#4 Tiempos
Obsolescencia | Columna de Juan Jesús Priego
Letras minúsculas
Todavía hasta hace poco, una de las virtudes más cotizadas tanto en el campo de las relaciones humanas como en casi todos los demás campos era la virtud de la duración. Una amistad, como un par de zapatos, debía perdurar, y entre más durase, más buena era. La fidelidad, es decir, la resistencia al cambio, era entonces la regla con que se medía la calidad moral de las personas: fidelidad al compañero o a la compañera, al amigo o a la amiga, y hasta a los mismos objetos de que se hallaban rodeados: los cuadernos viejos, las muñecas sin brazos, las cajitas musicales rotas eran conservadas entonces por los individuos con un afecto no exento de nostalgia. Pero de pronto, y sin saber cómo, el número de los objetos se hizo tan grande que el apego a ellos se volvió imposible.
Como es bien sabido, la industria tiene que producir, y si no produce se hunde. Ahora bien, ¿qué haría una empresa fabricante de vehículos en una sociedad en la que los ciudadanos vivieran apegados a sus queridos y destartalados automóviles? Por eso, y para continuar manteniendo sus ventas aun entre personas ya poseedoras de uno o más autos, dichas empresas adoptaron la invariable costumbre de cambiar sus modelos cada año. Estos cambios obedecían a la necesidad no de ofrecer al público automóviles objetivamente más veloces o más seguros que los del año anterior (con frecuencia los modelos ni siquiera eran más bellos: eran sólo diferentes), sino a la de hacer creer al automovilista que había que ponerse al día, pues conducir autos viejos trae como consecuencia perder grados en la escala social; de esta manera, vehículos con apenas un año de antigüedad eran ya vistos como auténticos vejestorios de los que había que deshacerse lo antes posible.
Esta nueva manera de relacionarse con los objetos trajo como consecuencia algo que afectó no sólo a los bolsillos de los consumidores, sino también a sus hábitos del corazón, como veremos enseguida.
En 1959 la casa Mattel lanzó al mercado su famosísima muñeca Barbie, que acabó convirtiéndose en la delicia de millones y millones de niñas en todo el mundo. Ahora bien, para mantener sus ventas y crearse un mercado cautivo, la empresa juguetera decidió imitar a la industria automotriz cambiando el modelo de la muñeca cada año, de modo que las niñas que no querían verse anticuadas debían comprar anualmente su nueva Barbie. Pero hubo además otra cosa, y es que para no suscitar violentas reacciones por parte de unos padres poco dispuestos a gastarse su sueldo en juguetes y, sobre todo, para no exponer a sus pequeñas clientas a reproches paternos del tipo: «Oh, ¿más muñecas? ¡Pero es que ya tienes muchas, querida!», Mattel decidió hacer un modesto descuento a las niñas que entregaran su vieja muñeca a la hora de comprar la nueva. «Lo que no anunció Mattel (comenta Alvin Toffler en El shock del futuro) fue que, al trocar su vieja muñeca por un modelo tecnológicamente perfeccionado, la niña de hoy, ciudadana del mundo superindustrial de mañana, aprendería una lección fundamental sobre la nueva sociedad: que las relaciones del hombre con las cosas son cada vez más temporales», más efímeras.
Las niñas que entregaban su vieja muñeca a cambio de la nueva estaban aprendiendo que no hay que apegarse a nada demasiado, enseñanza ésta que más tarde podrían aplicar sin remordimiento no sólo en su relación con los objetos, sino también con las personas y los animales. Hoy, según Andrew Morton, el periodo de atención que una familia dispensa a un perro es aproximadamente de tres meses, cuando en el pasado dicho periodo llegaba a durar hasta quince años. Tres meses son suficientes para que un grupo familiar se alegre por su nueva adquisición canina, se aburra del animal y lo eche a la calle, para ir después en busca de otro perro más a su gusto.
A mediados del siglo XIX, cuando la revolución industrial se hallaba en plena efervescencia, Sören Kierkegaard (1813-1855), el filósofo danés, se lamentaba, diciendo: «¿Quién, en nuestros días, compra, como se hacía antaño, un paraguas para toda la vida, o un traje de seda, objeto excelente que puede sernos útil mientras vivamos, o un tapado para la eternidad?» (El amor y la religión). Y la respuesta, por supuesto, es nadie. Nadie quiere hoy que las cosas duren demasiado. «¿No sería demasiado aburrido?».
