octubre 9, 2025

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#4 Tiempos

Cambiamos o nos quedamos como estamos | Columna de Óscar Esquivel

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Andrés Manuel López Obrador

Desafinando

 

Las costumbres son leyes no escritas, no se plasman en algún papel, ni mucho menos se dictan, se hacen porque así nos las enseñaron, de generación en generación, se heredan y con el tiempo se arraigan, están en el ánimo de todos. Buenas o malas, las costumbres viven en nosotros. Algunas muy profundas, tanto que llegamos a amarlas, emocionarnos cada vez que la accionamos, las recogemos en libre albedrío y en total libertad.

Las costumbres alguien las introdujo, podría ser un padre, algún religioso, o un político que fue generando una costumbre, existiendo un consentimiento común en tomarlas como suyas, retenidas férreamente por quien las introdujo, aun cuando el pueblo no las desee. Cuando son malas, es mejor mutilarlas, aunque duela.

Los hábitos solo se esfumarán cuando exista otro hábito de mayor relevancia y conveniencia de la gente. En sus enseñanzas filosóficas, el griego Epicteto, esclavizado por Roma la mayor parte de su vida, decía que: para deshabilitar un hábito, cual fuere, debe escudriñarse el momento cuando podríamos estar seguros, de eliminar de nuestras vidas una costumbre equivocada.

“¿Estás acostumbrado al placer? Dómalo con el dolor. Si vives en la pereza, ponte a trabajar ¿Eres iracundo? Toma con paciencia las injurias, ¿Eres aficionado al vino? Bebe solamente agua. Haz lo mismo con todos los vicios y veras que no trabajaste en vano”.

Las malas costumbres no las puede remediar una buena ley, persistirá más la dejadez y el abandono, que acostumbrarse al orden y a la observación de buenos hábitos y esto precisamente es lo que estamos viviendo, un verdadero caos y desorden en casi todas las actividades económicas y sociales del país.

La corrupción y la impunidad, dos costumbres heredadas desde la colonia, llevadas al extremo de hacerlas un arraigo permanente desde familias enteras que viven de la corrupción, delincuentes que continúan haciendo fechorías gracias a la impunidad.

Hemos observado cómo los órganos del estado encargados de procurar justicia están sometidos y en algunos casos involucrados en actos corruptos, por ello, tanto delincuente común y de cuello blanco paseando por las calles como si nada ocurriera, se sienten libres de pecado, tanto que sus vidas las llevan de tal modo que parecen monjes franciscanos, austeros y sin culpa, cuando en verdad son más diablos que el propio Mefistófeles, arrastrando a otros a delinquir como ellos.

Con el afán de adentrarnos en lo que pasa por nuestras mentes para continuar con estas nefastas costumbres de creernos todos ciertamente corruptos, achacándole al sistema ser el autor intelectual de la introducción de la madre de todos los males… la corrupción.

Buscando culpables de la podredumbre, el presidente López Obrador los ha llamado “la mafia del poder”, “chayoteros del sistema”, “fifís”, ¿pero se habrá dado cuenta que la corrupción no se acabará nunca solo en el discurso?; si bien el sistema neoliberal que impuso desafortunadamente el PRI de los ochentas hasta nuestros días dejó una estela de pobreza, marginación, violencia, no es una razón absoluta para comprometer lo ya construido.

Dilapidar los recursos del país, eso también es corrupción, desatender un orden judicial o un amparo de parte de algún magistrado, eso también es corrupción y abuso del poder.

Se han conjugado muchos factores, para que un buena parte de la población comience a dudar de las decisiones que toma el Ejecutivo, por ejemplo: el metrobús de la región de La Laguna

, que comprende Gómez Palacio y Lerdo, en Durango y Torreón, Coahuila. En una “asamblea” como hoy le llama la cuarta transformación a los mítines, un puñado de personas decidieron a mano alzada el destino de movilidad de la región tan extensa con una falta de transporte digno y seguro. AMLO con una frase simple, la echó por tierra: “por mayoría se cancela la obra”. Lo peor, ya con un avance del 70 por ciento.

