junio 19, 2025

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#4 Tiempos

Machismo en crisis | Columna de Óscar Esquivel

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machismo en crisis

Desafinando

 

Resguardemos la energía para otra ocasión, la postura más cómoda para aquellos que no se mueven, la inactividad es un mal que hace pensar en la nada, no veo, no oigo, no hablo, así es la actitud de muchos hombres, desde la historia misma de la raza humana, aparece ciertamente una diferencia, la masculinidad arrogante aplastadora, ante una feminidad sumisa, la supeditación a los caprichos del hombre hizo de la mujer un ser como cualquiera que existiera en la naturaleza no de su misma humanidad.

En el devenir de los años y la conformación de las civilizaciones, hizo que el conocimiento llegara hasta la mujer, a cualquier costo, varias de ellas llegando ocupar tronos de reinos como el Egipcio, el Imperio Romano con la influencia de las mujeres en decisiones políticas del imperio lograron posiciones mejores para ellas, Juana de Arco, Sor Juana Inés De la Cruz, Mary Curie, la científica que rompió paradigmas; políticas como Dolores Ibárruri, la Pasionaria, dirigente del Partido Comunista de España, su lucha, alcanzar los derechos de las mujeres fuesen de la condición que fuesen, la mujeres eran seres libres para elegir su destino”.  “¡No pasarán! el fascismo; Teresa de Calcuta, religiosa con un gran sentido del humanismo, ”Yo sola no puedo cambiar al mundo, pero puedo lanzar un piedra al agua, para crear muchas ondulaciones”; Indira Gandhi, ministra de la India asesinada por promover el cambio con paz; Eva Duarte de Perón “Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad”; Frida Kahlo, pintora y activista, así cientos y cientos de mujeres que contribuyeron a cambiar el mundo.

Las mujeres, en el siglo XXI, equiparable a los movimientos feministas de 100 años atrás, donde se dieron las mayores movilizaciones de protestas por generar condiciones de igualdad que les permita desarrollarse en cualquier actividad.

4 mil 112, feminicidios, con Felipe Calderón 7 mil desaparecidas, 3 mil 56 asesinatos de mujeres en condición de feminicidio cuando gobernaba Peña Nieto, los asesinatos de mujeres en 2019, 2 mil 219, de este numero 856 catalogados como feminicidios… Solo números es la imposición de etiqueta que el sistema le da a las mujeres violentadas hasta morir.

¿Qué es un número? Una cuenta fría, una cifra, algo visible e intangible a la vez, es la cuenta de la ignominia, el abuso, los golpes, la vejaciones hacia la mujer, números negativos que cuentan la impunidad, la desesperación de no obtener justicia ante el crimen artero, perpetrado por los hombres violentos que permanecen en libertad a pesar de la comprobación de su atropello malvado, una justicia en desequilibrio, a mayores muertes, menos castigos, jueces en absoluta convicción machista, donde a la primera falta de ortografía en un expediente libera al delincuente.

Podríamos enumerar un catálogo muy largo de acciones que han violentado la figura femenina, sin embargo preferiríamos resumir el motivo que dio origen a la mayor manifestación de mujeres en la historia de México y del mundo, el hartazgo de no ser escuchadas. Las mujeres son victimizadas desde que pisan un Ministerio Público, poco capacitado, arrogante y burócrata. El sufrimiento infringido a la familia de la víctima, al no tener respuestas inmediatas en las investigaciones, el tiempo borra evidencias, haciendo probable la huida del feminicida o en su caso permitirá la impunidad, justicia que nunca llegara.

El 8 de marzo se manifestó todo en contra de todos esto, se alzaron las voces en un interminable río de mujeres clamando un alto a la violencia

, ¡ni una menos!, ¡que se acabe todo si es necesario!, gritaron por su furia contenida por la desesperación de no ser escuchadas, rompieron vidrios y ventanas con botas que emulaban los zapatos de un pie agresor masculino, pintaron las paredes de casas y edificios, tal vez mudos testigos de alguna agresión física contra algunas de ellas.

Ahora a mirar hacia el futuro y lo ganado con ello. Con el paro de labores del día después 9 de marzo, los brazos caídos de las mujeres demostraron la importancia de su labor y el rol en la sociedad.

REFLEXION

Es el momento de que las mujeres mexicanas impulsen entre ellas liderazgos naturales, dejar las imposiciones, mujeres que inviten a otras a generar mayor presencia en la política, exigir cuotas de género en las actividades gubernamentales y privadas, luchar por los espacios que les corresponden, terminar con la debilidad de la idea machista, renovando el contexto viejo y anquilosado de hombre en el poder, macho por naturaleza.

