noviembre 25, 2025

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#4 Tiempos

Vicente Serrano: La “Honorabilidad” como táctica | Columna de Enrique Domínguez

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Vicente Serrano

Cuentas claras

 

Vicente Serrano se ha erigido como un referente para un buen sector de la población que vive “harta” de las noticias tradicionales, hay realidades interesantes en los temas abordados, ha tenido la tenacidad para crecer sus canales “Sin censura Media” y “Sin Censura TV” con más de millón y medio de suscriptores en el primero y 635 mil en el segundo. La información por lo general se transmite a través de su programa “Sin Censura TV” y realiza pequeñas cápsulas en “Sin Censura Media” con una duración no mayor a 15 minutos que se gesta a partir de su llamado a David con una peculiar frase: “Grábeme Don David”.

En honor a la verdad resulta digno señalar que en lo particular hay puntos de coincidencia y participación de colaboradores que enriquecen y hacen ameno el programa.

El lenguaje coloquial empleado es magnético como una manera pronta de obtener seguidores y admiradores, la identificación es el efecto logrado para quienes tienen la intención de vociferar desahogos de difícil articulación, sobre todo para quien no es ducho en la cuestión política.

Hay elementos que proveen una consecuencia esencial para lograr hasta cierto punto un éxito por cuestiones cuantitativas, aunque ello no implique lo cualitativo.

Ciertamente hay logros señalados con antelación, sin embargo, hay puntos oscuros donde esa idea errónea de crecimiento solo es un espejismo fundamentado en una frívola visión de fama sin alma, aprovecharse de ella para el golpeteo es una perversidad.

El poder del micrófono representa un arma de doble filo, basta un pronunciamiento viperino hacia alguien, para que la consecuencia sea devastadora para la víctima, muchos seguidores a ultranza suelen ser más violentos que la razón misma, actos irreflexivos y ataques despiadados suelen ser la panacea para alguien carente de reflexión, por ello, la responsabilidad debe de ser parte importante en ese rigor periodístico y hacer las conexiones “necesarias” antes de emitir juicios y ataques despiadados a colegas que simpatizan por la causa pero no en los modos.

“Ya estamos listos para hablar como los chayoteros no se atreven, no les interesa o no les conviene porque no van a morder la mano que les da de tragar”, “no deje que le den más de lo mismo”, “Le duela a quien le duela, le pese a quien le pese” “No tengo amigos en la política” y “no tengo pelos en la lengua”, son frases “pegadoras” incluso “populistas” como dirían los de la hoy oposición.

La crítica siempre es algo halagador cuando se trata de asimilar y como área de oportunidad, a diferencia de críticas sin argumento ni sustento.

Hay situaciones que son difíciles de entender y que no se pueden concebir como parte de una trayectoria que se pretende vender cuando hay errores garrafales que ponen en entredicho esa aparente honorabilidad. Las fuentes y bases para sustentar los dichos tienen una fuerza tal que solo el criterio y la luz naturalmente razonable pueden jerarquizar en la tabla de prioridades.

Una declaración del Capitán de Infantería Vladimir Ilich Malagón Rendón, sobreviviente de tortura y encarcelamiento, cita a Gunter Castillo (colaborador de Vicente Serrano) solicitando a nombre de él: 10 mil pesos para “sobornar custodios y un lugar para la entrevista”, como consecuencia ante la denuncia, los ataques a Guadalupe Lizárraga fueron feroces a tal grado que hacían señalamientos, juicios, insultos, calumnias y alusiones sexuales hacia su persona, pero no es el único caso, también hay relatos y experiencias de personas que en su momento fueron cercanas a Vicente Serrano quienes lo señalan como un individuo con gran apego al poderoso caballero Don dinero.

La honorabilidad, entre otras virtudes, dejan de ser plausibles cuando el “yo” las describe; un elemento grácil y honesto es la calificación que se obtiene por terceros, eso, incluso da más validez y llega a constituirse como un postulado.

Al mero estilo de Joseph Goebbels y sus campañas mediáticas para el convencimiento, Vicente Serrano se autodefine como honesto, incorrompible y fabuloso, entre muchas otras virtudes; es evidente su egocentrismo para anteponer su yo ante cualquier mísera circunstancia, logrando a través de una repetición inquisitiva llegar a la mente de quien le mantiene una admiración sin reproche y en consecuencia actúa de manera autómata sin la posibilidad de la duda o el cuestionamiento.

