mayo 4, 2024

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#4 Tiempos

Obsolescencia | Columna de Juan Jesús Priego

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Todavía hasta hace poco, una de las virtudes más cotizadas tanto en el campo de las relaciones humanas como en casi todos los demás campos era la virtud de la duración. Una amistad, como un par de zapatos, debía perdurar, y entre más durase, más buena era. La fidelidad, es decir, la resistencia al cambio, era entonces la regla con que se medía la calidad moral de las personas: fidelidad al compañero o a la compañera, al amigo o a la amiga, y hasta a los mismos objetos de que se hallaban rodeados: los cuadernos viejos, las muñecas sin brazos, las cajitas musicales rotas eran conservadas entonces por los individuos con un afecto no exento de nostalgia. Pero de pronto, y sin saber cómo, el número de los objetos se hizo tan grande que el apego a ellos se volvió imposible.

Como es bien sabido, la industria tiene que producir, y si no produce se hunde. Ahora bien, ¿qué haría una empresa fabricante de vehículos en una sociedad en la que los ciudadanos vivieran apegados a sus queridos y destartalados automóviles? Por eso, y para continuar manteniendo sus ventas aun entre personas ya poseedoras de uno o más autos, dichas empresas adoptaron la invariable costumbre de cambiar sus modelos cada año. Estos cambios obedecían a la necesidad no de ofrecer al público automóviles objetivamente más veloces o más seguros que los del año anterior (con frecuencia los modelos ni siquiera eran más bellos: eran sólo diferentes), sino a la de hacer creer al automovilista que había que ponerse al día, pues conducir autos viejos trae como consecuencia perder grados en la escala social; de esta manera, vehículos con apenas un año de antigüedad eran ya vistos como auténticos vejestorios de los que había que deshacerse lo antes posible.

Esta nueva manera de relacionarse con los objetos trajo como consecuencia algo que afectó no sólo a los bolsillos de los consumidores, sino también a sus hábitos del corazón, como veremos enseguida.

En 1959 la casa Mattel lanzó al mercado su famosísima muñeca Barbie, que acabó convirtiéndose en la delicia de millones y millones de niñas en todo el mundo. Ahora bien, para mantener sus ventas y crearse un mercado cautivo, la empresa juguetera decidió imitar a la industria automotriz cambiando el modelo de la muñeca cada año, de modo que las niñas que no querían verse anticuadas debían comprar anualmente su nueva Barbie. Pero hubo además otra cosa, y es que para no suscitar violentas reacciones por parte de unos padres poco dispuestos a gastarse su sueldo en juguetes y, sobre todo, para no exponer a sus pequeñas clientas a reproches paternos del tipo: «Oh, ¿más muñecas? ¡Pero es que ya tienes muchas, querida!», Mattel decidió hacer un modesto descuento a las niñas que entregaran su vieja muñeca a la hora de comprar la nueva. «Lo que no anunció Mattel (comenta Alvin Toffler en El shock del futuro) fue que, al trocar su vieja muñeca por un modelo tecnológicamente perfeccionado, la niña de hoy, ciudadana del mundo superindustrial de mañana, aprendería una lección fundamental sobre la nueva sociedad: que las relaciones del hombre con las cosas son cada vez más temporales», más efímeras.

Las niñas que entregaban su vieja muñeca a cambio de la nueva estaban aprendiendo que no hay que apegarse a nada demasiado, enseñanza ésta que más tarde podrían aplicar sin remordimiento no sólo en su relación con los objetos, sino también con las personas y los animales. Hoy, según Andrew Morton, el

periodo de atención que una familia dispensa a un perro es aproximadamente de tres meses, cuando en el pasado dicho periodo llegaba a durar hasta quince años. Tres meses son suficientes para que un grupo familiar se alegre por su nueva adquisición canina, se aburra del animal y lo eche a la calle, para ir después en busca de otro perro más a su gusto.

