noviembre 12, 2025

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#4 Tiempos

Vicente Serrano: La “Honorabilidad” como táctica | Columna de Enrique Domínguez

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Vicente Serrano

Cuentas claras

 

Vicente Serrano se ha erigido como un referente para un buen sector de la población que vive “harta” de las noticias tradicionales, hay realidades interesantes en los temas abordados, ha tenido la tenacidad para crecer sus canales “Sin censura Media” y “Sin Censura TV” con más de millón y medio de suscriptores en el primero y 635 mil en el segundo. La información por lo general se transmite a través de su programa “Sin Censura TV” y realiza pequeñas cápsulas en “Sin Censura Media” con una duración no mayor a 15 minutos que se gesta a partir de su llamado a David con una peculiar frase: “Grábeme Don David”.

En honor a la verdad resulta digno señalar que en lo particular hay puntos de coincidencia y participación de colaboradores que enriquecen y hacen ameno el programa.

El lenguaje coloquial empleado es magnético como una manera pronta de obtener seguidores y admiradores, la identificación es el efecto logrado para quienes tienen la intención de vociferar desahogos de difícil articulación, sobre todo para quien no es ducho en la cuestión política.

Hay elementos que proveen una consecuencia esencial para lograr hasta cierto punto un éxito por cuestiones cuantitativas, aunque ello no implique lo cualitativo.

Ciertamente hay logros señalados con antelación, sin embargo, hay puntos oscuros donde esa idea errónea de crecimiento solo es un espejismo fundamentado en una frívola visión de fama sin alma, aprovecharse de ella para el golpeteo es una perversidad.

El poder del micrófono representa un arma de doble filo, basta un pronunciamiento viperino hacia alguien, para que la consecuencia sea devastadora para la víctima, muchos seguidores a ultranza suelen ser más violentos que la razón misma, actos irreflexivos y ataques despiadados suelen ser la panacea para alguien carente de reflexión, por ello, la responsabilidad debe de ser parte importante en ese rigor periodístico y hacer las conexiones “necesarias” antes de emitir juicios y ataques despiadados a colegas que simpatizan por la causa pero no en los modos.

“Ya estamos listos para hablar como los chayoteros no se atreven, no les interesa o no les conviene porque no van a morder la mano que les da de tragar”, “no deje que le den más de lo mismo”, “Le duela a quien le duela, le pese a quien le pese” “No tengo amigos en la política” y “no tengo pelos en la lengua”, son frases “pegadoras” incluso “populistas” como dirían los de la hoy oposición.

La crítica siempre es algo halagador cuando se trata de asimilar y como área de oportunidad, a diferencia de críticas sin argumento ni sustento.

Hay situaciones que son difíciles de entender y que no se pueden concebir como parte de una trayectoria que se pretende vender cuando hay errores garrafales que ponen en entredicho esa aparente honorabilidad. Las fuentes y bases para sustentar los dichos tienen una fuerza tal que solo el criterio y la luz naturalmente razonable pueden jerarquizar en la tabla de prioridades.

Una declaración del Capitán de Infantería Vladimir Ilich Malagón Rendón, sobreviviente de tortura y encarcelamiento, cita a Gunter Castillo (colaborador de Vicente Serrano) solicitando a nombre de él: 10 mil pesos para “sobornar custodios y un lugar para la entrevista”, como consecuencia ante la denuncia, los ataques a Guadalupe Lizárraga fueron feroces a tal grado que hacían señalamientos, juicios, insultos, calumnias y alusiones sexuales hacia su persona, pero no es el único caso, también hay relatos y experiencias de personas que en su momento fueron cercanas a Vicente Serrano quienes lo señalan como un individuo con gran apego al poderoso caballero Don dinero.

La honorabilidad, entre otras virtudes, dejan de ser plausibles cuando el “yo” las describe; un elemento grácil y honesto es la calificación que se obtiene por terceros, eso, incluso da más validez y llega a constituirse como un postulado.

Al mero estilo de Joseph Goebbels y sus campañas mediáticas para el convencimiento, Vicente Serrano se autodefine como honesto, incorrompible y fabuloso, entre muchas otras virtudes; es evidente su egocentrismo para anteponer su yo ante cualquier mísera circunstancia, logrando a través de una repetición inquisitiva llegar a la mente de quien le mantiene una admiración sin reproche y en consecuencia actúa de manera autómata sin la posibilidad de la duda o el cuestionamiento.

