noviembre 14, 2025

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#4 Tiempos

Cuenta regresiva para el día “Cero agua” | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

 

Ahí viene y no es la coloreteada bailando muy suavecito. Viene el “Día cero” marcado en calendario para el día 29 de mayo para quedarnos sin agua la gran mayoría de los capitalinos salvo que la Providencia nos regale un milagro.

La cuenta regresiva comenzó hace más de 25 años, cuando la Universidad Autónoma entregó un estudio multidisciplinario, en años en que se “urgía” la inversión en rehabilitar la red de distribución, en años en que se hablaba de perforar nuevos pozos, descansar algunos otros, e invertir fuerte en por lo menos tres presas más.

El crecimiento nos alcanzó. Nadie hizo caso y echar culpas en nada ayuda (aunque descansa el alma).

En tiempos de la Inteligencia Artificial, a los potosinos nos atrapó la Ignorancia Natural, la orgánica, la mezquina, la de “Para qué invierto en eso si no se ve”.

Estamos a días del día del juicio y para los aficionados, hasta sería mejor que fuera “Skynet” la que tomara el control –digo-siempre será mucho mejor pelear con robots asesinos, que no tener agua ni para el excusado.

Estamos a la vuelta de la esquina de pagar facturas de todos esos gobiernos que no cambiaron tuberías, mismas de las que se fuga casi el 40 por ciento.

Ahí vienen los costos de no recuperar pozos, de no conectar nuevos, y de “irse por la fácil” para que nuestra generación pues pasemos “por la difícil”.

Luego de la pandemia, no recuerdo una crisis que social, económica y políticamente nos ponga en el rincón de la angustia, y para la falta de agua…no hay vacuna.

La fecha la marcó la propia Conagua a través de un oficio emergente y confidencial dirigido al alcalde de la capital con fecha fatal.

El asunto no es menor como en un principio lo quiso hacer ver el presidente de la república, a quien los hechos lo contradicen gota a gota.

Tampoco es asunto de “obscuros intereses” como algunos neo-expertos hídricos han anunciado como golpeteo político a modo pero que olvidaron denunciar durante las dos administraciones anteriores.

No es un truco de manipulación gubernamental. La realidad es que no habrá agua y así será por meses.

Si de mayo de este año a enero del próximo un niño se cae a un pozo (Dios no lo quiera) en SLP, primero se descalabra el muchacho, antes de ahogarse.

¿Qué nos lleve mejor diosito? ¿Es momento de entregarnos al pánico? ¿La solución es azotarnos las cabezas unos contra otros? ¿Blasfemar en las redes llenará nuestros tinacos?

Ya pesa y va a pesar más el asunto, pero independientemente de la inversión y esfuerzo de las autoridades por recuperar, perforar y conectar pozos, básicamente los ciudadanos tenemos que bajar el consumo por lo menos a la mitad, de la cantidad que tenga, sea mucha o poca, porque habrá menos.

También es tiempo de revisar los contratos que tiene CEA con el Tanque Tenorio absorbiendo todo el recurso que paga por el agua la Zona Industrial.

Es tiempo también de pensar en un impuesto extra a los clubes deportivos, lavados de autos, lavanderías industriales, a las albercas y al riego de hoyos de golf.

En otras aristas, llama la atención que el contrato abusivo con Aquos, Aqualia y todos los de esa familia, que se firmó y celebró por casi una docena de años, de pronto se volvió fosforescente y perverso.

Hubo pocas voces que señalamos desde antes que tarde o temprano ese contrato nos iba a tener de rodillas así como estamos hoy.

Es cierto, el solo el 30 por ciento del agua de la capital proviene del Realito, pero hay que sumarle un 40 por ciento que se desperdicia y un efecto lógico: Compensar esa falta del 30 por ciento durante por lo menos 10 meses, extiende la afectación al otro 70 por ciento.

El caso Aguas del Poniente se cuece aparte y vendrán días de interesantes (creo que esa no es la palabra correcta) pleitos jurídicos y políticos.

La empresa ya dejó ver que peleará por mantener la concesión por lo menos un año y medio después de diciembre de 2023, fecha en que llega a su fin.

Es decir, que además del reto, la inversión y la presión social que está en cuenta regresiva en la ciudad, habrá que hacer esgrima jurídica y mediática contra un concesionario que, hay que decirlo, sí le da agua a sus clientes, pero de lo que cobra no reporta ninguna utilidad al resto de sus “no clientes”.

