septiembre 16, 2024

Conecta con nosotros

#4 Tiempos

Los siete sabios de Grecia | Columna de Víctor Meade C.

Publicado hace

el

SIGAMOS DERECHO.

 

Las calles se comienzan a limpiar de la propaganda política que contamina tanto al ambiente como a la vista; ya se desahogan las impugnaciones de aquellas candidaturas que no fueron favorecidas por el voto popular; y ya se reúnen las y los gobernadores electos con el Ejecutivo Federal. Sin embargo, la «fiesta de la democracia» aún no termina. Sigue, ahora, la consulta popular.

En agosto del año pasado, senadores de Morena solicitaron a las mesas directivas del Senado y de la Cámara de Diputados que se realizara una consulta popular para enjuiciar a los expresidentes que hayan cometido actos de corrupción. Así, la ley les requirió recabar alrededor de 1.8 millones de firmas para antes del 15 de septiembre. Un día antes del plazo, Mario Delgado informó que únicamente lograron la firma de alrededor de 300 mil ciudadanos. Entonces, el 15 de septiembre, López Obrador entregó al Senado la propuesta de consulta. Un día después, dicha propuesta fue enviada a la Suprema Corte para revisión, misma que fue turnada al ministro Luis María Aguilar Morales.

La propuesta de consulta realizada por López Obrador constaba de dos elementos: una exposición de motivos y una pregunta. La exposición de motivos, primero, no fue otra cosa más que un análisis simplista, frívolo y extremadamente predecible. De Salinas menciona las políticas neoliberales y privatizaciones; de Zedillo, el Fobaproa; de Fox, la intromisión en las elecciones; de Calderón, la guerra contra el narcotráfico; y de Peña, Odebrecht, Agronitrogenados y la reforma energética. Luego, se jacta de ser un auténtico promotor de la democracia participativa al mencionar las “consultas” realizadas para el NAIM o el Tren Maya, que, bien sabemos, políticamente fueron pura simulación; de su aspecto técnico, ni hablar.

Por tanto, la pregunta propuesta fue: “¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen, y en su caso sancionen, la presunta comisión de delitos por parte de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto antes, durante y después de sus respectivas gestiones?” De aprobarse, dice la exposición de motivos, las instituciones responsables (deliberadamente ambiguo) tendrán un enorme respaldo para realizar esa tarea con absoluta libertad. De no aprobarse, “nadie podrá acusarlas de encubrir o solapar conductas ilegales”, lo que sea que eso signifique. López Obrador anticipó que su voto será por el «no». ¿Por qué?

Más allá de todos los despropósitos enunciados en la exposición de motivos, esto último —considero— es particularmente desconcertante. Si se aprobase esa consulta, en términos prácticos se le estarían dando una ronda de aplausos y de buenos deseos a la Fiscalía General de la República, comandada por el obstinado Gertz Manero. De no aprobarse, no se le podría reclamar nada a nadie, si es que entendí correctamente lo planteado en la exposición de motivos. Vale la pena realizar un breve ejercicio mental y pensar: ¿el caso Lozoya sería distinto hoy si se hubiese consultado su investigación y posterior sanción? La consulta planteada en los términos del presidente es meramente electorera. Sólo resta apuntar lo que en una entrevista señaló Juan Velázquez, abogado famoso por defender exitosamente a los políticos más controversiales: las investigaciones iniciadas con motivos políticos nunca llegan a buen puerto.

El proyecto presentado por el ministro Luis María Aguilar propuso la inconstitucionalidad de la consulta por cinco motivos. El primero de ellos es el más obvio: no le corresponde a la ciudadanía decidir si las autoridades deben o pueden proteger los derechos humanos, pues hacerlo es una obligación constitucional. El segundo argumento, considero, es el más sólido: someter a votación la posibilidad de restringir los derechos fundamentales de las víctimas de actos de corrupción cometidos por expresidentes no solo afectaría a las partes del proceso judicial sino a la sociedad en general. El resto de los argumentos versan sobre presunción de inocencia, garantías de protección a los derechos humanos y falta de justificación de por qué debe someterse a consulta una eventual sanción penal a determinadas personas. Resume todo lo anterior el ministro Aguilar diciendo que la propuesta del Ejecutivo es “un concierto de inconstitucionalidades”, lo cual suscribo enteramente.

