#4 Tiempos
Los diputados al VI y VII local | Columna de Jorge Saldaña
TERCERA LLAMADA.
Culto Público, seré breve porque tuve tiempo, a diferencia de los candidatos a los que ya se les agotó ese preciado activo:
Me voy a referir en esta entrega a dos candidatos a diputados locales, al postulado por Morena al VII distrito, Óscar Valle Portilla, y al abanderado por la Coalición Sí por San Luis al VI distrito local, Ricardo Villareal Loo.
Óscar Valle:
1) Jamás se ha preparado para ser funcionario público, mucho menos para ser representante popular y por lo tanto no tiene una sola experiencia en su trayectoria profesional en el ámbito legislativo. Formó su familia y su currículum en la Ciudad de México y en Puebla siendo primero bróker financiero, asesor de inversiones, su vida hasta hace tres años fue la del apasionante mundo del juego de los capitales y el dinero. Compra barato y vende caro, la acumulación, la ganancia y la generación de capital son su Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nadie dice que eso sea malo ni negativo, caray que bueno porque además fue exitoso y generó fortuna, alimentó a su familia y un estilo de vida.
2) Su retorno a San Luis, tras un breve paso por tierras poblanas, en las que defendió a multimillonarios capitalistas defraudados por algún vivales relacionado a banco Interacciones (en el que además abandonó el caso) responde al ruego perfumado de invitación que le hizo su amigo y socio Xavier Nava Palacios, cuando veía hundirse el barco de su campaña en 2018. Valle decidió regresar con la condición de mantener su calidad de vida (léase puesto asegurado y mejor remunerado). Allá en Puebla, por cierto, hizo buenas relaciones con empresas dedicadas a los proyectos de iluminación rentables, representantes o intermediarios involucrados con una de las productoras de energía más importantes de Francia (pura casualidad si fue el principal promotor e intermediario con TrafficLight empresa “ganadora” de la licitación del proyecto de 400 millones de pesos por 50 mil luminarias que a precio de mercado no cuestan ni la mitad).
3) Por construcción humana, y me refiero a educación, círculos sociales, relaciones familiares, convicciones e historia personal, Óscar Valle se puede definir como un hombre de derecha, capitalista, marista, privilegiado, siempre de alta esfera, beneficiado del apellido y los rendimientos del mismo que jamás dudó en usar. Vamos que, de haber nacido en Estados Unidos, Óscar Valle sería un ejemplar republicano y seguramente un ferviente admirador de Donald Trump. Entre sus libros favoritos, casi por lo seguro, tiene alguno de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, o ¿Quién se robó mi queso? de Spencer Jhonson, y su biblia de cabecera me imagino puede ser “Padre Rico, Padre Pobre” o alguna novedad sobre cómo “triunfar en la vida” de Arturo Elías Ayub (que conste que nada tengo en contra de los textos y mucho menos de los autores, los pongo como ejemplos para dibujar al personaje en cuestión).
4) ¿Qué hace pues un perfil como el de Valle Portilla buscando el voto por el Movimiento de la Regeneración Nacional? Ese Partido de la llamada Cuarta Transformación en México, que entre sus principios se compromete a cuidar de los menos privilegiados, con el más alto sentido social encaminado a la recomposición estructural del sistema político y económico del país, el partido que es enemigo de los privilegios y fomentador de los derechos universales, ¿qué hace ese partido que es la antítesis de la acumulación desmedida de recursos en las manos de unos cuantos abanderando a un hombre como Óscar Valle?
5) A Óscar le interesan las relaciones del más alto nivel, la vida holgada, vivir en el Campestre, comer bien y beber mucho mejor en los mejores restaurantes, es aficionado al campismo y, comprobado, se encuentra invirtiendo 50 millones de pesos en la construcción de un Hotel-Camping para niños con padres de alta capacidad adquisitiva en la Sierra de Álvarez ¿Qué sabe el candidato de Morena de no tener agua en su casa si su fraccionamiento riega diariamente hectáreas de jardines con abundancia de H20 y en los baños de su residencia cuenta con sistema hidroneumático?