(Es lo malo de no vivir en club de golf caray)

Además, el término de la concesión supone que en ocho meses tendrá que realizar el Interapas una hazaña: conectar a todos y cada uno de los vecinos de Lomas del Tecnológico, al propio Fraccionamiento Club de Golf, a toda la Plaza San Luis y la mancha poniente de la glorieta del periférico allá en Lomas 4ta.

Para la odisea completa, según entiende el que esto escribe, se tienen disponibles 122 millones del Fondo de Desarrollo social más 200 millones que solicitó el ayuntamiento al congreso puedan transferirse para enfrentar la contingencia hídrica.

Aún así, el dinero alcanzará para conectar pozos y ejecutar el plan emergente, pero no para llenar la presa ni para reparar el acueducto, ni para reparar las fugas. Eso es harina de otro costal.

Costal que todavía no decide, por cierto, si reparar las fugas esperando a que se seque o usar un sistema mucho mas caro y complejo para reparar con agua en la presa.

El paso que también ya se acerca es aplicar la política de cero pesos a Aquos aunque vengan las demandas. Ni la CEA ni Interapas vuelvan a pagar por lo menos hasta que la presa y el acueducto funcionen y tengan agua.

La situación lo amerita.

Una pregunta al aire: ¿Qué pasó con los pozos que surtieron por décadas a la Termoeléctrica de Villa de Reyes?

Viene el día “Cero Agua” y a cada minuto se acerca una nueva pandemia de la que tendremos como sociedad que salir adelante.

Hasta la próxima.

Atentamente,

Jorge Saldaña

 

BEMOLES

 

La misión comercial por Alemania y España trajo buenos resultados, se hizo oficial la inversión de BMW, se pactaron ampliaciones de Bosch y de la española Gestamp. De pasada, se amarraron convenios con la directiva del Atlético de Madrid que tienen que ver más con el desarrollo social que con el futbol, pero también provechosos. Las anécdotas entre vuelo y vuelo, se las debo para la siguiente entrega. #LlegaronConBien

 

NI EMPIECEN

 

Por cierto que ni vayan a empezar las hienas, judas y caníbales: Los gastos de Francisco Torres, presidente de Canadevi, que se unió a la misión comercial, me consta fueron pagados por el mismo y sus tarjetas, igual que los gastos del titular de SEDECO, que aunque pudo pedir viáticos como funcionario prefirió no hacerlo. #CállenseChachalacas

 

PERCEPCIÓN

 

La percepción en materia de seguridad, del estado de las vialidades, la iluminación de la ciudad y otros factores, están en su mejor momento en SLP según el INEGI. No es que todo sea felicidad o que no existan problemas, no hay campanas al vuelo, esa es la medición del instituto y punto. Los retos también están a la vista de todos y los que tengan ojos que vean. #LosQueNoPosNo

 

UASLP

 

El 28 de abril el Rector de la Universidad Autónoma rendirá su tercer informe. Hay mucho que decir y escuchar. Lo más importante es que se tiene una propuesta y una estrategia próxima que podría cambiar la historia de la UASLP y del estado. Siempre y cuando, por el bien de todos,  se olviden los resentimientos alguna vez generados por Luciano Concheiro. El que entendió entendió. #100AñosUASLP

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#4 Tiempos

La incansable divulgadora del conocimiento, Ikram Antaki | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Hace cincuenta años llegaba a México una siria recién graduada de doctora en etnología en la Universidad de París VII, y fincaría su actividad profesional en este país nacionalizándose mexicana y realizando diversas actividades relacionadas con su área de interés convirtiéndose en una de las intelectuales mexicanas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en México; Ikram Antaki que había nacido en Damasco en 1947 en el seno de una familia de juristas y humanistas.

Su madre estudió la literatura rusa del siglo XIX y su abuelo que fuera el último gobernador de Antioquía, salvó a miles de armenios del exterminio en 1915, durante el asedio otomano. En 1969 viajó a Europa y siguiendo la vena familiar estudiaría literatura comparada, antropología social y el doctorado en etnología del mundo árabe.

