diciembre 25, 2025

Conecta con nosotros

#4 Tiempos

La labor de un abogado | Columna de Ricardo García López

Publicado hace

el

San Luis en su historia

 

En los ministros es mayor el riesgo de caer en el vicio de la codicia porque es más frecuente para ellos la tentación. Isabel de Inglaterra decía que sus ministros se parecían a los vestidos, que al principio son estrechos, y con el tiempo se van ensanchando. Esto mismo se puede decir en general de los que desempeñan cargos públicos. ¿Cuántos hay que al principio escrupulizan en admitir como regalo una manzana, pero pasados algunos años se quisieran tragar todo el jardín de las Hespérides? Ya sabes que eran de oro las manzanas de aquel huerto. Así les sucede lo que a las fuentes, que muy rara es la que llega a morir en el mar debido a que su caudal es muy corto en los primeros pasos de su curso.

Cuando se dicta una sentencia civil en materia controvertible, la malicia de los quejosos y aún de los que no tienen parte en el juicio, deducen que la sentencia está basada en la recomendación de un poderoso e influyente funcionario. Tanto así se ha apoderado del ánimo la presunción de la fuerza de los influyentes sobre los jueces, que son muchos los que, algunas veces, habiendo padecido, una persona, algún despojo  y estando segura de que el derecho los asiste, no obstante esta convicción, no acuden a los tribunales cuando sabe que la parte contraria tiene amigos muy influyentes en el gobierno.

No cabe duda que en este aspecto, las más de las veces, está muy engañado el mundo. Un buen número de magistrados en cuanto pueden (y pueden por lo común), cumplen, sólo en apariencia, con las recomendaciones solamente con palabras llenas de tecnicismos; y aunque haya positivas promesas, a condición de que dicte sentencia en determinado sentido, cuando se llega al fallo se tienen presentes, únicamente, los libros de jurisprudencia y no las cartas de recomendación; por esta razón es muy saludable que los votos para obtener una resolución sean emitidos por varios magistrados, porque de esta manera no existirá la posibilidad de conocer en qué sentido votó cada magistrado.

Dios nos defienda, no obstante, de caer en el grave aprieto en donde el abogado postulante de una de las partes tenga influencias o pueda tenerlas para hacer que el juez sea ascendido a magistrado y el magistrado a ministro. En este caso el juzgador tendrá el temor de que su semblante revele el sentido en que votó (este mismo miedo tortura a quien ha de dictar sentencia y muchas veces vota impelido por él), teme también el juez o el magistrado, que se lleguen a hacer tantas conjeturas que finalmente descubran los promoventes el sentido de su voto o que en las negociaciones lo averigüen. Nada deja quieto el ánimo sino la ejecución real de lo que se prometió. Este es el caso en que, después de muchos años de estudio, se suelen entender las leyes como nunca se entendieron hasta entonces; en un momento crece y mengua la estimación de estos y aquellos autores; y el aire del favor impele hacia la parte que tiene menos peso aquella balanza donde se pesan las probabilidades.

Me acuerdo que aquél gran jurisconsulto Alejandro ab Alejandro, en los Días geniales, dice de sí que abandonó el ejercicio de la abogacía desilusionado por las experiencias que había tenido de que ni la sabiduría del abogado, ni lo justo de la causa del cliente aprovechaba en los tribunales cuando las partes contrarias eran poderosas.

Prescindiendo de estas circunstancias, las cuales influyen en los que quieren congratularse con los poderosos y subir en el escalafón del poder más que subir al cielo, los demás favores son harto inútiles en los tribunales; pero nosotros mismos, si se ha de confesar la verdad, damos motivos para que se juzguen útiles dichas recomendaciones. Si cuando intercede alguna persona de autoridad le damos cierta esperanza, esforzándonos con discursos muy técnicos y ambiguos a que se entienda que atenderemos sus recomendaciones; si la sentencia es favorable para el ahijado y nos esforzamos para que el padrino atribuya nuestra decisión a su influjo y así obligarlo a que esté agradecido con nosotros toda la vida, en este caso nosotros somos autores culpables de este error del mundo y del prejuicio que en contra de nuestra probidad  y de la de todos los jueces en general tiene la sociedad.

