#4 Tiempos
Los 7 pecados capitales de Xavier Nava | Apuntes de Jorge Saldaña

APUNTES.
Los cometió todos en menos de dos años y tres meses. Violó también todos los mandamientos. Veneró a falsos dioses y negó tres veces a quien lo hizo su discípulo en el ámbito público.
No hay perdón del Olimpo, ni de Zeus, ni de Alá, ni de la Santísima Trinidad oligárquica potosina.
No hubo Planes de Desarrollo Urbano y Centro de Población ni de Desarrollo Territorial.
Esperaron hasta el último momento, el pasado viernes, para que regresara el hijo pródigo como el perro arrepentido, pero no fue así.
La propia federación metió la mano y la voz: no tocar la Sierra de San Miguelito. No sin tocar baranda, no sin la Federación, no así como lo intentó el minúsculo alcalde interino por órdenes del que tiene ilegítima licencia.
SOBERBIA: día y noche, noche y día. El trato despótico lo sufrieron todos y en todos los niveles. Desde Tere Carrizales sacada a rastras y golpes de su oficina, hasta los pueblos originarios que dejaron fuera, que ignoraron y maltrataron, hasta las vendedoras de flores a quienes atacaron sin consideración.
También los medios, a quien trató con desprecio cuando se le criticaba. También a los empleados municipales que despidió por no pensar igual que él, también a los panistas los despreció instalado en una superioridad no ganada.
Es enero del 2019, una cita aplazada en tres ocasiones finalmente se concretó en el Sanborns de Plaza Tangamanga: Octavio Pedroza se reunió con Óscar Valle Portilla, que acudió en representación y por órdenes del nuevo alcalde.
Octavio tuvo no una, sino tres invitaciones de Nava para que se convirtiera en su asesor, lo propuso en campaña, en la toma de protesta y hasta en el avión en el que coincidieron. Los detalles por fin se verían con Óscar Valle, en ese entonces oficial mayor.
Palabras más, palabras menos, Óscar Valle Portilla se arrancó con la burda grosería: “Mira Octavio tenemos muchos compromisos pero déjame ver cómo le hacemos para contratarte. ¿Traes tu currículum?”.
Octavio el ex regidor, alcalde, diputado federal, senador de la República, y columna vertebral para el triunfo de Xavier Nava, era un desconocido para Óscar Valle, que le pidió su solicitud como si Pedroza buscara una chamba, entonces Octavio pidió la cuenta y se retiró enseguida. Habían perdido en ese momento a su mejor aliado rumbo a la gubernatura.
Jamás reconocieron un error. La disculpa pública fue obligada, dieron mil vueltas a sus equivocaciones, escurrieron el bulto de sus falacias. Todo era mentira cuando fueron exhibidos, todo era verdad cuando ellos lo decían. SOBERBIA, petulancia, altivez y socarronería.
SOBERBIA Por presumir un par de puentes, que inició con dinero ajeno y que encima no terminó.
Xavier Nava y su equipo no pudieron explicar la inversión millonaria que Óscar Valle y sus secuaces emprendieron en la Sierra de Álvarez en la que construyen un Hotel-Campamento.
Si invertir 50 millones es tan fácil para el círculo más cercano del alcalde, ¿por qué lo hicieron hasta que se convirtieron en gobierno? ¿Por qué nunca publicaron sus declaraciones patrimoniales?
¿Dónde están las 200 patrullas que el ayuntamiento renta en más de 1 millón de pesos mensuales si la delincuencia crece y no se aumentó ni un peso en el gasto de combustibles? ¿Quién se benefició de semejante y jugoso contrato mientras los potosinos no vimos una pizca de mejoría?
50 mil luminarias instaladas en la capital, ¿alguien las contó? Dijeron que tienen wifi y que son harto inteligentes sin una sola prueba. 50 mil lamparitas de led que cuestan 3 mil pesos y fueron pagadas en casi 8 mil. AVARICIA.