¿A qué nos estaríamos acostumbrando? ahora el presidente nos quiere desacostumbrar, acabando con la corrupción pero, mermando la ya de por sí mermada economía ¿sería la respuesta?.

Ejemplos muchos, coherencia poca. La izquierda debe ser progresista, vanguardista, con ideales universales de libertad e igualdad, fraternidad, todo esto conservando lo bueno, lo construido, dignificando la política social, desterrando al corrupto, encarcelarlos, no a costa de la inmovilización administrativa y la desarticulación institucional, como lo ha hecho con el ejército mexicano, sobajado, pisoteado, humillado por delincuentes.

EL SAN LUIS QUE NUNCA CAMBIARÁ

De verdad, estimado lector, ¿no está hasta la coronilla, aburrido, harto, abrumado de tanta politiquería barata?, ¿de que una camarilla de años sea quien mueva los hilos y destinos del estado? Sean azules, rojos, verdes, todos padecen de un gran mal: conservar costumbres anquilosadas y la falta de sentido común hace ver las deficiencias de la observación del gobernante.

Hoy todos quieren quedar bien con los de izquierda, los morenos color marrón. El presidente municipal, aceptando la construcción de un centro para migrantes, apoyado por supuesto por el gobernador, quien en aras de no verse manchado, hace lo que le dicte la federación, al son que le toquen: Ciclovías con pintura barata, obras para vialidad sin concluir otras en construcción, abandono total de proyectos Pymes en el interior del estado, infinidad de recursos tirados a la basura, con proyectos de muchos años y en marcha.

PARA LOS PRIISTAS

Priistas:

La costumbre puede cambiar, abran los ojos, Pesina Rodríguez, Elías, con todo y su figura bonachona, está preparando el camino para entregar al partido al mejor postor y a quien les garantice una cómoda transición, sin exabruptos y les permita caminar cómodamente por los Campos Eliseos de París o circular por estas calles empedradas, con baches y una vialidad de envidia de las mejores capitales del mundo, en una camioneta SUV de un millón de pesos.

Cambiemos lo que no sirve. Si eso nos hace felices de no cambiar, entonces somos de otro planeta, comodinos, acomodaticios y verdaderamente apáticos.

Nos saludamos pronto.

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#4 Tiempos

Las dos mujeres de Truman. Palabras con cicuta

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Apuntes

Hay autores que escriben un solo amor con distintos nombres. Truman Capote lo hizo con los de Nancy Clutter y Holly Golightly: la muchacha asesinada y la mujer que huye. Dos rostros de la misma herida.

Nancy era todo lo que el mundo aprueba: pureza, promesa, familia. Una adolescente que hacía listas, organizaba fiestas y creía que el bien era una costumbre diaria. Holly, en cambio, era todo lo que el mundo juzga: libre, contradictoria, caprichosa, superviviente. Todo sinónimo de “libre y espontánea”.

Ambas están solas frente a una sociedad que las define, una desde la muerte y otra desde el deseo.

Yo creo que Capote estuvo enamorado de una mujer que fue las dos. Una que lo deslumbró por su bondad y lo desarmó por su caos. En Nancy encontró la integridad que él nunca tuvo; en Holly, la libertad que siempre le fue negada. Una mujer que cocinaba con delantal los domingos, pero que podía desaparecer una semana sin explicar por qué. La amaba por lo que lo salvaba y por lo que lo destruía.

En A sangre fría, Capote mira a Nancy como si aún pudiera rescatarla. La describe con ternura casi maternal, pero también con una envidia melancólica: ella no sabía lo que era la vergüenza ni el exceso. En Desayuno en Tiffany’s, en cambio, elige no salvar a Holly. La deja ir. Le permite el privilegio que Nancy nunca tuvo: seguir viva aunque nadie la entienda.

