abril 1, 2023

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#4 Tiempos

Pruebas de amor | Columna de Juan Jesús Priego

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«Una vez, un rey hizo una fiesta e invitó a ella a las mujeres más hermosas del reino.

»Un soldado que hacía guardia aquella noche vio pasar a la hija del rey, que era la más hermosa de todas, y quedó prendado al instante de su belleza. Mala cosa, pues ¿qué podía esperar un pobre soldado a cambio de su amor? ¡Si se hubiera enamorado de otra! Pero no, tuvo que enamorarse precisamente de la más inaccesible. Aún así, esa misma noche logró acercársele y le dijo entre suspiros y lágrimas que no podía vivir sin ella. La princesa, que quedó impresionada de su gallardía, le respondió: “Si sabes esperar cien días y cien noches de pie bajo mi balcón, el último día me casaré contigo”.

Alentado por tales palabras, el soldado se puso a esperar. Un día, y dos, y diez, y veinte. Y cada noche la princesa se asomaba al balcón para comprobar que su amador perseveraba, mientras éste estaba siempre ahí, derecho, en su puesto. Lluvia, viento, nieve: nada lo movía. Los pájaros lo ensuciaban, las abejas lo picaban, pero él continuaba sin moverse. Al cabo de noventa noches se había puesto seco, pálido. Y le brotaban lágrimas de los ojos. Y no podía detenerlas. Ya no tenía fuerzas ni para dormir. Y, mientras tanto, la princesa lo espiaba.

»Y cuando llegó la noche número noventa y nueve, el soldado se levantó, tomó su silla y se fue.

»-¿Por qué se fue? ¿Tenía que irse justo el último día?

»-Sí, justo el último día. Y no me preguntes la razón, Totò, porque no la sé».

El lector habrá adivinado ya, con toda seguridad, de dónde he tomado yo esta historia para referirla aquí; lo sabrá, sí, porque me parece imposible que no haya visto por lo menos una vez en su vida Nuovo Cinema Paradiso, la película de Giuseppe Tornatore, el famoso director italiano, y si la vio una vez no creo que haya podido olvidarla; pero, por si las dudas, me permito recordarle que esta historia fue contada por el viejo Alfredo a Salvatore (Totò) el día en que éste le confesó hallarse perdidamente enamorado de la hija de un rico banquero de su ciudad.

¿Qué había querido decirle el viejo a su joven amigo al contarle semejante historia? ¿Que la muchacha por la que suspiraba no le convenía?, ¿que esa relación asimétrica, desigual, lo haría sufrir?, ¿que las mujeres son siempre caprichosas?, ¿que lo son casi por naturaleza? No lo sabemos; y, sin embargo, hay que reconocer que se trataba, en efecto, de una extraña historia de amor. ¿Por qué el soldado había decidido renunciar al amor de la princesa precisamente el último día?

Aunque Alfredo guarda silencio en torno a esta difícil cuestión, creo adivinarlo: el amor es otra cosa que un juego de obstáculos; éste se da sin pedir nada a cambio y sobre todo sin tender trampas. Si la princesa amaba al soldado, lo amaría desde el primer día, y si no lo amaba, no lo amaría ni aún después del centésimo. ¿No se apenaba la princesa desde su balcón viendo sufrir a aquel soldado, no se enterneció ni por un instante al verlo triste, macilento y temblando en la intemperie? El hombre había perdido el color, el habla, la alegría; ahora bien, ¿nada de esto significaba nada? ¿Es que, más bien, quería verlo muerto de amor por ella? Pero, al parecer, no: nada de esto le importaba: ella únicamente quería saber hasta donde podía dar de sí una paciencia humana. Y cuando llegó la noche número noventa y nueve, el soldado se levantó, tomó su silla y se fue.

¿Justo en la última noche? Sí.

Cuando uno escucha el desenlace de la historia casi se siente impulsado a gritar: «¡Qué lástima! ¿Por qué no se esperó el soldado un poco más? ¿Por qué no aguantó hasta el final? ¡Ay, estaba ya tan cerca de conseguir el trofeo!», pero quien así grita no ha logrado entender de qué va la cosa precisamente.  En realidad, el soldado hizo bien en tomar su silla y marcharse a llorar de pena a otro lugar. Ya encontraría después a alguien que entendiera el amor de otra manera y uniera su silla a la de él para no dejar perder cien días valiosos e irrepetibles. Es una lástima que el soldado haya hecho lo que hizo, pero de cualquier manera estuvo bien así. ¡Allá que se quede la princesa con sus balcones, sus condiciones y sus pruebas!