¿LUJURIA? No sé de otra, pero si del festín de bajezas y malos tratos cometidos en contra de mujeres trabajadoras del ayuntamiento a las que despidió sin miramiento mientras defendió con rueda de prensa, liturgia y bendición a Fernanda (su colaboradora en diseño nacida en Venezuela). Protegió con espada y capa la contratación de la cuñada del secretario general y llegaron al clímax degenerado del cinismo negando permanentemente el conflicto de interés teniendo a los primos Portilla firmando contratos uno y firmando cheques el otro.
LUJURIA es sumar inexplicablemente a su lista de regidores a la hija de una “Madrota”, a la heredera de un negocio de trata de blancas, que al ser impugnada fue recompensada con una dirección general en el ayuntamiento para la chica sin rastro de experiencia en la política, pero mucho en lo “público”, y a la madre de esta otorgarle un altísimo contrato por ser mercenaria en una degradante página de redes sociales. La única explicación para dichas acciones no es otro que el delicioso pecado.
IRA todos los días, en cada entrevista, en cada cuestionamiento que no fuera de su agrado. IRA contra su antecesor, al que culpó de todo y no le pudo comprobar nada. IRA contra sí mismo y sus dislates, IRA cuando culpaba de sabotaje hasta a las bombas del Interapas, papel de víctima iracunda en cada sesión de cabildo, IRA cuando no pudo lograr la aprobación del aumento a las tarifas del agua. Rabia por no haber podido sacar los Planes de Desarrollo, furia por no tomar una posición firme y única sobre la Sierra. IRA de la que consume lentamente.
GULA en los contratos, en los millones inexplicables gastados en una ciclovía que se convirtió involuntariamente en un monumento a la necedad y al derroche insaciable de recursos. GULA en irse de copas el día de más asesinatos ocurridos en la capital potosina. GULA en la contratación de medios y la compra de propaganda ficticia para satisfacer la vanidad.
ENVIDIA de sus predecesores y creadores.
PEREZA tatuada, PEREZA mental, PEREZA del alma por no cambiar, cuando pudo, su camino y el del resto.
No hubo, ni habrá Nava gobernador. En sus pecados llevó la penitencia y señor don Xavi, ni preguntes por qué.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Crónica de un dedazo solicitado: Papá PRI, ¿a quién quieres más? | Columna de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Clásico de la 57: pasión al filo del cuchillo | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Hoy se juega en Querétaro el Clásico de la 57, un duelo que siempre viene cargado de tensión, orgullo y, por desgracia, un trasfondo que no se puede ignorar: la sombra de la violencia. Este enfrentamiento no es un simple partido de fútbol, es un espejo incómodo de lo que todavía está pendiente en nuestro balompié.
El recuerdo de la batalla campal entre Querétaro y Atlas sigue vivo. Esa tarde oscura, con imágenes que dieron la vuelta al mundo, dejó claro que la pasión puede convertirse en caos en cuestión de segundos. Y no fue un hecho aislado: en otras ocasiones también hemos visto enfrentamientos en las gradas del Alfonso Lastras, peleas que interrumpieron partidos, además de aquel episodio en Torreón en el que el sonido de las detonaciones generó un pánico colectivo que terminó por vaciar un estadio entero. Lo que debería ser fiesta, demasiadas veces se ha convertido en pesadilla.
El problema no es exclusivo de México. Apenas esta misma semana, en Argentina, un partido internacional quedó marcado por escenas dantescas: aficionados golpeados, perseguidos y obligados a escapar del propio lugar que debería haber sido su refugio. El encuentro tuvo que ser suspendido y la violencia dejó un saldo de heridos, detenidos y un continente entero preguntándose cómo es posible que sigamos repitiendo las mismas historias de siempre.
Con ese telón de fondo se juega hoy este Clásico de la 57. En la cancha, Gallos Blancos y Atlético de San Luis se disputan algo más que tres puntos: se juegan la credibilidad de una rivalidad que merece ser recordada por goles y no por golpes . La exigencia es doble: para los equipos, que deben entregar un partido digno; y para las tribunas, que están obligadas a demostrar que se puede alentar sin cruzar la línea del salvajismo.