La gran expectativa que en su momento generó el asunto estuvo bien atendida por el proyecto de Aguilar. Tuvo la gran bondad de ser muy claro, con figuras retóricas interesantes y de ser ampliamente difundido. La sesión de Pleno en que se discutió el proyecto figuró por las gigantes intervenciones del voto de minoría, que defendieron con maestría el mandato constitucional y los derechos de las víctimas. El voto de mayoría, disperso y flojo en su argumentación hizo lo que quiso con la exposición de motivos de López Obrador y le dio una interpretación francamente deficiente. Bajo el argumento de una supuesta maximización del derecho de la ciudadanía a participar en los mecanismos de democracia directa, el voto de mayoría no fue capaz de generar un criterio claro que funja como una directriz para las consultas venideras. El voto de mayoría sucumbió ante las presiones politiqueras del Ejecutivo.

Al final, la pregunta inicial de la consulta fue modificada a “¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?” Según la Corte, esta pregunta no es tendenciosa ni tiene juicios de valor, utiliza lenguaje sencillo, comprensible y permite una respuesta categórica en sentido negativo. Juzgue usted mismo si es así. La nueva pregunta es diametralmente distinta a la original y es particularmente ambigua. ¿Cuáles son los años pasados? ¿A qué actores políticos del pasado se refiere?

El derecho debe tener la principal función de pacificar los conflictos que se suscitan al interior de la comunidad política y desahogarlos mediante el cauce institucional previsto en la ley. El proyecto de Aguilar, aunque perfectible, sí cumplía con una función pacificadora, pues expresaba claramente la inconstitucionalidad de la consulta y le subía el estándar al presidente para que en el futuro se tomara con mayor seriedad la formulación de la exposición de motivos y de la pregunta. Lo acordado en la sesión de Pleno, en contraste, no pacifica nada. México será el mismo país después de que se realice la consulta, aunque la ciudadanía ya habrá pagado el costo (500 mdp) y el desgaste democrático. A su vez, hay que apuntar que lo decidido por la Corte le dio manga ancha al presidente para —hasta ahora, sugerir— someter a consulta temas sensibles como la despenalización del aborto.

Nadie podría oponerse a que se investiguen a fondo a las aberrantes figuras políticas del pasado y a las que siguen en el presente. Sin embargo, legitimar este tipo de ejercicios —que aparentan ser democráticos— es un despropósito frívolo y costoso, por decir lo menos. Quien tenga pruebas, que las presente y que la Fiscalía actúe a la altura, aunque, por la experiencia que demuestran los casos de Lozoya, Salvador Cienfuegos, Rosario Robles y otros, ese panorama se vislumbra complicado.

El 1 de agosto se realizará la consulta y, al menos yo, no saldré a votar en esa simulación por respeto a las víctimas de los actos de corrupción y malos gobiernos. Hacerlo significaría poner en manos de la población su derecho de acceso a la justicia. Se habla de que, si el resultado de la consulta fuera en sentido afirmativo, se instaurarán comisiones de la verdad. Aunque así fuera, reitero, la pregunta presentada por la Corte no ofrece ninguna directriz en cuanto al curso de acción.

