#4 Tiempos
El laberinto constitucional y su aniversario | Por Víctor Meade C.
SIGAMOS DERECHO.
El día de hoy conmemoramos de manera anticipada el aniversario de nuestra Constitución, promulgada por Carranza el 5 de febrero de 1917 en el Teatro de la República, en Querétaro.
Sumado a la relevancia de la fecha, la manera en que la actual administración ha entendido los preceptos constitucionales y su aplicación hace sonar algunas alarmas. Por una parte, la Suprema Corte de Justicia, máximo tribunal constitucional del país, tiene aún pendiente por resolver una buena cantidad de impugnaciones a las reformas propuestas por López Obrador, como el acuerdo de la SENER que pretende cancelar la entrada de energías limpias a la nación. Por otra parte, llama también la atención el muy particular entendimiento del Derecho que revela esta administración cuando deciden acabar con los fideicomisos, proponen poner a consulta la despenalización del aborto o pretenden minar la autonomía del INAI y similares.
De este modo, tanto la fecha como el contexto jurídico-político del momento nos obliga a
detenernos y reflexionar: ¿seguir como vamos y continuar reformando la Constitución según convenga; realizar un ejercicio profundo de reestructuración y renovación de la Constitución vigente; o, en una manera más tajante, hacer una Constitución completamente nueva?
Antes de manifestar cualquier postura, propongo abordar esta problemática desde una
óptica distinta. En principio, consideremos una de las definiciones más sencillas del Derecho: es un sistema de normas jurídicas que sirve para regular la conducta humana dentro de una sociedad, rigiéndose principalmente por un principio de justicia. De esta forma, invito a que imaginemos al Derecho como un laberinto en el cual todos los sujetos de la comunidad política transitan y andan por su camino, encontrándose invariablemente con senderos que no llevan a ningún lado y límites —jurídicos, en este caso— que los hacen dar la vuelta y buscar otra vía. Este laberinto es terriblemente extenso y por demás complejo. Para quien lo necesite (o lo pueda pagar) habrá personas capacitadas que lo saquen a uno del despropósito de encontrarse perdido o ante un tope. Para quien allane o se brinque uno de los límites, habrá entonces una sanción.
Ciertamente, el laberinto en cuestión tiene distintos niveles y áreas que no todo el mundo tiene que recorrer. Uno podría nunca verse en la necesidad de transitar por la zona penal-procesal del laberinto; otros podrían encontrarse en zonas que requieren de conocimientos muy técnicos, como el de competencia económica; otra muy buena parte por la enmarañada zona tributaria.
El laberinto prevé cada una de las conductas que como personas podemos desplegar— o al menos pretende hacerlo y añade áreas según aparezcan nuevas conductas. Sin embargo, dentro de este laberinto hay una sección con primacía por sobre todas las demás y que nos es común a todas las personas que integramos la comunidad. Es decir, el laberinto constitucional. Con esta imagen en la mente, analicemos ahora las tres opciones.
Continuar como vamos y seguir reformando la Constitución según convenga tiene un par de
efectos poco benéficos para la comunidad. Por un lado, algunas de las áreas más importantes de los gobiernos seguirán inmersos en la discontinuidad de los planes sexenales. Vendrá un presidente que se identifique a sí mismo como reformador y el que venga después las derogará inmediatamente bajo el pretexto de que los tiempos cambiaron. Sirvan como ejemplo las reformas educativas y energéticas. Por otro lado, la Constitución —el laberinto, digamos— crece en su tamaño con tantas adiciones a los artículos. El texto de constitucional vigente es considerablemente mucho más largo que el de 1917. Así, el laberinto constitucional que en teoría es común a todos, deja de serlo y muchas zonas del mismo se tornan desconocidas (o irrelevantes) para muchos.
La segunda opción —y, me parece, la más adecuada— es realizar un proyecto serio de rediseño e ingeniería al laberinto constitucional. Es decir, los caminos enmarañados y enlodados de una buena parte del texto constitucional deben ser sometidos a un proceso de revisión, en el cual se reformulen y atiendan cuestiones que han sido sobrerreguladas o que se han dejado deliberadamente ambiguas, pero generando nuevos problemas. Prueba de ello fue la controversial renuncia del Ministro Eduardo Medina Mora, quien se sujetó a la “causa grave” contenida en el artículo 98 y dejó el cargo sin dar mayor explicación. La Constitución actual, desordenada y poco clara en varios aspectos clave, claudica en su objetivo de proveer de certeza jurídica a sus gobernados cuando deja de servir como un marco de referencia y se somete a las interpretaciones a modo de sus operadores.
