#4 Tiempos
Un paseo y un cuento muy lejos de México | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
Todavía “Yolanda” por ese “Breve espacio en que no estás”, pero ni modo: Ni la muerte, ni los impuestos…ni los partidos de la selección perdonan.
Fundadores a media capacidad pero la esperanza en cada asistente con cupo lleno. Pantallas, balones, una carnita (carnitita) asada que no prendía, pero que agarró fuego en las redes. México ganó con un “menos uno”.
Hay tiempo para caminar por el centro. En la mente las fachadas recién pintadas, el retiro de ambulantes, la limpieza y el esperado ordenamiento, el sacudir las cobijas aunque descobijen.
Paseo frente a Del Sol, frente a Leos Peña, frente al Grillito Cantor, paso por la Antigua Exposición y de largo por el Baratero de León, Dumbo, 3 hermanos, la Surtidora, La Zapatilla Roja y todo el mestizaje de negocios históricos junto a las nuevas tiendas.
En mi paseo se confirma la evidencia: por fin le entraron políticamente al rechazo del chantaje permanente de los Antorchos, Pueblos Libres y demás organizaciones, cualquiera que sea su tamaño, que tuvieron por décadas sometidas a las administraciones municipales. Se ve diferente el panorama en un tramo del pasaje Hidalgo y se ve que avanzan.
No será de un día para otro, piensa quien esto escribe, mientras decide el sabor de las nieves que a “gritovenden” casi frente al Palacio de Gobierno, mango, limón, chocolate o picafresa son las opciones.
Aprovechando el edificio de Madero 100, y mi nieve de picafresa (que todos saben aclara la mente) reparo en los más de 7 mil millones de pesos extra que tendrá el gobierno estatal para el próximo año y que, anunció, los convertirá en 15 mil millones de pesos para infraestructura y obra pública.
Ni Marcelo de los Santos como gobernador tuvo un aumento presupuestal de ese tamaño aún con su amigo Fox en la presidencia, ni cuando fue alcalde le entró de lleno al ordenamiento de ambulantaje en el centro…
Entre mi divagar y la inundación gustativa del sabor de mi nieve refrescante, alcanzo a escuchar la voz de un hombre, ni tan joven ni tan viejo, ni tan desaliñado, ni tan elegante. Está contando un cuento y aunque poca gente se le acerca, desde donde estoy lo escucho.
Como el cuento no me pareció que fuera ni sobre el ejército ni sobre la Virgen de Guadalupe, y dudo mucho se tengan derechos de autor, me atrevo a parafrasearlo para mi Culto Público, porque se me hizo locuaz, desordenado, juguetón y entretenido.
Si algo tiene que ver con alguna realidad, lo desconozco (para que conste).
Es la historia de un planeta muy lejano que se llama País. En ese planeta todos sus habitantes se dedican a hacer un pastel, uno solo, interminable e inacabado a pesar de sus siglos de historia, la preparación en sí misma, es la base y fin de su historia económica, política y social. Medio y fin, camino y destino.
La organización del planeta País, tiene todo tipo de extraños personajes: abejas que trabajan como burros, burros como borregos, lobos, lobos-ovejas, zorros, zorros-mapaches, buitres, pericos, panteras, gatos (ayudantes de las panteras) gnomos, búhos, búhos-gnomos, guacamayas, leñadores, panaderos, lecheros, harineros, legionarios, focas, focas-legionarias y unos pocos que tienen huevos (hay que recordar que se dedican entre todos a hacer pastel).
No es que cada especie se dedique a algo en específico o único, todos hacen de todo. Unos a las materias primas, otros a transformarlas, otros a transportarlas, otros a transformarlas, otros a venderla y otros a administrarla.
Si a caso, se pueden contar por separado a los legionarios y a las focas-legionarios, que tenían por primer encargo cuidar las fronteras del planeta, salvaguardar el territorio donde se producen las materias primas, ayudar en desastres gastronómicos, como derrames y sacudidas y mantener a raya a otros astros.
Son ellos los únicos que pueden portar tenedores y cuchillos, que últimamente además usan para contener el negocio sucio de las panteras y sus gatos, que refinando harina y otras hierbas, transportándola y vendiéndola, han encontrado la forma de generar una economía alterna, pero sangrienta, porque, como buenos felinos, son t erritoriales y salvajes.
En esta era (cada era dura como 600 años) País, el planeta, está gobernado por “Blanquicéfalo”, que ha prometido construir un cuarto piso en el histórico e innacabado pastel.
Unos lo apoyan, otros lo detestan.