A mediados del siglo XIX, cuando la revolución industrial se hallaba en plena efervescencia, Sören Kierkegaard (1813-1855), el filósofo danés, se lamentaba, diciendo: «¿Quién, en nuestros días, compra, como se hacía antaño, un paraguas para toda la vida, o un traje de seda, objeto excelente que puede sernos útil mientras vivamos, o un tapado para la eternidad?» (El amor y la religión). Y la respuesta, por supuesto, es nadie. Nadie quiere hoy que las cosas duren demasiado. «¿No sería demasiado aburrido?».

Sí, la industria ha acabado cambiando nuestros hábitos del corazón, y debido a esto no sólo las muñecas y los autos, sino incluso nosotros mismos nos hallamos en peligro, pues en un mundo de obsolescencia generalizada, ¿no corremos el riesgo de volvernos obsoletos también nosotros? Según ciertos sociólogos de reconocida probidad intelectual (Manuel Castells entre ellos), en la actualidad un hombre de 54 años de edad es ya, para las empresas globales, un ser económicamente muerto. ¿A qué edad empezaremos a morir también afectivamente?, ¿a qué edad nos dejarán de querer por ser demasiado viejos? «En una sociedad de consumidores –ha dicho Zygmunt Bauman (Vida líquida)- nadie puede eludir ser un objeto de consumo». La advertencia es terrible, y haríamos mal tomándonosla a la ligera. Pues cuando todo es desechable, todo eliminable, ¿por qué no íbamos a serlo también nosotros?

El futuro se ve, pues, a lo lejos, poblado de nubarrones. No nos queda sino intentar, como único camino, la fidelidad, el compromiso, eso que Hanna Arendt (1906-1975), la filósofa judía, definió una vez como «el remedio contra la incertidumbre caótica del futuro».

Gracias a la fidelidad podemos esperar que el otro cumplirá su palabra y no nos dejará solos; que nosotros cumpliremos la nuestra y tampoco lo abandonaremos; que, juntos, a pesar de todo, el futuro podría ser no tan abrumador como amenaza serlo.

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#4 Tiempos

El peor torneo de la historia | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Los torneos cortos en el futbol mexicano han traído cambios interesantes en la estadística, desde un sin fin de campeones, tres bicampeonatos (Pumas, León y Atlas) así como muchos títulos de goleo.

Pero la cosa no termina ahí, vale la pena voltear al fondo de la tabla para revisar los peores equipos en los torneos cortos.

El peor equipo de cada torneo, lo tendremos que buscar en la parte baja de la tabla, y aún así, nos tenemos que ir con equipos que sumaron cuando mucho 10 puntos al finalizar el certamen. Por ejemplo Tijuana que en el Clausura 2020, terminó con 9 puntos, pero recordemos que en ese torneo, no se completaron las fechas por la pandemia.

El primer equipo en tener esa marca fue Veracruz, que en el Invierno 96 termina el campeonato con solo 9 puntos. Posteriormente, en el Invierno 98, dos equipos compartieron el último lugar, Toros Neza y Puebla, cerraron la competencia con tan solo 8 unidades.

Del lado de los de casa, San Luis firmó su peor torneo corto en el Apertura 2022, cuando solo pudo hacer 9 puntos después de cumplirse las fechas.

Querétaro ha finalizado dos veces como el peor equipo del torneo, el Apertura 2003 y el Apertura 2012, logró solo 7 puntos.

El ya mencionado Puebla ostenta dos récords en este rubro, el primero es el de haber terminado también dos torneos como último, el Invierno 98 con 8 puntos y el presente Clausura 2024 con solo 5, mismos que le dan el galardón del peor equipo de la historia de los torneos cortos.

Por su parte, el Veracruz, es el equipo que más veces ha quedado en último lugar, con tres ocasiones, en el Invierno 96 cerró con 10 unidades, el Apertura 2019 sumó solo 8 puntos y el Clausura 2019 el equipo del puerto había logrado 6 puntos en la cancha, pero le fueron retirados en la mesa sancionados por FIFA, con lo que a pesar de tener 6 unidades, cerraron el torneo con 0 y desafiliación.