6) ¿Qué sabe Don Oscar de inseguridad si antes de vivir en la zona mejor ubicada de la Ciudad de México, creció viviendo en una enorme mansión de la Avenida Venustiano Carranza? ¿Cómo puede, ya no digamos representar, sino saber y sentir lo que siente un potosino de Mesa de Conejos, Tierra Blanca, Pozuelos, El Aguaje, Terrero o la Simón Díaz? ¿Podrá representarlos también a ellos? ¿Los conoce? ¿O nada más se acerca a hacer promesas, regalar estufas y persuadirlos con su gentileza efímera y estudiada que puede desde el legislativo resolver la seguridad y la falta de agua?
7) ¿No será que quiere seguir manteniendo su ritmo de vida, sus buenas relaciones y no alejarse del círculo de los negocios en el cobijo del presupuesto y vida pública? El partido, los valores y los ideales son lo de menos, mientras en su biografía no falte algo que para Valle Portilla es indispensable: recursos a manos llenas y la cercanía del lugar donde eso se consigue.
8) No tengo bola de cristal, Culto Público, pero puedo apostar doble contra sencillo que Valle Portilla ya tiene un plan “B” para cuando pierda la elección al séptimo distrito local. Saldrá de este pueblo polvoriento al que tanto desprecia, para ir a buscar un acomodo en la capital de la República o en alguna ciudad cosmopolita, desde donde administre las ganancias que le generen sus “Campamentos de Verano” para adolescentes mimados hijos de las clases altas.
9) Su campaña va en cuarto lugar en las preferencias y con razón. El VII distrito vota, como desde hace 50 años, por el PAN, no por una cara bonita que cambia de atuendo a conveniencia y que tiene por único objetivo mantener su status a cualquier costo.
10) Por lo anterior, Culto Público, si le dieran solo dos opciones a elegir y la primera fuera el señor Valle, por congruencia le sugiero escoger la segunda (sea lo que sea).
11) A casi tres años de ingresar al Ayuntamiento, el señor Valle Portilla no ha podido explicar, ni de dónde está invirtiendo cantidades millonarias en la construcción de un Hotel Campamento en la Sierra, ni ha podido explicar cómo es que le alcanza para pagar la renta de la casa que Jesús Ramírez Stabros en el exclusivo Club Campestre de Golf en más de 50 mil pesos, cuando Oscar Valle como funcionario ganaba apenas 46 mil mensuales, mismos que dejó de recibir hace más de 7 meses. ¿Será que en el Campestre fían las rentas?
12) Bonus Line: Valle Portilla la lleva de la mano con Xavier Nava, no se sueltan ni a sol ni a sombra… todavía no sé quién de los dos le quita más votos al otro.
Ricardo Villareal Loo (Candidato al VI distrito local por la coalición PRI-PAN-PRD-CP):
Diré muy poco y mucho menos de lo que sé: El diputado Villarreal quiere repetir en el cargo que le permitió darse gustos propios con dinero ajeno. Jamás regresó al distrito que se supone representa, pero que no conoce. Vive tan lejos de las colonias que recorre y ha gozado siempre de lo que los ciudadanos que pretende representar tanto carecen, que su campaña es una afrenta a la inteligencia, a la congruencia y a su propia integridad.
De Villarreal Loo, se le recuerda apenas por su paso, sin pena ni gloria, por la televisión local. No se ha distinguido por casi nada en la vida, ningún logro personal, ninguna causa desinteresada, ninguna iniciativa relevante ni mucho menos alguna historia de ayuda o interés genuino por sus semejantes.
El señor, eso sí, goza de vivir la buena vida y derrochar el dinero fácil, por ejemplo aquel millón de pesos que le fue entregado el 13 de diciembre del 2018 en casa del propio alcalde Xavier Nava por manos de Jesús Medina, atestiguada por otros asistentes, y confirmada por funcionarios municipales que estuvieron presentes.