La renuncia

“Para cerrar esta transmisión quiero decirle que este es el último programa que conduce este servidor en la octava, por solidaridad y porque no vamos nunca a recibir línea de nadie y porque siempre estamos comprometidos con la verdad y porque nunca permitiré que se me impongan los temas que debo de abordar ni el tono con el que tenga que analizar las cosas hasta aquí ha llegado “Éntrale sin miedo”, por su apoyo, por su confianza gracias y de mi parte solamente me queda decirle que siempre, no importa el dinero, no importan las cosas, lo más importante es su apoyo, siempre, siempre estoy aquí para hablar como los chayoteros no se atreven, no les interesa, no les conviene porque no van a morder la mano que les da de tragar, por mis compañeros por aquellos que han dado su vida por hablar con la verdad no nos van a callar, con mucho respeto para quienes nos han apoyado en este espacio; gracias. Nos vemos en donde siempre, en las redes sociales, en “Sin censura”, con mucho cariño gracias por aguantarnos estos meses, gracias por la oportunidad a la familia Aguirre, a la familia de la octava y a la familia de Radiocentro, pero, por convicción: hasta aquí la dejamos… como amigos; vale más, vale más que aquí la dejemos y espero que acepten la renuncia a través de este medio, porque no hay nada más importante que la dignidad y porque no hay nada más importante que hablar con la verdad porque me puedo jactar que: los joaquinitos, los López Dóriga, los Ciros Gómez Leyva, nos la persignan, porque no pueden tener la dignidad y el valor para hablar como yo hablo, hoy, a través de este espacio que agradezco se me ha conferido hasta el día de hoy con el nudo en la garganta y a pesar de las amenazas de muerte, les digo gracias por aguantarme, gracias por apoyarme, pero sobre la dignidad de este servidor y la de mi equipo nada. Buenas noches”. Ésta fue la frase póstuma de Vicente Serrano en su último programa a finales de enero del año en curso del programa “Éntrale Sin Miedo” del canal de TV La Octava, pero omite aspectos muy importantes:

  • La firma de un contrato laboral donde él acepta la línea editorial
  • Otro contrato mercantil donde da la oportunidad a la Familia Aguirre de adquirir su canal por 3 millones USD. (poco más de 2 USD por suscriptor)

Chichikov y Vicente Serrano

Pável Ivánovich Chíchikov quien se ostentaba como un terrateniente que a su paso por la Rusia Zarista comerciaba con los esclavos muertos, sí, se dedicaba a comprar aquellos esclavos ya fallecidos, aprovechándose de vacíos y huecos burocráticos en los sistemas de censos y contabilizarlos como parte de sus pertenencias obteniendo de esa manera; enriquecerse, poder, favores y prebendas del poder Ruso.

A diferencia de Chichikov, Vicente no intentaba comerciar con almas muertas, su intención era vender almas vivas, pero el fin era similar, poniendo a la venta a sus fieles seguidores y el enriquecimiento tácito de sus oscuras intenciones siendo un digno personaje de una novela de Gogol.

“Mi honorabilidad no está a la venta”, también Felipe Calderón decía tener las manos limpias…

“Nótese mi sarcasmo”. VS

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#4 Tiempos

“México, esta niebla que arde” | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Culto Público, si no han leído la novela “Niebla Ardiente” de la muy joven escritora, Laura Baeza, les recomiendo hacerlo como desde ayer

Tuve la oportunidad de conocer a Laura personalmente hará unos cuatro años, ¿Qué les digo? Una de esas circunstancias alineadas que convergieron en el segundo piso de la librería Gandhi del centro, la de los Arcos Ipiña.

Fue en un taller breve de escritura creativa previo a la presentación formal de su libro, el que les recomiendo. Si conocerla fue una circunstancia, convivir con ella e intercambiar casualidades fue de plano como regalo de estrella fugaz.

Fui de los selectos y afortunados que en grupo terminamos sentados con ella en “La Oruga y la Cebada” en el Callejón San Francisco, conversando sobre lo que duele y lo que salva, entre un par de cervezas y una cena sencilla.

Ella me firmó su libro con una frase que ahora, en este 25 de noviembre, regresó a mi atormentada cabeza: “A Jorge, que siempre nos una el deseo por hallar algo más en esta realidad tan rara…con todo cariño, Laura Baeza”. El momento de por sí, ya era una realidad rara.

