agosto 3, 2025

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#4 Tiempos

La penúltima tentación de Cristo | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

De las tentaciones sufridas por Cristo en el desierto, la segunda me parece la más insidiosa de las tres por ser al mismo tiempo la más sutil, la más terriblemente espiritual, por decirlo así.

La primera de ellas («Si eres el Hijo de Dios, haz que estas piedras se conviertan en panes») es demasiado grosera, y la tercera («Todo esto te daré si, postrándote delante de mí, me adoras»), demasiado vulgar. ¿Cómo el que hace crecer el trigo en los campos no va a poder convertir en pan las piedras? ¿Cómo el que hizo la tierra no va a ser ya por eso mismo el dueño y Señor de ella? ¡Ah, pero la segunda tentación, la que San Mateo pone en medio de las dos, esa sí que es diferente!

«Entonces el diablo lo llevó a la parte más alta del Templo, y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, pues está escrito: A sus ángeles enviará para que tu pie no tropiece en piedra alguna”» (Mateo 4,5-6).

¿A qué equivale esto? «Si eres el Hijo de Dios, arrójate, lánzate por los aires, que no va a pasarte nada. ¿Qué te puede pasar a ti si de veras eres el amado del Altísimo? A los que Dios ama no les pasa nunca nada. ¡Anda, tírate!

¡Di al mundo quién eres! Y Dios demostrará que te ama enviando a sus ángeles sobre ti para que la roca no hiera tus huesos. En el momento de caer, el duro piso de convertirá para ti en mullido colchón de plumas. A otros no les digo que lo hagan: seguro que ellos sí revientan. Pero tú, no. A ti no puede pasarte nada. A ti no te pasaría nunca nada de esto».

Es la tentación del orgullo, de la vanidad espiritual, a la que Jesucristo, por supuesto, no sucumbió: «Aléjate de mí, Satanás, porque también está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”» (Mateo 4,7).

Cuando algunos meses o años después Jesús anuncia a sus discípulos que será puesto en manos de los judíos y que éstos lo humillarán y lo crucificarán, Pedro trata de consolarlo diciéndole: «¡No lo quiera Dios, Señor!

¡De ninguna manera! ¡Esto no puede sucederte a ti!» (Mateo 16, 22). Pero a Jesús esas palabras le resultan demasiado conocidas –recuerda perfectamente dónde las escuchó, en qué circunstancias-, y, poniéndose a la defensiva, responde a Pedro con estas palabras que a menudo nos parecen duras: «¡Aléjate de mí, Satanás!».

Cuando era yo muy joven, siempre que leía este pasaje, me parecía que el Señor era demasiado severo con aquel discípulo impulsivo. ¿Qué había de malo en decirle a Jesús que eso no podía sucederle? ¿No es acaso saludable decirle a alguien que está a punto de marcharse que todo le irá bien en ese país extranjero al que se va, y que no va a pasarle nada malo? ¡Si se trata sólo de un deseo!

No obstante, aquel reproche de Jesús me parece ahora más que justificado, pues, si se las observa bien, son las mismas palabras que pronunció el demonio en el desierto: «¡Esto no puede sucederte a ti!».

Es una tentación terrible, pues lleva a hacer leer el sufrimiento en clave de lejanía de Dios y, en último instancia, de desamor. Quiere el demonio que Cristo, en la cruz, blasfeme contra el Padre y se aleje afectivamente de Él; quiere que le pregunte en su agonía: «¿Es que no me amas? ¿Por qué, entonces, permites que me suceda esto? ¿Es que me has rechazado y por eso me abandonas?».

¡Qué tentación más insidiosa! Pues bien, también a nosotros nos tienta el demonio cuando nos dice: «Si de veras eres hijo de Dios, esto no puede sucederte a ti».

¿Por qué se accidentó tu hijo, ese niño de veinte años por quien, de haber podido, habrías dado incluso la vida, o cien vidas si las tuvieras? ¿Por qué nació tu hija, como se dice hoy, con capacidades diferentes, cuando tú te hubieras conformado con las mismas capacidades de todo el mundo? ¿Por qué ser diferente cuando se podría ser igual? Si en realidad Dios te amara, si te amara de veras, como dices, esto no te hubiera sucedido a ti».