La tercera opción de hacer una nueva Constitución no asoma ninguna posibilidad al menos en este momento. El fenómeno político que vivimos hace dos años y la polarización social que atrajo, sumado a la ruptura del tejido social causado por la violencia no favorecen ningún espacio encontrar consensos del tamaño de una nueva constitución. Además, poniéndonos formales, la propia Constitución no nos permite tirarla a la basura y hacer una nueva. Históricamente, las naciones han redactado sus textos fundamentales después de pasar por periodos de severa crisis.
Apenas hace unos meses, Chile aprobó mediante un referéndum la convocatoria de un congreso constituyente para que redacte una nueva Constitución, después de haber pasado por casi un año completo de movimientos sociales y represión. En contraste, naciones como Canadá o Finlandia han redactado sus constituciones en contextos de paz. A cada país le llega el momento cuando le tiene que llegar.
Indudablemente, el laberinto en el que nos desenvolvemos irá adquiriendo formas
desafortunadas cuando se le construye desde dentro y con la vista limitada. La manera más sensata de volverlo a encauzar es observándolo y rediseñándolo desde arriba; con un panorama más amplio que el marcado por el sexenio. Entonces, caeremos en cuenta de que el problema no es el laberinto como tal, sino quienes contaminan su funcionamiento con atajos, pasadizos escondidos y retiran los señalamientos. Nuestro Derecho no tiene por qué ser laberíntico. Nuestra Constitución debe ser de todos y para todos.
Por más que quiera poner a la Patria de manteles largos y reunirse el viernes a celebrar el
104 aniversario de la Constitución, le pido que lo haga de manera virtual. Quédense en casa,
quienes les sea posible. Todos y todas, guardemos la sana distancia.
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#4 Tiempos
El mundo en la Liga MX | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
El fútbol mexicano ha sido un destino atractivo para grandes figuras internacionales a lo largo de su historia. Desde jugadores sudamericanos hasta europeos de renombre, la Liga MX ha visto desfilar a estrellas que han dejado una huella impotante. Hoy, la atención está centrada en el posible debut de Sergio Ramos con el Monterrey, mismo que curiosamente se puede dar mañana enfrentando a San Luis, pero antes de hablar de él, es justo recordar a otros extranjeros que brillaron en México.
El fútbol mexicano ha sido testigo de la llegada de jugadores que marcaron época. El brasileño Cabinho, máximo goleador histórico de la Liga MX, es un nombre que ningún aficionado olvida. Su capacidad goleadora con Pumas y Atlante lo convirtió en un ídolo.
Otro nombre legendario es el del chileno Carlos Reinoso, quien brilló como jugador en el América y luego dejó un legado como entrenador.
En tiempos más recientes, jugadores como el chileno Iván Zamorano, el colombiano Luis Gabriel Rey y el paraguayo Salvador Cabañas dejaron una huella profunda en sus respectivos equipos. Y no podemos olvidar a los europeos que llegaron a México en la última década, como André-Pierre Gignac, quien se convirtió en un ícono del Tigres.
Además de estos nombres, el fútbol mexicano también ha recibido a figuras de talla mundial que, aunque su paso fue breve, dejaron un impacto significativo.
Recordemos a Dani Alves, el lateral derecho brasileño, considerado uno de los mejores en su posición, tuvo un breve pero memorable paso por el Pumas UNAM en 2022. Aunque su estancia fue corta, su calidad técnica y liderazgo fueron evidentes. Alves llegó a México después de una carrera repleta de éxitos en Europa y buscaba aportar su experiencia. Su presencia generó un gran revuelo mediático y demostró que la Liga MX sigue siendo un destino atractivo para estrellas de renombre.
Ronaldinho fue tal vez el de mayor revuelo hasta el momento, el mago brasileño, ganador del Balón de Oro y uno de los jugadores más talentosos de la historia, tuvo un paso por México en 2014. Ronaldinho jugó con el Querétaro, donde deslumbró con su habilidad y visión de juego. Aunque su estancia fue breve, dejó momentos mágicos que los aficionados aún recuerdan con cariño.
Antes de convertirse en uno de los entrenadores más exitosos del mundo, Josep Guardiola tuvo un breve paso como jugador en el Dorados de Sinaloa en 2006. Su llegada fue un hito para la liga, ya que el ex capitán del Barcelona y de la selección española aportó su clase y experiencia en el mediocampo. Aunque su tiempo en México fue corto, su influencia en el equipo y en la liga fue notable.
Claudio López, conocido como “El Piojo”, tuvo una destacada trayectoria en Europa antes de llegar al América en 2009. El Piojo se convirtió en un referente ofensivo para las Águilas, aportando goles y experiencia. Su paso por México fue recordado por su profesionalismo y su capacidad para resolver partidos.
