#4 Tiempos
¿Cacahuates o Dom Perignon con cerezas? | Columna de Enrique Domínguez
Cuentas claras
Para una sociedad que se jacta de tener un pensamiento orientado a la derecha ideológicamente hablando, le resulta mejor la parafernalia del estilo y las buenas costumbres en una reunión con las ligas mayores del gobierno estadounidense. Prefieren ver cerezas, frutos rojos, almendras y champagne, en lugar de cacahuates y pepitas apoyadas en una común servilleta.
El despliegue de guardaespaldas, automóviles y aviones como parte del aparato gubernamental les causa un mayor regocijo. Hablar un perfecto inglés, conocimiento pleno de actitudes monárquicas, hablar de manera hermosa con dicción impecable, vestir con un traje de Alexander Amosu, calzado de Stefano Bemer y corbata de Benson & Clegg, solo es una muestra del vacío y el gusto frívolo de proyectarse de manera ridícula emulando a personajes con riqueza económica, pero no mental.
La apariencia es un modo de vida, lamentan la cancelación de uno de los más grandes y ostentosos aeropuertos en el mundo, un corredor comercial y rascacielos en los alrededores del NAIM, desean dar una imagen falsa del México donde más de la mitad de la población vive en pobreza, desean a un presidente “Guapo”, con estudios en Harvard y que viaje a cumbres mundiales, que se codee con la élite y hable de negocios magnánimos, haciendo a un lado la crítica situación del país.
El acuerdo con Trump y la oposición traidora
México vivió días aciagos cuando el presidente de los Estados Unidos informó que aumentaría los aranceles con un 5% a los productos mexicanos, se presagiaban desastres y se ignoraba en parte los perjuicios que esto generaría en caso de haberse cumplido las amenazas del supremacista racial.
No era para menos, el canciller Marcelo Ebrard señaló que de no llegar a un acuerdo se perderían a corto plazo 900 mil empleos. (20 veces más que los supuestos 45 mil empleos por la cancelación del NAIM). Una negociación ardua, que finalmente concluyó con un acuerdo para retirar ese arancel. Una negociación es, ante todo ceder, llegar a acuerdos y la gestión como base primordial.
México no ganó, simplemente cedimos y acatamos las disposiciones del régimen imperialista, logramos evitar el cobro del arancel. Cedimos al chantaje pero generamos también un precedente donde la dignidad y la respuesta oportuna sientan bases para ganar respeto.
La situación migratoria requiere soluciones multinacionales, no es la detención bruta de marchas, es, más que nada, crear condiciones para evitar la salida de migrantes en sus países de origen.
México tiene grandes lazos culturales y raciales con Centroamérica, somos países hermanos, se requiere solidaridad y trato humano al migrante, hay que hacer mucho, se requieren esfuerzos mayúsculos para poner solución a largo plazo.
Durante décadas hemos dado un trato terrible a los migrantes en el sur del país, hay críticas por el trato que reciben nuestros connacionales, pero no vemos el trato indigno a nuestros congéneres de Centroamérica.
Si la actual oposición se caracterizaba por maldecir y odiar a Donald Trump por las injurias al pueblo mexicano, por sus continuos ataques, ahora un vuelco de 180° les hace olvidar el pasado y con regocijo lo alaban y agradecen, incluso lo establecen como referente con tal de minimizar al actual gobierno.
Es triste ver un país donde la división se genera por el odio del conservador hacia la persona de Andrés Manuel López Obrador , la rabia y el encono se exacerba hasta vencer los límites del sentido común y se muestran arrogantes a otro tipo de pensamiento.
Una oposición cada vez más decadente, sin ideas y con mucha inquina para el continuo ataque a cualquier decisión.