La entrega del soborno a cambio de que votara Villarreal el aumento de la tarifa del agua que se celebraría un día después, fue festejado a lo grande en una francachela empapada de alcohol y mujeres en el privado del restaurante Casa Altero, evento que este reportero consignó puntualmente por encontrarse en el lugar y tener acceso posterior y por separado con casi todos los invitados al festín del reparto del dinero.
En aquella ocasión, el señorito Villarreal ebrio de poder y vanidad, pero también envalentonado con por lo menos medio litro de algún delicioso destilado, agredió verbal y físicamente al reportero que esto escribe y que en aquel entonces exhibió puntualmente, pero no hay rencores. Lo aquí plasmado son hechos verificables.
Nota: (Por razones técnicas, la crónica se perdió de la base de datos de La Orquesta pero se encuentra en nuestra página amiga Código San Luis en la que se puede acceder a través de éste link: https://archivo.codigosanluis.com/la-orquesta-cronica-de-un-aumento-al-agua-que-termino-en-cruda/)
Al final de cuentas, los diputados panistas involucrados en apoyar el intento municipal de aumentar la tarifa fracasó, pero solo los “decentes” (y lo pongo entre comillas porque ya habían recibido también su parte de recursos) regresaron el efectivo que habían recibido.
Villarreal Loo, no. El prefirió quedárselo y gastárselo, total –pensaría- “lo caido (sin acento) caido.
Por eso Ricardo Villarreal, no se atreve a decir una sola palabra en contra de Xavier Nava, por eso, aunque lo niega, le juega sucio y en contra a Enrique Galindo, candidato de su misma coalición a la alcaldía, del que, por cierto, se aprovecha en cada evento y oportunidad, por eso no se atreve a tocar temas municipales, simple y sencillamente porque no tiene cara ni valor para mirar a Nava a la cara… digo, le debe un millón de pesos (y su carita de vergüenza lo sabe).
¿Así quiere repetir en el cargo? ¿Quiere otro millón para gastar en gustos costosos? No creo que los potosinos quieran mantenerle 3 años más la parranda, la socarronería, la desvergüenza y la falta de integridad, pero pues allá él, su distrito y sus compañeros del “maxi-combo” si siguen confiando en dicho personaje.
Me despido por esta ocasión, Culto Público, pero regreso pronto con apuntes. Los 7 días de campaña lo ameritan. Próximo jueves, esos sí, le prometo dar a conocer mis pronósticos para las diputaciones federales.
Hasta muy pronto.
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#4 Tiempos
CONCACAF 2026: una eliminatoria que dejó heridas
TESTEANDO
La eliminatoria rumbo al Mundial 2026 dejó a Centroamérica enfrentándose a una realidad incómoda, la región quedó rezagada, incluso en un formato que otorgaba más margen que nunca. Pero dentro del golpe generalizado hay dos historias que llaman la atención por un matiz muy particular: Costa Rica y Guatemala, dos selecciones que depositaron su confianza en cuerpos técnicos mexicanos, y aun así terminaron sin lograr el objetivo.
Costa Rica, acostumbrada a ser el referente de la zona, apostó por la experiencia mundialista de Miguel Herrera. El proyecto prometía solidez táctica y un recambio generacional más ordenado, pero el equipo tico terminó atrapado entre la transición y la urgencia. Hubo partidos en los que se notó el intento de reconstrucción, de darle al equipo un sello reconocible; aun así, los errores puntuales, la falta de contundencia y la presión acumulada hicieron que el proceso no alcanzara para sostener la clasificación.
El contraste con su historia reciente, esa en la que la identidad costarricense parecía inquebrantable, se volvió más evidente con cada partido. Y aunque el trabajo del cuerpo técnico mexicano aportó claridad, la estructura que lo rodeaba simplemente no acompañó.
