octubre 24, 2024

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#4 Tiempos

In/comunicación | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

 

La siguiente es una historia verdadera.

Había una vez un adolescente que llegaba a su casa todos los días a las dos de la tarde, arrojaba al suelo su pesada mochila como un sembrador arroja la semilla, daba las buenas tardes a los presentes, preguntaba con cierta indiferencia por los ausentes y corría a encender su computadora. ¿Y creen ustedes que se demoraba aunque sólo fuera un poco yendo a la cocina a tomar un vaso de agua? ¡Nada de eso! El vaso de agua, en todo caso, vendría después, mucho después de haber revisado la bandeja de entrada de su cuenta en Hotmail.

Ahora bien, ¿siempre era así? Siempre, y sus papás no se disgustaban por ello. Es más, para este par de seres indefensos lo natural era que las cosas sucedieran exactamente así y no de otra manera. Que el muchacho llegara más bien a acostarse, por ejemplo, hubiera podido significar que se sentía mal, o algo parecido, y semejante eventualidad habría puesto a sus padres los pelos de punta. Sí, era mejor que se pasara de 2 de la tarde a 12 de la noche  frente a la pantalla del ordenador a que dijera que estaba enfermo o que había cogido en el salón de clase un extraño virus portador de la fiebre o quién sabe de qué otra desgracia aún más terrible. De los males –solían decir éstos-, el menor.

En cierta ocasión, armándome de coraje, dije a esos desdichados, que además eran parientes míos:

Es demasiado tiempo. ¿No les parece que es demasiado tiempo?

-¿Qué cosa? -respondieron ellos.

Pero no me preguntaban nada, sino que me reclamaban. En realidad, la pregunta sonaba a ¿Qué cosa?, aunque quería significar: ¿Y tú, con qué derecho te metes en nuestra vida?

-Digo –respondí- que si no es demasiado tiempo el que su hijo pasa en la computadora.

Entonces fueron ellos los que se armaron de valor y me dijeron en tono molesto:

¡Pobre muchacho! ¿Y qué quieres que haga nuestro niño en casa? ¿Que se pase la vida leyendo, como tú? ¡Ay, no, qué vida tan aburrida! Carlitos tiene que vivir, tiene que divertirse…

¿Y a esto que hacía su hijo todo el santo día lo llamaban ellos vida y diversión? Antes de que instalaran Internet en su casa, el jovencito formaba parte de un equipo de básquetbol e iba por las tardes a una escuela de tae kwon do, aunque después dejó de ir a los entrenamientos de una cosa y de la otra.

-Es que el capitán del básquet es un déspota que nos trata a todos como animales -me respondió el muchacho cuando le pregunté si todavía formaba parte del equipo-. Y si quiere saber lo demás –añadió-, tampoco me gusta ya el tae kwon do.

En otras palabras, ahora era soberanamente libre para llegar a su casa, arrojar la mochila y encender el ordenador para no apagarlo sino hasta bien entrada la medianoche.

¿Qué tanto les decía a sus amigos en esos chateos que parecían no tener fin? No lo sé, y preguntárselo hubiera sido violar su privacidad, de manera que nunca lo hice. (Una vez su padre quiso ver lo que martilleaba en el teclado y él cubrió la pantalla con las manos para impedírselo).

Con uno de esos «amigos» mantenía larguísimas conversaciones electrónicas. Se mandaban recíprocamente mensajes, direcciones de interés común, y también fotografías, videos y letras de canciones; en fin, de todo -y cuando digo de todo, tratándose de Internet, ya sabrá el lector a qué otras cosas más me refiero-. Digamos que este «amigo» se llamaba Alex. ¡Ah, cómo se pasaba conversando con él horas y horas! Era –según decía- su compañero más querido.

