mayo 4, 2024

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#4 Tiempos

Amores perros | Columna de Juan Jesús Priego

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En las ciudades del primer mundo (donde, por supuesto, también hay pobres) se ha inventado una nueva manera de pedir limosna. Si todo cambia, se mueve, evoluciona, ¿por qué no iban a cambiar también los modos de suscitar la compasión ajena?

Los mendigos de la era del marketing –ya del neuromarketing, que es lo nuevo- han caído en la cuenta, tras una larga y dolorosa experiencia, que sus llagas no provocan ya los sentimientos que provocaban en otros tiempos; que sus cuerpos maltrechos, por muchos que se parezcan al de Job en el momento de su mayor desgracia, se han vuelto inútiles para hacer que los transeúntes se lleven una mano al bolsillo y saquen de él una moneda para depositarla después en sus ruidosos botes de estaño. Además, los transeúntes han visto tantas calamidades en la televisión, que contemplar una más en la calle ya no los angustia y mucho menos los espanta. Se han insensibilizado ante el dolor.

«¿Qué hacer, entonces? Si nosotros ya no causamos lástima, si un ser humano ya no causa lástima, ¿qué otra criatura sí podría causarla?», imagino que se preguntaron los pordioseros una y otra vez. Y no tardaron mucho en encontrar la respuesta. ¡He aquí lo que hoy sí causa compasión y mueve a caridad: un perro! Difícilmente un habitante del primer mundo (y parece que ya tampoco del tercero) pasa de largo sin contemplar con ternura a un ejemplar canino. «¿Qué sucedería si sobre un tapete ponemos un perro, y al lado de éste un bote de aluminio?». El experimento dio, como verá el lector, excelentes resultados.

Esto pude verlo en Florencia un 24 de diciembre por la noche, cuando todos entonaban cánticos de amor y paz, y juro que digo la verdad: dos perros sin la compañía de nadie, sin ninguna presencia humana, dos perros solamente, uno junto al otro, tenían el bote más lleno de billetes y monedas que una colombiana que miraba al infinito mientras en sus brazos acunaba a un niño.

¡Qué verdaderas resultan ser todavía hoy las palabras con las que un día del siglo IV San Juan Crisóstomo arengó a sus fieles en la catedral de Constantinopla!: «Supongamos que no hubiera castigo, que no nos espera el reino de los cielos; por lo menos deberíamos respetar a los de nuestra propia raza y género, conmovernos ante el que padece como nosotros. Y lo cierto es que criamos perros, y muchos hasta asnos salvajes y osos y otras fieras diversas. Al hombre, empero, lo dejamos que se muera de hambre. Nos merece más estima el animal extraño que el de nuestra misma especie».

Varios meses después, siempre en Italia, en el transcurso de un agrio debate, un famoso conductor de programas televisivos habló así a sus perplejos contrincantes: «En efecto, claro está, señores, pero es que esas personas son muy nobles». ¿Se refería a un colectivo humano, a un cierto grupo racial o a los habitantes de un determinado rincón del planeta? Nada de eso: el orador se refería a los perros. En la edición de un periódico romano del 3 de mayo del 2002 apareció la siguiente noticia, que transcribo literalmente: «Me mato: sin mi perro no puedo seguir viviendo. No encontró alivio al dolor por la muerte de su perro, el único compañero de una vida de soledad y desesperación. Un romano de 38 años de edad, separado de su esposa, ha decidido quitarse la vida arrojándose desde un viaducto de 20 metros de altura en las inmediaciones de Tivoli, a pocos kilómetros de la capital. A los

carabinieri, que llegaron poco después, dijo el joven, agonizante: Sin mi perro no podía seguir viviendo». Sin comentarios.

Que los perros son nobles criaturas, ni quién lo discuta; que en los campos de exterminio de la Alemania nazi fueron los únicos en reconocer mediante el meneo de su rabo la humanidad de los prisioneros (según cuenta Primo Levi en Si esto es un hombre) es algo que nos hace apreciarlos e incluso quererlos, pero de ahí a que ocupen en nuestro corazón un lugar que sólo otro ser humano debe ocupar hay una océano de distancia.