Por su parte, Guatemala vivió una ilusión distinta. Su selección, dirigida por Luis Fernando Tena, llegaba con el impulso de procesos juveniles más visibles, estadios llenos y un entusiasmo que no se veía desde hacía tiempo. El entrenador buscó ordenar el juego, potenciar la intensidad y darle continuidad a una generación que prometía competir de igual a igual. Durante varios momentos pareció posible: se jugó con valentía, se propuso, se soñó.
Pero otra vez, cuando llegó la hora decisiva, el proyecto se quedó corto. La falta de profundidad en el plantel, la ausencia de una estructura sólida que sostuviera la idea y algunos errores en partidos clave terminaron apagando una posibilidad histórica. Dolió especialmente porque, por primera vez en mucho tiempo, Guatemala parecía estar a un paso real de dar el salto.
Los dos casos, diferentes en matices pero similares en desenlace, plantean una reflexión inevitable: los entrenadores pueden cambiar intenciones, pero no pueden corregir solos la falta de una estructura profunda. México exportó cuerpos técnicos preparados, con propuestas claras y trabajo serio, pero se toparon con federaciones que arrastran inestabilidad, con ligas de nivel irregular y con proyectos que no siempre se sostienen más allá del resultado inmediato.
Mientras tanto, otras selecciones del resto de la confederación, particularmente varias del Caribe, han entendido la importancia de profesionalizar sus procesos. Semilleros más organizados, continuidad en los banquillos, inversión en atletas jóvenes y una visión a futuro que ya empieza a dar frutos. El contraste explica mucho del presente centroamericano.
Lo sucedido rumbo al 2026 no es un simple fracaso deportivo, es un síntoma.
Costa Rica tendrá que reencontrarse con su esencia y permitir que su proyecto sea más grande, reconstruir incluso su liga y voltear a sus fuerzas básicas para volver a exportar jugadores.
Guatemala tendrá que transformar su ilusión en un plan sólido que no dependa de inspiraciones aisladas, así como intentar invertir en infraestructura que fomente la práctica profesional del deporte.
El Mundial 2026 se jugará en la zona, pero Centroamérica estará ausente, tan solo Panamá representará a la región, en un momento que parecía histórico, casi todos quedaron a deber.
La pregunta no es por qué fallaron esta vez, sino cuánto tardarán en reconstruirse para volver a competir de verdad.
También lee: El futuro que construye Lillini | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
La IA, periodismo, y la coartada perfecta | Apuntes de Jorge Saldaña
““Vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito”
Por: Jorge Saldaña
Hay épocas en las que la tecnología acelera más rápido que la ley en una carrera en pista sinuosa, de esas con curvas tan cerradas que hasta el volante tiembla.
Estamos ahí. La inteligencia artificial (IA) ya es capaz de imitar una voz al grado de confundir a tu mamá, de injertar un rostro en un cuerpo ajeno con precisión perfecta, de producir un “comunicado oficial” con sellos y sintaxis idénticos a los originales. Qué peligroso.
No obstante, lo que de veras me quita el sueño (y eso que soy dormilón) no es solo lo que la IA puede fabricar, sino lo que su misma sombra puede desmentir, es decir, que lo verdadero sea tirado a la basura señalándolo a la ligera como “irreal”.
Dicho en pocas palabras: sí temo a la mentira hecha con IA, pero temo más que la IA se vuelva la coartada perfecta para negar la verdad. ¿Me explico?
Pienso en un audio que exhibe una extorsión, en una foto que capta a un político con un criminal, en un contrato auténtico que documenta un desvío.
Con la reforma aprobada en San Luis Potosí (con tan solo 10 días de análisis) que tipifica el “uso indebido” de IA para provocar alarma, alterar la paz social, o dañar la imagen de un tercero, creo que nos pone a todos, pero aún más a los que nos dedicamos al periodismo, en un altísimo riesgo de que la primera reacción del involucrado no sea la responder al fondo, sino señalar al mensajero: “Eso lo creó la IA”, y entonces deberá ser el reportero, y no el delincuente exhibido, el que deberá de demostrar que su evidencia no es sintética o artificial, o se va al bote.
