mayo 7, 2024

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#4 Tiempos

Pegasus vs. PANAUT | Columna de Víctor Meade C.

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SIGAMOS DERECHO.

 

En días recientes, distintos medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil revelaron más información sobre uno de los tantos grandes escándalos de la administración de Enrique Peña Nieto. Se trata del tema de Pegasus —fabricado por NSO Group— y la red de espionaje montada por el gobierno federal, mediante la cual intervinieron las comunicaciones privadas de decenas de periodistas, activistas y políticos, tanto opositores como aliados.

La manera en que operaba Pegasus —porque ya no opera, ¿verdad?— era a través de un mensaje (SMS) llamativo y con un enlace a un sitio web falso. Dicho SMS estaba diseñado para que el destinatario se viera incitado a dar click en él y, una vez abierto el enlace, el teléfono móvil queda inmediatamente infectado por Pegasus. Así, el emisor del mensaje obtiene acceso a la cámara y micrófono del dispositivo móvil, como también a los mensajes enviados a través de aplicaciones de mensajería instantánea, contraseñas, historial de navegación y ubicación en tiempo real, entre otras cosas.

Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, informó la semana pasada que los primeros contratos de Pegasus alcanzan incluso al sexenio de Felipe Calderón, donde presuntamente pagaron cerca de 80 millones de dólares entre 2011 y 2012. Fue entonces con Peña Nieto en la presidencia que los contratos para la adquisición de Pegasus, firmados en 2014 por el exprocurador Jesús Murillo Karam, se volvieron mucho más significativos. Hasta ahora, existe evidencia de que la antigua PGR, la SEGOB, el CISEN, la SEDENA, la SEMAR, la SSP y hasta PEMEX firmaron contratos para adquirir este software de espionaje.

Sin embargo, distintas organizaciones como WikiLeaks o CitizenLab han documentado que en México no solo operaba Pegasus a través del gobierno federal, sino que los gobiernos de 14 estados del país también adquirieron programas de espionaje a distintos proveedores. En su mayoría, estas entidades justificaron la compra bajo el argumento de que su uso sería exclusivamente para tareas de seguridad pública; el Código Nacional de Procedimientos Penales prevé la facultad de las fiscalías de poseer y utilizar equipos de intervención de comunicaciones privadas, no sin que antes lo autorice un juez.  

No es necesario que profundice en mencionar cuál fue el verdadero uso que se le dio a Pegasus y similares; es muy claro cuál fue su fin y su tratamiento. Sin embargo, vale la pena apuntar que el uso ilícito de estas herramientas de espionaje es violatorio, entre otros, del derecho a la inviolabilidad de las comunicaciones privadas, del derecho a la privacidad, del derecho a la protección de nuestros datos personales y del derecho a la autodeterminación informativa.

Para este punto —y como el título de este texto lo advierte— las similitudes que guarda el escándalo de Pegasus con el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (PANAUT), impulsado y mayoriteado en las cámaras por Morena, son inquietantes. Primero, y más evidente, es el sistema de vigilancia masiva que ambos instrumentos configuran. Segundo, en que la justificación principal de ambos, según la versión oficial, es el combate a la delincuencia. Tercero, en que el uso de ambos instrumentos afecta de manera muy similar la esfera jurídica de las personas perjudicadas.

Recordemos que la creación del PANAUT implica obligar a todos los usuarios de telefonía móvil del país a proporcionar a su compañía telefónica sus datos biométricos (huellas digitales, iris u otros), nacionalidad, domicilio y el esquema de contratación de la línea (prepago o pospago). Si usted decide no entregar estos datos a la compañía telefónica, sencillamente se le cancelará la línea, o bien, quedará sin la posibilidad de acceder al servicio.

La Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión prevé que las compañías de teléfono deberán colaborar con las instancias de seguridad para, de ser necesario, entregar el nombre y domicilio del usuario; el tipo de comunicación (llamada, buzón de voz, conferencia, mensajes, multimedia, etc.); origen y destino; fecha, hora y duración; modalidad del servicio (prepago o pospago); y localización geográfica en tiempo real de los equipos de comunicación. También, las compañías están obligadas a guardar esta información hasta por un plazo de 24 meses y, claro, a colaborar con inmediatez cuando se requiera compartir la localización de un equipo móvil, todo esto sin la orden de un juez. Nada más y nada menos.