Esta creencia del vulgo de que las recomendaciones  son decisivas para las sentencias, es más nociva para nuestra profesión que para nuestra fama; pues de esa creencia se ocasiona el recibir, tanto en el juzgado como en el tribunal, una gran cantidad de visitas y el tener que contestar un sinnúmero de cartas de intercesores gastando en estos menesteres un gran espacio de tiempo, mismo que debiéramos emplear en el estudio. Si tuvieran la seguridad que tales diligencias de nada sirven, no nos harían perder miserablemente el tiempo con ellas.

¿Pues qué se ha de hacer? Fácil es la solución. Hablar claro y con aplomo y desengañar a todos. Hacer del conocimiento de todos que la sentencia depende de las leyes y no de súplicas ni de amistades; que no podemos servir a uno con dispendio de la justicia y de la conciencia; que eso que llaman aplicar la gracia (pretexto con que se atienden estas peticiones), examinadas las cosas en la práctica, es una quimera, pues nunca el juez puede hacer gracia, no está en sus facultades, o es metafísico y muy remoto el caso en que puede. Aún para los casos dudosos, obscuros, para cuando hay igualdad de probabilidades, dan reglas de equidad las leyes y estamos rigurosamente obligados a seguirlas. ¡Oh, que algunas cosas se dejan a la prudencia del juez! Es verdad; mas por eso mismo no se dejan a su voluntad. El dictamen prudencial señala a su modo el camino que se ha de seguir, y no es lícito tomar otro rumbo por complacer al poderoso o al amigo. Cuando se dice que esto o aquello está al arbitrio del juez, la voz arbitrio es equívoca y de ninguna manera significa disposición que depende del afecto, sino pautada por la razón y el juicio. Esta significación es conforme a su origen, pues el verbo latino arbitror, de donde deriva esta voz, significa acto de entendimiento y no de voluntad.

Bien sé los inconvenientes que puede tener esta actitud porque se trata de un desengaño. El primero es que nos juzguen insensibles y groseros; pero esta apreciación solamente permanecerá hasta que este proceder sea la norma de conducta de los jueces y magistrados. Mientras haya solamente uno o dos ministros que obren conforme a justicia, pasará su conducta como indolencia o desabrimiento ante los ignorantes y aprovechados; pero cuando todos o la mayoría de ellos obren rectamente, aún los ignorantes conocerán que a lo que llamaban indolencia no era otra cosa que entereza y también comprenderán que estos funcionarios más que hacerles un mal les hacen un gran beneficio puesto que les evitan muchas molestias como son miles de vueltas a los tribunales y más aún gastos en buscar valederos (que los recomienden) cuyas gestiones serán inútiles.

El segundo inconveniente es que los jueces y magistrados perderán, por parte de muchos postulantes, la estimación y “admiración” de que ahora gozan, porque esas muestras de respeto y reverencia no son debidas a su alta investidura sino más bien a la relación que tienen con los poderosos gracias a los cuales inclinan la vara de la justicia.

Son muchos los estudiosos que han probado que Epicuro no era una ateo, como afirma mucha gente, porque aceptaba, a su manera, la existencia de los dioses; negaba en cambio el influjo que ellos tenían para hacernos bien o mal. Este criterio bastó para considerarlo ateísta práctico porque quien niega a los dioses el poder, les niega también la adoración. Los hombres no siembran obsequios sino donde esperan cosecha de favores. La dependencia es el único móvil de sus cultos; y así, si llegan a considerar al tribunal como nuevo órgano de la ley, en donde todo depende de la intención del legislador y nada de la inclinación del juez o magistrado, muy escasos y muy superficiales acatamientos harán a la profesión judicial.