»Eres sacerdote: tu vida es útil y hasta necesaria. Sí, por supuesto, hay quien no te quiere, y hasta quien te hace caricaturas en los periódicos. Pero, ¿y qué? A pesar de todo, te necesitan. ¿Y cómo es que te han diagnosticado esta enfermedad que poco a poco irá quitándote el movimiento? ¿Por qué Dios no se la envió a aquel amargado, tu vecino, que en lo único que piensa es en morirse? ¡En una ocasión, hasta intentó ya suicidarse! Pues bien, el que se morirá, y pronto, serás tú, mientras que él seguirá quejándose cuando ya no estés aquí para escucharlo».

»¿Por qué te dejó tu marido para irse con otra? ¿Por qué este cáncer precisamente a ti, que eres más bueno que el pan? ¡Esto no podía, no debía sucederte a ti! ¿Por qué se incendió tu casa y no en cambio la casa de a lado, que es una casa de malísima reputación, en la que entran y de la que salen grandes camionetas negras con vidrios plarizados? ¡Esa casa es la que debió incendiarse y no la tuya! ¿Y por qué te quitaron el trabajo para dárselo a ese patán que no lleva una vida nada ejemplar y que hasta tiene dos mujeres? ¿Será para que le alcance el dinero y pueda darse así ese pequeño lujo? A ti, en cambio, que no te pierdes la misa de los domingos, mira cómo te va. ¿De veras serás el amado del Señor, como dices a tus hijos? A juzgar por lo que te sucede, quizá no lo seas tanto, después de todo. Confiésalo: Dios prefiere a los otros, mientras que tú, en cambio, le desagradas».

»Toda tu vida te has esforzado en ser bueno, sirviendo a tu prójimo con cordialidad y abnegación. ¿Cómo es que ahora el médico te ha salido con que estás grave, y muy grave: con un pie en el sepulcro casi?».

Antes estas palabras del demonio, el corazón se rebela y dice: «Es verdad, Dios no me ama. Si me amara, habría enviado a sus ángeles para…».

Y el mal estará hecho, porque entonces nos habremos alejado afectiva y espiritualmente del único que podría sostenernos en semejante tribulación: nos habremos apartado de Dios, que era –precisamente- lo que quería el enemigo. Lo que quería en aquel desierto palestimo y lo que quiere hoy en el desierto de mi ciudad…

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#4 Tiempos

El Porvenir de Gerli y la eterna lucha barrial | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

Aquella noche en el barrio de Gerli, en la provincia de Lanús en Buenos Aires, el aire parecía teñido de historia: me acerqué al portón del Club Atlético El Porvenir, en Blanco Encalada 400, rodeado de otras instituciones barriales que comparten el paisaje. Entrar al predio es respirar un siglo de pasión llevada por vecinos, familias y generaciones.

Me recibió el viejo estadio Gildo Francisco Ghersinich cuyo césped guarda las huellas de aquellos fundadores anarquistas de 1915 con sus tablones, su cemento y esa capacidad para aliviar el alma de casi 14,000 simpatizantes. Imaginar su fundación y primeros ascensos, las historias de lucha para conseguir una cancha propia y su gloria en la B intermedia y profesional es entender por qué El Porvenir no es solo un club: es un refugio.

Me tocó conocer a Fede, hincha de toda la vida que cuenta cómo resistieron desde el ascenso hasta el triunfo en la Primera D en mayo de 2023, pasando por aquella legendaria victoria en Copa Argentina frente a Lanús, un símbolo del ascenso que sueña con ser grande de nuevo. Esta es la magia del fútbol íntimo, el fútbol romántico de los clubes de barrio: esfuerzo colectivo, identidad barrial y orgullo poblado de relato y sudor.

Pero la visita también mostró grietas profundas: la dirigencia que encabeza Enrique Merelas (presidente por más de cuatro décadas) no esquiva el conflicto. El Porvenir enfrenta una crisis institucional que pone en riesgo todo ese legado comunitario. En febrero de 2025, la AFA suspendió la afiliación del club tras una denuncia presentada por el intendente Julián Álvarez ante Personas Jurídicas, acusando al municipio de intentar intervenir en la entidad. La intención habría sido deslindar el control sobre El Porvenir, excluyéndolo de todos los subsidios y dejando al Porve a su suerte.