Los panaderos por ejemplo (que se sienten por su oficio los únicos aptos para tener la receta del pastel) se han llegado a aliar con los zorros y los zorros-mapaches, que construyeron el tercer piso del mismo en una era anterior, para intentar frenar a “Blanquicéfalo”.
No han podido, pero lo mismo sacuden avisperos, atormentan a las abejas, manipulan a los burros y los siguen los borregos. Como muchos de ellos tienen bodegas de recursos, rebanadas depositadas en cajas fuertes y mucho betún en sus cuentas, las usan para convencer a búhos grandes y a búhos-gnomos, que se encargan,a través de los pericos, de divulgar lo que últimamente revelan las Guacamayas.
Entre tanto, “Blanquicéfalo” ha optado por confiar cada vez más en los legionarios, les ha encargado la seguridad del planeta, perseguir panteras (aunque a algunas han soltado) pero sobre todo, les ha encargado la administración y control tanto de las charolas que viajan vía aérea, como la construcción de vías férreas para el transporte de los habitantes del polo sur, el cuidado de las materias primas, la administración de las entradas y salidas de los materiales al planeta y así, cada vez más responsabilidades en las que se maneja mucho, pero mucho betún.
El mismo dulce betún que por mayoría, País quitó de de las manos a panaderos y zorros. Mismo dulce betún que a cualquiera embarra y nunca empalaga, y sí… legionarios y focas se están embarrando. Ya probaron la dulzura y abundancia del betún. Ya no les preocupa tanto la harina refinada ni la persecución de panteras y gatos. Las rebanadas y rebanadas que hoy tienen bajo su torpe manoteo parece ser ya su motivación principal, aunque no de todos –hay que decirlo-.
A los leñadores, amigos de todos los que estén contra el cuarto piso del pastel, les urge ejercer su oficio.
En general el planeta está en calma, para bien o para mal, “Blanquicéfalo” ha cumplido con su cambio de era, reparte el pastel, no deja (casi) que nadie más que los de su confianza metan mano y a todos los extraños personajes de su planeta les ha dado algo a probar.
Faltan 200 años al país de extraños personajes para decidir si continúan con el cuarto piso del pastel, o regresan a la receta de antes, pero mientras tanto el riesgo es mayúsculo y es justamente el engolosinamiento peligroso de los legionarios y focas junto a la traición de las panteras.
Con cuchillo y tenedor en mano, no es tan fácil se les pueda arrebatar su adictivo néctar que han paladeado, y que con o sin cuarto piso, defenderán a capa y espada.
¿Quién tendrá los huevos? A ver si no se nos quema todo el pastel… y es el único que tenemos.
Se acaba la extraña historia y se acaba también mi nieve. No hay moraleja ni final, fue una historia más de algún alma encerrada en las mazmorras de sus tormentos escuchadas en un paseo en el centro.
Locuaz e inverosímil relato, piensa quien esto escribe mientras que el hombre ni tan joven ni tan viejo, ni tan elegante ni tan desaliñado que contó el cuento, se retira con él.
Ojalá le vaya bien a México…y en el partido de mañana también.
Hasta la próxima, hijos de mis ficciones. Excelente fin de semana.
Atentamente,
Jorge Saldaña.
También lee: ¿Xavier Nava? ¿Para qué me lo recuerdan? | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Una vida dedicada a la ciencia, Candelario Pérez Rosales | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Hoy, 16 de diciembre, el peotillense Candelario Pérez Rosales, baluarte de la ciencia e ingeniería mexicana y consolidador de la física profesional en San Luis Potosí, estaría cumpliendo noventa y cinco años de edad.
Candelario Pérez Rosales nació el 16 de diciembre de 1930 en Peotillos, comunidad del municipio de Villa de Hidalgo, San Luis Potosí, donde estudió los primeros años de primaria, para luego venir a San Luis Potosí a terminarlos y continuar los estudios de secundaria y preparatoria, ambos en el turno nocturno, donde compartía las horas de estudio con las horas de trabajo. Estudiaría Física en la Universidad de Purdue y vendría a San Luis Potosí a colaborar con la fundación de la Escuela de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, hoy Facultad de Ciencias y del Instituto de Física de la propia Universidad Autónoma de San Luis Potosí, instituciones que están cumpliendo setenta años.