Calderón el creador de la “Guerra Sucia” y fundador del México polarizado
Si hay alguien a quien reclamarle esta situación es precisamente a Felipe Calderón, quien dio origen a esta campaña negra en 2006, cuando competía con el actual presidente de la República. Si bien hubo quien se tragó las mentiras teniendo como saldo lamentables hechos violentos y actos de corrupción, a la postre, hubo millones de arrepentidos y en esta pasada contienda electoral (2018) ya no fue lo mismo y se impuso el carisma de Andrés Manuel y el hartazgo hacia la impunidad y el nulo crecimiento del país.
Mil millones de pesos se gastaron en ese entonces en la difusión por todos los medios, principalmente Televisa, para el linchamiento mediático en contra de AMLO, financiados por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y personas ajenas al proceso electoral.
Haciendo memoria al empleo de continuas frases al más puro estilo fascista, Dick Morris, de origen estadounidense; y el español Antonio Sola crearon la frase “Un peligro para México” con repeticiones hasta el hastío como parte de una religión, se impuso en su momento esa idea en la percepción de la hoy oposición, el mundo da muchas vueltas, ahora, esta sin piedad y sin recato, solo da muestras de ignorancia y énfasis a cualquier liviandad.
Conservadurismo
Nuestro país se caracteriza por el acérrimo señalamiento de todo aquello que no va con las propias voluntades, por lo general se critica el color de la piel, la escasez de recursos, las necesidades y en algunos casos las malas palabras.
La educación no es hablar bonito, sonreír y aparentar, tampoco lo es el status y mucho menos haber estudiado en Harvard. Ser opositor no es pedir el fracaso de México, no es aplaudir por la baja de expectativas de las calificadoras, tampoco lo es evitar a toda costa la construcción del tren Maya, la refinería de dos bocas y el tren transístmico, así como promover 150 amparos para no permitir construir el aeropuerto de Santa Lucía.
Ser opositor no es cerrar los ojos y negar logros, tampoco lo es la crítica maliciosa sin propuesta.
Increíble resulta observar que el peor enemigo no es Donald Trump, es el odio bestial del apátrida y el placer vehemente del fracaso de México.
También lee: La debacle del PAN y la desaparición del PRI | Columna de Enrique Domínguez
#4 Tiempos
El administrador astuto | Columna de Juan Jesús Priego Rivera
LETRAS minúsculas
«Un hombre rico tenía un administrador y le fueron con el cuento de que éste derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu gestión porque quedas despedido”» (Lucas 16, 1-15).
Cuando Jesús contó esta parábola nada dijo de cómo recibió el administrador tan mala noticia. ¿Retrocedió espantado?, ¿sintió que el piso se movía bajo sus pies como un tapete?, ¿intentó defenderse o ya por lo menos justificarse? Nada de esto sabemos; lo que sí sabemos, en cambio, es que más bien se puso a hacer cálculos en su interior, diciendo:
«-¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, haya quien me reciba en su casa!».
El foco, como se dice, se le había prendido. Pero, ¿qué era eso? Quiero decir, ¿qué fue se le ocurrió para que ahora que estaba desempleado no le faltara por lo menos un mendrugo de pan y un vaso de agua fresca? En realidad, algo muy ingenioso y sutil: como aún no había rendido el informe que le exigía su amo, todavía era tiempo de alterar ciertos papeles… Y esto es lo que hizo:
«Fue llamando uno por uno a los deudores de su amo y preguntó al primero:
»-¿Cuánto debes a mi patrón?».
La pregunta, por supuesto, era retórica, pues los documentos los tenía él en su mano y a la vista, y bien escrito estaba en ellos el monto de la deuda; lo que quería, más bien, era causar en su interlocutor un cierto impacto difícil de olvidar.
«-Cien barriles de aceite –respondió el deudor, que aún no sabía muy bien de qué iba la cosa.
»-Aquí está tu recibo; date prisa, siéntate y escribe: cincuenta».