La respuesta del club no fue tímida: se presentó una denuncia penal contra Álvarez por abuso de autoridad, discriminación, violencia institucional y filtración de información confidencial, denunciando marginación y persecución institucional. Las pintadas amenazantes aparecidas en los alrededores del estadio contra Merelas intensificaron la tensión, y la dirigencia llamó a socios y vecinos a defender su autonomía.

Afortunadamente, en marzo la AFA levantó la desafiliación preventiva: El Porvenir pudo volver a competir en la Primera C, debutando oficialmente el 18 de marzo ante Club Mercedes, tras semanas de incertidumbre. Pero aún pesa sobre el club un futuro incierto y una dirigencia cuestionada por aquellos que entienden que 44 años al frente de una institución no pueden justificarse con tradición si dejan estancamiento y despoblación de sueños.

En mi paso por la sede sentí esa contradicción: el club late con fuerza colectiva, con un barrio que lo respeta y lo habita, mientras que en los despachos internos se libra una batalla política que podría definir si El Porvenir se preserva como corazón barrial o se apaga por políticas ajenas.

Este club resume lo mejor y lo más complicado del fútbol argentino: su capacidad de emocionar desde lo modesto y lo comunitario, sin más hierro que la camiseta blanca y negra heredada del Sunderland argentino, y sin más ambición que resistir como espacio de encuentro. Pero también muestra cómo la política pretende apoderarse del alma de los clubes y puede quebrar ese romance que lo hace único.

Mi visita a Gerli me dejó el eco de cantos que nacen en gradas humildes y el pulso firme de gente que no se rinde. Ojalá los clubes de barrio, como El Porvenir, sigan siendo faros de pasión y memoria, y ojalá sus dirigentes internos y externos entiendan que la máxima autoridad no es el poder político, sino el cariño del socio y la voz del barrio.

Ojalá un día en México, entendiéramos un poco del fútbol de barrio.

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Medio siglo del FIS-MAT, en honor a Mat. Silvia Sermeño | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

En 1975 se realizó el primer Concurso Estatal de Física y Matemáticas para Escuelas Secundarias del Estado de San Luis Potosí, que ahora se conoce como Fis-Mat, el Concurso Regional Pauling de Física y Matemáticas que llega a estar conformado hasta por veintitrés concursos en las áreas de física, matemáticas, biología, química, astronomía, nanotecnología, ciencias naturales, ciencias del espacio, filosofía, donde participan estudiantes de primaria, secundaria y preparatoria. El Fis-Mat es el segundo concurso más antiguo del país y ha sido de cierta forma el conformador de los diversos concursos en México en las áreas en las que se enfoca, tales como las olimpiadas de física, matemáticas, química, etc.

El Fis-Mat es el único concurso de este tipo en el país y ha fincado toda una tradición. Con lo cual la edición 2025 del concurso marca cincuenta años de historia de uno de los concursos más importantes del país. Cada año el Fis-Mat es dedicado a un personaje relacionado con las áreas del conocimiento que abarca que haya destacado y contribuido al desarrollo de las mismas. Este año el concurso ha sido dedicado como un homenaje a la matemática Silvia Sermeño Lima por su papel desarrollado a lo largo de treinta años al desarrollo y enseñanza de las matemáticas en la Facultad de Ciencias de la UASLP, por lo que el Fis-Mat se ha denominado XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas “Silvia Elvira Sermeño Lima”.

El Fis-Mat nació como una iniciativa para alentar el estudio de disciplinas científicas en los jóvenes mexicanos con énfasis en los potosinos, apoyando su formación con actividades extraescolares y despertando vocaciones. Fue una iniciativa de los estudiantes de la antigua Escuela de Física y del dos veces galardonado con el Premio Nobel, el Dr. Linus Pauling, por lo que ahora asume su apellido y se dedicada a un personaje en especial como en esta ocasión es la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima.

Silvia Sermeño Lima estudió matemáticas en El Salvador su país natal y vino a México a continuar sus estudios y desarrollarse profesionalmente. En 1981 ingresó como profesora a la entonces Escuela de Física de la UASLP a colaborar en el desarrollo de la carrera de profesor de Matemáticas que acababa de iniciar actividades, así como encargarse de los cursos básicos formativos de las carreras de física y electrónica que existían en aquella época. Posteriormente se abrirían más opciones profesionales en el área de matemáticas y estaría participando en la formación de esas nuevas carreras de matemáticas.