¿Dónde vivía Alex? En la misma ciudad de mi joven pariente. Y hasta estudiaban en el mismo colegio, aunque en salones distintos. Lo extraño de todo esto es que, ya en la escuela, ni siquiera se saludaban, y una vez que coincidieron en una fiesta vespertina ni siquiera cambiaron entre ellos dos palabras. Viéndolos, uno diría que se trataba de extraños caídos por casualidad en el mismo sitio. Y sí que lo eran, a juzgar por la timidez e indeferencia de su mutuo trato. A través de Internet se lo decían todo, pero ya en la vida real apenas si se hablaban. En el fondo, a pesar de las horas que chateaban juntos, eran unos perfectos desconocidos.

Justo el día en que pensaba en estas cosas comencé a leer un libro de Norbert Bolz titulado Comunicación mundial, obra en la que el filósofo alemán hacía esta interesante observación, que subrayé al instante: «Precisamente, frente a la entrada triunfal de la interactividad de las relaciones públicas en la cultura de Internet, debemos tener en claro que la formación de sistemas sociales tiene cada vez menos que ver con la interacción».

Citada así, a secas, la frase puede parecer un tanto abstracta si no es que hasta enigmática (claro, es una frase alemana); pero, en realidad, lo que el filósofo quiso decir es muy sencillo: que la interactividad de Internet estaba desplazando y haciendo casi innecesaria la interacción, o sea, el encuentro entre las personas, y que en la misma medida en que prefieren hablarse a través de los media dejan éstas de comunicarse cara a cara ya en la realidad de la vida cotidiana.

Estudios recientes han demostrado que Internet, además de ser una biblioteca infinita –aunque desorganizada, como precisó una vez Umberto Eco-, es también una fábrica de solitarios. Y que me ahorquen si el caso de mi joven conocido no confirma esta verdad.

Él cree que tiene un amigo, pero en realidad está muy solo. Más solo de lo que piensa. Más aislado de lo que se imagina. Por desgracia.

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#4 Tiempos

El Toro de Los Ángeles | Columna de Daniel Rocha

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Ayer, de manera sorpresiva y dolorosa, Fernando “El Toro” Valenzuela murió en un hospital de Los Ángeles, a causa de un colapso multiorgánico.

Valenzuela nació en Etchohuaquila, un pequeño pueblo de Sonora, en una familia campesina. Su nombre está grabado en la historia de las Grandes Ligas de Beisbol, pero también por convertirse en un ícono cultural de la comunidad mexicana y que volcó a todo un país a la “Fernandomanía”, durante la década de los ochentas.

Después de unos pocos años de jugar en las diferentes ligas de beisbol en México, en 1979 y con tan solo 19 años fue contratado por los Los Angeles Dodgers, lo que marcó el inicio de una carrera que superó todas las expectativas y aunque Valenzuela no era muy conocido cuando debutó en las Ligas Mayores en 1980, todo cambió en 1981.

Ese año, como un joven novato, Valenzuela protagonizó una de las temporadas más asombrosas en la historia del beisbol, liderando a los Dodgers a ganar la Serie Mundial y desatando la Fernandomanía. Esa misma temporada se convirtió en el primer pelotero de la historia en conseguir el premio Cy Young y el de Novato del Año.

Para la comunidad mexicana en los Estados Unidos, Fernando Valenzuela se convirtió en una figura de orgullo y repres entación, demostrando que la comunidad latina podría destacar en la cultura norteamericana, a pesar de los retos y el racismo que se vivía en la época (me gustaría decir que esto se acabó, aunque no es así) .

La “Fernandomanía” consiguió que el beisbol en México llegara a los lugares más exclusivos y privados, aunque también a las zonas más recónditas y alejadas del país.

Gracias a él, los Dodgers ganaron una base de aficionados mexicanos que perdura hasta hoy. Se retiró en 1997 y en 2019, los Dodgers retiraron el número 34 en su honor.

Es curioso que la muerte del “Toro” sucediera solo a unos pocos días de que los Dodgers esten en busca de su octava Serie Mundial, en contra de los Yankees de Nueva York, ese mismo equipo al que Valenzuela le ganó su primer clásico de otoño.