En fin, mucho podemos hablar de la calidad del torneo mexicano, podríamos llamarlo competitividad o torneo mediocre, pero lo que no nos debe quedar duda es que en este Clausura 2024, Puebla firmó el peor torneo corto de la historia del futbol mexicano.

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#4 Tiempos

Calzone, hamburguesas y taquito… ¡Ufff! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

Este fin de semana pasaron muchas cosas… 

Lo primerito fue que luego de muchas dudas sobre el continuar los estudios de preparatoria o dirigirse completamente a la educación basada en el arte de la danza, logramos un acuerdo mi Ratita bailaora y yo. Continuar la prepa y continuar con la danza pero ahora en una oportunidad de participar en la revista musical de su escuela y eso, aunque parece sencillo es algo que me alegra mucho el corazón porque las generaciones que nos siguen deben tomar sus decisiones y nosotros como padres apoyarlos en todo lo que nos sea posible, a sabiendas de que el propósito más grande de cualquier papá o mamá es formar a los hij@s para que alcancen su libertad cuando sean mayores de edad, dándoles las herramientas necesarias para lograr sus objetivos sin hacer a un lado el fin más importante que es encontrar la felicidad.

Lo logramos Ratita, ¡felicidades!

Todo este tema lo platicamos en una agradable terraza que tiene la Bella Italia en la segunda planta de este delicioso lugar donde compartimos un carpaccio de res para cerrar la noche con un calzone al horno de leña que disfrutamos de momento a momento sin perder el hilo de la conversación.

El viernes, aprovechando que no hubo clases por ser el último del mes de abril, mi soldadito de oro y yo nos organizamos para ver una saga muy interesante y entretenida que es “Maze Runner” y logramos completar la trilogía además de disfrutar entre una y otra de unas hamburguesas de Carl´s Junior que sin duda son de las mejores en el mundo de las hamburguesas de franquicia de comida rápida.

¡Gracias Chompir!

El sábado ya tenía agendada una reunión con amig@s por el cumpleaños de uno de los más destacados creadores de contenidos de redes digitales del grupo y nos juntamos para cantar, comer (el guacamole quedó espectacular) y disfrutar de un sábado con un clima excepcionalmente agradable al grado que nos dimos la oportunidad de darnos un chapuzón a la luz de la luna que especialmente ese día estaba hermosísima.

¡Gracias TB Group!

¿Dos arriba, dos abajo o de plano, una arriba y una abajo?

Los domingos son fabulosamente atractivos para mi porque el hecho de cocinar paella siempre me provoca felicidad, no solo por el hecho de poder llevar a la boca de alguien algo preparado por mis manos, sino porque conforme pasa el tiempo son más y más personas que están conociendo mi receta y sus comentarios de satisfacción son una de las mejores recompensas que un cocinero puede recibir, además del gusto de entregar pedidos a amigos de toda la vida que en auto propio, por su propio pie o hasta en uber llegan a recoger sus órdenes para disfrutar en casa con familia.

¡Gracias a Tod@s porque tod@s lo hacemos posible #SoyPaella!

Un domingo se hace más agradable cuando en lugar de “debate” dedicas tu tiempo a disfrutar de la caída del sol… ese momento en que las horas bajan y se oculta el sol para dar paso a la luna en estas noches cálidas. Entonces te ataca el hambre y que mejor lugar para echar taquito que La Fragua en donde no importa de qué pidas tus tacos; pastor, costilla o bistec español, siempre que lo acompañes de una michelada tendrás oportunidad de platicar sobre tantos temas y disfrutar de la compañía que hace de un domingo normal un día extraordinario.

Al llegar a casa no podía quedarme con la curiosidad y empecé a ver el dichoso segundo debate de l@s candidat@s presidenciales y no hubo mejor arrullo para conciliar el sueño que un programa tan aburrido y sin propuesta que eso.