Sí, la industria ha acabado cambiando nuestros hábitos del corazón, y debido a esto no sólo las muñecas y los autos, sino incluso nosotros mismos nos hallamos en peligro, pues en un mundo de obsolescencia generalizada, ¿no corremos el riesgo de volvernos obsoletos también nosotros? Según ciertos sociólogos de reconocida probidad intelectual (Manuel Castells entre ellos), en la actualidad un hombre de 54 años de edad es ya, para las empresas globales, un ser económicamente muerto. ¿A qué edad empezaremos a morir también afectivamente?, ¿a qué edad nos dejarán de querer por ser demasiado viejos? «En una sociedad de consumidores –ha dicho Zygmunt Bauman (Vida líquida)- nadie puede eludir ser un objeto de consumo». La advertencia es terrible, y haríamos mal tomándonosla a la ligera. Pues cuando todo es desechable, todo eliminable, ¿por qué no íbamos a serlo también nosotros?
El futuro se ve, pues, a lo lejos, poblado de nubarrones. No nos queda sino intentar, como único camino, la fidelidad, el compromiso, eso que Hanna Arendt (1906-1975), la filósofa judía, definió una vez como «el remedio contra la incertidumbre caótica del futuro».
Gracias a la fidelidad podemos esperar que el otro cumplirá su palabra y no nos dejará solos; que nosotros cumpliremos la nuestra y tampoco lo abandonaremos; que, juntos, a pesar de todo, el futuro podría ser no tan abrumador como amenaza serlo.
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#4 Tiempos
En San Luis, el primer trabajo de química orgánica en el país | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En distintas épocas, algunos investigadores de la farmacia, de la química o de la botánica, han ampliado y enriquecido el conocimiento de estas disciplinas científicas en México, particularmente en San Luis Potosí. En los años cuarenta del siglo XIX, en esta ciudad tenía su botica Miguel Dionisio, un farmacéutico de gran prestigio y además químico, de origen español, que llegó a México en la primera mitad del siglo XIX.
En aquellos tiempos a Dionisio le interesaba mucho un compuesto anteriormente llamado floresina, que en la actualidad recibe el nombre de floricina. Esta sustancia es un ejemplo de glucósido fenólico amargo que se encuentra en la corteza de las rosáceas, raíz del manzano, cereza, ciruela y peral. Aunque este compuesto había sido estudiado por algunos químicos, dejaba en aquellos años un vasto campo al estudio de sus propiedades químicas y médicas.
Con base en sus investigaciones, el Sr. Dionisio presentó un artículo para los lectores del “Periódico de la Academia de Medicina de México” (sociedad científica de la cual él fue socio numerario) y dio a luz el resultado de sus observaciones sobre el particular, contribuyendo al entendimiento a nivel mundial de dicho compuesto.
Figuraba así la ciudad de San Luis Potosí en las contribuciones científicas en el país e inauguraba una serie de estudios relativos a lo que ahora se conoce como química orgánica y en biomedicina, combinando la atención que Miguel Dionisio hacia en su farmacia en San Luis y con la investigación pionera en estas áreas.
En la actualidad la detección de la cantidad de azúcar en la sangre es una acción recurrente en pacientes que presentan diabetes. A finales de los años cuarenta del siglo XIX varios químicos a nivel mundial estudiaron y descubrieron que el ácido litofélico, un compuesto desconocido en aquellos tiempos, para detectar el azúcar en la orina en el caso de la enfermedad de diabetes.
Entre ese grupo de químicos se encontraba Miguel Dionisio, quien tenía su farmacia en San Luis Potosí. En 1848, en San Luis Potosí, en la botica “Mascorro” se realizó el experimento para aislar el ácido litofélico. El curioso experimento con el que se logró aislar dicho ácido tuvo lugar para analizar la orina del presbítero Don Manuel Diez. Este ácido detecta cantidades infinitesimales de azúcar en la orina más o menos cargada de glucosa en la diabetes, cosa que no se podía lograr con los reactivos cúpricos que entonces se utilizaban.