Por si aún no siente desconfianza de que las instancias de seguridad tengan acceso a todos esos datos, o si considera que esa información por sí misma no es dramáticamente reveladora de nuestra privacidad, observe lo que esa información estudiada en su conjunto puede decir de alguien. Recientemente, la Universidad de Stanford condujo un estudio (https://bit.ly/2US0mPD) en donde analizaron, precisamente, todo lo que se puede inferir sobre una persona a partir de este tipo de datos.

Por ejemplo, encontraron que el “Participante B” llamó a varios cardiólogos de distintos hospitales reconocidos, habló con algunos laboratorios y farmacias, y se comunicó con un número de servicios de emergencias para pacientes que utilizan monitores cardiacos. También, encontraron que el “Participante C” llamó a varias tiendas especializadas en la venta de rifles semiautomáticos, y que tiempo después se comunicó con el servicio al cliente de un fabricante de este tipo de armas. Esta información fue luego corroborada con datos públicos —Facebook, por ejemplo— y confirmaron el padecimiento cardiaco de B y la posesión de un arma de fuego de C.

Durante su discusión en el Congreso de la Unión, legisladores y legisladoras oficialistas afirmaron que la justificación del PANAUT reside en la necesidad de brindar mayores herramientas a las instancias de seguridad pública en la lucha contra la delincuencia. Sin profundizar en cómo lograrían lo anterior, el Padrón fue aprobado y, así, lograron configurar un esquema de vigilancia que, más allá de decenas de periodistas, activistas y políticos, alcanzará a los más de 85 millones de usuarios de telefonía móvil del país.

Casi idénticos a los derechos violados por el uso de Pegasus, el PANAUT es violatorio de nuestro derecho a la protección de datos personales, del acceso a las telecomunicaciones, del derecho a la privacidad, del derecho a la autodeterminación informativa, entre otros. Como muchos de los proyectos de esta administración, la constitucionalidad del PANAUT ha sido ampliamente impugnada y está pendiente de ser resuelta por la Suprema Corte.

El Gobierno Federal debe asegurar que toda la información relativa a Pegasus sea pública y esté transparentada, además de que debe demostrar con pruebas que ese instrumento ya no se utiliza; no basta el mero dicho del presidente. Esperemos que las investigaciones conducidas por la Fiscalía y la UIF sí lleguen a buen puerto y concluyan con imputaciones serias a todos los responsables, que deben pagar por este tipo de acciones que no tienen cabida dentro de un Estado democrático. Aunque seguramente le estarán sacando provecho político a estas novedades de Pegasus en el marco de la consulta popular (que, hay que reiterarlo, no es para enjuiciar expresidentes), lo mejor será que este terrible escándalo de espionaje nos sirva para recordar que el Estado mexicano debe proteger nuestra privacidad y nuestros datos, no usarlos bajo esquemas opacos y discrecionales de vigilancia masiva e injustificada.

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#4 Tiempos

Elsa Chavira, nueva integrante titular de la Academia de Ingeniería de México | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Elsa Chavira Martínez hija del célebre astrónomo Enrique Chavira que laboraba en el Observatorio de Tonantzintla en Puebla, fue distinguida con su ingreso a la Academia de Ingeniería de México siendo parte del cuatro por ciento de mujeres que pertenecen a distinguida academia mexicana. En ceremonia protocolaria se concretó su ingreso con la conferencia: Diseño, desarrollo y construcción de fotoceldas de calidad espacial con tecnología mexicana, que es una de sus importantes aportaciones a la ingeniería mexicana.

Elsa Chavira fue mi compañera en estudios de maestría en física del estado sólido en la entonces Universidad Autónoma de Puebla, hoy Benemérita, siendo una de las primeras mujeres en estudiar un posgrado en física en el país, y en universidad de provincia sería la primera en hacerlo. Su vocación fue impulsada en seno familiar con el apoyo de su madre y la orientación de su padre que compartía la vista de los cielos con sus hijas las cuales seguirían carreras científicas; en el caso de Elsa Chavira en el ámbito de la física al estudiar esa carrera en la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Universidad Autónoma de Puebla y posteriormente la maestría en el entonces Departamento de Física del Estado Sólido del Instituto de Ciencias de la Universidad poblana, hoy Instituto de Física “Luis Rivera Terrazas”.

