abril 26, 2024

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#4 Tiempos

Vivir la vida | Columna de Juan Jesús Priego

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LETRAS minúsculas

 

Los días más cansados y más tediosos son sin duda aquellos en los que no pudimos realizar nada de lo que el corazón nos pedía.

Estos días los vivimos con la sensación amarga de haber, literalmente, perdido el tiempo. Hemos hecho en ellos cuanto los demás esperaban que hiciéramos y, sí, anduvimos de aquí para allá durante horas y horas, aunque nada de lo que hicimos nos alimentó. Se nos pidió, por ejemplo, que llenáramos esta ficha, y la llenamos; que escribiéramos este comunicado urgente, y lo escribimos; que fuéramos a recoger al aeropuerto al señor X o al señor Y, y fuimos allá con prontitud, pero –todo hay que decirlo- sin interés y sin alegría.

¡Cómo es general, sobre todo hoy, el sentimiento de ser vividos más que de vivir! Y de cuanto hemos realizado con tanta pena, ¿qué quedará?, ¿qué era realmente esencial? Nos sentimos reemplazables, sustituibles, desechables. 

Llega la noche. Los otros, los que nos pidieron que hiciéramos esto y lo de más allá, están ahora en sus casas quitadísimos de la pena viendo la televisión, mientras que nosotros, por el contrario, hemos de irnos a la cama con el sentimiento de haber echado por la borda un día más. ¡Como si nos sobraran! ¡Cómo si tuviéramos días para echar a la basura! ¡Como si fuéramos inmortales y pudiéramos permitirnos semejante lujo! «¿Hasta cuándo será así?», nos preguntamos llenos de nostalgia. «¿Tendrá que ser así por siempre?». La idea de que el día de mañana nos espera una insulsa ración de lo mismo acaba por producirnos alarmantes opresiones en el pecho.

¿Cómo hacer para que nuestros días sean nuestros verdaderamente y no del primero que quiera apropiarse de ellos? ¿Cómo afirmar, pese a los deberes cotidianos –que no son pocos-, nuestra obligación de vivir?  Propongo al lector cuatro sencillas actividades que, si son realizadas cotidianamente y con toda el alma, podrían devolver a nuestros corazones el gozo perdido.