La crisis machista es evidente, aprovechar esta circunstancia para ganar espacios en la vida pública; el estado como un todo, requiere que la mujer permeé en los debates de los agrandes temas nacionales, para ello insisto, se requieren liderazgos verdaderos, que hagan cambiar el “status quo” cómodo de muchas de ellas. La participación con cuota de género en equilibrio no es suficiente, se requiere la presencia permanente para ponerse de acuerdo del “como” se quiere caminar, y ganar espacios.

En los movimientos como los que se dieron, siempre se tendrán posiciones radicales, y está bien, sin embargo se debe lograr acuerdos para exigir y tomar lo que les pertenece, es indispensable obtener logros contundentes, desde la educación que se imparte en las escuelas, bajo un entorno machista, solicitar el cambio pedagógico con ideas humanistas en un ambiente igualitario, en la primaria y secundaria donde se forma el pensamiento crítico; bajo los liderazgos auténticos se podrán obtener transformaciones en la impartición de justicia; El sistema mismo esta corrompido, machista y misógino, el sistema todos requiere una cirugía mayor, no solo las sanciones aumentadas serán las soluciones, mejorar también el sistema de prevención, investigación. La impunidad termina cuando las leyes son claras y se cumplen; mantenerse informadas de los grandes movimientos políticos, económicos y sociales, para tomar de ellos lo mejor y desechar lo que no se adapte a la idiosincrasia de la mujer mexicana.

La mujer tiene sentido de comunidad y en ello va la mayor de las exigencias la igualdad debe ser la prioridad, equilibrio en las tareas como en los deberes, la violencia tal vez nunca termine, pero si la justicia se aplica, se termina la impunidad.

La lucha femenil será permanente, pero bajo esquemas donde los acuerdos y el entendimiento nos dé el justo equilibrio para la convivencia en paz.

Nos saludamos pronto.

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#4 Tiempos

El primer poeta potosino, Pedro de los Santos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

Si bien desde los primeros años de la fundación existieron poetas en San Luis y se cultivó este género, como lo hemos tratado en anteriores entregas, estos personajes serían españoles avecindados en la ciudad; el primer poeta nacido en el siglo XVII en estas tierras en la ciudad de San Luis Potosí sería Pedro de los Santos.

Pedro de los Santos. Este personaje es uno de los nacidos en San Luis Potosí, nacería a mediados del siglo XVII; en 1699 era colegial de San Ildefonso y Familiar y Maestresala del virrey don Juan Ortega Montañés.

Emigraría muy joven a la ciudad de México, al parecer estudiaría también en la Real y Pontifica Universidad de México pues en su Romance aparece el título de Bachiller.

Su Romance es el único poema que se le conoce, fue escrito en 1700 y publicado en 1702 conociéndosele con el título de Romance en elogio a San Juan de Dios en las fiestas que hizo México por su canonización. Poema que tendría el segundo lugar en el certamen poético por la canonización de San Juan de la Cruz, que describió el Pbro. Br. Juan Antonio Ramírez Santibañez; donde se apunta: “El segundo lugar, se le dio al que puede tener plaza de Músico suave, pues tira gajes de cantor en el palacio de Apolo y ser Maestresala de las Musas, al Bachiller donde Pedro de los Santos, maestre de la sala del Exmo. Sr. Dr. Don Juan de Ortega Montañés, del Consejo de su majestad, arzobispo de México, segunda vez Virrey, Gobernador, Capitán General de esta Nueva España y Presidente de su Real Audiencia”.

El Padre Peñalosa asegura que en su poema “no faltan, en el romance, algunas características de la poesía barroca, entonces en pleno apogeo, como la hipérbole, las alusiones mitológicas, la bimembración distribuida en dos versos o tal cual detalle de la luz y de color; pero sin el poderío y la plasticidad, sin el ingenio y la audacia de la verdadera y grande poesía barroca”.

Al decir del Padre Peñalosa una copia fotostática de su romance se encuentra en el Archivo Histórico de San Luis Potosí.

En su romance, los últimos versos dicen:

la misma tormenta corre
haciendo que el aire ocupe
mejor sagrada saeta
del Ave de culpa inmune.

Con ella el piélago vence,
con ella el viento confunde
y no admira que con ella
el mismo Puerto salude.

Con ella pone en Granada
columnas que no caduquen
a las injurias del tiempo,
pues su caridad las sube.

Mereciendo mayor palma,
Porque puso en servidumbre
Al mar, no con armas fieras,
Sino con palabras dulces.

