junio 21, 2025

Conecta con nosotros

#4 Tiempos

La realidad del futbol nacional | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Publicado hace

el

Testeando

 

Desde hace mucho tiempo se dice, se pregona, se grita que el futbol mexicano no tiene nivel. Hoy compite televisivamente por el rating de campeonatos como el futbol español, inglés, alemán, portugués y holandés, sumado a torneos internacionales como la Champions League, la Europa League o la Libertadores. Hoy el futbol nacional tiene rivales de peso para comparar.

Pero vayamos por partes, ¿qué hace bueno o malo el nivel de una competencia en el futbol? Justo aquí es donde muchos meten el freno de mano. Hay quien dice que la competencia “pareja” le da nivel al producto, que poco importa una liga donde siempre ganan los mismos y la competencia va de unos cuantos; otros hablan de que las grandes figuras elevan el nivel y otros más de plano solo se ciegan por el brillo del futbol europeo: solo en el viejo continente se juega buen futbol.

Ok, los parámetros son diversos, pero hoy quiero proponer un estilo de análisis para definir con ciertos fundamentos si nuestro futbol es bueno o es malo.

En el futbol existen dos fundamentos básicos: la recepción y el pase. Estos principios se “educan” desde temprana edad. No es en vano ver en las escuelitas de futbol a muchos niños jugando a patear el balón, incluso los mayores se entrenan pateando a la pared, buscando mejorar la recepción y el pase. En lo que respecta a la recepción, la cosa es muy simple: el balón tiene que quedar donde el jugador quiere que quede, ya sea pegada al pie, o a una distancia medida, ya sea recibir con la cabeza, el pecho, las piernas o el pie (algunos fuera de serie usan otras partes de cuerpo, saludos Cuauh) pero que el balón vaya a donde el que recibe quiere. Por el lado del pase, la cosa parece más fácil de explicar: el balón tiene que llegar correctamente a donde el jugador que da el toque quiere que vaya, ya sea al hombre o al espacio; aquí no hay mucho para dónde hacerse y, lo mismo, se puede tocar con la cabeza, el pecho, las piernas o el pie.

Un buen futbol es aquel en el que podemos ver jugadas que combinan recepción y pase de manera precisa, y mejor aún, que lo hagan con intensidad, velocidad y presencia. Uno, dos, tres, cuatro toques a toda velocidad y podemos estar hablando de un nivel importante. Menos que eso: olvídenlo.

Pero vayamos a lo más importante del futbol: el gol. Para anotar un gol se necesita básicamente el remate. Esa definición de último momento que puede ser con la cabeza, el pecho, las piernas o el pie, ese último movimiento muchas veces cerca de la portería rival, ese intento final que termina las jugadas. La práctica no nos engaña, si un equipo no termina las jugadas, está destinado a no ganar.

En un buen futbol, la mayoría de las jugadas se van a terminar, los remates se harán complejos y comunes, habrá muchas oportunidades de gol, por ende, muchos remates en la última jugada.

Pero en el futbol también se defiende y para esto tenemos una serie de jugadas que vale resaltar: la intercepción, la barrida y la marca por mencionar algunas. En la intercepción se roba el balón justo en el momento de un pase, es una jugada muy limpia y que en ocasiones exhibe a los jugadores que no saben dar correctamente un pase. La barrida por su parte requiere un trabajo milimétrico, la velocidad y conducción del jugador es interrumpido por el defensa que busca quitar el balón sin cometer una falta. Por último, la marca sirve para evitar la recepción del balón, y en caso de que suceda, detener por fuerza o por talento el avance del rival. En un buen futbol, veremos muchas barridas exitosas, marcas muy pesadas y pocas intercepciones.



Por último dos cualidades de los superdotados: la conducción y el regate. Hablar de la conducción no es solo decir que la pelota tiene que ir pegada al pie, conducir el balón puede incluir llevar cierta distancia con el esférico o combinar con recepciones dirigidas. Por el lado del regate es el punto y aparte del futbol, pocos son los que pueden regatear y salir airosos, con tiempo para definir su próximo movimiento o con el espacio suficiente para volver a hacerlo. Solo unos cuantos se pueden sentir seguros cuando se atreven a regatear.

En un buen futbol vamos a ver a algunos que se atreven a conducir 10, 15, 20 metros dentro de la cancha, menos no es suficiente. En el buen futbol vamos a ver a un par de jugadores (tal vez 2 pares de jugadores) que en toda la liga regateen y terminen ganando la mayoría de sus enfrentamientos, en la mayoría de las ligas un jugador así es un número alto.