Este inconveniente producirá una gran preocupación a aquellos funcionarios judiciales que les agrada recibir un culto como si fueran dioses. Pero tú hijo mío, toma conciencia de que te pusieron en la silla de un tribunal y no en un altar; que no eres un ídolo destinado a recibir cultos y ofrendas, sino un oráculo constituido para articular verdades. Así, desengaña a todos, Persuade a los poderosos de tu respeto y a los amigos de tu gran cariño hacia ellos; pero asegurándoles a unos y a otros que ni el cariño ni el respeto pueden trasponer la puerta al gabinete de la Justicia, porque el temor de Dios, que es el portero de la conciencia, los obliga a quedarse en la antesala.

También lea: La Balanza de Astrea de Benito Jerónimo Feijoo | Columna de Ricardo García López

 

Destacadas

#Opinion | El padre de la física potosina, Gustavo del Castillo y Gama

Publicado hace

el

EL CRONOPIO

 

 

 

J.R. Martínez/Dr. Flash

 

Con el título de El Padre de la Física Potosina, Gustavo de Castillo y Gama, publiqué un libro conmemorativo sobre la vida y obra de Gustavo del Castillo y Gama, físico potosino que fundó las instituciones educativas y de investigación en física en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Este 24 de diciembre estaría cumpliendo ciento cuatro años.

 

El libro en cuestión es de descarga gratuita y puede conseguirse en cualquiera de las siguientes dos direcciones:

 

http://galia.fc.uaslp.mx/museo/libros/EL%20PADRE%20DE%20LA%20FISICA%20POTOSINA.pdf

 

https://www.researchgate.net/publication/357203097_El_Padre_de_la_Fisica_Potosina_Gustavo_del_Castillo_y_Gama

Justo en Noche Buena del 2025, Gustavo del Castillo y Gama estaría cumpliendo ciento cuatro años. Nacería en el famoso Barrio de San Miguelito en San Luis Potosí al dar las últimas campanadas del 24 de diciembre, como lo comentaba el propio Gustavo del Castillo. Su vida se desarrolló en San Luis Potosí, Tampico, la Ciudad de México y las ciudades norteamericanas de Lafayette y Chicago; se nutrió de un ambiente científico desde pequeño, pues al menos, un par de sus tíos trabajaban en astronomía en el Observatorio Nacional de Tacubaya, Rodolfo Jurado y Valentín Gama. Ambos de la dinastía Gama de gran influencia en la sociedad potosina.

 

No es de extrañar que orientara su vocación hacia la física, siendo estudiante de preparatoria, en una época donde no existían aún escuelas de física en el país, y, se planteó poder formarse como físico en los Estados Unidos. La situación bélica mundial, lo llevó a seguir estudiando en su ciudad natal, ingresando a la carrera de químico industrial que su grupo de estudiantes de preparatoria había propuesto, de la cual se tituló tocándole el privilegio de ser el primer titulado. De ahí pasó a la Facultad de Ciencias de la UNAM a estudiar la maestría en física y al terminar continuar con su proyecto de formarse como investigador en física en Estados Unidos, donde obtuvo el grado de doctor en la Universidad de Purdue.

 

Fue de los primeros investigadores que tuvo el Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC) y se incorporó a la UASLP, impartiendo cátedra y formando el Laboratorio de Radiación Cósmica bajo los auspicios y emolumentos del INIC del que seguía siendo investigador. Su ingreso a la UASLP fue afortunado para impulsar el programa académico del Dr. Manuel Nava Martínez que era el rector de la UASLP en la década de los cincuenta. De esta manera se convertía en el primer doctorado que impartía clase en la UASLP y el único con dicho grado en la década de los cincuenta.

 

Fundó el Departamento de Física de la UASLP, de donde se derivarían la entonces Escuela de Física y el Instituto de Física de la UASLP que constituían un solo ente académico, que dividía el trabajo docente y el de investigación. El Laboratorio de Radiación Cósmica formaría parte del Instituto de Física y con ello inauguraba de manera formal trabajos de investigación científica, como tales, en la universidad potosina.

