octubre 10, 2025

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#4 Tiempos

Químicas, médicas, licenciadas unidas en Universitarias Mexicanas en San Luis Potosí | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Entre las organizaciones femeniles que existían en el país a mediados del siglo XX se encuentra la denominada Universitarias Mexicanas que tenía una organización filial en San Luis Potosí (Grupo Filial de Universitarias Mexicanas de San Luis Potosí) la cual reunía a las mujeres que estudiaban y impartían cátedra en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

Esta agrupación tenía entre sus principales actividades, difundir el trabajo de las universitarias potosinas a través de conferencias enmarcadas en actividades sociales. En 1949, por ejemplo, ya tenían intensa actividad y a sus reuniones solían asistir autoridades universitarias, como la cena sesión realizada en agosto de 1949, a la que asistieron el Dr. Augusto Díaz Infante, entonces rector de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y los doctores Francisco padrón, José Miguel Torre, el Ing. Quim. Andrés Acosta y el Lic. Antonio Rosillo.

En aquella sesión la Quim. Elisa Castillo dio lectura a un estudio sobre el tema “Vinos” que desarrolló en forma inteligente, según crónicas periodísticas de la época, con comentarios de la Quim. María de los Ángeles Navarro. En dicha reunión se anunciaba el tema de la próxima cena-reunión que estaría a cargo de la Profesora en Obstetricia María de la Luz de Maldonado. Las socias que asistieron a aquella reunión se encontraban la presidenta Lic. María del Rosario Oyarzun, Socorro Perea, Lic. Gloria Izquierdo de Rosillo, Quim. María de los Ángeles Palomino, Prof. Obs. Luz González de Maldonado, Lic. Amparo Himelda Reyes, Rebeca León Dávalos, Quim. María de los Ángeles Navarro, Quim. Josefina Muñoz, Dra. Lidia Amanda Reyes, Quim. Elisa Castillo y Quim. Lourdes Guerra.

La filial potosina tenía dos labores de fondo una de aspecto cultural y la otra de orden social; en el aspecto cultural se incluían charlas y conferencias sobre diferentes problemas de orden intelectual; la otra de orden social que abordaba problemas como el de la miseria, la desnutrición infantil. La desocupación, la prostitución y otros muchos de los cuales hacen un minucioso estudio para luego presentarlos a las autoridades competentes y cooperar con ellos a su resolución. Estas actividades que emprendieron las mujeres potosinas durante las décadas de los cuarenta y cincuenta son dignas de admirarse y estudiarse, pues representan acciones de responsabilidad social de quienes participaban en la cultura y en la ciencia en San Luis en el medio universitario.

Estas acciones se unían a los objetivos de la asociación nacional cuyos fines eran las de unir culturalmente a la Universitarias Mexicanas y a las extranjeras residentes en el país sin distinción de nacionalidades, religión u opiniones políticas; estimular las investigaciones científicas y la producción literaria por todos los medios que estén a su alcance; contribuir a la elevación cultural del medio y colaborar con las Universidades del País y con las instituciones y personas dedicadas a la educación y al servicio social. Todo esto encaminado a un fin único: el de preparar a las mujeres universitarias para que sirvan con mayor eficacia a los intereses de la colectividad cooperando en esta forma al engrandecimiento de la Patria.

Esta agrupación formaba parte de un movimiento internacional que se fundó en la Ciudad de México en 1925 y que tiene su sede en Londres, en 1939 adquiere personalidad jurídica y en 1943 se funda la casa de Universitarias Mexicanas, una residencia de estudiantes universitarias nacionales y extranjeras. Esta asociación agrupó a un número importante de potosinas como parte de un amplio programa cultural que se vivió en San Luis en esas décadas y en el cual las mujeres no estaban relegadas, inclusive fueron punta de lanza en este movimiento como el caso de la Lic. Rosario Oyarzun, de quien ya hemos tratado en esta columna, o la Quim. Socorro Perea que luego realizaría una importante labor en el rescate de la música de son arribeño del estado.

Rosario Oyarzun que fungiera como presidenta de la filial en San Luis, dejaba la presidencia en 1953 organizando, como era costumbre un ciclo de conferencias, en esa ocasión a nivel nacional en temas como “el existencialismo en México” impartida por Laura Beatriz Benavidez, en dicho ciclo también participaría la Dra. en Filosofía Paula Gómez Alonso, Dra. Luz Vera con el tema “relaciones entre la psicología y la pedagogía”, entre otras.

Además de las mujeres ya mencionadas, también participaban la Lic. Socorro Blanc Ruiz, la Dra. Arcelia Cedi, Farm. Guadalupe Saavedra de Morones, Srita. Carmen Britz, Lic. Lilia Cardona Muñoz, Lic. Amparo Imelda Reyes, Lic. Orpha Ayang, entre otras más.

Así, Universitarias Mexicanas en San Luis Potosí unió a artistas, licenciadas, médicas y químicas en torno a su labor en pro de la cultura y aplicación científica en bien de la sociedad potosina.

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#4 Tiempos

Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta

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Apuntes

Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.

Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.

Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.

Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.

En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.

Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir

. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.

No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.

Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.

Punto.

Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.

Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.

Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.

Yo soy Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.

Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.

Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.

El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.

Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.

Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México.

Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.

Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.

Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.

Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.

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#4 Tiempos

Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

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APUNTES

 

Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?

La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?

Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.

Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.

¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.

Deme una salida, presidente…

— Ok.

Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú

… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.

—Ganamos.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

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