He aquí otra historia, parecida a la anterior: un día, en tiempos del rey Francisco I de Francia, una mujer que era pretendida por cierto capitán de la guardia escocesa arrojó uno de sus guantes a una jaula llena de fieras, pues quería demostrar a sus amistades en cuán alto grado era amada por el militar. Una vez que hubo echado el guante, dijo a su pretendiente en presencia de todos: «Si de veras me ama, tráigame acá esa prenda». El capitán se enrolló su capa en el antebrazo, entró en la jaula armado con un puñal y entabló con los leones una lucha feroz –sí, al parecer eran leones-. Por último, salió de la jaula con el guante en la mano, se lo arrojó en la cara a la dama y se retiró de su presencia para no volver a verla nunca más. Y de este modo la dama perdió a su enamorado para siempre. ¡Menos mal!

¿Qué hay que pensar de aquellos que andan siempre pidiendo pruebas a los que los aman: pruebas como éstas o de otro tipo (me refiero, claro está, a ésas que ya se imaginará el lector por poco malicioso que sea)? Digámoslo brevemente: que sencillamente lo han echado todo a perder

El afecto es una de esas cosas que no pueden demostrarse; hasta ahora, por lo que sé, no existe ninguna prueba de la existencia del amor que lo haga a uno sentirse un poco más seguro. Es por eso que preguntaba el filósofo francés André Comte-Sponville: «¿Qué felicidad hay que no esté amenazada? ¿Qué amor que no esté temblando?». Pues bien, sí, es necesario aceptar de antemano esta naturaleza temblorosa del amor o no amar en absoluto; es necesario confiar en la persona que se ama o irnos con nuestra música a otra parte. No hay nada que probar: o uno confía o simplemente no ama. ¡Las cosas son así! ¿Y qué podríamos hacer para cambiarlas?

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#4 Tiempos

Crisis del agua: caso Aguas del Poniente | Apuntes de Jorge Saldaña

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APUNTES

Culto Público, hijos de mis viernes de Dolores, los saludo luego de comer sirena en el desayuno.

Como ya lo sabemos, viene para San Luis y la Zona Metropolitana un golpe seco, una “crisis del agua”, y un verano peligroso.

Si nuestra ciudad fuera una vecindad la situación sería la siguiente: se vació el aljibe, se descompuso la bomba, no hay agua en el tinaco, se rompió la tubería y los vecinos con más billete no han pagado su recibo. No hay de otra… a agarrar cubetas y acarrearla. Tal cual.

El problema que estamos enfrentando es complejo, y se fue formando como la corona, espina por espina.

Una de esas espinas, para entrar en materia y desdoblar el asunto entre lo jurídico, histórico, legal, económico, político, y sobre todo, social que significa, se llama “Aguas del Poniente”.

Desde aquella caliente, caldeada y empujona sesión de cabildo de diciembre del 2008, un grupo desarrollador logró con 12 de 15 votos, obtener una concesión para conectar, distribuir y cobrar el agua potable en un extenso polígono de la zona poniente de la ciudad.

Aquí les dejo el mapa para que nos demos una mejor idea:

Desde entonces, Aguas del Poniente es el “casi algo” de todos los que viven en toda esa zona.

El principal beneficiario de aquella polémica y espinosa decisión edilicia, como todos lo sabemos, es hasta la fecha el ingeniero Carlos López Medina, el buen “Chato López” (yo ya casi no le digo “dueño de media Ciudad Peluche” porque no está bien andar de chistoso y de grosero).

¿Pero por qué digo eso de que Aguas del Poniente es un “casi algo”?

Lo digo porque así como mi ex (jaja es ejemplo no lo tomen literal), Aguas del Poniente tiene todos los privilegios de ser, todas las libertades de no ser y además… paga mal.

Les explico un poco más fácil: aunque Chato López es el que parte, comparte, salpica, contrata, cobra y trata todo lo que tenga que ver con el líquido vital en esa zona, es fecha que no tiene concesión. Es, pero no es.

Es decir que si fuera taxi, Aguas del Poniente andaría circulando sin papeles, pero cobrando los viajes.