La renuncia

“Para cerrar esta transmisión quiero decirle que este es el último programa que conduce este servidor en la octava, por solidaridad y porque no vamos nunca a recibir línea de nadie y porque siempre estamos comprometidos con la verdad y porque nunca permitiré que se me impongan los temas que debo de abordar ni el tono con el que tenga que analizar las cosas hasta aquí ha llegado “Éntrale sin miedo”, por su apoyo, por su confianza gracias y de mi parte solamente me queda decirle que siempre, no importa el dinero, no importan las cosas, lo más importante es su apoyo, siempre, siempre estoy aquí para hablar como los chayoteros no se atreven, no les interesa, no les conviene porque no van a morder la mano que les da de tragar, por mis compañeros por aquellos que han dado su vida por hablar con la verdad no nos van a callar, con mucho respeto para quienes nos han apoyado en este espacio; gracias. Nos vemos en donde siempre, en las redes sociales, en “Sin censura”, con mucho cariño gracias por aguantarnos estos meses, gracias por la oportunidad a la familia Aguirre, a la familia de la octava y a la familia de Radiocentro, pero, por convicción: hasta aquí la dejamos… como amigos; vale más, vale más que aquí la dejemos y espero que acepten la renuncia a través de este medio, porque no hay nada más importante que la dignidad y porque no hay nada más importante que hablar con la verdad porque me puedo jactar que: los joaquinitos, los López Dóriga, los Ciros Gómez Leyva, nos la persignan, porque no pueden tener la dignidad y el valor para hablar como yo hablo, hoy, a través de este espacio que agradezco se me ha conferido hasta el día de hoy con el nudo en la garganta y a pesar de las amenazas de muerte, les digo gracias por aguantarme, gracias por apoyarme, pero sobre la dignidad de este servidor y la de mi equipo nada. Buenas noches”. Ésta fue la frase póstuma de Vicente Serrano en su último programa a finales de enero del año en curso del programa “Éntrale Sin Miedo” del canal de TV La Octava, pero omite aspectos muy importantes:

  • La firma de un contrato laboral donde él acepta la línea editorial
  • Otro contrato mercantil donde da la oportunidad a la Familia Aguirre de adquirir su canal por 3 millones USD. (poco más de 2 USD por suscriptor)

Chichikov y Vicente Serrano

Pável Ivánovich Chíchikov quien se ostentaba como un terrateniente que a su paso por la Rusia Zarista comerciaba con los esclavos muertos, sí, se dedicaba a comprar aquellos esclavos ya fallecidos, aprovechándose de vacíos y huecos burocráticos en los sistemas de censos y contabilizarlos como parte de sus pertenencias obteniendo de esa manera; enriquecerse, poder, favores y prebendas del poder Ruso.

A diferencia de Chichikov, Vicente no intentaba comerciar con almas muertas, su intención era vender almas vivas, pero el fin era similar, poniendo a la venta a sus fieles seguidores y el enriquecimiento tácito de sus oscuras intenciones siendo un digno personaje de una novela de Gogol.

“Mi honorabilidad no está a la venta”, también Felipe Calderón decía tener las manos limpias…

“Nótese mi sarcasmo”. VS

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#4 Tiempos

La incansable divulgadora del conocimiento, Ikram Antaki | Columna de J.R. Martínez/Dr. Flash

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EL CRONOPIO

 

Hace cincuenta años llegaba a México una siria recién graduada de doctora en etnología en la Universidad de París VII, y fincaría su actividad profesional en este país nacionalizándose mexicana y realizando diversas actividades relacionadas con su área de interés convirtiéndose en una de las intelectuales mexicanas más importantes de la segunda mitad del siglo XX en México; Ikram Antaki que había nacido en Damasco en 1947 en el seno de una familia de juristas y humanistas.

Su madre estudió la literatura rusa del siglo XIX y su abuelo que fuera el último gobernador de Antioquía, salvó a miles de armenios del exterminio en 1915, durante el asedio otomano. En 1969 viajó a Europa y siguiendo la vena familiar estudiaría literatura comparada, antropología social y el doctorado en etnología del mundo árabe.