El destino decidió que este 2024 todo México se volcara en apoyar a los Dodgers, así como en 1981.

Es difícil explicar la Fernandomanía para quienes no lo vivimos, porque en la actualidad, no hay un referente deportivo de esas magnitudes. Fernando Valenzuela está a la altura del legado del Santo y Místico en la lucha libre, Julio César Chávez en el boxeo y Hugo Sánchez en el futbol.

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#4 Tiempos

Las científicas a cargo de La Ciencia en el Bar | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Uno de los más importantes programas de divulgación científica en el país es La Ciencia en el Bar, que iniciara en San Luis Potosí en 2006. Un programa donde coinciden científicos y artistas de primer orden con el gran público, estableciendo un escenario de debate ciudadano. Este programa pionero en México ha sido la punta de lanza para el nacimiento de varios programas en otros estados del país.

Hasta la fecha se han realizado treinta y siete ciclos y en estos meses estarán realizándose las sesiones correspondientes al ciclo treinta y ocho. Los recientes ciclos han estado siendo coordinados por un par de mujeres, tanto en el aspecto técnico y organizativo, diseñando y seleccionando los temas que se tratan. En estas entregas dedicadas a las mujeres es necesario hacer la mención a este par de científicas que han tomado en sus manos La Ciencia en el Bar: la Dra. Viridiana García Meza y la Dra. Araceli Hernández. Que han extendido su colaboración académica al tema de la divulgación científica a través del programa La Ciencia en el Bar. El cual en su primera sesión del nuevo ciclo tuvo la participación del Dr. Alfonso de Alba de la Facultad de Ciencias que trató el tema: ciencia y cómputo en las artes. Las sesiones se llevan a cabo el último miércoles de cada mes a las ocho de la noche.

Araceli Hernández acaba de obtener su doctorado en ciencias en el programa doctoral de ciencias interdisciplinarias de la Facultad de Ciencias, bajo la dirección de Viridiana García que dirige el Laboratorio de Geomicrobiología del Instituto de Metalurgia de Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

La Dra. García Meza es egresada de la licenciatura en biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde también obtuvo la maestría en biología vegetal (microalgas) y el doctorado en química ambiental, lo que la ha llevado a realizar investigación en temas como: geomicrobiología ambiental, microalgas y bacterias, bioelectroquímica y biooxidación y genómica bacteriana. Dentro de sus recientes proyectos de investigación y, dentro de los cuales trabajó su doctorado Araceli Hernández, se encuentran: análisis de dos pilinas de acidithiobacillus thiooxidants: su función en la transferencia extracelular de electrones y su posible uso como nanobiocable. También coordina el proyecto con la industria denominado biooxidación de concentrado de pirita para liberar oro.

Viridiana García se ha interesado en el estudio de la ecología microbiana por tener aplicaciones en la vida diaria e industrial; a través del estudio de los microorganismos se puede entender la evolución y la vida. Con los microorganismos pueden desarrollarse biotecnologías que pueden tener aplicaciones, tales como, obtención de energías alternativas, remediación de suelos, aguas y de la atmósfera.

Araceli Hernández, que realizó su trabajo de doctorado con Viridiana García, realizó sus estudios de licenciatura en la Facultad de Ciencias de la UASLP en la carrera de biofísica, donde también se graduó como maestra en ciencias. Se doctoró en el programa de doctorado en ciencias interdisciplinarias de la Facultad de Ciencias con la defensa de su trabajo de investigación que realizó en el laboratorio de geomicrobiología. 

El propósito del trabajo doctoral fue describir las características intrínsecas de las proteínas que forman parte del apéndice extracelular conocido como pilum de la bacteria acidófila Acidithiobacillus thiooxidans, para lo cual se realizaron análisis experimentales en los cuales las proteínas se exponen a diversas condiciones que permiten inferir las características que las hacen resilientes a las condiciones extremas donde este organismo se encuentra, así como comprender los mecanismos que facilitan la transmisión de diferentes estímulos desde el exterior hacia el interior de la célula. La importancia de este trabajo radica en la descripción del pilus de la bacteria acidófila desde un enfoque proteómico, lo que permitió proponer un modelo de resistencia al pH, extrapolable a otros géneros de bacterias acidófilas utilizadas en los procesos mineros.