Si fuera estación de radio, estaría transmitiendo y cobrando los comerciales pero sin título que lo avale.

Si fuera doctor, andaría operando sin título.

Basta darse una vuelta en la página de la empresa para que usted verifique que no existe el título de concesión y que en su lugar se ha publicado el acta de cabildo de aquel lejano 2008.

Pero viene la contraparte ¿El Chato entonces además de cobrarle a usted, no le paga ni un peso al Interapas?

No, y no porque no quiera sino porque no puede. Ninguna autoridad municipal, desde Victoria Labastida, Mario García, Ricardo Gallardo Juárez, Xavier Nava… previeron en su ley de ingresos, el poder cobrar la parte de la contraprestación que debió ingresar al ayuntamiento desde que Aguas del Poniente “disfruta” de su concesión (que no le han dado…).

Por eso le digo que es un “casi algo” y muy paradójico: Si cobra pero no puede pagar, si es la empresa operadora en la práctica, pero no tiene el título jurídica y técnicamente.

Sobre las cifras que se deben, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí hace unos años realizó un estudio al respecto resultando que Aguas del Poniente ha tenido un impacto en contra del Interapas de unos 290 millones de pesos. No obstante hay algunas interpretaciones que nadie se ha molestado en tomar en consideración, y hay otras voces, incluidas las del propio Chato López, que hablan de un adeudo de apenas unos 6 o 7 millones de pesos y nada más.

Ni ese gato tiene tres pies, ni el olmo da peras, ni lo que es parejo es chipotudo:

Si las autoridades municipales no han querido cobrar a Aguas del Poniente, es por “prudencias” y tamices políticos y no necesariamente con el empresario López Medina, sino con los habitantes de su fraccionamiento.

¿Alguien quiere un pleito con ellos al dejarlos sin agua de la noche a la mañana?

¿El propio Interapas, tiene la capacidad para en un parpadeo, cambiar las tomas de toda la plaza, todo el fraccionamiento y todo el polígono para hacerse cargo del servicio?

-Si el Chato no ha pagado no es porque no quiera, es porque simplemente el “limbo” jurídico se lo permite

-Si para Aguas del Poniente, la deuda es tan poca, el agua no es negocio y le ha dado tantos problemas, pues que se desista de su concesión y listo.

En diciembre se vence técnicamente el término de la misma, aunque se dice que jurídicamente se puede pelear un año y medio extra porque no se disfrutó por completo durante los 15 años establecidos… insisto: si da tantos problemas y no es negocio, pues como para qué pelearse para sostenerla (entre comillas).

Aquí, una observación importante: Aguas del Poniente no es el único deudor ni el único concesionario.

En próxima entrega le podré contar por ejemplo, de la concesión que disfruta el Club Campestre de Golf, que desde 1994 no paga un solo centavo de agua ni tiene por qué hacerlo gracias a los privilegios que les otorgó en su momento el alcalde Mario Leal Campos.

Los vecinos del Campestre pagan a la asociación de colonos y san se acabó. Para ellos nada de sufrir por agua y ni quien se atreva a verificar si su planta tratadora efectivamente siga funcionando y cómo.

También es tiempo de que analicemos el tema de los fraccionamientos como Villa Magna, que se vendieron con la promesa de “agua gratis” (literal en el contrato) y hasta hace apenas muy poco se quieren regularizar en condiciones ventajosas para los desarrolladores y en contra de los intereses de los vecinos que compraron de buena fe.

El fraccionamiento La Vista tampoco reporta un peso, usa su propio pozo y cobra su propia agua.

La mega plaza comercial The Park en periférico sur, que está a unos meses de inaugurarse, tiene la autorización (gracias Xavi Nava) para una sola toma para cientos de locales y viviendas… una sola toma.

En fin (jaja me sentí Armando Acosta pero brincos diera yo) la lista negra del Interapas, el nombre de todos los creadores de los más de mil 190 millones de pesos de deuda, estará pronto en mis generosas y hábiles manos.

El alcalde Galindo hasta la fecha, ha sido muy cortés para revelar con nombres y apellidos a las personas y empresas que han generado durante años un hueco profundo en las finanzas del organismo, sin embargo el que esto escribe no se distingue por ser necesariamente prudente ni discreto y tarde que temprano la solicitud de información al respecto tendrá que estar en mi par de manos favoritas.