En 1975 abandonó Francia para venir a México; Antaki narra su decisión que tomó abriendo un compás sobre el mapamundi y, siguiendo una línea horizontal imaginaría paralela al Ecuador, determinó que México era el país más lejano a Siria, “era el fin del mundo” un lugar que ella quería conocer. Al poco tiempo nacería su hijo y formaba así una familia mexicana e iniciaba su intenso trabajo intelectual.

Ikram se dedicaría a la docencia, el ensayo, el periodismo y la radio, convirtiéndose en una de las más importantes divulgadoras del conocimiento, encajando de manera natural en la vieja tradición mexicana en divulgación de la ciencia, donde caben de manera conjunta todas las disciplinas y que inciden en el ámbito cultural.

Escribió alrededor de veintinueve libros y agradecía a sus lectores “el deseo de saber”. Libros que proyectó su creación desde los ocho años y que guiarían sus intensas lecturas de obras literarias y de ensayo. Dejó en borrador muchos otros escritos de sus ambiciosos proyectos de divulgación.

Ikram Antaki, se definía a si misma: “Ahora me proclamo, de manera un poco simple, conservadora, aunque de hecho no es exactamente así; en la práctica sigo la frase de Averroes: ‘sean renovadores en todo lo que se refiere a la ciencia y el pensamiento, sean conservadores en lo que se refiere a los asuntos de los hombres’”.

Al morir en la Ciudad de México en el año 2000, Ikram Antaki estaba completamente dedicada a cumplir con la meta más ambiciosa de su vida: “He descubierto, en este país, que soy un ‘buen maestro’, no solo ‘un buen escritor’, alguien que sabe algunas cosas y que no las quiere guardar, sino compartir”.

Además de la escritura, a la que considera resguardadora de la memoria ante la memoria de la información mediática que es frágil, tuvo un importante papel en medios audiovisuales colaborando en los canales oficiales, once y trece

, y en numerosos programas de radio y conduciendo los propios, como fueron los célebres: el Banquete de Platón y el Ágora.

Los interesados en adentrarse al mundo de la divulgación científica, sobre todo cuando no existen instituciones formadoras para ello, pueden recurrir a las obras de Ikram Antaki y aleccionarse con sus narrativas llenas de información y basadas en el pensamiento crítico, como trabajos de síntesis del pensamiento y que traspasan los campos de la especialidad uniendo de manera natural la ciencia y el humanismo y su responsabilidad con la sociedad.

Su programa El Banquete de Platón, ha sido base de varios de sus escritos donde recoge lo tratado en el programa. En especial el libro, mas que recomendado, que lleva como título, simplemente: Ciencia, editado por Penguin en su colección De Bolsillo, no puede faltar en la lectura de quienes se interesan por el pensamiento y conocimiento desarrollado a lo largo de la historia de la humanidad.

Escrito en forma rigurosa y fácilmente asimilable, ayuda al lector a tener una idea rápida y actualizada de la naturaleza humana, el origen de las lenguas, las razas, el racismo, la inteligencia, la genética, el principio del universo, el tiempo, el cerebro y la descorazonada aventura de la modernidad científica que venció el oscurantismo.

Como le decía Ikram Antaki: “El merito de su parte (refiriéndose al lector), está en el hermoso y agradecible deseo de saber. El mérito, de mi parte, está, en la tentativa de síntesis”.

Recordamos así a una extraordinaria mujer que tomó a México como su casa y que contribuyó a la educación del pueblo con base en la divulgación y educación no formal, a través de sus libros y programas audiovisuales, convirtiéndose en una importante divulgadora del conocimiento en México.

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#4 Tiempos

Buscad el alfiler | Columna de Juan Jesús Priego Rivera

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LETRAS minúsculas

 

-¡Qué hombre tan amargado! –exclamó una vez una dama de cierta edad señalando con el dedo, desde la distancia, a un compañero al que yo estimaba mucho-. ¿Qué traumas habrá sufrido en su infancia para haber perdido de tal manera el gusto por vivir?

¡Los traumas de la infancia! Sí, he oído hablar de ellos, pero no me convencen ni mucho ni poco. ¿Por qué debemos ir hasta la infancia de un hombre para explicarnos su mal humor de hoy? ¿Y si la infancia, por lo menos en el caso de este conocido mío, no tuviera nada que ver? ¡Ir tan lejos cuando la causa podría estar tan cerca!