Si yo hubiera visto la película mexicana Amores perros en mi patria, quizá no la hubiera comprendido como la entendí viéndola en Italia, país donde los perros son tratados con una delicadeza que supera con mucho a la que en ocasiones se emplea en el trato con las personas. La joven y bella modelo que pierde la pierna (y el consiguiente futuro profesional) a causa de una perra, me pareció aquí perfectamente comprensible, como me pareció explicable que sólo al final, cuando sus numerosos perros se le habían muerto, el profesor universitario convertido en francotirador se hubiera atrevido a buscar a la hija que no veía desde hacía muchísimo tiempo: claro, un «amor perro» estaba supliendo un amor humano.

Escribió Michel de Montaigne (1533-1592) en uno de sus Ensayos: «Plutarco, a propósito de que aquellos que se aficionan a los perros, dice que la parte amorosa que hay en nosotros, a falta de un objeto válido, prefiere, para no quedarse insatisfecha, fabricarse uno falso y frívolo». En sí mismo, el amor a un animal no tiene nada de malo (¡todo lo contrario!). El mal comienza, sin embargo, cuando, como dijo Plutarco, como repitió Montaigne, nuestra capacidad de amar se agota en un objeto que no es otro ser humano.

La pregunta no es innecesaria y tampoco creo que sea estúpida: hoy en día, ¿cuántos perros estarán supliendo en algunos hogares la presencia de un hijo? Al menos en Italia, la tasa de natalidad decrece, pero las casas se llenan de perros; a un hijo, en el caso de que lo haya, se le puede gritar: a un perro, en cambio, nunca vi que nadie le gritara. El perro es el animal sagrado del hombre solo de Occidente. (¡Y pensar que hasta hace poco nos burlábamos de las vacas de la India!). El problema con los amores perros es que, si nos descuidamos, pueden acabar destruyendo la nostalgia del otro, haciendo de nosotros seres afectivamente conformistas. Y, por supuesto, solitarios.

También lea: Abraham y el pordiosero | Columna de Juan Jesús Priego

#4 Tiempos

El peor torneo de la historia | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Los torneos cortos en el futbol mexicano han traído cambios interesantes en la estadística, desde un sin fin de campeones, tres bicampeonatos (Pumas, León y Atlas) así como muchos títulos de goleo.

Pero la cosa no termina ahí, vale la pena voltear al fondo de la tabla para revisar los peores equipos en los torneos cortos.

El peor equipo de cada torneo, lo tendremos que buscar en la parte baja de la tabla, y aún así, nos tenemos que ir con equipos que sumaron cuando mucho 10 puntos al finalizar el certamen. Por ejemplo Tijuana que en el Clausura 2020, terminó con 9 puntos, pero recordemos que en ese torneo, no se completaron las fechas por la pandemia.

El primer equipo en tener esa marca fue Veracruz, que en el Invierno 96 termina el campeonato con solo 9 puntos. Posteriormente, en el Invierno 98, dos equipos compartieron el último lugar, Toros Neza y Puebla, cerraron la competencia con tan solo 8 unidades.

Del lado de los de casa, San Luis firmó su peor torneo corto en el Apertura 2022, cuando solo pudo hacer 9 puntos después de cumplirse las fechas.

Querétaro ha finalizado dos veces como el peor equipo del torneo, el Apertura 2003 y el Apertura 2012, logró solo 7 puntos.

El ya mencionado Puebla ostenta dos récords en este rubro, el primero es el de haber terminado también dos torneos como último, el Invierno 98 con 8 puntos y el presente Clausura 2024 con solo 5, mismos que le dan el galardón del peor equipo de la historia de los torneos cortos.

Por su parte, el Veracruz, es el equipo que más veces ha quedado en último lugar, con tres ocasiones, en el Invierno 96 cerró con 10 unidades, el Apertura 2019 sumó solo 8 puntos y el Clausura 2019 el equipo del puerto había logrado 6 puntos en la cancha, pero le fueron retirados en la mesa sancionados por FIFA, con lo que a pesar de tener 6 unidades, cerraron el torneo con 0 y desafiliación.