 

Creó el programa de construcción de cohetes de sondeo con el fin de realizar investigación científica en las altas capas de la atmósfera colocando al país en los pioneros en desarrollo aeroespacial, programa que ahora es conocido como Cabo Tuna. Su trabajo de investigación en radiación cósmica y en ciencias espaciales colocó a la UASLP en el escenario mundial en investigación en física. Si bien su labor en la UASLP se redujo a un lustro, este fue muy intenso y productivo y sentó las bases para el camino académico que seguiría la UASLP años después recorriendo las sendas y abriendo otras en torno a las raíces sembradas por Gustavo del Castillo, cuestión que luego es menospreciada o en el mejor de los casos olvidada.

 

La UASLP en la actualidad es reconocida nacionalmente y en algunas áreas internacionalmente gracias al trabajo docente y principalmente al trabajo de investigación científica que despliegan sus investigadores. La UASLP está situada como una de las mejores del país y en áreas como la física dentro de las primeras tres universidades del país. Esta situación se debe a la calidad de su personal académico, pero de manera muy especial por el trabajo pionero que fincara esta tradición por personajes como Gustavo del Castillo y Gama.

 

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Una vida dedicada a la ciencia, Candelario Pérez Rosales | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Publicado hace

el

EL CRONOPIO

 

Hoy, 16 de diciembre, el peotillense Candelario Pérez Rosales, baluarte de la ciencia e ingeniería mexicana y consolidador de la física profesional en San Luis Potosí, estaría cumpliendo noventa y cinco años de edad.

Candelario Pérez Rosales nació el 16 de diciembre de 1930 en Peotillos, comunidad del municipio de Villa de Hidalgo, San Luis Potosí, donde estudió los primeros años de primaria, para luego venir a San Luis Potosí a terminarlos y continuar los estudios de secundaria y preparatoria, ambos en el turno nocturno, donde compartía las horas de estudio con las horas de trabajo. Estudiaría Física en la Universidad de Purdue y vendría a San Luis Potosí a colaborar con la fundación de la Escuela de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, hoy Facultad de Ciencias y del Instituto de Física de la propia Universidad Autónoma de San Luis Potosí, instituciones que están cumpliendo setenta años.

Como parte de los trabajos de difusión y divulgación sobre personajes de la ciencia potosina que llevo a cabo publiqué en el 2012 un libro intitulado Una Vida Dedicada a la Ciencia, el papel de Candelario Pérez Rosales, que recoge la trayectoria de Candelario Pérez Rosales, cuyo papel para el establecimiento, desarrollo y consolidación de la física en San Luis fue determinante; de esta forma el desarrollo de la ciencia potosina en la segunda parte del siglo XX, en el seno de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, fue posible con la participación de varios personajes, entre los que se encuentra indiscutiblemente Candelario Pérez Rosales. Su papel fue determinante para que la física potosina y en general la ciencia potosina sea lo que es hoy, ese importante polo de desarrollo que tiene un reconocimiento a nivel mundial. Sin su participación, entusiasmo, compromiso y cierto apostolado, la física en San Luis, y la propia universidad potosina, no serían lo que son hoy.

En este sentido la Universidad Autónoma de San Luis Potosí se encuentra en deuda con Candelario Pérez Rosales.

Su aportación a la ciencia e ingeniería mexicana va más allá de su labor en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Continuó siendo pionero en otras aventuras académicas, contribuyendo notablemente al desarrollo de la ciencia mexicana. En particular ingresó como investigador fundador al Instituto Mexicano del Petróleo.

Como investigador del Instituto Mexicano del Petróleo desarrollo una gran cantidad de proyectos que colocaron al país como un innovador en procesos de extracción de petróleo. Larga sería la lista de ellos, mismos que recogen en las páginas del libro que le dedicamos a este importante científico potosino.

Esta larga lista de proyectos que dirigió Candelario Pérez, desarrollados bajo el demandante factor de tiempo, da muestra de la importancia de su contribución al desarrollo de la industria petrolera al enfrascarse en proyectos dirigidos a resolver los diversos problemas técnicos y científicos asociados a la industria petrolera.

Estas tres facetas de Candelario Pérez que se presentan en el libro, constructor de instituciones y formador de recursos humanos, científico orientado a problemas de aplicación en la industria petrolera y escritor científico, lo colocan como uno de los baluartes nacionales en el desarrollo de la ciencia e ingeniería en nuestro país, y muy enfáticamente al desarrollo de la física mexicana.