Yo sé que quedan por fuera muchas variables del futbol, se que hay mucho más que lo mencionado aquí para poder entrar en profundidad en un análisis, pero con esto me parece suficiente y le pido a usted amable lector, que si tiene el interés de calificar a la Liga MX, al Ascenso MX o a cualquier liga que se le antoje calificar de buena o mala, haga el ejercicio de ver un partido cualquiera de su competencia favorita: cuente cuántos pases se dan antes de perder el balón, cuente cuántos remates a portería suceden por cada pelota que se va del campo por línea de fondo, cuente cuántas recepciones y segundas jugadas suceden después del pase, cuente cuántos jugadores se atreven a conducir más de 10 metros sin perder el esférico y por último descubra usted si en su liga existen superdotados que logran regatear y salir airosos.

Así y solo así podrá tener un pequeño panorama sobre la realidad de nuestro futbol, cuando contraste lo dicho aquí, con lo observado en el campo y después compare con lo que sucede en otras latitudes. Al final solo le pido dos cosas: no se queje y no se olvide que aunque mala, como nos encanta nuestra Liga MX.

@Nefrox

También lea: El maestro no miente | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

#4 Tiempos

El primer poeta potosino, Pedro de los Santos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Publicado hace

el

EL CRONOPIO

Si bien desde los primeros años de la fundación existieron poetas en San Luis y se cultivó este género, como lo hemos tratado en anteriores entregas, estos personajes serían españoles avecindados en la ciudad; el primer poeta nacido en el siglo XVII en estas tierras en la ciudad de San Luis Potosí sería Pedro de los Santos.

Pedro de los Santos. Este personaje es uno de los nacidos en San Luis Potosí, nacería a mediados del siglo XVII; en 1699 era colegial de San Ildefonso y Familiar y Maestresala del virrey don Juan Ortega Montañés.

Emigraría muy joven a la ciudad de México, al parecer estudiaría también en la Real y Pontifica Universidad de México pues en su Romance aparece el título de Bachiller.

Su Romance es el único poema que se le conoce, fue escrito en 1700 y publicado en 1702 conociéndosele con el título de Romance en elogio a San Juan de Dios en las fiestas que hizo México por su canonización. Poema que tendría el segundo lugar en el certamen poético por la canonización de San Juan de la Cruz, que describió el Pbro. Br. Juan Antonio Ramírez Santibañez; donde se apunta: “El segundo lugar, se le dio al que puede tener plaza de Músico suave, pues tira gajes de cantor en el palacio de Apolo y ser Maestresala de las Musas, al Bachiller donde Pedro de los Santos, maestre de la sala del Exmo. Sr. Dr. Don Juan de Ortega Montañés, del Consejo de su majestad, arzobispo de México, segunda vez Virrey, Gobernador, Capitán General de esta Nueva España y Presidente de su Real Audiencia”.

El Padre Peñalosa asegura que en su poema “no faltan, en el romance, algunas características de la poesía barroca, entonces en pleno apogeo, como la hipérbole, las alusiones mitológicas, la bimembración distribuida en dos versos o tal cual detalle de la luz y de color; pero sin el poderío y la plasticidad, sin el ingenio y la audacia de la verdadera y grande poesía barroca”.

Al decir del Padre Peñalosa una copia fotostática de su romance se encuentra en el Archivo Histórico de San Luis Potosí.

En su romance, los últimos versos dicen:

la misma tormenta corre
haciendo que el aire ocupe
mejor sagrada saeta
del Ave de culpa inmune.

Con ella el piélago vence,
con ella el viento confunde
y no admira que con ella
el mismo Puerto salude.

Con ella pone en Granada
columnas que no caduquen
a las injurias del tiempo,
pues su caridad las sube.

Mereciendo mayor palma,
Porque puso en servidumbre
Al mar, no con armas fieras,
Sino con palabras dulces.

También lee: Alcalde Mayor de San Luis, primer editor de Sor Juana Inés de la Cruz | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Continuar leyendo

#4 Tiempos

La miseria del sexo | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Publicado hace

el

LETRAS minúsculas

Sucede en un cuento de Arthur Schnitzler (1862-1931), el escritor austriaco. Una vez, un joven fue invitado a asistir a un duelo en calidad de padrino de un militar de cierto rango que, al ver ofendido su honor, retó a muerte a un caballero de la alta sociedad vienesa abofeteándolo con su guante. Qué razones había para lavar con sangre esa mancha real o imaginaria, no lo sabemos, pues éstas no quedan muy claras en el relato, aunque todo parece indicar que había unas faldas de por medio, y que estas faldas eran nada menos que las de la esposa del militar.