Porque la verdad es dura: si después de lo vivido en Querétaro hace unos años todavía no entendemos, si después de tantas escenas vergonzosas en México seguimos tolerando barras que se comportan como pandillas, entonces lo que pasó en Argentina podría repetirse aquí en cualquier momento.
El Clásico de la 57 debe ser una advertencia. Que la intensidad se quede en la cancha, que la rivalidad se mida en goles, que la pasión no vuelva a confundirse con barbarie. Si hoy la historia vuelve a torcerse hacia el lado equivocado, no habrá espacio para el asombro: sería simplemente la consecuencia de haber aprendido nada.
Este clásico es una puerta: o se abre para dejar pasar el fútbol en su forma más pura, o se entreabre para que se cuele de nuevo la violencia. Y lo que ocurra esta noche dirá mucho más de nosotros como país que de los once contra once que se atrevan a pisar la cancha.
También lee: San Luis frente a Puebla: partido para valientes, no para excusas | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
La abogada y el diablo | Apuntes de Jorge Saldaña
APUNTES
De no ser porque al empresario Miguel Maya Romero le fueron a ofrecer poner una de sus cafeterías al interior de lo que iba a convertirse en el centro comercial Santa Fe, en los terrenos que rentó la Universidad Autónoma de San Luis Potosí a la empresa VEM, e hizo público en sus medios el proyecto, a la UASLP le hubiera pasado de noche que le estaban por dar gato por liebre.
Se desató el infierno. Por algo a Miguel Maya Romero le dicen, los que lo quieren, “El diablo” (su WhatsApp es 666 y ya…bien raro).
Desde la muy humilde opinión de este aprendiz de reportero fueron dos errores fatales los que cometieron los promotores de Santa Fe: invitar a Maya solo a rentar un local, y no a invertir en el negocio completo.
El segundo error es haber entregado, al dueño de dos medios, el dossier, renders, planos, números y el “kit” completo del proyecto.
Hasta que estos materiales “cautiva inversionistas” fueron públicos en los medios miguelescos, la comunidad universitaria, sus más altos funcionarios y el Consejo Directivo, cayeron en cuenta que VEM les había vendido un unicornio que resultó ser un burro con brillantina.
Las especificaciones del Santa Fe publicadas estaban enfocadas al lucro, objetivo muy distante a lo que aprobó el Consejo Directivo Universitario por la confianza que le tienen al rector, Alejandro Zermeño Guerra.
Y es que con esa buena fe a la rectoría, nadie imaginó que el equipo jurídico de la Universidad resultara tan laxo, distraído e incompetente como para que en más de un año de haber firmado el contrato de arrendamiento (a precios muy inferiores a los del mercado, pero bueno…) no se hubiera dado cuenta que el unicornio rebuznaba.
En lugar de centro deportivo, canchas de pádel, gimnasio, pista para correr, estacionamientos para estudiantes y otras instalaciones dirigidas a la comunidad, se estaba gestando y vendiendo un centro comercial con tienda ancla, agencia de autos, restaurantes y cadenas comerciales.
Ante la presión social y mediática que provocó la discrepancia entre el proyecto original y el exhibido, el que tuvo que sacar el pecho y llevarse el desgaste fue el propio doctor Zermeño, que tuvo que pedir cuentas a su equipo jurídico encabezado por la abogada general de la universidad, Urenda Navarro Sánchez (a la que tengo el enorme gusto de no conocer).
En la revisión, el convenio resultó más poroso que un estropajo de Ixtle.
(Por cierto que el documento, al que solo Navarro Sánchez y muy pocos colaboradores de su oficina tenían acceso, casualmente se filtró a los mismos medios propiedad del villano de las pastorelas).
La filtración tuvo consecuencias. Por un lado, las enormes goteras jurídicas de la redacción del instrumento, urgieron a la Universidad cancelar el trato justificadamente acudiendo a las únicas condiciones que podrían protegerlos, que fueron el nulo avance de la obra y el agotamiento de los plazos.