Candelario Pérez ingresa como investigador fundador del Instituto Mexicano del Petróleo en 1966, como ya hemos mencionado, después de haber sentado las bases y asegurado el desarrollo de la Escuela e Instituto de Física en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

En este libro se recoge su labor como escritor científico, profesor e investigador, tareas que suelen ser consideradas como labores fundamentales de las universidades mexicanas. En todas ellas tuvo, y sigue teniendo a pesar de estar retirado, una contribución importante y valiosa, además de sobresaliente.

Sea esta obra un homenaje a uno de los fundadores de la Escuela de Física de la UASLP, ahora Facultad de Ciencias, y del Instituto de Física de la UASLP, que estaban englobados en el Departamento de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, cuya creación se diera el 1 de diciembre de 1955, mediante la aprobación del Consejo Directivo Universitario a un recurso sometido por el Dr. Gustavo del Castillo y Gama.

A los interesados, el libro pueden comprarlo bajo pedido en el correo electrónico de un servidor.

Candelario Pérez murió en San Luis Potosí, el 1 de mayo de 2016. El homenaje que le tributamos, se recogen en una serie de videos que pueden consultarse en youtube en el canal de José Refugio Martínez Mendoza. Para una muestra compartimos el siguiente:

También lee: Enrique Mesta Zuñiga, el filósofo autodidacta | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Continuar leyendo

#4 Tiempos

La evolución creadora | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Publicado hace

el

LETRAS minúsculas

 

He aquí lo que escribió hace poco el filósofo alemán Ulrich Hommes: «El crecimiento del miedo en nuestro tiempo es debido a que los hombres de hoy padecen una singular falta de relaciones. Es evidente que la falta de relaciones tiene como consecuencia el miedo, y que el miedo genera una mayor agresividad».

¿Qué quiso decir el filósofo con estas palabras? En realidad es muy simple; quiso decir, sencillamente, que si hoy cunde en nuestras sociedades una especie de pánico generalizado, es porque los hombres estamos más solos que nunca. Como no tenemos amigos (digámoslo aún mejor: como no tenemos relaciones significativas), todo nos aterroriza, pues sentimos que en tales condiciones no seremos capaces de hacer frente a los problemas de la vida.

El viejecito aquel que no tiene ya a nadie porque ha visto morir a todos sus camaradas y partir a tierras lejanas a todos sus hijos, ¿cómo no va a tener miedo de quedarse muerto en la noche mientras duerme? ¿Qué va a ser de él? ¡Ah, con una persona cercana, con una sola con tal de que lo quiera, cómo le sería fácil vivir! Pero no, no tiene a nadie: está solo y por eso se despierta en la madrugada sudando de miedo.

Y aquella mujer joven, ¿no tiene miedo también? Cuando piensa en el futuro, siente que la cabeza le estalla. ¿Y si su marido la abandona para irse con otra mujer más de su gusto? ¡Después de todo, es probable que lo haga! Pues, ¿no se oye por doquier, pero sobre todo en la radio y en la televisión, que cuando un lazo nos aprieta demasiado hay que tener la osadía de desatarlo? ¿No se dice continuamente aquí y allá que el matrimonio es una prisión y que cada cual puede y debe buscar otras alternativas cuando los antiguos compromisos no sean ya viables, deseables ni rentables? Y siendo éste el pensamiento que todos repiten alegremente; ¿cómo no va a tener miedo la pobre de que la dejen un día u otro? ¡Separarse es tan sencillo! Por su parte, el marido también padece lo suyo. ¿Y si ya no satisface todas las expectativas de su esposa?, ¿y si ya no reúne todos los requisitos, como se dice? El normal caos del amor: así tituló Ulrich Beck, el famoso sociólogo alemán, un libro suyo que trata, precisamente, de estas angustias nada ficticias. Pero este caos, ¿es tan normal como parece? A juzgar por lo tiempos que corren, sí.