Como decimos, el padrino nada sabía de los motivos que impulsaron al teniente Loiberger a tomar tan drástica determinación, pero tampoco quiso averiguarlas. ¿Para qué? Como se dice, cada uno sabe dónde le aprieta el zapato; y, además, ¿para qué negar que en aquellos tiempos remotos la gente se mataba entre ella por los motivos más banales y fútiles? «El hecho –dice el narrador de esta historia, es decir, el padrino- de que en ciertos círculos tuviera que contarse con la posibilidad o incluso con la inevitabilidad de los duelos, ya sólo esto, créame, daba a la vida social una cierta dignidad o, al menos, un cierto estilo. Y a las personas de estos círculos, incluso a las más insignificantes o ridículas, les prestaba la apariencia de una continua disposición a la muerte, aun cuando a usted esta expresión le parezca, utilizada en este contexto, demasiado rimbombante».

Digámoslo ahora con nuestras palabras: en aquellos tiempos, batirse a muerte con adversarios verdadero o ficticios era una moda tan extendida, sobre todo entre las clases superiores, que nuestro joven narrador ni siquiera se extrañó cuando el teniente Loiberger solicitó amablemente su padrinazgo. Además, ¿no era ésta la séptima u octava vez que un caballero ofendido le pedía exactamente la misma cosa? Sin embargo, es necesario abreviar, y lo haremos diciendo cuanto antes que el muerto, allí, fue precisamente el señor Loiberger, que cayó al suelo con cierta elegancia y sin demasiados aspavientos a causa de una bala que vino a incrustársele a la altura del corazón. Se llevó la mano al pecho, lanzó un suspiro hondo, se tendió en la hierba como quien se dispone a permanecer en esa postura un tiempo muy largo y murió en el acto.

Una autoridad municipal dio fe del deceso –también sin demasiados aspavientos- y el día transcurrió como de costumbre, cual si en realidad nada grave hubiese acontecido. Sin embargo, un problema quedaba sin resolver, y era que la viuda, que vivía en la capital, es decir, en Viena, debía enterarse de la muerte de su marido. ¡Claro, era necesario decírselo, y cuanto antes mejor! ¿Y quién iba a encargarse de tan desagradable tarea? El padrino, naturalmente, que para eso estaba. Y allá va nuestro narrador. Frau Agathe, la esposa del señor Loiberger, lo recibe amablemente y lo hace pasar al recibidor. En realidad nunca en su vida había visto ella a este hombre, pero no le parece feo y hasta le invita una copa…

¡Dios mío, qué bella era Frau Agathe! Su rostro resplandecía como una hoguera encendida. Ahora bien, ¿para qué ponerse a hablar ahora, precisamente ahora, de cosas tan tristes como son las que se refieren a la muerte? Ya lo haría después; por el momento era preciso beber otra copa y disfrutar el momento. Frau Agathe se veía incluso feliz. ¿Para qué romper el hechizo? Entonces el visitante se puso a hablar con la joven viuda –ella aún no sabía que lo era- de cosas que nunca sabremos. Y tanto hablaron y hablaron, y tanto se gustaron el uno al otro que pronto, sin que nadie supiera cómo ni cuándo, ya estaban los dos tomados de la mano en la alcoba de ella. ¡Oh, no se habían reunido allí para entregarse a la práctica de ejercicios piadosos! Y pasó el tiempo. Cuando el visitante despertó por fin, pudo recordar como entre sueños que había venido a esta casa a cumplir una misión. ¿Cuál era ésta? Trataba de recordarlo. ¡Ah, sí, decirle a Frau Agathe que su marido había muerto en la vecina ciudad de Ischl, en el transcurso de un duelo, precisamente!… Aún no salía completamente de su modorra cuando oyeron ambos a lo lejos un ruido de pasos. Quien llegaba era el doctor Mülling, amigo de la familia, para preguntar a la señora si ya se había enterado de la triste noticia. Cuando la supo, la mujer se deshizo en llanto y pidió ver cuanto antes el cuerpo de su marido.

«Desde entonces –cuenta el narrador- no me dirigió ni una palabra… Efectivamente, aquella misma tarde partió sola y a la mañana siguiente condujo el cadáver a Viena. Al otro día tuvo lugar el entierro al que, por supuesto, asistí… Muchos años después nos encontramos en una reunión social. Mientras tanto se había casado de nuevo. Nadie que nos hubiera visto hablar habría adivinado que nos unía una profunda vivencia común. Pero, ¿realmente nos unía? Yo mismo habría podido considerar aquella estival y tranquila, misteriosa y, con todo, feliz hora como un sueño que sólo yo había soñado: tan clara, tan sin recuerdos, tan inocentemente profundizó su mirada en la mía».

