abril 1, 2023

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Maradona, transparente a su manera | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Los defectos de Diego Armando Maradona eran perceptibles desde cualquier ángulo. A donde quiera que uno volteara había un rasgo que le hundía. Fuera sus posiciones políticas, sus relaciones sociales o la manera en que conducía su propia existencia, había razones de sobra para confinarlo en la mazmorra. Lo asombroso es que alguien así pudiera brillar. Y él lo hacía. De la misma forma en que su lado obscuro salía sin recato, su talento afloró los suficiente para guardarle un sitio en la posteridad. Maradona era transparente, una cualidad que es de agradecerse en medio de la marea de disimulos que conforma nuestro tiempo.

Sería un error decir que la valía de Diego se sustentaba en el plano lo palpable, esa vulgaridad que podrá quedarse en el ámbito académico. No cometeré la desfachatez. Maradona fue un espíritu romántico y desde ese lado hay que comprenderlo. Cualquier comparación con otro futbolista se desbalancea por este último factor, uno inasible y que cuesta explicar.

Si uno atiende a los números, a las vitrinas o a alguna prueba cuantitativa es probable que un puñado de sujetos se le equiparen e incluso le superen. Por fortuna el futbol, como tantas cosas buenas de la vida, va más allá y atiende a una temperatura, a un recuerdo, a un escalofrío que nadie mide y que no viene en los registros. Cualquiera que haya experimentado la emoción tiene una deuda impagable con aquel tipo imperfecto.

El viejo futbol tenía eso, daba oportunidad a los proscritos, a los que en casi cualquier otra esfera deportiva habrían acabado en la ruina. Alguien con el físico y carácter de Maradona solo tenía cabida en un deporte semejante. En el ejercicio perpetuo de sobreponerse. Ahí un elemento constitutivo de su forma de jugar: se desvivía, por sí mismo, por su país y por los suyos. Ellos lo notaban y le correspondían, ningún otro ha causado el mismo amor.

En la trayectoria profesional de Maradona está el divertimento en comunión con el desespero de saber que no queda de otra. Para los que vienen de la humildad toca romperla en el único reducto que queda, la cancha, la música o, si no, abrazar la miseria. Los de su estirpe no juegan en exclusiva por el simple gusto. En él puedes ver el ansia. El anhelo de revancha que transita a cada paso y que apenas en la gloria compensa lo que la circunstancia le negó.

La transparencia de Maradona destilaba en su llanto, del que Bioy Casares alguna vez se burló. Qué sabía él. Diego lloró sin pudor en múltiples ocasiones, confiriendo dignidad a un acto del que el hombre se priva por alguna farsa que no se sabe muy bien de dónde salió.

En un entorno tan de barrio como el suyo, y más con un personaje como el que cargaba, uno podría pensar que tirarse a llorar sería un desatino que lo haría víctima del escarnio, y al final resultó que no. Diego abrió otra brecha en el plano del sentimentalismo. En un conglomerado de machos mostró que el más grande y rupestre de ellos se podía derrumbar y dar muestras de cariño sin sentirse culpable por ello. En consecuencia los demás podían hacerlo también. Un alivio.

Soy propenso a buscar la belleza ahí donde está la obscuridad y Maradona era un manto surtidor al respecto. No era un hombre higiénico y dentro de la cancha tendía a lo impúdico (no se diga fuera de ella). Pienso en el gol más importante de su carrera. El segundo gol que anotó contra Inglaterra en el mundial de México 86. Tras el pecado celestial de la llamada “mano de Dios”, Maradona se redimió con un gol que en un plano de justicia debía valer por dos, aquel en el que tomó el balón por detrás de media cancha y que llegó a las redes tras driblar a cinco rivales. Pero lo más importante es el momento peor: la definición. La épica de anotar en plena caída, ya sin vocación estética, titubeante, al borde del fracaso, deshecho, el último aliento que no obstante se engancha al milagro.

La narración clásica de Víctor Hugo Morales sigue un patrón similar al del gol, así que, valga la obviedad, es la compañía idónea. Junto a las imágenes conforma lo mejor que Argentina y Uruguay han legado al planeta este que se desploma. De aquella narración que eriza la piel y que deja la lágrima a tiro de piedra, preste atención a los últimos segundos. Tras la euforia de la narración, la frase memorable tras otra —el barrilete cósmico que no se sabe bien de dónde viene —, llega un último aliento, el equivalente al 10 que dispara mientras se tropieza. El “Gracias, Dios. Por el futbol, por Maradona, por estás lágrimas. Por este Argentina 2, Inglaterra 0”, que Víctor Hugo Morales dice desbordado, ya casi sin voz y con el sabor agridulce que supone la vuelta la realidad. El tiempo se detiene ante la magia pero eventualmente regresa.

Vuelvo a pensar en Maradona cuando era un niño, el que tenía tanta habilidad que hizo pensar a un entrenador que el supuesto pibe era más bien un enano. No lo era. Jugaba en su propia categoría y por eso es inigualable. Lo dicho, muchos otros quizá le hayan superado en aptitud, en trofeos, en números. Que se queden con las estanterías que no se comparan a eso otro, lo insabible. La inspiración que irradia en los niños, el ánimo poético, apasionado. El de las frases memorables que no se sabe cómo es que una cabeza como la suya concibió. El que te anima en la penumbra y que en su biografía misma constituye una tragedia que suma a su leyenda.

Diego Armando Maradona, un hombre que asumía sus pecados y que, como él mismo dijo, los pagó. La segunda mitad de su vida fue una prolongada condena. Su ejemplo muestra que más allá de cualquier juzgado o castigo formal, nadie sale indemne y siempre hay un precio que se paga, aunque los demás no lo noten, y a veces ni uno mismo se dé cuenta tampoco.