En medio de este legado de grandes extranjeros, el posible debut de Sergio Ramos con el Monterrey ha generado una alta expectativa. El defensa español, considerado uno de los mejores de su generación, llega a México con un palmarés impresionante: múltiples Champions League, campeonatos de LaLiga, un Mundial con España y una reputación de líder innato.
A sus 38 años, Ramos no solo aportará experiencia y calidad defensiva, sino también un carisma y una mentalidad ganadora que podrían ser clave para Rayados en su búsqueda de títulos. Su llegada no solo sería un impulso deportivo, sino también mediático, hacia la Liga MX.
Más allá de su calidad técnica, Ramos representa un modelo distinto de profesionalismo y competitividad. Su mentalidad ganadora y su capacidad para liderar equipos podrían ser un ejemplo para los jóvenes talentos mexicanos. Además, su presencia en la liga podría elevar el nivel de exigencia y atraer a más figuras internacionales de alto perfil.
Sin duda, el debut de Sergio Ramos en el fútbol mexicano sería un hito histórico. Si logra adaptarse rápidamente y demostrar su mejor versión, no solo se sumaría a la lista de extranjeros que han triunfado en México, sino que también podría convertirse en uno de los más importantes de todos los tiempos.
Para darle un toque extra, es muy probable que dicho debut sea mañana frente a San Luis, un equipo que no ve claro su presente y parece rival a modo para que el español tenga un debut soñado en su estadio.
Esperemos y veamos que puede aportar Ramos, ojalá que su calidad se note, tal como James ha estado aportando en León. Sin duda, bienvenidos esos extranjeros que a pesar de ya no estar en su momento más brillante, hacen que la liga Mx, tenga un lugar en la historia de las grandes figuras.
También lee: La supremacía de la Liga Mx ¿Realidad o espejismo? | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
#4 Tiempos
100 años de música de Sonido 13 | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
El domingo 15 de febrero de 1925 se tocaba por primera vez en el mundo música basada en la teoría musical de Sonido 13 desarrollada por el potosino Julián Carrillo desde el año de 1895. Por entonces se había abierto un sonado debate sobre esa posibilidad, pues a nivel mundial algunos investigadores trataban de construir instrumentos en cuartos de tono sin fortuna. Mientras Julián Carrillo había desarrollado las bases para tener sistemas, no sólo en cuartos de tono, sino en divisiones tales que podía llegar hasta dieciseisavos de tono. Para entonces Carrillo fundamentaba que con el experimento de división de tono que había realizado en 1895 había dado con el proceso experimental de la división del tono en el número deseado de veces y con ello, para entonces había desarrollado todo un sistema que denominaba Sonido 13.
Consecuencia del debate, fue llamado a que demostrara sus dichos para lo cual se dio a la tarea de construir nuevos instrumentos que pudieran tocar en cuartos, octavos y dieciseisavos de tono y ajustar instrumentos en uso, como violín y violonchelo para que pudieran reproducir cuartos de tono.
Con la ayuda de sus alumnos emprendieron tal tarea y tuvieron compuestas obras en divisiones de tono así como los instrumentos adecuados. Con el uso de los tradicionales violín y violonchelo, se agregaban nuevos cornos y arpas que podían reproducir dieciseisavos de tono, el diseño del nuevo instrumento de cuerda para octavos de tono, que fue denominado octavina, y nueva guitarra en cuartos de tono.
Para el mes de febrero de 1925, Carrillo y sus alumnos tenían todo listo para interpretar por primera vez a nivel mundial música en fracciones de tono en un concierto programado en el Teatro Principal de la Ciudad de México, que promocionaba como el concierto en el cual: “por primera vez en el mundo se oirán en un concierto composiciones musicales con dieciseisavos, octavos y cuartos de tono, elementos conquistados por México el año de 1895”.
En ese concierto se estrenaría la obra de Carrillo: “Preludio a Colón” que inauguraba la entrada a un nuevo universo musical; participarían también sus alumnos con composiciones en fracciones de tono basado en la teoría de Sonido 13 con obras de Soledad Padilla, Elvira Larios y Rafael Adame.
Como solistas estarían: la soprano María Sebastiana Ahedo, y los señores Luis G. Galindo y Rafael G. Adame.
Como instrumentistas microtonales participaron: Luis González y González, Manuel C. Ascencio, Luis G. Galindo, Rafael G. Adame, José M. Torres, Gerónimo Baqueiro Foster, Santos Carlos y José López Alavez (compositor de la popular Canción Mixteca).