Y así acaba esta historia, que no ha hecho más que confirmar mis sospechas, a saber: que la relación sexual, por sí sola, no puede unir a dos seres que no se aman. Hoy es común, o casi, afirmar que las relaciones sexuales son como el termómetro del amor, de manera que nada puede esperarse de dos seres que no saben -o no pueden- hacerse gozar el uno al otro. Hay quien dice, además, que para enamorarse de una persona antes hay que haberse acostado con ella. Pero esto es falso, pues las cosas, por lo regular, suceden exactamente al revés. Así como los milagros no producen la fe, sino que es más bien la fe la que produce los milagros, así habría que decir también que las relaciones sexuales no producen el amor, sino que, a lo más, cuando éste ya existe sólo lo alimentan. Los que no se amaban antes de ir juntos a la cama, no se amarán más cuando hayan regresado de ella, y hasta es posible en algunos casos que terminen queriéndose menos. Los cuerpos podrán acoplarse todo lo que quieran, pero, si las almas están lejos, entonces no hay nada que hacer.

Me decía hace poco un joven hablándome de su novia, con la que tenía ya estas relaciones y con quien acababa de romper: «Quizá deje más material para el recuerdo una tarde viendo juntos el crepúsculo que una relación sexual». Claro, claro. ¿Podría decirse mejor? He aquí la miseria del sexo.

También lee: El administrador astuto | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Verano futbolero | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Publicado hace

el

TESTEANDO

 

Apesar de los pesares, el verano futbolero arranca este fin de semana.

Tanto el mundial de clubes, como la Copa Oro, se jugarán en el territorio de los Estados Unidos, algo que bajo otro panorama sería lo ideal, un país multicultural, con una infraestructura increíble y fortaleza económica como para poder generar ingresos sobrevalorados, todo estaría bien, si no hubiera problemas sociopolíticos en Norteamérica.

Las recientes políticas han comprometido las entradas a los estadios y con esto un posible golpe comercial a las proyecciones de FIFA. Pero pasando al punto netamente deportivo, que al fin es lo que importa para esta sección, las cosas suenan muy interesantes.

Por un lado tenemos el nuevo experimento mundial, juntar a algunos de los clubes más importantes del mundo, en un torneo que buscará enfrentarlos con sus mejores jugadores en búsqueda de un gran premio económico, todos los equipos presentarán lo mejor que tienen y es probable que conforme avancen en el torneo su nivel tenga que aumentar, cuando los equipos que solo van a participar queden fuera, y se cierre contra los verdaderos rivales. Un torneo que levanta expectativas y que promete buenos juegos, sobre todo cuando clubes europeos salten a las canchas con sus figuras mundiales.

A la par de este torneo, se jugará el evento principal de CONCACAF. Si bien la región es tal vez la más olvidada del planeta, y sus selecciones fuertes no pasan por un buen momento, es notable voltear a ver a la zona y su torneo insignia a un año antes del mundial. Administrativamente, vamos a poder ver algunos estadios que serán sede de la Copa del Mundo 2026,

así como los preparativos para ciertas ciudades que recibirán afición y participantes. Por lo futbolístico, vale la pena resaltar el mal momento que vive la selección de los Estados Unidos, un equipo que llega con 4 partidos sin ganar y que busca levantar cabeza con Mauricio Pochettino, quien de hacer un mal torneo seguramente se despedirá por ahora de sus posibilidades de dirigir un mundial. Del lado de México, el Vasco Aguirre tiene que demostrar que su equipo puede levantar la cara a un año de la copa. La obligación de campeonar en la Copa Oro sigue siendo imperante, así como desplegar un buen fútbol ante rivales que parecen a modo.

El resto de las selecciones piensan más en su posible clasificación al mundial y tomarán la participación como partidos de preparación ante lo que viene para el cierre del 2025.

Dos torneos interesantes, un mes lleno de futbol y equipos que disputarán en una de las próximas sedes mundialistas. Atentos con el país del norte, y que la política y lo social no sean impedimento para por lo menos distraer un poco de lo verdaderamente importante, sin perder por completo la atención. Que arranque ya el verano futbolero.

También lee: De una semifinal al viernes botanero | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Continuar leyendo

Opinión

Pautas y Redes de México S.A. de C.V.
Av Cuauhtémoc 643 B
Col. Las Aguilas CP 78260
San Luis Potosí, S.L.P.
Teléfono 444 811 71 65

EL EQUIPO:

Director General
Jorge Francisco Saldaña Hernández

Director Administrativo
Luis Antonio Martínez Rivera

Directora Editorial
Ana G. Silva

Periodistas
Bernardo Vera

Sergio Aurelio Diaz Reyna

Christian Barrientos Santos

Diseño
Karlo Sayd Sauceda Ahumada

Productor
Fermin Saldaña Ocampo

 

 

 

Copyright ©, La Orquesta de Comunicaciones S.A. de C.V. Todos los Derechos Reservados