A la distancia, empiezo a creer que su frase fue más que optimismo, y es más un deber moral, y es que su ficción (vuelta a releer en estos días) se parece demasiado a México.

No es “spoiler” (o como se diga) pero “Niebla Ardiente” detalla el regreso de su protagonista Esther a México pensando en encontrar a su hermana Irene, quien había desaparecido hace años, y a quien creía muerta, cuando de la nada, un primero de enero en un reportaje que vio en la televisión, Esther la reconoce en una marcha y se lanza en su búsqueda.

Pero la novela, la primera de Laura (y creo que premiada) realmente no comienza allí. Comienza donde casi todas las historias de violencia en este país empiezan: en los pasillos de la burocracia, en los que los papeles cuentan más que las personas.

Esther aparece en un México reconocible para cualquiera: expedientes mutilados, archivos “perdidos”, oficinas donde la verdad siempre llega después de que las secretarias coman sus gorditas grasosas y funcionarios que usan el futuro para encubrir lo que nunca harán.

Es en esa atmósfera donde la desaparición deja de ser un crimen y se convierte en un proceso. Como alguien escribió: los países se definen por cómo recuerdan; México, al parecer, se define en cómo olvida.

En medio de esa maquinaria oxidada, Esther descubre a un policía. No es un héroe: es un hombre cansado que simplemente no rompe las reglas pero las dobla para que la realidad duela un poco menos. Ese personaje era como algo que escribió una pensadora feminista de la que en este momento no recuerdo su nombre “la dignidad aparece cuando alguien no mira hacia otro lado”.

En fin, siguiendo con la novela y nuestra realidad, este policía mira. Acompaña. Abre una grieta. Y sin embargo, ni siquiera es lo suficientemente poderoso para luchar contra un país donde las fosas clandestinas actúan como el archivo nacional.

La comparativa y reflexión con la novela va porque hoy es 25 de noviembre y México sigue siendo esa tierra donde la violencia parece que no importa, sino que se repite. Casi 2 feminicidios cada día. 3,284 mujeres asesinadas en 2024. 89% de impunidad. Una agresión física cada siete minutos. Más de 10 millones de mujeres violentadas digitalmente. En San Luis Potosí, 24,000 víctimas por cada 100,000 mujeres.

Uno quisiera creer que estos números son de un país lejano, pero no. Están aquí, sobre las mismas banquetas que caminamos todos los días. Ese es el verdadero crimen de México: haber entrenado a la gente para no sorprenderse.

Sí, no se debe negar que mucho se ha hecho pero poco alivia (hoy casi todos los gobiernos e instituciones hablan de esto, pero mañana la rutina sigue).

Sí, con la llegada de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México, llegaron todas…excepto las que no alcanzaron a llegar porque les truncaron la vida.

El nuestro, es un país donde buscar es amor—y protesta.

Igual que como ocurre en la novela de Laura, que no describe un país imaginado sino nuestro México. Uno donde las hermanas encuentran hermanas, donde las madres encuentran hijas, donde las mujeres salvan mujeres. Un país donde todavía hay justicia, pero casi siempre fuera de los edificios públicos.

Y así como Esther enfrenta la niebla, miles enfrentan la opacidad del Estado día tras día: ventanas cerradas, sistemas incompatibles, versiones contradictorias, funcionarios que deletrean la palabra “protocolo” como si lanzaran un hechizo contra la verdad.

México es hogar de una burocracia tan grande que hasta la violencia tiene formularios que completar.

Tras varios años de no recordar la anécdota con la escritora, hoy vuelvo a esa dedicatoria: “encontrar algo más en esta extraña realidad…”

Ese “algo más” no es una esperanza ingenua. Es algo que se parece más a la obligación de nunca acostumbrarse, “la memoria es la única defensa contra la repetición del horror”.

Por esa razón, espero, que por cada mujer desaparecida o mujer luchando por no desaparecer, o lidiando contra cualquier tipo de violencia, recordemos que la niebla espesa arde. Y que si arde, es porque la herida está abierta.

Hasta la próxima. Jorge Saldaña.

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#4 Tiempos

Diego José Abad ilustre formador de potosinos | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

El majestuoso edificio central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí que fuera construido en el siglo XVII y alojara a la Compañía de Jesús se convertiría en un edificio característico de la educación en San Luis Potosí. En ese edificio funcionaría el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús orientado principalmente a la educación de primeras letras; posteriormente se establecería en dicho edificio el Colegio Guadalupano Josefino instaurado por Gorriño y Arduengo siendo el primer establecimiento de educación secundaria o superior en San Luis, dando paso posteriormente, al reinstaurarse la República al Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí que se convertiría en el primer establecimiento en obtener la autonomía universitaria dando paso así, en el mismo edificio, a la actual Universidad Autónoma de San Luis Potosí.