Ya podemos imaginar el gozo con el que éste hizo lo que el administrador le pedía. ¡Le estaba perdonando nada menos que la mitad de la deuda! Es como si yo debiera al banco 100.000 pesos y de pronto el gerente me mandara llamar para decirme, guiñándome el ojo, que a partir de ahora no debo más que 50.000. ¿No era esto como para ponerse a gritar de alegría e invitarle un café en el restaurante más elegante de la ciudad?
El administrador mandó llamar al segundo deudor y le hizo la misma pregunta que al primero:
«-¿Cuánto debes a mi patrón?
»-Cien costales de trigo –dijo éste a su vez.
»-Aquí está tu recibo: escribe ochenta».
Y así hizo con todos los otros. Si de cualquier manera lo iban a despedir; mejor dicho, si ya estaba despedido, ¿qué perdía haciendo lo que hizo? ¡No perdía nada! Todo lo contrario: se jugó la última carta y había ganado, porque estos deudores iban a quedar eternamente agradecidos con él. ¡Su vejez estaba asegurada, pues un día lo invitaría uno a su casa a comer, y otro día otro! Ya no tendría que mendigar ni que andar por las calles del pueblo extendiendo la mano en busca de un pedazo de pan… Se retiraba, por decir así, con la cabeza levantada y pisando fuerte.
¡Qué hombre más inteligente!
Jesús mismo no pudo menos de alabar su ingenio. ¡Cómo, antes de ser despedido, supo hacerse amigos que después ya no lo dejarían solo! «Por eso les digo yo –concluyó el Maestro-: con el dinero, tan lleno de injusticia, gánense amigos para que, cando esto se acabe, los reciban en las moradas eternas».
Con esta sencilla historia, Jesús ha querido responder a estas dos preguntas que, si no fueran eternas, creeríamos que son banales «¿Para qué sirve el dinero?, ¿para qué sirve el poder?». Y su respuesta es: para que te hagas todos los amigos que puedas: sólo para eso. ¿Eres rico? Hazte amigos. ¿Eres poderoso, ocupas un cargo de cierta importancia? Hazte amigos igualmente.
Hay quienes, al tomar posesión de un cargo, empiezan a ver a los demás mortales como a hormigas (¡tan encumbrados se sienten ocupando su flamante escritorio de caoba!). Bien, que se anden con cuidado, porque no siempre estarán ahí, porque la rueda de la fortuna gira y gira y no es nada seguro que los que están arriba permanezcan en la cumbre eternamente. Sí, la fortuna es una rueda que no deja de girar: los que hace poco estaban abajo, resulta que ahora están arriba, y si no los trataste bien cuando tenías la sartén por el mango, como se dice, ellos lo recordarán una y otra vez, y ahora será la suya.
Hay quienes piensan que el poder es necesario para enriquecerse, y que el enriquecimiento es ya en sí mismo una forma de poder; en una palabra, que la riqueza y el poder se bastan a sí mismos. Si así es como piensas tú, déjame decirte, lector, que te equivocas. ¡Rompe el círculo! Hoy que la vida te ha favorecido, favorece a los que puedas, porque nada sabes del futuro. Haz como el hombre de la parábola: gánatelos a todos, porque no siempre serás administrador y quizá un día el patrón de turno te mande llamar para decirte:
-Dame cuenta de tu gestión porque estás despedido.
Si esto te dijeran sin que te hubieras hecho amigo de nadie, entonces sí que estarás perdido.
Toda la sabiduría de la vida está en esta sencilla parábola. Hazte amigos ahora que puedes; porque, si no lo haces ahora, quién sabe si lo podrás hacer mañana. «Conoce la ocasión o la oportunidad»: según Pítaco, el filosofo griego, no había conocimiento en el mundo más útil que éste.
Sí, aprovecha la oportunidad, porque mañana, sin que te des cuenta, quizá sea ya demasiado tarde.