La propaganda oficialista ya comienza a publicitar engañosamente que la consulta trata sobre expresidentes, juicios y actores del pasado. Lo anterior me remite al tan necesario Jorge Ibargüengoitia, quien en su novela Estas ruinas que ves, describe a los «Siete sabios de Grecia», que ni eran siete, ni eran sabios, ni eran de Grecia; eran seis cuevanenses —como se le llama a la gente de Cuévano, ciudad ficticia donde tiene lugar la novela— que dominaban la universidad de la localidad. En el caso que nos ocupa, nos encontramos ante una consulta que ni es sobre juicios, ni es sobre expresidentes, ni será de actores políticos del pasado.

También lee: El desprecio a la Suprema Corte | Columna de Víctor Meade C.

#4 Tiempos

El diputado 28 no tiene curul, pero le pusieron sillita | Crónica de Jorge Saldaña

Publicado hace

el

CRÓNICA

 

Son casi las doce y media del sábado 14 de septiembre cuando por primera vez en su historia, la legislatura potosina tomó protesta, gracias a una controversia administrativa, a 28 diputados, 27 sentados en curul y uno en sillita.

Eran poco antes de las 10 de la mañana cuando la solemnidad de la sesión convocada empezó a diluirse.

El saliententrante legislador Rubén Guajardo, tuvo que empujar literalmente al interior a su compañero de partido, Marcelino Rivera Hernández, al que los guardianes externos le querían impedir su ingreso.

Por fin se sentó el de San Martín Chalchicuautla en una curul de la que previamente se había retirado la placa con su nombre, igual que desaparecieron sus generales durante el desarrollo de la sesión.

Tanto la mesa directiva saliente como la entrante, intentaron ignorar la presencia de un personaje extra. Era como ver un partido de futbol con 12 integrantes sin que el árbitro sacara tarjeta de amonestación.

El cuchicheo al respecto subía desde los asientos de los legisladores, las dos filas de invitados especiales, el pasillo de los aventones reporteriles y anexos, y el graderío del recinto.

Durante la toma de protesta de los entrantes no faltaron los tropiezos de lectura por parte de Roberto Ulises Mendoza en ese momento todavía presidente de la mesa directiva saliente pero aún así todos tomaron protesta todos, los 28, todos.

Fueron 28 brazos derechos los que se levantaron y se consumó oficialmente el cambio de legislatura, y extra oficialmente una irregularidad administrativa que, de prosperar -dijo en entrevista la senadora y presidenta del comité blanquiazul, Verónica Rodríguez, podría tumbar toda la sesión y todo lo solemne de la misma.

El orden del día avanza. Es momento de que se lea, otra vez con errores, los memorándum en que cada fracción parlamentaria define al o la líder de su bancada.

El PRI escoge a Sara Rocha, Morena a Cuauhtli Badillo, el Verde a Héctor Serrano, Marco Gama se propone a sí mismo y será líder de sí mismo por Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza hace lo propio.

En la lectura se vuelve a omitir a Rivera Hernández que de pronto se para de su curul para que sea contado, el presidente de la mesa saliente le recrimina y le suelta: “Usted solo es un ciudadano”, Ruben Guajardo sale al quite y le revira al de la mala lectura : “Usted no es autoridad jurisdiccional”. El ambiente se tensa y a algunos hasta toma desapercibidos.

“Es que allá está Enrique” “¿Entonces quién es el diputado?” ¿Entonces para qué lo invitan? son algunas de las preguntas que se escuchaban al vuelo.

En efecto, Enrique Ortiz está y estuvo, sin curul ni anuncio ni placa con su nombre, pero con protesta y reconocimiento del pleno.

Fue entonces que le arrimaron una sillita, una de esas sencillas tipo secretarial que acomodaron a un lado de los lugares asignados a la bancada verde.

Transcurre el orden del día y es tiempo de que, para integrar la nueva directiva, tanto los neodiputados como los saliente entrantes reciban su cédula, un instrumento en papel que hace de boleta de votación y que circula a través de asistentes legislativas que lo entregan a cada diputado.

Faltó una.