En 1975 abandonó Francia para venir a México; Antaki narra su decisión que tomó abriendo un compás sobre el mapamundi y, siguiendo una línea horizontal imaginaría paralela al Ecuador, determinó que México era el país más lejano a Siria, “era el fin del mundo” un lugar que ella quería conocer. Al poco tiempo nacería su hijo y formaba así una familia mexicana e iniciaba su intenso trabajo intelectual.

Ikram se dedicaría a la docencia, el ensayo, el periodismo y la radio, convirtiéndose en una de las más importantes divulgadoras del conocimiento, encajando de manera natural en la vieja tradición mexicana en divulgación de la ciencia, donde caben de manera conjunta todas las disciplinas y que inciden en el ámbito cultural.

Escribió alrededor de veintinueve libros y agradecía a sus lectores “el deseo de saber”. Libros que proyectó su creación desde los ocho años y que guiarían sus intensas lecturas de obras literarias y de ensayo. Dejó en borrador muchos otros escritos de sus ambiciosos proyectos de divulgación.

Ikram Antaki, se definía a si misma: “Ahora me proclamo, de manera un poco simple, conservadora, aunque de hecho no es exactamente así; en la práctica sigo la frase de Averroes: ‘sean renovadores en todo lo que se refiere a la ciencia y el pensamiento, sean conservadores en lo que se refiere a los asuntos de los hombres’”.

Al morir en la Ciudad de México en el año 2000, Ikram Antaki estaba completamente dedicada a cumplir con la meta más ambiciosa de su vida: “He descubierto, en este país, que soy un ‘buen maestro’, no solo ‘un buen escritor’, alguien que sabe algunas cosas y que no las quiere guardar, sino compartir”.

Además de la escritura, a la que considera resguardadora de la memoria ante la memoria de la información mediática que es frágil, tuvo un importante papel en medios audiovisuales colaborando en los canales oficiales, once y trece

, y en numerosos programas de radio y conduciendo los propios, como fueron los célebres: el Banquete de Platón y el Ágora.

Los interesados en adentrarse al mundo de la divulgación científica, sobre todo cuando no existen instituciones formadoras para ello, pueden recurrir a las obras de Ikram Antaki y aleccionarse con sus narrativas llenas de información y basadas en el pensamiento crítico, como trabajos de síntesis del pensamiento y que traspasan los campos de la especialidad uniendo de manera natural la ciencia y el humanismo y su responsabilidad con la sociedad.

Su programa El Banquete de Platón, ha sido base de varios de sus escritos donde recoge lo tratado en el programa. En especial el libro, mas que recomendado, que lleva como título, simplemente: Ciencia, editado por Penguin en su colección De Bolsillo, no puede faltar en la lectura de quienes se interesan por el pensamiento y conocimiento desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad.

Escrito en forma rigurosa y fácilmente asimilable, ayuda al lector a tener una idea rápida y actualizada de la naturaleza humana, el origen de las lenguas, las razas, el racismo, la inteligencia, la genética, el principio del universo, el tiempo, el cerebro y la descorazonada aventura de la modernidad científica que venció el oscurantismo.

Como le decía Ikram Antaki: “El merito de su parte (refiriéndose al lector), está en el hermoso y agradecible deseo de saber. El mérito, de mi parte, está, en la tentativa de síntesis”.

Recordamos así a una extraordinaria mujer que tomó a México como su casa y que contribuyó a la educación del pueblo con base en la divulgación y educación no formal, a través de sus libros y programas audiovisuales, convirtiéndose en una importante divulgadora del conocimiento en México.

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#4 Tiempos

Buscad el alfiler | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

-¡Qué hombre tan amargado! –exclamó una vez una dama de cierta edad señalando con el dedo, desde la distancia, a un compañero al que yo estimaba mucho-. ¿Qué traumas habrá sufrido en su infancia para haber perdido de tal manera el gusto por vivir?

¡Los traumas de la infancia! Sí, he oído hablar de ellos, pero no me convencen ni mucho ni poco. ¿Por qué debemos ir hasta la infancia de un hombre para explicarnos su mal humor de hoy? ¿Y si la infancia, por lo menos en el caso de este conocido mío, no tuviera nada que ver? ¡Ir tan lejos cuando la causa podría estar tan cerca!