De los profesores ilustres que tendría el Colegio de San Ignacio de San Luis Potosí, se encuentra Diego José Abad, uno de los impulsores del pensamiento moderno en México y que tuviera influencia del jesuita Rafael Campoy, también profesor en San Luis Potosí y de quien tratamos en anterior entrega de El Cronopio en La Orquesta.

La física, o filosofía natural, formaba parte del cuerpo de temas de la filosofía en los cursos que de ella se realizaban en Nueva España y se dedicaba una parte a la lectura de temas de física, principalmente la aristotélica. De esta forma existirían manuscritos sobre la física como parte de cursos de filosofía, situación que se haría común, al ser redactados apuntes para los diversos cursos que se ofrecerían en Nueva España. La mayoría de esos textos se encuentran perdidos, pero existen las referencias que aseguran su presencia, los cuales fueron escritos, en su mayoría, por sacerdotes y frailes que pertenecían a diferentes órdenes religiosas.

Diego José Abad, puede considerarse el más profundo de los jesuitas innovadores; su Curso fue muy influyente, es bastante completo y se ven por todas partes las influencias modernas. Este curso, que ya no lleva el nombre de Cursus Philosophicus

, sino simplemente el de Philosophia, aparece en un manuscrito del Colegio de San Pedro y San Pablo de México, cuyo contenido se enseñó desde 1754 hasta 1756.

Comprende la lógica, la física y la metafísica. Es el primer intento de asimilar (y no simplemente de atacar, como hasta entonces se hacía las más de las veces) las ideas modernas

. En particular, se refiere a Gassendi y los atomistas, y trata de conciliar el atomismo con el hilemorfismo aristotélico. Intenta hacer lo mismo con Descartes, opuesto al gassendismo.

Habla de la necesidad de construir la física con ayuda de la experimentación y la matemática. Acepta el atomismo en el campo físico, mas no en el metafísico. Dice que muchas ideas aristotélicas sobre el cielo han sido abandonadas por los escolásticos después del descubrimiento del telescopio, mediante el cual se han podido ver las manchas del Sol. Lo mismo en cuanto a la noción del vacío, después de los experimentos de Torricelli, Otón de Gericke y Roberto Boyle. Cita a Maignan, y mucho a Descartes en cuestiones de filosofía del hombre. Aunque las más de las veces defiende la tradición, ya se muestra abierto a integrar ideas de la filosofía moderna.

Fue profesor del Colegio de jesuitas de San Luis Potosí donde enseñó gramática a los potosinos y donde fincó su formación filosófica sin rechazar las ideas del pensamiento moderno, pero con una posición crítica.

Diego José Abad nació en Jiquilpan en 1727 y tras la expulsión de los jesuitas moriría en Bolonia en 1779.

Si se interesan en ubicar su obra en el ambiente cultural y científico de la Nueva España pueden consultar nuestro artículo: Manuscritos y libros Novohispanos y Mexicanos de Física y Filosofía Natural, en la dirección:

https://www.researchgate.net/publication/391327380_Manuscritos_y_libros_Novohispanos_y_Mexicanos_de_Fisica_y_Filosofia_Natural

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#4 Tiempos

Jesús duerme en la popa | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

“Al atardecer de ese mismo día, Jesús les dijo: ‘Crucemos a la otra orilla’. 
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. 
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. 
Lo despertaron y le dijeron: ‘¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?’. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. 
Después les dijo: ‘¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?’.
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: ‘¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?’” (Marcos 4, 35-41).

Todavía hoy, cuando pareciera que hemos alcanzado el dominio total de la naturaleza, viajar por mar –no digo sobrevolándolo en un avión, sino cruzándolo en un barco- es una experiencia sobrecogedora. ¡Qué indefensa viaja nuestra embarcación por los caminos del océanoi¡! Y si durante la noche se desata una tormenta, tanto peor: aun el barco más grande no parece sino una cáscara de nuez. En 1912, los tripulantes del trasatlántico más lujoso y sofisticado del planeta creyeron que el mar, gracias al ingenio humano, estaba ya domesticado; sin embargo, no fue así, y debieron pronto de rendirse a la evidencia: el Titanic se hundía, y ellos con él y en él…

El mar era y sigue siendo el símbolo de lo indomesticable, de lo ingobernable, de lo terrible. Para los antiguos, el mar estaba poblado de monstruos horribles cuyo solo nombre helaba la sangre. Nosotros sabemos, más o menos, lo que son las olas, pero para los antiguos éstas eran el efecto del movimiento de las criaturas marinas. Ahora bien, si tal era el pensamiento de los antiguos, ¿qué de raro tiene que, ante el huracán, los discípulos se pusiesen a gritar, poseídos del pánico más espontáneo y sincero?