El trabajo de este químico avecindado en San Luis Potosí fue el primero que se hizo en México en el campo de la química orgánica y la biomedicina. Actualmente sabemos que Miguel Dionisio ocupaba en el año de 1848 el cuarto lugar en la lista, de acuerdo con el orden cronológico de los investigadores que explotaron esta problemática en el mundo.
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#4 Tiempos
Derecho a leer | Columna de Germán Bautista
HABLEMOS DE DERECHOS
Este pasado 30 de septiembre se cumplieron siete años de la entrada en vigor del Tratado de Marrakech. A muy pocas personas en México este Tratado les suena de algo, y muchas menos saben qué es, para qué sirve y a quién beneficia.
Quizá sea que no se ha promovido lo suficiente, quizá sea que quienes lo están promoviendo son menos personas de las que se involucraron en la promoción de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, quizá sea que Marrakech nos suene muy, muy lejano, quizá sea que garantizar el derecho a leer a las personas con discapacidad sea muy complicado, o quizá sea que el gobierno piensa que la accesibilidad y la inclusión son asuntos que pueden dejar para después.
Según la Unión Mundial de Ciegos, a las personas con discapacidad en todo el mundo nos aqueja una hambruna de libros, pues de acuerdo a datos aportados por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, en el mundo sólo siete por ciento del total de los libros son accesibles y en los países en desarrollo como el nuestro, menos del uno por ciento.
Eso significa que de todo el menú de obras disponibles, las personas con discapacidad enfrentamos barreras para acceder a ellas, no por nuestra condición, sino porque a pesar de la tecnología, a pesar de las opciones que ofrece el mundo actual, no se generan las alternativas en los formatos adecuados para nosotros.
Ya profundizaré en otra entrega sobre los diferentes formatos que requerimos las personas con discapacidad, pero sólo para que comprueben lo que comparto en estas líneas, la próxima vez que entren a una librería, a una biblioteca pública, privada o universitaria, echen una miradita rápida, e identifiquen cuántos libros están disponibles en formatos distintos a la tinta convencional; por más fácil, busquen opciones en braille, audio o letra más grande. Si encuentran alguna, por favor échennos un grito; nos encantará visitarla, a ver qué vemos y qué encontramos para leer.
El Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las Obras Publicadas a las Personas ciegas, con discapacidad Visual y con otras Dificultades para Acceder al texto Impreso (así se llama), es un tratado que al igual que la Convención, protege derechos de las personas con discapacidad, particularmente el derecho a leer.
¿Por qué proteger este derecho?
Porque así como las constructoras y los arquitectos se olvidan de que hay personas que necesitan ingresar a los recintos de otra manera, a las editoriales también se les olvida que hay otras formas de leer, además de que en términos económicos, muchas de ellas señalan que producir alternativas en formatos accesibles es costoso, y el número de lectores con discapacidad no justifica la inversión.
Como resultado, las personas sordas, las personas con discapacidad intelectual, algunas personas con autismo, las personas que por cuestiones físicas o motoras no pueden sostener un libro, las personas ciegas y con baja visión, por mencionar algunas, quedamos fuera de la oferta de lectura y lo peor, es que si hasta hace pocos años se generaba alguna alternativa para que disfrutásemos de alguna obra en un formato adecuado a nuestros requerimientos, se corría el riesgo de violar disposiciones relacionadas con la protección de los derechos de autor.
Es decir: cuando las editoriales producen obras, lo hacen sin generar alternativas de lectura en otros formatos, pero si alguien generaba esa alternativa, entonces podía ser demandada por violaciones a los derechos de autor. Así, proteger una obra y a su autor, se convertía en una barrera que aseguraba que quien ya estaba afuera, por falta de alternativas de lectura, se siguiera quedando afuera. ¿Justo o injusto?
A partir de la entrada en vigor de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad el 3 de mayo de 2008, comenzó a reflexionarse sobre lo dispuesto en su artículo 30: “Los Estados Partes tomarán todas las medidas pertinentes, de conformidad con el derecho internacional, a fin de asegurar que las leyes de protección de los derechos de propiedad intelectual no constituyan una barrera excesiva o discriminatoria para el acceso de las personas con discapacidad a materiales culturales.”