Pero yo conocía la razón de ese permanente mal humor, de esa amargura: este amigo sufría a causa de su jefe, un déspota que trataba a sus subordinados como le daba la gana. ¡Ya sólo faltaba que les exigiera a todos bolearle los zapatos! Además, el ambiente de trabajo era, en aquella oficina, atroz y deprimente: allí todos envidiaban a todos y se ponían zancadillas los unos a los otros por el puro placer de ver cómo caían de la gracia de su superior, para observar cómo se despeñaban y se rompían la cabeza. Cada día de trabajo transcurría casi siempre entre gritos, susurros y rumores, y, por lo que he podido saber, nadie estaba seguro –ni lo está todavía hoy- de que mañana seguiría conservando el puesto que ocupaba apenas el mes pasado. Ahora bien, ¿quién no va a amargarse en un ambiente rancio como éste?

Yo conocía pormenorizadamente esta triste historia. Por eso me reí en silencio de las suposiciones de aquella señora que, por haber tomado un curso relámpago de psicología, ahora me hablaba de traumas infantiles y actos fallidos.

Sí, los humanos somos muy propensos a generalizar y elaborar hondas teorías que se vienen abajo justo en el momento en que comprendemos que las cosas no eran como pensábamos. De esta manía elucubradora se burló Alain (1868-1951), el filósofo francés, al escribir así en uno de sus Propos sur le bonheur: «Cuando un bebé llora sin consuelo, la nodriza suele hacer las más ingeniosas suposiciones respecto a este joven carácter y a lo que le gusta o le disgusta; invocando incluso a la herencia, ya reconoce al padre en el hijo. Estos ensayos de psicología se prolongan hasta el momento en que la nodriza descubre el alfiler, causa efectiva y real del llanto».

¡Ah, era eso! ¡Había un alfiler entre los pañales! Y pensar que la nodriza ya empezaba a sospechar ciertas cosas…

El hombre, según se ha dicho aquí y allá, es un filósofo que se ignora a sí mismo. Yo de esto nada sé. Lo que sí sé, en cambio, es que muchas veces, en lugar de buscar el alfiler, se pone a concebir graves y hondas teorías cuyo fundamento, para decirlo ya, es más que dudoso.

Una vez se quejaba conmigo un dentista diciéndome:

-¿Por qué la gente ya casi no me busca para arreglarse los dientes? Las nuevas generaciones son muy descuidadas. ¡En qué tiempos tan tristes nos han tocado vivir!, etcétera.

Pero no; por lo menos aquí no se trataba de los tiempos: era que este dentista tenía fama de trabajar sin anestesia –para ahorrarse un dinerito-, y la verdad es que sus pacientes lo que menos querían en su consultorio era ponerse a practicar el estoicismo.

El 4 de julio de 1765, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)

estaba quitadísimo de la pena leyendo un libro al pie de una ventana cuando de pronto… Pero dejemos que sea él mismo quien nos cuente lo que le pasó aquella vez: «Leía, cuando, de pronto, la mano que sostenía el libro se movió imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pensé que una nube espesa debía estar pasando de frente al sol y todo me pareció más oscuro, por más que no había perdido nada de luz». Y concluye el pensador alemán: «Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma: buscamos en la lejanía causas que muchas veces están junto a nosotros». «¡Oh! –hubiese exclamado otro que no fuera él-. El cielo se está nublando. Acaso llueva toda la tarde. ¡Y maldita la gana que tengo de que llueva esta tarde!». Pero no, el cielo no se nublaba: era el ángulo de su cabeza lo que había variado, produciendo en la página del libro una sombra que en el cielo no existía.

Yo me entretenía recordando estas palabras mientras aquella señora se quejaba de mi amigo. ¿Y por qué había que ir tan lejos -¡nada menos que hasta los traumas infantiles!- para buscar las causas de su amargura, puesto que éstas estaban casi al alcance de la mano? ¡Era el ambiente en el que se movía el que lo sacaba de sus casillas y lo ponía de mal humor! De modo que, una vez aireado ese ambiente, ¡adiós traumas infantiles!

Además, convendría no olvidar la lección que las semillas nos imparten todos los días. ¿Qué lección? Ésta: que no es posible crecer y desarrollarse en cualquier terreno. Una semilla de arroz, por ejemplo, jamás crecerá en el desierto, ni una semilla de mostaza en el frío de la tundra. Cada semilla, para crecer, necesita estar, por decirlo así, en su ambiente.