  1. Orar. Es decir, poner en las manos de Dios las dificultades de la vida. Cuando el día comienza con una plegaria, aunque ésta sea breve e informal, el deber de vivir ya no nos parece tan pesado. El tiempo pierde entonces su carácter destructor y durante toda la jornada nos sentimos como protegidos. Cuando la jornada entera ha sido puesta bajo la mirada divina, los acontecimientos que se suceden en ella ya no nos parecerán tan dramáticos. El salmista, unos mil años antes de Cristo, rezaba así: «Cuídame como a las niñas de tus ojos»; o bien: «Yo me escondo a la sobra de tus alas mientras pasa la calamidad». Una oración breve como ésta, pero dicha con sinceridad, tiene un gran poder para re-encantar la mirada, el corazón y la vida. «El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación».
  2. Leer. No importa a qué hora se practique esta actividad, sino sólo que haya siempre en el día un tiempo, aunque sea corto, par a la lectura. Sí, pero ¿qué leer? Puede ser la Biblia, abriéndola según un orden preestablecido, o incluso al azar: de este modo solía leerla San Francisco de Asís, y consta por sus biógrafos que siempre encontró en ella inspiración y alegría. Pero puede ser también un poemario de nuestro autor preferido, o el capítulo de una novela que nos interese particularmente a causa de su trama o de su profundidad. Esto es de suma importancia: nuestra lectura cotidiana debe hacerse siempre a partir de obras que nos nutran y no de libros impuestos por la publicidad, por la moda o por el morbo.
    Hay quienes sólo leen libros sobre líderes sindicales, expresidentes y escándalos políticos. ¡Mala cosa! No se trata de saturarse de malos ejemplos, sino ante todo de alimentarse. Hay también quienes, aunque ya hayan dejado de gustar el libro que están leyendo, prosiguen su lectura con tal de demostrarse a sí mismo que pueden acabarlo, o para justificar un gasto del que en el fondo están más que arrepentidos. ¡Grave error! Si una lectura no nos alimenta –y de esto es justamente de lo que se trata-, hemos de tener el coraje de abandonarla cuanto antes.
  3. Pasear. Los italianos dirían andare a spasso, lo cual significa no solamente caminar, sino hacerlo lenta y contemplativamente. Para los norteamericanos y los alemanes, que gustan vivir rodeados de bosques y jardines, tal actividad puede ser realizada incluso cuando van de camino a su trabajo; pero para los latinos, que en vez jardines preferimos la presencia humana y vivimos apiñados, las cosas no son tan sencillas. Sin embargo, el contacto con la naturaleza es siempre benéfico y hay que buscarlo a como dé lugar. Un amigo mío, por ejemplo, en vez de tomar sus alimentos en la siempre congestionada cafetería de la Facultad en la que enseña álgebra y cálculo integral, busca las áreas verdes que hay a su disposición y come tranquilamente entre trinos de pájaros y ruidos de hojas movidas por el viento; allí, en las áreas verdes, él recobra el ánimo perdido y regresa a las aulas con nuevas fuerzas. Caminar, escuchar y contemplar: he aquí las tres cosas que implica la italianísima expresión de andare a spasso.
  4. Conversar. Pensamos para nosotros mismos, pero hablamos para los demás, dijo una vez en uno de sus libros el novelista francés Marcel Proust. Conversar, es decir, estar con los otros, reír con ellos y pasar juntos un momento. Esto es importante sobre todo hoy, cuando casi todas nuestras comunicaciones están siendo mediadas por la alta tecnología. A los hombres demasiado antisociales y solitarios pronto les pasará factura la vida en forma de depresiones, ansiedades e infartos. El silencio es importante, pero conviene no abusar de él. Es preciso buscar la compañía, aunque seamos tímidos e incluso pésimos conversadores: aquí lo que cuenta es la presencia, la palabra dicha y recibida. Tengo que ir al aeropuerto a recoger al señor X y volver por la tarde a llevar a la señora Y. ¡Qué fastidio, sí, sobre todo por el tráfico! Pero, si puedo conversar un momento con estos graves e importantes señores, no todo está perdido.

Orar, leer, pasear y conversar. El día que no hayamos hecho ninguna de estas cuatro cosas, digámonos que, ahora sí, hemos perdido el tiempo.

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#4 Tiempos

Así que… el documental que te recomendaron, resultó propaganda conspiranóica | Columna de Guille Carregha

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CRITICACIONES

 

Existe un período en la vida de muchos seres humanos, ente los 15 y los 18, dependiendo de qué tan católico tradicional sea el lecho de su hogar, en donde las personas se empiezan a cuestionar la validez de las enseñanzas religiosas. Generalmente no en las materias de “tratar bien a los demás seres humanos” o “intentar ser una persona buena que ayude a la sociedad”, sino, más bien, en el campo de “¿CÓMO ES POSIBLE QUE UN SEÑOR BARBÓN RIJA EL FUTURO DE LA HUMANIDAD DESDE UNA NUBE?” y similares. Es justo en esta edad, en la que empiezas a leer artículos de la Wikipedia en español poco o nada moderados, pero no libros porque “eso es muy complicado y no me da tiempo”, que empiezas a encontrar ciertos elementos de “información conflictuada” que puede incluso hacerte cuestionar la realidad misma en la que vives.

                  De esa manera, datos duros como “los españoles, en la conquista, simplemente cubrieron a los íconos religiosos de los aztecas con íconos religiosos católicos” en vez de significar “los españoles nos vendieron lo mismo que ya creíamos, PERO CON UN SOMBRERO NUEVO, para agilizar más el proceso de conversión al cristianismo” pasan a ser frases como “¿Ya se dieron cuenta que la virgen de Guadalupe se parece mucho a Tonantzin? ¿NO SERÁ ACASO QUE LA RELIGIÓN ES UNA INVENCIÓN HUMANA QUE SOLO RECICLA INFORMACIÓN? ¡ESTO CONFIRMA QUE LOS CATÓLICOS SABEN QUE SU RELIGIÓN ES FALSA Y LO ADMITIERON EN LA NUEVA ESPAÑA ANTE NUESTROS OJOS!”