Los invitamos a que estén pendientes de la programación de sesiones de La Ciencia en el Bar, los últimos miércoles de cada mes, las cuales se están realizando en la Cervecería San Luis ubicada en Calzada de Guadalupe 326 en punto de las ocho de la noche.

La próxima sesión de La Ciencia en el Bar se realizará el 30 de octubre en punto de las ocho de la noche en Cervecería San Luis y estará a cargo de la Dra. Patricia Julio Miranda quien hablará sobre: los desastres no son naturales.

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#4 Tiempos

Un encuentro cargado de historia y pasión | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

La próxima jornada de la Liga MX se perfila como un evento emocionante, ya que los Pumas de la UNAM recibirán en CU al San Luis, dos equipos que a pesar de los pronósticos al inicio de la temporada, hoy están pelando los primeros lugares. Este partido, programado para el domingo 20 a las 12:00 horas, no solo es crucial en términos de puntos, sino que también está impregnado de historia y rivalidad.

Desde su creación en 2013 (tomando en cuenta al Atlético San Luis), San Luis ha trabajado arduamente para establecerse en la primera división del fútbol mexicano. A pesar de ser un club relativamente nuevo, ha logrado atraer a una base sólida de aficionados que se identifican con el equipo. Por otro lado, los Pumas, fundados en 1954, son uno de los clubes más emblemáticos del país. Con una rica tradición y un palmarés que incluye múltiples campeonatos de liga, los universitarios son considerados un gigante del fútbol mexicano.

Históricamente, los Pumas han tenido un dominio sobre San Luis en los enfrentamientos directos. Sin embargo, en las últimas temporadas, el Atlético ha mostrado un crecimiento significativo, lo que ha añadido un nuevo nivel de competitividad a estos encuentros. La afición potosina se ha hecho notar con su apoyo incondicional, creando un ambiente vibrante en cada partido.

Antes de adentrarnos en el partido, es importante recordar la rica historia del Estadio Olímpico Universitario, el hogar de los Pumas. Inaugurado el 20 de noviembre de 1952, este recinto es un ícono del deporte en México que fue diseñado por los arquitectos Augusto Pérez Palacios, Jorge Bravo y Raúl Salinas Moro.

El estadio se construyó en solo ocho meses utilizando roca volcánica y fue concebido para albergar eventos de gran magnitud, incluyendo los Juegos Olímpicos de 1968. Con capacidad para 72,000 espectadores, ha sido testigo de momentos memorables, como el primer clásico universitario de fútbol americano entre Pumas y Burros Blancos.

La rivalidad entre ambos equipos ha ido en aumento. Los Pumas llegan al partido con la intención de mantener su posición en la parte alta de la tabla, mientras que San Luis busca romper la mala racha de visita para escalar posiciones y asegurar su lugar en la liguilla. Este tipo de partidos son siempre impredecibles; la presión puede dar lugar a sorpresas.

Las expectativas son altas para este encuentro. Ambos equipos tienen mucho que demostrar: Pumas desea consolidar su estatus como contendiente al título, mientras que San Luis busca reafirmar su crecimiento y aspiraciones dentro del fútbol mexicano.

Este partido no solo es una cuestión de puntos; es una oportunidad para que ambos equipos muestren su carácter y determinación. La historia se escribe cada vez que estos dos equipos se enfrentan, y los aficionados están listos para vivir otra jornada memorable.

En resumen, la visita a Pumas es más que un simple partido; es la consolidación de alguno de los dos proyectos, recordemos que se enfrentan el 5 contra el 6 de la tabla, pero que San Luis, tiene un partido más que los Universitarios, empatados en puntos este puede ser el momento de marcar una distancia es ¡Que comience el espectáculo!

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Opinión