Su relación con San Luis se enfoca en el apoyo al programa de construcción y lanzamientos de cohetes Cabo Tuna del que es una entusiasta promotora, al igual que en la construcción del primer robot pianista mexicano conocido como Don Cuco el Guapo el cual tiene orígenes potosinos, y que fuera construido en Puebla con tecnología mexicana como caracterizaba los programas de desarrollo de prototipos biomédicos y dispositivos electrónicos implementados en la Universidad Autónoma de Puebla y de los cuales el desarrollo de celdas fotovoltáicas de calidad espacial son un ejemplo; desarrollo en el cual participaría directamente Elsa Chavira construyendo esas celdas por primera vez en México. La calidad espacial significa su uso en el espacio exterior, para lo cual deben de cumplir con propiedades mecánicas y eléctricas muy superiores a las de uso terrestre que le permitan resistir las radiaciones y vibraciones a las que son expuestas.

Elsa Chavira obtuvo su doctorado en Ingeniería Biomédica en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla y desarrolla su trabajo de ingeniería en las áreas de la salud, la electrónica y materiales, entre otros aspectos, por ejemplo el desarrollo de neuro prótesis. Su labor académica la ha realizado en su alma mater la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Su ingreso a la Academia de Ingeniería México, lo dedica a sus padres que le apoyaron a formarse en la ciencia, situación complicada en su época deformación en la sociedad mexicana, por lo que el ambiente familiar sería un apoyo por demás importante.

La observación del cielo junto a su padre Enrique Chavira en el observatorio de Tonantzintla, ya transformado en el Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE), sería uno de sus momentos inspiradores y privilegiados. Enrique Chavira trasciende en el mundo de la astronomía al llevar su nombre varios objetos astronómicos, entre ellos el cometa Haro-Chavira, que es el único cometa que ostenta nombres de astrónomos mexicanos al ser descubierto en la década de los cincuenta por Guillermo Haro y Enrique Chavira en ese Observatorio Nacional de Tonantzintla.

Su labor académica ha sido importante para la ciencia e ingeniería mexicana, variada y de calidad teniendo contribuciones en física de superficies materiales semiconductores, crecimiento de silicio monocristalino, microelectrónica y ha diseñado diversos circuitos integrados protegidos contra radiación cósmica, celdas fotovoltaicas en el proyecto de desarrollo del que sería el primer satélite mexicano SATEX I, en el ámbito de la robótica y la ingeniería espacial, así como en ingeniería biomédica, desarrollando diversos sistemas microelectrónicos, bioquímicos y biomédicos. Ha sido merecedora de varios premios nacionales e internacionales, entre ellos el Premio de la Academia Mexicana de cirugía y Aparato Digestivo.

Felicitamos a Elsa Chavira Martínez por su ingreso a la Academia de Ingeniería de México que por cierto es presidida por una mujer la Dra. Mónica Barrera Rivera.

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Un tiempo para lo que te anima | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

El escritor británico Patrick Leigh Fermor mantuvo una costumbre sagrada hasta poco antes de su muerte. Cada día, pasadas las ocho de la noche, interrumpía lo que estuviera haciendo y se encaminaba a la bandeja de licores que había en la sala de su casa en Kardamili, Grecia (o el equivalente del lugar en donde estuviera), y se servía un trago. A este ritual lo llamaba Drink time. Una pausa dedicada a paladear lo que tuviera por antojo: vino, un coctel, algún aperitivo. Lo mismo aplicaba a la una y media de la tarde. Era el oasis de su travesía por la bohemia que disfrutaba sobre todo en compañía. Le encantaba tener invitados con los cuales charlar, una cadena de palabras que iniciaba con un ¿qué vamos a beber hoy?

Daban igual las tribulaciones, las urgencias, la mengua en su salud. No fue un autor prolífico, aunque sí meticuloso y esmerado. Los plazos de entrega impuestos por los editores quedaban relegados cuando tenía que cumplir con la obligación de su propio placer. Descorchar una botella y desligarse del yugo de la cotidianidad. Sorbos para adentrarse más y más en la vida contemplativa. Hallarse a gusto consigo mismo y las amistades. ¿Cómo está eso de que el trabajo te dignifica?

El ocio es un lujo por el que vale la pena luchar. No todos tienen las posibilidades que Patrick Leigh Fermor tuvo, pero incluso él tuvo que entregarse por completo para alcanzar tal estado. Era, después de todo, un soldado, un guerrero que se volvió célebre por su participación en la Segunda Guerra Mundial, particularmente en la resistencia cretense. Ahí logró una auténtica hazaña: junto a un pequeño equipo logró capturar al general alemán que tenía asolada a la isla.