Invertimos la carga de la prueba: del hecho al emisor; del culpable al periodista.
No exagero: Artículo 19 ya advirtió lagunas de precisión en conceptos como “alarma pública” o “paz social” (que son ambiguos y propensos a la interpretación) y un riesgo de discrecionalidad que podría alcanzar desde la crítica política hasta la edición creativa.
Es cierto, la iniciativa del diputado Héctor Serrano, incorpora exclusiones para fines periodísticos, académicos, artísticos y de parodia “siempre que no exista dolo y se indique expresamente ese carácter”. Bien intencionado, sí. ¿Suficiente? No, porque el campo de juego queda resbaladizo y no hay árbitro judicial ni peritos especialistas en el tema.
Las modificaciones al Código Penal producto de la iniciativa de regulación a la IA, no define con precisión cómo demostrar el dolo, qué es alarma y, sobre todo, quién y cómo lo acredita.
Byung-Chul Han lo dijo en su libro Infocracia, (que me gusta mucho citar): “vivimos bajo tormentas de datos que no construyen verdad sino ruido”. La información, desanclada de la confianza, se vuelve atmósfera. Y en atmósfera turbia, cualquiera puede gritar “fuego” y llamar a los bomberos, o “deepfake” y zafarse de la comisión de un delito.
Nuestro tiempo es el de la sospecha permanente, la duda como política de Estado.
El tema me recuerda a Orson Welles que lo anticipó en 1938 con La guerra de los mundos: una ficción radial que, contada como boletín, desató pánico.
Hoy no necesitamos actores; bastan modelos generativos, un par de clics y un algoritmo de difusión.
Imaginen —no es ciencia ficción— un boletín “verosímil” de la Sedena ordenando toque de queda; una “conferencia” de la presidenta aceptando una invasión o un “video” de un presunto homicida de un estudiante de Estomatología confesando un delito… (saben a lo que me refiero).
¿Qué tal que el homicida alega que el video que se filtró fue hecho con Inteligencia Artificial? ¿Se va a perseguir al medio que lo difundió? En una de esas, hasta el homicida sale libre…¿Ya me entiende, Culto Público a lo que me refiero, me preocupa, y me da comezón?
La IA escribe el guion; las redes, el miedo.
Ahora bien: San Luis Potosí ya legisló. ¿Hacía falta? Sí. Pero… ¿Así? ¿Tenemos la suficiente fortaleza académica, experiencia profesional y capacidades para fundamentar una legislación sobre esta materia que nos va ganando la carrera? ¿No será esto un acelerón en plena curva?
El que esto escribe, aprendiz de reportero, alcanza a ver al menos tres riesgos que no podemos ignorar:
1) La coartada perfecta del poderoso.
Frente a una investigación sólida, la respuesta fácil será: “es IA”. Si la norma deja ambigüedades, el periodista puede terminar litigando su autenticidad en vez de publicar, y esto puede generar un efecto inhibidor, una autocensura preventiva por miedo a ser acusado de crear “realidades sintéticas”.
2) La puerta trasera de la censura.
Cuando “alarma social” o “paz pública” no tienen parámetros verificables, cualquier pieza incómoda puede ser encuadrada como “desestabilizadora”. Hoy se promete que no; mañana basta un fiscal con prisas o un juez con miedo o a modo.
3) La prueba imposible.
En la práctica forense, demostrar que algo no fue generado por IA requiere peritajes especializados, sellos de procedencia, cadenas de custodia digitales. No los tenemos para temas como la IA ¿Quién los hará? ¿Con qué estándares? ¿Con qué independencia? Si no definimos eso, la balanza se inclina contra el informador.