Por último, ¿El dinero resolverá la crisis del “golpe seco” que se avecina? No, y lo he dicho en varios formatos: el dinero no produce agua, pero exigir a los privilegiados que no pagan por un servicio que sí tienen, por lo menos genera justicia para los no privilegiados que sí pagamos, pero no tenemos.

A los hijos de mis orientes, nortes y sures de todas las colonias y barrios, es decir al “infelizaje” (Serrato Dixit)

¿Nos perdonan un solo peso, tengamos o no tengamos agua? A nosotros ni una concesión chiquita…

No se vale, todos vivimos en la misma vecindad.

Hasta aquí en apuntes de viernes mi querido y Culto Público, debo ir a ensayar la coreografía de la canción “Soldado del Amor” porque la voy a bailar como desenfrenado mañana en el concierto de Mijares con el que se inaugura el Festival San Luis en Primavera en Fundadores.

Atentamente,

Jorge Saldaña.

BEMOLES

ESTAMOS DE MODA

Me cuentan que en el Tianguis Turístico de la CDMX, San Luis Potosí destacó fuerte. El stand del gobierno estatal atendido por la secretaria Aurora Mancilla, fue uno de los mas socorridos y se hicieron por lo menos 20 acuerdos con estados y con operadores. El stand de la capital llamó mucho la atención por llevar una muestra de la Procesión del Silencio, acto que generó buenos resultados y expectativas. #BuenosVientos

AMD

Con mucho profesionalismo, apertura y madurez, por fin en SLP se conformó una asociación de dueños y directores de medios de comunicación. Celebro y agradezco la iniciativa y sus objetivos. No hay intervención editorial entre sus miembros sino respeto, no hay cables cruzados ni mezquindades. No hay correas, hay oportunidades de dignificar y modernizar al siempre generoso y audaz gremio. #LargaVida

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#4 Tiempos

Guillermo Sheridan en aeroplano | Columna de Julián de la Canal

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Sin reparos César Huerta califica de aviador universitario al sr. Sheridan (pinchar aquí y aquí); y si aviador, corrupto, como concluye el acusado mismo. La epatante condición aviaria no operó como impedimento para representar un astracán limitado a una escena: un presunto corrupto (sr. Sheridan, “profesor” de la UNAM) acusa de corrupción a otra presunta corrupta (sra. Yasmín Esquivel, “egresada” de la UNAM). Al humor proverbial del “proverbial escritor” se agrega el del rector de la Universidad. El Dr. Graue, oftalmólogo pero anestesista de closet, declara con la somnolencia que amerita la peripecia: “el prestigio de nuestra institución no será empañado”. Da la impresión de que nadie se resiste al sentido del humor del sr. Sheridan, tampoco el sr. rector. Para restituir el lustre institucional, el Dr. Graue considera muy íntegro y honesto que un presunto corrupto denuncie a una presunta corrupta en que lo relevante es que se examine el caso de la presunta corrupta y no el del presunto corrupto. Con británico sentido del humor, el rector expulsó de la UNAM a la directora de tesis de la sra. Esquivel, pero hace mutis por el foro en relación con autoridades del Instituto de Investigaciones Filológicas que toleran hoy como ayer la presunta corrupción del sr. Sheridan consistente en ausentarse de manera habitual del lugar de trabajo. (No es alegato aducir estrategia para deshacerse del humorista excusando comisión de servicios en el cálido gremio de escritores siempre huérfano de risas). Sospechas que contaminan en proporción a los integrantes de los comités dictaminadores del Sistema Nacional de Investigadores de Conacyt. Se estima inverosímil que alguien que no imparte clases, ni dirige tesis, ni forma parte de órganos colegiados, pertenezca al SNI según estipula su reglamento que consigna además que no hay excepciones.

Todo indica error de cálculo. Se atribuye presunción de virtud al sr. Sheridan, pero la motivación para la denuncia se antoja política, sin descartar provecho económico, con pretexto académico. Equipado con su cordial modestia, el presunto aviador-corrupto debió de pensar que a la brevedad el asunto quedaba resuelto, pero en realidad añadió una abolladura más al latón de su maltrecha carrera construida sobre evidencias de fraude. Sin embargo, el pretexto se transformó en plétora y la Universidad atrajo la querella. El comité de ética de la UNAM o bien subestimó a la magistrada considerando que no maniobraría a su favor ya que sus cuarenta años de experiencia profesional eran insignificantes ante la falta original del plagio de tesis, o bien conjeturó también presunción de virtud. Sorpresivamente se impuso la experiencia de la sra. Esquivel al solicitar un amparo judicial en defensa de sus excesos. Confesión de parte, pero también declaración de intenciones.