Para erigirse como héroe del propio espíritu no hay que ir tan lejos. Basta con dedicar al menos una hora de cada día para nosotros mismos, para salvar la parte más genuina de las entrañas, aquella que no se somete ni doblega, esa que no tiene que estar a merced de un sistema que quiebra los sueños a cambio de ofrecer escasas gotas de supervivencia.

En ocasiones, uno tiende a olvidarlo. El trabajo, los estudios, la rutina, son esfuerzos que uno se hace para llegar a ese punto en el que uno puede hacer al fin lo que se anhela

. Cruel como es, la responsabilidad no se conforma y tiende a consumirlo todo. De pronto ya no queda tiempo para recreo alguno. La refriega se vuelve la dominadora de cada jornada y el poco tiempo libre apenas y alcanza para desplomarse en la cama en busca de descanso. Molerse a uno mismo para pagar las facturas, una horrible costumbre.

Maldito sea todo aquello que nos aleja de la pasión, de las canciones y de las charlas bajo las velas. Menos alboroto en la plaza pública: el gran acto contestario ocurre en la intimidad, sin que nadie lo vea, cuando te olvidas del teléfono por un rato, cuando echas los pendientes por la borda e ignoras la urgencia que no cambiará al mundo, cuando decides regalarte cinco minutos para hacer lo que te anima. Cuando dejas de ser un esclavo de tu época.

En el caso de Patrick Leigh Fermor era una copa y la conversación. Para ti puede ser otra cosa, lo que sea. La hora del té, ver una película, pasear a tu perro. Leer una historieta, echar un chapuzón, cocinar un pastel, caminar de la mano con tu amada, escribir un verso que nadie más mira. Nunca renuncies a eso. Dale un portazo a las responsabilidades que pretenden acabar con lo mejor que posees, lo improductivo.

La fórmula le funcionó a Patrick Leigh Fermor. Vivió casi cien años. Como él mismo llegó a decir, lo trivial enciende los fusibles de la memoria. Toca, toca por los viejos tiempos y sírvete un trago.

 

Contacto:

Twitter: @Bigmaud

Correo: [email protected]

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#4 Tiempos

El peor torneo de la historia | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Los torneos cortos en el futbol mexicano han traído cambios interesantes en la estadística, desde un sin fin de campeones, tres bicampeonatos (Pumas, León y Atlas) así como muchos títulos de goleo.

Pero la cosa no termina ahí, vale la pena voltear al fondo de la tabla para revisar los peores equipos en los torneos cortos.

El peor equipo de cada torneo, lo tendremos que buscar en la parte baja de la tabla, y aún así, nos tenemos que ir con equipos que sumaron cuando mucho 10 puntos al finalizar el certamen. Por ejemplo Tijuana que en el Clausura 2020, terminó con 9 puntos, pero recordemos que en ese torneo, no se completaron las fechas por la pandemia.

El primer equipo en tener esa marca fue Veracruz, que en el Invierno 96 termina el campeonato con solo 9 puntos. Posteriormente, en el Invierno 98, dos equipos compartieron el último lugar, Toros Neza y Puebla, cerraron la competencia con tan solo 8 unidades.

Del lado de los de casa, San Luis firmó su peor torneo corto en el Apertura 2022, cuando solo pudo hacer 9 puntos después de cumplirse las fechas.

Querétaro ha finalizado dos veces como el peor equipo del torneo, el Apertura 2003 y el Apertura 2012, logró solo 7 puntos.

El ya mencionado Puebla ostenta dos récords en este rubro, el primero es el de haber terminado también dos torneos como último, el Invierno 98 con 8 puntos y el presente Clausura 2024 con solo 5, mismos que le dan el galardón del peor equipo de la historia de los torneos cortos.

Por su parte, el Veracruz, es el equipo que más veces ha quedado en último lugar, con tres ocasiones, en el Invierno 96 cerró con 10 unidades, el Apertura 2019 sumó solo 8 puntos y el Clausura 2019 el equipo del puerto había logrado 6 puntos en la cancha, pero le fueron retirados en la mesa sancionados por FIFA, con lo que a pesar de tener 6 unidades, cerraron el torneo con 0 y desafiliación.

En fin, mucho podemos hablar de la calidad del torneo mexicano, podríamos llamarlo competitividad o torneo mediocre, pero lo que no nos debe quedar duda es que en este Clausura 2024, Puebla firmó el peor torneo corto de la historia del futbol mexicano.

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Opinión