Mas no sólo el viejecito y los jóvenes esposos tienen miedo; también lo sienten los niños. Y si sus padres se separan, ¿qué será de ellos? Amigos casi no tienen, a excepción de aquellos con los que chatean por la tarde, a la hora de los deberes. Pero, ¿pueden estos desconocidos llamarse amigos? ¡Si son unos desconocidos: a lo mucho, sólo saben su nombre y las letras de las canciones que se intercambian en la red! Están solos.

Y el niño que aún no nace, ¿no tiene miedo él también? Gracias a la sensibilidad espantada de su madre, algo sabe ya de los terrores de este mundo. Ni siquiera le ha sido necesario nacer para darse cuenta de cómo están las cosas en este extraño planeta. Sí, tiene miedo, y él más que nadie. Primero porque está indefenso, y segundo porque nada sabe si su madre llegará a tragarse ese cuento que dice que los niños, mientras aún estén en el vientre, no son más que un montón de células desorganizadas o quizá meramente tumores que sería necesario extirpar cuando las cosas anden mal.

Miedo aquí y miedo allá. Miedo que, según Ulrich Hommes, no tarda mucho en convertirse en violencia. Violencia que genera más miedo y que no puede ser aplacada más que con amor: «Lo que sirve contra el miedo cuando nada más sirve es el amor. El amor que me brindan y el amor que yo mismo doy». 

Se realizó recientemente un experimento que dejó boquiabiertos a los que lo realizaron: «Cuando a unas cabras ubicadas cerca de su madre fueron sometidas a un cierto voltaje de corriente eléctrica, se mantuvieron en pie y pudieron soportarlo. Esta misma carga eléctrica les fue aplicada después, cuando estuvieron solas, y entonces ya no pudieron sostenerse, pues o se desvanecían o se volvían locas».

¡Significativo descubrimiento! Cuando las cabras estaban acompañadas, eran fuertes, y sólo caían cuando estaban aisladas y se sentían desamparadas.

«No es bueno que el hombre esté solo». Fue Dios mismo quien lo dijo, es decir, quien creó al ser humano y lo conoce de pe a pa. Ahora bien, si es Él el que lo dice, por algo será. Me discutía hace poco un amigo:

¡Sólo tú puedes tragarte esos relatos inocentes que cuenta la Biblia!

-¿Y por qué inocentes? –pregunté.

-Porque son ingenuos. Por lo menos todos sabemos hoy que el mundo no nació como dice el libro del Génesis.

-¿Y por qué no? –volví a preguntar-. Que Dios haya creado en seis días, ¿no habla, en cierto sentido, de evolución? Según este libro del que te burlas, las cosas y los seres no surgieron todos al mismo tiempo, sino que hubo una gradualidad –una evolución creadora, como la llamaría Bergson- que no es extraña a los modernos descubrimientos de la ciencia: primero fueron la tierra y el cielo, luego las plantas, más tarde los animales y, por último, el hombre…

-Sin embargo –replicó mi amigo-, el libro del Génesis habla de días.

-Días que no tienen por qué ser nuestros días de veinticuatro horas. Acuérdate del salmo que dice que, para Dios, mil años son como un día…

No sé si convencí a mi amigo; pero, además, tampoco me preocupaba convencerlo. Yo sólo quería decirle que no hay que desechar a la ligera esta advertencia divina: «No es bueno que el hombre esté solo». Y que me alegra saber que la ciencia, poco a poco, en la medida de sus fuerzas, va descubriendo esta verdad vieja como el hombre mismo.

También lee: El administrador astuto | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Continuar leyendo

Opinión

Pautas y Redes de México S.A. de C.V.
Miguel de Cervantes Saavedra 140
Col. Polanco CP 78220
San Luis Potosí, S.L.P.
Teléfono 444 2440971

EL EQUIPO:

Director General
Jorge Francisco Saldaña Hernández

Director Administrativo
Luis Antonio Martínez Rivera

Directora Editorial
Ana G. Silva

Periodistas

Diseño
Karlo Sayd Sauceda Ahumada

Productor
Fermin Saldaña Ocampo

 

 

 

Copyright ©, La Orquesta de Comunicaciones S.A. de C.V. Todos los Derechos Reservados