Su labor en la ya Facultad de Ciencias fue intensa y estuvo a cargo de materias de matemáticas y formando a los jóvenes interesados en esta disciplina, en especial a quienes deseaban dedicarse a la enseñanza de las matemáticas en los diversos niveles educativos.

Su profesionalismo y dedicación en la educación y formación de matemáticos en San Luis Potosí fue determinante para consolidar este proceso que en la actualidad sigue siendo formador de matemáticos por la Facultad de Ciencias de la UASLP a nivel licenciatura y de posgrado en las áreas de educación matemática y matemáticas aplicadas.

Como un reconocimiento a su labor en la Facultad de Ciencias desde 1981 hasta el año 2009, cuando se jubiló como profesora de matemáticas se le han dedicado los trabajos del XLVI Concurso Regional “Pauling” de Física y Matemáticas, asignándole su nombre en este marco conmemorativo de medio siglo de existencia de tan importante concurso, donde se han dado cita estudiantes del nivel básico de diversos estados del país y que ha sembrado toda una tradición en nuestro estado.

Felicidades a la Mat. Silvia Elvira Sermeño Lima, y al Fís-Mat.

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El poder y los tigres que llevamos dentro | Columna de León García Lam

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LA VOLUTA

Trump está en el aparador internacional acusado -otra vez- de un escándalo sexual. Quiero aprovechar ese caso -y otros- para comentar que, cuando alguien ostenta una dosis de poder, algo en su interior se desata. ¿Por qué ese descontrol adquiere casi siempre un tinte sexual? ¿Por qué políticos, sacerdotes y artistas son recurrentemente acusados de sexualidad desbordada? Y, sobre todo: ¿por qué deberíamos vigilar especialmente el comportamiento sexual de quienes ostentan cargos públicos?

Vayamos a las civilizaciones clásicas, aquellas que asociamos con bacanales y hieródulas. ¿No prueban esas civilizaciones que el desenfreno sexual es una constante de la naturaleza humana? En efecto, pero hay una diferencia clave: aquel desenfreno era ritualizado y regulado. Si nos parece escandaloso solo es porque lo juzgamos con nuestra moral. El verdadero exceso ocurre cuando se transgreden las normas de la propia época: piense usted culta lectora de La Orquesta, en Calígula o Nerón, cuyas prácticas nefandas —que conocemos por Suetonio—escandalizaron incluso a sus contemporáneos.

Ante el riesgo del desenfreno, las primeras comunidades cristianas optaron por una solución radical: si el poder corrompe, mejor amputar la sexualidad de quienes lo ejercen. Así nació el celibato sacerdotal. Hoy sabemos que la estrategia clerical fracasó en incontables casos—como los “sobrinos” que eran hijos y las “amas de llaves” que eran concubinas—, pero reconozcamos que la intuición católica fue certera: lo reprimido se desata con el poder.

Freud nos ha gritado la respuesta que buscamos en su famoso libro El malestar de la cultura. La civilización exige reprimir nuestros deseos: trabajamos cuando queremos dormir, callamos cuando ansiamos gritar. Esas renuncias se acumulan en el inconsciente como energía latente. No hay ser humano—hombre o mujer— que escape a este control de la voluntad. Todos llevamos tigres agazapados en la psique

, esperando su momento de saltar, sacar las garras y desenfrenarse.

He aquí el problema: cuando alguien accede al poder —político, económico o social—, sus tigres hambrientos quedan en libertad. El brillo en los ojos del recién investido es la alegría de la fiera que siente la cercanía de sus presas. Trump es el ejemplo obvio, pero basta mirar alrededor para encontrar casos nacionales y locales —políticos, empresarios, artistas— que usaron su influencia para liberar demonios personales. Redes de niños y niñas, secretarias, alumnas, asistentes, clientas, chicos y chicas buscando fama y un largo etcétera.

¿Está mal ser un libertino? Me parece que no. Siempre y cuando los actos empleados no sean por medio del poder público o en contra de las leyes civiles.

Si exigimos declaraciones patrimoniales a los funcionarios, para garantizar que no se hinchen de dinero con el erario, quizá deberíamos pedir también “declaraciones mentales”. Porque todo poder libera a las bestias interiores.

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