Quizá esa fue la forma en que Truman se reconcilió con su propia culpa. Escribir a la que murió como víctima y a la que se fue como promesa. Una purificada por la muerte, la otra condenada a vivir

. Entre ambas, Capote puso su propia alma: la de un niño que soñaba con el orden de Nancy y despertaba con el desorden de Holly.

No se puede amar a dos mujeres tan distintas sin romperse un poco. Pero Capote lo hizo. Amó la pureza que se deja matar y la libertad que se mata sola.

Y quizá, como tantos de nosotros, entendió demasiado tarde que una y otra eran la misma. Que la vida te puede matar por ser buena o por querer ser libre. Y que entre esas dos muertes —la literal y la simbólica— se esconde el precio de vivir como uno quiere.

Punto.

Y aquí estoy yo, leyendo a Truman y sintiendo que me contó la historia antes de que ocurriera. Porque yo también quise que Holly fuera Nancy: que se quedara, que colgara su vestido brillante y se sentara a esperar el desayuno. Pero ella eligió la noche, otro hombre, otra ciudad.

Yo sigo aquí, recogiendo los platos, preguntándome si alguna vez alguien puede amar a una mujer así sin terminar escribiendo sobre su ausencia.

Quizá eso somos los que escribimos: los que convertimos el abandono en literatura.
Los que seguimos hablando con las Holly que quisimos que fueran Nancy, aun sabiendo que la vida —como en Capote— siempre acaba a sangre fría.

Yo soy Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Antonio Castro Leal, su papel por la autonomía universitaria | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En los movimientos y propuestas por la autonomía universitaria en el país, son varios los potosinos que figuran como pioneros, algunos no muy mencionados en este proceso. Entre estas figuras encontramos a Valentín Gama y Cruz, Rafael Nieto Compeán, Manuel Nava Martínez y Antonio Castro Leal quien estaría involucrado en los dos más importantes movimientos por la autonomía universitaria, el caso potosino y el de la universidad nacional.

Antonio Castro leal, abogado de formación y literato por vocación nació en San Luis Potosí en la última década del siglo XIX, el 2 de abril de 1896 y como varios potosinos iría a la Ciudad de México a continuar sus estudios a principios del siglo XX, donde fincaría su formación intelectual en la Escuela Nacional Preparatoria adquiriendo una formación humanística que guiaría su vida profesional. Fue uno de los fundadores del proyecto conocido como Ateneo de la Juventud y la fundación de la Preparatoria Libre.

Ingresa a la Escuela Nacional de Jurisprudencia y cofundaría la Sociedad de Conferencias y Conciertos en 1916, a cuyos siete fundadores se les llamaría “los siete sabios”, junto a Vicente Lombardo Toledano, Manuel Gómez Morín, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Baca, Alfonso Caso y Alberto Vázquez del Mercado. “Los siete sabios”, nombre que nació mas en tono de burla que de reconocimiento, se caracterizaban por ser un grupo lleno de inquietudes culturales y políticas, aficionados a la música, la literatura y cultura en general; jóvenes precoces de 19 y 20 años de edad que ya eran profesores universitarios.

El papel pionero de Valentín Gama, por la autonomía universitaria cuando asumió el rectorado de la entonces Universidad Nacional de México, ya lo hemos tratado en esta columna, pero por aquella época revolucionaria Antonio Castro Leal, figuraría entre los primeros mexicanos que impulsarían los proyectos de autonomía universitaria.

Su interés político se manifestaría en 1917, cuando con sus compañeros universitarios que integraban “los siete sabios” extendieron al Congreso de la Unión la primera solicitud de autonomía universitaria, como protesta ante la Constitución de ese año, que suprimía a la Secretaría de Educación Pública creando a cambio un Departamento Universitario que el Senado integró a la Secretaría de Gobernación; determinación que molestó a estudiantes y profesores y como parte de la protesta, Castro Leal y sus amigos de los siete sabios enviaban la solicitud de autonomía universitaria al Congreso de la Unión, de la cual nunca hubo respuesta.