                  Ahora imagina que una persona con estas capacidades de dar brincos de lógica sustentados en los pelitos rizados de sus testículos se encarga de escribir (y realizar) un pseudo-documental que se cuestiona cosas con estas fórmulas. Es así que se consigue la existencia de productos tan tochos y lerdos como Zeitgeist: The Movie.

                  Me acuerdo mucho que a lo largo de la carrera, un número nutrido de personas respetables hablaban mucho sobre este documental como un visionado importante, como un “abrir de ojos” ante la situación, que se cuestionaba la realidad “ficticia” en la que vivíamos actual o alguna otra mamada de ese calibre. Eso era por allá del 2008 o 2009. Siempre me causó curiosidad acercarme a esta cosa, pero también era mi época en la que “qué flojera, ver documentales, lo único interesante es ver cine de ficción”, así que lo ignoré durante muchos años, aunque siempre con la espinita clavada en la parte trasera de mi cerebro recordándome de su existencia cada cierto tiempo.

                  Ahora, en 2024, finalmente decidí darle un +1 en el contador de vistas a esta cosa que POR SUPUESTO que fue subida originalmente a YouTube como principal medio de distribución.

El documental comienza con 15 minutos de clips auditivos de gente importante hablando de la importancia de la espiritualidad o burlándose de la religión. Todo mientras aparecen en pantalla animaciones decentes o visualizadores de Windows Media Player creados para generarte ataques de epilepsia.

Una vez que se le termina el contenido con derechos de autor que se robó, el autor procede a hablar durante media hora acerca de cómo descubrió que la religión es un mito perpetuado desde la antigüedad. Resulta que, además de leer en algún foro de internet de Halo que todas las deidades tienen elementos similares en su concepción histórica, el creador de este documental decidió creerle al anon que lo mencionó en un post y decidió no investigar más.

Es así como llegamos a la sección en la que malinterpreta toda la mitología de Horus para decir que es EXACTAMENTE igual a la historia de Jesús, muy a pesar de que Horus naciera de un acto necrofílico, no tenía apóstoles, no fue bautizado, ni resucitó después de morir – pero nació el 25 de diciembre, lo cual es la prueba más fehaciente de que el catolicismo se copió el mito.

Digo, eso si olvidamos que el catolicismo indica que el 25 de diciembre es una fecha conmemorativa, porque nadie sabe cuándo carajos nació el Chuy, o si recordamos que, OBVIAMENTE, los antiguos egipcios se regían por el calendario gregoriano implementado en 1582.

¡TODO TIENE TODO EL SENTIDO DEL MUNDO!

Y, con este mismo nivel de brincos de lógica y falta de investigación, pero hipnóticos efectos de visualizador de WinAmp, nos pasamos a hablar acerca del “mito del 11 de septiembre” y de “la realidad de la economía mundial”. Si este individuo fue incapaz de conseguir información pertinente acerca de un tema tan ampliamente investigado como es la religión, ¿qué podemos esperar de sus reacciones anales a temas más contemporáneos como el 2001?

Todos los argumentos parecen haber sido escritos por un niño de preparatoria que un día no le creyó a su maestra de historia algún detalle que mencionó en clase y se encargó de redactar un ensayo de 500 páginas para demostrarle a la señora su error. Es una colección inimaginable de puros saltos de lógica bien idiotas y conspiranóicos que solo funcionan si apagas tu cerebro y se te olvida pensar.

Son dos horas enteras de una sarta de estupideces que comienzan desde un interesante “¿y si cuestionamos…?” para pasar inmediatamente a un “pero si miras entonces esta evidencia que me saqué del sobaco, y la observas a un ángulo de 38° durante el solsticio de invierno en Mumbay, podrás notar que la policía sí sabía que asuntos internos les tendía una trampa – y es por eso que los judíos controlan al mundo, para ponerle chips a la población.”

Much Smart.

Very intelligence.

Wow.

Su cuestionamiento sobre el 9/11 pasa a entenderse como un “Tengo preguntas pertinentes sobre esta información que no cuadra, pero la primera es, ¿cómo es que un político puede mentir en cadena nacional? ¡Eso es ilegal, porque juega con mis sentimientos! ¿Es porque no me quieren?” que parece decirle a todos los muertos de aquel día que, pues, ni modo, peones políticos que el gran cabal necesitaba para avanzar la historia mundial.