El qué está sentado en la curul sin placa pero con protesta encima, arrebata una de las papeletas y vota. El se hace legislador pero la mesa lo desconoce y por lo tanto, y en disimulo se cancela la votación, se recogen las cédulas y se sellan en un rinconcito del recinto. No valió la primera votación y se extiende el programa.

En los recesos entre procedimiento y otro, en las dos filas de invitados especiales se hacen relaciones públicas y guiños políticos.

El alcalde de la capital Enrique Galindo bromea y se toma fotografías con la dirigente de Morena, Rita Ozalia Rodríguez, quien chancea con los reporteros “Ya lo vemos muy Morena”. Galindo aguanta la broma resuelto, se fotografía y se abraza con la dirigente de los guindas que entusiasta saluda, abraza, escucha y anima a su nueva bancada.

También en la fila de los “verymportants” está la Fiscal, Manuela García Cázares, y por breves instantes hasta el ex candidato presidencial Jorge Álvarez Máynez junto a su amigo y diputado federal Juan Zavala que vinieron, entre otras cosas, a apoyar a su candidato Marco Gama.

La ya no tan solemne sesión, el partido con más jugadores en la cancha prosigue, se nombra comisión de cortesía y se reciben a los invitados especiales.

Llegó el gobernador Ricardo Gallardo, y su esposa, la senadora Ruth González, el secretario general, Guadalupe Torres Sánchez, el diputado federal, Ricardo Gallardo Juárez junto a su compañero en San Lázaro, José Luis Fernández.

La repartición de abrazos, fotos y saludos no se hace esperar, el recorrido en herradura del jefe del ejecutivo y su señora esposa relaja solo por un momento la sesión y se aprovecha para re acomodos geográficos, Galindo saluda al resto de los invitados y a los nuevos diputados de todas las fracciones y regresa ahora a sentarse ya no con el color guinda sino a un lado de la presidenta del blanquiazul que lucía un vestido de la misma combinación que el logotipo de su partido.

De negro pero junto a los verdes, Enrique Ortiz esperó el abrazo del primer mandatario, lo mismo que el de San Martín pero del otro lado del recinto.

El discurso del gobernador llamó al respeto y al trabajo por las familias de las cuatro regiones sin importar colores partidistas y agradeció a la legislatura saliente por apoyar algunas de las iniciativas por el ejecutivo y también -dijo- por “mantenerse alejada de escándalos”.

Se retiraron los invitados, nadie supo ni a qué hora partió Máynez y algunos tiempos de receso se aprovechaban por los invitados de las gradas para vitorear a los diputados de Nueva Alianza y de Morena.

Luego de la segunda votación, con 23 votos a favor, 3 nulos y una abstención (ya no hubo cédula para el diputado 28) se nombró a la nueva mesa directiva en la que quedó al frente Cuauhtli Badillo por Morena por un periodo de un año y medio, como secretarias fungirán Frinné Azuara del PRI y Jacquelinn Jáuregui del Partido Verde.

Antes de bajarse la directiva saliente se hizo una precisión a modo de advertencia en la que se dejó claro que, para el pleno, el diputado era Ortiz, el de negro, y no Rivera Hérnandez.

Se especuló a momentos si se utilizaría la fuerza para sacarlo del recinto, asunto que finalmente no ocurrió. Ortiz permaneció en su sillita.

Todos de pie y se cantó el Himno Nacional, la sesión con la solemnidad disminuida por la controversia llegaba a su fin.

Salieron los que aprobaron la Guardia Civil Estatal, y crearon un nuevo municipio. Los mismos que dejaron en el tintero la discusión sobre el aborto y la autonomía financiera para la Universidad.

Entraron 28 en una sesión que se puede venir abajo luego de que se dirima la validez de una postura u otra, la primera avalada por el CEEPAC que reconoce a Marcelino Rivera, así como un mandato judicial de la sala de Monterrey que portaba como bandera la fracción panista, y la segunda, que tomó como válida una inhabilitación por parte del Instituto de Fiscalización del estado que deja fuera al de San Martín.