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#4 Tiempos

La miseria del sexo | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

Sucede en un cuento de Arthur Schnitzler (1862-1931), el escritor austriaco. Una vez, un joven fue invitado a asistir a un duelo en calidad de padrino de un militar de cierto rango que, al ver ofendido su honor, retó a muerte a un caballero de la alta sociedad vienesa abofeteándolo con su guante. Qué razones había para lavar con sangre esa mancha real o imaginaria, no lo sabemos, pues éstas no quedan muy claras en el relato, aunque todo parece indicar que había unas faldas de por medio, y que estas faldas eran nada menos que las de la esposa del militar.

Como decimos, el padrino nada sabía de los motivos que impulsaron al teniente Loiberger a tomar tan drástica determinación, pero tampoco quiso averiguarlas. ¿Para qué? Como se dice, cada uno sabe dónde le aprieta el zapato; y, además, ¿para qué negar que en aquellos tiempos remotos la gente se mataba entre ella por los motivos más banales y fútiles? «El hecho –dice el narrador de esta historia, es decir, el padrino- de que en ciertos círculos tuviera que contarse con la posibilidad o incluso con la inevitabilidad de los duelos, ya sólo esto, créame, daba a la vida social una cierta dignidad o, al menos, un cierto estilo. Y a las personas de estos círculos, incluso a las más insignificantes o ridículas, les prestaba la apariencia de una continua disposición a la muerte, aun cuando a usted esta expresión le parezca, utilizada en este contexto, demasiado rimbombante».

Digámoslo ahora con nuestras palabras: en aquellos tiempos, batirse a muerte con adversarios verdadero o ficticios era una moda tan extendida, sobre todo entre las clases superiores, que nuestro joven narrador ni siquiera se extrañó cuando el teniente Loiberger solicitó amablemente su padrinazgo. Además, ¿no era ésta la séptima u octava vez que un caballero ofendido le pedía exactamente la misma cosa? Sin embargo, es necesario abreviar, y lo haremos diciendo cuanto antes que el muerto, allí, fue precisamente el señor Loiberger, que cayó al suelo con cierta elegancia y sin demasiados aspavientos a causa de una bala que vino a incrustársele a la altura del corazón. Se llevó la mano al pecho, lanzó un suspiro hondo, se tendió en la hierba como quien se dispone a permanecer en esa postura un tiempo muy largo y murió en el acto.

Una autoridad municipal dio fe del deceso –también sin demasiados aspavientos- y el día transcurrió como de costumbre, cual si en realidad nada grave hubiese acontecido. Sin embargo, un problema quedaba sin resolver, y era que la viuda, que vivía en la capital, es decir, en Viena, debía enterarse de la muerte de su marido. ¡Claro, era necesario decírselo, y cuanto antes mejor! ¿Y quién iba a encargarse de tan desagradable tarea? El padrino, naturalmente, que para eso estaba. Y allá va nuestro narrador. Frau Agathe, la esposa del señor Loiberger, lo recibe amablemente y lo hace pasar al recibidor. En realidad nunca en su vida había visto ella a este hombre, pero no le parece feo y hasta le invita una copa…

¡Dios mío, qué bella era Frau Agathe! Su rostro resplandecía como una hoguera encendida. Ahora bien, ¿para qué ponerse a hablar ahora, precisamente ahora, de cosas tan tristes como son las que se refieren a la muerte? Ya lo haría después; por el momento era preciso beber otra copa y disfrutar el momento. Frau Agathe se veía incluso feliz. ¿Para qué romper el hechizo? Entonces el visitante se puso a hablar con la joven viuda –ella aún no sabía que lo era- de cosas que nunca sabremos. Y tanto hablaron y hablaron, y tanto se gustaron el uno al otro que pronto, sin que nadie supiera cómo ni cuándo, ya estaban los dos tomados de la mano en la alcoba de ella. ¡Oh, no se habían reunido allí para entregarse a la práctica de ejercicios piadosos! Y pasó el tiempo. Cuando el visitante despertó por fin, pudo recordar como entre sueños que había venido a esta casa a cumplir una misión. ¿Cuál era ésta? Trataba de recordarlo. ¡Ah, sí, decirle a Frau Agathe que su marido había muerto en la vecina ciudad de Ischl, en el transcurso de un duelo, precisamente!… Aún no salía completamente de su modorra cuando oyeron ambos a lo lejos un ruido de pasos. Quien llegaba era el doctor Mülling, amigo de la familia, para preguntar a la señora si ya se había enterado de la triste noticia. Cuando la supo, la mujer se deshizo en llanto y pidió ver cuanto antes el cuerpo de su marido.