Años después, Antonio Castro Leal, sería rector de la Universidad Nacional de México, siendo el segundo potosino en ocupar ese puesto y durante su rectorado se conseguiría como un gran triunfo histórico la autonomía universitaria transformándose la Universidad Nacional en Universidad Nacional Autónoma de México.

Por ese entonces la autonomía de la universidad potosina, que se considera la primera a nivel nacional en haber obtenido ese carácter con la iniciativa de Rafael Nieto, le había sido retirada y la recuperaría en parcialmente en 1935 siendo gobernador Idelfonso Turrubiartes. La completa autonomía y formación estructural académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la lograría el Dr. Manuel Nava con el apoyo del gobernador Ismael Salas en la década de los cincuenta del siglo XX, como apuntamos en la entrega anterior de esta columna. En este movimiento académico en San Luis, estaría participando de manera indirecta también Antonio Castro Leal como miembro de la Academia Potosina de Ciencias y Artes que impulsó el movimiento renovador de alta cultura que incidió en la moderna formación de la UASLP.

Antonio Castro Leal obtuvo los grados de licenciado y doctor en derecho por la UNAM y doctor en filosofía por la Universidad Georgetown en Washington, Estados Unidos. Durante algún tiempo se dedicó a la docencia como actividad principal dictando cátedra de literatura en la Escuela de Altos Estudios, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, también impartió la cátedra de derecho internacional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.

Su papel en las instituciones educativas y culturales mexicanas fue muy importante teniendo un destacado papel protagónico, entre ellas la dirección del Instituto Nacional de Bellas Artes, entre muchas otras.

Su actividad literaria, otra de sus pasiones, la inicia en 1914 distinguiéndose como escritor, ensayista y crítico de las letras mexicanas. Escribió poesía usando el pseudónimo de “Miguel Potosí”. Castro Leal es uno de los muchos potosinos que escribieron su historia en el mundo de las letras y que figura como un protagonista por la autonomía universitaria en el país.

Antonio Castro Leal murió en la Ciudad de México el 7 de enero de 1981.

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#4 Tiempos

Siempre Autónoma… ¿o hasta la victoria siempre?

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APUNTES

 

Así “sin querer queriendo” me encontré una película que para mí es fabulosa: “13 días”. John Efe, era encantador… Fidel, un hombre que jamás se hincó ante el “imperio” mmmm… ¿De qué lado están ustedes? ¿“Team Fidel, que no se rinde pero tampoco se alinea”, o “Team John”?

La UASLP es como la Cuba de Fidel: No, ¿cómo cree presidente? Nosotros no tenemos nada en su contra, pero pues la hermana República de Rusia nos regaló unos misiles… ¿Qué haría usted?

Presidente… nuestra patria es autónoma, libre, independiente… no se meta, pero queremos el mismo derecho que usted a meternos en lo que nos dé la gana y golpearlo a contentillo… métase cuando a nosotros nos convenga… es nuestro derecho y hasta deber.

Presidente: vamos a lanzar nuestros misiles, pero no queremos hacerles daño… solo que usted nos hace daño y nos comportamos IGUAL que usted.

¿Autonomía? Claro. Que hermosa palabra. Caperucita pudo ser la más puta con el lobo, pero… fue decisión de ella (muy autónoma) señalar a quien ella consideró culpable… y mataron al lobo.

Deme una salida, presidente…

— Ok.

Eres a partir de hoy, autónomo. Pero bloqueado. Aceptas lo que te diga, pero dirás que no aceptaste. Hablo yo. No tú

… y te tienes que agachar, aunque tú tengas los misiles.

—Ganamos.

Hasta la próxima.

Yo soy Jorge Saldaña

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