«Hay que florecer donde Dios nos ha plantado», dice una frase que aceptamos sólo por el hecho de que Dios es un buen sembrador que no se equivoca nunca, aunque por lo demás bien podría ser cursi y hasta falsa. ¡Un grano de trigo, por más que quiera hacerlo, jamás dará nada de sí si es sembrada en los hielos polares!

Y bien, tal es lo que había sucedido con mi amigo: que sencillamente no estaba en su elemento. ¿Y cómo, entonces, iba a crecer y a desarrollarse? «La impaciencia de un hombre –vuelve a decir Alain- tiene a veces por causa el haber estado mucho tiempo de pie; en vez de razonar contra su mal humor, ofrecedle un asiento… No, no digáis nunca que los hombres son malos; no digáis jamás que tienen tal carácter. Buscad el alfiler».

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#4 Tiempos

¿Y si un día dicen que ya no hay abortos… porque los escondieron todos? | Columna de Ana G Silva

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CORREDOR HUMANITARIO

 

Imaginemos que dentro de unos años, alguien desde el poder diga: “En San Luis Potosí ya ni se practican abortos, ¿para qué mantenerlo legal?” Esa frase, tan simplona como peligrosa, podría ser suficiente para justificar que se dé marcha atrás a un derecho conquistado a pulso. Y lo más grave es que, si revisamos los datos oficiales, el argumento ya estaría servido.

Porque según los Servicios de Salud del Estado, desde que se despenalizó el aborto hasta las 12 semanas de gestación, 132 mujeres han interrumpido su embarazo en San Luis Potosí. Pero —y aquí está la trampa— ninguna lo hizo por decisión propia. De acuerdo con las cifras, las 132 interrupciones fueron por motivos médicos. Cero voluntarias. Cero por libre elección.

Entonces, ¿qué nos están diciendo? ¿Que en todo un estado, con más de dos millones de mujeres, ni una sola decidió interrumpir su embarazo de forma voluntaria? ¿O que los hospitales y las instituciones están borrando esos datos, diluyéndolos entre diagnósticos clínicos para esconder una realidad incómoda?

Hace un año, San Luis Potosí celebraba lo que parecía un triunfo de la razón sobre el prejuicio: la despenalización del aborto. Hoy, ese avance empieza a parecerse a una mentira institucional. Porque si las cifras se maquillan, si la objeción de conciencia se convierte en excusa y si las mujeres siguen siendo rechazadas en hospitales, entonces el derecho a decidir se está convirtiendo en una simulación.

De los 107 puestos médicos en hospitales habilitados para practicar la ILE, uno de cada tres profesionales es objetor de conciencia. En Ciudad Valles, por ejemplo, 10 de 17 médicos y enfermeros se niegan a realizar el procedimiento. ¿Y qué pasa con las mujeres que viven en la Huasteca o en el Altiplano, donde no hay alternativas cercanas? ¿Qué pasa si una mujer llega al hospital de Valles, con doce semanas cumplidas, y le dicen que nadie puede atenderla porque todos son objetores

? Lo que pasa es que su derecho desaparece.

La colectiva ILE San Luis Potosí ha documentado estos casos, las negativas, la opacidad y la simulación. Han sido ellas —y muchas otras colectivas— quienes han tenido que acompañar a mujeres que, en teoría, ya no deberían estar suplicando por un derecho reconocido por la ley.

Y entonces hay que decirlo con claridad: un derecho que no se garantiza, es un derecho abolido en silencio. La resistencia institucional existe, y es tan sutil como efectiva: se disfraza de papeleo, de moral médica, de estadísticas convenientes. Pero su consecuencia es brutal: mujeres obligadas a continuar embarazos que no desean, porque el Estado decide mirar hacia otro lado.

San Luis Potosí tiene una ley que reconoce el derecho a decidir, pero no una estructura que lo haga realidad. Y si las autoridades siguen escondiendo las decisiones de las mujeres tras diagnósticos médicos, no solo están borrando datos: están borrando voces.

A un año de la despenalización, el aborto en San Luis Potosí sigue siendo un privilegio y no una garantía. Y si no se exige transparencia y acceso real, pronto podrían decirnos —con una sonrisa burocrática— que aquí ya nadie aborta. Y entonces, el silencio sería la excusa perfecta para volver atrás.

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