Pero yo conocía la razón de ese permanente mal humor, de esa amargura: este amigo sufría a causa de su jefe, un déspota que trataba a sus subordinados como le daba la gana. ¡Ya sólo faltaba que les exigiera a todos bolearle los zapatos! Además, el ambiente de trabajo era, en aquella oficina, atroz y deprimente: allí todos envidiaban a todos y se ponían zancadillas los unos a los otros por el puro placer de ver cómo caían de la gracia de su superior, para observar cómo se despeñaban y se rompían la cabeza. Cada día de trabajo transcurría casi siempre entre gritos, susurros y rumores, y, por lo que he podido saber, nadie estaba seguro –ni lo está todavía hoy- de que mañana seguiría conservando el puesto que ocupaba apenas el mes pasado. Ahora bien, ¿quién no va a amargarse en un ambiente rancio como éste?

Yo conocía pormenorizadamente esta triste historia. Por eso me reí en silencio de las suposiciones de aquella señora que, por haber tomado un curso relámpago de psicología, ahora me hablaba de traumas infantiles y actos fallidos.

Sí, los humanos somos muy propensos a generalizar y elaborar hondas teorías que se vienen abajo justo en el momento en que comprendemos que las cosas no eran como pensábamos. De esta manía elucubradora se burló Alain (1868-1951), el filósofo francés, al escribir así en uno de sus Propos sur le bonheur: «Cuando un bebé llora sin consuelo, la nodriza suele hacer las más ingeniosas suposiciones respecto a este joven carácter y a lo que le gusta o le disgusta; invocando incluso a la herencia, ya reconoce al padre en el hijo. Estos ensayos de psicología se prolongan hasta el momento en que la nodriza descubre el alfiler, causa efectiva y real del llanto».

¡Ah, era eso! ¡Había un alfiler entre los pañales! Y pensar que la nodriza ya empezaba a sospechar ciertas cosas…

El hombre, según se ha dicho aquí y allá, es un filósofo que se ignora a sí mismo. Yo de esto nada sé. Lo que sí sé, en cambio, es que muchas veces, en lugar de buscar el alfiler, se pone a concebir graves y hondas teorías cuyo fundamento, para decirlo ya, es más que dudoso.

Una vez se quejaba conmigo un dentista diciéndome:

-¿Por qué la gente ya casi no me busca para arreglarse los dientes? Las nuevas generaciones son muy descuidadas. ¡En qué tiempos tan tristes nos han tocado vivir!, etcétera.

Pero no; por lo menos aquí no se trataba de los tiempos: era que este dentista tenía fama de trabajar sin anestesia –para ahorrarse un dinerito-, y la verdad es que sus pacientes lo que menos querían en su consultorio era ponerse a practicar el estoicismo.

El 4 de julio de 1765, Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799)

estaba quitadísimo de la pena leyendo un libro al pie de una ventana cuando de pronto… Pero dejemos que sea él mismo quien nos cuente lo que le pasó aquella vez: «Leía, cuando, de pronto, la mano que sostenía el libro se movió imperceptiblemente y esto hizo que recibiera menos luz. Entonces pensé que una nube espesa debía estar pasando de frente al sol y todo me pareció más oscuro, por más que no había perdido nada de luz». Y concluye el pensador alemán: «Con frecuencia sacamos nuestras conclusiones de esta forma: buscamos en la lejanía causas que muchas veces están junto a nosotros». «¡Oh! –hubiese exclamado otro que no fuera él-. El cielo se está nublando. Acaso llueva toda la tarde. ¡Y maldita la gana que tengo de que llueva esta tarde!». Pero no, el cielo no se nublaba: era el ángulo de su cabeza lo que había variado, produciendo en la página del libro una sombra que en el cielo no existía.

Yo me entretenía recordando estas palabras mientras aquella señora se quejaba de mi amigo. ¿Y por qué había que ir tan lejos -¡nada menos que hasta los traumas infantiles!- para buscar las causas de su amargura, puesto que éstas estaban casi al alcance de la mano? ¡Era el ambiente en el que se movía el que lo sacaba de sus casillas y lo ponía de mal humor! De modo que, una vez aireado ese ambiente, ¡adiós traumas infantiles!

Además, convendría no olvidar la lección que las semillas nos imparten todos los días. ¿Qué lección? Ésta: que no es posible crecer y desarrollarse en cualquier terreno. Una semilla de arroz, por ejemplo, jamás crecerá en el desierto, ni una semilla de mostaza en el frío de la tundra. Cada semilla, para crecer, necesita estar, por decirlo así, en su ambiente.