Para hoy domingo nuevamente están convocados a sesión ordinaria los 27. Siempre habrá una sillita arrimada si es que llegan 28.

También lee: El juego 2027: Ruth, Rita, Rosa,Enrique, Lupe y Juan Carlos | Apuntes de Jorge Saldaña

Continuar leyendo

#4 Tiempos

El Corazón de Tigres UANL | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Publicado hace

el

TESTEANDO

 

El Estadio Universitario, conocido como “El Volcán”, es más que un simple recinto deportivo; es un símbolo de identidad y pasión para los aficionados del Club Tigres. Ubicado en el campus de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en San Nicolás de los Garza, este estadio ha sido testigo de la evolución del fútbol en México desde su inauguración el 30 de mayo de 1967.

Con una capacidad para 42,500 espectadores, el Estadio Universitario es uno de los estadios más emblemáticos de México. Su diseño arquitectónico, que evoca la forma de un volcán, contribuye a la atmósfera única que se vive durante los partidos. Los aficionados pueden disfrutar de una experiencia inigualable que incluyen 220 palcos y 10 suites de lujo, así como a la pantalla más grande de Latinoamérica, que permite a los espectadores seguir la acción de cerca.

Desde su apertura, el Estadio Universitario ha sido el escenario de numerosos eventos memorables. Ha albergado partidos de la Copa Mundial de la FIFA 1986, donde se jugaron varios encuentros importantes, así como la Copa Mundial Sub-17 en 2011. Estos eventos no solo han puesto al estadio en el mapa internacional, sino que también han contribuido a su reputación como uno de los mejores lugares para disfrutar del fútbol.

Uno de los momentos más icónicos en la historia del estadio fue el nacimiento de “La Ola” en un partido amistoso entre México y Argentina en 1984. Este fenómeno se ha convertido en un elemento esencial de la cultura del fútbol mexicano y es un testimonio del entusiasmo de los aficionados de Tigres.

A pesar de los planes anunciados en 2022 para la construcción de un nuevo estadio, que prometía ser aún más moderno y funcional, el proyecto ha enfrentado una serie de complicaciones legales y de financiamiento. Esto ha generado incertidumbre sobre su realización, lo que significa que, por el momento, el Estadio Universitario seguirá siendo el hogar indiscutible de Tigres UANL.

Ahora bien, lo que nos interesa, el próximo partido de Tigres en su estadio, será el esta noche frente a San Luis. Tigres UANL actualmente ocupa la segunda posición en la tabla de la Liga MX, mientras que Atlético de San Luis se encuentra en el séptimo lugar, aunque con un partido más que muchos de sus rivales. Este encuentro es crucial para Tigres, que busca consolidar su posición en la parte alta de la tabla y continuar su lucha por el título, algo que le debe a su afición, tomando en cuenta la nómina y el poderío de los del norte.

En sus últimos enfrentamientos en San Nicolas, Tigres no ha podido derrotar a San Luis, siendo dos empates la marca desde enero de 2023. Sin embargo, en el torneo anterior, Tigres ganó 2-1 en un partido disputado el 24 de enero de 2024 en el Alfonso Lastras.

Hoy San Luis regresa al corazón de la nación Tigres, hoy San Luis vuelve al Estadio Universitario, ese que no es solo un lugar donde se juegan partidos de fútbol; ese que es un espacio que ha forjado la historia del deporte en Nuevo León y en México. Con una rica historia, su arquitectura impresionante a pesar de lo viejo y su ambiente vibrante, “El Volcán” sigue siendo un pilar fundamental en la cultura futbolística del país y un lugar donde los sueños de los aficionados y jugadores se hacen realidad, hasta hoy, el corazón de Tigres ese que pesa y es (a veces) inquebrantable!