Ante ello, creo que necesitamos definiciones más concretas, cerradas y taxativas, lo mismo que una “mente culpable” o como dicen los abogados una Mens rea probada, exigir dolo específico: intención de provocar alarma…me-di-ble y no de “sensación” de la misma.
Además, si alguien alega que una pieza es sintética o fabricada, que lo acredite con peritajes de laboratorios independientes (no “peritos de parte” -que además no hay en SLP- a modo).
Los periodistas también tenemos que tener garantías reales y no meramente declarativas.
Efectivamente hay una exclusión en la iniciativa aprobada para el ejercicio del periodismo, arte, academia y sátira, sin embargo, ¿quién garantiza que opere en los hechos, cuando alguien -como dije arriba- nada más porque sienta calor le llame a los bomberos…?
No se trata de negar el dilema —que es brutal y de múltiples aristas—, sino de evitar que la cura mate al paciente. Porque, paradójicamente, la IA que nos amenaza con fabricar mundos, también puede servir para validarlos.
A ver, para Usted mi Culto Público, le comparto dos escenarios de pesadilla y uno de esperanza:
Un “Falso con consecuencias reales”: Un “comunicado” apócrifo de Protección Civil que ordene evacuar colonias. Pánico, saqueos, accidentes. Nadie herido por la IA; todos por la estampida.
Un “Verdadero desmentido como falso”: Un video auténtico que documenta un abuso policial. Los responsables gritan “deepfake”, “IA”, un juez timorato concede medidas cautelares, y el reportero enfrenta proceso. La evidencia muere antes que el delito.
Uno de esperanza: que la norma haga lo que promete: perseguir mentiras sintéticas dañinas, proteger a víctimas (como las 400 estudiantes de Zacatecas) y blindar la crítica. Se puede, si se afina y lo hacemos de forma acompañada y profesional. No a la ligera.
La delgada línea entre vigilar y castigar —permítanme el guiño— no debería cruzarse hacia castigar al que vigila. La prensa, con sus errores y excesos que a veces tenemos (no me subo al púlpito ni tiro la primera piedra), sigue siendo el semáforo en una avenida oscura: si se apaga “por seguridad”, lo que viene no es orden, sino una carambola con trágicas consecuencias.
Cierro con una imagen. La IA es el Orson Welles de nuestros tiempos: puede narrar invasiones que no existen y desmentir revoluciones que sí ocurrieron. La diferencia será si, en San Luis, ponemos reglas claras, peritos que sepan, y un principio simple grabado en piedra: a la verdad no se le pone grillete; a la mentira, sí.
Insisto, si lo hacemos bien, con profesionalismo y sin miedo, quizá esta vez la radio hablando de marcianos no provoque pánico, sino lucidez.
Mañana será el diputado de Morena Carlos Arreola (qué casualidad) el que anuncie el desarrollo inmediato de foros con ciudadanos, académicos, especialistas, periodistas, abogados y otros grupos para discutir, plantear y afinar la iniciativa aprobada. Aunque lo convoque Arreola, ni modo, me apunto.
Nota: Esta columna no fue redactada con IA, sino con MIR (Mi Ignorancia Regular).
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
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#4 Tiempos
Francisco Gándara, primer ingeniero higromensor potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
En 1886 se titulaba de ingeniero en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí un joven que aportaría al estudio y solución de problemas de sistemas hídricos en la población, así como contribuiría y sería testigo de uno de los acontecimientos científicos más importantes a nivel mundial y que impacta en la sociedad actual, la comunicación inalámbrica, el joven en cuestión Francisco de la Gándara.
Sobre este personaje ambientado en el San Luis potosí de 1886 escribí un artículo que puede consultarse en: San Luis Potosí en 1886, esplendor de la alta cultura potosina: https://www.researchgate.net/publication/394853478_San_Luis_Potosi_en_1886_esplendor_de_la_alta_cultura_potosina
En 1885 se abría en San Luis Potosí el Liceo Científico y Literario “José María Morelos”, fundado por los estudiantes del Instituto Científico y Literario que habían sido expulsados de este por el gobernador del estado. De esta forma el 23 de febrero de 1885 el Liceo abría sus puertas para que los estudiantes expulsados pudieran continuar sus estudios.