En fin, mucho podemos hablar de la calidad del torneo mexicano, podríamos llamarlo competitividad o torneo mediocre, pero lo que no nos debe quedar duda es que en este Clausura 2024, Puebla firmó el peor torneo corto de la historia del futbol mexicano.

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#4 Tiempos

Calzone, hamburguesas y taquito… ¡Ufff! | Columna de Luis Miguel Dorador

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Un fin de semana sin celular

Este fin de semana pasaron muchas cosas… 

Lo primerito fue que luego de muchas dudas sobre el continuar los estudios de preparatoria o dirigirse completamente a la educación basada en el arte de la danza, logramos un acuerdo mi Ratita bailaora y yo. Continuar la prepa y continuar con la danza pero ahora en una oportunidad de participar en la revista musical de su escuela y eso, aunque parece sencillo es algo que me alegra mucho el corazón porque las generaciones que nos siguen deben tomar sus decisiones y nosotros como padres apoyarlos en todo lo que nos sea posible, a sabiendas de que el propósito más grande de cualquier papá o mamá es formar a los hij@s para que alcancen su libertad cuando sean mayores de edad, dándoles las herramientas necesarias para lograr sus objetivos sin hacer a un lado el fin más importante que es encontrar la felicidad.

Lo logramos Ratita, ¡felicidades!

Todo este tema lo platicamos en una agradable terraza que tiene la Bella Italia en la segunda planta de este delicioso lugar donde compartimos un carpaccio de res para cerrar la noche con un calzone al horno de leña que disfrutamos de momento a momento sin perder el hilo de la conversación.

El viernes, aprovechando que no hubo clases por ser el último del mes de abril, mi soldadito de oro y yo nos organizamos para ver una saga muy interesante y entretenida que es “Maze Runner” y logramos completar la trilogía además de disfrutar entre una y otra de unas hamburguesas de Carl´s Junior que sin duda son de las mejores en el mundo de las hamburguesas de franquicia de comida rápida.

¡Gracias Chompir!

El sábado ya tenía agendada una reunión con amig@s por el cumpleaños de uno de los más destacados creadores de contenidos de redes digitales del grupo y nos juntamos para cantar, comer (el guacamole quedó espectacular) y disfrutar de un sábado con un clima excepcionalmente agradable al grado que nos dimos la oportunidad de darnos un chapuzón a la luz de la luna que especialmente ese día estaba hermosísima.

¡Gracias TB Group!

¿Dos arriba, dos abajo o de plano, una arriba y una abajo?

Los domingos son fabulosamente atractivos para mi porque el hecho de cocinar paella siempre me provoca felicidad, no solo por el hecho de poder llevar a la boca de alguien algo preparado por mis manos, sino porque conforme pasa el tiempo son más y más personas que están conociendo mi receta y sus comentarios de satisfacción son una de las mejores recompensas que un cocinero puede recibir, además del gusto de entregar pedidos a amigos de toda la vida que en auto propio, por su propio pie o hasta en uber llegan a recoger sus órdenes para disfrutar en casa con familia.

¡Gracias a Tod@s porque tod@s lo hacemos posible #SoyPaella!

Un domingo se hace más agradable cuando en lugar de “debate” dedicas tu tiempo a disfrutar de la caída del sol… ese momento en que las horas bajan y se oculta el sol para dar paso a la luna en estas noches cálidas. Entonces te ataca el hambre y que mejor lugar para echar taquito que La Fragua en donde no importa de qué pidas tus tacos; pastor, costilla o bistec español, siempre que lo acompañes de una michelada tendrás oportunidad de platicar sobre tantos temas y disfrutar de la compañía que hace de un domingo normal un día extraordinario.

Al llegar a casa no podía quedarme con la curiosidad y empecé a ver el dichoso segundo debate de l@s candidat@s presidenciales y no hubo mejor arrullo para conciliar el sueño que un programa tan aburrido y sin propuesta que eso.