Como parte de los trabajos de difusión y divulgación sobre personajes de la ciencia potosina que llevo a cabo publiqué en el 2012 un libro intitulado Una Vida Dedicada a la Ciencia, el papel de Candelario Pérez Rosales, que recoge la trayectoria de Candelario Pérez Rosales, cuyo papel para el establecimiento, desarrollo y consolidación de la física en San Luis fue determinante; de esta forma el desarrollo de la ciencia potosina en la segunda parte del siglo XX, en el seno de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, fue posible con la participación de varios personajes, entre los que se encuentra indiscutiblemente Candelario Pérez Rosales. Su papel fue determinante para que la física potosina y en general la ciencia potosina sea lo que es hoy, ese importante polo de desarrollo que tiene un reconocimiento a nivel mundial. Sin su participación, entusiasmo, compromiso y cierto apostolado, la física en San Luis, y la propia universidad potosina, no serían lo que son hoy.
En este sentido la Universidad Autónoma de San Luis Potosí se encuentra en deuda con Candelario Pérez Rosales.
Su aportación a la ciencia e ingeniería mexicana va más allá de su labor en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Continuó siendo pionero en otras aventuras académicas, contribuyendo notablemente al desarrollo de la ciencia mexicana. En particular ingresó como investigador fundador al Instituto Mexicano del Petróleo.
Como investigador del Instituto Mexicano del Petróleo desarrollo una gran cantidad de proyectos que colocaron al país como un innovador en procesos de extracción de petróleo. Larga sería la lista de ellos, mismos que recogen en las páginas del libro que le dedicamos a este importante científico potosino.
Esta larga lista de proyectos que dirigió Candelario Pérez, desarrollados bajo el demandante factor de tiempo, da muestra de la importancia de su contribución al desarrollo de la industria petrolera al enfrascarse en proyectos dirigidos a resolver los diversos problemas técnicos y científicos asociados a la industria petrolera.
Estas tres facetas de Candelario Pérez que se presentan en el libro, constructor de instituciones y formador de recursos humanos, científico orientado a problemas de aplicación en la industria petrolera y escritor científico, lo colocan como uno de los baluartes nacionales en el desarrollo de la ciencia e ingeniería en nuestro país, y muy enfáticamente al desarrollo de la física mexicana.
Candelario Pérez ingresa como investigador fundador del Instituto Mexicano del Petróleo en 1966, como ya hemos mencionado, después de haber sentado las bases y asegurado el desarrollo de la Escuela e Instituto de Física en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
En este libro se recoge su labor como escritor científico, profesor e investigador, tareas que suelen ser consideradas como labores fundamentales de las universidades mexicanas. En todas ellas tuvo, y sigue teniendo a pesar de estar retirado, una contribución importante y valiosa, además de sobresaliente.
Sea esta obra un homenaje a uno de los fundadores de la Escuela de Física de la UASLP, ahora Facultad de Ciencias, y del Instituto de Física de la UASLP, que estaban englobados en el Departamento de Física de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, cuya creación se diera el 1 de diciembre de 1955, mediante la aprobación del Consejo Directivo Universitario a un recurso sometido por el Dr. Gustavo del Castillo y Gama.
A los interesados, el libro pueden comprarlo bajo pedido en el correo electrónico de un servidor.
Candelario Pérez murió en San Luis Potosí, el 1 de mayo de 2016. El homenaje que le tributamos, se recogen en una serie de videos que pueden consultarse en youtube en el canal de José Refugio Martínez Mendoza. Para una muestra compartimos el siguiente:
También lee: Enrique Mesta Zuñiga, el filósofo autodidacta | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
#4 Tiempos
La evolución creadora | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
He aquí lo que escribió hace poco el filósofo alemán Ulrich Hommes: «El crecimiento del miedo en nuestro tiempo es debido a que los hombres de hoy padecen una singular falta de relaciones. Es evidente que la falta de relaciones tiene como consecuencia el miedo, y que el miedo genera una mayor agresividad».
¿Qué quiso decir el filósofo con estas palabras? En realidad es muy simple; quiso decir, sencillamente, que si hoy cunde en nuestras sociedades una especie de pánico generalizado, es porque los hombres estamos más solos que nunca. Como no tenemos amigos (digámoslo aún mejor: como no tenemos relaciones significativas), todo nos aterroriza, pues sentimos que en tales condiciones no seremos capaces de hacer frente a los problemas de la vida.
El viejecito aquel que no tiene ya a nadie porque ha visto morir a todos sus camaradas y partir a tierras lejanas a todos sus hijos, ¿cómo no va a tener miedo de quedarse muerto en la noche mientras duerme? ¿Qué va a ser de él? ¡Ah, con una persona cercana, con una sola con tal de que lo quiera, cómo le sería fácil vivir! Pero no, no tiene a nadie: está solo y por eso se despierta en la madrugada sudando de miedo.
