, sin exceptuar ninguna- son siempre desiguales? Aun cuando una amistad parezca perfecta, siempre hay un amigo que quiere más y otro que quiere menos… ¡La vida es así!

Reuven se atormenta pensando si no le hará mal a su amigo seguir hablando con él. ¡Pero, Reuven, esto es lo único que podría curarlo: tus palabras! Sólo tú tienes la llave para abrir esa puerta, ¿y renuncias así como así a utilizarla? Venga, Reuven, utilízala, no tengas miedo. La palabra es curativa, y la tuya lo es para quien anhela oírla. Venga, habla con él.

¡Extraña manera de practicar la psicoterapia: encerrar a los enfermos, aislarlos todavía más, cuando lo que ellos necesitan es amistad y compañía!

Recuperar el hábito de la visita, hacernos visibles y tangibles para aquellos que nos esperan: ¡ah, si esto fuera posible, si nos diéramos tiempo para ello, no todo estaría perdido!

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