«Desde entonces –cuenta el narrador- no me dirigió ni una palabra… Efectivamente, aquella misma tarde partió sola y a la mañana siguiente condujo el cadáver a Viena. Al otro día tuvo lugar el entierro al que, por supuesto, asistí… Muchos años después nos encontramos en una reunión social. Mientras tanto se había casado de nuevo. Nadie que nos hubiera visto hablar habría adivinado que nos unía una profunda vivencia común. Pero, ¿realmente nos unía? Yo mismo habría podido considerar aquella estival y tranquila, misteriosa y, con todo, feliz hora como un sueño que sólo yo había soñado: tan clara, tan sin recuerdos, tan inocentemente profundizó su mirada en la mía».

Y así acaba esta historia, que no ha hecho más que confirmar mis sospechas, a saber: que la relación sexual, por sí sola, no puede unir a dos seres que no se aman. Hoy es común, o casi, afirmar que las relaciones sexuales son como el termómetro del amor, de manera que nada puede esperarse de dos seres que no saben -o no pueden- hacerse gozar el uno al otro. Hay quien dice, además, que para enamorarse de una persona antes hay que haberse acostado con ella. Pero esto es falso, pues las cosas, por lo regular, suceden exactamente al revés. Así como los milagros no producen la fe, sino que es más bien la fe la que produce los milagros, así habría que decir también que las relaciones sexuales no producen el amor, sino que, a lo más, cuando éste ya existe sólo lo alimentan. Los que no se amaban antes de ir juntos a la cama, no se amarán más cuando hayan regresado de ella, y hasta es posible en algunos casos que terminen queriéndose menos. Los cuerpos podrán acoplarse todo lo que quieran, pero, si las almas están lejos, entonces no hay nada que hacer.

Me decía hace poco un joven hablándome de su novia, con la que tenía ya estas relaciones y con quien acababa de romper: «Quizá deje más material para el recuerdo una tarde viendo juntos el crepúsculo que una relación sexual». Claro, claro. ¿Podría decirse mejor? He aquí la miseria del sexo.

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#4 Tiempos

Verano futbolero | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Apesar de los pesares, el verano futbolero arranca este fin de semana.

Tanto el mundial de clubes, como la Copa Oro, se jugarán en el territorio de los Estados Unidos, algo que bajo otro panorama sería lo ideal, un país multicultural, con una infraestructura increíble y fortaleza económica como para poder generar ingresos sobrevalorados, todo estaría bien, si no hubiera problemas sociopolíticos en Norteamérica.

Las recientes políticas han comprometido las entradas a los estadios y con esto un posible golpe comercial a las proyecciones de FIFA. Pero pasando al punto netamente deportivo, que al fin es lo que importa para esta sección, las cosas suenan muy interesantes.

Por un lado tenemos el nuevo experimento mundial, juntar a algunos de los clubes más importantes del mundo, en un torneo que buscará enfrentarlos con sus mejores jugadores en búsqueda de un gran premio económico, todos los equipos presentarán lo mejor que tienen y es probable que conforme avancen en el torneo su nivel tenga que aumentar, cuando los equipos que solo van a participar queden fuera, y se cierre contra los verdaderos rivales. Un torneo que levanta expectativas y que promete buenos juegos, sobre todo cuando clubes europeos salten a las canchas con sus figuras mundiales.

A la par de este torneo, se jugará el evento principal de CONCACAF. Si bien la región es tal vez la más olvidada del planeta, y sus selecciones fuertes no pasan por un buen momento, es notable voltear a ver a la zona y su torneo insignia a un año antes del mundial. Administrativamente, vamos a poder ver algunos estadios que serán sede de la Copa del Mundo 2026,

así como los preparativos para ciertas ciudades que recibirán afición y participantes. Por lo futbolístico, vale la pena resaltar el mal momento que vive la selección de los Estados Unidos, un equipo que llega con 4 partidos sin ganar y que busca levantar cabeza con Mauricio Pochettino, quien de hacer un mal torneo seguramente se despedirá por ahora de sus posibilidades de dirigir un mundial. Del lado de México, el Vasco Aguirre tiene que demostrar que su equipo puede levantar la cara a un año de la copa. La obligación de campeonar en la Copa Oro sigue siendo imperante, así como desplegar un buen fútbol ante rivales que parecen a modo.

El resto de las selecciones piensan más en su posible clasificación al mundial y tomarán la participación como partidos de preparación ante lo que viene para el cierre del 2025.

Dos torneos interesantes, un mes lleno de futbol y equipos que disputarán en una de las próximas sedes mundialistas. Atentos con el país del norte, y que la política y lo social no sean impedimento para por lo menos distraer un poco de lo verdaderamente importante, sin perder por completo la atención. Que arranque ya el verano futbolero.

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