Y aquella mujer joven, ¿no tiene miedo también? Cuando piensa en el futuro, siente que la cabeza le estalla. ¿Y si su marido la abandona para irse con otra mujer más de su gusto? ¡Después de todo, es probable que lo haga! Pues, ¿no se oye por doquier, pero sobre todo en la radio y en la televisión, que cuando un lazo nos aprieta demasiado hay que tener la osadía de desatarlo? ¿No se dice continuamente aquí y allá que el matrimonio es una prisión y que cada cual puede y debe buscar otras alternativas cuando los antiguos compromisos no sean ya viables, deseables ni rentables? Y siendo éste el pensamiento que todos repiten alegremente; ¿cómo no va a tener miedo la pobre de que la dejen un día u otro? ¡Separarse es tan sencillo! Por su parte, el marido también padece lo suyo. ¿Y si ya no satisface todas las expectativas de su esposa?, ¿y si ya no reúne todos los requisitos, como se dice? El normal caos del amor: así tituló Ulrich Beck, el famoso sociólogo alemán, un libro suyo que trata, precisamente, de estas angustias nada ficticias. Pero este caos, ¿es tan normal como parece? A juzgar por lo tiempos que corren, sí.
Mas no sólo el viejecito y los jóvenes esposos tienen miedo; también lo sienten los niños. Y si sus padres se separan, ¿qué será de ellos? Amigos casi no tienen, a excepción de aquellos con los que chatean por la tarde, a la hora de los deberes. Pero, ¿pueden estos desconocidos llamarse amigos? ¡Si son unos desconocidos: a lo mucho, sólo saben su nombre y las letras de las canciones que se intercambian en la red! Están solos.
Y el niño que aún no nace, ¿no tiene miedo él también? Gracias a la sensibilidad espantada de su madre, algo sabe ya de los terrores de este mundo. Ni siquiera le ha sido necesario nacer para darse cuenta de cómo están las cosas en este extraño planeta. Sí, tiene miedo, y él más que nadie. Primero porque está indefenso, y segundo porque nada sabe si su madre llegará a tragarse ese cuento que dice que los niños, mientras aún estén en el vientre, no son más que un montón de células desorganizadas o quizá meramente tumores que sería necesario extirpar cuando las cosas anden mal.
Miedo aquí y miedo allá. Miedo que, según Ulrich Hommes, no tarda mucho en convertirse en violencia. Violencia que genera más miedo y que no puede ser aplacada más que con amor: «Lo que sirve contra el miedo cuando nada más sirve es el amor. El amor que me brindan y el amor que yo mismo doy».
Se realizó recientemente un experimento que dejó boquiabiertos a los que lo realizaron: «Cuando a unas cabras ubicadas cerca de su madre fueron sometidas a un cierto voltaje de corriente eléctrica, se mantuvieron en pie y pudieron soportarlo. Esta misma carga eléctrica les fue aplicada después, cuando estuvieron solas, y entonces ya no pudieron sostenerse, pues o se desvanecían o se volvían locas».
¡Significativo descubrimiento! Cuando las cabras estaban acompañadas, eran fuertes, y sólo caían cuando estaban aisladas y se sentían desamparadas.
«No es bueno que el hombre esté solo». Fue Dios mismo quien lo dijo, es decir, quien creó al ser humano y lo conoce de pe a pa. Ahora bien, si es Él el que lo dice, por algo será. Me discutía hace poco un amigo:
–¡Sólo tú puedes tragarte esos relatos inocentes que cuenta la Biblia!
-¿Y por qué inocentes? –pregunté.
-Porque son ingenuos. Por lo menos todos sabemos hoy que el mundo no nació como dice el libro del Génesis.
-¿Y por qué no? –volví a preguntar-. Que Dios haya creado en seis días, ¿no habla, en cierto sentido, de evolución? Según este libro del que te burlas, las cosas y los seres no surgieron todos al mismo tiempo, sino que hubo una gradualidad –una evolución creadora, como la llamaría Bergson- que no es extraña a los modernos descubrimientos de la ciencia: primero fueron la tierra y el cielo, luego las plantas, más tarde los animales y, por último, el hombre…
-Sin embargo –replicó mi amigo-, el libro del Génesis habla de días.