Así que a descansar rico y prepararse para esta semana que se verá interrumpida por la celebración del 1ro. de mayo como cada año.

¡¡¡Ánimo que ya casi es viernes!!!

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#4 Tiempos

Primera matehualense en obtener título universitario | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

En enero de 1923 el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí se convertía en Universidad Autónoma de San Luis Potosí tratando de iniciar una nueva vida académica organizando sus actividades de manera autónoma y decidiendo su destino sin intervención del estado. Si bien, esos primeros pasos de vida autónoma no fueron fáciles y además fueran obstaculizados y postergados hasta la década de los cincuenta cuando puede decirse que la universidad adquiere su absoluta autonomía. Esa fecha queda registrada como el inicio de la hoy Universidad Autónoma de San Luis Potosí que continuaba el trabajo académico del Instituto Científico. Para entonces se empezaba a hacer común observar mujeres en sus aulas de estudios profesionales, su número no era tan abundante; aunque para entonces ya se habían titulado unas cuantas mujeres en la carrera de medicina y en leyes, como hemos tratado en anteriores entregas en esta columna.

Ante esta situación, la presencia de mujeres provenientes del interior del estado era más extraña aún

, por el esfuerzo que requería el trasladarse a la capital del estado para ingresar a realizar estudios, sobre todo de corte profesional. Con todo, las mujeres potosinas de los diversos municipios del estado comenzaron a tener presencia en las aulas universitarias.

De las primeras mujeres en ingresar a la recién “creada” Universidad Autónoma de San Luis Potosí sería la matehualense Sara Cárdenas Orozco que en 1923 ingresaba a la preparatoria de la Universidad potosina a cursar el bachillerato en ciencias biológicas con la intención de poder ingresar en su oportunidad a estudiar medicina en la misma universidad. De esta manera Sara Cárdenas se convertiría en la primera matehualense en ingresar a la universidad.

Sara Cárdenas, se convertía además en la primera matehualense en cursar cursos superiores de física, matemáticas y biología y la primera en cursar materias experimentales de ciencias. De esta forma trabajaría en el histórico Gabinete de Física que tengo bajo mi resguardo y que forma parte del patrimonio cultural de la ciudad de San Luis Potosí.

Sus estudios preparatorios los realizaría de 1923 a 1926. Por entonces se cursaban en la preparatoria materias de aritmética y algebra, geometría plana, trigonometría rectilínea, física teórica, física experimental, cosmografía, nociones de mecánica, química general, química orgánica, nociones de mineralogía, geografía general, nociones de geología, botánica, histología, zoología, nociones de anatomía, fisiología humana, lógica, psicología moral, histología general, raíces griegas y latinas, dibujo, inglés , francés, literatura general y lengua castellana.

Los cuales aprobaría a satisfacción Sara Cárdenas. En 1926 ingresaba a estudiar medicina y cursaría hasta el quinto año de la carrera en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, para trasladarse a la ciudad de México y proseguir en la Escuela Nacional de Medicina la carrera de medicina en 1930. Realizó sus prácticas hospitalarias en el Hospital Civil “Dr. Miguel Otero” de San Luis Potosí y el internado en el Hospital General de la Ciudad de México, siendo ya estudiante de la Escuela Nacional de Medicina.

Sara Cárdenas Orozco nació en Matehuala, San Luis Potosí el 24 de octubre de 1903, sus padres eran comerciantes en Matehuala, y al parecer cambiarían su estancia a San Luis Potosí, con el fin de que sus hijos pudieran continuar estudios y posteriormente a la Ciudad de México.

Como muchas de sus compañeras médicas, perteneció a la Asociación de Médicas Mexicanas, asociación que fue impulsada por médicas potosinas.

Sara Cárdenas Orozco cursó y aprobó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y en la Escuela Nacional de Medicina las materias que cubrían íntegramente la carrera de médico cirujano, convirtiéndose, con toda seguridad, en la primera médica matehualense.

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Opinión