En otras palabras, la falta de liquidez de los empresarios los salvaron; que si no, ya hubiera centro comercial, agencia de autos y café Chaires.
Por el otro lado, y ya circulando el convenio, se pudo saber que a la empresa VEM no le pidieron ni los requisitos más indispensables; no verificaron su experiencia (que no tiene) ni sus capacidades financieras (que tampoco tiene).
Con las cartas destapadas, el rector admitió que se sintió engañado (así lo declaró a éste medio y a otros). Pero… ¿engañado por quién?
¿Por la empresa? ¿O por su abogada general, que no cuidó a la institución, le escondió los detalles del poroso contrato y les generó un feroz enjambre jurídico en contra del que aún no salen?
Derivado de todos los yerros encontrados, se hizo inminente para la UASLP la cancelación del trato, provocando que Fabián Espinoza, el representante de la empresa al que se le cayó el negocio, denunciara penalmente al propio rector, a Miguel Maya y hasta a los periodistas de sus medios, asunto que hasta donde se sabe, sigue su curso.
Vamos dos a cero: Un contrato jurídicamente descuidado puso en el filo de la navaja a la institución, y provocó en reacción que denunciaran al líder de la comunidad universitaria, que sin necesidad, deberá defenderse por la vía penal (ojalá el rector contrate a un abogado o abogada externos… digo).
Tres a cero: En respuesta, la UASLP (léase la licenciada Navarro Sánchez) interpuso una tibia demanda mercantil (que no es lo mismo que una denuncia) en contra de la empresa. Sin embargo, la demanda la presentó la abogada hasta junio pasado. Es decir, meses después de la tormenta. Mientras tanto ni se ha recuperado el terreno, ni pueden hacer nada con él.
¿Estaría muy ocupada la abogada?
Quizás sí, promoviendo una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia, en contra del Instituto de Fiscalización Superior del Estado, contra el que debate la competencia de éste para auditar recursos propios de la UASLP.
Hace unos días, la controversia fue desechada por la SCJN por ser “notoriamente (no-to-ria-men-te) improcedente”. Cuatro-cero.
Por si se lo preguntaba, Culto Público, quien dió a conocer la promoción de la controversia, así como su penoso resultado, también fueron los medios propiedad de MMR, príncipe de las tinieblas.
(Yo creo que nadie les pasó el número de expediente en cuestión y le atinaron sus reporteros de pura suerte…)
Se le conoce al rector de la universidad, Alejandro Zermeño -y coincido- como un hombre íntegro, decente, bien intencionado, prudente, y capaz.
Lo que asombra es su paciencia y tolerancia con funcionarios como Urenda Navarro Sánchez, que si nos damos cuenta, es quien ha estado detrás de casi todos los conflictos que ha enfrentado la actual rectoría.
¿Cuándo terminará la goliza jurídica contra la institución? ¿No hay cambios? ¿Alguien tiene pacto con el diablo?
Hasta la próxima.
Yo soy Jorge Saldaña.
También lee: Factor Rosa Icela, Factor Galindo | Apuntes de Jorge Saldaña
#4 Tiempos
Salvador Gallardo Dávalos: médico, humanista y promotor cultural | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Con la proyección del potosino Manuel José Othón como uno de los máximos poetas mexicanos, el movimiento literario en San Luis Potosí a principios del siglo XX fue intenso y de suma importancia; las escuelas literarias seguían siendo las reuniones entre los jóvenes interesados en la literatura y su formación profesional se complementaba con estudios profesionales en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, principalmente en la carrera de leyes donde confluirían un número importantes de hombres de letras que figuraron en el escenario nacional, con grande aplauso, por mencionar un par de esos personajes: Ramón López Velarde, Artemio de Valle Arizpe, entre muchos otros, como hemos tratado ya en anteriores entregas de esta columna de El Cronopio.
No solo en leyes se formaron esos literatos, en la preparatoria del Instituto donde coincidían todos ellos o la mayoría de ellos, serían las raíces que en otras carreras como la de medicina continuarían su gusto por la literatura, en especial la poesía, combinándola con su formación médica, como el fue el caso del rioverdense Salvador Gallardo Dávalos.