Paralelamente, las personas con discapacidad en el mundo a través de sus organizaciones, se movilizaban para poner en la agenda de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual la protección del derecho a leer, mediante la adopción de un Tratado que estableciera que producir alternativas de una obra para eliminar las barreras lectoras a las personas con discapacidad no estaba mal, y que tampoco podían prevalecer leyes que sustentaran lógicas injustas y discriminatorias.
El Tratado de Marrakech es un instrumento jurídico internacional que protege derechos humanos a las personas con discapacidad, en particular, uno esencial y necesario para el ejercicio de muchos otros derechos humanos. Beneficia a todas aquellas personas que experimentan barreras lectoras, y es útil para que quienes se encargan de garantizar el acceso al libro o a la lectura, lo hagan sin preocuparse por estar vulnerando derechos de autor.
Hasta donde me quedé, en San Luis Potosí sólo hay una institución bibliotecaria que ha asumido la obligación y responsabilidad de garantizar el derecho a leer a las personas con discapacidad, incluso antes de la entrada en vigor de la Convención y del Tratado; la Biblioteca Pública Universitaria. Sé de buena fuente que estudiantes particularmente con discapacidad visual, acuden a ella con frecuencia para solicitar la digitalización de textos e interpretarlos a través de sus lectores de pantalla; también fui uno de ellos.
Desconozco sin embargo si en la capital y en el estado, las demás bibliotecas han asumido esta obligación, si la identifican como tal, o si continúan pensando que se trata de una alternativa de buena voluntad. De ser esto último, hago de su conocimiento que se encuentran en una importante falta, y en consecuencia, en una flagrante omisión.
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#4 Tiempos
¡¡¡Vive la experiencia en vivo, alguien más la grabará por Ti!!! | Columna de Luis Miguel Dorador
Un fin de semana sin celular…
El fin de semana pasado creí que iba a arrancar en jueves porque como lo prometido es deuda y hace unas semanas se me había escapado la reservación en La Histórica, no le dimos oportunidad a que pasara una semana más sin asistir a ese hermoso lugar que se encuentra en el edificio Ipiña, frente a la Plaza de Los Fundadores, en contraesquina de la Iglesia de la Compañía de Jesús (importante: visitar ese templo para disfrutar de su arquitectura, decoración e historia).
La llegada fue a las 4:30pm y el lugar se encontraba con un buen número de comensales, la mayoría caballeros, entre abogados, empresarios y uno que otro jeepero que por ahí se dieron a la tarea de reunirse, el ambiente estuvo súper agradable. La comida exquisita, de entrada, pedimos unos Sopes de Lengua, perfectamente preparada sobre una base de distintos maíces y unas salsas que van de lo más sabroso levemente picante, hasta lo más picante y sin duda con un gran sabor por la forma de su preparación. Otra de las especialidades que ordenamos fueron los escamoles que, sí o sí, son un verdadero manjar para los paladares más exigentes y los disfrutamos en una tarde tan placentera con un clima súper agradable en un ambiente casual, pero con su toque especial por encontrarnos en el Centro Histórico.
¡¡¡¡¡Gracias Abaroa, tu cocina es elegantemente deliciosa y vamos a volver!!!!
Ese mismo jueves…. Algo raro pasó y no nos dijeron o no nos enteramos, porque la verdad, no tengo la menor idea, pero la gran mayoría de los lugares de “night live” estaban con poco aforo y creo que lo mejor fue lanzarnos por unos tacos de Los Arandenses de Sierra Leona. Una verdadera delicia nocturna en un verdadero misterio.
El viernes fue un día de mucha actividad y la semana no se daba a quebrar como en otras ocasiones, hasta que llegamos a uno de mis lugares favoritos, el “Marichelas”. Si te gustan los mariscos y realmente disfrutas de los más frescos productos del mar con recetas deliciosas, ese es uno de los lugares que debes descubrir en algún momento porque son de los mejores en San Luis Potosí. Eso sí, sin reserva, no hay lugar.
¡¡¡Gracias a Todo@s mis Guerreros!!!