El mar es siempre terrible, sí, pero Dios es más grande que el mar. Únicamente Él puede calmarlo porque es el Señor de los elementos del mundo: “El Señor habló a Job desde la tormenta: ¿Quién cerró el mar con una puerta, cuando le puse un límite con puertas y cerrojos y le dije: ‘Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se romperá la arrogancia de tus olas’ ”? (Job 38, 8-11).

Al crearlo, Dios puso al hombre un límite: “Podrás comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, pues, si lo haces, perecerás sin remedio” (Génesis 2, 16-17); y, al crear el mar, también le impuso un límite: “¡Hasta aquí llegarás! ¡De aquí no podrás pasar!”. Por eso, cuando Jesús calme la tormenta y las aguas se aquieten al puro mando de su voz, los discípulos se preguntarán unos a otros, maravillados: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!”.

Ahora bien, si sólo Dios puede apaciguar el mar, entonces… Entonces los discípulos, por así decirlo, empezaron a sacar conclusiones…

Un día, al atardecer… Así comienza el relato. Conviene tener presente, pues, que es ya de tarde, y que la oscuridad añadirá un punto de dramatismo a la escena que seguirá, ya dramática de por sí. Según éste, no es sólo que la barca fuese zarandeada por la tempestad: es que el agua se estaba metiendo ya por todas partes.

¿Y Jesús qué hace, mientras tanto? No hace nada. Él, a lo que parece, no se daba cuenta de lo que pasaba, pues “estaba dormido sobre un almohadón”. Los discípulos lo despertaron, y hay en su ruego una pizca de ironía, como si le dijeran: “Oye, Señor, esto va a pique. ¿Podrías hacernos el grandísimo favor de despertarte?”.

“Jesús se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: “¡Silencio, cállate!”. El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: “¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Oligópistoi: así lo llama; con esta palabra griega los reconviene. Hombres asustadizos, apocados, temblorosos: gelatinas vivientes. Oligópistoi: hombres sin fe.

Los Padres de la Iglesia, hombres muy sagaces en la interpretación de la Escritura, vieron en esta tormenta una imagen de las agitaciones del corazón humano y compusieron bellísimos sermones en torno a este asunto. En una de sus Meditaciones (n. 37) dice así, por ejemplo, San Agustín (354-430):

¡Dios mío, mi corazón es como un ancho mar siempre agitado por las tempestades: haz que encuentre en ti la paz y el descaso. Tú has increpado al viento y al mar para que se calmaran, y a tu voz se han apaciguado; ven a poner paz en las agitaciones de mi corazón, a fin de que todo en mí sea sosiego y tranquilidad, para que pueda poseerte a ti, mi único bien… Oh Dios mío, que mi alma, libre de pensamientos tumultuosos, se esconda a la sombra de tus alas. Que encuentre junto a ti un lugar de refrigerio y de paz, y toda transportada de gozo pueda cantar: ‘Ahora puedo dormir y descansar en paz’… Mi alma no puede gozar de paz y seguridad, Dos mío, si no es bajo la protección de tus alas. Que ella permanezca, pues, en ti y sea abrasada con tu fuego”.

Ya se trate, pues, de agitaciones interiores, ya de percances exteriores, lo importante es esto: que Jesús y nosotros viajamos en la misma barca, y que aunque nos esté permitido algunas veces gritar, no nos lo está, por ningún motivo, desesperar. Aunque parezca que duerme, Dios vela por los suyos; en consecuencia –como ha dicho alguien-, cuando uno está “embarcado” con Jesús no hay nada que temer.

Jesús permanece cerca de los suyos y éstos pueden contar con su ayuda cercana a pesar de todas las apariencias en contra… Así pues, el peligro para los creyentes está en olvidarse de que están en camino y que Jesús les acompaña en el trayecto” (Joseph Imbach).

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