En los coros participaron: María Sebastiana Ahedo, María García Ganda, Elvira Larios, Cecilia Larios, Soledad Padilla, María del Refugio Lomely, Guadalupe Solís, Anita Valderrama, Josefina Carlos, Marcelina Carlos, Amalia Tamayo, María de los Ángeles Ortiz, Josefina Buendía, Celia Jiménez, y los señores: Luis G. Galindo, Rafael G. Adame, Manuel C. Ascencio, José López Alavez, Santos Carlos, Gerónimo Baqueiro Foster, Enrique Rodríguez, Tomás Ponce Reyes, José María Flores, Manuel León Mariscal, Antonio Hernández Montoya, José López Flores y Vicente T. Mendoza (famoso investigador de música popular mexicana).
Este gran acontecimiento histórico – musical, como anunciaba el anuncio del concierto, colocó a San Luis Potosí en el foco mundial musical a través de la figura de Julián Carrillo Trujillo nacido en Ahualulco, San Luis Potosí, y que para entonces era reconocido como uno de los grandes músicos y compositores a nivel mundial, así como un gran reformados al dar a conocer su Teoría del Sonido 13 y demostrar que era posible componer música en este sistema y poder ser interpretada con instrumentos clásicos y el poder ser construidos nuevos instrumentos, y ser interpretado por la voz humana como fue ese histórico Preludio a Colón, donde la voz humana tiene el eje central de su interpretación bajo el acompañamiento y los solos de instrumentos novedosos como el arpa y la octavina para dieciseisavos y octavo de tono, respectivamente
Desde San Luis Potosí, celebramos este Centenario del primer concierto a nivel mundial con música microtonal.
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#4 Tiempos
La supremacía de la Liga Mx ¿Realidad o espejismo? | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Esta semana, los equipos mexicanos volvieron a demostrar su dominio en la CONCACAF al avanzar de manera contundente a la siguiente ronda de la Liga de Campeones. Sin excepción, todos los representantes de la Liga MX superaron a sus rivales, dejando en claro una vez más que México es el epicentro del fútbol a nivel clubes en la región. Sin embargo, este éxito reiterado plantea una pregunta incómoda: ¿es la Liga MX realmente superior, o su éxito es el resultado de un desequilibrio económico y estructural en la CONCACAF?
No hay duda de que los clubes mexicanos cuentan con ventajas significativas frente a sus rivales de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe. La inversión en infraestructura, la capacidad de atraer talento extranjero de alto nivel y la estabilidad financiera de muchos equipos les permiten armar planteles competitivos que, en teoría, deberían superar a los de otras ligas de la CONCACAF. Además, la experiencia acumulada en torneos internacionales les da una ventaja táctica y mental frente a equipos que, en muchos casos, no están acostumbrados a enfrentarse a rivales de mayor nivel.
Sin embargo, este dominio no está exento de críticas. Algunos argumentan que la supremacía de la Liga MX se debe, en gran medida, a la falta de competitividad en el resto de la región. Mientras que México cuenta con una liga profesional consolidada y con recursos económicos considerables, muchos países de la CONCACAF luchan por mantener ligas estables y competitivas. La brecha económica entre México y el resto de la región es abismal, lo que dificulta que otros equipos puedan competir en igualdad de condiciones.
Además, el éxito de los equipos mexicanos en la CONCACAF no siempre se traduce en un buen desempeño a nivel global. Aunque clubes como Tigres, Monterrey y América han llegado a instancias decisivas en la Copa Mundial de Clubes, todavía están lejos de igualar a los gigantes europeos y sudamericanos. Esto sugiere que, aunque la Liga MX es dominante en su región, todavía tiene un largo camino por recorrer para competir con las mejores ligas del mundo.
Otro aspecto a considerar es el impacto que este dominio tiene en el desarrollo del fútbol en la región. La falta de competitividad en la CONCACAF podría estar frenando el crecimiento del fútbol en otros países, ya que los equipos mexicanos no enfrentan un desafío real que los obligue a mejorar constantemente. En este sentido, la supremacía de la Liga MX podría ser un arma de doble filo: mientras que fortalece la imagen de la liga a nivel regional, también podría estar limitando su potencial a nivel global.
En fin, la supremacía de la Liga MX en la CONCACAF es innegable, pero no debe ser motivo de complacencia. Los equipos mexicanos tienen la responsabilidad de seguir elevando su nivel y buscar competir con los mejores del mundo, mientras que la CONCACAF debe trabajar para reducir la brecha económica y deportiva que existe entre sus miembros. Solo así podremos hablar de una verdadera competitividad regional y, eventualmente, de un fútbol más fuerte en toda la CONCACAF. Algo que sí valga la pena.
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