En ambos casos esa presunción de virtud condena a la Universidad. La astracanada se levanta como niebla densa alrededor de la institución. La UNAM opera como estado dentro de otro Estado, república de plastilina dentro de la República de México, sin otra ley interna que la que conviene, mientras los que deben asegurar su cumplimiento se hacen de la vista gorda a diario sacudiéndose el sopor a golpe de titular. Un juez otorga un amparo a la sra. Esquivel que la Universidad debe acatar porque la República está sobre la república y el Estado por encima del estado. El comité de ética se excede al comunicar que respetará el fallo judicial porque solo cabe acatamiento al fallo judicial. Sin embargo, hay pruebas fehacientes de que el sr. Sheridan es presunto aviador-corrupto desde hace lustros, conflicto acerca del que la UNAM tiene competencias de actuación. La complicidad del silencio es determinante para el aparato académico que forma parte de la corrupción. Impunidad es la palabra decisiva.

La tediosa soberbia del sr. Sheridan es irrelevante pero no mezclada con impunidad. Dedica varias entregas de su columna a dar seguimiento al asunto Esquivel, aconsejándole con inédita generosidad y dosis copiosas de humor diferentes opciones a fin de enmendarlo. En ningún momento el sr. Sheridan ofrece seguimiento a sus propias irregularidades a fin de enmendarlas. Es más sencillo que la sra. Esquivel escriba nuevas tesis a que el sr. Sheridan subsane décadas entretenidas en acrobáticos bucles etéreos al margen de sus obligaciones profesionales.

Para la Universidad hay corruptos y corruptos: no es lo mismo la corrupción de un presunto corrupto que la de una presunta corrupta. (Alivia saber que la Universidad ya tiene baños exclusivos para uso de variedad de sexos y géneros). Quizás la distinción restituya el prestigio pero no parece porque ese prestigio vive preferentemente en el discurso frente a la cotidiana corrupción institucional. Muestra de su sentido del humor, el “proverbial escritor” informó que no consiente que nadie desprestigie a la UNAM, “eso sí que no”. Hay que convenir que no necesita ayuda.

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#4 Tiempos

Sin romance | Columna de Arturo Mena “Nefrox”

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TESTEANDO

 

La “nueva” selección mexicana dio sus dos primeros partidos; en los números, las cosas no suenan mal, una victoria y un empate, clasificados a las finales de la liga de naciones. Pero cuando comenzamos a entender que fueron contra rivales de victoria casi obligada, es cuando las cosas comienzan a preocupar.

Diego Cocca no es un técnico que se caracterice por ser espectacular: el argentino es un técnico de mucho orden, de pocas llegadas, de transiciones cortas y mucha posesión en su propio campo, al menos así lo hacía con Atlas, equipo que lo catapultó a la selección.

El equipo nacional, tiene pocas alternativas para cambios a elegir, parece que Diego solo da continuidad a un proceso ya iniciado en los últimos meses de Martino. Esto, no es algo malo, pero sí es desesperante y complicado para los jugadores.

El mal resultado en el mundial, cobra facturas como la del domingo pasado en el Azteca.

México jugó mal sus dos partidos, errores increíbles en todas las líneas, jugadas que no terminan así sus integrantes cuando están con sus equipos, goles casi cantados que se fallan frente al marco, pases que no conectan, coberturas mal hechas, en fin, un verdadero catálogo de errores e imprecisiones, que dieron como resultado, un par de juegos para el olvido de selección nacional.

El público en el Azteca abucheó a la selección. No es difícil entender las razones, el descontento no es nuevo y viene desde los últimos meses de estancia de Martino; a pesar de todo, y aunque el Tata ya no está en selección, los pocos cambios en la plantilla, hacen que la gente tenga muy poca paciencia y exija el cambio generacional que en algunas posiciones, no es razonable.

Pero calma, hay tiempo para reencontrarse y comenzar el romance, falta mucho camino de lo que puede ser histórico (para bien o para mal) de México en un mundial.

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Opinión