La titular de la Casa Cuna Margarita Maza de Juarez también destacó que el proceso de adopción ahora concluye en solo seis meses
Por: Ana G Silva
En entrevista para La Orquesta, Ana María Luqueño Castro, directora de la Casa Cuna Margarita Maza de Juárez, aseguró que el trámite de adopción en San Luis Potosí se agilizó en los últimos años, permitiendo que más niñas y niños encuentren una familia sin procesos desgastantes o interminables.
Luqueño aclaró que, aunque la Casa Cuna no realiza los trámites directamente —pues estos corresponden a la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes—, sí ha observado que los procedimientos “se están resolviendo más rápido, en algunos casos en menos de seis meses para obtener el certificado de idoneidad”.
La directora enfatizó que ninguno de los factores tradicionalmente estigmatizados —estado civil, orientación sexual o nivel socioeconómico alto— son condicionantes para adoptar.
“Hemos tenido papás solteros, mamás solteras, parejas que viven juntas, divorciados y también familias de la diversidad sexual. No importa el estado civil”, explicó. Hasta el momento, una pareja LGBT+ ha logrado adopción, pero la institución afirmó que el proceso está completamente abierto.
Sobre la economía de las personas que desean adoptar, Luqueño apuntó que no es necesario tener dinero, sino estabilidad: “Con que tengan un hogar, aunque lo estén pagando, y lo indispensable para vivir como una familia normal, es suficiente”, dijo.
Respecto a la edad, señaló que no existe una restricción formal; sin embargo, personas mayores suelen ser canalizadas hacia niñas y niños más grandes, ya que “los pequeños requieren mucha energía”.
Actualmente, la Casa Cuna alberga 30 niñas y niños, desde recién nacidos hasta seis años. Aunque cuentan con personal médico, psicológico y de cuidados especializado, Luqueño fue clara: “Aquí los queremos y estamos con ellos todo el tiempo, pero no se sustituye una familia ”.
Los menores reciben atención integral —pediatría, psicología, enfermería y fisioterapia— y cuando cumplen seis años, si no están liberados jurídicamente para adopción, deben ser trasladados a otros centros para niños mayores.
La directora informó que este año se han concretado 11 adopciones, con un nuevo evento programado para el próximo lunes. En abril se entregaron otros seis menores.
Uno de los programas que más ha ayudado, dijo, es el de familias de acogida, que permite que niñas y niños permanezcan temporalmente en entornos familiares mientras concluyen sus procesos legales.
Citó el caso de una niña llamada Grecia, quien recientemente fue acogida por una familia que busca adoptarla en cuanto quede jurídicamente liberada.
Sobre grupos de hermanos, Luqueño explicó que el criterio principal es mantenerlos juntos: “Tratamos de que no se separen, a menos que la situación del menor lo haga necesario”.
Para la directora, la adopción sigue siendo un acto profundamente humano: “Es una forma hermosa de dar amor y convertirse en familia, especialmente para quienes no han podido tener hijos”.
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