Salvador Gallardo Dávalos nació el 9 de julio de 1893 en Rioverde, San Luis Potosí, donde estudiaría sus primeras letras para luego ingresar a la preparatoria del Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí, allí, en ese ambiente bohemio e intelectual que exponían un buen número de jóvenes interesados en la literatura despertó la vena poética de Salvador Gallardo que a la larga se convertiría en un prestigioso médico y excelente poeta que dejaría huella por su labor humanística y cultural en la región del bajío, principalmente en Aguascalientes donde contribuiría al desarrollo cultural de esa ciudad con su labor en la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana de aquella ciudad.
Al salir de la preparatoria del Instituto Científico de San Luis, ingresó a estudiar medicina en el mismo Instituto potosino para posteriormente continuar sus estudios médicos en la Escuela Médico Militar de la Ciudad de México, siguiendo la huella de sus compañeros de estudio en el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que también habían emigrado a estudiar en la capital, como Jesús Silva Herzog, compañero de estudios de preparatoria de Salvador Gallardo y además su primo.
El padre de Salvador Gallardo era médico y para entonces había desarrollado una importante labor en Rioverde, distinguiéndose como director del hospit al del pueblo que ahora lleva su nombre al igual que una de las calles de Rioverde. Salvador seguiría así la huella formativa de su padre. Dejaría el ejército y seguiría su labor como médico y su labor dentro de la corriente estridentista de las letras como fueron sus comienzos literarios.
Con el apoyo de Silva Herzog que fuera subsecretario de Cultura en 1933, Salvador Gallardo ingresa como médico a la Secretaría de Educación en la Ciudad de México, antes de irse a radicar a Aguascalientes y realizar una intensa labor educativa y cultural como promotor cultural y catedrático de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y de la Escuela Normal.
Su labor pública incluyó su participación en la Liga de Escritores y Artista Revolucionarios, miembro titular de la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en Aguascalientes, y fundador de la Asociación Cultural Aguascalentense, además de senador de la República por el estado de Aguascalientes.
Dentro de sus obras dedicadas a su tierra natal, se encuentra Cantos a San Luis Potosí publicada en 1942, con la que ganaría uno de los Juegos Florales de San Luis Potosí.
Salvador Gallardo Dávalos moriría el 30 de octubre de 1981, dejando una importante huella en pro de la cultura de la provincia mexicana. Tras su muerte se estableció en 1982 el Premio Literario Salvador Gallardo Dávalos de la Casa de la Cultura de Aguascalientes, dejando un legado que continúa su descendencia, su hijo Salvador Gallardo Topete y su nieto poeta y filósofo Salvador Gallardo Cabrera.
De Salvador Gallardo un fragmento de “Canciones bajo la lluvia”
En las tardes invernales
la lluvia la luz tamiza
y cada rayo de irisa
como en danzas espectrales;
la brisa con sus puñales
nos espera en cada esquina,
y la lluvia es bailarina,
que en las tardes invernales,
-con sus velos de neblina-
danza “danza de puñetas”.
También lee: Emma Roldan, la diva potosina del cine y la televisión | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
-
Destacadas1 año
Con 4 meses trabajando, jefa de control de abasto del IMSS se va de vacaciones a Jerusalén, echando mentiras
-
Ciudad3 años
¿Cuándo abrirá The Park en SLP y qué tiendas tendrá?
-
Ciudad3 años
Tornillo Vázquez, la joven estrella del rap potosino
-
Destacadas4 años
“SLP pasaría a semáforo rojo este viernes”: Andreu Comas
-
Estado2 años
A partir de enero de 2024 ya no se cobrarán estacionamientos de centros comerciales
-
Ciudad3 años
Crudo, el club secreto oculto en el Centro Histórico de SLP
-
#4 Tiempos3 años
La disputa por el triángulo dorado de SLP | Columna de Luis Moreno
-
Destacadas3 años
SLP podría volver en enero a clases online