También lee: Se asoma la fecha FIFA | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

Continuar leyendo

#4 Tiempos

Oralia Domínguez, la diva potosina | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Publicado hace

el

EL CRONOPIO

 

San Luis Potosí ha tenido dos grandes cantantes del bel canto en la primera parte del siglo XX, Ernestina Perea, de quien ya hemos tratado en esta columna y, Oralia Domínguez una de las voces más relevantes de la ópera durante el siglo XX. Su voz privilegiada la convirtió en una de las estrellas mundiales en el mundo de la ópera, actuando en los más importantes escenarios mundiales, destacando al lado de la gran María Callas en la ópera Aida.

Con tesitura de mezzosoprano Oralia Domínguez debutó en el Palacio de Bellas Artes en 1945 en la obra Manon Lescaut de Giacomo Puccini, después de haber estudiado canto en el Conservatorio Nacional de Música de Bellas Artes. Para 1953 debutaba en la Scala de Milán, el escenario de ópera más importante del mundo en el papel de la Princesa de Bouillon, en Adriana Lecouvreur, de Francesco Cilea, sala en la que sólo dos mexicanas han participado, Oralia Domínguez y cincuenta años después María Alejandres en la ópera Romeo y Julieta.

Recorrió los más importantes teatros del mundo durante veinticinco años, entre los que se encuentran, además de la Escala de Milán de mucha significación para ella, Covent Garden de Londres, en el Festival de Glyndebourne y el Teatro Colón de Buenos Aires, además, perteneció al elenco estable de Glyndebourne y de la Opera del Rin en Düsseldorf, en el Teatro San Carlo de Nápoles, entre otros. Actuó bajo la batuta de los más importantes directores, entre ellos, Herbert von Karajan, Lorin Maazel y Leonard Bernstein, en 1954 debutó en el Teatro San Carlo de Nápoles bajo Tulio Serafín. En Bruselas fue dirigida por Igor Markevitch, en París la batuta fue de Ataulfo Argenta, en Viena trabajó con Paul Kletzki y Herbert Von Karajan, con célebres conciertos con las mejores orquestas del mundo.

En sus inicios pisó los escenarios mexicanos donde se presentaban obras operísticas, con la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por Carlos Chávez que la distinguió para intervenir con La Demoiselle élue de Debussy, y en obras del propio director, en conciertos realizados en la segunda parte de la década de los cuarenta; a inicios de los cincuenta Oralia Domínguez comienza su recorrido por los escenarios mundiales y se convierte en la cantante mexicana más importante de nuestro tiempo.

Oralia Domínguez fincaría su residencia en Milán donde vivió hasta su muerte, y regresaría al país a participar en conciertos que, igual se convirtieron en célebres, pues representó su despedida de los escenarios mexicanos y mundiales. Así en 1982 se presentaba en el palacio de Bellas Artes, lugar donde debutará, ahora para despedirse en tan emblemático lugar para los mexicanos.

En el año de 1980, también pisaría para despedirse en su lugar de nacimiento en el majestuoso Teatro de la Paz, en el Festival Primavera Potosina, donde cantó como último número la canción de Manuel M. Ponce “que lejos ando” que rememora la tierra potosina, así entonaba esos versos con que cierra la canción: “…pues soy de muy lejos tierra, soy de San Luis Potosí”, emocionando al público potosino que la aclamó al final de la canción de despedida.

Oralia Domínguez nació en San Luis Potosí el 25 de octubre de 1925 y falleció en Milán, Italia el 25 de noviembre de 2013. A pesar de haber puesto en alto el nombre de México y de San Luis Potosí a través de su arte vocal, sus obras son poco difundidas y por lo mismo poco escuchadas, estando en general ausente en la programación de radiodifusoras con tendencia cultural como radio universidad. Su voz merece ser escuchada por los potosinos por lo que conminamos a que se acerquen a sus obras que están dispuestas en internet.

También lee: Angela Martínez en el festival de la niñez a Julián Carrillo | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

Continuar leyendo

Opinión