«Hay que florecer donde Dios nos ha plantado», dice una frase que aceptamos sólo por el hecho de que Dios es un buen sembrador que no se equivoca nunca, aunque por lo demás bien podría ser cursi y hasta falsa. ¡Un grano de trigo, por más que quiera hacerlo, jamás dará nada de sí si es sembrada en los hielos polares!

Y bien, tal es lo que había sucedido con mi amigo: que sencillamente no estaba en su elemento. ¿Y cómo, entonces, iba a crecer y a desarrollarse? «La impaciencia de un hombre –vuelve a decir Alain- tiene a veces por causa el haber estado mucho tiempo de pie; en vez de razonar contra su mal humor, ofrecedle un asiento… No, no digáis nunca que los hombres son malos; no digáis jamás que tienen tal carácter. Buscad el alfiler».

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#4 Tiempos

¿Y si un día dicen que ya no hay abortos… porque los escondieron todos? | Columna de Ana G Silva

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CORREDOR HUMANITARIO

 

Imaginemos que dentro de unos años, alguien desde el poder diga: “En San Luis Potosí ya ni se practican abortos, ¿para qué mantenerlo legal?” Esa frase, tan simplona como peligrosa, podría ser suficiente para justificar que se dé marcha atrás a un derecho conquistado a pulso. Y lo más grave es que, si revisamos los datos oficiales, el argumento ya estaría servido.

Porque según los Servicios de Salud del Estado, desde que se despenalizó el aborto hasta las 12 semanas de gestación, 132 mujeres han interrumpido su embarazo en San Luis Potosí. Pero —y aquí está la trampa— ninguna lo hizo por decisión propia. De acuerdo con las cifras, las 132 interrupciones fueron por motivos médicos. Cero voluntarias. Cero por libre elección.

Entonces, ¿qué nos están diciendo? ¿Que en todo un estado, con más de dos millones de mujeres, ni una sola decidió interrumpir su embarazo de forma voluntaria? ¿O que los hospitales y las instituciones están borrando esos datos, diluyéndolos entre diagnósticos clínicos para esconder una realidad incómoda?

Hace un año, San Luis Potosí celebraba lo que parecía un triunfo de la razón sobre el prejuicio: la despenalización del aborto. Hoy, ese avance empieza a parecerse a una mentira institucional. Porque si las cifras se maquillan, si la objeción de conciencia se convierte en excusa y si las mujeres siguen siendo rechazadas en hospitales, entonces el derecho a decidir se está convirtiendo en una simulación.

De los 107 puestos médicos en hospitales habilitados para practicar la ILE, uno de cada tres profesionales es objetor de conciencia. En Ciudad Valles, por ejemplo, 10 de 17 médicos y enfermeros se niegan a realizar el procedimiento. ¿Y qué pasa con las mujeres que viven en la Huasteca o en el Altiplano, donde no hay alternativas cercanas? ¿Qué pasa si una mujer llega al hospital de Valles, con doce semanas cumplidas, y le dicen que nadie puede atenderla porque todos son objetores

? Lo que pasa es que su derecho desaparece.

La colectiva ILE San Luis Potosí ha documentado estos casos, las negativas, la opacidad y la simulación. Han sido ellas —y muchas otras colectivas— quienes han tenido que acompañar a mujeres que, en teoría, ya no deberían estar suplicando por un derecho reconocido por la ley.

Y entonces hay que decirlo con claridad: un derecho que no se garantiza, es un derecho abolido en silencio. La resistencia institucional existe, y es tan sutil como efectiva: se disfraza de papeleo, de moral médica, de estadísticas convenientes. Pero su consecuencia es brutal: mujeres obligadas a continuar embarazos que no desean, porque el Estado decide mirar hacia otro lado.

San Luis Potosí tiene una ley que reconoce el derecho a decidir, pero no una estructura que lo haga realidad. Y si las autoridades siguen escondiendo las decisiones de las mujeres tras diagnósticos médicos, no solo están borrando datos: están borrando voces.

A un año de la despenalización, el aborto en San Luis Potosí sigue siendo un privilegio y no una garantía. Y si no se exige transparencia y acceso real, pronto podrían decirnos —con una sonrisa burocrática— que aquí ya nadie aborta. Y entonces, el silencio sería la excusa perfecta para volver atrás.

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