Maradona seguirá como blanco de críticas a perpetuidad (y hay material de sobra para hacerlo). No seré yo quien recurra ellos ahora, que sean los seres inmaculados los que juzguen sin piedad. Los alaridos ideológicos que intentan imponer silencio al resto. Es probable que la prosapia del personaje pueda medirse por este otro barómetro del que no se dice mucho pero que cuenta un montón: el hecho de que todas esos dardos, todas esas detracciones, no le hagan ni cosquillas a aquel muchacho que un día se propuso darle magnetismo a un balón.

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Jugadora de tenis denunció amenazas de muerte durante el San Luis Open

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Lidziya Marozava hizo públicos los mensajes que recibió en su cuenta de Instagram tras perder la semifinal del torneo

Por: Redacción

Lidziya Marozava, tenista bielorrusa, denunció haber recibido amenazas de muerte vía Instagram esta tarde, luego de haber perdido en las semifinales de dobles en el San Luis Open, que se desarrolla en el Club Deportivo Potosino.

La deportista compartió capturas de pantalla en los que una cuenta anónima le lanza mensajes de odio recibidos a dicha red social. En ellos, además de insultos hacia su persona, se leen amenazas de muerte en idioma inglés y en ruso.

De acuerdo con los servicios de traducción de Google se puede leer:

Mierda más tonta mierda puta. No hay palabras para tu juego. Sal del tenis, no deshonres el deporte maldita tonta, maldita idiota. ¿Cómo puedes jugar al tenis tan mal? Maldito mestiza”.

A lo que ella responde:

¡Estimado, no se preocupe demasiado! Es dañino. Paz a tu hogar y familia

”.

Posteriormente fue enviado otro mensaje, esta vez en inglés:

Tú morirás, voy a matarte. Estoy esperando para matarte en México”.

La deportista junto con la captura colocó el mensaje:

“Hoy me quedaré a comer en la habitación. En fin”.

Hasta el momento ni ella ni la organización del torneo han dado a conocer si se interpondrá algún tipo de denuncia, no obstante, ella afirmó que se quedará resguardada en su hotel.

Marozava participó en la modalidad de dobles junto a la mexicana Renata Zarazúa, y cayeron en las semifinales de este viernes. La dupla fue derrotada por Oksana Kalashnikova, de Georgia, y Katarzyna Piter, de Polonia.

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Atlético de San Luis desmintió que el Día del Abonado fuera con jugadores de cartón

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El equipo de futbol potosino publicó fotografías en sus redes sociales de la convivencia entre aficionados y jugadores

Por: Redacción

El pasado 28 de marzo se dio a conocer que el Atlético de San Luis celebró del Día del Abonado y habría publicado una serie de fotos en sus redes sociales de aficionados con jugadores de cartón del primer equipo. Esto habría sido motivo de molestias y burlas por parte de usuarios en las redes sociales, quienes se preguntaban si ese era el beneficio de ser abonado, por lo que el hecho fue difundido en distintos medios. Al día siguiente el mismo equipo indicó que se trató de una noticia falsa.

No se crean todo lo que ven en internet… Pero ya no diré nada, ellos hablan por nosotros, nuestros aficionados, los que disfrutaron el día del abonado de principio a fin”, se detalló en la cuenta de twitter oficial del equipo. Además, agregaron fotografías y capturas de pantalla de las cuentas de los aficionados que convivieron con jugadores

en esa fecha.

El plantel originalmente subió unas fotos de la convivencia con los jugadores el 27 de marzo, es decir un día antes de subir las fotos con los cartones de las figuras del primer equipo, por lo que se puede concluir que fueron sacadas de contexto, pues en el post se leen a los patrocinadores que aparecen en los pies de los cartones.

¡Mamá, tómame una foto así como si fuera DT!… En el día del abonado nuestros potosinos se tomaron fotos en las bancas y con nuestros jugadores gracias a @calientesports, Laboratorio Tequis, @RedColaCentro y Universidad Cuauhtémoc SLP”, se lee en el post.

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Jesús Cruz Sustaita: el potosino en el Mundial de Béisbol

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Aunque el cuadro nacional quedó eliminado anoche, hizo historia al convertirse en el primer combinado Mexicano en llegar a una semifinal

Por: Ana G Silva

México y Japón se enfrentaron este lunes 20 de marzo en las semifinales del Clásico Mundial de Beisbol, y aunque el equipo mexicano quedó a tres outs de conseguir la victoria al perder 6-5, después de dominar casi todo el juego, hizo historia al ser el primer cuadro nacional en acceder a una instancia como esa. Para San Luis Potosí hubo una dosis adicional de interés, pues el potosino Jesús Cruz Sustaita alineó en el juego de anoche.

El lanzador originario del municipio de Salinas entró de relevo para la octava entrada, y se puso con dos corredores en base muy temprano y sin outs.

Jesus utilizó durante el partido contra Estados Unidos unos tenis con los colores de la bandera nacional y el mapa de San Luis Potosí.

Cruz Sustaita nació el 15 de abril de 1995 en el municipio de Salinas de Hidalgo, juega para los Phillies de Philadelphia. En su paso por la Major League Baseball (MLB) ha estado con St. Louis Cardinals y los Atlanta Braves.

El potosino comenzó su carrera profesional al firmar con los Sultanes de Monterrey de la Liga Mexicana, el 30 de marzo de 2017 y permaneció en ligas menores hasta el año 2020. Hizo su debut en las grandes ligas contra los Cachorros de Chicago, donde jugó para los Cardenales de San Luis.

Recientemente, Cruz firmó un contrato de ligas menores con la organización Philadelphia Phillies el pasado 24 de enero de 2023.

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