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#4 Tiempos
Una carrera interesante | Columna de Arturo Mena “Nefrox”
TESTEANDO
Hablar de Javier Hernández es repasar una de las trayectorias más influyentes en la historia del fútbol mexicano. Durante más de una década, su nombre fue sinónimo de gol, entrega y ambición. Desde aquel salto meteórico con Chivas y su inesperada irrupción en el Manchester United, su carrera parecía escrita con tinta dorada, la sonrisa eterna, los goles decisivos, la capacidad de transformar oportunidades mínimas en celebraciones memorables.
Fue un delantero que supo abrir puertas donde antes había muros, ese killer del área de los goles inverosímiles, ese que se autoasistía y remataba de forma poco ortodoxa. Marcó en Champions, conquistó Inglaterra, dejó huella en Alemania, se reinventó en Estados Unidos y llevó la camiseta de la selección mexicana con una voracidad que lo convirtió en el máximo goleador nacional. Por años, “Chicharito” representó la imagen internacional del fútbol mexicano, un jugador valiente, de carácter humilde pero competitivo, respetado en los mejores estadios del mundo.
Sin embargo, el final de su recorrido no ha tenido el brillo que merecía. Lo que alguna vez fue una historia ascendente hoy se siente atravesada por decisiones discutibles, lesiones inoportunas y un desgaste emocional evidente. Su último tramo estuvo marcado por conflictos internos, mensajes crípticos, ausencias prolongadas y un regreso al fútbol mexicano que lejos de ser un homenaje terminó convirtiéndose en un episodio incómodo.
El fútbol (caprichoso como es) rara vez permite despedidas perfectas. Pero en el caso de Hernández, la caída se volvió más abrupta porque contrastó con la grandeza de su pasado. El delantero que antes definía clásicos europeos comenzó a perder protagonismo, a caer en dinámicas polémicas y a mostrarse d esconectado del nivel competitivo que lo acompañó tantos años.
El problema no es que el tiempo pase, eso es inevitable, sino que su final se alejó del tono que él mismo construyó, profesional, disciplinado, alegre y comprometido. En lugar de un cierre elegante, lo que quedó fue un recorrido lleno de dudas, con más conversaciones sobre su comportamiento que sobre su fútbol. Y eso, para una figura de su magnitud, duele más que cualquier descenso de rendimiento.
Aun así, su legado permanece intacto. Javier Hernández abrió puertas para generaciones completas. Demostró que un jugador mexicano puede competir, destacar y ser determinante en las ligas más exigentes del planeta. Su historia inspira no por su final, sino por su cima; no por su último capítulo, sino por todos los que escribió antes con una pasión que marcó época.
El cierre no fue el ideal, es cierto. Pero incluso en medio de su declive, hay una verdad que nadie puede borrar: México no ha tenido (ni tendrá pronto) un delantero con su impacto internacional. Su carrera merece leerse como lo que fue, un ejemplo de cómo la disciplina puede convertir sueños improbables en realidades extraordinarias, aunque el final no haya estado a la altura de su legado.
A veces, las grandes historias no terminan como quisiéramos… pero siguen siendo grandes, y por lo menos, interesantes.
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#4 Tiempos
El Piano eléctrico: desarrollo potosino | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash
EL CRONOPIO
Los diseños de pianos electromecánicos tuvieron su auge en 1929 y en la década de los cincuenta del siglo XX comenzaron a usarse en audiciones públicas. La historia de su desarrollo menciona los nombres de Lloyd Loar, Benjamin Meissner, Rudolph Wurlizer, Harold Rodhes y el piano Neo-Bechstein, entre los principales.