El director del Liceo y parte de sus profesores serían alumnos aventajados del Instituto que habían sido expulsados. Entre ellos se encontraba Francisco Gándara, alumno de excelencia del Instituto, en su momento ayudante de Francisco Estrada en algunos de sus experimentos y demostraciones en la cátedra de física. Este personaje tendría un papel importante y se convertiría en uno de los ingenieros egresados del Instituto Científico y Literario.
Los alumnos del Liceo que terminaban sus estudios superiores en esa institución, podían presentarse al Instituto Científico y Literario para examinarse en las materias que tenían pendientes en el Instituto después de cursarlas en el Liceo. Así, el 5 de septiembre de 1885 se examinaba en el Instituto Científico y Literario el alumno expulsado Francisco Gándara que era catedrático de física en el Liceo Morelos ; Gándara fue examinado en topografía y mecánica siendo calificado por el jurado con PB en ambas materias.
A fines de 1886 Francisco Gándara se titulaba como ingeniero topógrafo e higromensor en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí y ofrecía sus servicios profesionales como tal en la cuarta calle del Apartado número 52, ahora calle de Francisco I. Madero.
Gándara con el tiempo se convertiría en un reconocido ingeniero experto en perforación de pozos y quien terminó la construcción de la Presa de San José.
En su época de estudiante de la cátedra de física, de 1881 a 1882, ayudó a Francisco Javier Estrada en sus experimentos de comunicación y fue testigo de los experimentos de comunicación inalámbrica que sería una de las aportaciones extraordinarias y de primicia mundial realizadas en ese año de 1886.
En 1897 Gándara recordaba, al anunciarse el descubrimiento de Marconi de la comunicación inalámbrica y que la prensa local y nacional promovía con loas a su autor, que dicho descubrimiento había sido realizado más de diez años antes por el potosino Francisco Javier Estrada en pleno centro de la ciudad de San Luis Potosí y en el edificio donde profesaba su cátedra de física. Para entonces, el olvido sobre la obra de Estrada y su persona, ya hacia acto de presencia, y sus motivos deben ser dignos de estudio.
Francisco Gándara, estudiante del curso de física que dictaba Estrada, narra, su reacción ante la noticia del experimento de Marconi, asegura que el tema fue para él, nada sorpresivo, pues él, al igual que sus condiscípulos, pudieron presenciar la comunicación telegráfica sin hilo conductor, tanto en el aire (en el espacio dice Gándara) como a través de la tierra (refiriéndose a la detección de temblores de tierra). Refiere Gándara que los experimentos con los más mínimos detalles quedaron consignados en los libros en que Estrada apuntaba el resultado de sus grandes estudios. Libro que infructuosamente, hasta el momento, hemos buscado y que representa un tesoro para la historia de la ciencia y para la historia de nuestra propia cultura.
Gracias a Francisco Gándara sabemos detalles de esos históricos experimentos de Estrada, al ser participa en ellos y registrarlos en su diario de experimentos.
“Al que esto escribe, discípulo del Sr. Estrada por aquellos años, cúpole en suerte ayudarle en la práctica de sus experiencias, para las cuales por la imposibilidad en que el sabio electricista se encontraba, necesitaba el concurso mecánico de alguien, y ¡cuántas veces me dejó sorprendido del resultado maravilloso de sus ideas que yo ejecutaba sin conciencia!
Yo mismo escribí de mi puño y letra la teoría del descubrimiento que hoy como de Marconi se presenta y asenté los experimentos que llevábamos a efecto con magníficos resultados, así como muchísimos de los frutos de la singular ilustración y gran saber del Sr. Estrada”.
Francisco Gándara (1897)
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