El man este es como un mameitor que a los 15 cree que sabe más de religión, astrología, política, economía y (perdón, pero es que no me cabe en la cabeza lo de que desconoce) INCLUSO CÓMO FUNCIONAN LOS CALENDARIOS Y SU IMPLEMENTACIÓN que la planta docente de su escuela. Y se aventó esta chaqueta mental (progresivamente peor editada) de DOS HORAS para demostrarle al mundo entero que él sí le sabe, que él es súper capaz y tiene el cerebro de siete supercomputadoras en su cabeza.

Y ya. No le sacas nada de provecho. Es como sentarte a consumir un podcast conspiranoico de poca monta del 2021, de esos grabados en un celular NOKIA del 2004, que te dice que te tragues cloruro de sodio para escapar de la Mátrix, cuya única fuente es “un anónimo en 4Chan me explicó cómo funciona el mundo y abrí los ojos”.

Cosa horrible, cosa mal hecha, con puros argumentos pendejos que dependen de que no sepas como funciona la historia o la vida para que concuerdes con ellos.

Prueba fehaciente de que no necesitas investigar, mucho menos ser elocuente, para tener una carrera exitosa haciendo propaganda.

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#4 Tiempos

La primera mujer en la Academia Mexicana de la Lengua | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Estudiosa de la literatura mexicana María del Carmen Millán Acebedo destacó en el mundo de las letras y en la difusión de escritores y principalmente escritoras mexicanas y latinoamericanas, contribuyendo a su vez en la formación de recursos humanos. Sus libros de antologías de cuentos tuvieron una importante circulación despertando la inquietud de nuevos lectores.

Recién obtuviera su grado de Maestra en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México en la Facultad de Filosofía y Letras con la tesis “El paisaje de la poesía mexicana” en 1954, participó en las actividades de la Academia Potosina de Ciencias y Artes dictando conferencias y cursos en el programa Cursos de Invierno que organizaba la Academia en conjunto con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en la década de los cincuenta.

Como consecuencia de esta colaboración fue catedrática de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí en la modalidad de cursos intensivos que se ofrecían en verano y en invierno, dictando cursos correspondientes al área de Letras Clásicas y Letras Españolas. Su colaboración con la UASLP fue fructífera, aunque es poco conocida. Se doctoró en Letras después de que fuera cerrada la Facultad de Humanidades de la UASLP con una tesis que se convierte en referente en el estudio de la literatura mexicana, que llevó como título justo ese “Literatura Mexicana”, y que fuera publicado por el sello Esfinge.

María del Carmen Millán fue la primera mujer en formar parte de la Academia Mexicana de la Lengua, al ocupar la silla número XII que llegó a ser ocupada anteriormente por Rafael Delgado, José Rubén Romero, Julio Torri y Rafael F. Muñoz, al ser designada como Miembro de Número. Su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua fue el 28 de junio de 1974.

Varios potosinos fueron sus alumnos de letras en su estancia en San Luis Potosí, como el caso de Josefina de Ávila que llegó a ser secretaria académica de la extinta Facultad de Humanidades de la UASLP, en una época donde Carmen Millán ya era una importante académica y que aún estaba en proceso de formación; para entonces había publicado varios ensayos sobre escritores mexicanos como el caso de Agustín Yañez, y participando en revistas como Rueca

, de la que se convirtió en editora. Después de su estancia en San Luis publicaría en 1967 el que se considera uno de los más destacados aportes a la literatura mexicana, el Diccionario de Escritores Mexicanos, el cual coordinó y prologó, y fue profesora visitante en la Universidad de Wisconsin en Estados Unidos. Colaboró en varias revistas culturales potosinas como la Revista de Humanidades de la UASLP, Cuadrante y Letras Potosinas.

Entre las diferentes actividades que realizó como catedrática en la Facultad de Humanidades de la UASLP, participó en la organización conjunta con el Comité Organizador del Primer Centenario del Natalicio del poeta Manuel José Othón, y en actividades culturales como los ciclos de conferencias de la Facultad de Humanidades. Con las universidades alemanas tendría intensa colaboración dictando conferencias en las Universidades de Berlín, Bonn, Hamburgo, Colonia y Heidelberg.