El sábado inició con la salida a Querétaro para asistir a un evento familiar de grandes amigos de tantos y tantos años… El dolor de muelas que te puede producir lo rebasada que está la carretera 57 en tramos como San Luis de la Paz o San José Iturbide por el inagotable tráfico, vale la pena cuando llegas a una reunión en la que los anfitriones te abrazan aunque llegues tarde y su hospitalidad se disfruta con barbacoa y carnitas estilo michoacán acompañado de cerveza de cuartito (las que nunca se calientan y duran entre 2 y 3 sorbos). Tortillitas de maíz y una salsa bien picosa y la música empieza a hacer de las suyas para sonsacarnos a bailar en la pista con los éxitos de los 80¨s, 90´s y hasta unos setentosos como la música discotequera de los Bee Gees….
Wow, que padre es bailar clásicos, además de banda y reguetón.
¡¡¡Sí, a mi si me gusta bailar Flaquita!!!
El domingo no íbamos a dejar pasar la oportunidad de desayunar en el Josefa, una gran opción para compartir las experiencias de la fiesta del día anterior, ponernos al día en todos los temas degustando una Guajolota o unas Enmoladas con café americano. La carta de este lugar merece volver a visitar Querétaro muy pronto y probar cualquiera de sus platillos con o sin desvelada. ¡No te lo puedes perder!
¡¡¡Gracias Lilí y Chespy, siempre un gustazo volvernos a ver!!!
Y cuando parecía que el fin de semana estaba terminando y el lunes había que iniciar la semana atendiendo una cita en CDMX, se movió la agenda y se alinearon los astros para
poder asistir al Foro Sol del Autódromo de los Hermanos Rodriguez en CDMX….. Sí, la cita no agendada era para convertir ese recinto en el lugar de una emotiva despedida de una de las agrupaciones musicales más importantes e influyentes de la música de distintos ritmos y variedades…. Por su puesto que me refiero a ¡¡¡¡Depeche Mode!!!!
Previo al concierto, nos fuimos a un lugarcito de lo mejor, su nombre es La Martina Drinks & Wings. La terraza más acogedora y deliciosa en los rumbos del Foro Sol. Nos atendió personalmente Giovanni el propietario, quien cocina las mejores alitas y costillas que he probado en mucho tiempo. Entre cerveza y sangrías de limonada con tinto nos pasamos un precheleo agusisisísimo, caray.
¡¡¡Gracias Giovanni!!!
Con lo vanguardista que siempre ha caracterizado a los galeses, el pre del concierto estuvo a cargo de una de las mejores DJ´s del género dance y electrónico: Kelly Lee Owens. Simplemente extraordinaria.
¡¡¡Gracias Kelly!!!
No puedo darles más detalles de este súper concierto porque en esta visita, al parecer la despedida de Depeche Mode a nivel mundial, la producción ha servido en sus presentaciones de CDMX para audio/videograbar el material que servirá de base a un futuro lanzamiento de esta gira que guardará para la historia la memoria de esta despedida en una última producción. Sin embargo, debo decirles que su música, nos hizo estremecer con los temas de “My Cosmos Is Mine” y “Wagging Toungue” (ambos sencillos del último álbum 2023), “Walking In My Shoes” e “It´s No Good” (del álbum Ultra) entre otras. La parte más sensible del concierto fue cuando interpretaron “World In My Eyes” (en memoria de Andy Fletcher+) y cerrar con “Enjoy The Silence” que nos puso a bailar a pesar de que muchos otros prefieren disfrutar de un en vivo a través de la pantalla de sus dispositivos celulares…. Algo que definitivamente no entiendo. Vas a un en vivo y cortas la conexión entre la fuente de energía y tú para interponer un dispositivo….(¿Hello moto?)
¡¡¡Vivamos sin celular, al menos en algunos momentos importantes como estos, por favor!!! Y si por todo lo vivido “no era suficiente” el encore inició con “Waiting For The Night” seguida por “Just Can´t Get Enough” y luego de ejecutar “Never Let Me Down Again” Tod@s vibramos en la más alta frecuencia al unísono de “Personal Jesus”.
¡No le quiero dar las gracias a Dave Gahan y Martin Gore porque siempre quiero más Depeche Mode!
Este sí que fue un laaaaaargo fin de semana lleno de emociones y momentos especiales que quedarán almacenados en la memoria de mi corazón (esa tiene más gigas que mi celular).
¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!
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