Así que a descansar rico y prepararse para esta semana que se verá interrumpida por la celebración del 1ro. de mayo como cada año.

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

Primera matehualense en obtener título universitario | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En enero de 1923 el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí se convertía en Universidad Autónoma de San Luis Potosí tratando de iniciar una nueva vida académica organizando sus actividades de manera autónoma y decidiendo su destino sin intervención del estado. Si bien, esos primeros pasos de vida autónoma no fueron fáciles y además fueran obstaculizados y postergados hasta la década de los cincuenta cuando puede decirse que la universidad adquiere su absoluta autonomía. Esa fecha queda registrada como el inicio de la hoy Universidad Autónoma de San Luis Potosí que continuaba el trabajo académico del Instituto Científico. Para entonces se empezaba a hacer común observar mujeres en sus aulas de estudios profesionales, su número no era tan abundante; aunque para entonces ya se habían titulado unas cuantas mujeres en la carrera de medicina y en leyes, como hemos tratado en anteriores entregas en esta columna.

Ante esta situación, la presencia de mujeres provenientes del interior del estado era más extraña aún

, por el esfuerzo que requería el trasladarse a la capital del estado para ingresar a realizar estudios, sobre todo de corte profesional. Con todo, las mujeres potosinas de los diversos municipios del estado comenzaron a tener presencia en las aulas universitarias.

De las primeras mujeres en ingresar a la recién “creada” Universidad Autónoma de San Luis Potosí sería la matehualense Sara Cárdenas Orozco que en 1923 ingresaba a la preparatoria de la Universidad potosina a cursar el bachillerato en ciencias biológicas con la intención de poder ingresar en su oportunidad a estudiar medicina en la misma universidad. De esta manera Sara Cárdenas se convertiría en la primera matehualense en ingresar a la universidad.

Sara Cárdenas, se convertía además en la primera matehualense en cursar cursos superiores de física, matemáticas y biología y la primera en cursar materias experimentales de ciencias. De esta forma trabajaría en el histórico Gabinete de Física que tengo bajo mi resguardo y que forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de San Luis Potosí.

Sus estudios preparatorios los realizaría de 1923 a 1926. Por entonces se cursaban en la preparatoria materias de aritmética y algebra, geometría plana, trigonometría rectilínea, física teórica, física experimental, cosmografía, nociones de mecánica, química general, química orgánica, nociones de mineralogía, geografía general, nociones de geología, botánica, histología, zoología, nociones de anatomía, fisiología humana, lógica, psicología moral, histología general, raíces griegas y latinas, dibujo, inglés , francés, literatura general y lengua castellana.

Los cuales aprobaría a satisfacción Sara Cárdenas. En 1926 ingresaba a estudiar medicina y cursaría hasta el quinto año de la carrera en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, para trasladarse a la ciudad de México y proseguir en la Escuela Nacional de Medicina la carrera de medicina en 1930. Realizó sus prácticas hospitalarias en el Hospital Civil “Dr. Miguel Otero” de San Luis Potosí y el internado en el Hospital General de la Ciudad de México, siendo ya estudiante de la Escuela Nacional de Medicina.

Sara Cárdenas Orozco nació en Matehuala, San Luis Potosí el 24 de octubre de 1903, sus padres eran comerciantes en Matehuala, y al parecer cambiarían su estancia a San Luis Potosí, con el fin de que sus hijos pudieran continuar estudios y posteriormente a la Ciudad de México.

Como muchas de sus compañeras médicas, perteneció a la Asociación de Médicas Mexicanas, asociación que fue impulsada por médicas potosinas.

Sara Cárdenas Orozco cursó y aprobó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y en la Escuela Nacional de Medicina las materias que cubrían íntegramente la carrera de médico cirujano, convirtiéndose, con toda seguridad, en la primera médica matehualense.

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