Mientras se daba el golpe a la Facultad de Humanidades en San Luis con su cierre, desperdiciando trabajos como el de María del Carmen Millán, el gobierno francés le otorgaba el Premio Palmas Académicas en 1962. En 1973, fue titular de la Dirección General de Divulgación de la Secretaría de Educación Pública, al tiempo que fue nombrada directora general de Radio Educación, cargos que desempeñó hasta 1976.

María del Carmen Millán nació el 3 de octubre de 1914 en Teziutlán, Puebla, en 1937 se trasladó a la a México para estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria. Tres años después logró ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); al término de su carrera se adhirió a la lista de profesores de la casa de estudios, impartiendo cátedra de Literatura Mexicana y Lengua y Literatura Española. Falleció el 1 de septiembre de 1982 en la Ciudad de México, dejando una serie de obras y publicaciones de gran valor para el patrimonio cultural del país.

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#4 Tiempos

Un ‘buenos días’ te salvará el trabajo | Columna de Carlos López Medrano

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Mejor dormir

 

Cada vez es más frecuente ver cajas de autocobro en distintos tipos de negocio. En locales de comida rápida, en supermercados, en el cine. Las evito a toda cosa. En cuanto veo una, me dirijo a donde haya un empleado dispuesto a atender. Preferiré siempre el contacto humano antes que dar tumbos frente a una pantalla. Suficiente tiene uno ya con lidiar con la computadora y el celular la mayor parte del día, como para encima privarse de un cruce de miradas, de la convivencia con un desconocido, de un cómplice momentáneo.

Las máquinas son desolación. Qué espantosa es su perfección frente a la candidez de quien apenas aprende su oficio y te atiende con un dejo de angustia o, mejor, de cinismo. Alguien que sonríe y hace un comentario del clima para romper el silencio. El infrarrojo de un dispositivo jamás competirá con el brillo en la mirada de esa muchacha que odia su trabajo, y que aun así te cobra con la mejor de las actitudes porque sabe que está ahí de manera temporal, que ya cumplirá con sus anhelos artísticos apenas junte unos ahorros.

Deberíamos ponernos todos acuerdo y replantear nuestra relación con la automatización desmedida. Evitar ser tan pragmáticos, unos insensibles ajenos al valor de la interacción humana, gruñones que no quieren ver a nadie y se ponen tiquismiquis con la eficiencia. Sigamos apostando por la gente. Y al tiempo, si nos toca estar del otro lado, seamos amables. Tiremos alguna broma, un piropo. Un ‘buenos días’ te salvará el trabajo en el largo plazo. Mientras la gente reciba gentileza preferirá ir contigo antes que con una máquina que exhibirá su impericia ante un menú interactivo.

Qué maravilla es un rostro.

Observar por unos segundos a un dependiente e imaginar de dónde viene, lo que ocupa su cabeza. Una madre de familia se sabe de memoria todos los códigos de las frutas. La vieja promesa del futbol de la colonia que acabó lastrado por las lesiones. El anciano que trabaja hasta tarde porque ya no recibe visitas de sus hijos
. Más de una historia ha salido de ahí.

Deja de pasar tiempo en la miseria. Las cajas con humanos dan incluso la posibilidad de enamorarte. Puede que la chica de tus sueños esté al final de una fila de McDonald’s. Lucha por la posibilidad remota: aunque sea una entre mil, será mayor a la que tendrás si optas por la fría certeza de una banda magnética.

Casi todos seremos reemplazables en el mercado laboral que tiende premiar la productividad. Las cajas de autocobro son apenas un preludio de una dinámica que llegará a más y más rincones de la interacción con los servicios. Más vale forjar alianzas desde ya. Intenta un poco de ternura, como diría Otis Redding: pasa de largo cuando veas un armatoste y ve con el señor simpático que es un poco lento para cobrar, pero que dice cómo ha estado, mi amigo, ya no había venido, o con la joven que atiende de diez a nueve para pagarse sus estudios.

 

Contacto:

Twitter: @Bigmaud

Correo: [email protected]

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