-Días que no tienen por qué ser nuestros días de veinticuatro horas. Acuérdate del salmo que dice que, para Dios, mil años son como un día…
No sé si convencí a mi amigo; pero, además, tampoco me preocupaba convencerlo. Yo sólo quería decirle que no hay que desechar a la ligera esta advertencia divina: «No es bueno que el hombre esté solo». Y que me alegra saber que la ciencia, poco a poco, en la medida de sus fuerzas, va descubriendo esta verdad vieja como el hombre mismo.
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#4 Tiempos
Cinco finales, cinco retratos | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
El fútbol mexicano vive instalado en un vaivén que mezcla memoria corta, intensidad desbordada y una elasticidad competitiva que rara vez se ve en otros torneos. Y no hay mejor espejo de esa naturaleza cambiante que las últimas cinco finales de la Liga MX. Cada una reveló una cara distinta del campeonato, a veces impredecible, a veces cuidadosamente edificado, pero siempre dispuesto a romper pronósticos.
La más reciente, la del Clausura 2025, entregó un desenlace que pocos anticipaban. Toluca superó a América y recuperó un lugar que parecía extraviado en la élite. Esa serie tuvo un aire de reivindicación para los escarlatas, que encontraron una mezcla perfecta entre orden, temple y puntería. América, por su parte, llegó con la etiqueta inevitable de favorito, pero terminó cediendo ante un rival que administró mejor la presión. En ese desenlace se confirmó que en México los ciclos pueden renacer más rápido de lo que tardan en extinguirse.
Un semestre antes, en el Apertura 2024, las Águilas habían impuesto su jerarquía ante Monterrey. Fue una final marcada por el contraste entre un equipo construido para dominar y otro diseñado para golpear en ráfagas. América resolvió porque entendió cuándo acelerar y cuándo enfriar; Rayados quedó atrapado en la tentación del vértigo y pagó caro su falta de pausa. La serie se volvió una lección de que, en liguillas, el músculo emocional pesa tanto como el táctico.
El Clausura 2024 repitió campeón, América doblegó a Cruz Azul en un duelo donde la narrativa histórica parecía empujar a los celestes, pero terminó imponiéndose la estructura más estable. No fue una final espectacular, pero sí una muestra de oficio. América manejó los tiempos como si los hubiera ensayado toda la vida y Cruz Azul, que había encontrado ritmo durante la fase final, se quedó sin margen en el momento en que la exigencia aumentó.
En el Apertura 2023, el mismo América se cruzó con Tigres en una final que resumió la última década del fútbol mexicano, dos potencias creando tensión desde su experiencia y su peso institucional. Fue una confrontación áspera, tensa, en la que el primer error podía decidirlo todo. América fue más certero y Tigres, pese a su capacidad para competir siempre, no encontró esa chispa que tantas veces lo salvó en finales previas.
Y antes de que América dominara este tramo de la historia reciente, el Clausura 2023 había dejado un capítulo distinto, Tigres había vencido a Guadalajara en una final que mezcló dramatismo y resistencia. Chivas llegó con un impulso sentimental fuerte, respaldado por un cierre de torneo que había reavivado ilusiones; Tigres, en cambio, se aferró a la experiencia y convirtió la serie en un duelo donde la paciencia terminó valiendo oro.
Cinco finales, cinco historias desiguales, pero todas con un hilo común, la liga mx vive entre la tradición y la renovación constante. América ha sido el protagonista dominante, sí, pero no en un territorio exclusivo; Toluca reapareció con fuerza, Tigres mantiene su lugar entre los gigantes modernos y Cruz Azul y Monterrey continúan orbitando entre la aspiración y la frustración.
Lo fascinante es que cada una de estas series dibuja una tendencia distinta. A veces gana el que mejor juega; otras, el que comete menos errores; y en más de una ocasión, el que simplemente logra sobrevivir a su propio caos. La Liga MX no premia únicamente la excelencia: premia la capacidad de adaptarse a un torneo donde cada semestre puede contar una historia completamente diferente.
Eso explica por qué sus finales, aunque repetidas entre ciertos protagonistas, nunca se sienten iguales. Cada una deja marcas nuevas, dudas nuevas y certezas que duran apenas unos meses. Y quizá ahí radica la esencia de este futbol, un territorio donde la estabilidad es un lujo, el dramatismo una obligación y el título, el botín que confirma que, al menos por un instante, todo salió bien en medio de un ecosistema que siempre está cambiando. Hoy Toluca puede volver a levantar el título o Tigres recuperar lo perdido hace unos torneos, pero sea cual sea el resultado, no queda duda que esta liga es un reflejo de lo extraño y competido que resulta nuestro casero futbol nacional.
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