Sin embargo, el nombre de Francisco Javier Estrada no aparece en estos recuentos, a pesar de haber sido el primer reporte de un diseño de piano eléctrico a nivel mundial, como resultado de sus investigaciones en reproducción del sonido por medios eléctricos. El reporte público de Estrada se realizó el 19 de diciembre de 1878 en el periódico El Siglo XIX, donde Estrada daba cuenta de sus experimentos con una cuerda vibratoria y su transducción a señal eléctrica, mediante una membrana de tambor que amplificaba el sonido. Estrada, solo presentó su idea y diseño y la puso al servicio de los interesados a finde que pudieran materializarla y mejorarla, al no poder solventar los gastos necesarios para su construcción y la falta de servicios artesanales especializados. Estrada decidía publicar los principios y la descripción del instrumento citado, temeroso de que algún día, no muy lejano, se presentara del extranjero algún instrumento de música idéntico o semejante, o lo que era peor, alguna petición exótica de privilegio con perjuicio de los artesanos mexicanos.
Ochenta años mediaron entre la publicación del diseño de Estrada y la materialización en el extranjero de un piano eléctrico con funcionamiento electro-mecánico.
Para mayores detalles y más información pueden consultar mi artículo alojado en la dirección:
(PDF) Francisco Javier Estrada el inventor del piano eléctrico. Available from: https://www.researchgate.net/publication/396325293_Francisco_Javier_Estrada_el_inventor_del_piano_electrico.
Francisco Javier Estrada insigne científico potosino que destacó a nivel mundial en el ámbito de la física en el siglo XIX convirtiéndose en el físico más importante de México, tiene una numerosa contribución de aportes, de primicias mundiales, las cuales en su mayoría son desconocidas o adjudicadas a otros personajes.
Hemos estado realizando investigación y difusión sobre la vida y obra de este genial potosino, Francisco Javier Estrada y en esta columna del Cronopio en la Orquesta, hemos tratado algunas de esas trascendentales aportaciones.
Una de las aportaciones técnicas de Francisco Javier Estrada que no aparecen en los registros científicos históricos es la propuesta de reproducción del sonido por medios eléctricos. Su tema central de trabajo que implementó en la década de los setenta decimonónicos fue la reproducción del sonido, colocándose en la frontera del conocimiento en ese tema.
Como hemos apuntado en trabajos anteriores, muchas de sus aportaciones y primicias mundiales han quedado en el olvido y poco a poco se están rescatando para colocar en la palestra mundial el gran genio de Estrada, como el físico mexicano más importante del siglo XIX y uno de los principales a nivel mundial, cuyas glorias no se proyectaron por la idiosincrasia social del país, aunque su genio de cierta forma era reconocido en el país, aunque no lo suficiente.
Sistemas como el motor eléctrico, nuevos sistemas de telefonía y la comunicación inalámbrica son parte de sus aportaciones trascendentes que cambiaron a nuestras sociedades y cuyas aportaciones aprovechadas por otros científicos dejan de lado la aportación primaria de Estrada en la historia de la ciencia y la tecnología. Como una aplicación de sus investigaciones en electromagnetismo y reproducción del sonido, se encuentra su propuesta de un piano eléctrico, cuyos experimentos base realizó en San Luis Potosí y con los que propuso un diseño para la construcción de un piano eléctrico que transformaba las vibraciones acústicas en eléctricas con el fin de amplificar el sonido.
El piano como tal no pudo construirlo por carecer de recursos suficientes, así como problemas para abastecerse de los materiales necesarios y el apoyo de los constructores artesanos; sin embargo, publicó en medios de comunicación masiva sus propuestas con el fin de registrar su idea, sus experimentos y su diseño para la construcción del piano eléctrico y su extensión a otros instrumentos de cuerda.
Su propuesta era resultado de experimentos anteriores de Estrada con sistemas telefónicos, donde había realizado mejoras a los ya existentes, logrando construir teléfonos cuya reproducción del sonido era más clara y de mayor intensidad. Parte de esas mejoras las utilizaría en su propuesta del piano eléctrico, entre ellas los fundamentos de micrófonos de carbón y de la comunicación inalámbrica.
Los potosinos debemos estar orgullosos de Francisco Estrada y colocar su nombre como debe de ser, en la historia de la civilización.
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